Siente el sol arder la piel, porque es de día, porque lleva demasiado tiempo en la cama y ya es incómodo.
Cuando tiene una pesadilla no puede evitar gritar, ni moverse y tampoco despertarse. Porque lleva horas en la misma posición y no está en condiciones.
Su cabeza es cúmulo de sensaciones. Como cuando corres demasiado, hasta el punto en el que no sabes si has parado, o en el que te golpeas pero no puedes reconocer el dolor.
Impotencia, cansancio, fatiga. Se siente exhausto.
Porque el sudor pica, el sol arde y el cuerpo duele. Sabe perfectamente que en unos minutos su padre vendrá a darle los buenos días, que viene acompañado de un, "¿Qué tal hijo? " que el siempre responderá, con un "Bien ".
Su padre es un buen hombre, que perdió al amor de su vida y temió por su hijo demasiadas veces. Trabaja muchas horas en las que él no puede evitar preguntarse "¿ Y si...? ¿Y si, por cualquier otra razón, una cualquiera, mi vida fuera distinta? ".
Sin muertes, sin garras ni colmillos, sin amenazas o malas palabras, sin licantropos descontrolados y cazadores desquiciados. Solamente, tranquilidad, la tranquilidad de la ignorancia y la estupidez. La paz que sientes en una linea recta.
Pero después del cansancio, la fatiga, y el picor de la espalda, después del temor a la muerte y las carreras por la supervivencia, en las que las garras y las malas palabras no son desconocidas, después de todo eso, justo al lado, a la izquierda, donde siente el calor del sol, pero también el de la persona que le aprisiona con unos fuertes brazos.
Porque aunque le tema a la noche y a lo que la acompaña, cuando cierra los ojos y sueña, sabe que cuando no pueda evitar gritar, moverse y despertarse, él estará ahí. Agarrandole fuerte, asegurandole que solamente lo que vio, lo que sintió, fue una pesadilla, un mal sueño, una mentira, solamente eso.
Porque aunque se sienta agotado, exhausto y débil, no hay nada que una buena siesta no pueda arreglar. Porque las noches memorizando la cara dormida de Derek no están tan mal. Porque sabe que no es el único y que tampoco será la última vez. Porque, a veces se despierta porque la persona al lado suyo sufre, y solo le queda calmarle dándole pequeños besos en la barbilla, en la mejilla, algunas veces en los ojos, quitando los restos de esas lágrimas traicioneras que demuestran, de alguna manera, que es humano, que es demasiado fuerte, pero también débil.
Sabe también que si no se da prisa en despertar al hombre lobo, su padre hará preguntas, algunas muy incómodas. Hay muchas razones por las que esos "¿Y si...?", no tienen sentido, pero la principal es que lo primero que hace Derek, a parte de gruñir, es darle un beso, uno que le asegura que todo está bien. Que todos somos fuertes, todos somos capaces, pero débiles.
Porque la noche no es tan fría, ni tan sola.