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Efímero por Leobluebox

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Apartó sin cuidado la mano que le tocaba el hombro, quejándose con la boca en la almohada, queriendo dormir más. Después de pasarse horas mirando el techo, pensando en lo que había ocurrido, por fin había conseguido dormirse. ¿Y ahora llegaba Henry a despertarlo?

-Déjame. -gruñó, abrazándose a la camiseta de Mike como si se tratara de una manta.

Henry suspiró y luego se hizo el silencio. Marc sonrió con los ojos cerrados. Mientras volvía a internarse en el mundo de los sueños, pudo oír una respiración, pero pensó que era la suya propia y no le dio importancia.

-Marc -la voz de Henry sonaba extrañamente ronca-, despierta.

Negó con la cabeza, intentando ignorar el aliento caliente que cada vez estaba más cerca de su rostro. Se encogió cómodamente y suspiró. Y justo cuando estaba a punto de quedarse dormido de nuevo, unos labios se cerraron contra su mejilla.

Levantó el brazo para apartar a Henry. ¿Esa era una forma de despertarlo? No pensaba dejar que su amigo jugara. Hizo fuerza, pero el cuerpo era más fuerte de lo que Marc recordaba. Frunció el ceño y levantó la cabeza sin abrir los ojos.

-Henry...déjame...

-No soy Henry. -escuchó. Reconoció el pecho que estaba empujando, la voz que le había hablado y, sobre todo, los labios que acababan de posarse sobre los suyos. Abrió la boca en un jadeo y la lengua de Mike le acarició el paladar. Luego, mordió su labio con mucha suavidad y Marc abrió los ojos- Buenos días.

 

-¿Q-qué haces aquí? -pudo preguntar después de salir de su sorpresa. Notaba la cara ruborizada y se hizo pequeño en la camiseta de Mike. Éste sonrío y jugó con su piercing mientras se sentaba en la cama.

 

-Despertarte.

 

Tuvo la tentación de poner los ojos en blanco, pero se aguantó las ganas porque prefería pensar en su siguiente acción antes de mover un músculo. Cogió aire mientras miraba el perfil masculino y guió sus ojos por toda la habitación. ¿Dónde estaba Henry cuándo se le necesitaba? Se mordió el labio y se resignó, era eso o huir, y lo segundo no tenía muchas posibilidades de salir bien. Mike podría enfadarse o pillarlo en el intento y...le asustaba.

«Mejor hacerlo por las buenas»

 

Así que se deslizó hasta que estuvo sentado a su lado y vio sus piernas colgando desde el colchón. Dejó caer las manos sobre el regazo, con las mangas de la camiseta tapándolas por completo. Mike le pasó repentinamente una brazo sobre los hombros.

 

-¿Has dormido bien? -asintió, aunque era mentira. Los dedos se movieron hasta acariciar un lado de su cuello y se estremeció- Entonces, supongo que no estás cansado. -su cabeza se movió de lado a lado, aunque también era mentira. Su cuerpo necesitaba una buena dosis de sueño- Bien.

 

¿Bien? Giró la cabeza despacio, con miedo de lo que pudiera encontrarse a su lado. Su corazón se aceleró por el susto que ya sabía que iba a recibir y los ojos se le fueron involuntariamente a esa lengua que se paseaba de un lado a otro demasiado lento. La cara de Mike estaba muy cerca de la suya.

 

-M-Mike…-murmuró, empujándolo débilmente con un brazo, presionándolo inútilmente en el pecho mientras este le respiraba prácticamente en la boca.

 

-Recuerda quién soy- «Mike», dijo su mente- Tu novio.

 

Los dedos se le cerraron en la camiseta que dejaba ver solo una parte del tatuaje de diamante, la otra mano se quedó paralizada sobre la rodilla y cerró los ojos casi de inmediato. Quería mentirse y convencerse de que no le gustaban los besos de Mike, pero era tan obvio que sus labios se movieron solos bajo los del universitario. Tampoco quiso pensar en lo que este le había dicho antes de juntar sus labios; ya lo había hecho demasiado aquella noche y ni siquiera había llegado a una mínima conclusión.

 

Y es que no tenía ni idea de si tener a Mike como novio era algo bueno o algo malo. Porque por mucho que pensara en lo malo, su mente le decía que con él iba a estar seguro. Brad no lo tocaría si estaba con Mike. De Rory no sabía qué pensar, así que dejó de hacerlo y relajó los dedos en su pecho.

 

Sintió que se caía hacia atrás y se asustó, abriendo la boca para jadear. Pero una fracción de segundo después se dio cuenta de que Mike lo estaba empujando hacia atrás, de que su espalda iba acercándose poco a poco a al colchón. El chico que no dejaba de besarlo había llevado sus dos manos al cuello de Marc.

 

-¡Marc!

 

Todos sus sentidos reaccionaron impulsivamente en ese momento, su brazo se armó de fuerza y empujó a Mike lejos de su cuerpo. Jadeando, se sentó de golpe y miró el cuerpo delgado que saltaba en el umbral. No los había visto. Suspiró.

 

-Hola, Henry. -saludó Mike en pie, ofuscado, molesto. Marc se puso rojo- ¿No te habías ido a los baños con los demás?

 

-¿Qué? -exclamó Henry, como si fuera una madre a la que acusan de abandonar a su bebé, y se acercó corriendo a Marc- Claro que no. Tú puedes hacer lo que quieras, pero Marc se viene con nosotros. ¿A que sí?

 

Marc parpadeó un par de veces, intentando dejar de lado la sensación de miedo y emoción extraña que recorría su estómago para cohesionar las palabras de su amigo. Henry pasó un brazo por sus hombros y no se parecía en nada a la forma en que Mike lo había hecho.

 

-¿A los baños?

 

Mike puso los ojos en blanco. Henry asintió ilusionado.

 

-Ya sabes, baños termales. Hay unos cerca de aquí. El agua está calentada por piedras, el vapor te relaja los músculos y como estás desnudo te limpia naturalmente todo el cuerpo.

 

-Gracias por la publicidad. -gruñó Mike. Henry ni siquiera se dignó a mirarlo porque estaba centrado únicamente en que Marc dijera que sí.

 

Pero Marc se había quedado con una cosa que no le gustaba nada. ¿Desnudo? ¿Con todos? ¿Con Brad? Sacudió la cabeza, consciente de la palidez que había adquirido su rostro.

 

-N-no me apetece ir.

 

-Oh, venga. ¡Venga! No hay nada mejor que un baño caliente en verano.

 

La risa irritada de Mike resonó en sus oídos. No estaba mirándolo, pero podía ver por el rabillo del ojo como se apoyaba en la pared. Bajó la cabeza, la movió de un lado a otro y volvió a decir que no. Ni en broma iba a bañarse desnudo con ellos.

 

-Ha dicho que no quiere.

 

-¿Quién no quiere qué? -la voz de Kris los sorprendió a los tres, que miraron la puerta a la vez. Brad y Rory estaban con él fuera de la habitación, ambos mirando fijamente a Marc.

 

-Marc no quiere venir a los baños. -Henry hizo un puchero y Kris suspiró. Al ver en la expresión de éste que tenía la intención de intentar convencerlo o de llevarlo del hombro si hacía falta, se alejó un poco de Henry sin levantarse y fingió toser.

 

Tal vez no funcionara, pero no perdía nada por intentarlo. Tosió otra vez, llevándose la mano a la garganta. Las facciones de Henry se moldearon preocupadas.

 

-¿Te encuentras mal? -se limitó a asentir y apartar la mirada, si Henry veía sus ojos se daría cuenta de que mentía enseguida- ¿Por qué no me lo habías dicho antes?

 

-Y-yo…

 

Mike se apartó de la pared y se pasó las manos por el pelo. Marc se sentía acorralado de repente; si iba tendría que bañarse desnudo, y si se quedaba Mike estaba allí. ¿Qué prefería? ¿A qué hermano Smith prefería soportar?

 

-¿Y tú no vienes? -había abierto la boca y la tuvo que cerrar porque Kris estaba mirando a Mike con una ceja levantada.

 

-Claro. -sonrió sarcástico, burlón, lo miró fugazmente y comenzó a caminar hacia la puerta- Me encanta bañarme en el sudor de otras personas.

 

-El agua está limpia y hemos reservado un privado para nosotros solos.

 

Oyó el chasquido de una lengua, vio como Mike paraba de andar y Kris sonreía ganador. El cuerpo le tembló entero y tanto Brad como Rory desaparecieron al mismo tiempo que el universitario daba media vuelta. Los brazos tatuados se cruzaron y el piercing bailó en una sonrisa. Mike se encogió de hombros.

 

Ya no tenía que elegir. Cerró los puños sobre el regazo, cogiendo los bordes de la camiseta y apretándolos. Soltó aire por la nariz y se resignó. No quería quedarse solo.

 

-Está bien.

 

***

 

Una toalla blanca rodeaba sus caderas. Las suyas y las de los demás. Se encogió en sí mismo, cerró las piernas y se abrazó el pechó. Una cosa era la piscina y otra era estar como si acabara de salir de la ducha. Miró a cada lado del vestuario vacío, oyó la risa de Henry, que había sido el último en salir, y cruzó la puerta hacia la gran piscina.

 

Caminó lentamente, tanto que cuando llegó al borde de las rocas todas las toallas estaban a sus pies. Henry y Kris se relajaban con los codos apoyados en la orilla, Rory y Brad hablaban de algo lejos de allí. Y Mike lo miraba desde una esquina, con el labio bajo los dientes y el ceño fruncido. Los ojos azules eran como flechas y sus piernas como gelatina.

 

-¡Vamos, Marc!

 

Henry sacudió las manos, indicándole que se quitara la toalla y saltara con ellos. Tragó saliva y se aferró al borde suave que tenía sobre la cadera. ¿Quitársela ahí, delante de todos?

 

-¿N-no puedo entrar con ella?

 

Henry puso los ojos en blanco, Kris se rió y, para su mala suerte, Brad y Rory se le quedaron mirando. Dio un paso atrás, con miedo.

 

-Claro, aunque es bastante incómodo.

 

Las palabras de Kris no lo tranquilizaron. Tampoco lo pusieron más nervioso de lo que estaba, porque dudaba que se pudiera. Se mordió el labio, adelantó el paso que había retrocedido y se mordió el labio. Bien, iba a entrar, no tenía más opción que entrar y aguantar.

 

Pero entonces lo vio. Los ojos azules que lo miraban intensamente venían de otra parte. Lo buscó con la mirada y lo encontró muy distanciado del resto, junto a una roca enorme que lo tapaba de ellos. Solo podía ver el tatuaje de un brazo, pero supo de sobra que era él.

 

Su cuerpo se movió solo, sus pies avanzaron por las piedras y se sintió más que aliviado cuando las cuatro cabezas fueron tapadas por altos muros de roca. Bajó una rampa y el cuerpo de Mike quedó justo frente al suyo. Jadeó, se ruborizó, tembló. Quería salir corriendo y volver a la cabaña.

 

-Entra.

 

Realmente había pensado que no sería igual, pero sí lo estaba siendo. Tanto delante de los otros como delante de Mike su cuerpo se sentía igual. O tal vez no, tal vez con éste era peor.

 

-M-mejor...vuelvo al vestuario.

 

Dio media vuelta, dio un paso, y unas manos tiraron de su cintura hacia atrás. Gritó y su cuerpo cayó en el agua caliente, pero no se hundió porque Mike lo sujetaba. Lo escuchó reír mientras se alejaba. Se apartó el pelo de la cara, escupió el agua que había tragado y se frotó los ojos, buscándolo con el ceño fruncido.

 

-¿Estás bien? -pero aunque preguntara eso seguía riéndose. Marc se aseguró de que llevaba la toalla todavía atada y caminó de vuelta a la orilla- De eso nada.

 

Se estremeció por completo, notando las manos que volvían a posarse en su cintura. El pecho húmedo se pegó a su espalda y no quiso pensar en que podía ver la toalla de Mike tirada fuera. Apretó los ojos cuando Mike se pegó aún más a su cuerpo y la toalla empapada le molestó entre las piernas.

 

Mike le respiraba en el cuello, de forma agitada y muy cerca de la oreja. Sintió las manos deslizarse hacia abajo y reaccionó, bajando sus manos para pararlas.

 

-No lo hagas.

 

Cernió sus dedos entre los de Mike para apartarlos de su cuerpo y sin embargo no estaba haciendo tanta fuerza como pretendía. Bajaron más y más, hasta atrapar la toalla y quitársela. La vio aterrizar lejos y le clavó las uñas, haciendo jadear a Mike.

 

-¿Q-qué…-empezó y luego se interrumpió con un gemido. Todo el cuerpo de Mike se pegó al suyo; el pecho fuerte le puso la piel de gallina contra su espalda, los brazos se le clavaron en los costados y los dedos le quemaron sobre los muslos.

 

Mike le besó la oreja, mordisqueó el lóbulo, respirándole en el oído y luego en el cuello. Las manos le temblaban sobre las suyas, intentando frenarlo sin éxito.

 

-Ven. -le susurró Mike al oído. Marc gimió en voz baja cuando los dedos acariciaron el interior de sus muslos. Luego lo soltaron y dejó de sentir ese calor que le quemaba la espalda.

 

Mike lo cogió de la muñeca y le dio la vuelta haciendo que se internara más en el agua y lo siguiera. Se puso de puntillas para caminar tras él, agachando la cabeza avergonzado de dejarse llevar, de ver cómo el universitario llegaba al fondo con centímetros de sobra y a él le molestaba el agua en la barbilla.

 

Oyó las voces de Henry y Kris pero no supo qué decían, solo que era algo gracioso y se lo estaban pasando genial. Levantó la cabeza al notar que se detenían y vio una roca que salía del gran muro. Mike le soltó la muñeca para cogerlo de la cintura y levantarlo, haciendo que se asustara y jadeara por el frío de la piedra contra su cuerpo desnudo.

 

Ahora veía a Mike desde centímetros de altura, el agua le venía por debajo de las rodillas y el abdomen de Mike le rodaba los dedos de los pies. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo debía sentirse? Le gustaba estar así, aunque solo si quitaba el hecho de que estaban desnudos y no sabía qué era lo que Mike pretendía teniéndolo así.

 

Las manos le abrieron las piernas y Mike se empujó entre ellas. Tembló ante las caricias de sus muslos, se cogió de sus brazos y tuvo la intención de empujarlo, aunque terminó aferrándose a ellos. Mike siguió su recorrido, le acarició las caderas y empujó su espalda baja hacia delante. No pudo gemir o decir nada porque un segundo después sus labios habían sido capturados con ansias.

 

Clavó sus uñas en los tatuajes, abriendo la boca y dejando que Mike lo besara con ganas. La lengua le acarició el paladar y lamió sus labios, le hizo cosquillas a su tímido músculo, haciendo que jadeara en la boca ajena. Los dientes mordisquearon sus labios más de una vez y apretó los ojos cuando los dedos volvieron a sus piernas.

 

Quiso gritar que no, empujarlo y salir corriendo. Le hizo daño a Mike (o eso pensó) y trató de cerrar las piernas, aunque el mayor estaba entre ellas y no pensaba alejarse. Gimió una y otra vez, siendo incapaz de seguir ese beso. Mike estaba acariciándolo, arriba y abajo con una lentitud asfixiante. Si ya hacía suficiente calor en verano, en un baño de agua ardiente, solo faltaba eso.

 

-Ah…-pudo soltar, mientras veía el hilo de saliva romperse entre los dos. Bajó una de las manos para apartar la de Mike de su entrepierna y cerró los ojos sin hacerlo, perdiéndose en el placer.

 

-¿Te gusta? -se mordió el labio y agachó la cabeza. Asintió a duras penas, con el cosquilleo recorriendo ya su parte baja.

 

-P-para. -rogó, pero Mike solo sonrió y lo hizo más rápido.


Escuchó la risa de Henry, la voz de Kris al otro lado y sintió el pulgar de Mike paseándose por su glande. La cabeza se le fue hacia atrás y se corrió en un grito silencioso.


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