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Efímero por Leobluebox

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Notas del capitulo:

Salseo para leer mientras termino el capitulo 16 ^^

¿Convencerlo? La sonrisa ladina de Mike no le daba buena espina. Pero de alguna forma tenía que conseguir los medicamentos para su amigo, no podía dejar que algo malo le pasara por no darle una cura a tiempo.

 

Entonces la lengua de Mike salió y bordeó el piercing, los ojos azules se clavaron en él y el cuerpo tatuado se acercó paso a paso. El portazo había sido porque Mike había cerrado la perta del baño con pestillo. Miró a su espalda y solo encontró una pared de mármol, con la que chocó segundos después. Las manos del universitario se apoyaron a cada lado de su cabeza y en una de ellas sujetaba la caja con fuerza.

 

-Por favor -tartamudeó- Henry los necesita.

 

Mike levantó las cejas y se inclinó hasta que sintió su aliento sobre la nariz.

 

-Convénceme.

 

Miró la caja de reojo, pensó en Henry con el hombro morado y se sintió mal. Luego se fijó en el atractivo rostro que tenía delante, Mike era realmente guapo y le había confesado que le gustaba. La idea que pasó por su mente fue clara y escueta. Levantó las manos hasta la cara de Mike, acercándola aún más. Cerró los ojos y juntó sus labios tímidamente, siendo el que besaba por primera vez.

 

Mike se quedó quieto y eso lo puso nervioso. Apretó los párpados, movió los labios como el otro solía hacer, notando como si poco a poco se fuera olvidando de algo. Era un beso muy torpe, no sabía qué hacer con sus manos, como mover la cabeza, si debía sacar la lengua, abrir la boca o usar los dientes. Pero el mayor solo se dejaba hacer, entreabriendo los labios cuando sacó la lengua y sonriendo cuando mordisqueó dudoso el labio inferior.

 

-Dame las pastillas. -pidió en un susurro, casi suplicando.

 

Las oyó caer y no pudo reaccionar. Las manos de Mike lo tomaron de las caderas, chocó sus bocas de forma muy distinta y mucho mejor a la suya, provocando que un escalofrío recorriera su espalda y no pensara en que estiraba los brazos, rodeándole el cuello. Mike le chupó los labios, tiró de ellos y terminó uniendo sus lenguas dentro de su boca. Como si se alimentara de su aire, el mayor se alejó tan solo un poco agitado, dejando a Marc jadeante, rojo y con los ojos cerrados.

 

Sintió el cosquilleo de algo deslizándose por su mandíbula y luego la húmeda lengua sobre su cuello. Aún tenía los brazos enroscados en Mike y se negaba a abrir los ojos porque no quería ver lo que estaba pasando por mucho que lo supiera y lo notara. Su cerebro no respondía, así que no estaba pensando, no mandaba sobre su cuerpo. Cerró los dedos en el pelo negro y un sonido agudo, ahogado, extraño, escapó de su garganta. Mike lo estaba chupando encima de la zona de la clavícula y reaccionó, abriendo los ojos cuando se dio cuenta de que aquello iba a dejar marca.

 

-M-Mike, no...

 

Bajó las manos hasta el pecho desnudo, sintiéndose cohibido de tocarlo tan íntimamente pero con la necesidad de apartarlo antes de que realmente se formara un chupetón. Notó la lengua lamiéndolo en ese mismo lugar y luego Mike se rió suavemente, moviendo las manos hacia atrás, empujando su espalda hacia delante para pegarlo a su cuerpo.

 

-Dos semanas. -susurró contra su cuello- ¿sabes lo que son dos semanas sin sexo?

 

Marc volvió a empujarlo, con la mirada fija en el tatuaje de diamante y las manos de Mike moviéndose sobre su piel. Negó con la cabeza, no tenía idea de como sería dejar de ser un promiscuo para pasar catorce días en abstinencia. Bufó después de un rato intentando soltarse del tan íntimo agarre que rozaba sus torsos.

 

-P-por favor, las pastillas.

 

Volvió a cogerlo de las caderas y lo pegó a la pared. Mike frunció el ceño, se mordió el labio y sus ojos se hicieron azul oscuro. Después de observarlo y sonreír, lo soltó sin decir nada, agachándose para coger la caja y se la dio. Su rostro no mostraba signos de lo que acababa de pasar, en cambio cuando Marc se miró en el espejo tuvo que llevarse una mano al cuello y fulminó la espalda fuerte. Al final si tenía un chupetón, no demasiado grande o fuerte, pero la marca rojiza se veía a distancia. Mike rió en voz baja.

 

-Eso es solo una pequeña muestra.

 

¿De qué? Quiso preguntar, pero Mike ya había abierto la puerta y salido del baño. Un grito se escuchó desde el piso de abajo y corrió por las escaleras en busca de Henry, que se deshacía en gritos, apretando el brazo del otro chico.

 

-¡Marc! ¡Voy a quedarme manco!

 

Intentó no tropezarse y caer en la piscina mientras se tapaba el cuello con una mano y estiraba el brazo donde tenía las pastillas. Llegó y el chico rápidamente se la metió a Henry en la boca, obligándolo a beberse un vaso de agua entero. Henry tosió y miró a Marc con enfado.

 

-Perdón. -agachó la cabeza. Si no hubiera cedido tal vez el brazo de Henry no estaría tan hinchado- N-no las encontraba.

 

-Se nos ha hecho de noche mientras te esperábamos.

 

Miró hacia arriba y se dio cuenta de que el cielo ya estaba oscuro y la piscina era alumbrada por unos focos. Aún quedaba gente, pero muchos ya se habían marchado y sabía que ellos se tendrían que ir cuanto antes.

 

Rory llegó corriendo y lo empujó sin delicadeza, Kris iba tras él y la chica de antes también los acompañaba. El anfitrión abrió un bote que llevaba en la mano y se untó la pomada en los dedos, pasándolos luego por el hombro de Henry, que gimió y lloró por el escozor.

 

-Espero que eso baje la hinchazón. -dijo ella, apoyando inconscientemente la mano en el hombro de Marc. Estaba helada, ya que llevaba un granizado en la otra mano y lo hizo saltar, quitando la mano que tapaba el chupetón por alguna razón que desconocía. Lo tapó corriendo, pero ella ya lo estaba mirando con una sonrisita ladina.

 

-¿Quieres que llame ya a tu madre?

 

Henry asintió efusivamente, con un pronunciado puchero en los labios. Marc salió corriendo hacia el armario donde había terminando guardando sus cosas y abrió la mochila, buscando su móvil. Después de hablar con la señora Gordon, se puso la camiseta y cuando tuvo la cabeza fuera, la chica estaba cruzada de brazos y apoyada en el armario. Llevaba un vestido floreado y una trenza que no pegaban para nada con la mirada que le lanzaba.

 

-¿Y bien? -Marc fingió incredulidad. Ella descruzó los brazos y tiró del cuello de su camiseta, señalando la marca como si fuera una detective en busca de pruebas- ¿Quien es?

 

-N-nadie...-dio un paso atrás, colocándose la camiseta para taparlo- me salpicó el aceite esta mañana y...

 

-Marc -¿ella sabía su nombre? Si el único contacto que habían tenido había sido el choque-, esa es la escusa más vieja de todos los tiempos.

 

Se mordió el labio con nerviosismo. Era un secreto, no podía decirlo, no quería tampoco. La gente podría comenzar a decir que era gay, y no lo era. Solo le gustaba que Mike lo besara.

 

-Está bien -suspiró-, no me lo digas si no quieres. Pero ten cuidado, ¿vale? Mi hermano tiene algo contra ti.

 

Intentó averiguar sin necesidad de preguntar quién podía ser el hermano de la chica. Entrecerró los ojos y pensó en alguien que tuviera algo contra él, a parte de Brad y todos sus secuaces. Solo podía ser...

 

-¿Rory es tu hermano?

 

Ella asintió, se apartó la trenza del hombro y mostró una sonrisa no muy alegre.

 

-Lo he oído hablando de ti con su amiguita. Incluso creo que te llamaron una vez para gastarte una broma, y por suerte, no cogiste el teléfono. -así que habían sido ellos los de la misteriosa llamada de aquella vez. Sabía que Rory no se había tomado tan bien como parecía que Mike ¿rompiera con él? Porque según el universitario ni siquiera eran novios- Cuídate. Oh, y por cierto, soy Lucy.

 

Desapareció escaleras arriba. Marc se quedó observando los escalones durante un tiempo indefinido, pensando en lo poco que le gustaba aquello. ¿Tenía que sentirse amenazado solo por ser el novio por “contrato” de alguien que ni siquiera amaba? En menudo lío se había metido.

 

Henry le palmeó la espalda mientras se sujetaba el brazo con la mano opuesta y Marc cogió ambas mochilas, se despidió de Kris y notó como Rory y su amiga lo asesinaban desde la distancia. Santo cielo, aquello comenzaba a darle miedo de verdad. Tragó saliva y miró el suelo con la cara totalmente pálida. No solo había descubierto que Mike no aguantaba más en abstinencia sino que encima también tenía que estar preocupado por el “ex” de su “novio”.

 

 

¡Odiaba esa situación! Y el caso es que aunque aquello no hubiera pasado, Mike no le hubiera escrito su número en una pelota y demás, iba a seguir teniendo mala suerte, solo que sería una a la que ya estaba acostumbrado. Definitivamente alguien ahí arriba le tenía manía y estaba haciendo todo lo posible por fastidiarle la vida.


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