Era reconfortante la forma en que esa mano se paseaba arriba y abajo por su cabeza, como el silencio los rodeaba y Mike no decía absolutamente nada. Se mantuvo llorando largos minutos, desahogándose y mojando la camiseta ajena hasta que le escocieron los ojos y sintió que era suficiente. Entonces se apartó un poco de Mike y se frotó los ojos con ambas manos, limpiándose las lágrimas.
-¿Qué hacía Brad aquí? -volvió a preguntar mientras se levantaba, con un tono áspero de voz.
Marc lo siguió después, sin dejar de mirar el suelo, sintiéndose incapaz de mirarlo directamente, incapaz de contestar. Sin embargo, las dudas surcaron su cabeza y fue lo único que salió de su boca.
-¿Q-qué haces tú aquí?
Mike bufó, fijando sus pupilas azules en él. Pareció a punto de dar un paso, pero se contuvo y se quedó donde estaba, con las manos en los bolsillos y la expresión muy seria.
-Has roto conmigo. -dijo, no sonaba enfadado ni como un reproche o como si estuviera triste, solo lo dijo igual que si hablara del tiempo. Marc se dio cuenta, al levantar la cabeza y mirar hacia la puerta abierta, de que había una bolsa enorme tirada en el suelo- Volvía del trabajo, he visto la puerta abierta y he decidido que teníamos que hablar.
Solo había sido una coincidencia que Mike apareciera en el momento justo, tal vez si no hubiera terminado con él, no hubiera sido salvado. Se acercó lentamente a Mike, con piernas y brazos en continuo temblor y lo abrazó otra vez. Simplemente sentía que debía agradecérselo.
-Gracias.
-Marc -escuchó mientras era apartado. Mike lo miraba con el ceño fruncido-, ¿qué ha pasado exactamente con Brad?
Cogió aire antes de hablar. Tarde o temprano iba a tener que contárselo, porque se veía en la expresión del mayor que no iba a dejar de preguntarlo hasta que respondiera. Así que tartamudeó y le contó lo que había dicho y hecho Brad antes de que él llegara.
-¿Quienes tienen razón?
-N-no lo sé...
Mike soltó aire por la nariz, dio media vuelta y caminó hacia la puerta para cerrarla. Se pasó una mano por el pelo antes de volver con Marc y apretarlo contra su pecho.
-Ha dicho que le gustas. -no fue una pregunta, pero asintió y dejó que su nariz se chocara contra el cuerpo de Mike. El silencio luego fue tan intenso que Marc creía escuchar la sangre que corría por sus venas. Apretó las manos en los costados del mayor y levantó la cabeza para mirarlo; todo era tan confuso.
-Mike...-el aludido dejó de fruncir el ceño y movió la cabeza hacia abajo, hundiendo las pupilas azules en él. Una de las manos que lo abrazaban soltaron su cuerpo y subieron para apartarle el pelo de la frente, acariciándole luego la mejilla.
-Me quedaré a dormir contigo. -una amable sonrisa apareció de repente y la cara de Mike que le gustaba apareció. Sabía que su cuerpo aún temblaba, que estaba casi desnudo y que había “roto” con él, pero después de todo, lo había salvado.
Dio un paso atrás, alejándose, y se rodeó con los brazos. Mirando al suelo se dio cuenta de que no sabía que hacer.
-Gracias. -repitió como única alternativa. Miró a Mike, los tatuajes, el suelo, sus piernas tiritando y salió corriendo. Se tropezó con su propio pie antes de cruzar la puerta de su habitación. Cerró la puerta y se apoyó en ella. ¿Cómo podía estarle pasando eso?
No lloró más porque ya lo había hecho suficiente, tampoco quiso pensar demasiado porque entonces el dolor de cabeza aumentaría, lo único que en quería y podía hacer era tratar de dormir.
-Marc -se apartó de la puerta y dejó que se abriera poco a poco. Mike fue tan claro que no se le hizo nada difícil contestar- ¿cómo sabía Brad que estabas sólo en casa?
-Todo el mundo lo sabe. -vio como su boca se abría un poco, pero no lo suficiente para dejar salir algún sonido- Mamá siempre está fuera, incluso cuando yo iba a primaria...
Pero nadie tenía la culpa de que, a pesar del trabajo de John, ella tuviera que trabajar muchísimo para mantenerlos. Era difícil para su padre admitir que viajaba por pura suerte, no porque tuviera un gran sueldo o un puesto alto en la empresa.
La expresión sorprendida de Mike no se le hizo extraña, ya que posiblemente este no supiera de su existencia hasta hace relativamente poco. Pero el resto de personas, ya fueran como Henry o como Brad, sabían que él estaba sólo en casa la mayoría de noches. Lo que sí le resultó raro fueron los rápidos y repentinos pestañeos de Mike, como si acabara de despertar.
-Está bien. -pero su cara decía todo lo contrario- Intenta dormir.