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Agridulce por Kyantsu

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos!

No tengo nada para decir al inicio del capítulo así que dejo lo demás para el final~

Disfruten su lectura y si después de leer padecen de alguna enfermedad no me demanden por favor <3 QwQ

Hola, bueno empezaré por mi nombre. Me llamo Sebastián Báthory tengo 24 nací en Italia, Catania y aún vivo allí, soy un escritor principiante, dentro de lo que se puede decir, ya que solo he publicado un libro. Y gracias a las ganancias de ese libro de nombre “Una verdad mentirosa” logre remodelar mi departamento y eso me dejo de alguna forma en bancarrota.

Le di un golpe a la mesa, la cual se removió un poco agitando la laptop y la lapicera llena de diferentes resaltadores y bolígrafos que se encontraban allí.

-          Maldición solo de recordarlo me molesta – Maldecía al aire mientras le daba un sorbo a mi café para disponerme a seguir narrando mi vida.

Continuando con lo importante, logre subsistir solo durante dos meses pero el poco dinero que había en el banco se escaso más rápido que un embase de nutella en el refrigerador, lo cual es muy rápido si lo piensas, no es que me queje por el precio del alquiler (aunque realmente lo haga) ya que el piso es realmente grande, inmenso para mí solo o así era. La crisis económica en la que me encontraba me llevó a buscar un compañero de piso.

La búsqueda fue: larga, cansada y sin resultados. Hasta que un amigo que conozco desde hace 6 años me pregunto si podía vivir conmigo, no me tomo tiempo pensarlo es más la respuesta fue casi inmediata.

-          ¡Claro que sí! – Imité con sarcasmo la voz idiota que puse en aquel entonces para después beber otro sorbo de café.

Los primeros meses fueron de pura tranquilidad, una calma que sinceramente extraño, extraño los días en los que podía dormir por las noches como la gente sana. Yo conocía a la perfección la activa vida sexual que tenía Thomás mi amigo de universidad quién es escritor al igual que yo pero con la diferencia de que sus libros son novelas eróticas y muy populares además. El caso aquí es que durante el primer mes casi no dormía aquí lo cual realmente no me molestaba, es más lo disfrutaba.

Y estoy cien por ciento seguro de que lo que menos hacía en sus salidas era dormir, no solo porque al día siguiente me contaba todo con lujo de detalles, si no porque son cosas…que uno sabe, supongo. Al mes número dos traía de vez en vez hombres, tampoco le di mucha importancia ya que realmente no se les sentía por la noche.

Pero desde hace 4 meses que esto se ha vuelto insoportable.

-          ¡Aaah, ah John! – Trate de imitar la voz de un hombre a punto de llegar al clímax, es que eso era lo único que escuchaba todas las noches: sus gemidos. Y no solo era con un hombre – ¡Ahh John, Marco, Antonio, Juan!

Todo es desagradable, el tener que escuchar a mi amigo y un hombre tener sexo por las noches no es algo que disfrute. La única hora que tengo para poder dormir es en el día cuando el sale a hacer sabrá Dios que, y necesito de mi tiempo para poder escribir mi siguiente libro del cual a penas llevo 2 capítulos, llevo una jodida presión en mis hombros pues ya recibí un pago por adelantado de la editorial.

-          Solo tengo unos meses para acabarla –Me recordé para después continuar presionando las ruidosas teclas del teclado, eso me recuerda…debo comprar una laptop nueva – Joder.

Es simplemente muy frustrante, las horas que tomo para escribir son entre las 10 y 12 de la noche hasta el amanecer cuando la sesión de sexo por fin acaba; no obstante durante ese tiempo aquellos gemidos siguen molestándome aún en la oficina que está bastante alejada de la habitación de Thomás.

Cerré la laptop con desprecio, solté un suspiro. Miré el reloj y eran las 9 de la noche…Thomás no tardaría en llegar. Ya he pensado en irme a un hotel y pasar la noche allí pero los que están cerca son muy costosos para mi cuenta bancaria.

Justo ahora, justo en este preciso momento no tengo ganas de encontrarme a mi rubio amigo besándose con lengua, labios, dientes y toda esa mierda con algún hombre que solo veré por aquí una vez. Me levante de la cómoda silla de oficina para dirigirme a mi habitación.

La cama estaba justo al lado de la ventana que dejaba ver un hermoso paisaje en ella, el oscuro manto del cielo adornado por pequeños destellos blancos junto con las luces de la ciudad, simplemente hermoso.

Ya tome una ducha, me siento refrescante como un vaso de limonada fría en un día caluroso, sí así de refrescante. Abrí un cajón de los que estaba en la cómoda para escoger que pijama usaría, aunque no tenía caso no dormiré de todas formas. Me decidí por mi camisón semi-transparente blanco ¿qué? Estoy en mi casa puedo usar lo que se me venga en gana, junto con ropa interior del mismo color.

Mi cama es tamaño XXL, era el colchón más grande de la tienda además de ser ortopédico, recomendado por el mejor especialista de Italia. Mis ojos se cristalizaron por muy idiota que suene es algo triste tener un colchón tan cómodo y no poder dormir en el. Y no quiero ni recordar mis sabanas de tela egipcia.

-          ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí? – Lleve ambas manos a mis mejillas realmente es triste…mierda me siento como un niño de 5 años a la cual no le dejan jugar con su auto de juguete.

Me deje caer en la cama para después arroparme con las suaves sabanas color melón. A penas cerré mis ojos para descansar un rato la vista me situé en el mundo de las fantasías, no las sexuales, las fantasías sanas. Una hermosa montaña con una cabaña alejada de todo el puto mundo, alejada de los gemidos obscenos de Thomás.

Pero toda esa paz, toda esa hermosa calma, todo ese anhelado silencio se fue al demonio cuando escuche que la puerta de la habitación de Thomás era cerrada de un portazo. MIERDA ¿es que acaso uno no puede dormir? ¿No merezco el derecho de dormir en mi cama de cinco mil euros? Sí me gaste cinco mil euros en una cama y sabanas ¿algún puto problema?

Y de inmediato, casi como si lo hubiese pedido.

-          ¡A-ahh Jean…más ah…más!

Escuche esos gemidos que se esparcían desde la habitación de Thomás pasaban ágilmente por los pasillos y se colaban a mi habitación interrumpiendo mi hermosa idea mental.

-          Por el amor a Dios que lleguen de una puta vez – Murmuré mientras cubría mis oídos con una de las 6 almohadas que tenía en la cama ¿por qué mierda me pasa esto a mi?

“Ahh más, más” eso fue lo único que escuche durante más de cuatro jodidas horas de tortura para mis pobres tímpanos y que aun continuaban. Trate, de verdad, trate de no poner mala cara pero en esta situación me es imposible.

Fui a la cocina para prepararme un café muy cargado.

-          Una, dos, tres, cuatro, cinco, seis – Cucharadas de café, eso necesitaba para “despejarme” un poco.

Pasaron unos minutos hasta que el olor amargo y dulce de los granos de café se hizo presente en la cocina. Aspiré por unos momentos el aroma para después servir una exagerada cantidad de café en mi taza color vino. Esto era lo único que hacía de mis noches más amenas y de esta forma olvido por unos segundos que hay dos personas follando cerca.

A fin de cuentas lo mejor será que me ponga a escribir, no es la hora más “adecuada” pero es la única hora que tengo para poder hacerlo. Camino descalzo con la intención de ir a mi oficina con mi escritorio y mi laptop. Pero mientras avanzaba hasta mi objetivo note a una figura masculina recostada en el barandal del balcón.

Me acerque sigilosamente y lo primero que percibí fue un fuerte y asfixiante olor a cigarrillo.

-          Qué repugnante – Momento ¿eso salió de mi boca? ¿realmente lo dije en vos alta? El hombre que estaba recostado me miro de reojo.

-          Hm, tú debes ser el compañero de Thomás – Su voz era ronca, bastante masculina y sexy si me lo preguntas. Dios ¿en qué estoy pensando?

Y me vi atraído a acercármele por alguna razón del demonio, mientras más me acercaba pude ver un tatuaje de una hermosa mujer rodeada por rosas amarillas y un crucifijo detallado a la perfección en su ancha y algo morena espalda.

Mientras más me acercaba el olor del cigarrillo se hacía más fuerte e insoportable.

-          Es verdaderamente repugnante – Agregue sin confirmar mi identidad para después ubicarme al lado de este hombre misteriosamente sexy que por cierto solo llevaba puestos unos bóxers negros.

-          Si lo es ¿por qué te acercas a el? – Pude escuchar una risilla juguetona pero masculina salir de sus labios los cuales después le dieron una calada más al cigarrillo. Inevitablemente hice una mueca para después mirarlo de reojo.

No es por exagerar, pero el desgraciado era por mucho el hombre más sexy que he visto en toda mi vida (y han sido muchos créanme), porque con sinceridad él se cae de bueno. Sus ojos son de un extraño café mezclado con gris que con la luz de la luna hace resaltar más el segundo color.

Me miro directamente a los ojos y exhalo el humo bastante cerca de mi cara, él estaba tratando de ¿provocarme? Joder si eso intentaba hacer lo estaba logrando y además mientras más lo miro más atractivo se pone.

Pero detente un segundo ACABA DE FOLLAR CON MI AMIGO.

-          No importa – Evite sus ojos grises dirigiendo mi mirada a la luna – Me llamo Sebastián Báthory – Trate de sonar lo más natural posible porque el muy hijo de puta seguía mirándome con una sonrisa muy cómodo.

-          Es un gusto – Dirigió su mirada nuevamente a la luna gracias a dios porque las manos empezaban a temblarme – Jean Majorova.

Lo mire de reojo aun mantenía su sonrisa y al verlo mejor note que tenía unos hermosos hoyuelos en cada mejilla.

-          Si que estas bueno – MIERDA ¿Qué putas acabo de decir? ¿Me abra escuchado? Espero que no sinceramente…haría esto más incomodo de lo que ya es.

En sus ojos se podía ver una obvia sorpresa adornado de nuevo por esa sonrisa tan endemoniadamente preciosa.

-          ¿De verdad lo dije? – Murmuré para después bajar mi mirada, él asintió y sentí como la sangre de mis mejillas empezaba a arder.

Y de pronto sentí como si me estuviesen desnudando con la mirada, lo mire de reojo nuevamente estaba mirándome de la manera menos discreta posible, de arriba abajo. Sentir su mirada penetrante sobre mi cuerpo deteniéndose para mirar más detalladamente mi cintura y trasero, de repente cada lugar que miraba de mi piel empezó a arderme.

Un momento… ¿mi camisón no era semi-transparente? MIERDA, MIERDA, MIERDA.

-           Tú no estás tan mal – Se acerco lo suficiente a mi rostro como para que nuestras narices se rozaran, solo con eso pude sentir que su piel era tan cálida como parecía – Thomás está durmiendo.

-          Espera, espera, espera – Puse mi mano en su pecho desnudo con la única intención de alejarlo…no crean que quería otra cosa, claro que no. Me miro confundido como diciendo “¿no es eso lo que quieres?” – Si lo quiero, ahg es decir, lo quiero pero no lo quiero. Ni sueñes que voy a follar contigo por muy – Trague saliva sin poder terminar la oración – que estés.

De la nada empezó a reír a carcajadas, carcajadas adorables. Lo repito es putamente hermoso.

-          ¿Qué es tan gracioso? – Pregunte con una ceja arqueada.

-          ¿Cuántos años tienes? – Dejo de reír para preguntarme aun con una sonrisa en su rostro.

-          Eso no se pregunta – Hice una pausa – es descortés – Finalice.

-          ¿Sabes que también es descortés? – Me miro fijamente – que un desconocido te diga que estas bueno.

-          Tengo 24 años – Mire a otro lado tratando de evitar sus ojos, pero ¿cómo se supone que ignoras algo así?

-          Hablas como si tuvieses 18 – Llevo una de sus grandes manos a mi cabello y lo acaricio entre sus dedos – me gustas.

-          Ofrecido.

No sé si se hayan dado de cuenta pero no suelo ser de las personas que piensan las cosas antes de decirlas, esa ha sido una virtud y una maldición para mí en diferentes ocasiones. Pero justo ahora es la peor de las maldiciones que alguna vez haya tenido…le acabo de decir “ofrecido”.

Volvió a reír a carcajadas. De nuevo…adorable.

-          Yo no llevo un camisón transparente – Miro mi cuerpo de nuevo y sentí como se me erizaba la piel – y blanco además.

Hice una mueca de nuevo, es, es no lo sé me siento atraído a él como imán al metal, pero me desagrada al mismo tiempo. Que confuso es todo esto, haré lo más prudente y me iré a mi oficina de una vez.

-          Tu realmente – Hice una pausa para después dar media vuelta – eres repugnante – lo miré de reojo para después abrir la puerta de mi oficina y cerrarla de un portazo que seguramente despertaría a Thomás, así es mejor, que se entretenga con ella. Aunque sabía que él no vendría a buscarme.

.

Y así fue como conocí a Jean, de la manera más ridículamente incomoda del mundo. Ya pasaron 3 días desde esa noche y aún siento su mirada encima de mi cuerpo. No es solo haberla sentido…es que quiero que lo haga de nuevo. Joder de verdad me molesto mucho era como si físicamente fuese perfecto para mí, es más su cuerpo es precisamente de mi tipo. Pero a penas abre la boca lo detesto, y siento ganas de golpearlo justo en la entrepierna.

Pero de verdad quisiera pasar algo de tiempo con el de nuevo, a pesar de querer golpearlo.

Me quede pensativo un momento…

Es justo en momentos como este en los que me doy de cuenta que podría ser perfectamente un masoquista. Tiene algo de sentido para mí pues no lo tolero pero quiero verlo de nuevo. No, no solo verlo.

-          Quiero follar con el – Me detuve un segundo al escuchar lo que había salido de mis labios ¿eso quería? ¿de verdad?

Cerré con brusquedad la laptop de nuevo, no quiero pensar en nada más. Salí de mi oficina y me encontré a Thomás bebiendo una taza de café sentado en el mueble de cuero color chocolate oscuro.

Tome mi taza y la llene hasta arriba de café para después sentarme a su lado.

-          ¿Cómo te la pasaste anoche? – Subí ambas piernas al sillón a la altura de mi pecho y miré al rubio que bebía un sorbo del caliente café.

-          Fue fantástico – Soltó una carcajada, el era realmente hermoso, el típico rubio de ojos azules que se lleva bien con todo el mundo y es un seductor de primera – por cierto, Jean me comento que había tenido una pequeña charla contigo.

-          Sí, eso – Sople un poco la oscura bebida para tratar de enfriarla y después beber un poco de café.

Se acomodo de forma que nos mirásemos de frente mientras sostenía en sus manos la taza de café y me miraba con ojos emocionados.

-          ¿Y? ¿Qué te pareció? ¿No es un bombón? – Sonrió con picardía.

-          Sí, aunque realmente no fue mucho lo que hablamos, es más sólo nos saludamos

Mentí, pero no puedo decirle lo que paso, eso sería aún más incomodo que el suceso en sí.

-          Si lo hubieses visto vestido con su uniforme de policía – Bebió otro poco de café – pero él no es de mi tipo – Se quedo pensativo.

¿Si no es de tu tipo entonces para que te lo follas? El es una persona bastante rara pero en el buen sentido, así como yo, no, no yo soy un caso especial; no puedo meter al resto de las personas en mi mismo saco.

-          Es más ustedes dos deberían salir – Me miro sonriente y yo solo escupí el café que acababa de beber.

-          ¿Egh? – No alcance a decir nada más, Thomás me miro asombrado pero aun con su sonrisa juguetona.

Me levante del mueble y deje la taza encima de la mesa que estaba frente a este para ir a buscar un pañuelo de la cocina y limpiar mi boca con él.

-          Sí, es muy agresivo en la cama – Hizo una pausa para darse la vuelta y mirarme. Yo solo traté de actuar natural – Conozco a la perfección tu preferencia por ese tipo de personas – Sonrió de la misma manera que antes.

-          Pero el no me gusta físicamente.

Mi amigo rubio empezó a reírse a carcajadas, incluso se le salieron algunas lagrimas de tanta risa ¿Qué le hacía tanta gracia? ¿Sabía que estaba mintiendo?

-          No eres de las personas que se da tanto desvivir por la apariencia física, además – Se sentó en una de las sillas de la barra que estaba entre la cocina y la sala mientras me miraba muy atentamente, mierda aquí viene – tiene tatuajes, su piel es morena, es bastante alto, su voz es masculina, tiene el cabello negro, es musculoso, su trasero está bien formadito y además tiene piercings en su…

La interrumpí.

-          Pero ya no me gustan ese tipo de personas – Esa probablemente ha sido la mentira más mentirosa que he dicho en toda mi vida.

-          Si, si, si claro – Me miro incrédulo – Siempre te han gustado ese tipo de aspecto físico, puedes mentirle a quien quieras menos a mí. Sal con él, una sola vez.

-          Sólo quieres tener la razón, te digo que no – Lo mire seriamente y ambos comenzamos a reír, no podíamos mantener esa faceta madura y seria por mucho tiempo, así no funcionamos.

-          Una vez, es más lo invitaré por ti. Sé que si sales con él una sola vez por ti mismo saldrás con el muchas veces más, porque te repito es de tu tipo.

-          ¿Qué te hace estar tan seguro de eso? – Me dirigí de nuevo a la sala para tomar la taza de café y beber un sorbo.

-          ¿Recuerdas a Dake tu ex? – Asentí con la cabeza y el sonrió – pues era un puto cínico y lo sabes.

-          Pe-pero la tenía grande – Me excuse, si es cierto la tenía bien pinche…ah no eso no, era bastante cínico, sarcástico y impulsivo, pero me gustaba y ya.

Finalmente tome una taza le lance algo de leche y busque entre las repisas mi cereal achocolatado favorito y se lo agregue al tazón.

-          Como sea, solo hazme caso ¿Cuándo te he impulsado a hacer algo de lo que te arrepientas?

-          Recuerda-…

Me interrumpió.

 

-          Aaah olvídalo, solo sal con él y punto – Sonrió para después levantarse e irse a su habitación.

Luego de comer mi desayuno súper nutritivo, saque un redbull del refrigerador hoy debo terminar el 5to capitulo si o si. Lo abrí para después beberlo de un solo trago. Hecho eso fui directamente al baño de mi habitación para tomar una ducha rápida. Mientras me quitaba la camisa que hacía juego con el pantalón de dormir se me vino una duda a la cabeza:

-          ¿Hace cuanto no tengo sexo? – Me pregunté en voz baja tratando de recordar la última vez…joder había sido hace más de seis meses – Medio año sin nada de nada, si que soy fuerte – De verdad lo soy, Thomás no aguantaría ni una semana.

Me deshice de toda la demás ropa y entre directamente a la ducha con capacidad para 5 personas. Sí podría hacer una orgía en mi ducha, pero eso no, como máximo aceptaría un trío.

Ahora que lo pienso es egoísta, pero bueno.

Ya estaba sentado en mi silla de oficina de cuero, en mi santuario, en mi rincón de creatividad; la laptop estaba encendida y el único sonido que se podía escuchar era el de las teclas siendo aplastadas con alguna que otra pausa para pensar en el siguiente párrafo.

Pasaron 3 largas horas en las que el ambiente se mantuvo así, hasta que el ruido de la puerta abriéndose me saco de mi momento inspirativo e hizo que dirigiese mi mirada a la persona que había entrado.

-          Ponte algo sexy, en un rato irás a encontrarte con Jean – Me miro con una sonrisa juguetona dibujada en sus labios. Espera un momento ¿salir? ¿con ÉL?

-          Ya te dije que no saldré con el – Pose mi mirada de nuevo en la pantalla para seguir escribiendo, ni de coña iba a salir con esa bestialidad sensual.

Y de repente la pantalla de la laptop fue cerrada de un suave pero certero manotazo.

-          Si la rompes me la pagas – Le reclame con una mueca en mi rostro y el solo me miro como diciendo: “pero si eres tú la que la maltrata todo el tiempo”.

-          Si está rota te compraré una nueva, pero ya arréglate hombre – Sin que pudiese reaccionar me arrastro hasta mi habitación y me encerró en el baño – Báñate con el exfoliante de almendras que compramos hace una semana.

-          ¿Me estás diciendo sucio? – Reclame al otro lado de la puerta, recién me bañe hace tres horas y media, y ella pretende que lo haga de nuevo solo para salir con Jean.

Espere unos minutos y no respondió, supongo que se habrá puesto a escogerme la ropa interior, a estas alturas realmente nada lograría sorprenderme viniendo de él. Suspire de verdad no me quedaba otra opción ¿o sí? Pensándolo quizá podría escapar por la ventana del baño…No eso es algo estúpido estando en el decimo piso de un edificio.

A final de cuentas termine dándome por vencido y entrando a la ducha, use el exfoliante que me había indicado Thomas no muy convencido ya que algo me decía que en vez de ser una salida normal a comer algo o, no lo sé simplemente caminar, era más bien una invitación sexual. Pero algo tengo que aceptar el olor de las almendras con la miel realmente es exquisito.

Luego de una refrescante y fría ducha ya que el puto calentador estaba roto salí del baño con una toalla atada a mi cintura y lo primero que pude notar fue que encima de mi hermosa cama había ropa interior negra con encajes.

-          Yo no compre eso – Tome el bóxer – sí definitivamente no compre esto – Busque en la habitación a Thomás pero no estaba.

No pienso usar esa ropa interior, es muy provocativa, a pesar de que una parte de mi si quiere follar con él la otra me recuerda lo desagradable y molesto que resultaba ser. Con eso en mente me dirigí a una de las cómodas que estaba en mi habitación para después abrir el segundo cajón donde se suponía debía haber ropa interior más recatada y encontrármelo completamente vacío.

-          ¡Thomás! – Grite lo suficientemente fuerte como para que en donde fuese que estuviera me escuchara. Estoy seguro de que debe estarse riendo a carcajadas justo en este momento.

Y no me quedo de otra más que ponerme la ropa interior que de seguro él había comprado para mi. Suspiré al ver mi reflejo en el espejo.

-          No es que me quede mal pero…- Quede de perfil al espejo para ver como lucia el encaje – no me gustan este tipo de cosas.

¿Ahora que sigue? ¿Un liguero negro? Abrí mi guardarropa para decidir que me pondría, realmente no importa, cualquier cosa esta bien. No quiero darle mucha importancia a esta salida pues se bien que terminaremos follando y la ropa será lo de menos. Finalmente me decidí por unos jeans rasgados negros, una camisa holgada blanca y unas botas color beige de cuero.

Salí por la puerta de mi habitación, sin peinarme, sin perfume, sin una mierda. Thomás me miro de pies a cabeza con una cara de desagrado.

-          ¿Qué? ¿También vas a escoger mi ropa? – Me sonrió.

-          No me tientes.

-          Ni mi madre escogía mi ropa – Suspiré, casi de inmediato mi rubio amigo me jalo del brazo haciéndome entrar de nuevo a mi habitación.

Busco en la peinadora blanca que estaba pegada a la pared mi perfume favorito (del cual solo me quedaban unos 4 usos más) y lo puso en mis manos como diciéndome: “ya sabes que hacer” suspire con una mueca en mis labios para después aplicarme con mucha tacañería el perfume en algunas zonas de mi cuerpo.

-          Ni se te ocurra peinarme – Le amenace apuntándole con el dedo índice. El me miro y asintió con la cabeza – Buen chico, buen chico.

Los dos reímos, pero a penas el lindo momento de amistad termino básicamente me boto de mi propio piso y me obligo a entrar al elevador despidiéndose con una sonrisa de oreja a oreja, mierda…aún puedo escapar e irme a otro lugar y dejarlo plantado, sí eso haré en definitiva.

O eso tenía pensado hasta que el elevador se detuvo, salí de él y sentí esa mirada penetrante sobre mí de nuevo.

-          Mierda – Susurre al ver ese cuerpo grande y formado a unos pasos lejos de mi.

Este día en especifico se veía especialmente más atractivo (si es que eso es posible) además de que gracias a la abundante luz que hay en el lobby puedo detallar mejor su rostro; sus ojos grisáceos con café adornados con pestañas del tamaño indicado para hacer que su mirada sea impotente. Sus cejas tupidas y algo gruesas.

Llevaba una camisa color aguamarina claro que hacía juego con sus ojos y unos pantalones algo ajustados color negro. Y como si con lo sexy que de por sí estaba no fuese suficiente llevaba una chaqueta de cuero negra.

Y ese solo era el envoltorio del chocolate.

-          Hn – Alcance a escuchar mientras esbozaba en su rostro una sonrisa llena de satisfacción ¿acaso también estaba examinándome de pies a cabeza? Se me erizo la piel de solo pensarlo.

Sin saludarlos ni nada parecido él empezó a caminar y yo solo le seguí admirando la vista que me estaba dando de su trasero y ancha espalda, no sé cuantas veces lo he dicho ya pero es demasiado atractivo, realmente parece que lo hubiesen hecho para mí.

Lo seguí hasta que llegamos a un complejo de departamentos en el que una vez dentro del lobby se digno a decir palabra.

-          Vamos a cenar en mi departamento y después follaremos – Sonrió y me miro a los ojos –  o podríamos hacerlo al revés – Se acerco lo suficiente a mí como para que nuestros labios rozaran ¿me estaba probando?

-          ¿Qué te parece la opción de cenar y no follar? – Por supuesto que sabía qué diría que no, pero en vez de eso me dedico otra sonrisa y no pude evitar estremecerme.

-          Podría intentarlo – Deslizo su dedo índice por mi cuello y lamio su labio inferior, solo agregaré dos palabras: sexy bastardo – pero no prometo nada.

De nuevo él empezó a caminar y yo lo seguí, no estoy seguro pero podría jurar que todo esto fue tramado por Thomás, cuando llegue a casa (si es que llego) el y yo tendremos una sería conversación. Subimos al quinto piso donde supongo estaba su departamento, por fuera el complejo de apartamentos parecía ser normal, pero apenas entras te encuentras con un lobby bastante elegante con un estilo modernista de combinación.

Saco las llaves de uno de sus bolsillos traseros para después abrir la puerta y entrar, me hizo una señal incitándome a entrar lo cual hice con cierta desconfianza, porque si de algo estoy seguro es que no saldré de aquí hasta mañana a pesar de todos los esfuerzos que haga por huir.

-          No hay razón para estar nervioso – Dijo entre risas, al parecer esta situación le hace gracia al muy puto.

-          Lamento decirte que no estoy nervioso – Lo mire fulminante y el arqueo una ceja sin dejar de mostrarme esa arrogante sonrisa.

-          ¿Y si te dijera que no te creo ni una palabra? – Se acerco demasiado a mí y me tomo de la cintura con sus dos manos.

-          Hey, hey, hey, hey – Aparte sus dos manos de mi cintura – Bájale dos barritas a la erección ¿sí?

-          Bien, bien será después de cenar entonces – Sin que pudiese evitarlo me robo un beso en los labios al cual inconscientemente correspondí – eso es un sí.

Tenía un insulto para el justo en la punta de mi lengua pero se apodero de ella como si fuera suya, deslizo una de sus manos desde mi cintura hasta mi cabello y pude sentir como jugueteaba con un mechón de mi cabello y con su otra mano disponible apretaba mis glúteos. Esto se va a salir de control si no lo detengo ahora ¡pero no quiero! Esto es muy injusto.

 Me aleje de él caliente cuerpo de Jean de un empujón.

-          ¿Qué vamos a comer? – Cambie el tema y empecé a adentrarme más en el departamento que realmente era grande para una sola persona.

-          Pizza a domicilio – Sonrió con arrogancia para después tomar el teléfono y supongo pedir la pizza ¿qué romántico no? Pizza a domicilio.

Mientras él hacia eso yo camine directo al sofá en L de semi-cuero azul rey que tenía. Observe cada centímetro del departamento y para ser el de un hombre realmente estaba algo acomodado, es increíble ya que la mayoría no suelen ponerle ningún empeño al orden (aunque yo no tengo el derecho de hablar del desorden de los demás).

-          Estará lista dentro de una hora y media – Se sentó frente a mí y me observó  fijamente, podría decir que me estaba viendo el alma pero eso sería ser demasiado dramático.

-          Deja de mirarme así, me siento violado – Le reproche mientras cruzaba las piernas sin mirarlo a los ojos, no quiero admitirlo pero me pone nervioso.

Sonrió de nuevo pero esta vez de una manera más cínica. Me removí de donde estaba buscando una manera de sentirme a gusto, pero es imposible que me sienta a gusto con alguien observándome fijamente.

Él se levanto de su lugar y camino hasta entrar en una habitación que supongo era la suya. Unos minutos más tarde regreso con una pequeña caja de cigarrillos en una mano y un encendedor en la otra, me miro de una manera provocativa mientras le daba una calada al cigarrillo que apretaba entre sus labios. Se sentó a mi lado no sin antes dejar los objetos que tenía en su mano en la redonda mesa negra y exhalar el humo cerca de mi cara.

Tosí agobiado, odio de verdad el humo de los cigarrillos es asfixiante.

-          No pongas eso en mi cara – Le reclame mientras disipaba el humo con una de mis manos – Ya te dije que es repugnante – Jean rió al escucharme decir lo segundo ¿acaso tengo voz de payaso o algo? Porque la gente siempre se ríe de lo que digo.

-          Oh, yo creí que te gustaba – Exhalo de nuevo el humo en mi rostro con la misma sonrisa de antes, lo mire con desprecio, por muy sexy que sea no tolero a la gente que fuma.

-          Imbécil.

Apago el cigarrillo en el cenicero para después mirarme fijamente y de inmediato sentí como mi pulso se iba a mil ¿Qué mierda pasa? Esas reacciones son de una colegiala enamorada. Quizá eso sea ¿estoy enamorado? No ese no es el problema, el problema es que en caso de que lo estuviera sería de ÉL.

De la nada se apodero de mis labios, poso una de sus manos en mi cuello para obtener más cercanía. Pude escuchar un leve murmuro que me decía: “abre la boca” de una manera muy seductora que no puedo describir y como un idiota (que eso es lo que soy) obedecí su orden y le di permiso para explorar mi cavidad bucal, lo cual hizo sin esperar ni un segundo.

Nuestras lenguas jugaban una con la otra hasta que supongo el sintió que no era suficiente y llego a rozar mi garganta con su lengua como un experto, joder sí que besaba bien el muy desgraciado. Inevitablemente puse mis dos brazos en sus hombros para poder saborear más cómodamente su lengua, no tengo porque negarlo lo estaba disfrutando.

Pero el maldito aire empezó a acabárseme de a poco y apreté su camisa para que entendiese que ya no podía más, se alejo de mí muy lentamente, ambos estábamos unidos por un erótico hilo de saliva qué él se encargo de lamer tanto de mi boca como de la suya.

-          No besas tan mal como pensaba – Susurro cerca de mis labios para después morder mi labio inferior sacándome un pequeño gruñido pero no de placer, más bien de molestia.

Todo era fantástico el beso es por mucho el mejor que he tenido pero cuando articulo palabra recordé su molesta personalidad y aquella sensación que pudo o no pudo haber sido excitación se esfumo como el humo que hace rato había exhalado.

-          Calla – Le ordene para después ubicarme de manera en que mi peso quedase sobre su pecho y con el peso extra se recostó en el mueble dejándome encima suyo – bésame que es para lo único que sirves.

-          No es lo único – Me reclamo para después invadir mi boca de nuevo, pero esta vez nuestras lenguas llevaban un vaivén diferente como si bailásemos la misma melodía. De pronto un dolor abarco en la punta de mi lengua, el muy hijo de puta la había mordido.

-          Hijo de… - Se me quedo viendo atentamente.

-          Vamos, continua – Sonrió de medio lado desbordando superioridad con cada centímetro de sus labios.

-          Hijo de puta – Lo miré fulminante a los ojos ¿ahora qué?

Sin darme tiempo ni manera de reaccionar bajo uno de los lados de la camisa que llevaba para dejar al descubierto mi cuello. Se relamió los labios sin despegar su mirada de ese preciso lugar, mierda si él me besa allí terminaré gimiendo como perra, lo sé, es mi zona sensible.

Primero mordió con fuerza en el centro de mi cuello para después lamer las marcas rojas que había dejado, lo maldije en voz alta y el rio por unos momentos para después continuar lamiendo mi cuello. Y así fue empecé a emitir los sonidos más lascivos que alguna vez hayan escuchado.

-          Solo es el cuello – Implanto varios besos dejándome marcas rojas – y ya parece que fueras a correrte.

-          Es mi ngh zona sensible – Empezó a lamer cada centímetro de mi cuello dejando algunos rastros de su saliva en mi piel.

De repente mi cuerpo empezó a exigirme por alguna razón más contacto con el moreno, no suelo ser de las personas que se dejan llevar por los instintos carnales pero este era muy intenso, estoy seguro de que debe tener otro tatuaje en algún lugar, quiero verlo, tocarlo. Mierda estoy empezando a perder el control.

-          Bésame – Creí haberlo dicho en voz alta pero al parecer no me escucho – Jean bésame de nuevo – Murmure con la respiración desequilibrada y los ojos entrecerrados, lo deseo, lo deseo de una manera que es putamente fuerte.

-          ¿Huh? – Se aparto con recelo de mi cuello con esa sonrisa que hace que me hierva la sangre y sin decir otra palabra me beso de nuevo con mayor intensidad que antes.

Una de sus grandes manos se colaron por debajo de mi camisa acariciando con completa calma mi espalda, todo estaba bien desde ahí el control estaba volviendo a mi pero…A penas paso un dedo por mis costillas un gemido se escapo de mis labios, él lo sintió lo sé, por la cara de sorpresa que puso, eso y que después el muy imbécil empezó a acariciarme allí, sacándome más gemidos y suspiros; fueron tantos que me vi obligada a zafarme del beso que no me dejaba aire para respirar. Trate de ahogar algunos suspiros mordiendo mi labio inferior pero pronto aquella mano que se paseaba libremente por mi piel terminaría metiéndose debajo de mis pantalones masajeando suave pero firmemente mis glúteos.

Todo el ambiente se estaba volviendo sexual y caliente hasta que el PUTO TIMBRE SONO.

-          Mierda, que buen momento – A penas termino la oración dejo salir un gruñido de desagrado supongo. Agradecí mentalmente al repartidor por llegar porque ya mi cuerpo estaba jugando en mi contra.

Me levante y acomode mi camisa de nuevo mientras el caminaba con pesadez a abrir la puerta. Al poco tiempo regreso y dejo la caja cuadrada que llevaba el nombre “Pizza Express” en la mesa negra. Sin decir nada fue a la cocina, al rato regreso con dos copas de vino en una mano y la botella en la otra.

No pude evitar reír: Pizza y Vino que buena combinación.

-          Sí, es una combinación rara pero no sabe mal – Parece que hubiese leído mis pensamientos, ¿o es que era muy obvio? Dejo ambas copas en la mesa y las lleno hasta la mitad con el vino.

Abrió la caja que contenía una pizza mediana con pepperoni, me ofreció una de las copas con vino la cual por supuesto tome y de inmediato tome un pequeño sorbo, estaba bastante bueno y extrañamente dulce pero después el sabor empezaba a volverse más fuerte una vez que lo saboree.

Al principio eran 8 porciones divididas a la perfección y dos copas llenas de vino hasta la mitad. Al pasar unos minutos eran 6 porciones y dos copas con menos de la mitad de vino. Luego solo 2 porciones y dos copas llenas nuevamente hasta la mitad de vino. Hasta que no había nada, ni vino, ni copas, ni pizza, ni dos personas sentadas en el mueble.

Tome mucho vino, esa es la única excusa creíble que puedo tener para encontrarme en la posición en la que estoy ahora. Me encontraba encima del lavamanos del baño de la habitación de Jean siendo tocado, mordido, besado y lamido por el moreno que se encargo ágilmente de deshacerse tanto de mi ropa como de la suya.

Ya creo que es obvio como acabará todo.

 .

.

Notas finales:

Ahora si~

Cuéntenme ¿qué les ha parecido? Posiblemente la continuación la suba mañana o quizá en un rato, es un simple two-shot (o por lo menos espero poder reducirlo a eso) que fue muy divertido de escribir y ojala sea igual de divertido de leer y no se aburran D:

 Es uno de mis pocos originales y aunque no lo crean me costó muchas noches de sueño xD ¡espero que haya sido de su agrado!

Ahora les tengo una pregunta y espero la respondan <3:

¿Creen que Jean este enamorado de Sebastián? O ¿Es puro placer carnal?

¡CHAN, CHAN!

Sin nada más que agregar.

Saludos y muchos besos con babas~! <3


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