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Diez años por Takaita Hiwatari

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Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 10: “Un poco de tu propia medicina”:

 

 

Sasuke esperó cuatro días más para que llegara el domingo, su día libre. Iría al parque con la esperanza de encontrar al rubio jugando uno de sus partidos de fútbol con sus amigos. Allí podría hablar con él. Tuvo la suerte de no estar errado.

 

Naruto estaba en el campo, reunido con algunos amigos y miembros de su equipo; pero quien tenía su completa atención en ese momento era Kiba, quien le explicaba a su rubio amigo la jugada a seguir en el siguiente tiempo.

 

—Engañaré al equipo contrario haciéndoles creer que le haré un pase a Shikamaru, quien estará junto a la portería. ¡Pero…!

—Me la pasarás a mí’ttebayo —completó Naruto. Lo sabía de memoria, era la tercera vez que Kiba lo explicaba.

—¡Exacto! —exclamó rodeándole los hombros con un brazo—. Un pase aéreo justo en dirección contraria. Tú golpearás el balón con la cabeza y…

—¡Gol! —exclamaron Naruto y Shikamaru, el rubio con más energía.

—Así es. —Sonrió Kiba, propinándole una contundente nalgada a su amigo al tiempo que exclamaba—: ¡Gol!

 

El rubio dio un respingo por el dolor y le dedicó una mirada de molestia a su amigo, mientras que éste reía con diversión.

 

—¡Kiba, sabes que odio que hagas eso! —Su glúteo hormigueaba por minutos cada vez que él marcaba un gol y Kiba le felicitaba torturando su pobre trasero—. ¡La próxima vez…!

—¿La próxima vez qué? —le retó a continuar con una sonrisa altanera, pero Naruto no le estaba prestando atención, miraba algo a la distancia. Curioso giró, descubriendo a Sasuke que les observaba de vuelta—. Ese tipo… —se susurró, sintiendo un escalofrío.

 

Ese Sasuke estaba loco, parecía tener algún tipo de obsesión enfermiza con su amigo Naruto. De hecho, podría verificarlo en ese instante. Con confianza se acercó al distraído Naruto y sin despegar la mirada de Sasuke, volvió a estrellar su palma contra el resentido glúteo de su amigo, pero esta vez además dio un contundente apretón.

 

La reacción de Sasuke no se hizo esperar. Kiba sentía que había prendido una mecha y la dinamita le había estallado en la cara. Sasuke se estaba acercando a él con caminar decidido y una mirada que pronosticaba peligro.

 

Ignorando aquello, Naruto tomó a Kiba de la pechera con enojo, zarandeándole.

 

—¡Kiba, bastardo! ¡Deja de hacer eso dattebayo!

—So-socorro…

—¿Ah? —musitó Naruto confuso, liberando a su amigo que no tardó en marcharse corriendo como alma que lleva el diablo—. ¡Kiba! —le llamó.

—¿A dónde va? —preguntó Chouji, el portero del equipo, tan desconcertado como los otros.

—Kiba es tan problemático —masculló Shikamaru, rascándose la nuca con pereza.

 

Naruto se cruzó de brazos sin comprender la reacción de su amigo. Anteriormente habían tenido alguna discusión por la odiosa costumbre que tenía Kiba de maltratar su trasero en cada partido de fútbol, pero Kiba jamás había huido tan asustado como si hubiese visto un fantasma. Ahora sólo le había zarandeado un poco, nada más.

 

—Ahora nos falta uno para terminar el partido —comentó Chouji con preocupación—. Eso nos pasa por no tener suplentes.

 

Entonces fue Naruto quien se asustó como si hubiese visto un fantasma cuando reparó en que Sasuke se detenía a su lado. No le había visto acercarse, de lo contrario quizá habría salido corriendo tras Kiba, aunque aquello fuera una actitud cobarde y no fuera acorde con su personalidad. Pero necesitaba olvidar la existencia de Sasuke, y tenerlo a su lado no se lo ponía fácil.

 

Shikamaru, Chouji, y otros jóvenes miraban curiosos al recién llegado. ¿Qué hacía un hombre allí, plantado en mitad del campo? Sakura, que estaba sentada en las gradas junto a Lee, no tardó en ir junto a Naruto. Sentía la necesidad de protegerle de cualquier palabra hiriente que ese Uchiha pudiera decirle.

 

—Disculpe, ¿quiere algo? —preguntó Shikamaru con un serio tono educado. Con ese tipo parado ahí no podían iniciar el partido, aunque ahora recordaba de nuevo que les faltaba uno. Qué problemático.

—Hablar con Naruto —dijo finalmente.

 

Lo último que esperaba Naruto es que Sasuke quisiera hablar con él. Pero la sorpresa quedó a un lado cuando escuchó a Sakura intervenir.

 

—Naruto no quiere…

—Sakura-chan —la llamó calmado, interrumpiéndola. Sabía que ella quería ayudarle, pero él sabía defenderse. Bastante patética fue su reacción en su último encuentro con su prima Karin.

—¡Pero…! —trató de decir.

 

El rubio asintió con un movimiento de cabeza, tratando de indicarle que todo estaba bien y que no se preocupara por él. Después enfrentó a Sasuke, esperando mostrarse tan inmutable como deseaba.

 

—No puedo hablar contigo, estoy ocupado.

 

Sasuke reconoció sus propias palabras en la respuesta de Naruto. Las últimas veces que éste le buscó siempre le dijo que estaba ocupado, aunque fuera mentira, sólo para deshacerse de él.

 

—Un partido de fútbol amistoso no es estar ocupado.

—No tengo tiempo. No para ti —especificó dando media vuelta y alejándose en dirección a las gradas, dando la conversación por finalizada.

—Naruto —le llamó, pero fue ignorado. Avanzó un paso para ir tras él, pero Sakura se interpuso en su camino. Debía admitir que esa mocosa tenía agallas para mantenerse inmutable frente a él mientras le dedicaba la peor mirada de su repertorio.

—Naruto no quiere hablar contigo.

—No es asunto tuyo, mocosa —siseó.

 

Sintiendo la creciente tensión en el ambiente, Shikamaru y Chouji se acercaron a su amiga, dándole su apoyo.

 

—Naruto no quiere hablar con usted —se unió Nara—. Será mejor que se marche.

—Eso —secundó Chouji—. O les contaremos a los padres de Naruto que un extraño le está acosando.

 

Sasuke rodó la mirada con hastío. Quizá no había sido buena idea tratar de acercarse a Naruto estando sus amigos presentes. Pero en el fondo pensó que nada más verle, el dobe accedería gustoso a hablar con él.

 

¿Sería que Itachi tenía razón y ahora era tarde? No concebía que Naruto le hubiera ignorado de esa forma tan descarada.

 

—No soy un extraño. Los Uzumaki son amigos de mi familia —explicó con tedio.

—Será mejor que te vayas, Sasuke —dijo la chica.

 

Los otros dos se miraron cuando el nombre les resultó muy familiar. Habían escuchado ese nombre con anterioridad, ¿pero dónde?

 

—¿Sasuke? —reiteró Akimichi—. ¿El Sasuke nii-chan del que Naruto no paraba de hablar cuando éramos niños?

—Recuerdo que era tan pesado con ese tema… —Suspiró Shikamaru—. Hablaba de Sasuke nii-chan como si fuese un tesoro que sólo él poseía.

—El problema es que el tesoro resultó ser una quimera —dijo Sakura, confundiendo a sus amigos con sus palabras.

 

Sasuke comprendió que ese día no tendría oportunidad alguna para poder hablar con Naruto. Le dedicó una última mirada al rubio, quien sentado en las gradas hablaba con ese engendro de ojos saltones. Lee tenía una pierna enyesada y unas muletas reposaban entre ellos. Pero Naruto le estaba ignorando, no había mirado ni una sola vez hacia él. A parte de no querer hablar con él, ni siquiera permanecía cerca de él o le miraba.

 

¿Qué demonios había ocurrido? La última vez que Naruto fue a buscarle no le rechazó como otras veces hacía hecho. Aunque ciertamente tampoco le aceptó. Naruto le besó ese día. Tuvo las agallas de besarle frente a Karin, aseguró que él le gustaba… ¿y ahora nada?

 

Ahora más que nunca sentía la necesidad de hablar con Naruto.

 

****

 

Al día siguiente, a Itachi le sorprendió recibir la visita de su hermano en las primeras horas de la noche. Se había presentado allí sin avisar previamente, con rostro serio y pensativo.

 

Después de la llamada de atención que le hizo en la puerta del hospital días atrás, no esperaba saber de su hermano en semanas. Es más, pensaba que estaría enojado con él por atreverse a reñirle de esa forma.

 

—¿Sasuke?

—Tenías razón, Itachi. Tarde o temprano Naruto se iba a cansar de mis rechazos.

 

Inmediatamente le invitó a entrar y cerró tras ellos. No podía ser, ¿Sasuke se había presentado allí por voluntad propia para hablar de Naruto-kun?

 

—¿Has confirmado lo que te dije? No quiere saber de ti ni de mí.

—Ayer traté de hablarle, y me ignoró de una forma que desconocía en él.

—¿Tal vez trató de darte un poco de tu propia medicina?

 

Los hombros de Sasuke se tensaron ligeramente cuando Itachi dio en el clavo con ese simple comentario. Se había acostumbrado a ser el centro de atención de Naruto, siempre que éste le veía se acercaba a él, mantenían conversaciones que la gran mayoría de las veces terminaban en discusiones; Naruto le abrazaba y le besaba. Naruto mostraba interés en él. Un interés que parecía haberse apagado de la noche a la mañana.

 

—En parte es lo que te mereces, Sasuke —soltó a bocajarro, dejando sorprendido a su hermano menor—. Era lo que buscabas, ¿no? Que Naruto-kun te dejara en paz. Has logrado lo que querías, ¿no te sientes satisfecho?

 

El entrecejo de Sasuke se frunció con rabia y enojo consigo mismo. Itachi tenía razón, supuestamente eso era lo que había querido desde que Naruto le besó la primera vez. Sin embargo, ahora que lo había obtenido no sentía el alivio que esperó, sino todo lo contrario.

 

Había estado actuando como un idiota cobarde, alejando a Naruto por sus miedos cuando lo único que había deseado era tenerle entre sus brazos y devorarle a besos.

 

—Tienes razón, Itachi.

—¿Um? —Le miró un poco sorprendido. Había esperado alguna excusa o reproche de su hermano, pero no aquellas palabras cargadas de sinceridad—. ¿En qué?

—He estado actuando como un niño inmaduro, he sido un cobarde.

 

Itachi suspiró. Jamás creyó vivir lo suficiente para escuchar a Sasuke confesando algo de tal envergadura. Su hermano debía estar realmente afectado por el repentino rechazo de Naruto.

 

Una parte de él deseó responderle “Te lo dije”, pero no era momento para reproches. Sasuke necesitaba su apoyo y su ayuda.

 

—El que lo admitas es un gran paso —dijo finalmente, sereno—. ¿Entonces tus palabras significan que ya has tomado una decisión con respecto a Naruto-kun? ¿Vas a aceptarle? —afirmó.

 

El menor guardó un breve silencio, meditando, hasta que finalmente negó con la cabeza dejando totalmente confundido a Itachi.

 

—Lo único que quiero es hablar con él, sin mentiras de por medio. Sólo entonces tomaré una decisión.

—Está bien. Pero medita bien tu decisión, porque presiento que no tendrás más oportunidades.

 

Aquella respuesta sólo logró que la urgencia que Sasuke sentía por hablar con Naruto aumentara en su interior, pero lo disimuló bajó una máscara inexpresiva.

 

Al día siguiente tuvo el valor de llamar a casa de los Uzumaki por la tarde. A Kushina parecía alegrarle su llamada, ya que estuvo preguntándole por su trabajo, por sus prácticas recién finalizadas, y por cualquier cosa que pasó por la cabeza de la mujer. Trató de conservar la calma y responder con amabilidad, hasta que por fin se atrevió a pedirle que Naruto se pusiera al teléfono. Kushina aceptó, indicándole que esperara un momento porque Naruto estaba en su habitación estudiando para el examen de admisión a la universidad que sería próximamente.

 

Apretó el teléfono en su mano un poco inquieto cuando logró escuchar con tono apagado a Kushina indicándole a Naruto quién estaba al otro lado del teléfono. Después escuchó al rubio pedirle a su madre que le dejara a solas con un tono bastante sereno y eso le dio esperanzas, ¿quizá Naruto ya no estaba enfadado?

 

Pero sus esperanzas murieron de un plumazo en cuestión de segundos.

 

—¿Sasuke? —La voz de Naruto había sonado confusa, como si no diera crédito a que Sasuke realmente le había llamado y quisiera estar seguro de ello.

 

El mayor pasó saliva de forma sonora, inspirando hondo para darse valor. No comprendía cómo Naruto pudo campar tan tranquilo a su alrededor todas las veces que se habían visto, mientras que él se veía obligado a disimular los nervios que el rubio le provocaba

 

—Sí —respondió—. Quería…

—¿Qué pretendéis Itachi y tú? —El tono amable de Naruto se había evaporado, dando paso a uno malhumorado—. Ya se lo he dicho a tu hermano, no quiero saber nada de él ni de ti.

—Naruto…

 

No tuvo tiempo ni de terminar de nombrarle cuando percibió que el rubio le había colgado. Incrédulo miró el teléfono en su mano. Naruto se había atrevido a colgarle, sin siquiera darle unos segundos para explicarse. Había sido rotundo.

 

Frunció el ceño y volvió a marcar el número, apretando los botones con saña. En el primer tono volvió a recibir respuesta.

 

—¡Usuratonkachi! ¿Cómo te atreves a colgarme…?

—Sasuke —le interrumpió con un tono severo que rara vez empleaba—. No sé qué estáis tramando Itachi y tú con ese afán repentino por hablar conmigo’ttebayo, pero sea lo que sea no funcionará.

—Lo único que quiero es hablar contigo, idiota —respondió presuroso, casi interrumpiéndole por si al rubio se le ocurría colgar de nuevo.

 

Tras un silencio de escasos tres segundos donde Sasuke meditó si decir algo más, Naruto habló.

 

—Sospechoso —fue todo lo que respondió.

—¿Qué cosa?

—Me rechazas una y otra vez, me engañaste haciéndome creer que entre Karin y tú no hay nada cuando no es así…

—Es sobre eso lo que quería habl… —interrumpió, pero también fue interrumpido. A Naruto no parecía interesarle en absoluto lo que él tuviera que decirle.

—Itachi también me mintió, seguro fue muy divertida para él toda esa situación. ¿Y ahora quieres hablar conmigo? —cuestionó con una ligera burla—. No sé lo que planeas, pero comienzo a hacerme una idea. Déjame en paz.

—No sé a qué te refieres… ¿Naruto? ¡Naruto!

 

Chasqueó la lengua al notar que el rubio de nuevo le había colgado. No le había dejado explicarse una vez más. Decidió que sería inútil llamar una tercera vez, Naruto sonaba demasiado resentido al hablar con él.

 

¿Y ahora qué debía hacer? ¿Lo intentaba de nuevo a la mayor brevedad posible, o esperaba un tiempo prudencial antes de intentar otro acercamiento?

 

Por otro lado, había dicho que Itachi le mintió. ¿Qué mentira le dijo a Naruto? Probablemente era por eso que el rubio no quería saber nada de su hermano.

 

—Naruto…

 

La voz insegura de Kushina hizo al nombrado girar un poco sorprendido. No esperaba que su madre estuviera cerca. Algo preocupado se preguntó si había escuchado su conversación con ese idiota de Sasuke.

 

—Mamá… —respondió inseguro.

—¿Qué ocurre entre los hermanos Uchiha y tú?

 

Naruto pasó saliva. Efectivamente su madre había escuchado la conversación.

 

—Siempre me has dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas dattebayo.

—Nos tienes preocupados, Naruto —respondió, incluyendo también a Minato.

 

El menor observó con interés a su progenitora.

 

—¿Preocupados?, ¿por qué?

—Sé que ocurre algo entre los hermanos Uchiha y tú —aseguró calmada—. Las repentinas llamadas de Itachi, y ahora también de Sasuke. ¿Has peleado con ellos? —dedujo por lo que había logrado escuchar.

 

Al verse acorralado Naruto apartó la mirada. No deseaba hablar sobre ese tema espinoso con su madre. Además, ¿y si por su culpa la amistad que mantenía con Mikoto desde hace años se veía dañada? No quería ser responsable de eso.

 

—No es nada de lo que debas preocuparte dattebayo. Sé lo que hago, todo está arreglado.

—Pero si…

—Y ahora voy a estudiar —interrumpió esquivo, corriendo a las escaleras para encerrarse en su habitación.

 

La mujer observó preocupada el camino por el que su hijo había desaparecido. ¿Qué estaba ocurriendo entre Naruto y los hermanos Uchiha? No quería inmiscuirse en los asuntos de su hijo, pero aquello le parecía preocupante.

 

Por otro lado no comprendía a Naruto. Primero le confesó que Sasuke le gustaba, después le aseguró que no le gustaba y que sólo estaba confundido. Y ahora Naruto había dicho…

Me rechazas una y otra vez, me engañaste haciéndome creer que entre Karin y tú no hay nada cuando no es así…

 

Nerviosa jugueteó con sus manos y se mordió el labio inferior, pensativa. Esa simple frase la hacía imaginarse varias escenas posibles. ¿Que Sasuke le rechazó? Varias veces al parecer. Pero si Sasuke le rechazó eso significa que… ¿Naruto se declaró? ¿No se suponía que su hijo no tenía sentimientos por Sasuke? Y por otro lado, acusó a Sasuke de haberle engañado ocultándole su relación con Karin.

 

Del bolsillo de su vestido sacó un papel que tiempo atrás estuvo hecho añicos, pero ella se encargó de recomponerlo como si de un puzle se tratara, logrando leer su contenido. Una mañana, mientras limpiaba la habitación de su hijo, encontró los pedazos sobre el escritorio. En la parte superior ponía que era el horario de trabajo de Sasuke. ¿Por qué Naruto poseía esa información?, ¿acaso se la dio el propio Sasuke?

 

No quería pensar en la posibilidad, pero… ¿acaso entre Sasuke y Naruto hubo una relación o algo parecido? Para colmo Sasuke parecía haber engañado a su hijo ocultando su relación con Karin.

 

Y por otro lado estaba Itachi, quien Naruto aseguraba que también le había mentido. ¿Pero sobre qué le había mentido?

 

Suspiró con pesar. Estaba preocupada, quería ayudar a Naruto de alguna forma. Pero si su hijo no le pedía ayuda directamente, ¿debería mantenerse a un lado como si nada ocurriera?

 

****

 

—¿Y bien? —preguntó Itachi, a espaldas de Sasuke.

 

El menor se había escabullido unos minutos de la sala de descanso y estaba en la puerta del hospital junto a su hermano. Debía de ser breve antes de que notaran que había abandonado el hospital en horario de trabajo, y Kushina ya le hizo perder mucho tiempo con su interrogatorio.

 

—No le interesa lo que tenga que decirle.

—¿Sigue enojado? —afirmó en una pregunta.

—Mucho. —Giró, enfrentando a su hermano mientras disimulaba la preocupación—. Naruto te acusa de haberle mentido. Al parecer ese es el motivo por el que tampoco quiere saber de ti.

 

La sorpresa de la noticia caló en Itachi. ¿Él?, ¿mentirle a Naruto-kun? Jamás hizo algo así, todo lo contrario, trató de ayudarle en su deseo de estar con Sasuke.

 

—¿Y en qué se supone que le mentí a Naruto-kun?

—No habló sobre ello. Sólo dijo que le mentiste y que seguramente te divertiste mucho con esa situación.

 

Ambos hermanos se observaron, cada uno planteándose diferentes dudas respecto al tema, tratando de recordar cualquier detalle pasado que les hiciera comprender el rechazo de Naruto hacia Itachi. Asumían que no quería saber de Sasuke debido a los constantes rechazos de éste, pero el rechazo hacia Itachi les intrigaba a los dos.

 

—Algo está pasando. —Itachi fue el primero en romper el silencio—. Tengo que hablar con Naruto-kun…

—No —interrumpió—. Yo lo haré.

 

Itachi no replicó. Para una vez que Sasuke se ofrecía a dar el paso y buscar a Naruto, no iba a negarse.

 

—Me parece buena idea. Necesitáis hablar.

—Ahora tengo que volver, Itachi —dijo, guardando el móvil en uno de los bolsillos de su bata—. Cuando sepa algo te llamaré.

 

****

 

Cuando Suigetsu le insistió por quinta vez que le acompañara a una cafetería a tomar algo, Sasuke suspiró hondo y empezó a meditar la posibilidad de aceptar con la esperanza de distraerse un poco.

 

Había pasado una semana desde la última vez que logró hablar con Naruto. Sus esfuerzos habían sido un fracaso tras otro. Nunca imaginó que Naruto pudiera ser tan escurridizo si se lo proponía. Lo primero que pensó fue en interceptar a Naruto en el camino del instituto a su casa, pero a esa hora él trabajaba, así que lo descartó. La segunda opción fue rondar el parque con frecuencia, pero en cuanto los amigos de Naruto le veían parecían moverse al unísono y formar una muralla humana para evitarle el paso. No era del agrado de los mocosos, le veían como un acosador. Lo único que recibía de Naruto era un “estoy ocupado” que le crispaba los nervios. ¡Un estúpido partido de fútbol no era estar ocupado!

 

Para finalizar se le ocurrió volver a llamar a casa de los Uzumaki. Las primeras veces consiguió que Minato o Kushina le pasaran el teléfono a Naruto, pero éste le colgaba sin mediar palabra con él. Después, con el transcurso de los días empezó a notar a Kushina un poco reacia a pasarle el teléfono a su hijo, y no hacía falta ser muy inteligente para darse cuenta de que la mujer le estaba poniendo excusas para no pasarle el teléfono a Naruto. La mayoría de las veces la excusa que recibía era un inquieto: “Lo siento. Naruto no está en casa, pero le diré que has llamado” y después la pelirroja colgaba sin darle oportunidad de decir algo más.

 

Intranquilo, se preguntaba si Kushina no quería pasarle el teléfono a Naruto porque éste se lo había pedido, o si era porque la mujer sospechaba que algo ocurría entre Naruto y él. Cualquier opción podía ser posible.

 

El té que bebió en la cafetería junto a Suigetsu sólo logró hacerle entrar un poco en calor, pero no apaciguar su desasosiego. Naruto siempre le acusó de ser cobarde. Molesto no podía evitar preguntarse, ¿quién estaba siendo cobarde ahora?

 

Para colmo, durante esa semana Karin parecía haber vuelto a colgarse el titulo de novia autoimpuesta y no paraba de rondarle a la menor oportunidad. Incluso se presentaba en su apartamento con frecuencia con cualquier tonta excusa para coquetearle. No era tonto, aunque no dijera nada se daba cuenta. Él se limitaba a ignorarla, actuando como si no notara los coqueteos de Karin, tal vez así desistiría. En alguna que otra ocasión logró sacarla de su apartamento alegando que tenía cosas que hacer y estaba ocupado.

 

Pero había sido un iluso al olvidar que los Uzumaki poseen el “don” de la insistencia. Así que ignorarla o sacarla de su apartamento no estaba dando los frutos deseados.

 

El pitido del móvil de Suigetsu captó su atención mientras abandonaban la cafetería. Al principio su amigo de la infancia pareció leer el mensaje recibido con interés, pero después chasqueó la lengua con desprecio.

 

—Tsk… de nuevo esa bruja de Karin —renegó.

 

Sasuke rodó la mirada en silencio. Parecía haberla invocado con el pensamiento. Esperaba que Suigetsu no le contara a Karin que él estaba allí, si no la pelirroja iría a buscarles de inmediato. O mejor dicho, iría a buscarle a él.

 

Se acomodó mejor la chaqueta que le cubría el cuerpo. Estaba anocheciendo y el clima estaba frío. De reojo miró a su amigo, quien tecleaba un mensaje de respuesta. Apenas unos escasos segundos después el móvil volvió a pitar.

 

—Ahora esa bruja de Karin se ha empeñado en ser mi Celestina, ¿qué te parece, Sasuke? —Sonrió burlón, dedicándole una breve mirada al mencionado antes de enfrascarse de nuevo en los mensajes recibidos—. Desde hace unos días no ha parado de decirme que conoce a un chico que es perfecto para mí. El hecho de que aquella noche que me emborraché terminé liándome con un tío no significa que sea gay. Sólo… ¿bi?, ¿heterocurioso? Un momento, ¿existe esa palabra? —Al notar la intensa mirada que Sasuke le dedicaba, se encogió incómodo y sonrojado—. Un momento, ¿no lo sabías? Pensaba que Karin te lo contó, como vive pegada a ti…

—Ella nunca habla de ti.

 

Suigetsu torció la boca en un gesto de disgusto total.

 

—Pues cuando ella está conmigo no para de hablar de ti y de enumerar tus infinitas cualidades —explicó con cierta sorna. Esa boba de Karin tenía idealizado a Sasuke. Prestó atención a otro mensaje recibido, leyéndolo en silencio antes de continuar hablando—. De cualquier forma, sólo he estado con un chico, tengo más experiencia con las chicas —explicó despreocupado—. ¡Ah! Dice que va a mandarme una foto del chico —habló impaciente.

 

No es que a Sasuke le interesara la vida amorosa y los gustos de su amigo, pero al menos esperaba que manteniendo una conversación lograra dejar la preocupación a un lado por un momento.

 

—¿Entonces te interesa? —preguntó escueto.

—Primero esperaré a ver la foto. —Dedicó una breve mirada a su amigo—. Karin asegura que es un buen partido. —Se encogió de hombros—. Dice que es un chico de carácter peculiar y enérgico. —Rió con picardía mientras golpeaba a su amigo con el codo—. Ya sé en qué le haré gastar esa “energía” que dice Karin.

—Idiota… —susurró al entender el comentario con dobles intenciones, pero fue escuchado por el otro.

—Argh, no seas amargado, Sasuke. ¡Sólo bromeaba! —Clavó la mirada en la pantalla y sonrió—. ¡Ya está! Karin dice que esta foto es de cuando tenía quince años… ¿¡Quince años!? —reiteró confundido, asegurándose de que no había leído mal—. ¿Para qué quiero yo una foto de hace miles de años? ¡Quiero una foto reciente, bruja! —le gritó al aparato como si fuese su amiga pelirroja—. Mándame… una… foto… reciente —habló pausado al tiempo que lo tecleaba.

 

Sasuke trató de observar la pantalla por el rabillo del ojo, pero Suigetsu la tenía inclinada de tal forma que no podía ver con claridad. Un poco curioso se preguntaba quién sería ese chico que Karin conocía y aseguraba que sería un buen partido para Suigetsu.

 

—¿Y bien? —preguntó Uchiha ante el mutismo de su amigo. No había hecho ningún comentario positivo o negativo sobre el chico de la fotografía.

 

Suigetsu pareció meditar la respuesta mientras estudiaba la fotografía. Los rasgos del chico, su ropa, su sonrisa… Vestía lo que parecía ser un sucio uniforme de fútbol, y bajo el brazo sostenía un balón.

 

—No sé qué responder, Sasuke. Quiero decir… físicamente no está mal, aunque luce un poco sucio. Pero es un niño. ¿Enserio Karin pretende que tenga algo con un niño de quince? —Antes de que Sasuke pudiera decir algo, le interrumpió—. ¡Espera! Karin ha dicho que esta foto es de cuando tenía quince. ¡Tenía! —recalcó el tiempo pasado—. Voy a preguntarle cuántos años tiene ahora. Quizá tiene veintisiete como nosotros.

 

Sasuke enfocó la mirada al frente, dejando a su amigo enfrascado en la conversación con Karin, cuando entonces le vio. Naruto. Su respiración pareció detenerse por un escaso segundo, sin embargo, su corazón palpitó enérgico. Por fin, después de lo que pareció una eternidad, tenía una oportunidad de hablar con Naruto a solas. El chico ni siquiera había reparado en sus presencias, estaba ocupado lanzando vaho a sus manos y frotándolas para hacerlas entrar en calor. Portaba una gruesa chaqueta, y por lo que podía ver de sus prendas inferiores, a pesar de la hora que era todavía vestía el uniforme estudiantil. El mismo que él usó cuando tenía diecisiete años.

 

Justo en el momento en que Naruto por fin reparó en él, ambos se detuvieron simultáneamente. Naruto porque no quería cruzarse con él, y Sasuke porque quería que Suigetsu se alejara. Y efectivamente, el otro hombre siguió caminando sin notar nada, mientras continuaba tecleando en su teléfono móvil.

 

Naruto se abofeteó mentalmente por su acto cobarde y retomó el paso, mirando a cualquier lado que no fueran los ojos negros que le robaban el aliento. Lo mejor era actuar como si Sasuke no estuviera allí. Se acomodó la mochila que le colgaba del hombro y suspiró cuando al cruzarse con el mayor no ocurrió nada, agradeciendo en el fondo que éste también le ignorara. Al parecer Sasuke había cedido en su empeño de hablar con él sobre quién sabe qué. Tampoco es que sintiera curiosidad, seguramente sería otra mentira con la que terminaría humillado una vez más.

 

—He sabido que has pasado el primer examen de admisión a la universidad.

 

Aunque en un principio Naruto decidió ignorar el comentario de Sasuke y continuar andando como si nada hubiera ocurrido, una duda le asaltó. Se detuvo y le miró con una mezcla de curiosidad y desconfianza.

 

—¿Cómo lo has sabido’ttebayo? —¿Acaso ese teme le había estado espiando? Apenas ayer supo la nota del examen que realizó días atrás.

—Mi madre me lo contó —explicó.

 

No fue muy difícil para Naruto atar cabos. Kushina se lo había contado a Mikoto como buenas amigas que eran, y Mikoto se lo había contado a Sasuke.

 

Cuando vio a Sasuke avanzar un paso, él retrocedió otro, provocando que el mayor se detuviera.

 

—No pensaba que un usuratonkachi como tú pudiera pasar la primera ronda de exámenes. Todavía recuerdo lo complicados que eran. —Naruto abrió la boca dispuesto a soltarle una larga lista de insultos, pero fue interrumpido—. Así que, enhorabuena. Sé que te has estado esforzando mucho.

 

El menor apartó la mirada, tratando de ignorar con todas sus fuerzas el calorcito en las mejillas y el cosquilleo en el estómago. Se sentía tonto por el simple hecho de que la felicitación de Sasuke le hiciera la persona más feliz del mundo en ese momento.

 

—¡Sasuke, no vas a creer…! ¿Sasuke? —preguntó Suigetsu al no encontrar a su amigo a su lado. Giró, encontrándole a unos pasos de distancia. Desandó el camino mientras hablaba—. Sasuke, no vas a creer lo que me ha dicho Karin. El chico tiene dieci… siete… —terminó en un balbuceó inentendible al notar la presencia del rubio. ¡No podía ser posible! Clavó la mirada en la foto que le mandó Karin, y después la enfocó en el rubio frente a él justo en el momento en que éste se daba la vuelta y se alejaba sin decir nada.

 

—Naruto —le llamó Sasuke tratando de detenerle.

 

Pero el nombrado le ignoró y aceleró un poco el paso. La simple mención de Karin de parte del tipo que parecía ser amigo de Sasuke le revolvió el estómago.

 

—¡Eh, tú, rubio! ¡Espera!

 

Parpadeando confuso, giró apenas un segundo para verificar si ese hombre que acompañaba a Sasuke le estaba llamando a él. Y así era. Ese tipo al que no había visto en su vida no paraba de gritarle que se detuviera, pero no pensaba hacerlo. Sin más continuó su camino hasta perderse de vista. No quería tener nada que ver con Sasuke, ni con los amigos de éste.

 

Suigetsu bufó frustrado al verse ignorado por el adolescente. Sólo entonces fue consciente de la intensa y seria mirada que Sasuke le estaba dedicando.

 

—¿Qué? —preguntó confuso.

—¿Por qué querías que Naruto se detuviera? —preguntó con cierto tono demandante.

 

Una sonrisa satisfecha apareció en los labios de Suigetsu, sin inmutarse por el tono empleado por Sasuke. A fin de cuentas se había vuelto inmune con el paso de los años… o casi inmune.

 

—Así que se llama Naruto.

 

A Sasuke no le agradó en absoluto la voz repentinamente alegre de Suigetsu, como si hubiese hecho el mayor descubrimiento de su vida. ¿Por qué tenía ese repentino interés en Naruto? Era la primera vez que le veía.

 

—¿Crees en las casualidades, Sasuke? —preguntó, todavía sin responder la pregunta de su amigo.

—¿Qué quieres decir?

 

Había algo que Suigetsu estaba insinuando, y tenía el mal presentimiento de que tenía que ver con Naruto. ¿Acaso había llamado su atención?

 

—Quiero decir que…

 

El teléfono de Sasuke interrumpió la conversación. Chasqueando la lengua, contestó. Se trataba de Mikoto, quien le invitaba a cenar en familia. Tras una breve conversación en la que Mikoto alegaba sentirse sola sin sus hijos en casa, Sasuke aceptó.

 

—Tengo que irme, Suigetsu —explicó guardando el móvil en el bolsillo del pantalón—. Mis padres me esperan.

—Como quieras. —Se encogió de hombros. Por culpa de su conversación con Karin no había tenido tiempo para recordar viejos tiempos junto a Sasuke, exceptuando la charla que mantuvieron en la cafetería—. Deberíamos vernos pronto. Pasas tantas horas en el hospital que pienso que deberías dormir allí —bromeó, pero a Sasuke no le hizo mucha gracia aquello.

—Nos vemos —fue todo lo que dijo para despedirse, marchándose.

—Adiós.

 

Cuando su amigo estuvo lo suficientemente alejado, tecleó en su teléfono móvil hasta dar con la foto que Karin le envió minutos antes. Sonrió de lado, detallando al chico rubio de la foto, de ojos azules y con unas curiosas marcas en las mejillas… El mismo chico que acababa de toparse frente a frente.

 

—Así que Naruto, ¿eh? —se susurró.

 

Aquello debía ser una señal del destino, era demasiada casualidad.

 

El chico de quince años de la fotografía no llamaba mucho su atención, pero la versión de diecisiete años que se mostró frente a él sin duda había captado su interés.

 

Aunque no pudo evitar preguntarse, ¿de qué conocía Sasuke a ese chico?, ¿tal vez había sido paciente suyo en el hospital? Era muy probable.

 

Sonriendo entre dientes comenzó a teclear de nuevo, preguntándole información sobre el chico a Karin. De paso también se preguntó, ¿de qué conocía Karin a ese muchacho?, ¿también del hospital? Grande fue su sorpresa cuando al preguntar, la chica le aclaró el parentesco que la unía a Naruto.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Hola! Sé que el capítulo esta vez sí que ha sido corto de verdad (es el más corto de todos), pero me vi obligada a cortarlo aquí, porque si no el capítulo habría tenido 33 páginas. No quiero que la lectura sea pesada.

 

¿Alguien esperaba que Suigetsu volviera a aparecer? Quizá alguien se esté preguntando “¿Acaso Suigetsu había aparecido antes en el fic? o.O?” Síp, en el capítulo uno XD

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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