-Quiero presentarles a sus nuevos compañeros de clase.- Anunció aquella mujer mayor mientras yo observaba la clase desde donde estaba. Allí había todo tipo de adolescentes, los descuidados y revolucionarios en la parte de atrás, los extrovertidos en la parte del medio interactuando con toda la clase y unos pocos aplicados o ‘’empollones’’ como suelen llamarlos, llenaban la fila de adelante.-Son Luhan y Kris, se han mudado hace poco, espero que les den una cálida bienvenida.-Y antes de que nos diese señal para presentarnos, la puerta se abrió de golpe y apareció un chico rubio, alto, con una chaqueta negra de cuero y una sonrisa que no parecía pedir disculpas, es más, demostraba los orgulloso que aquel chico se sentía de haber irrumpido la clase.-¿Sería mucho pedirle que llegue a mis clases temprano, señor Sehun? ¿Quiere que le envíe al despacho del director todos los días?.
-Perdóname, Parkie.- Respondió el tal ‘’Sehun’’ y, con toda la poca discreción que parecía tener, nos miró tanto a Kris como a mí de arriba abajo deteniéndose más en mí, explícitamente, en mis genitales, para luego mirarme a los ojos y sonreír mientras me guiñaba un ojo. Cerdo. Y como él los había en todos lados.
-¿Cuántas veces tengo que decírtelo? Llámame Park.
-¿Llegar temprano a tus clases y llamarte Park? Me pides demasiado…Parkie.- Contestó él haciendo reír a toda la clase.
Ah, ya entendía su rollito. El graciosillo de turno.
-Toma asiento y no vuelvas a molestar, por favor.-Creo que la señora Park le estaba hasta rogando, ¿Cuán impertinente podría llegar a ser ese chico?
-Lo intentaré.- Terminó de hablar y fue hacia su sitio que se encontraba al final de la clase junto a un moreno al cual le sonrió pícaramente.
Wow, también coqueto.
No te conozco y ya me sorprendes, Sehun.
-Pueden presentarse.- Dijo finalmente la profesora y Kris me miró a mí para que empezase.
-Pues, um…Me llamo Luhan, tengo dieciséis años y soy de Corea del Sur, Incheon concretamente.-Comencé y miré a Kris para que siguiera.
-Mi nombre es Kris y mi historia es igual a la de Luhan.- Respondió igual de intimidado que yo.
-¿A ti también te viene la regla?. A menos que ‘’Luhan’’ sea hombre, cosa que dudo mucho.- Preguntó alguien al final de la clase. Sehun.
-Señor Se…
-No se preocupe, señora Park, la falta de neuronas le hace ser incoherente y poco ingenioso.- Hablé cortando a aquella mujer mientras desafiaba a Sehun con mi mirada.
-Pueden sentarse, gracias.- Indicó Park mientras nos señalaba nuestros asientos en segunda fila, la clase se había resumido a un silencio profundo. Parecía que desafiar al gran Sehun no era costumbre. Bien, estaba contento y orgulloso de haber puesto a ese idiota en su respectivo lugar.
El subsuelo.
***
-Vamos, tienes que acompañarme, por favor.-Suplicó Kris mientras salíamos de ética. Kris, a pesar de mis reclamos, había decidido presentarse a las pruebas para entrar en el equipo de baloncesto que había aquella misma mañana en la hora libre y ahora nos encontrábamos en camino a filosofía mientras mi hermano ‘’me convencía’’ para ir a verle y me estaba negando completamente, llamar la atención no era mi objetivo en aquel lugar.
-Vamos, Hannie, solo será una hora.
-Una interminable hora.
-No te pongas así, no seas infantil.
-No es eso, Kris, no quiero ir, no me apetece hacerme notar aquí y ser el hermano de un chico del equipo de baloncesto del instituto no parece que vaya a disimularlo.
-¿Das por hecho que entraré?.
-Te he visto jugar, podría decirse que ya estás en el equipo.-Respondí y mi hermano sonrió para después dejar un beso en mi cabeza.
-Ven a verme, me darás suerte.
-Eres tan insistente.
-¿Eso es un sí?
-Eso es un puede.-Me rendí y otro fuerte beso por su parte estalló en mi cabeza.
***
Llegué a la pista y me dirigí a las gradas sin tan siquiera mirar al cúmulo de chicos que se agrupaban en el centro de la cancha.
-¡Eh, maricas!.-Oí como gritaba alguien, giré mi cabeza hacia la otra puerta y observé a un hombre de unos cincuenta años con un silbato en la mano y una carpeta en la otra, debería ser el entrenador.-Quiero que los nuevos se pongan en la izquierda y los veteranos en la derecha.-Pidió mientras colocaba una silla y una mesa en la parte trasera de la pista. Y cuando se agruparon según aquel hombre lo había pedido le vi, Sehun, el graciosillo de clase, el idiota rebelde, estaba allí, entre los veteranos, con una camiseta de los Lakers y unos pantalones a juego con esta, y, he de admitir, que no le quedaba nada mal. Los minutos fueron pasando y observé como los novatos iban pasando aquellas pruebas, unos con más destreza que otros pero, para mi entender, ninguno hasta el momento era lo suficientemente bueno. Y llegó el turno de Kris, me miró y le sonreí mientras le mostraba mis dedos entrelazados en señal de suerte, me guiñó un ojo y se dispuso a realizar las pruebas necesarias, pases, giros, tiros a canasta, sabía que sus nervios no le dejaban hacerlo lo mejor que podía pero lo estaba bordando. Cuando terminó, el entrenador volvió a ordenar que se agrupasen como al principio y se puso de pie, dejando la silla en la que había estado escribiendo.
-Junkook, Yesung y…Kris, están dentro, los demás fuera.-Pronunció y vi a mi hermano sonriendo conteniéndose por no ponerse a saltar.-Mañana a esta misma hora, les repartiré una hoja con el horario de los entrenamientos. Enhorabuena, nenas.-Terminó de hablar y, tras meter la hoja donde había apuntado las nuevas adquisiciones en la carpeta, salió de allí, dejando a unos chicos desilusionados y otros llenos de alegría. Bajé de las gradas y corrí hacia mi hermano para felicitarle, cuando llegué a él le abracé mientras este me levantaba del suelo y me hacía gritar.
-Enhorabuena, Kris.-Le felicité cuando me dejó en el suelo.
-¿Y yo no me merezco también un abrazo? Soy el capitán, no puedes ir abrazando a los chicos de mi equipo y a mí dejarme sin nada.-Habló una voz ronca que, lamentablemente, se me estaba haciendo familiar.
-Púdrete, Sehun.-Dije mientras me giraba para mirarle, no quería que ese chico me hablase o me dirigiese la palabra y menos delante de mi hermano, sabia a lo que podía llevar la furia de ver a un chico coqueteándome o mirándome de la forma que ese chico me había mirado horas atrás.
-Oh, veo que ya sabes mi nombre, ¿Has jugado a ponérselo a nuestros futuros hijos?
-Deja de ser tan ególatra y narcisista, por favor.-Pedí desafiándole con la mirada, pero la suya solo mostraba diversión y satisfacción al verme mosqueado por sus palabras.
-No soy ególatra y narcisista, soy sincero y realista.
-Eres un imbécil, Sehun.
-Y tú eres precioso, Luhan.
-Idiota.
-Guapo.
-Hey, ¿podrías dejar de molestar a mi hermano?.-Masculló Kris que parecía harto de aquel juego de palabras entre manos aquel rubio alto y yo.
-Creo que lo menos que estoy haciendo es molestarlo.-Respondió Sehun y me miró guiñándome un ojo.-Por cierto, me puedes llamar Hunnie, nene.
-Vámonos, Luhan.-Susurró mi hermano y me pasó la mano por los hombros para girarme y casi empujarme a salir de la pista y con ello, del gimnasio.
-¡Nos vemos, precioso!.-Gritó Sehun desde su sitio.-¡Por cierto, tienes un culo estupendo!.-Y noté como el brazo de Kris, que se encontraba en mi espalda, se tensó. Estaba luchando por no darse la vuelta y abrirle a ese idiota la cabeza contra el aro de la canasta. Al igual que yo.
-Kris, déjalo estar.-Casi supliqué tranquilizándole al igual que a mí y después de un gruñido por su parte, terminamos de salir del gimnasio.