Por fin pudo respirar cuando Mike dio un paso atrás y dejó de empujarlo contra el banco. Lo vio pasar la lengua sobre el piercing y sonreír. Pero a él no le resultaba tan gracioso ni normal que de repente Mike fuera su novio. Porque no lo era, ¡él jamás había aceptado serlo!
Estiró los brazos al frente para marcar distancia, sintiéndose ridículo ante la ceja levantada de Mike.
- N-no soy tu novio. -Mike se cruzó de brazos, aquello lo divertía, y Marc enrojeció rabioso- Me gustan las chicas.
- A mí también.
Sacudió la cabeza. ¿Se estaba burlando de él? Eso era el colmo. Bajó los brazos y apretó los puños a cada lado.
- Solo las chicas. T-tú no me gustas.
Mike suspiró con una mezcla de diversión y cansancio, estiró el brazo hacia él y le cogió la barbilla sin hacer fuerza. Marc se puso aún más rojo y se forzó a no apartar la mirada de las pupilas azules.
- Pero tú a mí sí. -lo soltó, pasando luego el dedo índice por su mejilla y sus labios. ¿Qué demonios hacía?- Eres exactamente mi tipo.
«Su tipo» Apartó la mano de Mike y tragó saliva. Claro que era su tipo, él mismo se había mirado en el espejo y comparado con el tal Rory. Se parecían en complexión, aunque no sabía muy bien si también en el carácter.
- Y-yo no soy el tipo de nadie. -nunca lo había sido, y no quería que su primera vez fuera con un hombre- Y mi tipo tiene pechos, no pectorales.
Mike se rió, volvió a andar hacia atrás y sacudió la mano.
- Está bien. Intentemos una cosa, entonces -sonreía de lado, como si acabara de tener una idea y estuviera seguro de que iba a funcionar- Se mi novio un tiempo, y si de verdad no te gusto, no te molestaré más.
Frunció el ceño mientras pensaba. Era un decisión bastante difícil, él no quería ser el novio de Mike, sino su amigo. Solo quería hablar tranquilamente, tomar un batido y odiar los viajes en moto; aunque como su novio también podría hacer eso. Nunca había salido con nadie, nunca le había gustado nadie, en realidad. Solo Jessica Fray en primaria, y ella había terminado enrollada con otra chica.
- ¿Y si no quiero?
Lo recorrió un escalofrío solo de notar la malicia con la que lo miraba. Se apartó del banco, porque Mike se había quedado en silencio, pensándolo. Fue alejándose despacio, camino a casa.
- Si no aceptas -le gritó y se giró, viendo a Mike con ambas manos en los bolsillos, ladeando la cabeza de fingida forma adorable-, lo conseguiré a la fuerza.
Le dio la espalda, algo aterrorizado. Cuando llegó a la esquina en que Mike ya no podía verlo, salió corriendo.
Ser el novio de Mike iba a conllevar muchas cosas y entre ellas estaban los besos como aquellos, que lo hacían suspirar. Sin embargo, él no sentía nada por Mike, excepto adoración; no lo atraía físicamente, aunque fuera guapo, atractivo, con unos ojos preciosos, una sonrisa seductora y un cuerpo de escándalo, ni siquiera quería pensar en esos tatuajes que veía a veces, cuando Mike vestía de blanco.
Se llevó dos dedos al puente de la nariz y lo presionó. «¿En qué demonios estoy pensando?»
Sacudió la cabeza mientras entraba en casa, cerró la puerta y fue directo a beber un vaso de agua.
Podía aceptar, solo por un tiempo, decirle que no quería ser su novio pero si su amigo y solucionar esa situación en la que se había metido sin querer. Porque se temía lo peor, si llegaba a declinar la oferta. Se veía atado a una silla, con la palabra «Novio» en su frente y Mike sonriendo perverso desde la puerta del sótano.
Está bien, aceptaría, pero tendría que poner sus condiciones. Subió a la habitación, cogió un papel y un bolígrafo y pasó casi todo el día pensando en ello.
Cuando el móvil le vibró en el bolsillo, bajó la mano llena de corrector al pantalón y se lo llevó sin pensar a la oreja. Una voz conocida dijo su nombre y supo quien enseguida, tragando saliva.
- Mike...
- ¿Lo has pensado? -repasó las pocas condiciones que había mantenido intactas, o que había reescrito tres y cuatro veces. El ventilador le golpeó la cara unas pocas veces antes de despertarlo del trance.
- Acepto. -casi creyó ver la sonrisa en el rostro ajeno- Pero tengo unas...condiciones.
- ¿En serio? -aquella forma burlona de preguntar no pudo darle más rabia- Está bien, ¿cuáles?
Se aclaró la garganta, cogió el papel y lo arrugó con dedos temblorosos.
- 1. El plazo será de un mes.
2. Nada de besos en público.
3. Se llevará en secreto.
4. Convencerás a Brad de que me deje en paz.
5. Nada de...de...sexo.
- ¿Un mes? -Mike chasqueó la lengua, decepcionado- Vale, acepto tus condiciones.
Dobló en papel con cuidado y lo guardó, por si a Mike se le ocurría incumplir alguna de las condiciones. La cinco, la del sexo, la había añadido casi al final, no sabía que era lo que entendía Mike por novio y era mejor estar precavido.
- Hay una más -por supuesto, había pensado en la cantidad de novias que se le habían conocido y también en la cantidad de infidelidades- 6. Si me engañas, se termina inmediatamente
El silencio se le hizo largo, pero pudo soportarlo porque tal vez un mes sin sexo hacía que Mike se pensara lo de ser su novio.
- De acuerdo. -sonrió y sus labios decayeron y se abrieron cuando Mike volvió a hablar- Pero no será culpa mía si eres tú, quien incumple alguna condición.
¡Marc no iba a incumplirlas! No deseaba perder la virginidad de esa forma, y si era por lo de serle infiel, ni siquiera tenía amigos antes de él.
- Bien. -no podía creer que de verdad estuviera haciendo eso.
- Trato hecho, Marc. Te prometo que en un mes, estarás rompiendo la primera condición.
La llamada terminó y Marc se llevó las manos a la cabeza. ¿Acaso estaba volviéndose loco? Lo único que podría agradecer a Mike era la número 4; adiós a ser un saco de boxeo humano.
Soltó un largo suspiro. Su primera relación, y tenía que ser de esa manera.
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