On
Yo sólo quería que ése extraño chico, Naruto Uzumaki, me dejara en paz. Todo comenzó en el verano de 57, cuando mis padres decidieron que sería maravilloso comenzar a vivir en otro punto de la ciudad, justo cuando iba a comenzar mi primer año de la secundaria.
No era que me molestará realmente vivir en un nuevo lugar, a la vez era emocionante tener finalmente amigos. En mi antigua escuela no era muy aficionado al estar cerca de la gente, me sentaba solo en la hora de comida y en los proyectos escolares solía hacerlos por mí mismo.
Unos cuantos amigos no me vendrían mal.
Cuando bajé del auto, observé lo bonita que era mi nuevo hogar; la casa era más grande que la anterior, con un amplio porche y pasto verde con unas cuantas flores rodeándola.
Muy linda.
"¡Sasuke! Ayúdame a bajar las cosas del camión, deja a tu madre y tu hermano que nos preparen unos cuantos bocadillo"Mi padre me gritó desde dentro del camión de mudanza.
Yo lo seguí al camión, bajando unas cuantas cajas de cartón que estaban apiladas en un costado, en ése justo momento fue cuando un chico más bajo que yo, se adentró al camión y presentó como Uzumaki Naruto, vistiendo un overol de short y unos converse rojos. Su molesta voz diciendo - no preguntando- que nos podía ayudar con la mudanza.
Mi padre nunca fue una persona amable, lo miró un poco molesto, mientras ponía su pie arriba de la caja que el chico iba a levantar.
"No, gracias, niño. No necesitamos tu ayuda. Puedes irte con tu madre, ha de estar preocupada." El tono de mi padre era casi de enojo.
"¡Mi madre sabe en donde estoy, ella me dio permiso!" Le respondió.
Dios, su sonrisa incluso era molesta, fue lo que pensé cuando me miró fijamente.
No tardé en darme cuenta que él no entendía indirectas.
Él era imprudente, mi padre me 'recordó' que tenía que ir con mi hermano ayudarle a desempacar, -sólo era una mentira para librarnos de ese niño- salí corriendo de ahí, pero él se siguió, le iba a decir que se largara, cuando pasó la cosa más rara del mundo. Ahí estaba tomado de la mano con éste extraño niño. Ese momento más extraño e incómodo, mirándome con sus ojos grandes y azules, fue cuando llegó mi mamá.
"¡Oh! ¿Pero que tenemos aquí, Sasuke, un nuevo amigo acaso?"
Lo único masculino que puede haber hecho a la edad de 7 años, fue correr hacía mi madre y esconderme detrás de ella.
"¡Hola señora! Soy su nuevo vecino." le dijo sonriendo a mi madre.
Éste chico sí que no entendía indirectas.
En cuanto fue mi primer día de escuela y me presenté a la clase del Sr. Iruka, fue cuando él apareció nuevamente, brincado hacía a mí, dándome un fuerte abrazo que llegaba al punto de dejarme sin aire.
Fue cuando supe que no sería un año escolar tranquilo.
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"¡Sasuke, estás aquí!" dijo Naruto. Todos los niños me hicieron burla desde entonces cosas como: "¡Sasuke! ¿En dónde está tu novio?" "¿Cuándo se piensan casar?". En la hora del receso los de mi salón nos cantaban "Sasuke y Naruto besándose debajo de un árbol"
Como odiaba a esas niñas.
Mi primer año en el pueblo fue un desastre y los siguientes 10 años* no mejoraron, fue cuando decidí tomar acción. Tenía un plan.
"¡Sakura, Sakura, espera!" salí corriendo del autobús, cuando vi a la chica de mi asombroso plan a unos cuantos pasos de mí.
Invité a salir a la chica más bonita y popular de la escuela. Sakura Haruno. Sabía que Naruto siempre la ha odiado, no entiendo porque, ella era linda, amigable y tenía un lindo cabello.
La idea era pasar el día con ella, para que Naruto perdiera el interés en mí. Pasamos cada tiempo libre juntos. Después de terminar la clase de biología, salí acompañado de Sakura, ella iba hablando y hablando, no tenía fin sus conversaciones, sobre sí su padre no dejaba perforarse los lóbulos para ponerse pendientes y verse más linda, cosas de chicas que no me interesaban.
Íbamos caminando juntos por el pasillo, hasta que lo vi ahí, enfrente de su casillero, tomé acto, agarré la mano de Sakura, fingiendo no haber visto a Naruto, a Sakura no pareció importarle pues siguió narrando su historia.
Mi plan parecía ir bien, hasta que mi amigo, Suigetsu, también se interesó en Sakura; y fue ahí cuando ella perdió todo interés en mí dejándome botado para irse junto con Suigetsu después de clases a casa.
La lealtad de dio a conocer después de eso, fue cuando a él se le salió decir lo que yo planeé con ella para alejar a Naruto de mí.
Estaba yo esperando el autobús cuando ella se me acercó y me dio una fuerte cachetada enfrente de los demás alumnos, tras llamarme ser un cretino.
Parece no haberlo tomado nada bien.
Naruto cuando se enteró de eso, volvió a empezar a verme con esos ojos - expresión- soñadora. Le habían asignado asiento detrás de mí y lo más extraño es que me olfateaba, si era incómodo tener su mirada clavada en mi espalda, era más raro sentir su respiración en mi cuello ¡Él me estaba olfateando!
¿Por qué hacía eso?.
Mi único consuelo es que vendría la preparatoria, finalmente todo se terminaría.
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La primera vez que vi a Sasuke Uchiha, me volvió loco, sus ojos me hipnotizaron, su familia acababa de mudarse. Llevaba dos minutos cerca de ellos cuando su papá lo mandó ayudar a su mamá. Yo quería estar con él.
Era obvio que él no quería irse, corrí hacia él, me tomó de la mano y miraba con una sonrisa ¿Sería esto cierto? ¿Tendría mi primer beso con Sasuke Uchiha? Entonces su madre salió, le dio tanta pena que fue esconderse atrás de su madre.
Una vez mi mamá me dijo que los niños eran muy tímidos, así que decidí ayudarlo. Decidí acercarme a él para que superara su timidez.
Hasta que estábamos en último año de secundaria, lo vi junto con Sakura Haruno ¡Tomados de la mano! ¡Tenía agarrada la mano de mi Sasuke! el chico con el que tendría mi primer beso. Duraron una semana, terminaron en el receso.
Desde que Sasuke ya no estaba más en la garras de Sakura, me empezó a tratar mejor.
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La preparatoria había traído muchos cambios, pero más que nada fueron en mi casa. Mi abuelo había venido a vivir con nosotros.
Cada día que llegaba de la escuela, lo veía sentado enfrente de la ventana, sólo observando. Mi mamá decía que era porque extrañaba a la abuela, él no habla mucho conmigo.
Hasta que un día que Naruto apareció en el periódico local.
"Sasuke, hijo, siéntate conmigo"
Fue la primera vez que él hablo conmigo, estaba feliz de que por primera vez me dirigiera la palabra, después de muchas semana de vivir con nosotros.
"Cuéntame de tu amigo, Naruto Uzumaki" Me dijo. Me sorprendí y a la vez me incomodó la... ¿pregunta?.
"De hecho, abuelo...Naruto no es muy amigo mío." Le conteste titubeando.
Naruto no había salido en el periódico local por ser un genio, salió porque se había negado a bajar de un árbol de sicomoro que se encontraba en nuestra calle.
Naruto Uzumaki y su estúpido árbol de sicomoro, él siempre pensó que era un regalo de dios que estuviera en la esquina de nuestra calle.
Todas las tardes después de la escuela, lo veía trepando en ése frondoso árbol. Me invitaba a subir a ver 'el paisaje' juntos con sus hermanos mayores. Lo último que quería que pasara lo mismo que en la secundaria "Sasuke y Naruto sentados en un árbol besándose”, preferiría comer porquería el resto de mi vida.
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"El autobús está a tres calles, chicos" Gritó Naruto "Una menos" Continuó. "Ya está aquí" Fue lo último que notificó, cuando lo vi saltar del árbol.
Ahí estaba, a lado mío diciendo el árbol lucía espectacularmente hermoso ésa mañana.
"Si por hermoso, te refieres a muy horrible, entonces tienes razón, lo es'' le dije. Se molestó por el comentario y subió al autobús que llevaba unos segundos de haber abierto la puerta para nosotros. Yo sólo lo vi subir tras darle una sonrisa burlona.
"Te falta agudeza visual, siento lástima por ti, Sasuke" Me contraataco.
Y mi sonrisa poco a poco se fue borrando, "Agudeza visual" "¿Agudeza visual? ¿en serio?" Me decía eso el chico que tenía la casa más horrorosa y que era la burla del vecindario. ¡Tenía arbustos hasta las ventanas y hierbas por todos lados!
¡A mi papá le molestaba! Siempre los criticaba, un día que estábamos viendo la televisión en familia, mi hermano dijo que el Señor Uzumaki, hacía pinturas de paisajes, mi padre hizo el comentario de que debería preocuparse por el paisaje del jardín de su casa.
Lo mucho a que papá le molestaba su jardín, no era nada comparado con lo molesto que Naruto era con su estúpido árbol de sicomoro.
Cada mañana teníamos que escuchar su pronóstico de que tan lejos estaba el autobús.
~
Un día soleado de Abril, iba junto con Seigetsu a la parada del autobús, iba hablándome sobre algunos facs de una película que vio junto con su "novia".
"¡Mira Sasuke! ¿Qué estará pasando ahí?'' Me preguntó tras salir corriendo dejándome unos cuantos pasos atrás. Ahí habían uno cuatro señores con casco y guantes, bajo el árbol de sicomoro.
"¡Vamos, niño! ¡Baja de ahí! Estás interrumpiendo en una zona privada." Fue lo que escuché, y la curiosidad me ganó, fui a ver lo que sucedía, no lo recuerdo, pero creo que no me sorprendí por lo que vi.
Naruto estaba arriba del árbol, tratando de protegerlo. Esos señores fueron enviados a cortar el árbol. Él estaba casi en la copa del árbol, muy abrazado a él. Los señores molestos por tal inmadurez de parte de él, dijeron que lo iban a cortar aunque Naruto estuviera arriba.
"¡Sasuke! ¡Sasuke! ¡Muchachos, ayúdenme, suban por favor!" Me gritó Naruto con un tono de desesperación en su voz. "Si suben, así no lo tiraran"
Yo sólo lo miré con pena, en ese justo instante llegó el autobús, Suigetsu me gritó que subiera. No entiendo porque a Naruto le importaba tanto ése montón de ramas. Volteé a dirección del autobús para poder subir.
"¡Sasuke, por favor!" Volvió a suplicarme.
Me sentí mal por él, pero no lo suficiente como para faltar a clases.
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"¿Por qué no es tu amigo, Sasuke?" Mi abuelo volvió a cuestionarme. Me le quedé viendo unos segundos a los ojos, intento pensar que contestarle.
"Es que... todavía tu no lo conoces" le respondí un tono más abajo de mi voz normal.
''Pues a mí me gustaría conocerlo'' Mi abuelo me contestó. Me sorprendió con la respuesta. ¿De qué forma podría importarle conocer a ése rubio molesto?
"¿Q-qué? ¿Pero por qué?"
''Ese niño tiene mucha fuerza ¿Por qué no lo invitas a venir?"
"¿Tiene mucha fuerza?" volví a repetir. Mi abuelo asistió con la cabeza. "Pero él es sólo necio y terco a comparación de otros" le comenté un poco extrañado por la actitud de mi abuelo.
"Él me acosa desde la secundaria" Me sonrió.
''Ése tipo de chicos no viven a lado de la personas todo el tiempo''
"¿En serio? Pues ¡qué bueno!"- le contesté con alivio.
Mi abuelo rio un poco y me pasó el periódico local, en donde se podía ver a Naruto sentado en un rama del sicomoro.
"Lee esto, Sasuke y sin ningún tipo de prejuicio" Me dijo.
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Me levanté del sillón, dirigiéndome a mi habitación, cerré la puerta tras haber entrado y aventé el periódico en mi mesa de estudio.
"Como sí necesitara saber más sobre Naruto" En la nota, decía - Chico local se manifiesta-. Fue suficiente como para querer
leer la nota completa.
Al día siguiente, se podía apreciar un poco de la raíz del sicomoro que sobresalía del piso, ese día Naruto no estaba en la parada de autobús, ni la mañana siguiente, sí iba a la escuela, pero ni siquiera notabas que estaba ahí.
Cuando llegué, estaba él sentado en su pupitre mirando la nada. No sabía que pensar, ¿No era esto lo que quería? Que Naruto me dejara en paz, no lo sé, me sentía mal por él. Yo le quería ofrecer una disculpa, pero luego recapacité, no, sería lo último que me faltaba, que él piense que lo necesito.
Así que lo ví partir al finalizar las clases, en su bicicleta grande y de un color muy pero muy naranja.
~
Me gustaba mucho ver a mi padre pintar, o mejor dicho, me gustaba escuchar sus historias mientras pintaba. Mi padre siempre me da luz en días de lluvia.
He aprendido mucho de él, sus historias me encantaban, como cuando me contó cómo consiguió su primer empleo repartiendo cosas y que no pudo terminar de estudiar. Hasta que un día me sorprendió su tema de conversación.
Estábamos en el patio trasero de la casa, él sentado frente a su lienzo y yo, justo a lado de él, mirando su perfil.
"Y dime hijo, ¿Qué ocurre entre ése chico Uchiha y tú?" Su mirada azulina se posó en mí, ése brillo juguetón dirigido a mí, sacando un ligero sonrojo y nerviosismo.
"¿A-a qué te refieres, papá? No pasa nada entre él y yo" Traté de sonar lo más tranquilo que pude.
"Entiendo...entonces me equivoqué" - Mi padre continuó pintando ése retrato de un casa de campo que me dijo haber soñado.
"Pero papá, ¿Por qué piensas eso?"
"Bueno, es sólo que tu...hablas de ése chico todo el tiempo" Y ahora si, definitivamente el tema iba un poco en serio, porque el dejó su pincel sobre el apoyo del marco y se volvió en el taburete para mirarme de frente.
"Yo no lo sé, creo...que pienso es sus ojos o tal vez en su sonrisa"
"¿Y qué pasa con él? me refiero, ¿Qué piensa él de ti?"
"¿De qué hablas?
"Tienes que analizar el cuadro completo; un cuadro es más que la suma de sus partes" Mi padre continuó hablando, diciendo más ejemplos, pero yo me perdí por un momento en mis pensamiento. ¿Más que la suma de sus partes?
En realidad no entendí a lo que se refería con eso, hasta que una tarde cuando subí al sicomoro, rescataba una cometa, que estaba muy muy arriba, mucho más de lo que nunca había subido, lo que vi fue maravilloso, me encantó la vista, empecé a notar lo bien que olía la brisa.
En ese instante escuché su voz. Diciendo que rescaté su cometa. Sin embargo, no le tomé mucha importancia, seguía anonadado por tal paisaje.
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"Sasuke, deberías subir, es magnífica la vista" le grité sin realmente mirar hacia abajo.
Pero él seguía poniendo escusas como cada vez que lo invitaba a subir. Desde ése momento, descubrí que amaba ese árbol más de lo que pensaba. Me quedaba horas viendo por ahí, hasta que caía el ocaso. A veces atardecía en violeta con rosa y otras con un naranja intenso.
Fue cuando lo que mi padre dijo, tomo otro lugar, se fue de mi cabeza a mi corazón.
Un día, me fui más temprano de lo normal a ver el amanecer, haciendo notas mentales de los tonos y la imagen para decir a mi padre para que pudiera plasmarlos en sus alguno de pinturas, hasta que escuché un ruido abajo. Eran unos hombres, que estacionaron una troca por la parada del autobús.
"¡Señor, señor! No puede estacionarse ahí, es la parada del autobús!' Le grité. Pero el respondió que tiraría el árbol, que bajara de ahí!
Recuerdo haber hecho muchas preguntas, no quería que tiraran este árbol, no lo permitiría.
"¡No dejaré que tiren el árbol! ¡No los dejaré!" les volvía a gritar. Sentía pánico. Me amenazaron, dijeron que cortarían el árbol conmigo arriba o sin mí. No me importó. Les dije que nunca iba a bajar, que se largaran. Sentí muchas ganas de llorar.
Entonces vi a Sasuke y mis otros compañeros, les dije que subieran que no lo tirarían si estábamos todos arriba, pero... no lo hicieron, vi a Sasuke titubear, pero en su lugar de pensarlo dos veces, subió al autobús.
Mis lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas. No recuerdo que pasó después, parecía que le mundo estaba ahí, yo no me movía, mi padre llegó y convenció a los bomberos para que lo dejaran convencerme, lloré y supliqué a mi padre, diciendo lo maravillosa que era la vista. Le dije que entendiera, pero el me dijo que tenía que bajar, su tono autoritario me hizo saber que está molesto, lloré, lloré mucho pero bajé después de un rato.
Eso fue todo, debí llorar dos semanas seguidas, sí iba a la escuela, hacía lo que podía, pero nada me importaba.
"¡Naruto! ¿Me podrías decir cuál es la respuesta?" La voz de mi maestra me sacó de mis pensamientos. No sabía que contestar.
"Yo...¿La primera guerra mundial?" Fue lo primero que pensé.
"Bueno, eso definitivamente es una respuesta, pero te pregunté por el área de un romboide" Todos en el salón comenzaron a reírse de mí. Me parecía que un cuadrado y un romboide no tenían importancia.
De la casa a la escuela y de la escuela a la casa me iba en bicicleta, sólo para no tener que ver lo poco que quedaba de mi árbol.
Fue una noche, cuando estaba sentado frente a mi escritorio, pensando todo menos en lo que debería concentrarme, cuando tocaron la puerta y mi padre entró.
"¿Estás bien?" Me preguntó con un tono suave.
"Sólo era un árbol" Intenté sonar fuerte.
"No, no, Naruto, no era sólo eso"
No había prestado atención que mi padre traía consigo un lienzo, en él, estaba plasmando una de las cosas más significativas en mis apenas dieciséis años. Una pintura de un sicomoro, grande, frondoso con las hojas tan verdes como las recuerdo cuando iba a treparlo.
Él me había hecho una pintura de mi árbol. Me gustó tanto, que lloré de felicidad. Era lo primero que veía en la mañana, y lo último antes de dormir. Y cuando pude verlo sin llorar, fue cuando pude apreciar un poco más las cosas que me rodeaban y fue cuando me pregunté.
¿Sigo teniendo los mismos sentimientos por Sasuke?
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