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Efímero por Leobluebox

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Notas del capitulo:

¡¡FELIZ AÑO 2016!!

Mil gracias por todos los reviews y por ser tan pacientes con mis actualizaciones ><

Marc se sentía encerrado en su propio baño. Había creído que su madre se iba a pasar todo el día en la cama y no tendría que verla hasta la hora de cenar, cuando podría fingir estar cansado para irse a dormir pronto sin necesidad de que ella lo pudiera ver demasiado, pero en cuanto salió de la ducha los pasos arrastrados de unas zapatillas llamaron su atención. Ella no había dormido más de tres horas, las cuales Marc había aprovechado para dar vueltas en la cama, deseando que Mike no se hubiera ido.

Se miró una vez más en el espejo, sintiendo su cara arder al ver cada una de las marcas que Mike había dejado en su cuerpo y sobre todo en su cuello, ¿cómo iba a esconderle eso a su madre? Ni siquiera podía poner la excusa de que tenía frío y cubrirse.

Dio vueltas sobre sí mismo con desesperación, pensando y pensando una solución. Podía quedarse ahí encerrado hasta que ella se fuera, pero pasar todo un día dentro del baño sonaba sospechoso. Otra opción era decírselo, coger la mano de su  madre y mucho aire y decirle que había tenido sexo con un chico, que le gustaba, que estaba confundido, que Mike era el hermano de Brad Smith y esperar su respuesta. Eso sonaba bien. Siempre había sido sincero con ella y estaba seguro de que su madre lo apoyaría… o casi seguro.

-Bien. -se arrancó la toalla de la cintura y se vistió con rapidez, volviéndose a mirar por si había conseguido ocultar las marcas. Suspiró y desistió, tendría que contárselo.

Abrió la puerta con manos temblorosas, oyendo la voz de su madre desde el comedor. Cerró los puños a cada lado y salió, con la cabeza gacha y los pasos cortos y con las piernas hechas gelatina.

-Buenos días, cariño.

-Bu-buenos… días.

Su madre siguió jugando con la cuchara dentro del vaso de leche mientras hablaba por teléfono, sin mirarlo. Marc se repitió que era lo mejor que podía hacer mil veces, sentándose a su lado en la mesa, jugando con los dedos muy nervioso hasta que la oyó despedirse. Entonces una mano se pasó por su cabeza y ella le besó la frente.

-¿Va todo bien?

Marc asintió, cogió mucho aire e hizo lo que tenía planeado, cogiéndole una mano antes de levantar la cabeza.

-T-tengo que contarte algo.

Su madre lo miró por varios segundos, abrió la boca horrorizada y estiró su mano libre hasta su cuello.

-No me digas que te han atacado los bichos en la acampada.

Sonrojándose, Marc le apartó la mano y miró sus dedos.

-No… no son picaduras.

-Oh. -levantó mínimamente la mirada. Su madre había pasado de horror a felicidad en una milésima de segundo y ahora parecía tener ganas de ponerse a bailar- Bueno, ya era hora, ¿no? ¡Al fin mi niño se ha hecho un hombre! Y dime, ¿quién es? ¿la conozco?

-B-bueno… sí, más o menos. Es… -los ojos de su madre se le clavaron con insistencia. Marc tragó saliva y se armó de valor, igual que cuando le había dicho a Mike que le gustaba- Es… -antes no estaba preparado para nada y en unas horas había tenido sexo, había dormido con Mike, se le había confesado y ahora iba a decírselo a su madre- Mamá, yo…

Cuando el teléfono la hizo correr hacia su habitación, Marc suspiró aliviado. No estaba preparado. Había creído que sí, pero en esos momento se estaba dando cuenta de que el móvil de su madre le había salvado de hacer algo para lo que no se sentía listo. Aún tenía que pensar en cómo iba a presentarle el tema a su madre; le gustaba un chico, solo uno, solo Mike, nadie más. ¿Qué quería decir eso?

Su madre salió muy rápido, vestida y le besó la mejilla. Luego lo abrazó con fuerza.

-Lo siento mucho, cariño, mamá nunca puede estar contigo en tu día. Pero míralo por el lado bueno, podrás pasar tu cumpleaños con tu novia, ¿no?

-¿Mi… cumpleaños?

-Mañana, cielo. -otro beso cayó en su frente- Te llamaré a la hora de comer, ¿vale? Te quiero.

-Y yo a ti...

A Marc no le resultó raro que ella se fuera o que no estuviera el día de su cumpleaños, nunca lo había estado y ya se había acostumbrado a eso, a las llamadas pidiéndole perdón, diciéndole cuánto lo quería y preguntándole qué quería que le regalara, porque varios días después un paquete desde donde estuviera su padre llegaba a su casa y lo tenía allí, fuera lo que fuese. Pero ese año le habían pasado tantas cosas que se le había olvidado por completo y lo que menos esperaba era la edad que iba a cumplir en menos de veinticuatro horas: dieciocho.

No supo cuánto tiempo estuvo mirando al infinito, aceptando que iba a ser mayor de edad, que ya había pasado tanto tiempo desde que iba a la guardería, aceptando que después de diecisiete años sin amigos, iba a cumplir los dieciocho teniendo a Henry, a Kris, y sobre todo, teniendo a Mike. Si alguna vez había soñado con convertirse en adulto sin ser un marginado, en aquellos momentos se estaba dando cuenta de que se había hecho real. Muy real.

Seguía confuso por muchas cosas cuando oyó el teléfono sonar y se levantó, despacio, yendo a por él y llevándoselo a la oreja.

-Hola, Fergu… Marc, perdón, la costumbre. -la risa nerviosa del otro lado del teléfono no se parecía a ninguna que Marc hubiera escuchado nunca, aunque la voz le era muy conocida y supo quien era enseguida, poniéndose nervioso, olvidándose de su confusión para centrarse en la extraña situación que estaba viviendo en ese momento. ¿Brad lo estaba llamando?

-Br-Brad…-se balanceó sobre los talones con nerviosismo, y miedo e incredulidad- ¿N-necesitas algo?

-No… Bueno, sí. -de nuevo la risa nerviosa, avergonzada- No es realmente una necesidad, pero sí querría… me preguntaba… Marc… -suspiró- ¿quieres tomar un helado conmigo esta tarde?

Estuvo a punto de dejar caer el teléfono, pero cerró los dedos a su alrededor con fuerza, abriendo y cerrando la boca sorprendido. ¿Qué debía contestar? Se miró los pies e inmediatamente pensó en Mike, en que este le había advertido que no confiara ni en él ni en Rory, pero también le había dicho que era demasiado bueno y eso mismo era lo que lo ponía en un dilema, porque Brad sonaba tan sincero, tan diferente a cómo era siempre.

Podía estar mintiendo, por supuesto, pero también podía estar diciendo la verdad y si le decía que no iba a perder la oportunidad de saberlo. Pero, ¿y si le decía que sí y luego solo se estaba burlando de él?

¡Maldición! No sabía qué demonios hacer. Se rascó la cabeza confuso, la nuca, el cuello y se acordó de eso que no podía esconder. Si Brad las veía iba a saber que pasaba algo y la última vez que había tenido marcas en el cuello había terminado llorando. Definitivamente no.

-L-lo siento, Brad, hoy no puedo.

-¿Y mañana?

Ignoró la voz ilusionada de Brad y apretó el puño de su mano libre.

-Tampoco.

-Oh, pues… te llamaré.

Brad colgó y Marc dejó el teléfono en su situó, suspirando aliviado, acariciándose el cuello lentamente y recordando cómo había llegado a estar así, recordando los labios de Mike, sus manos, sus besos, sus dientes, su voz…

Arrastró los pies hasta su habitación y se tiró en la cama boca arriba, con los brazos  extendidos, dio vueltas sobre sí mismo hasta quedar boca abajo y luego levantó la parte superior de su cuerpo totalmente avergonzado. Tenía que cambiar las sábanas.

Se levantó de un salto, sintiéndose tonto al sonreír. ¿Por qué sonreía? Se llevó las manos a las mejillas ardientes y se frotó la cara, apretando los ojos en un intento de calmarse. Sacudió la cabeza y tiró de las sábanas hasta dejar la cama desnuda, hizo una bola en sus brazos y tardó menos de un minuto en poner la lavadora y volver porque su móvil sonaba con fuerza.

¿Y ahora quién era? Primero a su madre, luego Brad y ahora…¿Mike? Su corazón se aceleró y jadeó. Solo estaba cansado por correr, solo era eso, ¿qué más podía ponerlo así? ¿Mike? No, imposible.

-¿Qué tal con tu madre?

Se sentó en el colchón desnudo con la cabeza gacha y se mordió el labio.

-Acaba de irse a trabajar. -murmuró mientras dudaba en la forma de contarle a Mike lo que había ocurrido- Mike…

-Dime.

Su dedo empezó a dibujar figuras sin forma en el colchón.

-Ella… ella ha visto…

La risa masculina de Mike lo cortó pero no le molestó, solo lo confundió.

-¿Los chupetones? -asintió sin pensar que Mike no lo veía, pero el mayor pareció saber sin estar allí- Supongo que no le has dicho que tú y yo…-Marc sacudió la cabeza abochornado. Menos mal que la habían llamado. Pudo oír sonreír a Mike- Ya tendrás tiempo de decirle -y se rió feliz- que te gusto.

Marc estaba avergonzado, abochornado, se sentía cohibido mientras lo escuchaba reír pero también feliz porque Mike pareciera tan ilusionado con la noticia. Jamás se hubiera imaginado que una persona -y mucho menos tan perfecta como él- sería tan feliz por eso, por gustarle a alguien como él.

-¿No te molesta?

-Qué va -Marc se lo imaginó encogiéndose de hombros, pero, ¿dónde? Si lo pensaba bien Brad lo había llamado desde su casa a la suya y Mike le estaba hablando desde el móvil, ambos habían usado su nombre y hablaban totalmente tranquilos así que Mike no podía estar en su casa. Frunció el ceño y movió la cabeza, ¿y a él que más le daba dónde estaba Mike? Lo importante era que había dicho que lo iba a llamar y lo estaba haciendo-. Oye, Marc, repítelo.

-¿Eh?

-Dilo otra vez, acabo de llegar al mecánico y no quiero enfadarme.

Una sonrisa tímida cruzó su rostro. ¿De verdad tenía que hacerlo? Apartó la mirada como si Mike lo estuviera mirando y lo dijo casi en un susurro.

-Me… me gustas.

-Así no, Marc, más alto.

Tragó saliva y asintió.

-Me gustas.

-Tú a mí también. -ahora fue su momento de reírse completamente avergonzado, presionó el colchón con nerviosismo y esperó a que Mike hablara, porque si lo tenía que hacer él, no iban a avanzar- En cuanto tenga a mi pequeña paso a por ti, hay unos deliciosos batidos de fresa esperándonos. ¿O no quieres ir en moto?

-Sí quiero. -su voz fue antes que sus pensamientos y no se arrepintió de ello. Ese día estaba siendo increíblemente extraño para él, así que ya le daba igual sumar el viajar en moto a haber tenido sexo con un hombre, averiguar que faltaba un día para su mayoría de edad, rechazar a un Brad amable y avergonzado, y confesarse a Mike más de una vez.

-Genial, en media hora estoy allí.

Dicho y hecho, Marc esperó con el corazón en la garganta a que pasaran esos treinta minutos y cuando el reloj dijo que habían pasado treinta y cinco, el timbre sonó varias veces y se levantó de la cama más que listo, corriendo para abrirle, sonriendo al verlo frente a él.

Se miraron varios segundos, Marc cerró la puerta a su espalda y no le disgustó nada el beso inesperado y largo, con una mano de Mike tras su nuca y la otra en su cadera, empujándolo contra su cuerpo con posesión.

Cuando un chasquido los separó, Marc miró a su alrededor y suspiró aliviado después de asegurarse de que nadie los había visto. Miró a Mike en una mezcla de enfado y vergüenza, esta última ganando con creces.

-N-no deberías haber hecho eso.

Mike se rió para sí mismo, aunque sin esconder la gracia que le hacía la expresión de Marc.

-Pero te ha gustado.

Apartó la mirada, fijándola en su pecho y titubeó.

-P-podrían habernos visto.

-Ya…-lo oyó suspirar- Pues vámonos a un sitio donde pueda besar a mi novio sin miedo.

Mike dio media vuelta y comenzó a caminar hacia su moto mientras Marc repetía esas palabras en su mente y se daba cuenta de que le gustaban. Aún seguía confundido, pero por el momento y hasta que supiera lo que realmente sentía, ser el novio de Mike parecía… increíble. 


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