Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 33: “Ellos lo saben”:

 

Una pequeña queja se le escapó a Naruto cuando unos insistentes toques en la herida del labio inferior le provocaron molestia, escocía ligeramente. Con pereza abrió los ojos, descubriendo una habitación que no era la suya. Un constante chasquear de dedos captó su atención. Al mirar hacia allí, descubrió sentado en la cama, junto a él, al hombre más atractivo de Konoha… no, del mundo. Uchiha Sasuke, su novio. La expresión adormilada de su cara se volvió una bobalicona.

 

─¿He muerto? Debo estar en el cielo’ttebayo…

─Aquí ─ordenó el otro como toda respuesta, volviendo a chasquear los dedos.

 

Un dedo de Sasuke empezó a pasearse frente a su rostro de izquierda a derecha, y Naruto, preso de la confusión lo siguió con la mirada como un perrito dócil.

 

─¿Cómo te llamas?

─Naru… ¡Ah! Esto es como aquella vez en el hospital. Pero… no estoy en el hospital.

 

Más tranquilo al ver que todo parecía estar bien, Sasuke suspiró y se inclinó un poco, enviándole una mirada severa al otro. Casi le da un infarto cuando Naruto se desplomó en sus brazos. Al no saber qué le había ocurrido, le llevó a su habitación y le examinó lo mejor que pudo tratando de moverle lo menos posible. Descubrió una herida en el labio inferior, un corte en la mejilla izquierda, el párpado del ojo izquierdo ligeramente hinchado, un sutil raspón que no había llegado a sangrar en la sien derecha y un hematoma en uno de los costados. A simple vista no parecía tener algo roto.

 

Pensó que Naruto estaba inconsciente, pero después, al escucharle roncar ligeramente entendió que dormía. Al parecer se había desplomado porque estaba agotado.

 

─¿Qué es lo que ha pasado?

─Estábamos en el parque jugando a fútbol, como siempre… Cuando nos despedimos para ir a casa, unos hombres se llevaron a Hinata…

 

Conforme escuchaba el relato, los ojos de Sasuke se abrían de par en par por la incredulidad o su entrecejo se arrugaba profundamente por el enojo. No sabía si sentir admiración por Naruto y el idiota de su amigo por su heroicidad, o golpear al tonto de su novio por su imprudencia. Naruto lucía un estado lamentable, especialmente su cara.

 

Al menos Hinata había hecho algo útil y no se había limitado a huir y lloriquear. Probablemente gracias a ella era que Naruto ahora estaba ahí con él, vivito y coleando mientras le relataba todo lo ocurrido.

 

─Usuratonkachi… ─farfulló─. ¿Cuándo vas a dejar de meterte en problemas? ─reprendió. No sabía bien cómo afrontar la situación.

 

Según había explicado Naruto, los tipos parecían ser muy peligrosos. Tras capturar a Hidan y Kakuzu, uno de los agentes regresó al parque para hacerles algunas preguntas a los tres adolescentes. Ahí el hombre les ofreció con insistencia llevarles al hospital o a sus hogares, pero ellos agradecieron y declinaron. Finalmente el agente les agradeció el aviso para capturar a los malhechores, y les informó que estaban en busca y captura desde hacía algunos meses, que cargaban varios antecedentes a sus espaldas y que eran reincidentes.

 

─Si es para ayudar a alguien a quien aprecio, haré lo que haga falta ─afirmó con seriedad.

 

Sasuke sólo pudo rodar la mirada con cierto hastío. No quería verle más en ese estado, pero Naruto parecía atraer de alguna forma los problemas y sobre todo los golpes. Todavía recordaba aquel raspón sangrante en la rodilla cuando tenía trece años, de aquella vez que se cayó por ventana del segundo piso era mejor ni acordarse, también la vez que se apareció por su apartamento con aquella herida que le ocupaba el brazo desde la muñeca hasta el codo; y ahora esto.

 

─¿Por qué tienes que ser tan problemático? ─farfulló.

 

Naruto rió ligeramente.

 

─Eso es algo que mi amigo Shikamaru diría’ttebayo.

 

Pero Sasuke ignoró el comentario y decidió pasar a lo importante.

 

─¿Te puedes mover bien?, ¿hay algo que te duela especialmente? Deberíamos ir al hospital, allí te revisarán mejor.

─¿Ah? No seas exagerado, teme. Estoy bien, mira. ─Nada más decir aquello intentó sentarse, y aunque lo logró no pudo evitar que una queja se le escapara. El dolor en el costado era molesto. Al llevar la mirada hacía allí descubrió sorprendido que estaba semidesnudo, sólo vestía la ropa interior. El asombro por tal descubrimiento dejó en un segundo plano el hematoma que halló en la zona que le dolía. No pudo evitar que un suave calor se acumulara en sus mejillas al pensar que Sasuke le había estado viendo en ese estado quién sabe por cuánto tiempo mientras estaba dormido, sin poder controlar la situación como solía hacer para sentirse más seguro─. ¡Wouh! Teme, parece que alguien aquí es un pervertido ─bromeó en un intento de disimular la ligera vergüenza─. No me has metido mano mientras dormía, ¿cierto?

─Más quisieras, mocoso. El único pervertido aquí eres tú. Hormona con patas.

 

Naruto rió por la seria respuesta y volvió a recostarse, soltando otra queja de nuevo ante una punzada en el costado.

 

─Dobe, déjate de tonterías y dime dónde te duele ─demandó arisco, intentando disimular al menos parte de su preocupación.

 

Tras un pequeño silencio, Naruto giró hasta posicionarse bocabajo en la cama, luciendo repentinamente serio.

 

─Lo cierto es que sí hay un lugar que me duele mucho… la pierna derecha, a lo mejor es un esguince, o una fractura, o un…

─Cállate ─interrumpió serio─, y responde, ¿es aquí? ─Posó la mano sobre el músculo gemelo.

─No. Más arriba.

─¿Aquí? ─La mano saltó a la zona inferior del muslo, palpando. No percibía nada extraño, ni siquiera había inflamación.

─No. Más arriba ─repitió.

─Sería más rápido si me indicaras tú mismo el lugar exacto ─contestó, subiendo la mano hasta la parte alta del muslo. De nuevo palpó y apretó ligeramente la zona, sin notar algo fuera de lo normal─. ¿Es aquí?

 

Una risilla se le escapó a Naruto.

 

─Lo siento, me haces cosquillas ─se excusó─. Más arriba.

 

Al ver que lo que estaba más arriba era el glúteo de Naruto, dudó por un momento. Cuando su novio giró para verle con curiosidad, finalmente movió la mano. Pasó de largo el glúteo y la posó en la cintura.

 

─¿Aquí?

 

De nuevo Naruto volvió a reír y negó.

 

─¡Nop! Es más abajo.

 

Bastante reticente, Sasuke deslizó la mano hasta el glúteo, apenas tocando la zona.

 

─¡Es justo ahí! ─De nuevo giró y le miró con disimulada diversión─. ¿No vas a apretar como en el resto de la pierna?

─Claro… ─susurró incómodo con la situación, sintiéndose tonto.

 

Finalmente Sasuke palpó el redondeado glúteo. Se notaba que el mocoso hacía ejercicio con frecuencia, la zona estaba firme al tacto. Pero fuera de eso no notó nada extraño. Tan concentrado estaba apretando y palpando la zona, que los gemidos sobreactuados que Naruto comenzó a emitir de pronto, le sobresaltaron.

 

─¡Ah, pervertido! ─Soltó otro falso gemido─. ¡Quieres aprovecharte de mí, sólo tengo diecisiete años dattebayo, y estoy herido! ¡Oh, no me siento preparado! ─dramatizó.

 

Un intenso rubor encendió la cara de Sasuke, mezcla de vergüenza y enojo. ¡Una vez más había sido embaucado por el maldito mocoso! Nunca se había percatado de lo ingenuo que podía llegar a ser hasta ese momento. ¿Cuántas veces había caído en los juegos idiotas de Naruto? Y escuchar las carcajadas de diversión de su novio sólo aumentó su rabia.

 

En un arrebato dobló la almohada contra la cabeza de Naruto y apretó con saña, gradualmente las carcajadas fueron desapareciendo y el rubio empezó a manotear en busca de oxigeno. Sólo entonces le soltó.

 

─¡I-idiota! ¿Querías matarme? ─Tosió un poco, resintiéndose el costado adolorido.

 

A Sasuke le invadió cierto remordimiento, se supone que quería curar a Naruto, no empeorarle.

 

─Lo siento… pero me sacas de quicio ─se excusó mascullando. Él preocupado y ese tonto gastando bromas sin gracia.

 

Naruto suspiró y con cuidado volvió a sentarse, acariciándose el costado. Parpadeó incrédulo cuando una mano de Sasuke se unió a las caricias en un gesto que pedía disculpas y trataba de confortarle. Apartó la mirada, ligeramente ruborizado. Un segundo después, en un arrebato, se lanzó sobre el mayor, abrazándole.

 

─No quiero que sigamos enfadados.

 

El otro guardó silencio un momento, sabiendo a qué se refería y pensando que estaba de acuerdo con su novio. Por culpa de sus celos sin sentido y sus inseguridades de siempre había empujado a Naruto lejos de su lado.

 

─Lo siento ─repitió, pero esta vez la disculpa iba enfocada a un motivo diferente que el otro entendió.

 

Entonces Sasuke correspondió el abrazo, y aunque Naruto sintió resentirse su costado, no emitió la menor queja al percibir el sentimiento con el que estaba siendo abrazando. Sonrió, interiormente más feliz de lo que podía expresar con su labio lastimado.

 

─Sasuke, creo que deberíamos hablar.

 

Como respuesta, el adulto suavizó el abrazo y le miró con interés. Probablemente Naruto quería hablar sobre lo ocurrido la última vez que se vieron.

 

─Te escucho.

 

Naruto suspiró hondo y se alejó por completo, mirándole dubitativo un instante.

 

─No sé bien por dónde empezar… pero, ¿cuándo vas a dejar de verme como “el mocoso que no sabe lo que quiere”? ─cuestionó con cierta indignación.

─¿Qué? ─atinó a balbucear.

─Sólo porque hablo de Gaara de vez en cuando me acusaste de que me gusta, ¡eso es ridículo! Si no quisiera estar contigo, te lo habría dicho, ¿qué sentido tendría estar contigo si me gustara otro? ─Bufó, recordando la discusión─. Mis sentimientos no son inestables, pensaba que había quedado claro. ─Finalizó, señalándole con determinación.

 

Pero aunque esperó una respuesta, Sasuke se limitó a guardar silencio y apartar el rostro, como si de repente algo en el suelo hubiera atraído su atención y fuera más importante que aquella conversación.

 

─¡Sasuke! ─Se impacientó─. Si no hablas conmigo, no podré comprenderte. ¡A veces no entiendo nada!

 

Lo siento dattebayo. A veces soy muy torpe para darme cuenta de las cosas, Sakura-chan me lo dice a menudo. No sabía que tú… Ya sabes, no sabía que te sentías así. Y tú no me ayudas porque no hablas conmigo sobre cómo te sientes o lo que estás pensando. No es que te esté culpando. Entiendo que te diera vergüenza hablarlo.

 

Un tic sacudió una de las cejas del adulto al sentirse presionado, le incomodaba terriblemente abrir su coraza y exponerse, dejarle ver a Naruto lo vulnerable que en realidad era, lo inseguro que se sentía todo el tiempo.

 

─Con Suigetsu al menos puedo comprender de cierta manera que te sintieras intranquilo porque yo le gustaba, ¿pero Gaara? ─volvió a tomar la palabra─. Ya habíamos hablado antes sobre esto, te pedí que confiaras en mí, tú me aseguraste que confiabas en mí, que era en ti en quien no confiabas. ─Pero el otro continuaba en silencio, así que prosiguió─. Quiero comprenderte, saber lo que te preocupa… quiero que funcionemos dattebayo, que haya confianza y conexión entre nosotros…

─Gaara es de tu edad ─pronunció finalmente en tono solemne, sin dejarle terminar─. Estudia lo mismo que tú, compartís el mismo sueño; se sienta a tu lado, incluso apostaría que le gustan las mismas cosas que a ti.

─¿Y eso qué? ─Como respuesta Sasuke le miró fijamente, alzando un poco las cejas para hacer hincapié en lo que quería expresar─. ¿Me estás diciendo que sólo por eso me tiene que gustar Gaara? En serio, teme, ¡deja de ser tan inseguro! Voy a empezar a hacerte escenitas de celos, a ver si te gustan. ─Le sacó la lengua.

─Eso es otro asunto… ─casi murmuró.

─¿Mn?

─¿Por qué nunca sientes celos? Tampoco te quejas por el poco tiempo que pasamos juntos, ¿acaso no te molesta? ─habló algo rápido, enseriando su expresión un poco más.

 

Naruto parpadeó aturdido al escuchar todo aquello. ¿Sasuke estaba hablando en serio? Realmente la inseguridad de Sasuke no había disminuido ni un poco, pensó que desde la última vez que hablaron sobre ello las cosas habían mejorado, pero ahora comprobaba que no.

 

─¿P-por qué debería estar celoso?, ¿de quién? Si soy tu novio es porque quieres estar conmigo, es así de simple. Y sobre el tiempo que pasamos juntos… claro que me gustaría estar más tiempo contigo, teme, incluso su pudiera pasaría días enteros contigo, ¡dormiría aquí! ─aseguró palmeando la cama─. Pero no puedo, no hasta que nuestros padres sepan lo nuestro. Y hablando de eso, ¿cuándo se los vamos a decir? Quiero dejar de esconderme, quiero que todos sepan que eres mi novio, seguro que así te sentirás más seguro sobre mí.

 

El tema de conversación se volvió más incómodo para Sasuke si se podía. Cualquier tema en el que hubiera que sincerarse en exceso le resultaba embarazoso, pero el tema de sus progenitores no sólo era embarazoso, también espinoso. Puede que hasta ahora hubiera sido sincero, pero sentía que su sinceridad había llegado hasta ahí. Naruto no iba a aceptar bajo ningún concepto no hablar jamás sobre ello a sus padres.

 

─Ya te lo dije, más adelante.

─El tiempo pasa y tú sólo dices "más adelante”. Siento que sólo me estás dando largas.

─Naruto… comprende que la situación es un poco delicada, eres menor de edad.

─Pero tú eres adulto, puedes hacer lo que quieras’ttebayo ─rebatió.

 

La mandíbula de Sasuke se tensó al escuchar de nuevo ese argumento. Al parecer Naruto pensaba que por ser adulto tenía carta blanca para hacer lo que se le antojara sin que conllevara consecuencias.

 

─Naruto… ─le llamó con paciencia─. Hablar con nuestros padres ahora sería un problema. Soy diez años mayor que tú, es obvio que no les va a parecer bien, sobre todo a tus padres.

─Pero…

─Estaremos en apuros si ellos se enteran ahora, sobre todo yo. Por eso es mejor no decir nada, sería un problema para mí. ─Hizo una pequeña pausa─. He pensado que podríamos esperar… hasta que seas mayor de edad para hablarlo, y lo mismo para el sexo ─pronunció cada vez más bajo y pausado, esperando la reacción del otro.

 

Naruto paseó la mirada con inquietud de un lado a otro, meditando las palabras escuchadas. Le habían provocado un frío hueco en el estómago, de nuevo se sentía un “problema” en la vida de Sasuke, como le ocurrió en Suna. Empezaba a sentirse tonto, ya que una vez más no lograba entender lo que Sasuke le decía. ¿En serio era tan malo que sus padres supieran sobre su relación? Entendía que probablemente no iban a lanzar cohetes de alegría al principio, pero al hablar de ello Sasuke empleaba un tono algo dramático que le incomodaba mucho. Se sentía como un sucio secreto que debía quedar oculto.

 

Finalmente, sólo atinó a soltar una pequeña risita incómoda mientras se rascaba la nuca, tratando de sacarse esos pensamientos.

 

─¿Estás de broma? No pienso esperar hasta los veinte para perder la virginidad. Eso es una tontería.

 

Sasuke suspiró con cierto fastidio. Como siempre sospechó, Naruto no estaba de acuerdo en esperar a la mayoría de edad para perder la virginidad. Mocoso impaciente…

 

─Naruto, sería un problema si…

─Hablando de eso… ─interrumpió casi en una exclamación. No quería seguir escuchando a Sasuke hablando de él como un problema. Prefirió actuar como si sus palabras no le hubieran afectado─. ¿Todavía tienes miedo a perder la virginidad? ─preguntó sin tapujos─. Estuve buscando información en internet después de nuestro viaje a Suna. Es muy importante el uso de preservativos para evitar el contagio de enfermedades, según leí. ¡Ah! ─De pronto levantó un dedo con aire entendedor─. Y bajo ningún concepto hay que abrir el sobre del preservativo con los dientes, siempre con las manos. Como soy menor no puedo hacerme con preservativos, te encargo la tarea a ti. ─Rió─. Y no hay que olvidar el lubricante, dicen que la primera vez es… incómoda.

 

Tras varios intentos para decir algo, finalmente Sasuke se dio por vencido y suspiró. Naruto parecía no tener el más mínimo interés en escucharle, justo ahora que se había atrevido a hablarle sobre ese tema delicado.

 

─Todavía no me siento preparado ─mintió, sintiéndose humillado al fingirse virgen una vez más frente a Naruto─. Mi miedo no se va a ir de un día para otro.

 

Sin querer darse por vencido, el rubio eliminó la distancia entre ellos, rozando sus labios.

 

─¿Y si hacemos unos…?, ¿cómo se llama?, juegos previos ─susurró contra sus labios.

 

Pero afortunadamente ahora Sasuke tenía la excusa perfecta para decir no. Con suavidad le tomó de los hombros y le alejó lo suficiente para poder encararle. Como siempre, la osadía de Naruto no tenía límites.

 

─¿Has visto tu lamentable estado, hormona con patas? Ni hablar.

─Al menos lo intenté dattebayo ─respondió sonriendo ligeramente, alejándose.

 

Después, por alguna razón que a Sasuke se le estaba escapando, quedó un pesado silencio entre ellos. Naruto de pronto parecía más entretenido mirando sus manos en su regazo, con repentino mutismo. Rápidamente reprodujo en su cabeza la reciente conversación entre ellos, tratando de averiguar si había dicho algo que hubiera podido incomodar a su novio, pero no encontró nada raro. Desde su punto de vista aquella conversación no había podido incomodar a Naruto, sólo habían tratado los temas de forma superficial. ¿Entonces qué ocurría?

 

─¿Por qué tan callado de repente?

 

De nuevo Naruto le dedicó una pequeña sonrisa, le era imposible sonreír más, primero por la herida en el labio, y segundo porque no tenía ganas.

 

─Sólo pensaba.

─¿Qué? ─Quiso saber, intrigado. Cuando Naruto pensaba no era bueno, lo sabía.

 

Pero el otro guardó silencio un poco más, sumido en pensamientos un tanto pesimistas aunque no fuera su estilo. El frío hueco en el estómago seguía ahí. Por primera vez le invadió el temor de tener la certeza de que su relación tenía los días contados. No sabía explicarlo bien, pero aquella sensación de saberse un problema para Sasuke le incomodaba mucho. En su mente sólo podía visualizar a Sasuke diciéndole, tarde o temprano, que no quería seguir con aquella relación con la misma franqueza con la que le propuso iniciarla.

 

Después, la voz de Suigetsu se coló en sus memorias, aumentando su malestar:

 

Lo tuyo con Sasuke jamás funcionará, pero dejaré que tú mismo lo compruebes.

 

─Naruto. ─Se impacientó.

 

El suave toque de la mano de Sasuke posándose en su hombro derecho le hizo reaccionar.

 

─Ah, sólo… sólo me estaba preguntando si lo nuestro puede funcionar.

 

A lo mejor Sasuke tenía razón, a lo mejor ser demasiado diferentes y la diferencia de edad era un obstáculo. De repente se sentía confuso como nunca antes. No quería ser un problema para Sasuke, no quería causarle problemas.

 

─¿Qué?

 

Sasuke percibió el peligro inminente, de pronto algo no estaba bien, no estaba nada bien. Una sensación de déjà vu le hizo revivir la amarga discusión en Suna, el intento de Naruto por dejarle porque no quería causarle problemas. Quizá no debió haber entrado en detalles en aquel tema sobre sus padres, ¡no debió haber hablado sobre nada! Simplemente pedirle disculpas y asunto arreglado.

 

─¿Por qué no podría funcionar? ─preguntó con estudiada serenidad.

─Diez años parece una diferencia muy grande, no lo había notado hasta ahora’ttebayo ─respondió con cierto hablar mecánico, con la mirada todavía clavada en su regazo.

 

Pero entonces lo vio, inconscientemente estaba contagiando a Naruto sus dudas, su inseguridad, sus miedos. ¡No, no, no…! Era un idiota. Con su actitud errática sólo estaba sembrando confusión en su novio. Debía mostrarse firme, seguro, y transmitirle esos sentimientos a Naruto. ¡Era el adulto de los dos! Caminar un paso por delante, ser su guía, su apoyo.

 

¡Joder, debía dejar de comportarse como un idiota paranoico de una vez!

 

Aunque lo primero era hacer algo para arreglar ese estropicio. Su cerebro trabajó a marchas forzadas, planeando una solución, hasta que finalmente halló algo que podría arreglarlo, o al menos suavizar el tenso momento.

 

─Espera ─dijo antes de ponerse de pie y alejarse de la cama.

 

Naruto ni siquiera se molestó en mirar hacia dónde iba Sasuke, o qué estaba haciendo, tampoco le interesaba en ese momento. Seguía inmerso en un mar de dudas, cuestionándose mil cosas.

 

Sólo reaccionó cuando su novio volvió a sentarse a su lado y le habló.

 

─Naruto, dame tu mano.

 

Aquel comentario despertó la curiosidad del rubio que no tardó en alzar una mano, con la palma hacia arriba. Después, Sasuke dejó algo sobre su mano y se la cerró cuidadosamente. No podía ver qué era, pero al tacto percibía que era algo metálico y pequeño.

 

─¿Qué es? ─No pudo disimular la intriga.

─Algo que he querido darte desde que regresamos de Suna.

 

Finalmente Sasuke le soltó y pudo abrir la mano. Parpadeó sorprendido.

 

─¡Wuoh! ¡Una llave! ─exclamó, alzándola frente a sus ojos. Después sonrió nervioso y enfrentó los ojos negros con duda─. ¿Una llave para qué?

 

Un tic asaltó una ceja de Sasuke. ¿Cómo podía ser tan dobe? Pensó que el mensaje estaba claro.

 

─Idiota… ─rumió en un susurro, aun así fue escuchado─. Es una copia de la llave de mi apartamento.

 

Apenas completó la frase cuando se vio siendo abrazado con tal efusividad que casi cae de espaldas. Rápidos besos empezaron a ser repartidos por todo su rostro, especialmente sobre sus labios. Hizo una mueca cuando el sabor del medicamento que había puesto sobre el labio inferior de Naruto fue a parar a los suyos.

 

─¿Para mí? ¿Esto no es una broma? ─preguntó casi en un grito, demasiado cerca de la oreja de Sasuke por estarle abrazando─. ¡Pensé que este momento nunca llegaría’ttebayo, estoy tan feliz…! ─Impetuoso le tomó de los hombros para mirarle, mientras Sasuke se pasaba el dorso del puño por los labios para retirar los restos de medicamento─. ¿Puedo venir cuando quiera? ─Antes de que el otro tuviera tiempo de responderle, le soltó y volvió a mirar la llave─. Esto se siente como si estuviéramos casados o algo parecido. ─Rió avergonzado, pero desbordante de alegría.

 

Sasuke sólo atinó a suspirar por la nariz como si inconscientemente hubiera estado reteniendo el aire en sus pulmones desde quién sabe cuándo. Relajó la tensión en sus hombros y suavizó la seria expresión de su rostro mientras veía a Naruto admirar la llave, lo hacía con la misma devoción con la que observaría un tazón de ramen.

 

Temía decir algo y volver a estropear el momento. A veces él podía meter la pata incluso más que el propio dobe, aunque le jodiera admitírselo a sí mismo.

 

─Mn, claro… ─respondió escueto─. Puedes venir cuando quieras.

 

De nuevo se vio apresado entre los brazos de su novio, quien soltó una exclamación de júbilo, y le arrastró con él hacia el colchón. Por lo repentino de la acción, a duras penas logró sostenerse para no dejar caer su peso sobre el lastimado Naruto.

 

─¡Gracias! Prometo no causar problemas ─aseguró, sin querer soltarle del abrazo para mantenerle cerca de su cuerpo. Apostaba que en ese momento, no existía persona sobre la faz de la tierra más feliz que él─. Sé que a veces soy molesto, que no entiendo las cosas y te causo más de un dolor de cabeza, por eso me siento tan afortunado, porque a pesar de todo me aceptas a tu lado. ─Le tomó de las mejillas y presionó sus labios, ignorando la molestia en la herida cerca de la comisura─. De verdad te quiero ─confesó eufórico por la alegría del regalo.

 

En cuestión de segundos un tono rojo se adueñó de las blancas mejillas de Sasuke, quien sólo atinó a alejarse con rapidez y tomar asiento en la orilla de la cama como si nada hubiera ocurrido. Se sentía un completo idiota, después de todo no era la primera vez que Naruto decía quererle, aunque tampoco es como si le empalagara de confesiones de afecto, con esta apenas iban dos veces que se lo decía en seis meses de relación.

 

Pero la alegría con la que se lo había dicho ahora… el brillo en sus ojos, su sonrisa… había hecho saltar su corazón.

 

─Deberías darte una ducha y regresar, es tarde. ─Tras decir aquello miró la hora en su reloj, como queriendo corroborar que tenía razón. Y efectivamente, ya pasaban las diez de la noche, era tarde─. Tus padres deben estar preocupados.

 

Pero con total tranquilidad, Naruto se incorporó y con cuidado se movió hasta sentarse a su lado.

 

─No te preocupes, antes de venir aquí llamé a casa y les dije a mis padres que iría a cenar a casa de Kiba. No quería que mis padres me vieran con el aspecto con el que llegué aquí, se habrían puesto tan paranoicos que no me habrían dejado salir solo nunca más ─bromeó, pasándose una mano por la nuca. Aunque temía que incluso después de haber sido curado por Sasuke y lucir un mejor aspecto, sus padres igual se iban a infartar. Curioso miró a su pareja─. ¿Y mi ropa?

─La puse a lavar, dudo que esté lista, pero puedo prestarte algo mío ─comentó dirigiéndose al armario.

 

La emoción de Naruto aumentó más, si es que se podía. ¡Iba a usar ropa de Sasuke, tenía una copia de la llave del apartamento de Sasuke! Había estado a punto de calificar aquel día como perfecto, de no ser porque su cuerpo continuaba adolorido.

 

Mientras Sasuke buscaba en el armario algo que pudiera ser del gusto del adolescente, Naruto dejó la llave sobre la mesa de noche, captando su atención un pequeño botiquín que ahí se encontraba.

 

─Cualquier cosa que quieras prestarme está bien’ttebayo. También necesito ropa interior, ¿la guardas aquí?

 

La amenaza de peligro para Sasuke se activó al instante cuando escuchó aquella pregunta. Como temió, al girar vio a Naruto con todas las intenciones de abrir el primer cajón de la mesa de noche.

 

─¡Espera! ¡No…! ─Pero llegó tarde, el rubio ya había abierto el cajón a todo lo que daba─… lo abras. ─Avergonzado, se llevó una mano al rostro cuando Naruto le miró incrédulo ante lo que encontró dentro del cajón─. No es lo que parece…

 

Los ojos azules regresaron su estupefacta mirada al interior del cajón. Ahí había encontrado algo que jamás esperó: ¡fotografías suyas! A simple vista se notaba que eran del día de la ceremonia de graduación. ¿Desde cuándo tenía Sasuke en su poder esas fotografías?, ¿cómo las obtuvo? Pero eso no era todo, bajo las fotografías encontró un papel doblado y arrugado, al tomarlo y abrirlo, se encontró con aquel dibujo hecho por él donde hablaba de sus tres cosas favoritas y que le mostró a Sasuke tiempo atrás.

 

─¿No es lo que parece? ─reiteró el rubio en un susurro, sin un tono en concreto.

─Dejaste el dibujo olvidado en el salón, lo guardé para devolvértelo… pero lo olvidé. ─Odiaba dar explicaciones, pero ahora le apremiaba excusarse para que Naruto no pensara que era una especie de acosador.

─¿Y qué hay de las fotografías?

 

Sasuke guardó silencio, meditando una mentira que también fuera creíble, pero se sintió ridículo. Suspirando resignado, soltó la verdad a bocajarro.

 

─Se las robé a mi madre.

 

Las repentinas carcajadas de Naruto fueron inesperadas para él. Le miró sorprendido, ¿de qué se reía?, ¿se estaba riendo de él?, ¿acaso se estaba burlando? Arrugó el entrecejo al pensar en la última opción, pero Naruto seguía riendo con tanta energía que la herida en su labio volvió a abrirse, aunque no pareció importarle. Incluso lágrimas amenazaban con escapar de sus ojos si no dejaba de reír de una vez. Le estaba crispando los nervios.

 

─¿Qué es tan divertido? ─masculló.

─Tú. ─Rió. Al ver la mueca de enojo en su novio, sacudió una mano, tratando de pedirle que se relajara─. Si querías fotografías mías, yo mismo te habría traído todas las que quisieras.

 

En parte se sentía halagado al descubrir lo que Sasuke guardaba con tanto celo, eso significaba que realmente le gustaba, a pesar de que a veces se comportara como un teme inseguro y paranoico con él.

 

Por fin su risa desapareció gradualmente y enfocó al mayor, quien trataba de lucir estoico pero su aura de incomodidad era casi palpable. No pudo evitar la tentación de echar un poco más de sal a la herida.

 

─¿Usas mis fotografías para masturbarte?

─¡Pero serás…! ─Enrojeció de vergüenza y enojo a partes iguales ante semejante descaro─. ¡Usuratonkachi!

 

Naruto no pudo detener a tiempo el pantalón vaquero* desgastado y la camiseta de manga corta que se estrellaron contra su torso, sacándole un bufido de sorpresa. Soltó una risita.

 

─¿Eso significa que sí? ─insistió.

─¡Ve a bañarte de una vez! ─ordenó ignorándole.

─Sí, sí…

 

Ambos se encaminaron al baño, donde Sasuke le ofreció una toalla y le pidió que se tomara su tiempo; mientras, él buscaría ropa interior sin estrenar, sabía que tenía alguna.

 

En vez de darse prisa, Naruto se tomó unos segundos para apreciar el baño. Pocas veces entraba ahí. Entonces fue cuando se encontró con la sorpresa de lo desagradable que se había vuelto su rostro a la vista. Horrorizado se acercó al espejo para verse con más detalle: un párpado algo hinchado y ligeramente morado, una herida en el labio, una gasa con esparadrapo cubriéndole parte de la mejilla…

 

─¡Me veo horrible! ─casi gritó.

─No hay mucha diferencia con tu fea cara de siempre ─contestó Sasuke entrando en el baño, extendiéndole un bóxer─. Toma.

─¡Serás bastardo…! ─replicó avergonzado, arrebatándole la prenda con disgusto. Sasuke le estaba llamando feo, y eso no era cierto, Kushina siempre decía que él era muy guapo─. Pues entonces tienes muy mal gusto.

─No tanto como tú eligiendo la ropa interior ─respondió despreocupado aunque con cierta sorna, señalando la prenda mencionada.

 

Intrigado, Naruto bajó la mirada a su ropa interior. No era uno de esos bóxers ceñidos y de color liso como el que le había dado Sasuke, más bien era un pantaloncillo holgado de color verde pino y con triángulos amarillos estampados por doquier.

 

¿Qué tenía de malo? Se encogió de hombros. El teme era muy sobrio a la hora de vestir.

 

─¿Qué tiene de malo? Es bonito.

─Tan bonito como el bañador que llevaste a Suna.

 

Ahora fue el turno de las mejillas de Naruto para volverse rojas de vergüenza.

 

─¡Teme! ─fue lo único que atinó a decir, y después le sacó la lengua─. Sal, quiero bañarme ─ordenó.

─Como quieras. ─Se encogió de hombros, esbozando una sonrisilla ladeada. De vez en cuando era divertido ser él quien avergonzara a Naruto, y no al revés─. Cuando termines te daré un analgésico.

 

****

 

A última hora de la tarde se ha registrado un incidente en el parque Senju, en Konoha…

 

Minato, que en ese momento regresaba del baño y entraba en la sala, alcanzó a escuchar lo que dijo la presentadora del noticiario. Era un informativo especial de última hora. Intrigado, se acercó al sofá, tomó el mando y subió el volumen.

 

Ese era el parque que siempre frecuentaba su retoño. Y si el incidente fue a última hora de la tarde había altas probabilidades de que a esas horas su hijo hubiera estado allí.

 

Después dos fotos se mostraron en la pantalla. Eran dos rostros varoniles, con muy malas pintas desde el punto de vista de Minato. Según explicaba la presentadora, sus nombres eran Kakuzu y Hidan, buscados por las autoridades desde hacía meses. Habían escapado de la prisión de Suna donde cumplían condena por delitos de tráfico de drogas, violación, asesinato y secuestro, sólo por mencionar algunos.

 

Conforme la mujer nombraba el largo historial de esas dos alimañas, su rostro fue palideciendo y se aferró al sofá. De no haber estado sentado habría caído al suelo.

 

─¡Kushina!

 

El grito de espanto alertó a la pelirroja que en ese momento estaba en la cocina lavando los platos. Entró corriendo en la sala mientras se secaba las manos con el delantal.

 

─¿Qué pasa’ttebane?

 

Según fuentes policiales, han resultado afectados tres adolescentes, al parecer con heridas leves. Dos chicos y una chica…

 

─¿Dónde está Naruto? ─cuestionó acelerado.

─Llamó hace bastante rato, dijo que iría a cenar a casa de Kiba.

─¿Está bien?, ¿no te comentó nada raro?

 

La mujer arqueó una ceja al ver el ímpetu de su marido, parecía al borde de la histeria.

 

─¿Qué mosca te ha picado, Minato?

 

El hombre sólo señaló la televisión, donde la mujer continuaba dando la noticia sobre lo ocurrido en el parque, y aunque a Kushina le preocupó descubrir que delincuentes como esos estaban en Konoha, quiso asegurarse a sí misma que Naruto estaba bien. Debía estarlo. Su propio hijo había llamado diciendo que iba a casa de su amigo a cenar. Era cierto que era un poco tarde, pero en los últimos meses Naruto no había destacado precisamente por regresar muy temprano a casa, y Minato a veces la reprendía diciéndole que debía dejar más libertad a su pequeño, que era normal que quisiera pasar largas horas con sus amigos. Aunque a veces los papeles podían invertirse y era Minato el controlador y ella la que estaba de acuerdo en darle más libertad a Naruto.

 

El alivio los invadió a ambos cuando la presentadora anunció que los malhechores fueron capturados por la policía a unas calles del parque Senju, y cuanto antes serían llevados a la prisión de Kirigakure, donde existían las prisiones con mejor seguridad.

 

─Y pensar que esos hombres estuvieron tan cerca de casa. ─Se preocupó ella.

─Y de nuestro hijo. Naruto se pasa los días en ese parque con sus amigos. Deberíamos llamarle para asegurarnos de que está bien.

 

****

 

─¿Estás bien?

 

Naruto sonrió tanto como la herida de su labio se lo permitió al escuchar la pregunta. Era la cuarta vez que Sasuke le preguntaba eso, y le complacía. Se sentía querido.

 

─Sí, sólo me molesta un poco el costado.

 

Se detuvo un instante para descansar. Sólo ansiaba comer algo y dormir, estaba cansado. Había sido un día de tensas emociones. Parpadeó incrédulo cuando un brazo de Sasuke le rodeó la cintura, por debajo de la zona donde sentía dolor, y le tomó de un brazo para incitarle a que le rodeara los hombros. Sin decir nada se dejó hacer y ambos retomaron el camino, andando muy juntos. A pesar de su silencio, en el fondo las mariposas en su estómago al parecer habían decidido hacer una fiesta, porque el cosquilleo de emoción en esa zona era intenso. De acuerdo, quizá era tonto sentirse así, pero a pesar de seis meses de relación no estaba muy acostumbrado a recibir abiertas muestras de afecto de parte de Sasuke.

 

Lo que quedaba de trayecto, que no era mucho, fue silencioso hasta que el adulto se detuvo frente a la casa de sus padres.

 

─Te acompañaré hasta aquí.

 

Naruto estuvo por aceptar, pero justo entonces un plan cruzó por su cabeza.

 

─Acompáñame a casa’ttebayo ─pidió algo impaciente de pronto.

─No creo que sea buena idea…

 

Sin dejarle terminar, el rubio le tomó de la mano y tiró suavemente de él, incitándole a caminar.

 

─Tengo un plan. Llévame a casa, así cuando mis padres sepan que me has curado y te has preocupado por llevarme a casa, mi padre dejará de detestarte.

 

Sasuke juraría que una gigante roca invisible había caído sobre su espalda. Quedaba confirmado: Minato le detestaba. La tensión se acumuló en sus hombros, su plan ideal era guardar la distancia todo lo que pudiera con los padres de Naruto hasta… más o menos hasta el fin de sus días.

 

─Minato me detesta… ─reiteró con hablar mecánico.

 

Pero si el anterior comentario fue como una roca sobre él, lo siguiente que Naruto dijo fue como haber pisado una mina y terminar volando por los aires.

 

─No se lo tengas en cuenta. ─Desestimó sacudiendo una mano─. Con mi plan todo mejorará, le caerás bien a papá y será más sencillo contarle que me gustas…

 

Al instante los pies de Sasuke quedaron clavados en el suelo como si hubiera pisado un charco de pegamento rápido, el blanco natural en su rostro se convirtió en palidez. ¿Que Naruto quería hacer qué? Confundido, Naruto se detuvo a su lado.

 

─¿Q-qué? ─balbuceó, sintiéndose idiota.

 

Le tenía miedo a sus suegros, ¿y qué? ¿Quién no le había temido a sus suegros alguna vez? El propio Naruto había descrito a Kushina anteriormente como una bestia sangrienta, y Minato, aunque por fuera lucía bonachón… no quería tentar a la suerte. Unos padres sintiendo en peligro la integridad de su único hijo debían ser dignos de temer.

 

─No es buena idea, Naruto. No seas apresurado ─pudo articular cuando el estupor pasó─. Deberías ir por partes, primero cuéntales que eres gay, y después… cuando pase mucho tiempo ─Hizo hincapié en las dos últimas palabras─, puedes decirles que yo te gusto.

 

Pero Naruto continuaba mirándole con los ojos azules brillando de ilusión y una sonrisa pintada en sus labios.

 

─Mis padres saben que soy gay ─confesó campante─. Además, mi madre sabe que me gustas.

 

Sasuke se llevó una mano al pecho al sentir por un momento que había estado a punto de sufrir un infarto. Aquello debía ser una broma, ¡una de muy mal gusto! Atónito clavó la mirada en el rostro sereno pero feliz de su pareja.

 

─¿Desde cuándo lo saben? ─Su pregunta apenas fue un hilo de voz. De pronto sentía la boca seca.

 

Pensativo, el rubio meditó un momento.

 

─Mamá lo sabe desde hace tiempo, tú todavía te paseabas con mi prima Karin por aquí. Sin no recuerdo mal, fue incluso antes de que cayera por la ventana.

 

¿Tanto?, se preguntó Sasuke casi sin parpadear por la sorpresa.

 

─¿Y Minato?

─A papá se lo conté después, me daba un poco de miedo su reacción ─confesó sonriendo avergonzado─. ¡Ah! ¿Recuerdas ese día que nos encontramos aquí mismo y tu padre contó que Itachi iba a presentar a su novia? Ese día fue ─explicó con precisión─. Pero como sé que no le agradas, no me atrevo a contarle que me gustas, ¡pero lo haré! ─aseguró determinado─. Quiero poder entrar en casa tomado de tu mano algún día, que ellos sepan que eres mi novio, y para eso tengo que preparar el terreno, cueste lo que cueste. Ellos te aceptarán ─zanjó tajante, dedicándole una nueva sonrisa.

 

El susto disminuyó en Sasuke, dejando paso a un inesperado sentimiento de admiración. Naruto, con sólo diecisiete años, había dado un paso tan difícil como lo era confesar su orientación sexual a sus seres más queridos.

 

─¿Cómo reaccionaron ellos? ─Sintió curiosidad.

─Mamá tuvo una reacción extraña ahora que lo pienso’ttebayo, parecía que actuaba como si nunca le hubiera dicho nada. Tal vez ella lo sospechaba y no le sorprendió. ─Se encogió de hombros─. Papá fue totalmente diferente, él no lo tomó bien al principio…

─¿Te hizo algo? ─interrumpió preocupado. Sabía que existían padres que golpeaban a sus hijos ante la repulsa que les causaba la noticia.

─¡No! ─respondió veloz─. Fue algo frío conmigo, pero después hablamos y él me aceptó. Aunque por momentos parece costarle asimilar mi orientación sexual, pero sé que lo intenta, así que no puedo quejarme.

 

Meditando en silencio, Sasuke no pudo evitar sentirse pequeño en comparación a Naruto. Él era tan valiente… a veces llegando a lo imprudente, pero parecía un espíritu libre. Sin preocuparse por el qué dirán, sólo deseando vivir a plenitud el presente, exprimiendo cada momento feliz que la vida le brindaba.

 

Por otro lado, él era todo lo opuesto. Viviendo constantemente preocupado, escondiéndose, mintiendo y empujando a su novio a hacerlo, viviendo a medias la felicidad que Naruto le hacía sentir.

 

Bendita adolescencia y su mundo simple, sin preocupaciones. Maldita adultez y su mundo de prejuicios y doble moral.

 

Pero eso no era todo, había comprendido que las intenciones de Naruto eran completamente firmes. Había confesado su homosexualidad, incluso Kushina sabía sobre sus sentimientos, y todo para poder presentarle frente a ellos como su pareja algún día. Ese día que sabía que Naruto ansiaba pero que él prefería mantener lejos por el bien de ambos, especialmente por el suyo propio aunque fuera egoísta.

 

─¿Y tus padres, Sasuke? ─Fue el turno de Naruto de curiosear, sacando a su pareja de sus cavilaciones─. ¿Cuándo les vas a contar que eres gay?

 

Un picotazo de incomodidad hizo tensarse al mencionado. Desvió la mirada, planeando qué responder; incluso por un segundo había cruzado por su mente decir una mentira, pero una vocecilla le susurró que Naruto no se merecía escuchar más mentiras.

 

─Todavía no me siento preparado. ─Finalmente respondió con una verdad a medias. Era cierto que no se sentía preparado, pero tampoco hacía algún esfuerzo por sentirse preparado.

 

Le tomó desprevenido el gesto de Naruto que sostuvo una de sus manos, dedicándole una mirada relajada y comprensiva.

 

─Entiendo. Me pasó igual. De no haber sido por el apoyo de mi madre, creo que todavía no le habría dicho nada a mi padre. ¿Pero sabes? Ahora que ellos lo saben me siento más ligero, como si un peso hubiera desaparecido de mi interior. ─Apretó ligeramente su mano y Sasuke correspondió el gesto─. Puedes contar conmigo en cualquier momento, siempre estaré ahí.

 

Aquella última frase provocó que la mente de Sasuke empezara a divagar. Se imaginó varios escenarios en los que les confesaba a sus padres su homosexualidad, el resultado siempre era el mismo: era repudiado por ellos. Pero en medio de esa oscuridad estaría Naruto, brillante como el sol, tendiéndole la mano. También estarían Itachi y Konan. Karin, Juugo, Suigetsu…

 

El abrazo que vino después, aunque fue con movimientos calmados, tomó por sorpresa a Naruto. Después sonrió, comprendiendo que aquel abrazo era la forma en que Sasuke le estaba dando las gracias por declararle su apoyo incondicional. Gustoso correspondió el gesto, acomodando la mejilla que no estaba lastimada sobre el hombro de su pareja, permitiéndose disfrutar de la cercanía y el calor que el cuerpo de éste transmitía.

 

Desde que habían regresado de Suna sólo se vieron una vez, discutieron sobre Gaara y no se habían vuelto a ver hasta ahora. Justo entonces fue consciente de que había extrañado demasiado a Sasuke.

 

Le habría plantado el beso más fogoso de su repertorio en ese preciso momento, pero no lo hizo por dos motivos. Primero, estaban frente a la casa de los Uchiha, no quería disgustar a Sasuke. Segundo, sabía que la herida en su labio se abriría de nuevo y dolería como el infierno, por no mencionar también el corte en la mejilla.

 

─Vamos. ─Sasuke rompió el cómodo silencio en que se habían sumergido, terminando el contacto con cierta pereza.

 

A pesar de que estaban a cinco casas de distancia de la de los Uzumaki, Sasuke volvió a sostener a Naruto como lo había estado haciendo hasta hace un momento. El rubio saboreó en silencio una vez más aquella cercanía. Cuando se detuvieron frente a la puerta, Sasuke le soltó y Naruto sacó la llave.

 

─¡Estoy en ca…!

 

Su saludo efusivo murió cuando al abrir la puerta y observar el interior, se encontró a sus padres a unos pasos, junto al pequeño mueble donde reposaba el teléfono, peleándose por tener el mencionado aparato en su poder.

 

─¡Seré yo quien llame a Naruto’ttebane! ¡Ahora mismo tú estás demasiado alterado, puedes ponerle nervioso!

─¿Ponerle nervioso? ─Trató de arrebatarle el teléfono a su esposa─. ¡Sólo quiero preguntarle si esos tipos le han hecho algo! ¿No has escuchado? ¡Tres adolescentes salieron heridos! ¡Naruto pasa allí horas y horas! ─exclamó con gesto compungido. Por un segundo el corazón de Kushina se ablandó, pero sólo por un segundo─. Necesito escuchar su voz diciendo que está bien. Mi pequeño…

─¿Papá?, ¿mamá? ─Su llamado interrumpió la discusión sin sentido.

 

La mirada de ambos adultos se iluminó, pero aquel brillo se apagó tan rápido como llegó cuando se encontraron con el rostro desmejorado de su hijo, quien les observaba confuso desde el marco de la puerta. Un ojo ligeramente hinchado y morado, el labio partido, un raspón en la sien, un esparadrapo cubriéndole una mejilla... No había dudas, Naruto había sido uno de los adolescentes heridos que mencionaban en las noticias. Minato se habría desmayado de no ser porque Kushina le sostuvo.

 

─¡Papá! ─preocupado, Naruto se acercó a su padre a punto de desvanecerse─. ¿Estás bien?

 

Minato sólo necesitó unos segundos para volver en sí. Miró aterrado las condiciones en las que se encontraba el siempre perfecto rostro de su retoño. Ansioso se liberó del agarre de su esposa y abrazó efusivo a su hijo.

 

─¡Yo debería preguntarte eso! ─Cuidadoso le tomó del rostro─. Fueron esos hombres que dijeron en las noticias, ¿cierto? Ellos te hicieron esto.

 

Kushina también se acercó, intranquila, acariciando el siempre rebelde cabello de su hijo. Naruto les dedicó una mirada de incomodidad por hacerles sentir así de preocupados, después pensó que sería bueno sonreír para relajar el ambiente, pero no funcionó demasiado.

 

No tuvo más remedio que admitir lo que ellos ya sabían y contar por encima el incidente, explicándoles que Kiba y él resultaron heridos por salvar a Hinata de esos hombres, pero que los tres estaban bien y esos tipos ya estaban en manos de la policía.

 

El nerviosismo sólo se apaciguó ligeramente en los progenitores.

 

─¿Quién te ha curado? ─Se interesó Kushina─. ¿Has ido al hospital?

 

Aquellas preguntas le hicieron recordar a Naruto que no había llegado solo a casa. Negó con la cabeza y miró a su espalda. Sasuke permanecía afuera, un poco alejado de la puerta, como si en ella hubiera un escudo invisible que le prohibiera entrar. De no ser por la herida en el labio, se habría reído a carcajada limpia del palpable respeto que su novio sentía hacia sus padres.

 

Naruto caminó a la puerta, y el tiempo pareció detenerse para Minato cuando vio a su retoño tomar de la mano a Sasuke, del que hasta ahora captaba su presencia, y regresaba con ellos. A pesar de que Naruto ya había soltado la mano del Sasuke, alias “el mocoso con ínfulas”, no pudo evitar sostenerse a su esposa al sentir que se desvanecía de nuevo.

 

¿Qué eran esas confianzas? En su mente se reprodujo una película de terror de apenas unos segundos donde Naruto les contaba que Sasuke era su novio. Pero sacudió la cabeza para descartar la idea, en alguna ocasión Fugaku había presumido la heterosexualidad de sus hijos como si le hubiera tocado la lotería.

 

Por otro lado, Sasuke había estado tan centrado en el respeto que le provocaban ambos adultos, que ni siquiera reparó en el hecho de que Naruto le había tomado de la mano por un instante. Simplemente se dejó llevar, sin dejar de repetirse en su mente que Minato le detestaba y que Kushina sabía que le gustaba a Naruto.

 

Y Kushina sólo le limitó a mirar con disimulado interés aquel acto inconsciente de Naruto. ¿Tanta confianza tenía con Sasuke como para tomarle de la mano? De acuerdo, no quería sacar deducciones apresuradas, después de todo la misma Mikoto le había contado en alguna ocasión que en los últimos meses Sasuke había tenido muchas novias. Relaciones que duraban poco tiempo, eso sí.

 

─Sasuke me curó dattebayo ─informó Naruto, levantando la cabeza con orgullo hacia su pareja e ignorando el ambiente pesado en el recibidor─. Me prestó ropa limpia y me ha acompañado hasta aquí para asegurarse de que iba a estar bien.

 

Kushina fue la primera en recobrar la compostura. Entrelazó los dedos contra su pecho y sonrió agradecida.

 

─¿De verdad? Gracias, Sasuke.

 

Ante la mención de su nombre, el pelinegro también reaccionó y asintió un tanto incómodo.

 

─No fue nada ─respondió con un estudiado tono solemne. Pero en el fondo estaba terriblemente incómodo. Minato le observaba como si quisiera hacerle desaparecer de un plumazo, y Kushina le miraba con tal intensidad que parecía querer leerle el pensamiento─. Naruto me pidió ayuda, yo sólo se la di.

 

El rubio no pudo evitar cruzarse de brazos y rodar la mirada ante aquella respuesta.

 

‹‹También te pido que me desvirgues y eso no lo haces, idiota››, pensó mordaz.

 

Un codo de Kushina clavándose ligeramente en el costado de Minato, hizo reaccionar al hombre y suavizar su mirada por fin.

 

─Ci-cierto… ─balbuceó─. Gracias, Sasuke.

 

El mencionado no pudo evitar notar que Minato no le había llamado “Sasuke-kun” como siempre solía hacer, pero no tuvo tiempo de pensar nada más porque Naruto intervino.

 

─Ya que te he dado tanto trabajo, ¿por qué no te quedas y comes algo? ─propuso animado.

 

Antes de que Sasuke pudiera responder con una negativa, Minato se le adelantó.

 

─¡No! ─exclamó veloz, sonrojándose cuando las miradas de los demás estuvieron clavadas sobre él─. Quiero decir… ¡no me parece mala idea! ─Sonrió nervioso.

 

Las miradas de Naruto y Kushina viajaron desde Minato hasta Sasuke, esperando su respuesta. Al instante éste negó con la cabeza, ansiaba salir de allí cuanto antes.

 

─Gracias, pero no. Iré a casa de mis padres.

 

Algo se removió en el interior de Sasuke cuando vio que Naruto adoptó aquella misma expresión de desilusión de cuando tenía siete años y él le daba alguna negativa. Pero no, no podía dejarse ablandar, tenía que salir de allí, ese lugar era peligroso.

 

─De acuerdo… ─concedió el rubio.

 

Tras despedirse sin más, Sasuke abandonó la casa de los Uzumaki, siendo seguido por Naruto que se detuvo bajo el marco de la puerta para verle marchar.

 

Intrigada, Kushina se acercó discreta, deteniéndose detrás de su hijo que agitaba una mano para despedir a Sasuke. El profundo suspiro de enamorado que dejó escapar Naruto cuando Sasuke giró en la esquina y se perdió de vista, en absoluto pasó desapercibido para ella.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

1: Como dije en la nota del cap. 19, es lo que en otros países se conoce como jean o pantalón de mezclilla.

 

¡Hola! :D Gracias a todos por leer y comentar.

 

Había pensado hacer algo diferente. Mientras respondía los reviews del cap. 32 se me ocurrió algo como: pregúntale al personaje. Dentro del review, podéis hacerle una pregunta (sólo UNA) a un personaje del fic, y el personaje os la contestará. Aclaro que no es obligatorio preguntar algo a algún personaje, se puede dejar un review normal sin más XD

 

Para los que me preguntan por la tendinitis, ¡gracias por vuestra preocupación por mí! :D Estoy al pendiente de unas pruebas que me mandó el traumatólogo.

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).