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No te robé por Majo Walles

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No te robé

 

Resumen: Severus vive su renovado romance con Harry, en compañía de los hijos de este, que se esmeran por buscarle el mejor regalo de cumpleaños al mayor. Lo que no esperaban es que Ginebra Weasley, ex Potter, volviera luego de tantos años, en busca de sus hijos, cosa que no permitirá Severus. A costa de las acusaciones de la mujer.

 

Secuela de “Si tú supieras”

Respuesta al reto de La mazmorra del Snarry “¿Por qué Sev nacería en Enero?

 

Categoría: Harry Potter

 

Personaje: Harry Potter, Severus Snape

 

Géneros: Romance.

 

Clasificación: NC-17

 

Advertencias: AU=Universos Alternos, Chan=Adulto/Menor, Mpreg=Embarazo Masculino

 

Capitulo: 1/4

 

Completa: Sí

 

Disclaimers: Los personajes de este fic no me perteneces, los utilizo sólo por mera diversión.

 

Aclaraciones: En la primera parte las edades de los personajes no tienen nada que ver con la del libro. Ted estaba en séptimo, James en quinto y Scorpius con Albus en tercero. Lily aun le faltaba un año para entrar. Pero esta historia se relata dos años después de que todo eso haya pasado.

 

 

Capítulo I

 

 

Lily entró a la sala común de Slytherin corriendo, claro, a ella no le importaba entrar a una sala común llena de chicos de otra casa.  Como era de esperarse, Albus estaba con Scorpius, revisando quizás que cosa para poder tomar de escusa el estar tan pegados el uno al otro en un lugar público.  Eso era poco decente, había dicho su abuela Molly, cuando le contó de las andadas de sus hermanos con los chicos Malfoy. Claro, había exagerado un poco las cosas, pero eso no tenía por que saberlo la vieja mujer.

 

Albus fue el primero en verla, y estuvo tentado a rodar los ojos cuando la tuvo en frente, moviendo los brazos de arriba abajo, tratando de decir quizás que cosa relacionada con sus papás.

 

-¿Qué haces aquí, Lily? Sabes que papá se molestó la última vez que entraste sin permiso.

 

-Pero ahora es por un asunto que nos incumbe a todos.

 

-Lo que significa que James también vendrá ¿Verdad? -preguntó al tiempo en que dejaba el libro que había estado fingiendo leer a un lado, para poner toda su atención en las palabras de Lily y que se fuera a su casa luego.

 

-Sí -le contestó con seriedad-, no tardará en llegar.

 

-Lo que acarreará que todas las miradas estén sobre ustedes -dijo Scorpius, levantándose del sillón que compartía con su novio-, por lo que propongo que vayan a nuestra habitación.

 

Tal y como presagió Scorpius, en cuanto James Potter puso un pie en la sala común de las serpientes, todos se giraron para verlos. No es que les desagradara el chico, de hecho, el ser hijo de Severus Snape, líder de las serpientes, y Harry Potter, salvador del mundo mágico, hacía que el chico fuese mucho más requerido que antes, mucho al desagrado de su pareja, que al haber terminado sus estudios en Hogwarts había tenido que abandonar el colegio, y con eso, la vigilancia de los idiotas que se querían meter a la cama de James.

 

-Tienes razón -dijo Albus, de acuerdo con las palabras del rubio-. Vamos a la habitación -le dijo a sus hermanos- ¡Y ustedes dejen de mirar, idiotas!

 

Obviamente nadie puso atención a sus palabras, y no apartaron su mirada de los Potter hasta que desaparecieron por las escaleras. Scorpius les siguió después de recoger sus cosas y las de Albus, que habían quedadas en la sala común.

 

Cuando los chicos llegaron a la habitación, Lily se dejó caer delicadamente en una de las camas. Como ella esperaba, su hermano y cuñado sólo ocupaban la cama del rubio, por lo que no sentía remordimientos al estar en el lugar.

 

-Bien. ¿Qué es eso tan importante que necesita de toda nuestra atención? -le preguntó Albus, apoyándose en la pared que quedaba frente a su hermana.

 

-Pues parece que ustedes lo olvidaron -le contestó, casi molesta-, mañana es el cumpleaños de Severus.

 

-Demonios -James se dejó caer de espaldas sobre la otra cama que había en la habitación-, olvidé el cumpleaños de mi padre.

 

-Eso veo -dijo la muchacha-, por eso le pedí permiso a la directora, para que nos dejara ir a casa esta tarde.

 

-Es muy poco tiempo para comprar algo adecuado -dijo Albus.

 

-Podrían preparar una cena en casa.

 

-Scorpius tiene razón.

 

James miró a sus hermanos y cuñado, no le ocurría nada mejor para su padre.

 

-Bien. Iremos a casa en la tarde y prepararemos algo. Seguramente papá nos puede ayudar con la comida que le gusta a mi padre.

 

 

Harry acababa de llegar del ministerio, había estado planeando el regalo perfecto para su pareja desde hace meses, tratando de que no se enterara de nada y que tampoco lo hicieran los reporteros de la prensa sensacionalista. Era algo importante para todos ellos y no tenía por que enterarse el mundo entero antes de Severus. Había tenido que pedirle ayuda a Lucius Malfoy para poder apurar los papeles, por que de haberlo hecho por su propia cuenta, por mucho que fuera héroe del mundo mágico, no creía poder haberlo tenido todo listo a tiempo, y el patriarca de los Malfoy, aun tenía muchos contactos dentro de las paredes del ministerio de magia.

 

Se dirigió a la cocina y se sirvió un gran vaso de agua fría. Estaba exhausto, pero tenía que ir a la mansión Malfoy antes de relajarse por completo. Le había prometido a Remus que le acompañaría por un regalo para Severus, y además quería aprovechar de comprar un par de cosas para su hija.

 

Sobó su abdomen con cariño, tenía poco más de tres meses de embarazo y estaba seguro de que sería una niña. No le había dicho nada a nadie, ni siquiera a su pareja, que a pesar de hacer el amor cada vez que se veían –cuando Severus podía arrancarse de sus labores en Hogwarts- , el hombre no había notado el cambio en su cuerpo, y si lo notó, no le dijo nada. Esperaba que pensara que estaba engordando, por que la noticia del nuevo bebé, sería parte del regalo que le haría a su amante cuando lo viera.

 

Se volteó al escuchar que la red flu de la sala comenzaba a crepitar, y las barreras de la casa saltaban ante la presencia de alguien de la familia. O eran sus hijos, o era Severus.

 

-¡¿Papá?!

 

La voz de Lily le dijo a Harry que sus hijos estaban en casa, y sonrió de lado al entender que es lo que puede haber pasado para que eso pasara.

 

-¡Estoy en la cocina!

 

Los chicos Potter llegaron a la cocina en tiempo límite y saludaron a su papá con un beso en la mejilla.

 

-Tenemos que pedirte ayuda, papá.

 

-Imagino que sí, James, y supongo que la razón de esta es el cumpleaños de tu padre.

 

-¡Exacto! -le dijeron los tres al mismo tiempo. Se notaban alterados.

 

-No le preparé nada este año, papá, sé que estará esperando un regalo nuestro -le dijo la chica.

 

-Probablemente espere que lo recuerden, hija. Severus no es muy adepto a los regalos y no creo que le interese mucho el recibirlo por compromiso. A él le interesa más el saber que le recordaron y se esmeraron en preparar algo.

 

-Es lo que pensamos -dijo Albus-, por eso tenemos pensado prepararle una cena para mañana, y necesitamos tu ayuda para saber que platos le gustan o algo así.

 

-Supongo que puedo ayudarles con eso.

 

-¿Qué le regalar tú, papá?

 

-Ah, no -le contestó a su hija, que por mucho que se esmerara por poner cara de niña buena, se notaba que trataba de sacarle el secreto-, eso es algo que lo sabrán en la cena que prepararan.

 

Pasaron lo que les quedaba de tarde para poder tener todo lo que necesitaban para la cena, y luego volvieron a Hogwarts para que Severus no sospechara, ya que habían quedado de acuerdo con él para cenar esa noche en su despacho y se acercaba la hora.

 

Harry se quedó en la casa, para poder ayudar a preparar las cosas de sus hijos, cuando el timbre de la puerta sonó.

 

Casi cae de espaldas al ver quien estaba en la entrada de su hogar.

 

-Ginny.

 


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