Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años: 

Takaita Hiwatari

Capítulo 12: “Patético”:

 

 

—¡Sasuke! ¿Qué te ha pasado?

 

El nombrado rodó la mirada con cierto hastío al reconocer la voz de Karin. Con un vaso de café a medio terminar en la mano, se acomodó en el sofá de la sala de descanso del hospital y apartó el rostro, tratando de ignorarla.

 

Pero como siempre, la chica no captaba la indirecta.

 

Con confianza, Karin tomó asiento junto a él y le tomó del rostro cuidadosamente para que la encarara. Mirándole con detenimiento, observó un diminuto corte junto a una de las comisuras; entre los mechones de la frente vio un pequeño círculo de un tenue color púrpura, igual que en la mejilla izquierda.

 

—Anoche un tipo intentó asaltarme por la calle —respondió de forma mecánica. Era lo mismo que había respondido a cualquiera que le había preguntado.

 

Con naturalidad, alejó la mano de la chica de su rostro y se movió a un lado, alejándose de ella.

 

—¡Maldito bastardo…! —masculló un insulto hacia el supuesto asaltante—. ¿Logró robarte?, ¿te hirió en algún otro lugar?

—No —dijo para contestar ambas preguntas.

—Me alegro —suspiró aliviada—. ¡Seguro que le diste su merecido! —exclamó con determinación.

 

Sin añadir nada, Sasuke se puso de pie con intención de marcharse. Karin no tardó en imitarle, y se colgó del brazo del chico como era su costumbre.

 

—¿Hoy estás ocupado?

 

Sasuke maldijo que no hubiese nadie más en la sala de descanso, así Karin se ahorraría sus acercamientos innecesarios. Con un tosco movimiento de brazo, se libró del agarre, y antes de que ella pudiera acercarse de nuevo como si se sintiera atraída por un imán, lanzó su vaso vacío a la papelera y caminó a la puerta.

 

—Sí.

—¿Y mañana…?

—Estaré ocupado lo que queda de mes —mintió, queriendo cortar de raíz la insistencia de la chica.

 

Abandonando la sala de descanso detrás del hombre de sus sueños, Karin frunció el ceño con desilusión y frustración. Ahora que Naruto no era un estorbo, podría disponer de Sasuke a su antojo… si Sasuke se dejaba, claro.

 

—Siempre estás ocupado —renegó. Al no obtener respuesta, continuó—. ¿Qué es lo que te mantiene tan ocupado? —Afiló la mirada, disgustada—. ¿O quién?

 

No quería ni pensar en la posibilidad de tener que quitarse a algún rival más del camino. Si esta vez se trataba de una chica sería más complicado, tendría que competir con ella.

 

Deshacerse de Naruto fue tan sencillo… Especialmente porque su adorado Sasuke no era gay, así que su primo jamás resultó ser una seria amenaza; más bien una momentánea piedra en el zapato. Pero si ahora tenía que competir con otra mujer tendría que pelear más arduamente para tener el camino libre y poder conquistar a su adorado Sasuke.

 

—Lo que sea que me mantiene ocupado es asunto mío, Karin. Deja de meterte en mi vida —ordenó severo, dedicándole una breve mirada de advertencia que le indicaba a la chica que dejara ese tema por la paz.

 

Pero… ¡ah!, cómo había podido olvidarlo: los Uzumaki son tercos por naturaleza.

 

—¡Me meto porque me importas! —exclamó, bajando después la voz al notar que llamó la atención de algunas personas que transitaban el pasillo—. Quiero recuperar lo que teníamos.

 

El pequeño límite de paciencia que Sasuke poseía estaba siendo rebasado. Su vida era una ironía, el Uzumaki que le interesaba no quería saber nada de él, y la que no le interesaba insistía en conquistarle.

 

Todavía tratando de digerir su mal humor por el fracaso de ayer con Naruto, se detuvo en seco y encaró a Karin. Se había contenido de pagar su frustración con los pacientes, pero Karin no iba a tener tanta suerte.

 

—No hay nada que recuperar, Karin. Nunca hubo nada entre nosotros…

—¡Claro que sí! —interrumpió, eludiendo la rígida mirada de Sasuke—. ¿No recuerdas nuestros besos?

 

Sasuke se maldijo en ese momento. Durante la adolescencia y la etapa final de ésta, compartió algunos besos con la chica. Besos que ella siempre empezaba. Pero ¿qué demonios? Era un mocoso que por aquella época no sabía lo que quería. Sólo estaba experimentando. ¿Por qué Karin tenía que tomar aquel asunto tan en serio? Ni siquiera fueron pareja.

 

Es más… hasta hace muy poco ni siquiera sabía con precisión qué era lo que quería. Si Itachi no le hubiera abierto los ojos…

 

—Karin, deja el pasado donde está. —Al ver que ella iba a hablar de nuevo, la interrumpió—. No quiero nada contigo —habló con calma contenida, asegurándose de hacer hincapié en cada palabra para que la chica lo comprendiera de una buena vez.

 

Estupefacta, Karin observó al chico de sus sueños alejarse por el pasillo con caminar decidido. No podía ser posible… ¿Por qué Sasuke era tan severo con ella? Durante la adolescencia fue más accesible. Incluso hasta hace unas semanas atrás le permitía caminar colgada de su brazo como siempre, pero ahora, cualquier contacto parecía molestarle.

 

¿Cuánto iba a tener que luchar por Sasuke? ¿Acaso no veía que le amaba?

 

Detuvo el hilo de sus pensamientos al reparar en algo. Claro, nunca le dijo a Sasuke que le amaba. Quizá si se lo decía, él tomaría más en serio sus sentimientos.

 

****

 

A la salida del instituto, Sakura no dejaba de gruñir como perro a punto de enzarzarse en una sangrienta pelea. A su lado, Naruto sonreía nervioso casi temiendo por su vida. Cuando su amiga estaba enojada perdía los estribos, y para qué negarlo, daba mucho miedo.

 

Le había contado a Sakura lo ocurrido con Sasuke el día anterior, y desde entonces la chica no había dicho más que algunos insultos hacia el adulto y después se había dedicado a gruñir, apretando los puños con coraje.

 

—Sa-Sakura… chan… —musitó inseguro por si a ella se le ocurría golpearle.

—Es que no puedo creerlo, Naruto —habló por fin, indignada—. ¡Todo esto está llegando demasiado lejos, tienes que hacer algo para pararle los pies!

—Pero…

—Naruto —le interrumpió severa—. ¿No te das cuenta de que ese tipo sólo te ve como un entretenimiento? Primero te rechazó, y ahora que no le haces caso, supuestamente está interesado en ti.

—¡Ya lo sé! —replicó herido. Dolía aceptarlo. Todavía trataba de asimilar todo lo ocurrido el día anterior, pero cuanto más lo pensaba, menos sentido le encontraba a la actitud de Sasuke. Sólo podía llegar a la misma conclusión que Sakura: era un entretenimiento—. No soy tan idiota como para creerle otra vez dattebayo. Sé que miente. No es muy original con sus mentiras.

—Es que… ¿qué demonios pretende? Primero dice que no está con esa Karin, después sí está, después no, después sí… ¡Le partiría la cara de un puñetazo si le tuviera delante! —exclamó furiosa.

 

Naruto le dedicó una nerviosa sonrisa, queriendo calmarla pero sin saber muy bien cómo hacerlo. Sakura parecía una bomba a punto de explotar, y no quería ser quien le sirviera a la chica como medio para desahogarse.

 

—Calma, Sakura-chan…

—¡No puedo calmarme! Para colmo le respondiste el beso. ¡No sé si golpearte a ti o a él! —Tragando saliva de forma sonora, Naruto se alejó unos prudenciales pasos de su amiga—. ¡Mejor a los dos!

 

Al instante Naruto comprendió que había sido un craso error confesarle que había cedido al beso momentáneamente. Ahora su integridad física estaba en juego. Se lo había contado todo con detalle para que así su amiga pudiera aconsejarle de la mejor forma posible. ¡Quería un sabio consejo, no un golpe!

 

Era como si hubiera leído los pensamientos del otro, ya que bufando de forma sonora, Sakura se obligó a serenarse un poco. Alterándose no iban a llegar a ningún lado.

 

—Naruto, debes ser prudente. Esto es peligroso para ti.

—Lo soy —aseguró—. Por eso le di su merecido’ttebayo.

—¿Te gustó el beso?

 

Sonrojándose al instante, apartó la mirada y enfocó a cualquier punto que no fueran los repentinamente preocupados ojos verdes. ¿Que si le gustó? Si con sólo recordarlo le temblaban las piernas por la emoción, un extraño nudo asaltaba su estómago y su corazón parecía querer abandonar su pecho por lo fuerte que latía.

 

¡Era el mejor beso que le habían dado en su vida! Aunque pensándolo fríamente, nunca antes le habían besado. ¡Pero de cualquier forma era el mejor!

 

Sonriendo tímidamente, se rascó una mejilla.

 

—Pero qué cosas preguntas, Sakura-chan.

 

La chica afiló la mirada. ¿Qué clase de respuesta era esa? Y ahora mismo, la expresión de idiota enamorado de Naruto era épica. Seguro que estaba rememorando el beso. Contuvo las ganas de darle una bofetada para hacerle volver en sí.

 

—Naruto, tú eres quien terminará peor parado en toda esta situación. ¿Te gustó el beso? —insistió con expresión grave.

 

Volviendo a la realidad, enfocó a su amiga. Era consciente de la situación. Era él quien lo iba a pasar mal si caía en el juego de los hermanos Uchiha y Karin. ¿Por quién le tomaba Sakura? No era un idiota.

 

—¿Por qué quieres saber…?

 

Con la paciencia acabada, Sakura alzó una mano amenazando con soltarle la mayor bofetada de toda su vida. Le iba a arrancar la respuesta a como diera lugar, y no pensaba repetir la pregunta una vez más.

 

—¿Te gustó el beso sí o no?

—¡Oh Dios…! ¡Alguien se atrevió a besar a Naruto!

 

Tras escuchar esa voz intrusa, al instante giraron, topándose con algunos de sus amigos. Kiba, quien había dicho eso, caminaba junto a Shikamaru y Chouji.

 

Naruto no supo si agradecer la intromisión, que le había salvado de que saliera volando por los aires tras recibir un bofetón; o lamentarse de que sus amigos hubieran escuchado aquello.

 

—Chicos… —Sonrió Naruto, pensando en desviar la conversación—. Vaya, hoy hace un poco de frío…

—No cambies de tema —desestimó Kiba, sonriendo malicioso y tratando de azuzar a los demás, pero Shikamaru se limitaba a mirar las nubes con aire ausente y Chouji sacaba una bolsa de patatas de su mochila, aunque sí estaba pendiente a la conversación. Chasqueó la lengua, esos dos no le apoyaban. Después miró a Sakura—. ¿No habrás sido tú quien besó a nuestro Romeo? —curioseó con una sonrisa traviesa, pasando un brazo por los hombros de su rubio amigo.

 

Casi sintiéndose insultada con la pregunta, Sakura se cruzó de brazos y apartó la cara con un movimiento airado.

 

—Claro que no —respondió de inmediato—. ¿Por quién me tomas? No tengo tan mal gusto.

—Ah —respondió confuso.

 

Aquellas palabras le provocaron una profunda y teatral depresión a Naruto, quien la miró con un mohín infantil.

 

—Me ofendes, Sakura-chan.

 

Kiba trató de consolarle con unas palmaditas en la espalda. Mientras Sakura, le dedicó una sonrisa arrepentida a su amigo.

 

—Lo siento, supongo.

—¿Supones? —reiteró—. ¡Sakura-chan! —protestó.

—El caso es… —interrumpió Kiba antes de que pudieran iniciar una discusión donde Naruto tenía todas las de perder—, que si no fue Sakura quien besó a Naruto, ¿quién fue?

—Pues…

 

El rubio estaba a punto de responder que nadie le había besado y que todo había sido un malentendido, pero escuchar lo que dijo Inuzuka a continuación, fue una patada para su orgullo que le hizo desestimar esa posibilidad.

 

—Seguro que era tu primer beso —se mofó—. ¿Fue con lengua? —No le importó en absoluto que su pregunta fuera impertinente, quería saber los detalles.

—¡No fue mi primer beso’ttebayo! ¡Y sí, fue con lengua! —aseguró, inflando el pecho con orgullo.

 

Sakura se llevó una mano a la cara, mascullando un insulto hacia Naruto. Tonto, pensó indignada. Chouji tosió un poco, sonrojado y atragantándose momentáneamente con una patata. Shikamaru seguía en su mundo, observando las nubes mientras caminaba por inercia.

 

—¿¡Qué!? —preguntó estupefacto Kiba, sacándole una sonrisa de satisfacción a Naruto—. ¡No me lo creo! —replicó envidioso.

—Pues es cierto —presumió con la cabeza en alto.

—¡De ninguna manera! ¡No voy a creer que alguien te besó hasta que me digas quién fue!

 

Los ojos azules observaron con molestia a su amigo de la infancia. ¿Acaso era tan inusual que alguien le hubiera besado? Bien, era cierto que su vida amorosa había sido nula y que sus amigos eran conscientes de ello. Pero tampoco es que fuera un engendro, su madre siempre le decía que era guapo.

 

—No pienso decírtelo.

—¡Ja! —Rió victorioso—. Eso es porque es mentira.

—¡No lo es!

—¿Entonces quién te besó? —Le miró perspicaz.

 

Naruto chasqueó la lengua con frustración, no podía decirlo. Sus amigos ni siquiera sabían que le gustaba un hombre que para colmo era diez años mayor, y que ese hombre era justamente el Sasuke nii-chan del que hablo hasta la saciedad en su infancia.

 

—No puedo decirlo’ttebayo —respondió resignado.

—Entonces es mentira —insistió Kiba, dándolo por sentado.

—¡No! Fue ayer, ¡después del partido de fútbol! Me besó en un callejón camino a casa —soltó casi sin respirar, ansiando que le creyera.

 

Inuzuka le miró los primeros segundos sin creerle en absoluto, pero paulatinamente su expresión se tornó en una de sorpresa cuando reparó en un detalle. Ayer, después del partido de fútbol, ese tipo llamado Suigetsu acompañó a Naruto a casa. Naruto había sido besado de camino a casa. Atando cabos… ¡No podía ser!

 

—¿¡Te besó Suigetsu!? —aseguró alarmado.

—¿¡Qué!? —respondió tan estupefacto como su amigo.

 

La chica les miró confusa, frunciendo el ceño.

 

—¿Quién es Suigetsu?

—Suigetsu es un amigo de Sasuke… —trató de explicar Naruto.

—¿¡Qué!? —gritó ella con disgusto.

 

Por otro lado, Kiba sacudía la cabeza totalmente sorprendido. Ya le pareció extraño que aquel tipo hubiera aparecido de la nada para ver a Naruto jugar y le acompañara a casa a pesar de asegurar que se conocían de hace poco. Pero él, dejándose llevar por su personalidad egoísta, prefirió aprovechar la oportunidad y dejar a su amigo en compañía de aquel tipo antes que acompañarle él para no pasar más frío.

 

Jamás había esperado que su amigo de la infancia fuera “de esos”. Pero claro, ahora tenían sentido todas las invitaciones a salir y cartas de chicas que Naruto había rechazado. El día que supo que Naruto había rechazado a Hinata, opinó que su amigo tenía el gusto atrofiado por no aceptar a una chica como esa. ¡Ahora todo tenía sentido!

 

—Ahora entiendo por qué fuiste capaz de rechazar a Hinata sin inmutarte.

—Ki-Kiba, creo que ha habido un malentendido’ttebayo. Hinata es una amiga, y Suigetsu sólo es un conocido.

—No tienes que mentirme más. Nadie en su sano juicio rechazaría a Hinata. ¡Hinata! —insistió, llevando las manos a su torso como si estuviera tocando unos voluminosos senos.

 

En respuesta, Sakura le observó con desagrado por aquel comentario.

 

—Sólo un idiota valoraría a una chica por el tamaño de sus pechos.

—Eso lo dices porque eres tan plana como una pared —señaló malicioso.

 

Naruto apenas tuvo un segundo para saltar y quitarse de entre Sakura y Kiba. La chica se movió con agilidad y estrelló el puño en la cabeza de Inuzuka, arrancándole un lamento a éste que se acarició la zona lastimada con urgencia.

 

—¡Vuelve a repetir eso si te atreves! —amenazó.

 

Shikamaru, Chouji y Naruto dudaban entre socorrer a su amigo, o permanecer callados. Sabían lo peligrosa que podía llegar a ser Sakura cuando estaba enojada.

 

—Vaya, al parecer te diviertes con tus amigos.

 

La voz intrusa captó la atención de todos, especialmente la de Naruto que sintió un escalofrío subirle por la espalda y erizarle el vello de la nuca.

 

Con una tensa sonrisilla, giró para encarar a Suigetsu. Le inquietaba que se hubiese atrevido a acercarse a él estando sus amigos presentes, hasta ahora se había mantenido al margen de ellos, exceptuando a Kiba. ¿Acaso aquello significaba que Suigetsu iba a ir más en serio en sus acercamientos?

 

—Eh… algo así… —balbuceó esquivo—. Iba a casa ahora, tengo un poco de prisa dattebayo.

 

Suigetsu se encogió de hombros y sonrió ligeramente, mostrando sus blancos dientes.

 

—Te acompaño —dijo sin más. Después miró a Kiba—. Hola —saludó al reconocerle.

 

Inuzuka tan sólo respondió levantando un poco la mano, interiormente azorado. Ese tipo… era novio de Naruto, o quizá eran algo así como amigos con derecho.

 

—Bu-bueno, será mejor que dejemos a Naruto y a Suigetsu solos, ¿no os parece? —indicó Kiba.

 

Chouji asintió estando de acuerdo, no quería molestar a la pareja. Shikamaru se encogió de hombros, lo único que quería hacer era recostarse un rato. Sakura negó tajante, de ninguna manera dejaría a Naruto a solas con un amigo de Sasuke. Mientras que Naruto, no pudo disimular la mirada de auxilio dedicada a sus amigos, pero que estos ignoraron, excepto la chica.

 

—Yo me quedo con Naruto —dijo ella—. De cualquier forma tenemos que tomar el mismo camino.

 

Suigetsu se encogió de hombros nuevamente, sin importarle que la chica les acompañara. Después de ser presentado por Naruto a sus amigos, emprendieron el camino. Naruto, Sakura y Suigetsu tomaron una dirección, mientras que los otros tres tomaron otra diferente tras despedirse.

 

El silencio era tenso para Naruto, y se preguntaba si Suigetsu y Sakura lo sentían igual. Hasta que ella finalmente rompió ese mutismo.

 

—¿Hace cuánto que conoces a Naruto?

—Casi un mes.

 

Al rubio le molestó ligeramente que hubieran iniciado la conversación hablando de él como si no estuviera allí. Igual que habían hecho Kiba y Suigetsu la noche anterior.

 

—Sakura-chan es una amiga de la infancia.

 

Su comentario pareció arrancarle una sonrisa complacida a Suigetsu, y Naruto no entendió por qué.

 

—¡Wouh! Hasta que por fin me cuentas algo sobre ti. Eres tan reservado… El camino del instituto al parque siempre era bastante silencioso.

 

Estupefacta, Sakura miró a Suigetsu y después al rubio.

 

—¿No es la primera vez que camináis juntos a la salida del instituto?

—Para nada —respondió el mayor—. He estado acompañando a Naruto hasta el parque.

 

Los ojos verdes se clavaron con indignación en su amigo. Ahora comprendía por qué Naruto últimamente había estado tan nervioso a la salida del instituto. ¿Por qué no le había contado nada sobre ese tipo? Éste, al sentir la mirada le musitó una disculpa que a duras penas logró escuchar. Suspiró hondo, ese bobo no tenía remedio.

 

—Así que… ¿eres amigo de Sasuke? —curioseó. Al recibir la interrogante mirada del mayor, añadió—. Naruto me lo contó.

—Oh. —Sonrió al comprender por qué esa chica poseía esa información—. Sí, amigos desde la infancia. No sabía que también conoces a Sasuke.

—Por desgracia —musitó.

—Sakura-chan —riñó también en un susurro.

—¿Perdón? —cuestionó Suigetsu al no lograr escuchar sus palabras.

—Dije que sí, le conozco gracias a Naruto.

 

El mayor se cruzó de brazos, un poco contrariado por la situación.

 

—Desconocía que Sasuke tenía amigos a parte de Juugo, Karin y yo. Ese bastardo engreído y su costumbre de no hablar sobre él mismo… —renegó.

 

Ante los ojos de Sakura, Suigetsu acababa de ganar un par de puntos tras ese insulto dedicado a Sasuke. Tal vez, ese Suigetsu podría hasta llegar a caerle bien. Tal vez.

 

—Bueno, en realidad yo no soy amiga de Sasuke. Digamos que sólo somos… conocidos —puntualizó—. Apenas nos hemos visto un puñado de veces.

—Entiendo. Pues a mí me verás mucho más —aseguró, mirando después a Naruto que parecía pensativo—. ¿Estás bien?

 

Ante la pregunta, salió de sus pensamientos y enfocó a Suigetsu, sonriendo ligeramente mientras asentía. Con la simple mención de Karin, no había podido dejar de recordar la relación que su prima mantenía con Sasuke. Y a su vez, aquello le había hecho rememorar el beso de la noche anterior. Respondiéndose a sí mismo la pregunta de Sakura: sí, le había gustado el beso, ¡le había encantado! Pero había sido un error. Por suerte esperaba haberle dejado bien claro a ese teme que no iba a caer de nuevo en su red de mentiras, y que así dejara de buscarle, aunque le doliera.

 

Parpadeó estupefacto cuando logró escuchar a su amiga atreviéndose a amenazar a Suigetsu.

 

—Pues ya que te veré mucho más, te mantendré vigilado, ¡y como me entere de que has lastimado a Naruto de alguna forma…! —Le mostró el puño firmemente cerrado.

 

Lejos de atemorizarle, al mayor le resultó graciosa la actitud de la chica. Aunque en el fondo se preguntó el porqué de aquella actitud sobreprotectora, estaba seguro de que Naruto sabía defenderse solo.

 

—Entiendo tu desconfianza hacia mí, no me conoces de nada. Pero tranquila —Con toda la confianza del mundo, rodeó los hombros de Naruto con un brazo—, mis intenciones con el rubio son honestas. —Sonrió divertido. Aquello era algo que con el debido tiempo tendría que decir a los padres de Naruto si todo iba viento en popa y su gusto por el chico transcendía a algo más, pero empezar por sus amigos tampoco estaba mal.

 

La franqueza del adulto dejó muda a Sakura, quien balbuceó sin saber qué decir. ¿Aquello era bueno? Que fuera amigo de Sasuke no quería decir que Suigetsu fuera tan retorcido como él... ¿verdad? Pero sabía a ciencia cierta que por quien su amigo suspiraba, no era precisamente Suigetsu, sino por Sasuke. ¿Qué opinaba Naruto al respecto?

 

No tuvo que esperar mucho para saber la respuesta. Naruto había tomado el brazo del adulto y se había deshecho del abrazo, enfrentándole con una ceñuda mirada.

 

—Tengo nombre’ttebayo. Y guárdate tus intenciones, no me interesas.

 

Tras acomodarse la mochila, aceleró un poco el paso, hasta que finalmente echó a correr.

 

—¡Rub…! ¡Naruto! —le llamó Suigetu—. ¿Pero qué mosca le ha picado? De repente parecía de mal humor.

 

Sakura ni siquiera tuvo tiempo de llamarle cuando Naruto había girado en la bifurcación donde acostumbraban a separarse. Suspiró hondo. Al menos la aliviaba saber que su amigo no iba a caer ante Suigetsu tan fácilmente como cayó ante Sasuke.

 

—Será mejor que dejes a Naruto en paz. Él ya te ha dicho lo que piensa de ti.

 

El adulto soltó una risita socarrona, negando con la cabeza.

 

—Si algo he aprendido de la bruja de Karin, es que… Bueno, Karin es una amiga de la infancia que…

—Sé quién es Karin. —Mentalmente no pudo estar más de acuerdo con el comentario de que la pelirroja era una bruja.

—¿También la conoces? ¡Qué casualidad! —Sonrió. Aunque quizá era normal, considerando que ella era amiga del primo de Karin—. El caso es que si algo he aprendido de Karin, es que con perseverancia se puede conseguir cualquier cosa. Ella siempre estuvo enamorada de Sasuke —explicó con confianza—. Imagina la sorpresa que me llevé un día cuando al subir a la azotea del instituto les vi besándose…

—Sí, sí, capto la idea —interrumpió. No quería saber nada sobre ese asunto ni sobre el idiota de Sasuke.

—Y ahora, si me disculpas… —trató de zanjar la conversación de forma repentina.

—¿No pretenderás seguir a Naruto? —Frunció el ceño, desconfiada.

—¡Claro que no! Él ya debe de estar muy lejos. Iré a mi casa. —Antes de que ella pudiera decir algo más, alzó una mano mientras se alejaba—. Adiós.

 

En cuanto giró en una esquina, emprendió una carrera desesperada, encaminándose al parque. ¿Quizá todavía podría alcanzar a Naruto? Aunque lo dudaba, el chico se había marchado corriendo y Sakura le había hecho perder tiempo.

 

Pero la suerte estaba de su lado, ya que en el parque, donde siempre se despedía de Naruto, le encontró sentado en un banco. Mantenía la mochila sobre sus piernas, y la miraba sin verla realmente. Parecía estar nuevamente sumido en sus pensamientos. Con confianza tomó asiento a su lado, pero ni eso logró inmutar al menor.

 

—No pretendía incomodarte con mis palabras —comenzó a decir, obteniendo por fin la atención del otro que le miró un poco sorprendido. No le había escuchado llegar—. Suelo ser muy directo. Pero te aseguro que no mentía.

—No nos conocemos —respondió, moviéndose a un lado para alejarse un poco.

—¡Pero eso puede arreglarse! —exclamó restándole total importancia al asunto—. Háblame un poco de ti.

 

Pero Naruto permaneció en silencio, mirando al suelo con incomodidad. Era difícil que Suigetsu pudiera inspirarle confianza siendo amigo de Sasuke y Karin.

 

—No estoy de humor. ¿Tú también pretendes burlarte de mí’ttebayo?

 

El adulto le observó perplejo. No alcanzaba a comprender la excesiva desconfianza que Naruto tenía en él. Sí, era cierto que un día apareció frente a él sin conocerse de nada y le trató como si fueran amigos de toda la vida. Pero ya había pasado casi un mes, creía que era tiempo suficiente para que el chico hubiera notado que no iba con malas intenciones. Si hubiera querido lastimarle, ya lo habría hecho.

 

—No sé qué es lo que te asusta de mí. ¿Es el interés que tengo en ti? —Al no recibir respuesta, continuó—. Físicamente me atraes, pero por ahora no puedo decir que sea algo más, por eso quiero conocerte. —Además, Karin le había hablado muy bien del chico, cosa que le había impulsado a querer conocerle en un principio.

—No es… eso —musitó ligeramente ruborizado. Era la primera vez que alguien le decía palabras como esas, y para colmo Suigetsu lo expresaba con una franqueza que le aturdía.

 

Suigetsu esperó a que Naruto respondiera algo más, pero sólo hubo un pesado silencio en el que el rubio se negaba a despegar la mirada del suelo.

 

—¡Ya sé! Confesaré algo sobre mí, después tú dices algo sobre ti, y así sucesivamente.

—No creo que…

—Confieso que mi experiencia con los chicos es casi nula —interrumpió, esbozando una ligera sonrisita—. Siempre he estado con chicas, y sólo he estado con un chico… algo pasajero. Ahora tú —le animó.

 

Naruto suspiró, meditando qué decir para saciar la curiosidad del otro y que a la vez no fuera algo muy comprometido.

 

—Pues… estudiaré magisterio de educación primaria dattebayo. —Esperaba que aquello dejara conforme a Suigetsu.

—¡Wouh! —exclamó sorprendido. Pretendía decir algo más, cuando una duda le asaltó. ¿Naruto antes había dicho…?—. Espera. Ahora comprendo.

—¿Qué? —respondió confuso.

—Tu desconfianza hacia mí —aclaró—. Es porque alguien se burló de ti en el pasado.

 

¿Tú también pretendes burlarte de mí’ttebayo?

 

—¿Qué?... ¡No! —respondió de inmediato, no iba a hablar sobre ese asunto con él.

—No hace falta que lo ocultes. No te haré preguntas incómodas como quién fue, cómo pasó, o cosas así. Además, aunque me lo dijeras, seguramente no le conozco.

—Suigetsu, no quiero hablar de eso. —Apartó la mirada, esquivo.

 

El mayor percibió la creciente incomodidad en su compañero, temió que emprendiera otra huida inesperada, así que posó una mano en el hombro de éste, captando su atención.

 

—No te pediré que me lo cuentes, sólo que confíes en mí, al menos un poco.

 

Su teléfono móvil sonó, interrumpiendo el momento. Naruto lo agradeció, aquel tema era espinoso para él, y no pensaba hablarlo precisamente con el amigo de Sasuke. Suspiró hondo, meditando mientras Suigetsu hablaba. A veces se sentía un poco solo. De no ser por Sakura-chan, no tendría absolutamente nadie con quien desahogarse sobre todo lo ocurrido con Sasuke. Sus padres no eran una opción; y sus amigos estaban descartados, dudaba que fueran a aceptar de buena gana su confesión sobre su orientación sexual. O quizá sí. Pero no se atrevía a arriesgarse.

 

A Kiba casi le da un infarto al imaginar que entre Suigetsu y él había algo. No se atrevía a hablarlo con ellos, no de momento.

 

—Supongo que no podré verte hasta mañana —se lamentó cuando la llamada finalizó—. Sasuke ha llamado, quiere que nos veamos.

 

Naruto alzó las comisuras en una tensa sonrisilla. No se lamentaba como Suigetsu, para él era perfecto no verle. Pero carraspeó incómodo cuando el nombre de Sasuke salió a colación. Parecía haberle invocado con el pensamiento.

 

—Asegura que quiere verme para recordar viejos tiempos, pero no le creo —continuó diciendo, torciendo la boca en una mueca de desagrado—. Es un bastardo interesado. Él nunca llama si no es por una buena razón. Quiere algo —aseguró.

 

El rubio no pudo evitar reír ligeramente al escuchar la forma despectiva en que Suigetsu hablaba de Sasuke. Tenía razón.

 

Al escucharle, Suigetsu le miró un poco incrédulo.

 

—¡Hey!, te he sacado una risa —comentó sorprendido, y después sonrió también—. Eso me hace pensar que estás de acuerdo en mi comentario de que Sasuke es un bastardo interesado.

 

Sabiendo que era imposible poder negarlo, Naruto asintió con un movimiento de cabeza. Él también era consciente de que cuando Sasuke te buscaba, era por algo.

 

—Tengo que irme —continuó diciendo Suigetsu—. Me gustaría invitarte a comer un día, si tú quieres. O quizá podríamos ir al zoo, mi amigo Juugo trabaja allí y nos dejaría entrar gratis. A veces se pone a hablar con los animales, pero no es peligroso, te caerá bien. Piénsalo.

 

Tras decir aquello, con un movimiento de mano se despidió antes de comenzar a alejarse. Pero la voz de Naruto le hizo girar de nuevo.

 

—Me gusta mucho el ramen’ttebayo, especialmente el de Ichiraku.

 

Suigetsu sonrió complacido. Tomaba ese comentario como una aceptación a su propuesta anterior.

 

—Lo tendré en cuenta —prometió antes de marcharse.

 

El rubio esbozó una sonrisilla fugaz antes de ponerse de pie y retomar su camino a casa, colgándose la mochila al hombro. Se preguntaba si sería buena idea aceptar esa invitación de Suigetsu.

 

Pero, siendo sincero consigo mismo, opinaba que era injusto rechazarle tajantemente sólo por ser amigo de Sasuke y Karin. Él había vivido una situación similar con Sasuke, quien le había rechazado sin dar oportunidad a conocerse mutuamente. Si rechazaba a Suigetsu sin más, estaría actuando igual que Sasuke. Sólo por darle una pequeña oportunidad a Suigetsu para conocerse como amigos no debería ser un problema, ¿cierto? Ahora mismo, una amistad era lo único que podía ofrecerle. Ni siquiera físicamente captaba su atención. Pero tal vez eran sus sentimientos por Sasuke que le mantenían cerrado en banda ante la opción de fijarse en otra persona.

 

Todo era tan confuso… Quería a Sasuke, pero a la misma vez, estaba enojado con él y no podía evitar sentirse inseguro a su lado, atento ante cualquier artimaña que el otro pudiera idear para humillarle una vez más.

 

Sabía que lo mejor era olvidarle y poner su atención en alguien más, no necesariamente Suigetsu, pero sí alguien que le correspondiera sinceramente. Sin embargo, lo único que podía hacer era rememorar una y otra vez el beso de la noche anterior, deseando más como ese.

 

Karin tenía razón: era patético.

 

****

 

Al llegar a casa, interrumpió su saludo al ver a Kushina hablando por teléfono. En cuanto percibió su presencia, la mujer se apresuró en despedirse de su interlocutor, dejándole confundido con su actitud repentinamente nerviosa que trataba de ocultar tras una sonrisa.

 

—Claro, en cuanto Naruto llegue se lo diré’ttebane. ¡Adiós!

 

Al comprender que esa llamada era para él, no tardó en quitarse los zapatos que acompañaban al uniforme estudiantil y avanzó en un par de zancadas hacia su progenitora con intención de tomar el teléfono, pero ella colgó veloz, casi con un ruido sordo que le hizo cerrar los ojos por un instante.

 

Frunció el ceño. Ahora sí que no entendía nada.

 

—Esa llamada era para mí. ¿Por qué no me has pasado el teléfono? —protestó.

—Era Sasuke.

 

Al instante los ojos de la mujer se afilaron tratando de buscar la reacción de su hijo. Naruto había detenido en seco su avance, y tras murmurar un apenas entendible “Ah”, trató de marcharse.

 

—¿No me vas a preguntar para qué ha llamado?

 

Incómodo, Naruto la encaró.

 

—Supongo que para nada importante dattebayo…

—Sasuke dice que tienes algo que es suyo, y me ha dicho que te pida que se lo devuelvas cuanto antes porque lo necesita.

 

Confundido y pensativo, Naruto frunció el entrecejo. Él no tenía nada de Sasuke, no al menos algo que pudiera recordar ahora.

 

—¿Has visto a Sasuke recientemente, Naruto? —preguntó con interés.

—No… bueno, sí —balbuceó.

—¿No?, ¿sí? —reiteró, acercándose un paso. Al no recibir más respuestas, continuó—. Sasuke ha estado llamando últimamente, parecía empeñado en hablar contigo por alguna razón que no quiso contarme.

 

Los ojos azules se clavaron en la mujer al instante, sorprendidos.

 

—¿Por qué no me habías dicho nada?

—Porque por lo que logré escuchar el otro día, entendí que no querías hablar con él. —Se cruzó de brazos, mirándole atenta—. Hijo, ¿puedo preguntarte algo? —habló cautelosa.

 

Naruto sintió un escalofrío. Quería responder que no, pero sabía que eso sólo provocaría el enojo de su madre, le haría ganarse un golpe y después le obligaría a responder lo que quería saber. El resultado sería peor.

 

—Supongo… que sí’ttebayo.

—¿Has tenido una relación con Sasuke?

 

El impacto de aquella pregunta fue tan grande que acabó atragantándose con su propia saliva. Kushina se acercó presurosa, dándole bruscas palmadas en la espalda que sólo lograban hacerle sentir adolorido y no aliviaban la tos en absoluto.

 

—¿De… d-dónde has… sacado eso? —preguntó entrecortado en un hilillo de voz, limpiándose una lágrima que quería escapar por culpa de la tos insistente.

 

Kushina frotó la espalda de Naruto con amor maternal hasta que la tos finalmente cesó.

 

—¿Entonces no? —Sonrió ligeramente, aliviada—. Bueno, no me parecía algo tan disparatado teniendo en cuenta que una vez me dijiste que tenías sentimientos por él.

—Eso quedó en el pasado —fue todo lo que dijo. Su madre parecía no olvidar nunca aquella confesión que le hizo en el jardín.

—¿Entonces qué es lo que ocurre entre los hermanos Uchiha y tú?

 

A Kushina no le convencía la respuesta de Naruto. Esta vez podía detectar la mentira. Recordaba que Naruto dijo:

 

Me rechazas una y otra vez, me engañaste haciéndome creer que entre Karin y tú no hay nada cuando no es así…

 

Me rechazas una y otra vez…

 

Me rechazas…

 

Naruto había hablado en presente aquella vez. Lo que sea que hay o hubo entre Sasuke y Naruto, era algo reciente.

 

—Mamá, en serio, deja de preocuparte por eso. Todo está bien dattebayo —casi susurró, con hablar cansino.

 

Kushina decidió dejar el tema por la paz. Suspiró hondo, sabiendo que no le sacaría la verdad a Naruto. Podría emplear la fuerza… quizá… pero eso no aseguraba que su hijo confesara toda la verdad.

 

—Está bien, pero si Sasuke te lastima de algún modo, házmelo saber.

—¿Por qué?

—¡Porque así le daré su merecido’ttebane! —exclamó alzando un puño y afilando la mirada con determinación.

 

El menor se alarmó una vez más con aquella respuesta tan parecida a la de Sakura. ¡¿Kushina se había vuelto loca?! Sacudió las manos y la cabeza, tratando de serenarla. No se perdonaría ser el responsable de la amistad rota de Mikoto y Kushina. Ellas eran amigas incluso antes de que él naciera.

 

—¡No hagas nada de eso! Piensa en Mikoto. No le agradará que lastimes a su hijo.

 

Aquello calmó a la mujer de inmediato, dejándola pensativa.

 

—Tienes razón… Pero, si tú estuvieras teniendo comportamientos inadecuados con Sasuke, no me importaría que Mikoto te diera un merecido escarmiento. Después de todo es normal en una madre defender a su hijo.

—Mamá —habló un poco alto para detener su monólogo—, tengo mucho que estudiar, iré a mi habitación dattebayo. Y sobre Sasuke no te preocupes más, todo está bien.

 

Dando aquel tema por zanjado, se encaminó presuroso a su habitación mientras se aflojaba la molesta corbata. Arrojó la mochila al suelo y abrió el armario con intención de buscar ropa más cómoda para estar por casa. Entonces lo vio. Aquello por lo que Sasuke había preguntado: su chaqueta. Ahora recordaba que la noche anterior sólo atinó a ocultarla ahí para que su madre no la viera. Sabía que si Kushina veía la prenda, detectaría automáticamente que no era suya, le preguntaría a quién pertenece y por qué la tenía él.

 

Tomó la chaqueta entre sus brazos, sintiendo un suave calorcito en las mejillas al rememorar por enésima vez el beso de la noche anterior. Sacudió la cabeza, tratando de mantener los pies en la tierra. ¡Tenía que dejar de soñar despierto! Le devolvería la chaqueta a Sasuke y asunto arreglado.

 

Tratando de ser sigiloso, bajó las escaleras y abandonó la casa. No pensaba ir al apartamento de Sasuke o al hospital, era mejor no verle. Caminó hasta la casa de los Uchiha, le entregaría la prenda a Mikoto y que ella se la hiciera llegar a Sasuke. Eso sería lo mejor. Y que conste que no estaba siendo cobarde, se dijo a sí mismo, sólo estaba siendo cauto.

 

Fugaku fue quien abrió la puerta y le hizo saber a Mikoto sobre su inesperada visita. A la mujer no pareció sorprenderle mucho el verle por allí, como había ocurrido en ocasiones anteriores, y le invitó a entrar sin más.

 

—Naruto, hola. —La sonrisa en su rostro desapareció, mirándole sorprendida por un breve instante—. ¿Has crecido? —preguntó insegura. Juraba que el chico estaba unos centímetros más alto que la última vez que le vio.

—Ah. —Se tocó la cabeza, como si así pudiera medir su estatura—. Tal vez… después de todo estoy en la edad, y mis pantalones amenazan con quedarse un poco cortos —comentó con una risita.

—Que coincidencia. Sasuke tiene una chaqueta igual que esa. —Señaló la prenda que el rubio tenía entre los brazos.

 

A Naruto le desorientó por un fugaz instante el repentino cambio de tema, y entonces recordó el motivo por el que había ido allí.

 

—Oh, eso… Esta chaqueta es de Sasuke, me la prestó ayer. He venido a devolvérsela.

 

La mujer se llevó una mano a la mejilla, repentinamente pensativa. De pronto parecía haber recordado algo importante. Después sonrió ligeramente, despreocupada.

 

—Pero Sasuke no está aquí ahora.

 

El menor se encogió de hombros y le extendió la prenda.

 

—No importa, se la puedes dar cuando venga.

 

Por más que esperó, Mikoto no tomó la chaqueta. Al contrario, negó con la cabeza, rechazándola.

 

—Sasuke no vendrá hasta dentro de unos días —respondió—. ¿Te importaría hacerme un favor?

—Bueno, supongo que si no es algo muy…

—¡Te lo agradezco! —exclamó con una sonrisa, interrumpiéndole como si no le hubiese escuchado en absoluto—. ¿Podrías ir al hospital o al apartamento de mi hijo a llevarle la chaqueta? —Cuando apenas el chico había abierto la boca para replicar, ella continuó, tomando a Naruto del brazo y guiándole amablemente a la puerta—. Me preocupa que Sasuke pesque un resfriado por no ir lo suficientemente abrigado. ¡Mi pobre hijo…! —se lamentó.

—Pero Sasuke debe de tener más chaquetas para…

—A estas horas está en el hospital, pasa primero por allí —sugirió abriendo la puerta.

—¡Pero…! —trató de decir. ¿Mikoto le estaba echando sutilmente de su casa, o era imaginación suya?

—Te lo agradezco mucho —insistió—. Yo tengo tanto trabajo en casa que me es imposible ir.

 

Cuando Naruto se dio cuenta, se encontraba en la calle y la puerta estaba siendo cerrada en sus narices. Un tic sacudió una de sus cejas. Ahora sabía de quién había heredado Sasuke esa costumbre de cerrarle la puerta en la cara.

 

Miró la chaqueta entre sus manos, recorriéndole un escalofrío que le dejó intranquilo. Tenía la sensación de haber caído en una trampa. Pero Mikoto no haría algo así, ¿verdad?

 

Dentro de la casa, Mikoto observaba a través de una de las ventanas del segundo piso hasta que vio a Naruto alejarse con la chaqueta entre sus brazos. Suspiró hondo y se encaminó a las escaleras.

 

Esperaba que Naruto no hubiera sentido extraño su comportamiento, aunque dudaba que no se hubiera percatado. Normalmente celebraba la visita del chico, luego le arrastraba dentro de casa, le ofrecía té y le interrogaba sobre su vida. Y ahora, apenas le había dejado avanzar un poco por el pasillo antes de echarle a la calle.

 

Pero todo había sido para hacer lo que Sasuke le había pedido. Hacía escasos minutos su hijo la había llamado por teléfono, avisándola que probablemente Naruto pasaría por allí para devolverle algo. Le pidió que le dijera a Naruto que se lo llevara personalmente al hospital o a su apartamento. Curiosa preguntó el porqué, pero como esperaba, Sasuke no dio muchos detalles. Siempre tan reservado:

 

Tal vez me equivoque, pero es probable que Naruto pase por allí para devolverme algo. Si es así, dile que venga al hospital a dármelo personalmente, o a mi apartamento.

—A mí no me importaría llevarte lo que sea que Naruto traiga. —Sonrió—. Así puedo verte.

—No —negó al instante—. Quiero hablar algo con él. Tú sólo haz que él venga.

 

¿Qué sería eso que su hijo tenía que hablar con Naruto? Parecía algo importante. ¿Y cómo había llegado la chaqueta de Sasuke al poder de Naruto? Ahora que recordaba… ayer por la noche llamó la atención de su hijo, reprochándole el hecho de llegar tan poco abrigado a pesar de la hora que era. Sabía que Sasuke siempre se abrigaba bien, sin embargo, el día anterior apareció sin su chaqueta y se excusó diciendo que la había olvidado en el hospital.

 

Y ahora, Naruto acababa de asegurar que Sasuke se la prestó ayer. Su hijo no le mentiría, ¿cierto?, y menos en algo de tan poca importancia. A no ser que Sasuke estuviera tratando de ocultar algo. Conocía la naturaleza reservada de su hijo, y evitaba a cualquier precio dar explicaciones sobre cualquier aspecto de su vida, por muy trivial que este fuera.

 

Aunque seguía preguntándose, ¿qué quería hablar su hijo con Naruto? Parecía ser algo importante.

 

Todavía recordaba, como si fuera ayer, el tiempo en que Sasuke era totalmente intolerante a la simple presencia de Naruto. Sin embargo, cuando Naruto se accidentó Sasuke se estuvo preocupando por él hasta que éste mejoró. Y ahora no estaba segura sobre el tipo de relación que tenían, ¿eran amigos? Tal vez se frecuentaban y por eso la chaqueta había terminado en poder de Naruto. Eso tendría sentido. Naruto había dicho que se vieron ayer.

 

Pero sentía curiosidad. Tal vez Naruto le había contado algo a Kushina. Le preguntaría a ella.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Holita, tantos años en esta página, y creo que es la primera vez que actualizo un 29 de febrero :3

 

Lamento si hay algún error o incoherencia, sólo he podido revisar el capítulo una vez, y cuando lo hice el ambiente a mi alrededor no estaba precisamente silencioso para poder concentrarme en la lectura.

 

Bueno, entre todos los reviews que recibí, parece que sólo una persona en Fanfiction se percató de que en el capítulo anterior Naruto huyó con la chaqueta de Sasuke, y que esa chaqueta tarde o temprano debe regresar a su dueño. If you know what I mean.

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).