Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 28: “Celebración”:

 

─Y entonces Sasuke dijo… ─Naruto se aclaró la garganta mientras se ponía de pie en actitud presumida, queriendo imitar la voz de su novio─: Juugo, es suficiente. Cálmate.

─¿En serio?, ¿y qué pasó después? ─preguntó Sakura, hecha un manojo de nervios ante el relato.

 

Queriendo dejar a su amiga en suspense un momento, con calma Naruto volvió a sentarse en las gradas del parque para continuar relatándole lo ocurrido ayer y antes de ayer, durante el cumpleaños de Sasuke y al día siguiente. Akamaru dormía plácidamente cerca de ellos. Sakura-chan casi se mordía las uñas por la incertidumbre.

 

─Juugo se calmó, ¡como si nada hubiera pasado!

 

La chica dejó escapar una exclamación de admiración y sorpresa ante la hazaña de Sasuke. Ella también quería un novio como Sasuke. Un hombre independiente, atractivo, educado y además valeroso.

 

─¡Sasuke es sorprendente! ─exclamó ella.

─¡Sí! ─concordó de inmediato, sonriendo lleno de emoción─. Y es mejor que ahora hablemos de otra cosa.

─¿Por qué? ─Parpadeó desconcertada.

 

Naruto suspiró como si estuviera a punto de decir algo sumamente importante.

 

─Si sigo recordando la cara de Sasuke en ese momento, su voz, y lo que dijo, podría terminar corriéndome en los pantalones dattebayo ─confesó sin el menor rastro de vergüenza.

 

El grito rabioso de la chica no se hizo esperar al tiempo que lanzaba un puño hacia su amigo, pero éste lo esquivó poniéndose de pie de un salto y la grada terminó recibiendo el golpe.

 

─¡Tú…! ¡Pervertido! ─gritó sonrojada, poniéndose de pie y lanzando otro puñetazo sin éxito─. ¡Deja de huir!

─¡Socorro! ─gritó temeroso, corriendo por su vida.

 

Al escuchar la desesperada petición de ayuda, Kiba olvidó su interés por la pelota y el partido un momento para mirar hacia su amigo. Sonrió, viendo a Naruto y a Sakura correr en grandes círculos mientras ella trataba de propinarle un golpe. Recostado en el suelo, Akamaru les miraba mientras movía la cola incesante.

 

─Jeh… parece que se divierten ─comentó a Neji y Lee, que estaban más cerca de él, mientras señalaba.

─¿Tú crees? ─preguntó un poco inseguro Lee.

 

Pero dejaron de darle importancia cuando el equipo contrario empezó a acercarse con el balón. Ese día habían coincidido en el parque chicos de sobra como para armar dos equipos decentes, probablemente debido a las vacaciones de verano.

 

Esa tarde Naruto comentó estar cansado y que se limitaría a verles jugar, pero en realidad lo que quería era poder estar a solas con Sakura para contarle lo sucedido en el cumpleaños de Sasuke.

 

Cuando Sakura se cansó de correr y se detuvo, entonces él también lo hizo.

 

─Lo siento dattebayo. ─Sonrió nervioso, rascándose la nuca─. A veces hablo antes de pensar.

─¡Eso lo haces siempre! ─le acusó antes de suspirar hondo y volver a sentarse en las gradas─. ¿Y qué pasó después?, ¿ese tal Juugo volvió a enloquecer?

─No… ─Un poco inseguro se sentó también, aunque no muy cerca de ella─. Comimos pastel, aunque era realmente pequeño, del tamaño para dos personas, y acabamos comiendo cinco personas. ¡Ah!, después Karin propuso ir al karaoke.

 

Al principio a Naruto le preocupaba que aquella celebración no terminara bien. Le preguntó a Sasuke si Juugo se podría alterar con el ruido de la música y sus berridos al cantar, pero su novio le contó que Juugo, aunque adoraba el silencio, sólo se irritaba cuando escuchaba a gente discutiendo a su alrededor. Suigetsu y Sasuke no querían ir allí, pero sólo para joder, Suigetsu cambió de opinión después y aseguró tener ganas de ir. Como fueron cuatro sí contra un no, finalmente fueron. Juugo y Sasuke se limitaron a permanecer sentados en uno de los sofás de la sala, mientras que los otros tres se dejaban la piel desafinando.

 

Sasuke quiso que la tierra se lo tragara cuando Naruto, eufórico por la diversión del momento, le dedicó una marchosa pero empalagosa canción de amor. Ninguna de las miradas fulminantes de su repertorio hizo callar a ese usuratonkachi que se movía por la habitación con micrófono en mano como un cantante famoso tratando de encandilar a su público. ¿Acaso nada le avergonzaba a ese niño descarado? A estas alturas dudaba que su novio conociera la definición de vergüenza.

 

Fue peor cuando empezaron a beber, especialmente Suigetsu que pasado de cervezas no dejaba de alabar al rubio mientras daba palmas al son de la música. El único que no tomó alcohol en aquella habitación fue Naruto por ser menor de edad, pero cualquiera que lo viera pensaría que en vez de refrescos también estaba ingiriendo cerveza.

 

─Naruto es muy divertido ─comentó Juugo, mirando con una tenue sonrisa al rubio.

─No lo es ─rumió Sasuke ceñudo, apartando la mirada. Casi de un salto se puso de pie─. ¡Vámonos! ─ordenó severo.

 

Ignorando las protestas de Suigetsu que anhelaba ver a su rubio deseo desmelenarse un poco más en aquella habitación, Naruto soltó el micrófono y levantó una mano.

 

─¡Vamos a la bolera*! ─exclamó sonriente, sonrojado por el esfuerzo y el calor en la habitación.

 

Tres sí no se hicieron esperar ante aquella propuesta, dejando ahogado al solitario no de Sasuke.

 

Al final la noche fue bastante divertida. Incluso Sasuke jugó a los bolos después de que Naruto le acusara de ser un amargado inútil que no sería capaz de derribar ni un mísero bolo en su vida. Con el orgullo tocado, Sasuke se unió para hacer que su novio se tragara sus palabras. Y no tuvo que esperar mucho para lograrlo, ya que en su primer lanzamiento logró un pleno perfecto que arrancó admiraciones de Karin y Juugo, y algunas quejas de Suigetsu. Naruto se limitó a dedicarle una sonrisilla traviesa, asegurando que aquello sólo había sido suerte. Quería picar a su novio para que continuara jugando con ellos.

 

Decidido, Sasuke tomó otra bola, robándole el turno a Suigetsu que debido al alcohol ingerido sólo farfulló insultos y se fue a pedir otra cerveza al bar que había dentro de las instalaciones.

 

Sasuke y Juugo fueron quienes más plenos hicieron, seguidos muy de cerca de Naruto y después Karin. Suigetsu no tiró ni cinco bolos, ya que debido a su estado casi todas las bolas se desviaban hacia uno de los bolos situados en las esquinas.

 

Para Naruto fue realmente gratificante ver las sonrisas de su novio, era como andar sobre una nube. Aunque fueran sonrisas que claramente le decían “Soy mejor que tú, dobe”, para él estaba bien. Era feliz viendo a Sasuke salir de su rutina diaria, confraternizar con los demás y divertirse.

 

Después bebieron un poco más. Naruto no entendía dónde le cabía tanta cerveza a Suigetsu, el alcohol no era algo que le atrajera especialmente. Y a pesar de los regaños de Karin, el otro continuó ingiriendo más cerveza.

 

─¡Un brindis por el cumpleañero’ttebayo! ─exclamó alzando su vaso de refresco.

 

Los otros alzaron sus botellines de cerveza y el choque de los vidrios no se hizo esperar, pero después se percataron de que faltaba precisamente el botellín de Sasuke en aquel brindis. Enfocaron al cumpleañero, quien se mantenía cruzado de brazos y al notar las miradas apartó el rostro con un movimiento airado.

 

─Cielos, Sasuke… ─pronunció con dificultad Suigetsu, quien tenía un tenue sonrojo en las mejillas─. Ni el alcohol te quita lo amargado. Es sólo un brindis.

 

Chasqueando la lengua, el otro tomó su botellín y lo alzó con los demás. Tampoco es que hubiera ingerido tanto alcohol como para perderse a sí mismo, todo lo contrario a Suigetsu que por momentos estaba más alegre y cada vez estaba más recargado en la barra del bar de la bolera.

 

─En serio, Suigetsu idiota, deja de beber de una vez ─regañó Karin en voz baja para no ser escuchada por Juugo que hablaba con Sasuke─. A este paso no vas a poder ir a trabajar, entras en unas horas.

─¿En qué trabaja Suigetsu? ─preguntó Naruto con curiosidad.

─Trabaja en una tienda 24 horas, en horario nocturno. Por suerte sólo es media jornada, así que si no sigue bebiendo quizá todavía pueda desempeñar su trabajo sin demasiados problemas ─explicó, enviando una mirada severa a su amigo al tiempo que le arrebataba el botellín de cerveza casi vacío.

─Oh, en ese caso Karin tiene razón, Suigetsu… ─Guardó silencio al ver la fea mirada que el nombrado le dedicaba. Nunca antes le había mirado de aquella forma─. ¿Qué?

─Estoy enfadado contigo ─balbuceó señalándole con torpeza. Naruto se vio obligado a moverse a un lado si no quería aquel dedo incrustado en un ojo─. ¿Por qué Sasuke?, ¿q-qué tiene él que no tengo yo? ¿Te gusta porque es un bastardo? Yo t-también puedo serlo si tú quieres.

 

La mujer rodó la mirada con hastío y sostuvo a Suigetsu cuando éste se tambaleó. Después de todo parecía que no estaba en condiciones de ir a su puesto de trabajo. ¿Sería quizá que había bebido tanto debido al coraje de ver a Naruto junto a Sasuke?

 

─No seas infantil, Suigetsu ─riñó. Después miró a su primo, quien lucía repentinamente incómodo─. No le hagas caso, está borracho.

─Lo siento… ─Atinó a decir el rubio.

─Si tanto lo sientes dame un beso ─demandó ceñudo, tratando de señalarse los labios, pero acabó tocándose la nariz─. Seguro que a Sasuke lo llenas de besos… ¡yo también quiero!

 

Karin le zarandeó ligeramente, ordenándole al oído que bajara la voz si no quería que Juugo intentara matarles de nuevo. Alertados por la subida de tono, Juugo y Sasuke se acercaron.

 

─¿Ocurre algo? ─cuestionó Uchiha. Pero los otros tres sólo guardaban silencio, temiendo incordiar al de cabellos naranjas. Incluso en su estado ebrio Suigetsu pareció percibir la amenaza─. ¿Qué? ─insistió.

 

Tras removerse un poco, Suigetsu se liberó del agarre de Karin y caminó hacia Sasuke un poco tambaleante, casi arrastrando los pies. Tratando de sostenerse le tomó de la pechera, arrugando la impoluta camisa.

 

─Siempre hemos sido tan amigos… ─Sus manos ascendieron, tomando al otro de los hombros─. Te extraño, pero cuando me acuerdo de que me has quitado a Naruto… ─Señaló al hombre de cabellos naranjas.

─Ese es Juugo ─corrigió Sasuke sin inmutarse demasiado.

─¡Siempre tienes que salirte con la tuya, ¿cierto?! ─protestó ofendido, insistiendo en señalar a Juugo─. Naruto me gusta de verdad. ¿Por qué me lo has quitado? ─Trató de zarandearle, pero en su estado no logró moverle ni un poco─. ¿Por qué? Éramos amigos…

─Yo no te quité nada, Suigetsu, y lo sabes. Naruto decidió ─respondió solemne─. Y ahora cálmate, estás haciendo el ridículo ─dijo mirando disimuladamente a su alrededor, algunas personas que estaban cerca les miraban de vez en cuando con curiosidad.

 

Notó que Naruto dio un paso con intención de intervenir, pero negó con la cabeza, dándole a entender que él lo solucionaría. Sasuke no veía oportuno que su novio se acercara teniendo en cuenta que la alteración de Suigetsu también la provocaba él.

 

─Si-siento tanta rabia... ─Se abrazó a Sasuke, una expresión de berrinche infantil adornaba su sonrojado rostro─. Pero a la vez te echo de menos, hemos… vivido muchas cosas juntos…

 

Al escuchar aquello Karin se acercó de inmediato y sostuvo a su ebrio amigo, alejándole de Sasuke. Ninguno esperaba escuchar que Suigetsu extrañaba su amistad.

 

─Y ya que echas tanto de menos a Sasuke… ─comenzó a decir Karin─, ¿por qué no haces las paces con él? ─propuso.

─¿Tú crees? ─Sonrió ligeramente, recargándose en la chica─. Eso estaría bien. Volver a salir todos juntos… c-como cuando éramos adolescentes.

─¡Claro!, ¡claro! ─concordó ella al instante, esbozando una tensa sonrisa. Tomó la mano de Suigetsu y se la ofreció al otro─. Seamos todos amigos de nuevo. Los cuatro juntos.

 

En silencio Sasuke también extendió una mano y tomó la de su amigo. No estaba seguro de que aquello sirviera de algo dada la ebriedad del otro. Probablemente cuando la borrachera pasara volvería a estar igual de rabioso con él por, según Suigetsu, robarle a Naruto.

 

En el fondo comprendía a su amigo. Si la situación hubiera sido a la inversa, él también detestaría a Suigetsu por haberle arrebatado cualquier oportunidad con Naruto. Confiaba en que el paso del tiempo calmara los ánimos entre ellos y pudieran retomar realmente su amistad.

 

Entonces el momento se rompió cuando Suigetsu se inclinó ligeramente hacia delante y con la mano libre se cubrió la boca, sofocando una repentina arcada a duras penas. La chica se alejó de un salto que hizo al otro trastabillar al no tener nada a lo que agarrarse.

 

─¡U-un baño!, ¡un baño! ─exclamó Karin casi mordiéndose las uñas.

─¡Allí! ─Señaló Naruto a la izquierda.

 

En un parpadeo Juugo tomó a Suigetsu en brazos y corrió al baño, ganándose más miradas de curiosos. Karin se llevó una mano al rostro, avergonzada por ser el centro de atención. Después miró a su primo, quien lucía un poco preocupado.

 

─No es que quiera meterme en tu vida o algo, pero… ¿no deberías volver a casa? Es tarde.

 

Alarmado, Naruto agarró a su novio de la muñeca para poder ver la hora en su Rolex. Eran las once de la noche.

 

─¡Mamá me va a matar! ─Se alarmó. Debía estar en casa hacía horas, y se había olvidado completamente de llamar a casa para avisar que no iría a cenar y llegaría tarde. Lo peor es que conociendo lo paranoicos que a veces se ponían sus padres, ya debían de estar planeando llamar a la policía para denunciar su desaparición─. ¡Me voy! ─Se despidió con un movimiento de mano. Aunque le hubiera gustado besar a Sasuke, no le parecía correcto con Karin delante; además, estaban en un lugar público.

 

La pelirroja percibió suspicaz la repentina expresión de Sasuke, quien miraba la dirección en la que se había marchado Naruto y después hacia la puerta de los aseos donde estaban Juugo y Suigetsu. Parecía debatirse entre quedarse o marchar tras Naruto.

 

─Ve con él ─le pidió. Los ojos negros se clavaron en ella con cierta duda─. Naruto es muy tonto, será mejor que alguien lo acompañe a casa ─dijo como excusa para que Sasuke no se sintiera mal al marcharse─. Juugo y yo cuidaremos de Suigetsu. Estará bien ─prometió.

 

Tras unos segundos, el pelinegro asintió.

 

─Gracias ─dijo antes de marcharse con premura.

 

Cuando estuvo sola, Karin suspiró hondo. Todavía aparecía aquel cosquilleo en su estómago cada vez que veía a Sasuke, pero sabía que estaba haciendo lo correcto. Sasuke era feliz. Prefería conservar su amistad antes que perderle definitivamente. Lo bueno era que ya no dolía tanto cuando pensaba que Sasuke estaba con otra persona.

 

Esperaba ansiosa el día en que no quedara el menor rastro de aquel sentimiento de amor.

 

Fuera de allí, a Sasuke no le tomó ni cinco minutos localizar a Naruto, ya que éste caminaba despacio, más enfrascado en su conversación telefónica que en cualquier cosa. Sospechaba que estaría hablando con alguno de sus padres, y así era.

 

─Mamá, ya he dicho que lo siento dattebayo. Estaba en la bolera con Kiba y Lee, y el tiempo pasó volando. ─Guardó silencio por un momento, escuchando al otro lado con cierto tedio los regaños de Kushina. Parpadeó sorprendido al ver a Sasuke aparecer a su lado, caminando con él, pero ninguno comentó nada─. No escuché tus llamadas porque tenía el teléfono en silencio…

 

Por un momento Sasuke sintió compasión de su novio, ya que hasta él podía escuchar los regaños de la mujer pelirroja. Tras un breve cruce de palabras más, finalmente Naruto colgó y soltó un hondo suspiro.

 

─Mamá me matará cuando llegue a casa ─se lamentó─. Puse el teléfono en silencio antes de cenar, y por eso no escuché sus llamadas. Me ha llamado nueve veces y tengo quince mensajes suyos. ─Preocupado se pasó una mano por el rostro y después miró al pelinegro─. Cuando muera, recuérdame como el mejor novio que has tenido.

─Idiota. ─Fue todo lo que contestó.

─¡No soy idiota! ─replicó─. Y además, ¿qué haces tú aquí?

 

A Sasuke le incomodaba admitir en voz alta que quería acompañarle para prolongar el tiempo a su lado. Parecía estar volviéndose dependiente a la presencia de Naruto, y aunque eso le parecía patético, no podía evitarlo.

 

─Es tarde, y eres tan tonto que es mejor que alguien te acompañe a casa. ─No dudó en emplear la excusa de Karin.

 

El entrecejo de Naruto se arrugó, sintiéndose ofendido.

 

─¿Debo tomar eso como un gesto de preocupación, o un insulto?

─Tómalo como quieras. ─Se encogió de hombros.

─No te vas a morir si admites al menos por una vez que estás preocupado por mí, ¿sabes? ─Se cruzó de brazos.

 

Aunque esperó escuchar una respuesta, el terco de Sasuke se limitó a guardar silencio, arrancándole un bufido de frustración. El teme y su hermetismo, pensó. Pero después de todo así era siempre, y así le quería, sin embargo a veces le gustaría que dejara las reservas de lado cuando estaban solos.

 

─¿Crees que Suigetsu estará bien? ─se preocupó, rompiendo el silencio minutos después.

─Seguro. Aunque dudo que pueda trabajar esta noche.

 

Tras un breve silencio más, Naruto habló con cierto pesar, inclinando el rostro.

 

─Me siento un poco mal por él.

─Pues no lo hagas ─rebatió el mayor de inmediato─. Has sido honesto con él desde el principio, ¿cierto? Si él ha seguido ilusionándose con un imposible es su problema.

─Eso ha sido cruel, Sasuke ─regañó, mirándole algo ceñudo.

─Cruel habría sido alimentar sus esperanzas y darle una oportunidad por lástima, porque te sientes mal por él.

─Bueno, visto de esa forma… tal vez, pero…

─Suigetsu terminará superándolo ─aseguró─. Sólo necesita tiempo.

─¿Y Karin? ─preguntó después.

─¿Qué?

─¿Cómo está ella’ttebayo? Esta noche la he visto muy… normal ─balbuceó al no saber cómo calificar el comportamiento de la mujer.

 

Por años se había acostumbrado a verla colgada del brazo de Sasuke en aquella actitud melosa. Pero hoy no hubo nada de eso. Realmente había adoptado el papel de amiga. ¿Quizá Karin ya había enterrado sus sentimientos por Sasuke? Incluso cuando ella le miraba, no había en sus ojos aquel desdén que siempre le dedicaba.

 

Tal vez a partir de ahora podrían empezar a tratarse como primos.

 

─Bien. ─Se limitó a responder.

─Me alegro ─aseguró con una tenue sonrisa.

 

Al escuchar aquello, Sasuke le miró de soslayo. Minutos después, entraron en el parque donde Naruto solía encontrarse con sus amigos.

 

─Te preocupas demasiado por los demás.

─¿Tú crees? Supongo que no puedo evitarlo’ttebayo. Ella se veía tan enamorada de ti, y Suigetsu…

 

La mano de Sasuke se afirmó a uno de los brazos de Naruto, obligándole a detenerse y a guardar silencio ante la repentina acción. Tiró un poco de él, atrayéndole despacio a su cuerpo y quedando a menos de un paso de distancia.

 

─¿Qué…? ─Los blancos dedos se posaron en sus labios, silenciándole.

─Ya hemos hablado suficiente de esos dos ─sentenció con calma.

 

Deslizó los dedos desde los labios hasta el mentón, alzándole ligeramente el rostro y enfocando los ojos azules. Se tomó su tiempo después para estudiar con la mirada el adolescente rostro. La mano en la barbilla viajó ahora hasta una de las mejillas, delineando las curiosas marcas.

 

Percibió la sutil agitación que sacudió a Naruto con aquella inocente acción. Y no podía asegurarlo por la ligera penumbra del lugar, pero juraría estar viendo un rubor en las bronceadas mejillas. No podía creer que un gesto tan simple hubiera logrado avergonzar a ese usuratonkachi.

 

Era irónico cómo podía decirle con total descaro que quería que le desvirgara y avergonzarse con una pequeña caricia afectuosa en la mejilla.

Era…

 

─Tan dobe… ─susurró con cierta diversión.

 

El rubor en las mejillas de Naruto se extendió a todo el rostro, llegando hasta las orejas.

 

─¿¡A qué ha venido eso!? ─replicó con molestia, pero no se alejó ni un poco.

 

La expresión de fastidio se vio sustituida por una de verdadera sorpresa en el momento en que los labios se Sasuke se posaron sobre los suyos. No le tomó ni dos segundos despertar de su ensimismamiento y rodear el cuello del mayor entre sus brazos, obligándole a inclinarse un poco más para aumentar el contacto entre sus labios, friccionándolos en suaves caricias.

 

Como si hubiera previsto su siguiente movimiento, justo en el momento en que pensaba profundizar el  beso, Sasuke se le adelantó, tomando el control de su boca sin encontrar ningún tipo de resistencia.

 

Por un momento ambos parecían haber olvidado que estaban en la calle, concretamente en el parque, lejos del refugio que era el apartamento de Sasuke.

 

Cuando se sintieron mínimamente satisfechos de los labios del otro, rompieron el contacto entre sus bocas pero no entre sus cuerpos.

 

─Lo he pasado muy bien hoy dattebayo. ─confesó sonriente─. Espero poder pasar contigo todos los cumpleaños de tu vida.

‹‹Yo también››, pensó de inmediato. A regañadientes, liberó el brazo de Naruto y se alejó un paso─. Deberías regresar o tu madre se enfadará más de lo que está ─aconsejó.

 

Regresando a la realidad y mostrando un exagerado miedo, Naruto se alejó corriendo. Pero no había dado ni diez zancadas cuando regresó sobre sus pasos. Tomó a Sasuke del cuello de la camisa y tiró de él, atrayéndole para fundir sus bocas en un nuevo beso más hambriento que el anterior. Las manos de Sasuke se posaron en la espalda de su pareja por un momento, disfrutando el contacto entre ambos, pero una vez más se obligó a alejarse.

 

─Vete ─insistió, dándole un sutil empujón para incitarle a caminar.

 

El otro se alejó unos pasos con total desgano, pero volvió a regresar, como si una fuerza invisible le estuviera atrayendo.

 

─Está bien, está bien… pero primero déjame darte un beso de despedida.

 

Con habilidad y presteza Sasuke había tomado a su novio de los hombros, quien se acercaba poniendo morritos en espera de su beso, y le había obligado a dar media vuelta. Naruto ni siquiera tuvo tiempo de sorprenderse cuando sintió el pie de Sasuke estrellarse en sus glúteos en una tosca patada que le obligó a dar un par de zancadas si no quería caer de bruces al suelo.

 

─Largo ─ordenó el adulto en tono severo.

─¡Eso ha dolido, idiota! ─protestó alejándose mientras se acariciaba la zona golpeada.

 

Sin inmutarse ante el insulto, el otro se limitó a acomodar su camisa y después metió las manos en los bolsillos del pantalón, observando a Naruto hasta que éste se perdió la vista.

 

Sonrió ligeramente, un poco afectado ante el descubrimiento de que cada vez Naruto y él parecían necesitarse un poco más. Debía sosegarse, y de paso a Naruto, aunque por momentos parecía imposible. De no ser porque sus amigos habían llegado a su apartamento, quién sabe lo que hubiera ocurrido aquella tarde. Naruto había dejado fuera de combate a su raciocinio a base de caricias y besos. Era una tortura decir no a algo que deseaba. Necesitaba una voluntad de hierro para mantenerse firme hasta que su novio fuera mayor de edad.

 

Quizá si lo hablaba con Naruto, si le explicaba cómo se sentía al respecto… tal vez así dejaría de ser tan… intenso cuando estaban solos. Pero por lo que empezaba a conocer de su novio, sabía que éste no lo entendería, que le restaría importancia a sus inquietudes, y quién sabe… tal vez incluso insistiría más en sus acercamientos.

 

No imaginaba a Naruto accediendo campante a esperar hasta su mayoría de edad para tener relaciones sexuales. Definitivamente, no, aquello no iba con Naruto.

 

****

 

─¡Estoy en casa’ttebayo!

 

El sonido de unas bruscas pisadas que se acercaban por el pasillo alertaron a Naruto, viendo a Kushina acercarse como una bestia sedienta de sangre. El aura oscura alrededor de la pelirroja no presagiaba nada bueno.

 

Los dos segundos que empleó en dudar si huir de casa o no, fueron suficientes para que su madre le alcanzara y estrellara un puño en su cabeza.

 

─¡¿Qué horas son estas de volver a casa?!

 

Sin poder contener las lágrimas de dolor, Naruto se acarició la cabeza. Sabía que Kushina estaría enfadada, pero no esperaba que lo estuviera tanto.

 

─P-pero si acabo de decirte por teléfono que estaba en la bolera y… ¡ya te expliqué todo!

─¡Eso fue hace más de una hora! ¡Pensaba que te había pasado algo de camino a casa, hijo irresponsable!

 

El puño de Kushina volvió a levantarse con intención de golpear a Naruto, pero de forma inesperada Minato, quien ya estaba en pijama, se interpuso. Trataba de mantenerse estoico, pero en el fondo le temía a los golpes de Kushina tanto como Naruto.

 

─Ya es suficiente, Kushina. Naruto ha aprendido la lección, no volverá a llegar tan tarde a casa. ─Giró un poco la cabeza para ver a su hijo─. ¿Cierto?

─S-sí… ─tartamudeó.

 

Confuso sacó su teléfono y miró la hora. Sorprendido comprobó que ya pasaban de las doce de la noche. Se había entretenido demasiado con Sasuke, y en el corto trayecto del parque a su casa se la pasó soñando despierto, mirando al cielo embelesado y caminando a paso de tortuga. Ahora entendía que Kushina estuviera rabiosa. La bolera no estaba cerca de casa, pero tampoco estaba tan lejos como para tardar más de una hora en llegar caminando.

 

─De acuerdo. ¡Pero está castigado’ttebane! ─sentenció─. Una semana sin salir de casa.

 

El corazón de Naruto casi se hace añicos al pensar que estaría una semana sin ver a su novio. Al instante se afirmó a la camisa del pijama de su padre, mirando desde su escondite a su madre.

 

─¿Qué? ¡Por favor, no!

 

Minato volvió a girar, ahora fue su corazón el que casi se hace añicos al ver la expresión angustiada de su hijo. Él también había estado preocupado por la tardanza de Naruto, pero en el fondo comprendía que su hijo estaba en la edad de salir con los amigos, y más ahora que se encontraba en plenas vacaciones de verano. Concordaba en que había hecho mal en no avisarles sobre su tardanza, pero un despiste lo tenía cualquiera.

 

No quería ver a su retoño desperdiciando una semana de sus vacaciones encerrado en casa.

 

─Una semana me parece excesivo, Kushina ─intervino.

 

La mujer se llevó las manos a la cintura, indignada, reprendiendo ahora con la mirada a su esposo.

 

─¡Eres demasiado blando con él, Minato!

─N-no digo que no le castigues, querida… ─Sonrió tenso, tratando de apaciguarla─. Sólo digo que menos tiempo sería suficiente.

 

Kushina liberó un suspiro de resignación, suavizándose ligeramente su enfado. Con Minato delante siempre era imposible darle sus buenos escarmientos a Naruto.

 

─De acuerdo ─concedió─. ¿Cuánto tiempo de castigo propones, Minato?

─…un día ─casi susurró, sabiendo que a su esposa le enojaría su propuesta.

 

Y no estaba errado, al instante la furia de la pelirroja regresó. La vio apretar los puños, como si de nuevo quisiera golpear a Naruto, o tal vez ahora los golpearía a ambos. Está bien, si tenía que recibir un puñetazo lo aceptaría, todo fuera para proteger a su hijo.

 

─¡¿Un día?! ─reiteró colérica─. ¡¿Me tomas el pelo?!

─¡Pe-pero Kushina…! ─Minato giró y abrazó a su hijo como si fuera un objeto del más frágil cristal. Confundido, Naruto se dejó─. Mírale, nuestro hijo se ha esforzado tanto para ingresar en la universidad…

─Tu teatro sentimental no va a funcionar conmigo, Minato ─advirtió Kushina, interrumpiéndole severa.

 

Minato y Naruto pasaron saliva de forma sonora. A veces parecía imposible tocar la fibra sensible de la pelirroja, pero Minato no se rindió.

 

─Nuestro hijo ha pasado horas y horas encerrado, estudiando, esforzándose, sin salir de casa. ─Deslizó una mano por los rebeldes cabellos de su hijo, dedicándole a su esposa una lastimera mirada que ablandaría el corazón de cualquiera, pero el de Kushina se resistía─. Es normal que ahora quiera salir, recuperar el tiempo perdido con sus amigos. Además, Naruto no volverá a hacer algo que te disguste ─aseguró, y después miró a su hijo─. ¿Cierto?

─¡Cierto!, ¡cierto! ─aseveró al instante, abrazándose a su padre y adoptando la misma expresión lastimosa, incluso unas fingidas lágrimas se acumularon en sus ojos para verse más dramático.

 

Hastiada, la mujer se llevó una mano a la sien y la masajeó al ver la forma en que le miraban los dos pares de ojos azules. No sabía quién de los dos era más tonto, si Minato o Naruto. De tal palo, tal astilla. Así no se podía dar un escarmiento decente a nadie.

 

─De acuerdo, tú ganas, Minato… ─No terminó de hablar cuando las exclamaciones de alegría de los otros dos se hicieron escuchar─. Estará castigado un día. ─Con resignación se encogió de hombros y se encaminó a las escaleras─. Y mañana me darás un masaje, Naruto ─ordenó.

─¡Por supuesto!

 

La mujer les deseó dulces sueños antes de perderse de vista en las escaleras. Cuando se vieron solos, Naruto saltó a los brazos de su progenitor, estrujándole en un firme abrazo.

 

─¡Eres el mejor, papá!

 

El corazón de Minato golpeó tan fuerte en su pecho que pensó que explotaría debido a la felicidad. Un suave calorcito se acumuló en sus mejillas. ¿Sería que quizá por fin había logrado patear a Sasuke del pedestal de Naruto y ahora él estaba en la cima?, ¿de nuevo era el modelo a seguir de Naruto?, ¿su aspiración?

 

Oh, sin duda aquel era uno de los días más felices de su vida.

 

─No vuelvas a llegar tarde de nuevo, la próxima vez no sé si podré salvarte de tu madre ─aconsejó cuando su hijo le liberó.

─Lo prometo. Es sólo que… lo estaba pasando tan bien que perdí la noción del tiempo’ttebayo ─se excusó, rascándose una mejilla.

 

El hombre sonrió, contento de saber que Naruto se lo había pasado bien con sus amigos. Después de tanto estudio intensivo, merecía pasar momentos gratos y relajados.

 

Dio un par de pasos hacia las escaleras, girando después para mirar a su hijo.

 

─Deberíamos ir a dormir ya, es tarde.

─Ah… ahora iré, primero quiero comer algo. Estoy hambriento.

─De acuerdo.

 

Pensando que Minato se iría finalmente, Naruto hurgó en el bolsillo del pantalón y sacó su teléfono móvil. Le escribiría a Sasuke diciéndole que mañana no podría verle porque estaba castigado por llegar tarde.

 

─Todavía me sorprende que los hermanos Uchiha te regalaran un teléfono tan costoso.

 

La voz de su padre le detuvo cuando estaba por teclear la primera letra. Dejando el mensaje de lado, le encaró.

 

─No debería sorprenderte tanto, se portan bien conmigo ─aseguró.

─Aunque no siempre fue así. ─Recordó, cruzándose de brazos─. Todavía no sé exactamente qué te hicieron esos dos que te tuvo tan decaído.

 

Al instante Naruto sacudió su mano libre y sonrió nervioso.

 

─S-sólo fue un tonto malentendido ─aseguró rápidamente─. Los amigos pelean de vez en cuando. Estoy seguro de que tú has peleado con Fugaku al menos una vez.

 

Una sonrisa nostálgica se adueñó del rostro del adulto. Rodeó los hombros de su hijo con un brazo y le guió a la cocina.

 

─Por supuesto, Fugaku y yo hemos tenido nuestros más y nuestros menos. Aunque ahora nos vemos tan poco que ni siquiera tenemos tiempo para pelear ─bromeó.

─¿Lo ves? No pasa nada. Los amigos pelean de vez en cuando ─insistió─. Además, mamá y tú sois amigos de los Uchiha desde hace años, ¿no te agrada saber que vuestra amistad continúa en vuestros hijos?

 

Pensativo, el hombre se llevó las manos a la cintura. En silencio vio a su hijo tomar un envase de ramen instantáneo de uno de los armarios y a continuación poner agua a calentar.

 

─…sí ─respondió segundos después─. Supongo que sí ─añadió algo más seguro─. Después de todo, con ese regalo compensaron con creces el mal rato que te hicieron pasar. A simple vista se nota que es costoso.

─Me habría conformado con uno más barato. Y como dije, sólo fue un malentendido. ─Repentinamente curioso, encaró al adulto─. Papá, ¿qué piensas de Itachi y Sasuke?

 

Minato se llevó una mano a la barbilla, visualizando en su mente al mayor de los hermanos. Recordó que cuando Itachi nació fue una alegría para los Uchiha, y para ellos también, tanto como si hubiera nacido un sobrino. Sabían lo mucho que Fugaku y Mikoto habían deseado tener un hijo. Fugaku le presumió especialmente orgulloso a su primogénito, satisfecho al ver cumplido su deseo de que fuera varón. Aseguraba que sería un hombre grande y digno de admiración.

 

Después de todo Fugaku no había estado muy equivocado en su predicción, ya que Itachi era un abogado con cierta reputación a pesar de su juventud. Reputación que parecía ir en aumento.

 

─¿Papá? ─insistió.

─Oh, perdona, hijo ─balbuceó, regresando a la realidad─. Sólo rememoraba el pasado. ─Al ver el interés en los ojos azules tan parecidos a los suyos, se animó a hablarle sobre sus recuerdos─. Desde pequeño Itachi demostró ser muy inteligente, Fugaku tenía grandes expectativas puestas en él. Tu madre y yo le cuidábamos a menudo, nos sirvió de práctica para cuando tú vinieras al mundo años después. ─Sonrió─. Siempre fue un niño calmado, y muy educado y responsable. En resumen, el hijo perfecto que Fugaku siempre soñó. Es un buen hombre, me agrada. Aunque desde que se independizó, la relación que Kushina y yo teníamos con él está cada vez más fría.

 

Naruto asintió, escuchando atento lo que su progenitor le relataba mientras vertía el agua caliente en el recipiente de ramen instantáneo. Tratando de disimular su interés, cuando terminó le miró.

 

─¿Y Sasuke…?, ¿qué piensas de él?

 

La sonrisa nostálgica desapareció en décimas de segundo y una expresión de ligero disgusto se apoderó del rostro de Minato.

 

─Es un mocoso con ínfulas ─se limitó a decir desdeñoso, apartando la mirada.

 

Naruto no pudo evitar estallar en carcajadas que trató de apaciguar, no quería despertar a la bestia sangrienta que dormía en ese momento. Ciertamente, a veces Sasuke podía ser odiosamente engreído, pero así le quería.

 

Al recordar que ese “mocoso con ínfulas” era su novio, su risa desapareció. ¿Cómo podría algún día presentar a Sasuke como su novio ante su padre si a éste parecía no agradarle ni un poco?

 

─¿Sólo vas a decir eso sobre Sasuke’ttebayo?

 

Minato chasqueó la lengua y se encogió de hombros, meditando algo que decir sobre Sasuke que fuera agradable.

 

─Kushina y yo no hemos tratado tanto a Sasuke. Cuando él nació, Mikoto dejó de trabajar y se dedicó por completo a la crianza de sus hijos, así que no le hemos cuidado nunca. Pero también parecía ser inteligente, educado y responsable…

─Lo es ─corrigió, interrumpiéndole.

─¿Por eso siempre le has admirado tanto?

 

La pregunta tomó por sorpresa a Naruto, quien se vio obligado a darle la espalda cuando percibió un suave calor en sus mejillas.

 

─Ah… la verdad, no sé… ─balbuceó─. La primera vez que Sasuke me cuidó, cuando le vi fue… ─Guardó silencio, tratando de encontrar la palabra adecuada─, sorprendente.

─¿Sorprendente? ─reiteró, queriendo que fuera más específico.

─No sé cómo explicarlo. Sasuke se veía tan mayor, tan inalcanzable, tan… No pude evitar verle como un modelo a seguir. ─Sonrió ligeramente─. Sé que fue algo tonto, pero era un niño. Fue algo así como un flechazo de amor, pero con sentimiento de admiración.

 

Un feo escalofrío trepó por la espalda de Minato al escuchar las palabras “Sasuke” y “flechazo de amor” en la misma frase. A la misma vez sintió cierto disgusto y celos. Siempre lo supo: Sasuke era el modelo a seguir de su hijo, el mocoso con ínfulas le había quitado el lugar que él debía ocupar en Naruto. ¿Y qué había hecho Sasuke para merecer ese puesto? ¡Nada! Sólo creerse la última maravilla del mundo, y lo peor de todo, despreciar a su hermoso sol cuando apenas era un niño de siete u ocho años y éste ansiaba su compañía.

 

¿Quién se creía que era el mocoso para despreciar a un adorable niño que sólo quiere su compañía, que le veía como su hermano mayor y modelo a seguir?

 

Ese bastardo había quebrado el corazoncito de su hijo. Y aunque Naruto pareció reponerse con el paso del tiempo, esa espinita todavía estaba clavada en su corazón de padre.

 

Se dedicó un momento a mirar la espalda de Naruto, quien había empezado a devorar su ramen pensando que aquella conversación había quedado zanjada, pero no era así.

 

─No comprendo por qué todavía le admiras, Naruto.

 

El menor giró a verle, terminando de sorber un fideo de forma ruidosa y con los mofletes llenos de ramen, tan redondos que parecían los de un hámster. Minato contuvo las ganas de reír a carcajadas y guardó la compostura, aquel asunto era serio para él.

 

─¿A quién? ─Logró pronunciar cuando tragó parte de la comida en su boca.

─A Sasuke ─señaló con obviedad.

─¿Q-qué? ─tartamudeó cuando tragó el resto del contenido en su boca─. ¿De dónde sacas que todavía admiro a Sasuke?

─¿Recuerdas el día que Fugaku nos contó que Itachi tiene novia? ─Al ver a su hijo asentir, continuó. Era evidente que ambos recordaban ese día con nitidez, ya que fue el día que Naruto confesó su homosexualidad y su relación padre e hijo se quebró por un momento─. Después llegó Sasuke. La forma en que le miraste habla por sí sola. Por tu cara parecía que estuvieras viendo a un Dios.

 

Viéndose descubierto y sin saber qué responder, Naruto soltó una risita tonta y desganada. Al parecer era tan poco disimulado que hasta Minato había notado la intensa mirada que dedicaba a Sasuke. Aunque no podía evitarlo. Pensándolo detenidamente, para él Sasuke era como un Dios.

 

Como excusa para no responder de inmediato, se llevó una buena porción de fideos a la boca. Se percató entonces de que su padre en algún momento había dejado de referirse a Sasuke como Sasuke-kun. ¿Tanto le desagradaba?

 

─Exageras ─logró pronunciar con dificultad.

─Naruto, hablo en serio. ─Se acercó─. Si necesitas un modelo a seguir que te inspire, yo sería tu mejor modelo a seguir; incluso Itachi… pero ¿Sasuke?

 

Para Naruto era imposible concebir que Minato pudiera tener razón. Desde que le conoció, en su mente Sasuke siempre fue el mejor modelo a seguir. Por eso se obligó a sí mismo a estudiar duro, porque quería ser un hombre de provecho como él, quería hacer sentir orgullosos a sus padres como Fugaku y Mikoto lo estaban de Sasuke. Y algún día se independizaría y encontraría un buen trabajo, como Sasuke.

 

Para él, Sasuke era un perfecto modelo a seguir.

 

─Tendré en cuenta tus palabras dattebayo ─respondió finalmente, sabiendo que era lo que su padre quería escuchar.

 

****

 

El día siguiente pronosticaba ser realmente aburrido, hasta que a Naruto se le ocurrió llamar a Gaara y pedirle que fuera a su casa para pasar la tarde juntos ya que no podía salir porque estaba castigado. Kushina le había prohibido salir, pero no poder invitar a algún amigo a casa. Tras proporcionarle su dirección en un mensaje, se preparó para jugar a su videojuego de ninjas. Hacía tiempo que no jugaba.

 

Media hora después Minato llegó, y tras saludar a su esposa fue en busca de su hijo. Apenas cruzaron unas palabras cuando Naruto le contó que un amigo iría a casa y que quería presentárselo a él y a Kushina. Un amigo de la universidad.

 

En la mente de Minato empezó a crearse a cámara rápida una película donde aquel amigo resultaba ser el novio de Naruto, donde aquello sólo era una treta para que el novio de Naruto pudiera conocer a sus suegros.

 

Habían pasado meses desde que su hijo le confesara su orientación sexual, pero la idea de conocer un posible novio le causaba pánico.

 

─Hi-hijo… ─tartamudeó tomando asiento junto al menor en el sofá─. Ese amigo…

─Se llama Gaara ─interrumpió sin mirarle, más centrado en la pantalla para no perder contra el ninja con el que peleaba en medio de un bosque─. Sabaku no Gaara.

─Bien, Gaara… ─reiteró para memorizar el nombre─. Tu amigo Gaara. Es…

 

La presencia de Kushina entrando en la sala le interrumpió.

 

─Minato, deja de hacer vago y ve a bañarte ─ordenó─. Naruto, ¿crees que a tu amigo le gustará el dango?

─No lo sé. Tal vez ─respondió encogiéndose de hombros.

 

La mujer caminó dispuesta a regresar a la cocina, pero escuchar la voz de Minato un poco temblorosa le hizo detenerse en el marco de la puerta con curiosidad.

 

─Na-Naruto… ese amigo, Gaara… ¿es tu novio? ─preguntó lo más directo que pudo, creyéndose solo con su retoño.

 

El menor dio un respingo ante la inesperada pregunta. Encaró a su padre, y sobre el hombro de éste pudo ver a su madre, tan sorprendida como él.

 

─¡¿Qué?! ¿De dónde sacas eso’ttebayo?

─No es mi intención ofenderte, hijo. Es sólo que… no me siento preparado para conocer un no-novio.

 

A Naruto no le molestó el comentario. No podía enfadarse cuando había visto el esfuerzo que hizo su padre, aceptándole cuando le confesó su orientación sexual a pesar de que era evidente que la noticia no fue de su agrado.

 

─Pero Gaara no es mi novio, papá ─afirmó rotundo.

 

Ante el alivio Minato casi se desploma en el sofá, pero en lugar de eso tomó una mano de su hijo entre las suyas.

 

─¿De verdad?, ¿no me mientes? ─preguntó acelerado─. Si ese chico es tu novio, sólo… preséntalo formalmente más adelante, ¿está bien?

 

Sin saber cómo manejar la situación, Naruto sólo atinó a palmear un par de veces la cabeza de su progenitor con su mano libre, intentando calmarle un poco. Minato parecía estar al borde de un ataque de nervios.

 

─Lo prometo ─dijo de inmediato─. Pero Gaara es sólo un amigo. Él ni siquiera es homosexual.

 

Sólo entonces el adulto se sosegó y liberó un largo suspiro. Cada día se hacía un poco más a la idea de que Naruto era homosexual, de que era diferente, pero no estaba preparado para verle llegar tomado de la mano de otro chico.

 

─Papá… ─habló de nuevo, repentinamente serio e inspirando hondo antes de continuar─. Quiero que entiendas algo’ttebayo: soy gay, pero eso no significa que todos los hombres del mundo me gusten, o que todos sean mi novio. ─Al ver que su padre abría la boca con intención de decir algo, le interrumpió─. ¿Acaso a ti, por ser heterosexual, te gustan todas las mujeres?

─No ─respondió avergonzado.

─¿O acaso no tienes amigas?

─Sí… claro que tengo amigas.

─Y eso no significa que ellas te gusten, ¿cierto? ─cuestionó de inmediato, mirándole atento.

─Cielos, no. ─Cada vez más avergonzado, inclinó la mirada─. Sólo quiero a tu madre.

 

Naruto continuó mirándole con atención, esperando que su padre comprendiera todo. Desde el marco de la puerta, Kushina observaba maravillada y en silencio el proceder de su hijo.

 

─Es igual para mí, papá ─aseguró, suavizando la seriedad en su rostro. Sólo quiero a Sasuke, quiso decir, pero sabía que no era el momento indicado─. No todos los hombres me gustan, tengo amigos, e incluso si tuviera un amigo gay eso no significa vaya a existir algo entre nosotros. ─Al decir aquello recordó a Suigetsu, quien era bisexual y a pesar del interés de éste en él, veía imposible que algo pudiera surgir entre ellos.

 

Totalmente abochornado por su actitud, Minato se pasó una mano por el rostro. Naruto tenía razón. Se había dejado llevar por su paranoia.

 

─Lo siento, Naruto.

 

El menor negó, y ahora con una sonrisa, volvió a palmear la cabeza de su padre.

 

─No hay nada que perdonar dattebayo. Te agradezco el esfuerzo que haces por aceptarme.

 

De inmediato Minato se lanzó sobre su hijo y le estrujó en un abrazo que le inmovilizó los brazos y casi le corta la respiración. La homosexualidad de su hijo no parecía ser algo temporal debido a la edad, pero no importaba, empezaba a asumirlo. Kushina tenía razón, fuera heterosexual u homosexual, seguía siendo Naruto. Su preciado Naruto. Merecía ser feliz, encontrar alguien que le brindara amor sincero y a quien brindárselo. Él no debía ser un impedimento en su felicidad, al contrario, debía ser su apoyo y brindarle palabras de aliento. No quería ser un mal padre.

 

─Estoy seguro de que algún día encontrarás a un chico digno de ti.

─¿D-de verdad… lo crees? ─preguntó en un hilo de voz, ahogado en el asfixiante abrazo pero a la vez sorprendido por el comentario.

─Y también estoy seguro de que sabrás escoger a un buen chico ─continuó, soltándole al fin.

 

Naruto respiró un poco agitado, acariciándose uno de los costados. Juraría que Minato iba a partirle las costillas en su efusiva demostración de amor paternal.

 

─¿Entonces darías el visto bueno a mi novio? ─Se aclaró la garganta y sonrió ligeramente nervioso─. Quiero decir, el día que lo tenga.

─¡Por supuesto! Sé que buscarás un buen chico ─insistió─, no es como si fueses a venir a casa tomado de la mano de Sasuke. ¿Te imaginas? ─bromeó para tratar de suavizar el ambiente, soltando una pequeña risa─. Definitivamente no quiero que busques un chico con un carácter como el suyo.

 

Al percibir el tenso silencio, Minato dejó de reír y parpadeó confuso. Cuando estaba por preguntarle a su hijo por qué de pronto estaba tan serio, éste estalló en carcajadas, como si de repente hubiera entendido el chiste de su comentario.

 

─Yo… con Sasuke. ─Rió, esforzándose en que fuera una risa creíble─. Eso sí que fue gracioso’tteba…

─¿Verdad? ─Asintió, suavizando su risa─. Siempre has admirado tanto a Sasuke, que no sería tan raro que te fijaras en alguien con una personalidad tan petulante como la suya.

 

Una tercera risa se escuchó en la estancia. Era la risa de Kushina. Minato giró sorprendido, sin sospechar que ella estaba allí. ¿Su esposa había escuchado todo?

 

─Nuestro hijo fijándose en alguien como Sasuke’ttebane… ─Al igual que Naruto, trataba que su risa sonara creíble─. Qué cosas dices, Minato.

 

El hombre parpadeó confundido al notar que las risas de Kushina y Naruto se escuchaban extrañas. Como si su chiste les hiciera gracia pero a la vez no. Abrió la boca para decir algo, pero unos golpes en la puerta le interrumpieron.

 

─Debe de ser Gaara. Iré a abrir ─habló Naruto de inmediato, dejando el mando del videojuego a un lado y poniéndose de pie de un salto, corriendo a la puerta.

─Y yo iré a la cocina ─dijo Kushina, marchándose tan apurada como su hijo.

 

En segundos Minato se vio solo. ¿Era su imaginación o de repente su esposa e hijo habían huido de él?

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Bolera: Establecimiento destinado al juego de bolos. Lo que en México se conoce como Boliche o “los bolos”.

 

¡Hola! :D Gracias a todos por leer.

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).