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Free!ES (SouHaru) por Hakai_

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Sousuke se encontraba revolviéndose entre sus ásperas y húmedas sábanas, con su piel cubierta por una fina capa de sudor y sus ojos apretados con fuerza, que se abrieron de golpe mirando en todas direcciones con ansiedad, buscando algo que no estaba allí y que probablemente ni siquiera existía.

Cuando se enderezó en la cama podía sentir su nervioso corazón golpearle dentro del pecho, con tanta ansiedad y fuerza que podría romperle las costillas, y al mismo ritmo su pecho subía y bajaba, tratando de recuperar el aire y de relajar a todo el cuerpo a base de suspiros.

"Otra vez, de nuevo ese sueño" Al haberse calmado, el miedo había dado paso a la frustración mostrada a través de sus tensos dedos que se aferraban al cabello que caía sobre su frente empapada en nerviosismo. El reloj digital que tenía sobre su mesilla marcaba las 3:43 de la mañana. Mala suerte, no podría volver a dormirse, y esta era una de las veces que más temprano le había despertado aquel sueño.

 

El sueño era siempre el mismo, nada, era él mismo rodeado de la nada, buscando algo, cualquier cosa que le ayudara, una salida, algo conocido, lo que fuera, algo que en aquel mundo de pesadilla no existía, solo existía la desesperante nada que le asfixiaba, un vacío infinito en el que no podía ir a ningún lado, en el que solo le rodeaba una cosa... la soledad. Una soledad aplastante a la que temía más que a cualquier asalto, que a cualquier criminal, aunque este fuera el más buscado. Sus sueños estaban llenos de lo que más temía, quedarse completamente solo.

 

Las aún temblorosas piernas de Yamazaki le llevaron hasta la cocina, si no podía dormir, aguantaría lúcido a base de café, y eso es justo lo que estaba dispuesto a hacer. Se sentó frente a su mesa, encendiendo su portátil, taza de café en mano. Si no podía dormir, buscaría información, fácil. O quizás no tanto, a medida que avanzaba todo era más confuso, la red de traficantes era la misma, pero en cada noticia la mercancía era distinta, distintos tipos de drogas, armas, falsificación de billetes... pero era completamente imposible que una sola organización llevara todo eso a cabo. Al menos eso le decía su sentido común, el mismo que, ayudado por la cafeína, le hizo indagar en el tema hasta que el sol empezó a bañar la ciudad de Tokio, cambiando su color gris por un dorado pálido. Sus ojos, marcados por unas profundas ojeras parpadearon repetidas veces, tratando de acostumbrarle al brillo que reflejaba la ciudad, así como alejar un poco el sueño de su cuerpo aunque de una forma poco eficaz.

En poco más de una hora tendría que salir de camino a la oficina, aunque nada le impedía salir antes de aquel cubo que tenía por apartamento.

El agua fría pareció alejar las oscuras sombras de su sueño, de la misma forma que la luz del sol alejaba las sombras que ocultaban la ciudad de Tokio, permitiéndole un viaje más despejado y tranquilo hacia la oficina donde debería esperar a Nanase.

"Cierto...Nanase, le había olvidado" Una mano cansada subió hasta su rostro, haciendo el intento de retirar los pensamientos que se formaban en su cabeza a cerca de aquel idiota de ojos azules, como si fuera una tarea posible.

 

Exasperado y tenso, condujo hasta la oficina, llegando antes de lo que esperaba, e incluso antes de que cualquiera además de uno de los porteros estuviera allí. O eso esperaba cuando fue a su oficina, donde la ropa de Nanase aún descansaba, correctamente colocada sobre su silla, exactamente de la misma forma que la había dejado el día anterior, o era muy meticuloso al colocar las cosas, o bien seguía por allí, aunque no tardó en averiguar dónde se encontraba. Buscando abstraerse del mundo, Sousuke había bajado a la sala de tiro, dispuesto a desahogar su furia contra un blanco.... un blanco completamente agujereado. No recordaba sin embargo haberlo dejado en aquel estado, y su sorpresa no hizo más que crecer al ver a un Nanase sentado en una de las sillas azules de plástico de la pequeña sala, con el cuello en una posición en la que probablemente al despertar le sería incómoda, además de unas suaves sombras oscuras que empezaban a hacerse presentes bajos sus ojos cerrados. No había que ser muy listo para entender qué había estado haciendo.

Y sin embargo a penas una bala había dado justo en el blanco, provocando que una risa sarcástica saliera de los labios de Sousuke, a quien el sonido le pareció completamente ajeno, como si hubieran pasado siglos desde la última vez que reía o incluso hablaba.

 

Los párpados de Nanase temblaron, mostrando sus azules orbes tras los mismos. Lucía cansado y confuso, como si le hubieran cambiado de lugar mientras dormía a pesar de que no era así.

 

Sousuke lo notó y no dijo nada, se mantuvo en silencio mientras su nuevo compañero terminaba de volver del mundo de los sueños. Si estaba sorprendido por la presencia de su superior no lo demostró.

 

"¿Has estado aquí toda la noche?" Las palabras fluyeron antes de que Sousuke a penas pudiera retenerlas, a pesar de que sabía la respuesta, como si esperara que lo negara, que pusiera alguna excusa, pero no lo hizo. Solo se puso en pie, asintiendo mientras cogía la pistola para disparar al blanco, siendo detenido por la mano de Sousuke, que sujetaba su muñeca en un "espera" que no se dijo. Únicamente para cambiar el blanco al que disparaba, pues en el estado de este habría sido lo mismo que dispararle a la nada. Colocado el nuevo blanco en su sitio, Haruka volvió a apuntar, apretando el gatillo sin vacilar ni un segundo, con una seguridad fuerte que Sousuke no le había visto antes, y falló. No por mucho sin embargo.

 

"La coges bien, pero eres demasiado impaciente y tu pulso no está tan relajado como tú"

 

Colocándose tras Haruka, tomó su muñeca, cubriendo su mano con la propia para ayudarle a mantener el pulso firme, aprovechando también para colocarle las piernas de forma más relajada, como si eso y un "no estés tan tenso" tuvieran el mismo significado. Y es que era imposible, cómo no estar tenso teniendo a sus espaldas el enorme cuerpo de su superior, que incluso siendo amable podía llegar a intimidar. Pero lo hizo, dejó que la mano de Yamazaki mantuviera su pulso a raya y disparó, dando en el blanco y recibiendo una sonrisa de satisfacción por parte del más alto que solo se giró en un "vamos" a la espera de que Nanase le siguiera obediente hacia las oficinas, donde sus compañeros empezaban a arremolinarse alrededor de montañas papeleo, aunque en la de Sousuke solo había una, hacer la ronda y buscar cualquier cosa que les ayudara a encontrar pistas sobre los traficantes además de algunas notas tomadas de lugares donde era probable que estuvieran.

 

"Nanase -Su voz aunque seria, no mostraba rastro de enfado alguno- ¿Tienes algún inconveniente en ir?"

 

Haruka miró el papel, negando con la cabeza de la forma más segura que pudo. Al fin y al cabo, era su trabajo.


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