Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 20: “Naruto… ¿gay?”:

 

Nada como un buen baño reparador después de un pesado día de trabajo. La tensión acumulada parecía ser engullida junto al remolino de agua por el sumidero, las preocupaciones se suavizaban con ayuda del agua caliente. Por eso, apenas había puesto un pie en su apartamento cuando Sasuke se encaminó presto a darse un merecido baño relajante. Sólo un buen masaje podría completar el cuadro perfecto. Un masaje dado por Naruto en concreto.

 

Abandonó el baño vistiendo un atuendo cómodo, no tenía pensado salir. En su cabeza descansaba una pequeña toalla con la que se afanaba en secar el exceso de humedad de su cabello. Suspiró hondo, complacido, cuando se dejó caer sentado en el sofá. Arrollado por la comodidad del asiento y la penumbra que le brindaba la toalla sobre su cabeza, pensó que no le importaría echar una cabezadita antes de disponerse a preparar la cena. No había cerrado los ojos todavía cuando la puerta fue golpeada con energía, sacándole un suave respingo.

 

─¿Qué…? ─se susurró incorporándose con cierta pereza, acomodando la toalla sobre sus hombros mientras caminaba a la puerta. Deslizó las manos por su cabello, tratando de peinarlo con los dedos para adecentarlo un poco.

 

Apenas abrió la puerta cuando un borrón amarillo se lanzó sobre él, estrujándole en un asfixiante abrazo y haciéndole trastabillar.

 

─¡Sasuke, hola!

 

Reconoció al koala aferrado a él por la voz más que por poder verle.

 

─¿Naruto?

 

El nombrado le liberó para poder encararle, mostrándole su mejor sonrisa. Sólo entonces Sasuke pudo estudiarle con la mirada. Naruto usaba una gruesa chaqueta, y contrastando por completo con el atuendo, un sencillo pantalón corto que cubría hasta la mitad de los muslos, unos gruesos calcetines blancos que llegaban justo por debajo de las rodillas y unas zapatillas deportivas. Estaba un poco sucio. Era obvio que Naruto había estado jugando fútbol, y por el suave rubor en sus mejillas y su respiración ligeramente pesada, apostaba que había llegado corriendo.

 

─¿Molesto? ─preguntó ante el mutismo del otro que no dejaba de recorrerle con la mirada, inquietándole por un instante.

 

Al instante Sasuke se hizo a un lado, invitándole a entrar y cerrando tras ellos. Ante la calidez del apartamento, Naruto no tardó en desprenderse de la chaqueta mientras se encaminaba a la sala.

 

─Sé que ayer no quedamos en vernos, pero quería verte al menos un momento dattebayo ─confesó dejando la chaqueta sobre el sillón.

 

Pero Sasuke ignoró totalmente aquel comentario, había algo más importante que había captado su atención. Bajo la chaqueta, Naruto había mostrado una fina camiseta de manga larga. Camiseta que estaba rasgada en el brazo izquierdo y manchada de sangre seca. Le alarmó el considerable tamaño de aquella mancha de sangre. ¿Qué demonios le había pasado?

 

Raudo se acercó y le tomó de la muñeca, obligándole a levantar el brazo sin mucho cuidado, sacándole una exclamación de sorpresa al menor. Efectivamente, bajo el roto de la prenda se apreciaba parcialmente una herida sangrante.

 

─¡Sasuke! ─protestó sin poder evitar una mueca de dolor. El brusco movimiento le había provocado molestia.

─Súbete la manga ─instruyó soltándole.

─Sólo es una herida sin importancia’ttebayo. ─Sofocó una nueva queja cuando tiró hacia arriba de la manga, la tela se había quedado pegada a la herida en algunas partes. Flexionó el brazo, mostrándole una herida que iba desde arriba del codo hasta la mitad del brazo. Por poco no llegaba a la muñeca─. ¿Ves?

 

Los ojos negros se abrieron de par en par. Ese idiota… ¿una herida sin importancia? Era una herida considerable, apostaría que medía sobre unos diez centímetros de largo y quizá unos tres de ancho.

 

─Idiota ─respondió, sacando un tic de molestia en una de las rubias cejas─. ¿Cómo te has hecho una herida así?

─Me caí mientras jugaba ─explicó escueto─. Pero todo está bien, lavé la herida en la fuente del parque.

 

El puño de Sasuke se cerró con intención de estrellarse en la cabeza hueca de su novio, pero se contuvo y suspiró armándose de paciencia. La herida no tenía buen aspecto, empezaba a tomar un tono amarillento en algunas pequeñas zonas, señal de que se estaba infectando. ¿Y el idiota pretendía arreglar todo mojando la herida con agua?

 

─Vamos ─demandó aferrándose a la muñeca de Naruto y tirando de él, guiándole al baño donde estaba el botiquín─. Te curaré.

─No creo que sea necesario. Duele un poco, pero estoy bien.

 

Tomó asiento en la tapa del retrete, observando el baño. En el ambiente se percibía un sutil aroma a gel de baño, champú, o quizá ambas cosas, quién sabe. Pero era el mismo aroma que Sasuke desprendía. Le gustaba. Después estudió el perfil del pelinegro, quien buscaba lo necesario en el botiquín. Viendo su cabello húmedo y la pequeña toalla que descansaba sobre sus hombros, era evidente que había tomado un baño recientemente.

 

─Sí es necesario, la herida se está infectando ─rebatió segundos después.

─¿En serio? ─Se sorprendió, girando el brazo para poder verse la herida.

 

Sin decir nada de momento, Sasuke procedió a curar la herida. Naruto se mordió el labio inferior para sofocar unas quejas y apretó los puños, ardía demasiado. Minutos después, Naruto miraba con disgusto la venda que cubría su brazo desde la muñeca hasta casi el codo.

 

─Sasuke, ¿no te parece que has exagerado’tteba? ─preguntó incómodo, viendo al mayor regresar el material al botiquín.

─¿Con tus antecedentes? No creo.

─¿Qué antecedentes?

─Casi te matas al caerte desde un segundo piso, cuando tenías trece ocurrió una situación similar a la de ahora, y para rematar, esto. ─Señaló el brazo vendado─. Eres demasiado descuidado, es mejor proteger bien esa herida.

 

Un bufido de molestia escapó de los labios del más joven. Ese Sasuke era un paranoico exagerado. En silencio deslizó una mano por la textura de la venda, sonriendo interiormente. Sasuke le había curado, como cuando tenían trece y veintitrés años. Pero ahora muchas cosas habían cambiado, empezando por la relación que mantenían.

 

─Sigo pensando que has exagerado, pero gracias.

─No he exagerado. Y los próximos días pásate por aquí para seguir curándola.

 

A Naruto no le desagradó la idea de tener vía libre para pasarse por allí los siguientes días. Es más, la ilusión le invadió. Pero aunque no hubiera una herida que curar, se habría estado pasando por allí igualmente con cierta frecuencia.

 

Recordó que Suigetsu también había sido un exagerado. Había querido llevarle al hospital en cuanto logró levantarse del suelo tras la caída, pero él se negó. Después de refrescar la herida y eliminar rastros de tierra con el agua de la fuente, continuó jugando como si nada, ignorando la preocupación de sus amigos y especialmente la de Suigetsu. Desde su punto de vista sólo era un raspón sin importancia:

 

─¿Seguro que no quieres que te lleve al hospital? ─insistió Suigetsu con preocupación cuando el partido terminó.

 

Desconcertando al mayor, Naruto soltó una risita jocosa.

 

─Exageras. ¿Al hospital por un raspón?

─¿Y si te has fracturado algo?, ¿o quizá un…?

─Estoy bien dattebayo ─interrumpió, caminando a las gradas para buscar su chaqueta que reposaba sobre los muslos de Sakura, quien había estado viéndoles jugar─. He tenido caídas peores, créeme. ─rió, recordando la vez que cayó por la ventana como si aquello hubiera sido un asunto insignificante.

 

Tras él, Suigetsu bufó con cierta molestia.

 

─Deberías ser más cuidadoso, Naruto ─reprendió─. No puedes lastimar tu hermoso cuerpo de esa forma.

 

Como si aquel comentario se hubiera convertido en una gran piedra en su camino, Naruto tastabilló de forma graciosa y al instante giró a mirarle con un tenue rubor en las mejillas. No estaba seguro, pero juraba que era la primera vez que alguien le decía que su cuerpo era hermoso. Aunque eso le hizo preguntarse, ¿cuánto le miraba Suigetsu?

 

Pero éste sólo sonreía entre dientes como si lo que le acababa de decir fuera lo más natural del mundo.

 

─¿Por qué estás sonriendo?

 

La pregunta de Sasuke le hizo volver a la realidad, viendo al pelinegro de pie frente a él a unos escasos par de pasos de distancia. ¿Sí estaba sonriendo? No lo había notado.

 

─Estaba pensando que eres igual de paranoico que Suigetsu. Él quería llevarme al hospital, y me dijo que no puedo lastimar mi hermoso cuerpo de esta forma’ttebayo. ¿Puedes creerlo? Llevarme al hospital por un simple raspón en el brazo. Ni mi madre es tan exagerada… creo.

 

Los ojos negros se afilaron con disgusto. ¿Qué había dicho Naruto? ¿Suigetsu? ¿Que Suigetsu había dicho qué cosa?, ¿cuándo le había visto? Tensando la mandíbula, se tragó la molestia que aumentaba por segundos y formuló la pregunta en el tono más calmado que encontró.

 

─¿Has visto a Suigetsu?

─Sí ─respondió, sin percibir el cambio de actitud de Sasuke. A sus ojos el rostro del mayor no mostraba nada, se veía sereno─. Me buscó a la salida del instituto y estuvimos hablando un rato.

 

En su mente, Sasuke estrangulaba a Suigetsu con sus propias manos. Baboso traidor… ni siquiera sabiendo que Naruto y él se correspondían se hacía a un lado. ¿Acaso no tenía dignidad? Aprovechaba que él trabajaba a esa hora para acercarse a Naruto.

 

─¿Sobre qué?

─Me habló sobre su situación contigo y con Karin. También me dijo que si yo quería, se haría a un lado y dejaría de molestarme…

─¿Dijiste que sí? ─interrumpió, empujado por los celos.

 

El repentino interrogatorio de Sasuke le recordó por un momento a cuando Kushina le perseguía por toda la casa mientras le preguntaba sobre asuntos que le interesaban. Sonriendo un poco incómodo se rascó la nuca.

 

─Le dije que podíamos ser amigos. Suigetsu me agrada.

 

¡Perfecto!, pensó Sasuke lleno de ironía, conteniendo las ganas de rodar la mirada con hastío. Esperaba que Suigetsu respetara el concepto de “amigo”, o si no tendría problemas con él. Serios problemas. Ahora Naruto era su novio, así que tenía todo el derecho de reclamarle a ese boca de piraña cuanto quisiera si sobrepasaba la línea de la amistad.

 

─¿Por qué estás tan callado’ttebayo? ─preguntó poco después.

─Deberías haber dejado que Suigetsu se alejara. Así sólo le estás dando alas.

─¡No le estoy dando alas! Le he dejado claro que sólo quiero su amistad.

─Conozco a Suigetsu, no lo entenderá.

─Quizá no le conoces tan bien ─rebatió de nuevo─. Él siempre ha sido sincero conmigo. Si aceptó mi amistad es porque respetará mi decisión.

 

Aquel comentario fue como una pedrada para Sasuke. Le había hecho recordar que su sinceridad con Naruto había brillado por su ausencia durante muchísimo tiempo. Naruto conocía a Suigetsu desde hace mucho menos tiempo, sin embargo, confiaba en él. Con perseverancia y los movimientos adecuados, su amigo había sabido ganarse la confianza y simpatía de Naruto.

 

─Sasuke… ─La seriedad en su voz hizo salir al mencionado de sus cavilaciones─. No me siento cómodo sabiendo que por mi culpa tu amistad con Suigetsu y Karin está dañada.

 

Le miró sorprendido. No imaginaba que Naruto se sentía de esa forma. Él preocupándose porque Suigetsu pudiera arrebatarle a Naruto, y éste preocupándose por el hecho de que pudiera perder a sus amigos de toda la vida.

 

─Idiota… ─susurró posando una mano en la rubia cabellera─. El culpable de toda esta situación soy yo, no tú.

 

Naruto agitó la cabeza para sacarse de encima la mano de Sasuke cuando éste revolvió algunos mechones. No le gustaba que le consolara como si fuera un niño, ahora era su novio, si quería consolarle al menos que le diera un beso.

 

─Pero todo empezó porque tú me gustaste y yo quería llamar tu atención… ─De nuevo la mano de Sasuke se posó en su cabeza, revolviéndole los rubios mechones con cierta tosquedad─. ¡Deja de hacer eso dattebayo! No me consueles como si fuera un niño.

─Lo eres ─le recordó con simpleza.

 

Un tic asaltó una de las rubias cejas, sustituyéndose la culpabilidad en su interior por el enojo. Sus ojos azules se afilaron.

 

─¿Cuándo vas a dejar de verme como un niño? ─cuestionó ofendido─. Ni siquiera ahora que estamos juntos…

─Cuando cumplas veinte años.

─Creía que habías entendido que la madurez no va ligada a la edad.

 

Sasuke apartó la mirada de los disgustados ojos azules. Era cierto. Ese mocoso latoso le había enseñado algunas cosas a pesar de la poca relación que habían tenido a lo largo de los años. Ciertamente, la madurez no iba ligada a la edad, lo sabía, con Naruto lo había aprendido.

 

Pero todavía no era capaz de dejar de lado sus prejuicios.

 

─Como sea ─desestimó Sasuke finalmente─. Deja de preocuparte por eso. No es culpa tuya. ─Zanjó el asunto.

 

El menor no replicó más sobre eso, sabía que la conversación no llegaría a ningún punto. Por otro lado, ese teme parecía no asimilar que él no era un niño. Tenía diecisiete años, pero no era un niño.

 

─Sasuke… ─El tono repentinamente sedoso que usó para llamarlo, captó por completo la atención del mayor─. Está bien si no quieres reconocer que no soy un niño dattebayo. Pero eso significa que admites que eres un asaltacunas. ─Con una expresión de falsa meditación, se cruzó de brazos, ignorando la molestia que eso provocó en su brazo lastimado─. Siempre pensé que te sentías incómodo con eso.

─¿Qué estás diciendo? ─siseó, entrecerrando la mirada.

─Por otro lado ─continuó hablando como si no le hubiera escuchado─, si dejaras de pensar que soy un niño y empezaras a verme como un adulto, ya no serías un asaltacunas, ¿cierto?

 

Naruto sonrió en su interior al ver que Sasuke parecía meditar realmente lo que acababa de decirle. ¿Acaso iba a lograr en ese instante que su novio dejara de verle como un niño?

 

Tras unos segundos de silencio, el pelinegro chasqueó la lengua con cierto fastidio. De cierta manera Naruto tenía razón, pero a la vez no estaba completamente de acuerdo. Por más que Naruto pudiera comportarse como el ser más maduro del universo, cosa que dudaba que ocurriera, su edad era la que era. Hasta los veinte años no sería mayor de edad, o en otras palabras, un adulto ante la ley y la sociedad.

 

Aunque debía darle la razón en algo. Dejar de etiquetar a Naruto como “niño” en su mente y comenzar a verle como un adulto suavizaba la incomodidad en su interior. Ciertamente, así dejaba de sentirse un asaltacunas.

 

Suspiró interiormente. Debía de haber algo mal en él para haber puesto su atención en un hombre, y no satisfecho con eso, en un menor de edad.

 

Un brazo rodeándole la cintura y un torso pegándose al suyo con suavidad le volvieron a la realidad. No había notado que Naruto se había puesto de pie. Bajó un poco la mirada para toparse con los ojos azules que enfrentaban los suyos con cierta diversión.

 

─Entonces, ¿soy un adulto? ─Quiso confirmar.

─Si quieres el titulo de adulto, gánatelo ─fue todo lo que respondió.

 

Con un lento movimiento, Naruto alzó el brazo vendado y paseó la mano por uno de los pectorales del otro. La respuesta de Sasuke no le había desanimado en absoluto.

 

─¿Y cómo? ¿Haciendo “cosas de adultos”? ─Rió risueño.

 

¡De nuevo con eso!, pensó Sasuke un poco alarmado en su interior. Cuando ese cabeza hueca decía ese tipo de cosas, dudaba si hablaba en serio o bromeaba, aunque se decantaba más por la primera opción disfrazándolo como si fuera la segunda.

 

Fue cuestión de dos segundos que Naruto dejara de tener a su novio contra su cuerpo y éste estuviera a tres pasos de distancia. De acuerdo, tomaría esa reacción como una negativa. Aun así no pudo evitar reír de nuevo, esta vez entre dientes.

 

─No ─sentenció Sasuke, dándole la espalda dispuesto a abandonar el baño─. En primer lugar deja de decir tonterías y tratar ese tema como si fuera un juego de niños.

 

Apenas abandonó el baño cuando escuchó las firmes pisadas de Naruto tras él, quien le alcanzó con rapidez y le abrazó desde atrás, deteniéndole.

 

─Está bien, está bien ─concedió. Se alzó ligeramente sobre la punta de sus pies, depositando un casto beso tras la oreja de Sasuke─. Pero no es un juego para mí, es algo que realmente me gustaría hacer contigo algún día’ttebayo.

 

Y una vez más la franqueza de Naruto le pilló con la guardia baja. El calor acumulándose en sus blancas mejillas fue inevitable. Tragó saliva con dificultad, de repente se le había secado la garganta. Se obligó a respirar hondo para que los repentinos nervios no le traicionaran, no al menos con Naruto tan cerca.

 

Malditos adolescentes hormonados… Siempre pensando en lo mismo.

 

Sin ser brusco se liberó del abrazo y caminó unos pasos, aparentando total serenidad.

 

─Se está haciendo tarde, deberías volver a casa, Naruto.

─Sasuke ─le llamó casi interrumpiéndole. El otro no le contestó, sólo se detuvo haciéndole entender que le escuchaba─. Gracias por haberme aceptado.

 

Los ojos negros se abrieron con sorpresa. ¿Por qué le daba las gracias? No había aceptado a Naruto por lastima, o por complacerle. A pesar de los prejuicios, las dudas y la incomodidad que en ocasiones le asaltaba, Naruto le gustaba. Si estaba con él era porque así lo quería.

 

─No tienes que dar las gracias, dobe ─respondió a pesar de todo inmutable.

─Lo sé. Pero quería hacerlo, porque estoy muy feliz de poder estar a tu lado.

 

De nuevo con esa franqueza, pensó Sasuke afectado con aquellas palabras. Ese tonto era una caja de sorpresas constante. No llevaban una relación muy íntima por así decirlo, la mayor parte del tiempo se trataban más como dos buenos amigos, y pesar de eso Naruto decía estar muy feliz.

 

Y él, entre el tiempo que le robaba el trabajo y sus problemas con Karin y Suigetsu, no se había detenido a analizar sus propios sentimientos; cómo se sentía al respecto tras haber aceptado a Naruto en su vida.

 

Las dudas y los prejuicios seguían ahí. Pero cuando Naruto le miraba con ese azul casi imposible en sus ojos y su eterna sonrisa, la niebla parecía disiparse de su interior para dejar entrar los rayos de sol y ser inundado por su calidez.

 

A su modo, él también estaba feliz. No se arrepentía de haberle aceptado.

 

─Sasuke, sé que es tarde pero, ¿sabes?, estoy tan hambriento… ─se lamentó llevándose una mano al estómago─, que siento que me desmayaré antes de poder llegar a casa.

 

Dejando sus meditaciones de lado, Sasuke giró para encararle, esperando que el indeseado rubor se hubiera esfumado de sus mejillas a esas alturas. Naruto le observaba con la expresión más dramática de su repertorio, acariciándose el estómago.

 

─¿Y…? ─le animó a continuar. ¿A dónde quería llegar ese tonto?

─Será mejor que coma aquí, y después volveré a casa ─comentó casual, como si fuera lo más inteligente en aquella situación─. Si me marcho ahora, sintiéndome tan débil, podría desmayarme. Si me desmayo alguien podría robarme, ¡o algo peor! ¿Quién sabe si…?

─Entendido, entendido ─interrumpió el teatro dramático del menor, alzando una mano─. Tú ganas.

 

Naruto no pudo contener la emoción al escuchar la respuesta. Dando un pequeño salto celebró su victoria y después abrazó efusivo a su novio, presionando sus labios en un beso un tanto tosco en señal de agradecimiento. Raudo le soltó y exploró su alrededor, buscando la cocina. En cuanto la localizó, corrió a su interior.

 

─Idiota… ─susurró Sasuke deslizándose un pulgar por los labios. Hormigueaban de forma agradable a pesar del fugaz contacto con los contrarios.

 

Sabía que la excusa de Naruto sólo era un cuento para quedarse más tiempo con él. Pero prefirió actuar como si no lo hubiese notado. En el fondo, también quería alargar el momento junto a ese tonto revoltoso.

 

Pero cuando escuchó el sonido de la vajilla junto con una exclamación de Naruto, se arrepintió. No había sido buena idea dejarle entrar en su cocina sin más. Al ir a su encuentro, le encontró revisando un tazón, como si quisiera comprobar que estaba intacto.

 

─Gracias a mis buenos reflejos he podido salvar este tazón de caer al suelo’ttebayo ─presumió. Aunque Sasuke sabía que era todo lo contrario: era más bien gracias a su torpeza que casi se le cae el tazón al suelo.

 

En silencio se acercó y le tomó de la muñeca, invitándole a dejar el tazón sobre la encimera para después alejarle una distancia prudente de su amada cocina y su escasa vajilla de apartamento de soltero.

 

─He pensado algo mejor, Naruto.

─¿Algo mejor que el ramen que iba a preparar? Lo dudo ─sentenció, sin comprender por qué Sasuke le había llevado hasta la puerta de la cocina.

─Vamos a cenar fuera. Yo invito.

─¿En serio? ─cuestionó eufórico─. ¡Una cita dattebayo!

 

A la velocidad de la luz había ido en busca de su chaqueta y se la había colocado, mirando impaciente a Sasuke que permanecía en el mismo lugar, mirándole con una pequeña expresión de sorpresa. Segundos después el mayor reaccionó y fue a su habitación para cambiarse de ropa y tomar también una chaqueta. Pocos minutos después regresó a la sala, donde Naruto miraba curioso a través de la ventana.

 

─Deberías llamar a casa para avisar que vas a llegar tarde.

─Cierto, no quiero enfrentarme a la ira de mi madre ─respondió pensativo, girando para mirarle─. Pero no tengo móvil. Usaré una cabina telefónica’ttebayo

─¿El teléfono de tu casa tiene identificador de llamadas? ─Estaba casi seguro de que no, pero quería asegurarse.

─No. ¿Por qué?

─Entonces usa mi teléfono ─dijo mientras lo sacaba del bolsillo de la chaqueta y se lo extendía─. ¿Qué excusa les vas a decir?

 

No había entendido la pregunta de Sasuke, pero aun así tomó el móvil. ¿Qué tenía que ver que en su casa hubiera un identificador de llamadas? Era como si le preocupara que Minato y Kushina supieran que ese número era suyo, es más, que él supiera sus padres no sabían el número de Sasuke tampoco. No había de qué preocuparse.

 

Pero Naruto desconocía que Sasuke ya había tenido algunos encuentros por teléfono con Minato y Kushina, y que en la última ocasión, el rubio le colgó con descaro para no pasarle el teléfono a su hijo. Así que no quería arriesgarse a que alguno de los adultos, o ambos, se negara a contestar si reconocía su número de teléfono.

 

─¿Excusa?, ¿acaso debería dar una excusa? ─preguntó inocente─. No hay nada de malo en decir que estoy contigo. Mis padres te conocen y confían en ti.

─Permíteme que lo dude ─musitó rodando la mirada, tan imperceptible que apenas él mismo logró escucharse.

─¿Qué?

─¿Estás seguro? Pienso que les resultará raro saber que de pronto te vas a retrasar porque vas a cenar conmigo. Seguramente te van a preguntar por qué.

 

En silencio meditó mientras marcaba el número, pero no pulsó el botón de llamada. Ahora que lo pensaba mejor, Sasuke tenía razón. Kushina tenía la manía de preguntar por todo, imaginaba que su interrogatorio sería menos intenso si le decía que estaba con sus amigos. Pensar aquello le hizo recordar también el día que Mikoto empezó a interrogarle de forma sospechosa sobre Sasuke y él.

 

Sacudió la cabeza. Definitivamente Sasuke tenía razón. Era mejor dar una excusa.

 

****

 

─¡Este niño…! ─masculló Kushina con irritación, colgando el teléfono.

─¿Era Naruto? ─preguntó Minato un poco inquieto, caminando por el pasillo para acercarse a ella.

─Sí, dice que está con sus amigos en el centro, celebrando una victoria de un partido de fútbol y esas cosas… ─Hizo un ademán con la mano─. El caso es que dice que no vendrá a cenar. ¡Podría haber avisado antes! He estado haciendo cena para tres para nada’ttebane.

 

Minato suspiró y después sonrió, tratando de restarle importancia al asunto para que su esposa dejara de estar enojada.

 

─Ciertamente, Naruto debería de haber avisado antes. Es un poco tarde. Pero seguramente al estar con sus amigos perdió la noción del tiempo. Al menos ya avisó y sabemos que está bien. ─Suspiró con pesar, llevándose una mano a la nuca─. Además, deberíamos acostumbrarnos a este tipo de cosas. Naruto ya tiene diecisiete, con el tiempo saldrá más y más con sus amigos. Y cuando tenga novia será peor… ─se lamentó, aunque trató de no verse deprimido. Irremediablemente estaban perdiendo a Naruto.

 

El enojo desapareció en la pelirroja al escuchar lo último. Todavía Minato no sabía nada sobre la orientación sexual de su hijo. Debería hablar con Naruto para que éste se lo explicara a Minato cuanto antes.

 

─Es ley de vida. Nuestro hijo algún día debe encontrar una persona que le haga feliz, tarde o temprano.

─Sólo espero que esa chica aparezca más tarde que temprano ─respondió desganado, caminando de vuelta a la sala.

 

Sonriendo nerviosa, se armó de valor y siguió a su esposo. Tomaron asiento frente la mesa, donde la comida estaba servida para empezar a cenar. Habían estado esperando a Naruto para cenar juntos cuando éste llamó.

 

─Supongo que deberíamos estar preparados para cualquier cosa’ttebane ─comentó llevándose un rojo mechón tras la oreja, apartando la mirada─. Quién sabe, a Naruto podría gustarle una chica o un chico en cualquier momento.

 

Minato la miró perplejo cuando estaba por llevarse un poco de arroz a la boca, como si fuera la primera vez que esa posibilidad pasaba por su cabeza. ¿Gustarle un chico?, ¿a Naruto? Sacudió la cabeza y sonrió afectado, dejando la comida de lado.

 

─Qué cosas dices, Kushina. ─Rió con desgano─. Naruto… gay.

─¿Te ríes? ─Le miró confundida. ¿Dónde estaba el chiste?

─Es que me resulta gracioso que siquiera pienses eso. Es evidente que a Naruto siempre le han gustado las chicas…

─¿Por qué? ─interrumpió algo seria─. ¿Cuáles son esas “evidencias”?

 

El rubio alzó una mano dispuesto a enumerar esas evidencias a su esposa.

 

─Para empezar, siempre le ha gustado Sakura…

─Nunca le gustó Sakura ─sentenció interrumpiéndole, cruzándose de brazos.

 

Aquella respuesta le dejó frío. Naruto ya le había negado que le gustara su amiga de la infancia, pero pensó que lo hizo porque sintió vergüenza de admitirlo frente a él. Pero si Kushina lo afirmaba tan rotunda… A una madre nunca se le escapaba nada, ¡ellas lo sabían todo! Si Kushina decía que no, es porque indudablemente era que no.

 

─Puedes continuar con tus evidencias, Minato.

─P-pues…

 

Buscó desesperadamente algo a lo que agarrarse. ¡Pero no lo encontraba! Que él supiera, Naruto nunca había tenido novia. Es más, su propio hijo le había asegurado no estar interesado en las chicas, alegando que era porque sus estudios le mantenían ocupado pero… ¿y si eso no era del todo cierto? Con diecisiete años él ya llevaba años suspirando por Kushina. ¿Debía de preocuparse?

 

─Pero esto sólo son suposiciones ─comentó Kushina, repentinamente casual─. Simplemente debemos estar abiertos a cualquier cosa, y seguir apoyando a nuestro hijo como hasta ahora.

─Por supuesto ─respondió segundos después─. No es como si fuese a darle la espalda a mi hijo por un asunto como ese ─sentenció.

 

Kushina sonrió interiormente, complacida con aquella respuesta. Había sido arriesgado sacar ese tema de conversación, pero lo había hecho para aligerar la carga de su hijo; para que no tuviera que esconderse, por lo menos no de ellos dos. Preparándole el terreno a Minato, la sorpresa no sería tan grande para él cuando supiera la noticia.

 

****

 

─Naruto… ¡Naruto!

─¿Ah?, ¿qué…? ─musitó saliendo de su burbuja de pensamientos al escuchar el llamado de Kiba.

 

Al alzar la mirada se vio junto a algunos de sus amigos. Entonces recordó que estaba en la azotea del instituto, almorzando con ellos. Estaban sentados en el suelo, formando un círculo. Un bento a medio comer descansaba sobre sus piernas cruzadas. Shikamaru, Chouji, Hinata, Kiba y Sakura le observaban con desconcierto, unos expresándolo más que otros.

 

─Últimamente estás más idiota que de costumbre ─comentó Kiba con saña al saberse ignorado por su rubio amigo.

─¡Repite eso! ─gritó molesto.

─Llevas días así. Ayer incluso no terminaste tu bento. ─Recordó, señalándole con los palillos.

 

Chouji sonrió al escuchar aquello. Él había terminado su propio bento largos minutos atrás.

 

─Pero yo lo terminé por él. ─Clavó una hambrienta mirada en la comida que todavía quedaba en el bento del rubio─. Y puedo terminar su comida cada vez que haga falta. Para eso están los amigos, ¿no es así?

 

Hinata rió de forma sutil ante el comentario del chico, mientras que Shikamaru se limitó a rodar la mirada mientras contestaba con pereza.

 

─Claro, Chouji.

─Sí, sí, como sea ─dijo Kiba, volviendo su atención a Naruto que de un momento a otro parecía querer perderse de nuevo en sus pensamientos─. ¿Qué es lo que te tiene así de idiotizado? ─exigió saber.

─Ki-Kiba-kun… ─reprendió Hinata en un susurro.

─¿Qué? Es la verdad. Está tan perdido en sus pensamientos desde hace días que ni siquiera se ha dado cuenta de lo que acabo de decirle.

─Tengo un problema… con un amigo’ttebayo… ─musitó ausente.

─¿Qué?, ¿con alguno de nosotros?

─¡No! Quise decir que un amigo mío tiene un problema… con su pareja…

 

Todos se observaron entre ellos, preguntándose quién sería. Ninguno de ellos tenía pareja, excepto Naruto que estaba saliendo con Suigetsu.

 

Sakura fue la primera en mostrar interés. ¿Naruto tenía un amigo que ella no conocía?

 

─¿Quién es ese amigo?

 

Tensándose por un momento, Naruto trató de enviarle una disimulada mirada significativa a su amiga. Pero ella no le entendió y continuó observándole tan intrigada como el resto.

 

─No le conoces, Sakura-chan ─respondió, sonriendo entre dientes con desgano.

─Y entonces… ─dijo Kiba sin poder disimular la curiosidad─, ¿qué problema tiene tu amigo?

 

En un primer momento Naruto apartó la mirada, ruborizándose contra su voluntad mientras se preguntaba cómo podría exponer el problema de su amigo. Amigo que en realidad no existía. El supuesto “amigo” en realidad era él mismo.

 

Habían pasado semanas desde que inició su relación con Sasuke. Todo iba bastante bien, o al menos casi todo. El día anterior, domingo, había ido al apartamento de Sasuke llevando una película de acción con la excusa de verla juntos. Por supuesto a sus padres les había dicho que iba a reunirse con sus amigos.

 

Al inicio todo bien, veían la película en silencio. Pero en algún momento Naruto decidió buscar más cercanía con su novio. Estaban solos, no había problema; así que recargó la cabeza en uno de los hombros de Sasuke. Fue cuestión de tiempo que la película dejara de captar su atención cuando el aroma de Sasuke inundó sus sentidos, provocando que inconscientemente se acercara buscando más de su calidez y olor.

 

Como si se tratara de una simple mascota en busca de mimos, Sasuke posó una mano en los rubios cabellos y brindó unas breves caricias antes de regresar su atención a la película que empezaba a llegar al momento más interesante. Justo cuando las peleas, las acrobacias imposibles, las explosiones y la típica huída donde los protagonistas salvaban el pellejo en el último segundo se daban en todo su esplendor.

 

Fue entonces cuando Naruto decidió que quería pasar un momento de calidad con su novio.

 

Ignorando la película y el hecho de que quizá Sasuke sí quería verla, inició un inesperado beso que poco a poco fue a más. Entre besos y caricias que dejaron de ser furtivas para convertirse en toques descarados, terminaron recostados en el sofá. Sasuke encima de Naruto. Durante los últimos días habían aprovechado sus momentos de soledad para besarse y tocarse un poco más que de costumbre. Aunque la mayoría de las veces era Naruto quien rompía el hielo, como en ese momento.

 

Pero cuando Sasuke percibió los besos en el cuello junto con las manos de Naruto abriendo su pantalón con torpeza, se incorporó casi de un salto, quedando sentado en el otro extremo del sofá. No era la primera vez que Naruto daba muestras de querer ir más allá, pero nunca antes se había atrevido a desabrochar su pantalón. Normalmente iniciaba tratando de sacarle la camisa o camiseta, según lo que llevara en ese momento; cosa que siempre evitaba tomando sus manos con disimulo en medio del beso, pero esta vez no había podido disimular.

 

─¿Qué? ─Atinó a musitar Naruto, presa de la confusión mientras se sentaba también.

 

Al no saber cómo lidiar con la situación, Sasuke se puso de pie un poco apurado, abrochando el cierre del pantalón y acomodándose la camiseta después.

 

─Naruto, será mejor que te vayas.

─¡¿Qué?! ─casi gritó, sorprendido. ¿Sasuke le estaba echando? Buscó su mirada, pero fue evitado─. ¿Por qué?

 

Trató de pensar una excusa rápida que fuera creíble, o al menos mínimamente creíble.

 

─Acabo de recordar que había quedado con Itachi. Llego tarde.

 

Los ojos azules se entrecerraron con sospecha y cierta molestia. Todavía no conocía todo de Sasuke, pero por lo que había descubierto de él sabía que no era alguien despistado. Sasuke era alguien muy ordenado y responsable con sus asuntos.

 

─¿Tiene que ser precisamente ahora? ─reprochó inconforme con la situación─. El domingo es el único día que podemos pasar más tiempo juntos, y además…

─Naruto, vete ─insistió sin mirarle.

 

Debatiéndose entre sentirse molesto, sorprendido, o ambas cosas a la vez, Naruto se puso de pie. Había algo extraño ahí, podía percibirlo. Sasuke lucía como si estuviera incómodo en su propio hogar. Tratando de saber el problema, posó una mano en el hombro del mayor, sacándole un sutil respingo.

 

─Sasuke, ¿ocurre algo’ttebayo?

─Nada. ─Con lentitud le tomó de la muñeca, alejando la mano─. Ya te lo he dicho, he quedado con Itachi.

 

El desconcierto se apoderó un poco más de Naruto, quien frunció el ceño mientras repasaba todo lo ocurrido. Hasta que encontró algo que le hizo sospechar.

 

─¿Te has enfadado… ─titubeó─… porque he desabrochado tu pantalón?

 

La respuesta tardó en llegar. Los ojos negros le miraron unos segundos.

 

─No estoy enfadado.

─¡Es por eso! ─confirmó señalándole acusador. Antes de que Sasuke pudiera decir algo, continuó─. ¿Qué tiene de malo? Sólo quería tocarte ─habló con su franqueza habitual, esa que por momentos trastornaba la calma de Sasuke.

‹‹¡Es justamente por eso!››, pensó con irritación que disimuló bastante bien.

 

Ante el silencio del mayor, Naruto apartó la mirada con disgusto y tomó su chaqueta que descansaba sobre el sillón. Con ese molesto silencio Sasuke le estaba diciendo la respuesta. ¿Por qué el idiota no quería que le tocara? Es como si le molestara el simple hecho de que intentara hacerlo. Bien, sabía que no era un experto en el tema, pero siempre daba lo mejor de sí. Pero en medio del enojo no pudo más que pensar que si ese teme no quería que le tocara, no lo haría, él se lo perdía.

 

─Está bien dattebayo. No te molestaré más para que puedas ir con tu hermano ─masculló caminando a la salida cuando se colocó la chaqueta.

 

Los ojos negros se entrecerraron ante el portazo que dio Naruto al salir. Al parecer no se había creído su mentira sobre la visita a Itachi. Naruto podía parecer algo tonto a veces, pero no lo era.

 

Suspiró hondo. Su visita a Itachi quizá ya no sería una mentira, necesitaba verle y pedir consejo.

 

Tras finalizar el relato, Naruto miró a sus amigos, esperando algún comentario o consejo para “su amigo”. Tal y como esperaba, Kiba fue el primero en hablar.

 

─¿Nos estás diciendo que… tu amigo quiere hacerlo pero su novia no?

─¡Ki-Kiba-kun…! ─tartamudeó Hinata casi en un susurro, sonrojada de vergüenza ante el descarado comentario.

 

Naruto se rascó la nuca un poco pensativo.

 

─Algo así. Sólo que no es una chica, es un chico’ttebayo.

 

Todos le observaron con sorpresa. Chouji no pudo guardarse la duda que de pronto sentían todos.

 

─¿Tu amigo es gay… como tú?

 

Al verse atrapado en su propia mentira, Naruto soltó una carcajada forzada y exagerada.

 

─Q-qué casualidad, ¿cierto?

─¡Hey! ─llamó Kiba, captando la atención de todos─. Yo no entro en asuntos de gays. ─Negó airado con la cabeza y apartó la mirada.

─Qué problemático… ─susurró Shikamaru, rascándose la cabeza con pereza.

 

Entretanto, Sakura entrecerró la mirada y observó atenta a Naruto. Los movimientos torpes, la repentina risa tensa y escandalosa, el misterioso amigo de Naruto que nadie más había visto…

 

─Naruto, sé que no conocemos a tu amigo pero… ¿nos dirás al menos cómo se llama? ─preguntó con un estudiado tono amable.

 

El largo silencio en el que el rubio pensaba qué nombre ponerle a “su amigo”, hizo sospechar a los demás que algo extraño ocurría.

 

─Pu-pues… no creo que a él le agrade que sepan su nombre, y… además…

─Deja de mentir, Naruto ─interrumpió Sakura, dejando la falsa amabilidad de lado─. Ese “amigo” del que hablas eres tú ─acusó rotunda, señalándole.

 

Los demás clavaron una mirada estupefacta en el rubio, quien en ese momento se sentía sudar frío y sólo podía desear que la tierra se lo tragara. ¡Sakura-chan le había traicionado!

 

─¿Q-qué? ¡Claro que no!

─¡Claro que sí! ─rebatió ella con total seguridad─. Estás hablando de ti y de S… ─Se obligó a morderse la lengua al ser consciente de lo que había estado a punto de decir. Sólo ella sabía que Naruto estaba manteniendo una relación clandestina con Uchiha Sasuke.

 

Pero fue demasiado tarde.

 

─¡Oh Dios…! ─exclamó Kiba, alterado─. ¡Estabas hablando de ti y de Suigetsu!

─¡No!, ¡no es lo que…! ─Se apresuró a negar Naruto. Pero al reparar en lo que dijo, alzó una ceja─. ¿Suigetsu? ─reiteró. Por un momento había olvidado que fue imposible hacerles entender a sus amigos que no era novio de Suigetsu.

─¡Joder! ─volvió a exclamar Kiba. Con decisión señaló a su rubio amigo─. ¡No voy a permitir que pierdas la virginidad antes que yo! ¡De ninguna manera!

 

Un pesado silencio se instaló después, sonrojándose todos en mayor o menor medida. Pero el más sonrojado de todos, obviando a Hinata, fue Kiba al ser consciente de lo que había dicho.

 

─Desde hace tiempo habías estado presumiéndole a Naruto que no eras virgen. ─Le recordó Chouji, pensativo.

─¡Mentiroso! ─exclamó Sakura.

 

Al verse acorralado, a Inuzuka no le quedó más remedio que admitir lo evidente. Alzó las manos en son de paz.

 

─Está bien, lo admito. Lo dije para darle envidia a Naruto. ─Sonrió entre dientes, un poco tenso.

 

Ante tal confesión, Naruto se cruzó de brazos y sonrió socarrón.

 

─Patético’ttebayo.

 

Como impulsado por un resorte, Kiba se puso de pie en actitud amenazante. Naruto le imitó con actitud totalmente contraria, riendo divertido. Fue cuestión de segundos ver a Kiba correteando a Naruto por toda la azotea.

 

Ese día empezaban las vacaciones de primavera.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Hola a todos :D Llego con tres días de retraso para el cumpleaños, pero igualmente: ¡Feliz cumpleaños, mi adorado niño rubio! –lanza confeti- ¡Mi Naruto hermoso!

 

Y ahora, sobre el capítulo: Antes de que alguien diga que quiere matar a Sasuke, me gustaría pediros que penséis con la cabeza de arriba, os pongáis realmente en los zapatos de Sasuke por un momento y tratéis de ver la situación desde el punto de vista de él. Gracias :)

 

Por cierto, me gustaría saber de qué país son las personas que me comentan, así que, ¿de qué país eres? :) Presiento que de mi país debe de haber poquísimos XDu

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).