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Diez años por Takaita Hiwatari

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Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 24: “Uchiha Sasuke vs. Sarutobi Sasuke”:

 

Cuando Sasuke abrió la puerta de su apartamento, un borrón amarillo saltó sobre él, haciéndole trastabillar con torpeza y cayendo irremediablemente, arrastrando al borrón amarillo con él.

 

─¿Pero qué demonios…? ─farfulló irritado, a la par que la escandalosa risa de Naruto inundaba el lugar.

─¡Qué torpe dattebayo!

 

Arrugando el entrecejo, Sasuke se apoyó sobre sus codos para ver mejor al otro, fulminándole con la mirada.

 

─Te voy a…

 

La amenaza fue silenciada por los impetuosos labios de Naruto. Al principio se negó, manteniendo sus labios tensos y en una línea recta que delataba su enojo. Quería darle su merecido a ese idiota. Pero gradualmente cedió sin remedio al calorcito que el cuerpo sobre el suyo desprendía y las insistentes caricias sobre sus labios que le incitaban a cooperar.

 

Entreabrió la boca, rindiéndose finalmente a la tentación.

 

Sus lenguas se encontraron en una suave cadencia, tomando Naruto el control al inicio, pero después Sasuke aumentó la intensidad, dominando su lengua y recorriendo la cavidad contraria a placer.

 

A tientas, Sasuke movió un pie hasta que topó con la madera de la puerta abierta. La empujó con un torpe movimiento, logrando cerrarla.

 

Ante el ruido, Naruto rompió el contacto entre sus bocas y miró a su espalda. Cierto, habían dejado la puerta abierta. Encaró a su novio con una repentina sonrisa de diversión.

 

─¿Te imaginas que alguien nos hubiera visto? Se habría muerto de un infarto. ─Rió jocoso.

─No es gracioso ─rebatió inmutable.

 

Naruto se arrastró un poco sobre el cuerpo contrario para tener sus rostros más cerca una vez más, sin ser consciente de que había provocado una agradable sacudida a su novio.

 

─Ow, teme, siempre eres tan serio…

 

Alcanzó una de las blancas mejillas, dándole un sutil pellizco con más afán de molestarle que de lastimarle. En respuesta le escuchó chasquear la lengua con hastío. Adoraba fastidiar a Sasuke, era tan divertido sacarle de su temple habitual…

 

Presionó sus labios después, repartiendo besos fugaces mientras se movía de nuevo para buscar una postura más cómoda. Una de sus piernas descansaba entre las de Sasuke, y no era consciente de que con cada movimiento su muslo le friccionaba la entrepierna. Parpadeó curioso cuando no pasó desapercibido para él un tenue gemidito que Sasuke sofocó con toda la maestría que pudo reunir. En respuesta se ruborizó ligeramente, era la primera vez que provocaba una reacción así en Sasuke. Estaba tan orgulloso como avergonzado.

 

Le abrazó, quedando prácticamente recostado sobre él y aumentando el contacto entre sus cuerpos para alegría de los deseos de Sasuke y para desgracia de su conciencia que constantemente le gritaba que no fuera un asaltacunas, que se controlara. Cada porción del adolescente cuerpo se presionaba contra el suyo con toda la confianza del mundo. ¿En qué momento habían llegado a eso? Y él sólo estaba ahí, sosteniendo el peso de ambos con sus codos… y disfrutando más de lo que debía de todo aquello.

 

No protestó cuando Naruto inició un nuevo beso, incluso entreabrió la boca para darle libre acceso a ella. Ladeó la cabeza en un movimiento sutil para profundizar el contacto. El ósculo se tornó más desenfrenado que el anterior, degustándose mutuamente, agitando el pulso de ambos y coloreando sus mejillas de un suave tono rosado.

 

Cuando Naruto se movió de nuevo, al instante una mano de Sasuke se atenazó a su cintura, casi clavándole los dedos mientras rompía el contacto entre sus bocas.

 

─Joder, quédate quieto ─farfulló cerca de los labios de Naruto.

 

No soportaría más roces descarados como aquellos. Un ligero cosquilleo amenazaba con hacer despertar su miembro, y definitivamente eso no debía pasar.

 

El rubio se alzó un poco hasta quedar a cuatro patas, mirándole desconcertado. ¿Había hecho algo mal? Sasuke estaba un poco sonrojado, igual sus labios gracias a la constante fricción; asumía que había extrañado sus besos tanto como él. Despacio se incorporó hasta quedar de rodillas, preguntándose si había incomodado a su novio haciéndole sentir presionado con su ansia adolescente.

 

¡Era un dobe! Se había prometido dejar a Sasuke su espacio y no lo estaba haciendo.

 

Un poco atolondrado se puso de pie, dedicándole una mirada de disculpa. Le había extrañado tanto que se había dejado llevar por lo que Sasuke le provocaba. Envueltos en un pesado silencio, vio que el pelinegro se ponía de pie mientras largaba un suspiro.

 

─Ahora vengo ─fue todo lo que musitó Sasuke, caminando con calma antes de encerrarse en el baño.

 

Una vez solo, casi se abalanzó sobre el lavabo, girando la llave del agua fría y empapándose el rostro y la nuca una y otra vez, respirando hondo para obligarse a serenarse.

 

No podía desprenderse de la calidez que Naruto había dejado impregnada en su cuerpo, de la suave textura de sus labios contra los suyos y la vehemencia con la que le besaba.

 

¡Estúpido Naruto…! ¡Odiaba que pateara lejos su autocontrol con una facilidad pasmosa! Ya no era un adolescente hormonado, debía poder presumir un envidiable autocontrol en cualquier situación.

 

Pero deseaba tanto a Naruto… Ansiaba dar rienda suelta a sus manos para que desprendieran a su novio de las estorbosas ropas y descubrir el adolescente cuerpo que éstas protegían celosamente; admirarlo por completo, acariciarlo, besarlo, marcarlo... Hundirse en él hasta caer desfallecido de placer.

 

No, no, ¡no! Esos pensamientos no ayudaban en absoluto. Tenía que serenarse, mantener la cabeza fría. Empapó su rostro con mayor avidez, mojando un poco también el cabello, pero no importaba.

 

Cuando salió del baño cinco minutos después, sintiéndose algo más recompuesto, descubrió a Naruto sentado en el sofá. Mantenía las manos sobre los muslos y el rostro inclinado, con la expresión que podría tener un niño regañado meditando acerca de su mal comportamiento.

 

El peso de la culpa cayó sobre sus hombros. Quizá había sido demasiado tosco. Suspiró, reprendiéndose mentalmente.

 

─Sasuke… ─le llamó en un susurro. Aquel suspiro había llamado su atención─. Yo…

─Todo está bien ─cortó, sentándose a su lado como si nada hubiera pasado para suavizar la ligera tensión entre ellos─. No me acostumbro a tus arrebatos de hormona con patas.

 

Las mejillas de Naruto se colorearon ligeramente por la vergüenza, pero enseguida las infló y arrugó el entrecejo, delatando su molestia.

 

─¡No soy una hormona con patas! ─protestó.

─Dile eso a quien pueda creerte, dobe.

 

Naruto apretó los puños, conteniendo los deseos de golpear esa perfecta cara frente a él. A veces se le daba muy bien hacerse odiar a ese idiota. Pero sabía que después se arrepentiría, así que se contuvo. Indignado apartó la mirada, y al instante una mano tocó suavemente los cabellos de su nuca, acariciándolos en una disculpa silenciosa.

 

─¿Y bien?, ¿no tienes algo especial que contarme?

─¿Algo especial? ─reiteró apacible, sin mirarle. Las caricias estaban disipando su enfado a pasos agigantados.

 

Meditó qué podría ser ese “algo especial” de lo que Sasuke hablaba, cuando estaba con él todo se le olvidaba. Entonces recordó el motivo por el que había ido allí. Especialmente había ido empujado por las ganas de pasar un momento con su novio, pero también porque quería contarle algo que apostaba que Sasuke ya sabía.

 

Asintió enérgico y sonrió, abalanzándose sobre el mayor en un caluroso abrazo.

 

─¡He aprobado’ttebayo! ¡Iré a la universidad!

─Enhorabuena. Sabía que lo lograrías. ─Devolvió el abrazo, y aunque no mostraba la misma fogosidad, Naruto lo disfrutó enormemente─. Por eso, tengo algo para ti.

 

Al instante Naruto le soltó, mirándole curioso para saber más sobre eso. ¿Algo para él? Por más que sus ojos interrogaban a Sasuke, éste le ignoró, poniéndose de pie y perdiéndose tras la puerta que conducía a su habitación. Parpadeó incrédulo cuando segundos después le vio aparecer con un regalo entre sus manos.

 

─¿Es…? ¿Es en serio? ¿De verdad…? ─balbuceó señalando el regalo. Por un segundo pensó que se trataba de una broma.

 

Sasuke sólo le dedicó una obvia mirada mientras se lo extendía, conteniendo las ganas de decirle algún insulto que dejara ver su lentitud mental. Parpadeó cuando en décimas de segundo el paquete desapareció de su mano, viendo a Naruto abrirlo con ímpetu.

 

─¿Pero qué…? ─susurró cuando retiró el bonito envoltorio. Sus ojos brillaron de emoción y la sonrisa no tardó en aparecer en sus labios─. De verdad… tú… Pero… ¿cómo?

 

Abrió la caja y tomó en su mano el teléfono móvil que ésta guardaba. No era el que él quería, ¡era uno mucho mejor! Debía haberle costado un ojo de la cara. Lo escudriñó minuciosamente, percibiendo cualquier detalle. Casi al instante volvió a rodear al otro en un abrazo un poco dificultoso, ya que en una mano tenía la caja y en la otra el teléfono. Sasuke se vio obligado a cerrar los ojos y un tic sacudió una de sus cejas cuando su novio gritó un “gracias” en su oreja que seguro se había escuchado en el otro extremo de Konoha.

 

Naruto se alejó sólo para adorar de nuevo su regalo. Era uno de los últimos modelos, sabía que era caro. Entonces una ligera incomodidad le asaltó. Como si el teléfono quemara lo metió de nuevo en la caja y se lo extendió a Sasuke, quien le miró arqueando una ceja.

 

─No puedo aceptarlo.

─¿Qué? ─cuestionó con palpable enfado─. ¿Por qué? ─exigió saber. ¿Por qué no lo quería?, ¿acaso no era el modelo que él deseaba? ¡Pero si era un último modelo! Y el mocoso estaba menospreciando su regalo─. ¿Tienes idea de cuánto me ha costado?

─¡Es por eso! ─exclamó casi interrumpiéndole. Cuando tuvo la atención del mayor, suavizó su tono de voz─. Seguro te ha costado un ojo de la cara. Me siento incómodo, no tengo forma de retribuirte dattebayo.

 

En silencio, Sasuke tomó el teléfono y lo puso en la mano de Naruto con más fuerza de la que quiso emplear.

 

─No te he comprado esto para que me retribuyas… idiota ─masculló con el tono más sedoso que pudo encontrar, pero se percibía su amabilidad forzada.

─Pero…

─Acéptalo, o atente a las consecuencias.

 

Naruto tragó saliva con pesadez y asintió moviendo la cabeza repetidas veces. No sabía a qué consecuencias se refería Sasuke, pero tampoco deseaba adivinarlo por si era algo doloroso. Finalmente suspiró y sonrió, agradeciendo de nuevo el regalo.

 

─¿Cómo sabías que quería un móvil?

─No lo sabía, pero es obvio que lo necesitabas.

─¡Ah! ─exclamó─. ¿Sabes? Mis padres tenían pensado comprarme uno, ¿ahora significa que tendré dos? ─rió ilusionado.

─Lo dudo. Itachi pidió permiso a tu madre para hacerte este regalo. Le dijo que era un regalo de ambos para compensarte por los malentendidos del pasado, pero en realidad este regalo es mío.

 

Con aquella explicación, ahora tenía sentido la excusa de su madre para no querer comprarle el teléfono móvil cuando le dio la noticia de que había aprobado.

 

─¿Este regalo es para compensarme por no haber estado en mi graduación’tteba? ─cuestionó sorprendido.

 

El mayor guardó silencio, meditando. Todavía no se le había ocurrido una forma de compensar a Naruto por no haber podido asistir a su graduación. Y en realidad no le había comprado el regalo con esa intención, pero ya que Naruto sacaba el tema…

 

─Espero que sea suficiente para compensarte.

─¡Es más que suficiente! ─aseguró.

 

No pudo permanecer por más tiempo sin presionar el botón de encendido. Quería explorar. No tardó mucho en darse cuenta de algo, en la agenda aparecía un número, era el de Sasuke. Sonrió.

 

─Naruto, hay algo que quiero que hagas.

─¿Qué es? ─preguntó sin mirarle, deslizando el dedo por la pantalla táctil.

─Bajo ningún concepto le des tu número a Suigetsu.

 

Naruto dejó su regalo de lado al percibir el repentino tono autoritario de su novio. Arrugó ligeramente el entrecejo. No le gustaba cuando Sasuke le hablaba así, dándole órdenes como si fuera su padre.

 

─Pero Suigetsu es un amigo ─rebatió.

 

Sasuke chasqueó la lengua con tedio. Estúpido Naruto, ¿acaso era tan difícil que le hiciera caso por una vez sin rechistar?

 

─Ambos sabemos que lo último que desea Suigetsu de ti es tu amistad, dobe.

─Deja de ponerte paranoico, teme. ─respondió con cierta molestia─. No es como si por darle mi número le estuviera diciendo que me gusta o le estuviera invitando a salir.

 

Un sinfín de venitas palpitantes aparecieron en las sienes de Sasuke. ¿Paranoico?, ¿él? Enfrentó los ojos azules, descubriendo que estos le devolvían la mirada con la misma terquedad. La tensión empezaba a respirarse en el ambiente, y ninguno quería dar su brazo a torcer.

 

─A Suigetsu le gustas. Cualquier cosa que hagas la tomará como un indicio de que quieres algo con él, ¡le conozco!

─Ya le dejé claro que sólo quiero su amistad’ttebayo. ¡Deja de insistir con eso!

─Yo te he comprado ese teléfono, y yo decido a quién puedes darle el número ─sentenció.

─¡Pues entonces no lo quiero! ─exclamó, entregándoselo con tal determinación que en un acto reflejo Sasuke no pudo evitar tomarlo.

 

Le llevó unos segundos procesar que su novio le había devuelto el regalo, y con malas formas además. Respiró hondo, tratando de apaciguar la ira creciente.

─¿Acaso eres idiota?

─¡Sí, soy idiota por fijarme en alguien tan manipulador como tú! ─Se acercó hasta eliminar el espacio personal del otro, señalándole con tal saña que casi le incrusta el dedo en el torso─. ¡Odio que me digas qué puedo hacer y qué no, como si fueses mi padre’ttebayo!

─Y yo odio que seas tan terco y sigas dándole esperanzas a ese cretino.

 

No podía creer que se estuviera rebajando al nivel de un niño en aquella discusión. Por otro lado la terquedad de Naruto no le sorprendía en absoluto, sabía que era rasgo distintivo de los Uzumaki. Y esa terquedad era tan admirable como odiosa, según la situación.

 

─Ahora lo entiendo ─musitó Naruto, suavizando la intensidad en su mirada. Alzó una de las comisuras, sonriendo con ligera burla─. Estás celoso.

 

La patada en su orgullo fue certera y dolorosa. Ni bajo tortura admitiría que le inquietaba la posibilidad de perder a Naruto por culpa de un acercamiento entre éste y Suigetsu. Que Suigetsu tuviera el número de Naruto significaba más contacto entre ellos, y si existía más contacto podía ocurrir lo que más le preocupaba.

 

Maldijo el momento en que le compró el teléfono a Naruto para poder tener más contacto con él.

 

─Borra esa sonrisa de idiota de tu cara ─demandó recobrando el porte─. No estoy celoso ─sentenció con hablar pausando, queriendo dejárselo bien claro.

─Si me dices que estás celoso, no le daré el número a Suigetsu’ttebayo ─prometió, aumentando su sonrisita burlona a pesar del comentario anterior.

 

¡Condenado usuratonkachi! En un intento de liberar la frustración, estrujó el teléfono en su mano y le dedicó al chico frente a él la mirada más fría de su repertorio. No iba a rebajarse. ¡Jamás! Por más que los ojos azules le observaran con aquella picaresca insistente que le hacía sentir atraído, por más que sus comisuras se curvaran en una sonrisilla maliciosa y después entreabriera la boca en un acto sugerente que le tentaba… no iba a ceder. Simplemente, ¡no!

 

Era un adulto con el suficiente autocontrol como para poder presumir de él.

 

Hasta que conoció a Naruto.

 

No supo en qué momento había dejado caer el costoso teléfono entre sus cuerpos, en el sofá, y había tomado el bronceado rostro entre sus manos para brindarle un beso desenfrenado como nunca antes. Su cuerpo se había movido solo. Era evidente que había tomado por sorpresa a Naruto, quien liberó un gemidito ahogado contra su boca y se tensó ligeramente entre sus manos. Incluso él mismo estaba sorprendido con su actitud.

 

Sus bocas emitieron un ligero sonido húmedo cuando Naruto cortó el contacto de forma tajante, con la respiración un tanto agitada mientras se pasaba el dorso de la mano por el labio inferior para retirar un sutil rastro de saliva.

 

─¿Q-qué crees que estás haciendo’ttebayo? ─balbuceó desconcertado. Hace escasos segundos parecían estar a punto de matarse a golpes, y ahora de repente Sasuke le había dado el mejor beso de toda su vida─. ¡Se supone que nos estábamos peleando!

 

Esperó una respuesta, pero Sasuke se limitó a arrugar ligeramente el entrecejo y apartar la mirada, tan desconcertado como él. Entonces dio marcha atrás en sus pensamientos: Sasuke acababa de darle el mejor beso de su vida, ¡y él le había apartado! Se abofeteó mentalmente y entonces fue él quien tomó el rostro contrario entre sus manos.

 

─¿Qué? ─masculló desconfiado el pelinegro. Un Naruto enojado era peligroso e impredecible, todavía recordaba la forma dolorosa en que hizo chocar sus frentes en el callejón.

─Vuelve a besarme ─demandó casi en un susurro, acercándose hasta que sus labios se acariciaron.

 

Sasuke no tuvo oportunidad de pensar en decir algo o siquiera de mostrar asombro porque Naruto le besó de inmediato, tratando de imponer la misma fogosidad que empleó él. Percibía la forma descarada en que su lengua se abría paso ligeramente en su boca y después la abandonaba, tratando de incitarle, de conseguir una vez más que su cuerpo se moviera solo. ¡Mocoso desvergonzado…!

 

Pero el mocoso desvergonzado estaba logrando su objetivo. Trató de evitar que su autocontrol fuera engullido junto con el remolino de sensaciones que le provocaba Naruto, pero fue inútil. En el mismo instante en que Naruto tuvo el atrevimiento de subir sobre su cuerpo y tomar asiento sobre sus muslos, su autocontrol se evaporó.

 

Atrapó la cintura del menor entre sus manos y le atrajo en un movimiento tosco que acercó sus cuerpos todo lo que aquella posición les permitía. Tomó el control de la boca ajena, aunque Naruto tampoco puso mucha resistencia en esta ocasión, sabía que eso era lo que el otro había estado esperando de él. Sus dedos se movieron en un sutil tic inconsciente, ansiando escabullirse bajo la ropa, descubrir el tacto de la bronceada piel. El chapoteo constante que producían sus bocas al degustarse mutuamente con avidez, le incentivó a hacerlo. Cuando sus dedos apenas rozaron la tersa piel del estómago, Naruto se alejó de su boca para liberar una risilla.

 

─Me haces cosquillas’ttebayo ─susurró, sintiendo el rostro caliente debido al rubor y el estómago encogido por la emoción.

 

No podía creer que aquello estuviera ocurriendo. Normalmente Sasuke era muy comedido a la hora de mostrar afecto, incluso la gran mayoría de las veces parecía conformarse con estar a su lado y simplemente hablar, como si no quisiera algo más de él. Por primera vez podía decir que se estaba sintiendo deseado por su novio, y la sensación era tan gratificante como excitante. Todo el tiempo pensó que ese deseo que sentía por Sasuke era unilateral, quizá por el poco tiempo que llevaban juntos, pero ahora le alegraba ver que estaba equivocado.

 

Avergonzado se mordió el labio inferior cuando los curiosos dedos de Sasuke toquetearon sus pezones, arrancándole un pequeño jadeo. A regañadientes se abstuvo de responder a aquellos toques. Siempre había sido él quien tocaba a Sasuke, y ahora quería ver todo lo que éste podía hacerle si le daba vía libre.

 

Y no tardó mucho en descubrirlo. Los labios contrarios se posaron en su cuello, repartiendo besos y suaves succiones que le arrancaban pequeños escalofríos placenteros. Al mismo tiempo, las manos que exploraban bajo su ropa se volvieron más inquietas, ejerciendo más presión al acariciar su piel y recorriendo cada rincón de su torso y espalda.

 

Ladeó la cabeza y cerró los ojos, entregándose por completo a la osada boca que succionaba una porción de piel en su cuello y a las manos que le toqueteaban incesantemente. Liberó un tenue ruidito de satisfacción cuando una mano acarició bajo su ombligo al tiempo que unos dedos toqueteaban nuevamente uno de sus pezones.

 

─Sasuke… ─musitó en un jadeo, aferrándose a los hombros de éste. Las sensaciones empezaban a marearle de forma agradable.

 

Una sutil vibración en la cara interna de su muslo izquierdo le alertó. Sasuke también parecía haberlo percibido, ya que se detuvo tan confundido como él. Entonces la conocida melodía del teléfono del pelinegro inundó el lugar. Conforme la vibración se hacía más insistente y la melodía más audible, la cálida burbuja en la que ambos estaban encerrados explotó, regresándoles a la realidad.

 

Con cierta torpeza, Sasuke logró sacar el teléfono del bolsillo del pantalón, contestando un poco azorado por la situación.

 

─¿Interrumpo, hermano? ─La voz de Itachi se escuchó algo insegura al otro lado de la línea.

─¿Interrumpir? ─reiteró como si fuera la primera vez que escuchaba esa palabra, tratando de procesarla. Clavó la mirada en el adolescente sentado sobre él, en los ojos azules brillantes de una excitación creciente, en los suaves labios enrojecidos debido a la constante fricción de sus bocas. Más turbado por momentos, estudió el rubor que cubría el bronceado rostro casi por completo; y como guinda del pastel, su mano libre oculta bajo la camiseta todavía alzada de su novio, mostrando sus pezones erectos después de la atención recibida─. N-no… ─tartamudeó sintiéndose idiota, alejando la mano con rapidez. Carraspeó tratando de centrarse y dejar de verse como un tonto─. No ─respondió con mayor convicción.

─¿Seguro? Te escucho agitado. ─Tal vez Sasuke iba de camino a su apartamento y por eso respiraba con pesadez, pero tras afinar el oído, percibió que no se escuchaba de fondo el típico bullicio del tráfico─. ¿Qué estabas haciendo? ─preguntó perspicaz.

─¿Para qué has llamado, Itachi? ─respondió con otra pregunta, como si no hubiera escuchado la de su hermano.

─Quería saber si el domingo puedes venir con Naruto-kun a mi apartamento.

─¿Por qué? ─interrumpió antes de que el otro pudiera terminar de explicarse.

 

Aunque trató de mantener la mirada enfocada en la nada, fue inevitable volver a mirar al rubio mientras éste se movía sobre él, acomodándose la camiseta, cubriendo ese torso tentador.

 

─He pensado que Konan y Naruto-kun podrían conocerse.

─Has pensado ─comentó con cierta ironía, disgustándose ante la simple mención de la novia de su hermano─. Imposible ─sentenció─. Naruto está muy ocupado.

─Pero si ahora está de vacaciones...

─¿Yo? ─preguntó Naruto, señalándose al escuchar su nombre de los labios de su novio─. ¿Qué?

 

Sasuke no fue lo suficientemente rápido en indicarle silencio al otro, así que no pudo evitar que Itachi escuchara.

 

─Así que Naruto-kun está contigo. Pásamelo ─instruyó.

 

Chasqueando la lengua, Sasuke le extendió el teléfono al rubio, quien observó curioso el aparato hasta que lo tomó, preguntándose qué querría Itachi de él.

 

─¿Itachi?

─Hola, Naruto-kun ─saludó cordial─. Hace tiempo que no hablamos.

─Cierto dattebayo. ─Sonrió.

─Le comentaba a mi tonto hermano menor la posibilidad de vernos el domingo. Me gustaría presentarte a mi pareja…

─¡Woaah! ─La efusiva exclamación estridente provocó que ambos hermanos cerraran los ojos con firmeza, especialmente Itachi─. ¡Claro que sí! ¡Me gustaría mucho!

─Perfecto. ─Esbozó una sonrisa sutil, complacido.

 

Tras acordar una hora entre los tres, Itachi se despidió. Cuando colgó, un silencio que amenazaba con tornarse incómodo cayó sobre la pareja, recordando que antes de sucumbir a los besos habían estado peleando. Sin saberlo, ahora que estaban más tranquilos ambos pensaban que el motivo de la discusión había sido realmente estúpido.

 

─Está bien. ─Naruto se atrevió a romper el silencio─. No le daré el número a Suigetsu si eso te hace sentir mejor ─prometió mientras se ponía de pie─. Pero a cambio quiero más besos como ese ─añadió, sonriendo con descaro.

─Dobe ─fue todo lo que atinó a responder, viéndose desarmado ante la sinceridad del otro. Pero al menos había obtenido lo que quería.

 

Naruto rió ligeramente ante el insulto, sin molestarse lo más mínimo. Tomó su regalo abandonado en el sofá, contemplándolo un momento antes de guardarlo en un bolsillo del pantalón. No podía esperar para presumirles su regalo a sus amigos, especialmente a Kiba, se retorcería de envidia.

 

Además, ahora por fin tendría más contacto con Sasuke. Durante la recta final de preparación para el examen de admisión a la universidad, apenas le había visto. Ya llevaban juntos poco más de un mes, pero muchos días ni siquiera se vieron. Ante ese pensamiento, arrugó ligeramente el entrecejo, sintiendo que algo se le estaba escapando, algo importante que había olvidado. Ansioso por averiguarlo, se cruzó de brazos y entrecerró la mirada. Había olvidado algo importante, algo relacionado con Sasuke, ¿pero qué?

 

Alzó la cabeza y abrió los ojos de par en par al recordar aquello que olvidó.

 

─¡Sasu…! ─balbuceó al no verle en el sofá─… ¿ke? ─Le buscó con la mirada, pero no le encontró─. ¿Sasuke?

 

Segundos después vio a Sasuke abandonar el baño. Una pequeña toalla descansaba sobre sus hombros y con un extremo se secaba la cara.

 

─¿Me llamabas?

─¡Sí! Verás, yo… ─Se acercó apresurado, deteniéndose frente a él un poco inquieto─. Yo… bueno… ─balbuceó.

─¿Qué? ─Apremió, exasperándole tanta incongruencia.

─Hace poco… cumplimos un mes. ─Antes de que Sasuke pudiera decir algo, alzó las manos para pedirle silencio─. Lo olvidé por completo con los exámenes, ¡lo siento! ─se excusó todavía inquieto─. Nunca he tenido pareja, así que no tengo experiencia en estas cosas’ttebayo… pero en el instituto las chicas decían que al cumplir un mes…

─No hagas caso a las cursilerías de las chicas ─cortó de inmediato. Sabía qué iba a decirle Naruto. Cuando estudiaba él había escuchado las mismas estupideces cursis de las chicas que decían que con cada mes de relación, o “mesario” como lo llamaban ellas, debían de hacer algo especial con la pareja. Por su parte le parecía algo tonto y empalagoso─. Está bien así ─aseguró.

─¿En serio? ─Quiso asegurarse, sintiéndose en el fondo aliviado. Le parecía agobiante y tedioso eso de tener que estar festejando cada mes con su novio. Al ver al otro asentir, sonrió─. Qué alivio. En realidad pienso que podemos hacer especial cada día que queramos sin necesidad de que sea una fecha marcada. Es aburrido. ¿No te parece?

 

Sasuke asintió en silencio, totalmente de acuerdo. Bien, quizá salir con un chico tenía alguna ventaja. Al menos no sufriría los empalagos que estaba acostumbrado a ver en las chicas. Imaginaba que no todas eran así, pero él no conoció alguna que no fuera pegajosa y cursi.

 

─Por cierto, Sasuke. ¿Te apetece ir al cine? Están pasando una película que me gustaría ver. ─Unió sus manos en señal de súplica y compuso su mejor carita de animalito abandonado.

 

Sin poder resistirse, el mayor chasqueó la lengua con disgusto y apartó la mirada, limitándose a asentir con un movimiento tosco de cabeza que hizo a Naruto sonreír ampliamente.

 

****

 

El bullicio del lugar era impresionante, pero lo era aun más la larga fila de gente que había para llegar a la taquilla. Destacaban especialmente los niños. Sasuke jamás había estado rodeado de tantos. Todavía no había entrado al cine y ya quería volver a casa, encerrarse en su habitación y leer algún libro, o estudiar… cualquier cosa antes que pasar tiempo con esa molestia de siete años llamada Naruto.

 

Buscó con una severa mirada al pequeño incordio rubio que le había obligado a ir allí y había jodido sus planes para un fin de semana perfecto. Naruto hablaba con ese mocoso… Kiba, quien iba acompañado de su hermana mayor, mientras movía los brazos con efusividad desbordante y sonreía como si fuese el mejor día de su vida. A ellos se les unió una chiquilla de corta melena rosa y un niño con cierto sobrepeso para su corta edad, ambos acompañados de un adulto.

 

Deseó por quinta vez que la tierra se lo tragara. Definitivamente no quería estar allí.

 

Apartó la mirada y a unos pasos apreció otra fila de gente. Todos eran adolescentes o adultos jóvenes, seguro esperando para ver otra película. Captó su atención una muchacha probablemente de su edad, vestía el uniforme estudiantil, pero no el de su instituto. Ella le miraba fijamente quien sabe desde hace cuánto, dedicándole sutiles miradas coquetas y pequeñas sonrisillas.

 

Sabía que siempre había tenido la atención de las niñas, desde el colegio. Antes era un interés más inocente, sin embargo ahora se mostraba con un descaro disfrazado de candidez.

 

Nunca le habían interesado las chicas, le parecían irritantes y gritonas. Pero ahora, con diecisiete años, empezaba a tener cierta curiosidad hacia ellas. Estando en plena adolescencia y con las hormonas creando estragos en su interior, sus ganas por explorar estaban aflorando.

 

Dispuesto a experimentar hasta dónde afectaba a las féminas con su simple presencia, clavó la mirada en ella con descaro y alzó una de las comisuras en una sutil sonrisilla que destilaba seguridad en sí mismo. Ella apartó el rostro de inmediato, sin poder disimular la vergüenza. Después la vio dudar un poco y finalmente caminar hacia él. Realmente no quería nada serio con una chica, pero no podía negar sus deseos y su curiosidad por explorar.

 

Cuando ella estaba a menos de diez pasos, un berrido infantil junto con un abrazo en su pierna derecha le sacó de sus pensamientos.

 

─¡Sasuke nii-chan!

 

Un furioso tic asaltó una de las cejas del adolescente, con la paciencia rebosando y a punto de desbordarse.

 

─¿Qué? ─masculló a pesar de todo sin demasiada acidez.

 

Ignorando su creciente mal humor, el chiquillo alzó la cabeza y le dedicó una amplia sonrisa, aferrándose a su pantalón de forma molesta.

 

─¿Me comprarás algo para comer mientras veo la pelicula’ttebayo? ─preguntó esperanzado. Sasuke le respondió con un bufido de exasperación, pero en su infantil mente aquello fue un sí─. ¡Eres el mejor, Sasuke nii-chan! ─celebró soltándole y regresando con sus amigos, quienes debatían qué iban a comer mientras veían la película, especialmente Chouji.

 

En cuanto la pequeña molestia le liberó, buscó con la mirada a la chica. Pero ésta se había esfumado. La cola a su lado había avanzado bastante. Al parecer el mocoso gritón había asustado a la chica y la había hecho desistir de un posible acercamiento.

 

Una vez más deseó que la tierra se lo tragara.

 

Pero si creía que lo peor había pasado estaba muy equivocado. Dentro de la sala, cuando todo quedó en penumbras, varios niños empezaron a llorar asustados, otros parloteaban, y muy pocos prestaban verdadera atención a la gran pantalla.

 

La molestia llamada Naruto no dejaba de abrazarse a él cada vez que alguna escena le impresionaba en la película infantil sobre ninjas. Rodó la mirada. Por favor, si hasta se veían los cables que hacían que los ninjas dieran saltos imposibles y fantasiosos. Con disimulo se sacó al niño de encima y lo acomodó en su asiento, pero éste no tardó en aferrarse a él de nuevo cuando un ninja que volaba sobre un pájaro que parecía más un peluche gigante por lo falso y estático que se veía, estuvo a punto de caer al vacío. Chasqueó la lengua con irritación.

 

Definitivamente no soportaba más a Naruto. Cómo desearía sacárselo de encima para siempre.

 

Un firme agarre en su mano que descansaba en el reposabrazos le hizo parpadear aturdido y regresar a la realidad. Diez años habían transcurrido desde aquel recuerdo donde su prioridad era deshacerse del pequeño Naruto. Ahora, lo último que deseaba era que Naruto desapareciera de su vida.

 

─¿Qué? ─susurró. Naruto aferraba su mano como si tratara de decirle algo.

─¿No lo has escuchado? ─preguntó y señaló la pantalla, haciéndole notar al mayor sin saberlo que la película ya había empezado y ni se había percatado─. ¡El protagonista se llama Sasuke! ─exclamó efusivo, demasiado alto para el gusto de los que estaban sentados cerca de ellos.

 

Ironías de la vida. La película que estaban viendo ahora también trataba sobre ninjas. Naruto parecía sentir cierta fascinación por ellos. Al menos esperaba que al ser una película para adultos no fuera tan patética como la que tuvo que ver diez años atrás.

 

Sarutobi Sasuke* era el nombre del protagonista. Un chico de diez años cuyo sueño era ser un gran espadachín, ganar fama y honores. Al inicio la película tenía toques de humor y el combate era algo secundario, pero después las peleas tomaron protagonismo.

 

La risa de Naruto le hacía sentir extrañamente sosegado, haciéndole olvidar sus celos y preocupaciones. Trató de centrar su atención en la película, pero le incomodaba que un tipo con su mismo nombre fuese tan patoso, por eso Naruto y otras personas reían a cada momento. Por suerte Sarutobi Sasuke conoció a un viejo maestro, Takamatsu, que le entrenó durante tres años, volviéndose un formidable espadachín, dominando el arte de la espada y las artes marciales. También aprendió el ankokutoshijutsu, que eran técnicas para ver en la oscuridad. Incluso aprendió a oír los pasos más sigilosos del enemigo acercándose a más de treinta metros de distancia. Hasta que finalmente, su maestro le entregó un pergamino con las reglas del ninjutsu.

 

─Woah… Sasuke es sorprendente dattebayo ─exclamó Naruto en un susurro, lleno de fascinación.

 

El mayor reconoció ese tono de voz en su novio. Era el mismo que usó durante su infancia cada vez que le llenaba de alabanzas. Nunca pensó que le fastidiaría escuchar a Naruto admirando a alguien más, especialmente si se trataba de otro Sasuke.

 

─No es para tanto ─rebatió en voz baja. Pero no recibió respuesta, Naruto miraba como hipnotizado a Sarutobi Sasuke desenvolviéndose en una pelea de cuatro contra uno con la espada mientras realizaba acrobacias y saltos imposibles para un ser humano─. Si salta así es por los cables que le agarran, no le des tanto mérito. Sólo que aquí no se notan, no como en esa película cutre que me hiciste ver cuando tenías siete años.

 

Por fin consiguió que el rubio dejara de mirar la pantalla y se centrara en él, se sintió victorioso. Lo supo porque escuchó su voz más cerca, no porque pudiera verle bien en realidad. Uchiha Sasuke: uno. Sarutobi Sasuke: cero.

 

─¿En serio lo recuerdas? ─Rió ligeramente, contento─. Ese día lo pasé muy bien contigo, pero después fuiste un bastardo al no querer llevarme al parque con mis amigos. ─El mayor guardó silencio, admitiéndose a sí mismo que no se portó demasiado bien con él años atrás─. Aunque yo no noté esos cables que dices.

─Porque eras idiota.

─¡Teme! ─exclamó, y al instante alguien cercano a ellos les chistó─. Lo siento ─susurró avergonzado.

 

Volvieron su atención a la película, y no pasó mucho tiempo antes de que Naruto continuara susurrando exclamaciones de asombro, crispándole los nervios. Uchiha Sasuke: uno. Sarutobi Sasuke: uno. No debía dejarse ganar.

 

─Sasuke es tan fuerte… ─Los ojos azules miraban embelesados los movimientos elegantes del shinobi al manejar la espada. Respingó en su asiento cuando un shuriken del enemigo apareció inesperadamente y cortó la mejilla del protagonista, quien ya se mostraba como un adolescente─. ¡Una emboscada’ttebayo! ─exclamó, viendo a varios enemigos rodear a Sarutobi─. Quieren robarle el pergamino que le dio Takamatsu sensei.

 

En la penumbra, Sasuke buscó una mano de Naruto y la pellizcó, llamando su atención. El menor se tragó el insulto que quiso dedicarle para que no volvieran a llamarles la atención.

 

─¿Qué demonios haces? ─masculló en un forzado susurro amable.

─Deja de babear por ese tipo con cada cosa que hace, te escuchas ridículo, dobe.

 

Con el enojo bulléndole pero tragándose un nuevo insulto, Naruto infló las mejillas en un mohín infantil.

 

─Déjame admirar a Sasuke en paz’ttebayo ─ordenó.

‹‹Nunca››, pensó al instante─. Buscas ídolos equivocados.

─¿Entonces tú fuiste un ídolo equivocado? ─picó con una sonrisilla─. Te admiré profundamente durante mi niñez.

 

Al no recibir respuesta, volvió a prestar atención a la película. Ese teme no le estaba dejando verla entre tanta interrupción. ¿Sería que se estaba vengando porque él no le dejó ver la película de hace diez años? Vagamente podía recordar algo como eso. ¿En serio era tan rencoroso?

 

Entusiasmado se aferró con ambas manos a los reposabrazos cuando intuyó que Sarutobi Sasuke estaba a punto de hacer algo impactante durante la pelea. Parecía increíble cómo alguien tan torpe pudo transformarse en un tipo tan brillante.

 

Chasqueó la lengua cuando una mano de Sasuke le palpó a tientas el mentón y parte de una mejilla.

 

─¿Y ahora qué…?

 

No pudo decir nada más porque los labios de su pareja le silenciaron. Abrió los ojos de par en par, incrédulo ante el atrevimiento de Sasuke al besarle en un lugar público. Era cierto que la penumbra del lugar les protegía, y que estaban sentados casi al final de la sala, pero con lo reservado que era su novio aquello fue una gran sorpresa.

 

Fuertes ovaciones del público le hizo presentir a Naruto que algo fabuloso acababa de ocurrir, ¡y él se lo había perdido! Apenas hizo amago de alejarse cuando Sasuke le retuvo para impedirlo, besándole de nuevo con aquel ímpetu hasta ahora desconocido en él. Esta vez no se negó, después de todo la película no era tan importante.

 

─Mi pergamino es un regalo de Takamatsu sensei y a medida que pasa el tiempo, puedo entender mejor sus secretos. Cinco, diez, hasta treinta años han pasado desde que leí por primera vez el pergamino, y ahora es cuando finalmente puedo ver los grandes significados que esconde. ─Al escuchar aquello, esta vez Naruto sí eliminó el contacto entre sus bocas, jadeando ligeramente por la adrenalina del momento. Al mirar la gran pantalla, Sarutobi Sasuke era un hombre esbelto, nada que ver con el muchacho de minutos atrás. Sus ojos rasgados daban una mirada afilada que le confería un atractivo especial─. En otras palabras, yo he encontrado el secreto final que se esconde entre estas líneas. Si alguien robara el pergamino no le serviría para nada porque yo soy el único con la experiencia y la iluminación necesarias que se requieren para leerlo y comprenderlo.

 

Después el protagonista se hundió en las profundidades de un bosque con caminar elegante mientras los créditos empezaban a mostrarse.

 

─¡¿Qué?! ─gritó estupefacto, mientras la sala se iluminaba y la gente empezaba a retirarse comentando lo épica que había sido la última batalla─. No… ¡No! ¡Me perdí lo mejor’ttebayo!

 

En su asiento, Sasuke perfiló una sonrisilla de victoria. Uchiha Sasuke: dos. Sarutobi Sasuke: uno.

 

─¡Teme bastardo! ─escupió mientras se ponía de pie. Su novio nunca parecía querer besarle, y justo ahora se le antojó hacerlo de aquella forma que erizaba cada vello de su cuerpo de forma agradable─. ¿Acaso eres de esos tipos que les excita hacer “cosas” con público?

 

La sonrisa de victoria de Sasuke se esfumó, dando paso a una seria expresión ofendida.

 

─¿Qué demonios estás diciendo, usuratonkachi?

─Si quieres que te perdone, llévame a Ichiraku ─sentenció abandonando la sala.

 

En realidad no estaba tan enojado. Pero parte de su escaso presupuesto había muerto con las entradas del cine y lo que comió antes de entrar. Ahora podría obtener algo de su adorado ramen gratis. Y además, jamás podría molestarle un beso de Sasuke, lo que le molestó es que hasta para él fue evidente que Sasuke lo hizo exclusivamente para no dejarle ver la película. El teme disimulaba muy mal.

 

─Vamos a Ichiraku ─pronunció Sasuke cuando le alcanzó, casi más como una orden que como una sugerencia.

 

Normalmente le molestaba ese tono autoritario, pero si era para comer ramen podía dejarlo pasar.

 

─¡Claro! ─asintió efusivo. Tras escasos minutos caminando en silencio, una duda le asaltó─. Sasuke… tú has visto a la novia de Itachi, ¿cierto? ¿Cómo se llama?

 

Ante la simple mención de la intrusa que había llegado para separarle de su hermano, bufó.

 

─Konan ─respondió con desgano.

─¿Y cómo es?, ¿es guapa? ─curioseó. Tenía ganas de conocerla.

─Es una mujer común.

 

Naruto asintió, esperando escuchar algo más. Asintió de nuevo, invitándole a continuar, pero después sólo hubo silencio.

 

─¿Ya está?, ¿eso es todo lo que vas a decir de ella?

─Sí.

 

Conteniendo el deseo de rodar la mirada ante las parcas respuestas, insistió en sus preguntas.

 

─¿Y a qué se dedica?

 

El otro lo meditó unos segundos. Toda su atención estuvo puesta en Itachi durante la cena, en las ganas de reclamarle que no le contara que mantenía una relación.

 

─Es… repostera ─respondió dubitativo.

─¿¡En serio!? ─exclamó entusiasmado─. Ahora siento más ganas de conocerla. ¡Creo que amaré a la novia de tu hermano!

 

Un tic asaltó una de las cejas de Sasuke. No sólo a sus padres les agradaba Konan, también a Naruto, incluso sin conocerla ya le agradaba. Esa mujer sólo era un obstáculo entre su hermano y él. La quería fuera de la vida de Itachi. Era una arrimada que sólo buscaba el dinero de Itachi para tener una vida cómoda y llena de…

 

Se detuvo en seco al percibir algo en Naruto. Algo que no había notado antes. Al no verle a su lado, Naruto también se detuvo.

 

─¿Sasuke?, ¿ocurre algo’ttebayo?

 

Al instante se acercó y agarró un brazo de Naruto mientras con su otra mano le tomaba del mentón y le instaba a alzar el rostro. Confundido, Naruto se dejó hacer. Pero después se avergonzó pensando que quizá Sasuke iba a besarle allí mismo. La gente podría increparles si lo hacían. Sin embargo, nada ocurrió. Sasuke sólo se mantenía mirándole.

 

─¿Qué pasa? ─insistió, alejándose un poco.

─Tu cuello…

─¿Qué le pasa a mi cuello?

 

Reprendiéndose mentalmente por su estupidez, el mayor se pasó una mano por los cabellos en un gesto que delataba inquietud.

 

─He dejado una marca en tu cuello. ─La expresión incrédula de Naruto no se hizo esperar mientras llevaba una mano al cuello─. En el otro lado ─indicó.

 

La marca no era muy notoria, probablemente por eso no la había percibido antes. Incluso si no miraba demasiado a Naruto la marca podía pasar desapercibida. Pero acababa de colocarse la soga al cuello. Si los padres de Naruto la veían estaban muertos, especialmente él.

 

Mientras él se lamentaba, su ingenuo novio parecía no pensar en las fatales consecuencias, ya que sonreía ampliamente como si hubiera recibido la mejor noticia de su vida.

 

─Una marca. ─Amplió su sonrisa.

 

En su mente se imaginaba caminando con la cabeza bien alta, presumiendo su marca frente a sus amigos, especialmente frente a Kiba que se retorcería de envidia. Pero Sasuke le bajó de su nube de fantasía al instante.

 

─Borra esa estúpida sonrisa. Si tus padres la ven estamos muertos.

 

Y al instante la sonrisa se evaporó.

 

¡Era cierto! No podía permitir que sus padres la vieran. Especialmente su padre. Minato estaba en pleno proceso de asimilación de su orientación sexual, presentarse en casa con una marca en el cuello podría afectarle y crearle problemas.

 

Y Kushina… Ella le atosigaría con preguntas, queriendo saber quién era el responsable de la marca… para partirle la cara de un puñetazo. Conocía a su madre y sabía que tendría una reacción agresiva. No quería que lastimara a Sasuke. Después de todo, no es como si su novio hubiera hecho algo en contra de su voluntad.

 

─¿Y ahora qué voy a hacer’tteba? ─preguntó comenzando a indignarse.

 

El otro se mantuvo un momento en silencio, meditando una posible solución. Mientras, Naruto planeaba una pequeña venganza. No iba a tolerar ser el único que tuviera problemas por una marca en el cuello y que el teme se fuera de rositas.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Sarutobi Sasuke: Es un legendario ninja japonés que se supone existió. Es uno de los personajes más conocidos y famosos del ninjutsu. Ha sido inmortalizado en cuentos infantiles desde 1911 hasta hoy, también en manga/animes, etc... Sarutobi significa “el salto de mono”. Su condición física era superior a lo normal, siempre fue el ninja más hábil de su clan, y tenía fama de que no había hombre ni ejercito que pudiera capturarlo por sus proezas al correr, trepar y saltar. (Fuente: diferentes webs de San Google)

 

El recuerdo de Sasuke está situado en el capítulo 2 :D

 

¡Hola! :D Gracias a todos por leer y comentar. ¿Por qué la sorpresa por el Itachi heterosexual? Si es un clásico (?) en mis fics, jaja... En dos de ellos hice mención de que tenía novia y en otro le casé con Konan XD No es que me agrade el ItachixKonan (tampoco me desagrada) Pero cuando pienso en una mujer para él, sólo me viene ella a la cabeza, no sé por qué, jaja…

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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