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Efímero por Leobluebox

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El sonido de un motor lo despertó del trance en el que se encontraba, mirando la pared con las manos sobre las rodillas. Estaba nervioso, debía admitirlo. Cada vez que una moto pasaba cerca de su casa Marc se asustaba, su corazón latía frenético y su cara se volvía roja durante segundos odiosos. Luego miraba al frente, buscaba el reloj y se decía que aún no era la hora.

Sin embargo en aquel momento sí lo era. Cuando sus ojos se cruzaron con las manecillas del reloj, se levantó de la cama y corrió a la ventana. Hubiera jurado que Mike no tenía todavía la moto cuando había quedado con él el día anterior. También hubiera jurado que sus nervios eran solo por miedo y vergüenza, por recordar todo lo que había sucedido en la cabaña, pero algo en el fondo de su cerebro le decía que no lo hiciera ni de broma.

Se asomó y suspiró, mirándose a sí mismo antes de volver al chico que se apoyaba en una farola. Mike llevaba gafas de sol y no podría decir si lo estaba mirando, hasta que levantó el brazo y lo sacudió, sonriéndole.  

Iba a salir con Mike; sin hoteles de lujo, sin ex-novios que no lo eran, sin motos que lo atemorizaran. Solo iban a ser ellos dos, por el barrio, yendo a algún sitio tranquilo; esas eran las condiciones que había puesto para salir con él “de verdad”, tal y cómo decía Mike. Aunque después de estar toda la noche pensando y recordando el viaje, Marc tenía un poco confuso el concepto de salir con alguien de verdad.

Cerró los puños a los lados y dio media vuelta, cogiendo aire varias veces en su camino hacia la puerta. Cuanto la abrió e hizo ademán de salir, su cuerpo chocó con el pecho del universitario.

-P-perdón. -dio un paso atrás. Estaba tan nervioso y le molestaba tanto. Ya habían salido, ya habían hecho cosas que jamás se hubiera podido imaginar. ¿Por qué se sentía así?

-No importa. -Mike sonrió, mostrando sus dientes blancos sobre el piercing. Cerró la puerta a su espalda y se rascó un brazo, sin saber cómo debía comportarse en una salida como esa- ¿Has pensado adónde quieres ir?

Sacudió la cabeza. Había pensado mucho, en muchas cosas, pero no en esa. Había recordado mucho, había dado vueltas interminables en su cama y había aceptado que iban a tener una cita real cuando el sol comenzaba a salir. Una cita con un chico, una cita con Mike.

Levantó la cabeza. Mike lo cogió de la mano sin darle la oportunidad de rechazarlo, entrelazándolas como si lo hicieran desde hacía muchísimo tiempo. Era la primera vez que Marc iba de la mano de alguien que no fueran sus padres. Agachó la cabeza y miró los dedos doblados que le acariciaban en dorso, ¿debía dejarlo así y dejar que todo el mundo los viera?

-M-Mike…-el aludido lo miró a través de las gafas, empezando a caminar sin reparo- la mano.

Como si no entendiera lo que quería decir, Mike le levantó el brazo y se llevó el dorso a los labios. El piercing le hizo cosquillas, pero el beso lo hizo reaccionar. Se apartó de un salto, cruzando ambos brazos sobre el pecho para que aquello no volviera a pasar.

-Eres adorable. -oyó, sonrojándose. Levantó la cabeza para mirar a Mike, pero solo vio su espalda a pocos metros de él, cada vez más cerca, más, más, hasta que se chocó con ella. Dio la vuelta al cuerpo más alto con miedo de que le pasara algo, luego suspiró: Mike escribía un mensaje en su móvil.

-¿Ocurre algo? -el ceño ajeno estaba tan fruncido que el miedo invadió su cuerpo. Mike movió la cabeza, hizo un movimiento con sus dedos y se llevó el móvil a la oreja.

Marc se quedó paralizado cuando uno de los brazos pasó por sus hombros.

-¡Hey! -tragó saliva. Miró hacia arriba. Mike ya no parecía enfadado, aunque a él comenzaba a darle rabia no poder ver los ojos azules. Eran tan…bonitos- ¿Os importa si llevo a alguien? Genial, ahora mismo vamos.

Marc siguió el móvil con ojos curiosos, hasta que terminó en el bolsillo de un pantalón desgastado. Una presión bajo su barbilla lo obligó a subir la cabeza y después los dedos de Mike le acariciaron la mejilla. Era tan raro, tan amable, tan perfecto, tan como el Mike que él admiraba.

Cuando Marc se dio cuenta habían caminado un gran tramo, con el mayor apoyando el brazo en sus hombros, abrazados. Miró el suelo e intentó alejarse, pero los dedos en su hombro derecho lo obligaron a pegarse a su izquierda, al cuerpo de Mike. No solo era raro e incómodo, Marc moría de vergüenza con cada persona que los veía.

-M-Mike. -titubeó- Suéltame por...por favor.

Para su sorpresa, lo hizo. Luego se dio cuenta de que no había sido por su ruego, sino porque habían llegado a su destino. Era un bar bastante raro, o al menos por fuera. Marc leyó el letrero de neón apagado que estaba sobre la pequeña puerta negra: “Epílogo”. Miró a Mike y este entró, dejando que el tintineo de unas campanillas resonará agudo dentro del bar.

Mesas redondas, la barra a un lado, un escenario al fondo y montones de graffitis por las paredes. Era increíble, con luces rojizas y un delicioso olor a vainilla. Podría haberse quedado admirando el lugar durante horas, pero Mike lo cogió de la mano y lo arrastró hasta una mesa en primera fila.

-¡Mike! -gritó un chico que Marc reconoció como uno de los amigos del mayor. Otro chico se quedó mirándolos con una sonrisa y la chica que él había confundido con su novia antes de verla con otra chica apareció en el escenario y luego corrió hacia ellos.

¿Qué hacía él allí? ¿Por qué Mike lo había llevado consigo?

-Dime que este no es Brad. -bromeó ella. Su propia cara se deformó al oír esa comparación.

-Es Marc. -dijo Mike con tirria. Miró sus gafas y se preguntó de nuevo porqué no se las quitaba. Quería ver sus ojos.

-Yo soy Nicole. -aceptó la mano de la chica con un buen presentimiento, parecía tan simpática.

Entonces y de improviso, los otros chicos se pusieron delante de ella y tendieron sus manos. Mike chasqueó la lengua.

-Jack. -dijo uno gordo, como si Brad se hubiera duplicado. Sin embargo, parecía tan agusto con su cuerpo que llevaba una camiseta con el dibujo de una hamburguesa.

-Edie. -unas uñas pintadas de negro se cerraron sobre su mano. Levantó la cabeza para encontrarse con el chico más hermoso que había visto. No era atractivo como Mike ni guapo como Kris o con apariencia débil como Rory. Edie parecía una mujer- Mike, dile a tu amigo que no me mire así.

La risa de Edie era estruendosa, pero parecía tan simpático como Jack y Nicole. Mike se dejó caer en una silla y Edie puso sus ojos delineados en blanco.

-A mi no me sirve un suspiro, Mike. -puso sus brazos delgados en forma de taza- ¿Lo harás o no?

-Pensaba que Brian estaba con vosotros.

Jack se rió.

-Brian se fue de vacaciones el sábado. -luego juntó las manos, sacó el labio inferior y exageró su súplica- Ayúdanos.

Marc no entendía nada, pero aún así, aquello le hacía gracia. Nunca se hubiera imaginado que Mike saliera con gente tan diferente a él. Se vio sonriendo, esperando en su interior que, fuera lo que fuese, aceptada ayudarlos.

-Marc -dijo Nicole de repente, abrazándolo por detrás. La chica era un poco más alta que él gracias a las botas que cubrían sus piernas. Era preciosa, pero tenía novia, así que ninguno dijo nada cuando ella hizo eso-, ¿has oído a Mike tocar?

Asintió. Lo había oído tocar, cantar, recitar una letra que él mismo había compuesto. Mike era muy bueno con la música. Mike era perfecto.

-Entonces sabrás lo importante que es que nos ayude.

-¿A qué? -se atrevió a preguntar.

-Tenemos un concierto en un par de horas y nos falta el guitarrista.

-He venido a comer con Marc, no a tocar. -la lengua pasó por el piercing casi con irritación. Edie, Jack y Nicole siguieron suplicando hasta que Marc habló.

-Deberías ayudarlos. -no sabía si tendría que haberse callado, pero no aguantaba más el verlos así. Mike suspiró.

-¡Eso! -gritó Jack- Si a él le parece bien, ya no tienes excusa.

Marc sintió la mirada penetrante a través de las gafas. Se ruborizó, miró las manos de Nicole en su cintura y notó el movimiento delante de él.

-¿Vas a comer solo? -Mike le levantó la cabeza con dos dedos. Con la poca luz que había ahí dentro, los ojos azules se transparentaron un poco y los vio mirarlo fijamente. Dejó de sentir a Nicole y tragó saliva.

-V-veré el concierto desde aquí.

Mike sonrió, suspiró y antes de que pudiera apartarse o avergonzarse porque había gente a su alrededor, juntó sus labios. Sintió la mano sobre su mejilla, el aro bajo su boca y las gafas rozando su nariz. Movió las manos que colgaban a cada lado de su cuerpo, pero no lo apartó porque no podía moverse más, porque le gustaba ser besado por Mike.

Era perfecto. Su cerebro no era capaz de asumirlo todavía. Mike era perfecto y él estaba muy lejos siquiera de parecerse al adjetivo “bueno”. No era guapo, no era alto, no era sexy, no sabía cantar, ni bailar, ni tocar algún instrumento, ni siquiera había sido sociable hasta ese verano, tenía el cuerpo lleno de marcas blancas y le daba miedo acercarse a una aguja. ¿Cómo demonios había podido fijarse en él? Si tan siquiera se consideraba gay. Solo era una mota de polvo más, con una familia que trabajaba demasiado para poder vivir.

Marc solo era un chico que, como muchos otros, se sentaba en una mesa para ver un concierto. Y Mike era la persona que se situaba en el centro del escenario, con una guitarra roja entre las manos y un micrófono a la altura de su boca.

Entonces la música empezó a sonar y pudo ver a Jack en la batería, a Nicole pulsando el teclado y a Edie jugando con el bajo, pero se quedó embobado cuando empezó a cantar.

El bar se había llenado de gente, tanta que muchos tenían que estar de pie.

 

Será más divertido si es complicado.
Será más divertido si volvemos a empezar de cero cada vez
que algo nos cambia por dentro y duele...

Será más divertido si resulta extraño.
Será más divertido si se adueña de todo y no nos deja respirar, se ríe de nosotros
y crece...
Será más divertido.
Probaré cada líquido que se derrame.
Dejaré que se inunden mis pulmones.
Ya veremos cómo encuentro las razones para envenenarme y que no me importe si son capaces de curarme.
Eres tóxica y mortal.

 

Todo pasó muy rápido. Después de escuchar un par de canciones, Marc terminó observando fijamente a Mike. Apoyó la barbilla sobre las manos y trató de escuchar, de olvidarse de todo y pensar después. Realmente quería centrarse en algo que parecía gustar tanto a Mike.

Se dio cuenta y se puso rojo. Pasándose las manos por la cara, movió la cabeza. Estaba siendo demasiado. Él…De verdad él...Dios, no podía ni pensarlo. Le gustaba Mike. Le gustaba muchísimo. ¿Cómo había llegado a eso? No podía negarlo más, pero ¿cómo aceptarlo en voz alta?

-Tendré que pagarte por tus pensamientos algún día.

Su corazón le sacudió el pecho. Salió de su ensimismamiento para darse cuenta de que todo su alrededor estaba como cuando había entrado, vacío. Solo el grupo y los camareros llenaban el bar. Se llevó una mano al pecho, sintiendo la respiración de Mike en su espalda.

-¿Qué te ha parecido?

Miró la mesa, el plato vacío de comida y se lamió los labios. Había perdido tanto la noción del tiempo. Cogió aire y apartó ese ser en su cerebro que le gritaba «confiésate». Iba a hacerlo, sabía que en algún momento no podría aguantar más, pero aún no.

-Increíble.

-¡Genial! -Nicole se dejó caer a su lado, contenta- Si al novio de Mike le gusta, es que lo hemos hecho bien.

Novio. ¿Era su novio? Había aceptado salir con él, había aceptado cada uno de sus besos, había aceptado que le gustaba. ¿Todo eso quería decir que eran novios de verdad? Estaba tan confundido.

-Deberíamos irnos. -la voz de Mike lo puso nervioso, pero las palabras que dijo lo relajaron.

Se levantó, aceptó besos y abrazos del grupo y sacudió la mano antes de estar en la calle de nuevo. El sol aún estaba en el cielo aunque hubiera comido a las cuatro y su reloj ya marcara las siete. Habían estado mucho tiempo ahí dentro, tiempo que se le había hecho demasiado corto. Aunque le había servido de mucho.

Miró a Mike y éste le devolvió el gesto, dirigiendo las gafas hacia él.  -Mike...-no podía soportarlo más- ¿Por qué no te quitas las gafas?

Hubo un silencio en el que tal vez el mayor pensó su respuesta. Luego se encogió de hombros y comenzó a caminar.

-Me gusta llevarlas.

-Pero…-se mordió el labio. Siguiendo los pasos del otro, también se detuvo cuando este lo hizo, se giró y sonrió.

-¿“Pero”?

Miró el suelo y movió la cabeza.

-N-nada. -cerró los puños, retomando el paso con la cara caliente. ¿Quién le mandaba abrir la boca?

Entonces Mike lo cogió de la muñeca y lo obligó a darse la vuelta. Sus pechos se pegaron, la mano libre del universitario se cernió en su cintura y Marc se convirtió en un manojo de nervios.

Esperaba que Mike le preguntara de nuevo qué iba después de su “pero”, no que se inclinara y lo besara en mitad de la calle. Cualquiera podría verlos, cualquier desconocido o los mismísimos Brad y Rory.

-Mike…-lo empujó, resistiendo las ganas de corresponderle- A-aquí no…

En cuanto lo dijo, supo que esas dos palabras iban a cambiarle el día. Mike se lamió el piercing con una más que provocativa sonrisa, deslizó las manos fuera de su cintura y se mordió el labio.

«¿¡Aquí no?!», se reprendió. Eso podía tener un significado muy concreto, muy peligroso; tenía el significado que Mike había entendido y no podría hacer nada contra él. Porque intentó negarse, pero la mano de Mike en su muñeca era la única que le prestaba atención.

Caminaron muy rápido, sorprendentemente hasta su casa. Mike lo soltó cuando estuvieron frente a la puerta y se aseguró de que ningún vecino estaba alrededor antes de girarse y enfrentarlo.

-¿Q-qué hacemos aquí?

-Abre la puerta, Marc. -quería responder algo, pero simplemente no podía. Dio media vuelta y abrió con llave.

La puerta se cerró a su espalda, unas manos fuertes lo tomaron de la cintura y unos labios acariciaron su mejilla.

-¿Aquí sí? -preguntó el mayor ronco, dándole la vuelta. No tardó nada en entenderlo, ya que él mismo había sabido lo que podrían acarrear esas palabras en cuanto las había pronunciado. No esperaba que fuera en ese momento, que fuera en su casa y que tuviera tantas ganas de decir que sí.

Pero estaba siendo así, estaban solos, tenía la respiración ajena muy cerca de su boca y se arrepentiría toda la vida si no lo hacía. Se mordió el labio, subió los brazos al cuello de Mike y se puso de puntillas para alcanzar sus labios.

-Aquí sí…-murmuró.

Ya no había vuelta atrás. 

Notas finales:

La canción que canta el grupo es “Tóxica”, del grupo español Izal ^^ escuchadla si podéis para saber más o menos como es el estilo de Mike *-* 


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