Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 4: “Decepción”:

 

 

—Sasuke, ¿no tienes hambre?

 

La preocupada voz de Mikoto sacó a Sasuke de sus pensamientos. Dio un vistazo a la mesa, comprobando que todos los platos estaban vacíos excepto el suyo.

 

Esa noche contaban con la visita de Itachi, quien se había independizado hacía algunos años. La mirada de su hermano estaba clavada en él, tratando de leer su mente para descubrir lo que le preocupaba lo suficiente como para robarle el apetito.

 

—…no. —Se puso de pie, y avisando que iba a dormir, se retiró.

 

No llevaba ni un minuto en su habitación cuando, tal y como sospechaba, Itachi entró.

 

—¿Problemas en el hospital? —la duda de Itachi no se hizo esperar.

—No más de los habituales. —Le restó importancia.

—¿Entonces? —insistió con tranquilidad, tomando asiento en la cama.

 

Sasuke caminó unos pasos, sin rumbo fijo, meditando si debía contarlo y cómo debía hacerlo.

 

—Hoy alguien me dijo que le gusto.

 

Aquella confesión no sorprendió en absoluto a Itachi. Sabía la popularidad que siempre había tenido su hermano con las chicas, así que sospechaba que tras esas palabras había algo más, el verdadero motivo de la preocupación de Sasuke. Era imposible que por una confesión más a la lista Sasuke hubiera perdido el apetito.

 

Esperó a que su hermano dijera algo más, pero éste permanecía en silencio.

 

—¿Y…? —Le animó a continuar, paciente.

—¿Y? —reiteró con un ligero toque socarrón apenas perceptible—. Es diez años menor.

 

Parpadeando sorprendido, Itachi asintió con un suave movimiento de cabeza, procesando la información. Pero analizando la situación más a fondo, aquello seguía sin tener sentido. Era consciente de que Sasuke había rechazado a montones de chicas sin demasiados miramientos, así que, ¿cuál era el problema ahora?

 

Sasuke no parecía dispuesto a decírselo, así que le tocaba descubrir de nuevo la respuesta.

 

—¿Es una paciente del hospital? —casi afirmó en la pregunta—. ¿Kabuto te ha llamado la atención por eso?

 

Tras unos segundos de silencio, Sasuke negó con la cabeza, sin ánimo de aclararle que no era una chica, sino un chico. Itachi afiló la mirada, empeñado en descubrir cuál era el problema.

 

—Evidentemente diez años es una brecha considerable —comentó pensativo.

—Más que considerable —le corrigió Sasuke con suma seriedad, apartando la mirada a continuación.

—Le has rechazado, ¿cierto? —Al ver a su hermano asentir, continuó—. ¿Entonces por qué estás preocupado?

—No estoy preocupado —casi masculló.

 

Pero para Itachi era obvio que por algún motivo aquella confesión había dejado tocado a Sasuke. Pero ¿cuál era ese motivo? Sólo una respuesta vino a su mente.

 

—Te gusta —dijo más bien para sí mismo, pero fue escuchado por el otro.

—¿Qué?

—Esa persona diez años menor que tú. Te gusta —afirmó—. Y te sientes mal porque una parte de ti te dice que la diferencia de edad es demasiada; diez años, lo que significa que es menor de edad.

 

A veces Sasuke odiaba esa capacidad de Itachi que parecía leerle como un libro abierto.

 

—Claro que no —negó rotundo—. Será mejor que te vayas, Itachi.

—No te sientas mal, tonto hermano menor —aconsejó, ignorando las palabras anteriores—. Siempre puedes esperar a que la chica cumpla la mayoría de edad.

 

De nuevo Sasuke no quiso molestarse en explicarle que se trataba de un chico.

 

—Faltan años para eso. Cualquier cosa puede pasar hasta que cumpla los veinte (1) —Sin ser consciente sus palabras le estaban afirmando a Itachi que estaba en lo cierto, ya que no negaba tener sentimientos hacía aquella persona.

—Tómalo como una ventaja. Aprovecha esos años para conocerla mejor y que ella pueda saber más de ti. De pasó comprobarás si ella va en serio contigo o si eres un mero capricho adolescente.

 

Eso es lo que me preocupa, quiso decir Sasuke en voz alta, pero se contuvo. Recordaba que le había dicho a Naruto que buscara alguien de su edad, ¿y si en el transcurso de los años hasta su mayoría de edad lo hacía?

 

—¿Me dirás al menos cómo se llama?

—Será mejor que te vayas —reiteró, sin intenciones de responder esa pregunta.

 

Suspirando, Itachi se puso de pie.

 

—La última vez que vine de visita, hace unas semanas, tú no estabas. Mamá me dijo que habías salido con una chica, Uzumaki Karin. Familiar de Kushina —contó con calma, recordando a la compañera de Sasuke desde que estaban en el colegio—. Creía que ella es tu novia, mamá lo insinuó.

 

Sasuke chasqueó la lengua en un primer momento. Después caminó hacia la ventana, sin observar nada en concreto del exterior, pensativo.

 

—Hemos… compartido algunos besos que ella empezó… —confesó inseguro. En contadas ocasiones Karin le había pillado con la guardia baja y se había atrevido a besarle, pero siempre terminaba por alejarla antes de que pasaran siquiera unos segundos. No se había atrevido a confesarle eso a Naruto.

—¿Entonces Karin es tu novia?

—No —respondió firme, abriendo la ventana para dejar entrar la brisa nocturna.

 

Inevitablemente, Naruto llegó a su mente una vez más. Se preguntó si desde ahí podría ver la ventana de la habitación del rubio. Sacudió la cabeza y evitó el impulso de asomarse para comprobarlo. Tenía que ignorar a ese dobe. Era lo mejor.

 

—¿Entonces los besos…?

—No volverán a ocurrir —interrumpió.

—Por tus palabras me temo que estás un poco confundido respecto a tus sentimientos, Sasuke. —Al recibir una disimulada mirada curiosa por parte del menor, prosiguió—. Te besas con Karin pero tienes sentimientos por alguien diez años menor que tú. —Vio a Sasuke regresar la mirada al exterior, en silencio—. Los sentimientos hacia esa chica diez años menor son recientes, y probablemente los que sentías por Karin eran demasiado débiles, ¿me equivoco?

‹‹Una vez más no te equivocas, hermano››, pensó con cierta resignación.

 

Naruto siempre había sido un niño molesto para él, nada más. Pero cuando volvió a verle años atrás, aquel día que Naruto se lastimó la rodilla y él le ayudó a llegar a casa y le curó, su opinión del rubio había empezado a cambiar poco a poco.

 

Había tratado de prestarle la mínima atención a Naruto a pesar de los acercamientos que éste trató de iniciar desde ese día. No era ciego, lo notó al instante. Pero con semejante diferencia de edad no esperaba siquiera que una buena amistad pudiera nacer entre ellos, por eso podría decirse que casi prácticamente le ignoraba, sumándole a eso que llegaba tan agotado de la universidad que lo último que deseaba era escuchar el parloteo incesante de Naruto.

 

Pero desde hacía unos meses se había sorprendido a sí mismo observando a Naruto más de lo acostumbrado, siempre con discreción. A veces le había visto desde la distancia caminando por la calle, o casualmente miraba por la ventana y Naruto pasaba por allí rumbo a su casa.

 

Itachi tenía razón, esos sentimientos por Naruto eran recientes. Y quizá eso era una ventaja, ya que sería más sencillo deshacerse de ellos. No podría salir nada bueno de una relación con alguien diez años menor que para colmo era un chico. Tal vez era un capricho para Naruto, quizá el tonto estaba confundido; sabía que desde pequeño Naruto le admiró.

 

Naruto era un adolescente, seguramente ni siquiera sabía lo que quería.

 

Salió de sus pensamientos al escuchar una sutil risita de Itachi, quien se tomaba ese largo silencio como una respuesta que le daba la razón en sus conjeturas.

 

—¿Qué? —cuestionó Sasuke con suma seriedad.

—Nada. —Caminó a la puerta—. Medita con calma nuestra conversación y tus sentimientos, Sasuke. Yo iré a dormir —dijo abandonando la habitación.

 

Sasuke le dio la espalda a la puerta, sentenciando para sí mismo que no había nada que meditar. Sus sentimientos por Karin eran tan frágiles como una burbuja, ni siquiera estaba seguro de haber sentido algo especial por ella a pesar de los besos; y los sentimientos que tenía hacia Naruto debía enterrarlos cuanto antes.

 

****

 

—Insisto en que no es necesario que me acompañes, Naruto —dijo Kiba ligeramente hastiado saliendo de la casa de su amigo.

 

Se acomodó la mochila al hombro y caminó unos pasos. Había ido a visitar a su amigo y a dejarle la tarea de los días anteriores. Se detuvo al escuchar el inconfundible sonido que hacían las muletas de Naruto. Su amigo le estaba siguiendo. Giró, esperando que llegara a su lado.

 

—Necesito salir de la cama y moverme un poco, o me volveré loco dattebayo… ¡woaah!

 

Como a cámara lenta, Kiba pudo apreciar la forma realmente tonta en la que el pie sano de Naruto tropezó con una de las muletas y a continuación habría caído al suelo de no ser porque le atrapó entre sus brazos y terminó estampándole contra la pared sin querer en un intento de mantener a Naruto en pie. Un golpe en el suelo habría sido fatal para su idiota amigo.

 

—Eres realmente patoso —le riñó.

—No estoy acostumbrado a caminar con estas cosas —se defendió tratando de empujarle, pero se detuvo al ver justamente a Sasuke saliendo de su casa.

 

Por la dirección que había tomado el pelinegro parecía que se dirigía hacia ellos, tal vez iba a su hogar para revisar su estado como hizo dos días atrás. Por un segundo su mirada y la de Sasuke se encontraron. Entonces Kiba se alejó, protestando una vez más mientras tomaba las muletas del suelo y se las entregaba a Naruto en el momento justo en que sintió una presencia a su lado. Al girar se topó con unos fríos ojos negros que le estudiaban como si sólo fuese una piedra molesta en el camino. Frunció el ceño, devolviéndole una mirada enojada. ¿Quién era ese tipo, y quién se creía que era para mirarle así?

 

—Sasuke —nombró Naruto, rompiendo por fin el pesado silencio. No esperaba volver a verle después de atreverse a besarle por segunda vez  hace dos días—. ¿Quieres algo?

—Vengo a revisarte —respondió escueto.

—¿Revisar? —reiteró Kiba en un susurro, captando la atención del rubio.

—Oh, Kiba… él es Uchiha Sasuke, ¿le recuerdas? Ha estudiado medicina y ahora está haciendo prácticas en el hospital.

 

Inuzuka sólo necesitó unos segundos para recordarle. Cuando apenas tenían siete años Naruto se pasaba los días hablando de ese tipo, incluso un día fue a recogerle a la escuela. Sasuke nii-chan esto… Sasuke nii-chan aquello…

 

—Sí, sé quién es. —Asintió. El tipo no había cambiado demasiado si se fijaba bien, pero sí estaba más alto. De hecho era algunos centímetros más alto que Naruto y él—. ¿Cómo no recordarle? No dejabas de hablar de él…

—Sasuke —le llamó Naruto un poco acelerado por la vergüenza, interrumpiendo a Kiba a posta—, él es Inuzuka Kiba, ¿te acuerdas de él? Le has visto algunas veces en el pasado.

 

Uchiha clavó una severa mirada en el castaño. Claro que le recordaba, pero fingió no hacerlo.

 

—En realidad no —respondió finalmente, sonriendo para sus adentros al notar la mueca de ofendido que colocó Kiba.

—Imposible —respondió Naruto negando con la cabeza—. Me llevaste al cine con él cuando era niño.

—No le recuerdo —mintió.

—¿Cómo que no? Es Kiba. Eh… ese niño que me tuvo deprimido durante horas por decir que las marcas en mis mejillas eran feas.

 

El castaño sonrió ligeramente antes de hablar, recordando aquello.

 

—Tal vez fui un poco cruel ese día, Naruto. Cosas de niños, ya sabes. Pero sigo pensando que las marcas en tus mejillas son un poco…

—¿Un poco qué?

 

Un escalofrío ascendió por la espalda de Kiba al escuchar la heladora voz con la que Sasuke había preguntado eso. Hasta había sorprendido a Naruto con su intervención.

 

—Eh… especiales —tanteó. Al ver que Sasuke no se inmutaba y su vida no parecía correr más peligro, agregó—. Sí, eso. Especiales. —Formó una mueca en un intento de sonrisa.

 

Naruto juraría que se podía cortar la tensión en el ambiente con un cuchillo, y no entendía el porqué de aquella situación tan incómoda. El pobre Kiba empezaba a palidecer mientras Sasuke le despedazaba con la mirada, inmutable.

 

—Está bien, está bien. Kiba no lo dice con mala intención’ttebayo. A veces es un poco bocazas, pero en el fondo…

—¿¡Bocazas!? —replicó Kiba. Pero la sola presencia de Sasuke suavizó su explosivo mal humor al instante—. Lo siento. Yo… será mejor que me vaya.

 

Al cruzarse con Sasuke vio su vida pasar frente a sus ojos cuando escuchó el susurro discreto que el mayor le dedicó. Un hilo de voz apenas perceptible.

 

—Ofende a Naruto de nuevo y date por muerto.

 

Kiba contuvo las ganas de gritarle que se fuera a fastidiar a alguien de su edad, pero era mejor no tentar a la suerte. Acelerando el paso se marchó.

 

Naruto sonrió ligeramente incómodo con el silencio que dejó Kiba tras su marcha.

 

—No hay que prestarle demasiada atención a Kiba. Como dije, a veces es un poco bocazas.

—Pero los comentarios de ese bocazas te afectan.

—¡Eso era antes, cuando era un niño!

—Todavía eres un niño.

 

El rubio chasqueó la lengua con molestia. No sabía cómo decirle que no era un niño, podía decirlo más alto pero no más claro.

 

—¿Cuándo vas a dejar de verme como un niño?

—¿Cuando cumplas los veinte? —ironizó. Al ver la replica que se avecinaba, le interrumpió—. ¿Te duele la cabeza?

—No. Ya no…

 

Enmudeció al sentir los dedos de Sasuke enterrarse entre sus rubios mechones con una delicadeza que desconocía en el mayor. Casi al instante comprendió que Sasuke buscaba palpar la ligera zona abultada hace días tras le caída, pero la inflamación ya había cedido. La peor parte la había llevado su pie.

 

—¿Estás guardando reposo?, ¿te duele el pie? —cuestionó alejando la mano.

—¿Ah…? —musitó ligeramente ruborizado en contra de su voluntad. Tenía que poner los pies en la tierra, Sasuke sólo había ido allí a interesarse como médico, nada más—. Todavía duele cuando pasa el efecto de las pastillas’ttebayo. ¡Pero sobreviviré! —exclamó soltando una breve risa.

—¿Y el reposo? —insistió suspicaz.

 

Temiendo otro regaño, no dudó en distorsionar un poco la verdad. Suficiente tenía con los regaños de Kushina.

 

—Descanso cuanto puedo, ¡pero es tan aburrido…!

—No te quejes.

 

Los ojos azules le observaron con ligera molestia. No era tan sencillo para él, una persona activa, pasar las horas tirado en una cama. Dando la revisión por finalizada, se acomodó las muletas dispuesto a marcharse. Después del fulminante rechazo de hace dos días, era un poco incómodo estar cerca de Sasuke.

 

—Saluda al doctor Kabuto de mi parte…

—Espera —demandó.

 

Como si hubiera estado ansiando que Sasuke le detuviera, al instante volvió a recargarse en la pared del muro que rodeaba su casa, mirándole curioso.

 

—¿Qué? —Los segundos transcurrieron y no recibió respuesta alguna—. ¿Sasuke?

 

El pelinegro se mantuvo en silencio un breve momento más. Había detenido a Naruto por impulso, algo que él jamás hacía. No sabía qué decirle... En realidad sí lo sabía, pero no quería hacerlo porque eso sería como ponerse una soga al cuello.

 

Supuestamente no paraba de decirse a sí mismo que Naruto sólo era una piedra en su camino, que lo mejor era que el niño que se daba aires de adulto buscara a alguien de su edad y que cada uno siguiera su camino. Pero al salir de casa para ir a revisar el estado de Naruto, lo primero que había visto era a ese… Kiba, abrazando a Naruto contra la pared. ¿Eso había sido todo?, ¿tan rápido se había interesado Naruto en otro?, ¿acaso no le gustaba él?

 

La molestia le había sacudido como un latigazo ante tal escena, y aunque trató de mantener la compostura había terminado pagando parte de su enojo con Kiba. Era un adulto, debía comportarse como tal. Así que se obligó a serenarse y preguntó a Naruto por su estado como si nada hubiera pasado.

 

Sólo había sido un fugaz capricho adolescente para ese dobe.

 

—Eh, Sasuke.

 

Quizá, y sólo quizá, muy en el fondo estaba un poco decepcionado tras imaginar que Naruto intentaría otro acercamiento nada más verle y comprobar que no había ocurrido. Por el contrario se mostraba un poco huidizo. Pensándolo fríamente, después del contundente rechazo de hace días era bastante normal.

 

—Tú… ¡teme!

 

Sofocó una protesta cuando recibió un tirón en uno de los mechones a ambos lados de su rostro, sacándole de lo más profundo de su mente al instante.

 

—Usuratonkachi, ¿qué haces? —Entrecerró los ojos con molestia, pero no intimidó al otro en absoluto.

—Me dices que espere y te quedas callado. Si no quieres nada me voy dattebayo. Mamá se pondrá furiosa si no me ve en la cama.

—Ese Kiba… —comenzó a decir, arrepintiéndose un segundo después. Deseó golpearse contra la pared, estaba siendo patético. No podía preguntarle si le había cambiado por Kiba.

—¿Qué pasa con Kiba? —le animó a continuar cuando una vez más se quedó callado.

—¡Por fin te encuentro!

 

Un escalofrío le recorrió a Naruto cuando por un momento pensó que esa exclamación femenina era de Kushina, pero al instante supo que esa voz no pertenecía a su madre a pesar de resultarle muy conocida.

 

No tuvo tiempo de investigar y mirar a su alrededor cuando, como si hubiera aparecido de la nada, Karin se colgó del brazo de Sasuke, sorprendiendo a ambos que no la esperaban.

 

—Karin —musitó Uchiha.

—Siento el retraso. —Le mostró su mejor sonrisa seductora mientras se quitaba las gafas, parpadeando lentamente para dedicarle una mirada coqueta—. Pero todavía estamos a tiempo de llegar.

—¿Llegar a dónde, Karin? —preguntó inmutable. Tener a la chica colgada de su brazo era tan habitual desde que iban al instituto que ya se había vuelto inmune a eso.

—¿Lo has olvidado? —cuestionó verdaderamente sorprendida, colocándose las gafas—. La semana pasada dijimos que hoy iríamos al cine. —Pero Sasuke sólo guardó silencio, haciendo memoria, momento que aprovechó Karin para encarar al confundido adolescente—. Oh, hola, Naruto—. Le dedicó una estudiada sonrisa que nada tenía que ver con las que enviaba a Sasuke—. ¿Qué tal tu pie?, ¿quieres que te acomode el vendaje? Puedo hacerlo con gusto.

 

Bruja, fue lo que quiso decirle Naruto al notar que lo último lo dijo en un mal disimulado tono socarrón. Pero se mantuvo forzadamente tranquilo para no darle a Karin el gusto de verle afectado. El aborrecimiento irracional que sentía por su prima parecía ser mutuo.

 

—No te preocupes, Karin. Estoy perfectamente dattebayo.

—Hum. —Con un gesto airado la chica apartó la mirada para enfocarla en Sasuke, transformándose automáticamente en una dulce—. ¿Y qué hacías aquí, Sasuke?

—Revisaba el estado de Naruto —contestó escueto.

 

A Karin se le escapó una sutil risita que dejó confundidos a ambos chicos.

 

—Tu vocación por la medicina es algo extremista, Sasuke. Si dejaron salir a Naruto del hospital es porque está perfectamente, tal y como él acaba de decir. No te preocupes por él.

—Sasuke sólo está aquí porque el doctor Kabuto se lo pidió’ttebayo —comentó Naruto tratando de ocultar sin mucho éxito un tono ácido. Volvió a acomodarse las muletas una vez más—, no porque yo le preocupe. —Con un poco de torpeza por la falta de costumbre se encaminó a su hogar.

—Adiós, Naruto.

 

Giró fastidiado al escuchar el tono complacido de Karin, sin duda satisfecha con su retiro. Pero el enojo dio paso a la sorpresa al ver cómo la chica iniciaba un acercamiento peligroso a los labios de Sasuke, con total confianza, como si fuera cotidiano entre ellos ese tipo de contactos.

 

No fue consciente de que había estado conteniendo la respiración hasta que vio a Sasuke mover la cabeza con elegancia para esquivarlo, terminando los labios de Karin posados en la blanca mejilla.

 

—Vamos, Karin —demandó liberándose del agarre y marchándose.

—Ah, ¡Sasuke, espera! —En cuanto le dio alcance volvió a colgarse de su brazo.

 

Con lentitud Naruto retomó el camino a su hogar, tratando de ignorar las molestas punzadas en el pecho y el retorcijón fastidioso en el estómago. Si continuaba viendo esa escena mucho tiempo más acabaría por vomitar. Karin disfrutaba restregándole en la cara que Sasuke era suyo, vengándose por las veces en las que él fastidió sus citas.

 

Probablemente Karin intuía sus sentimientos por Sasuke.

 

****

 

Al día siguiente, era un poco temprano cuando Kushina tocó la puerta de la habitación de Naruto. Tras concederle permiso, la mujer asomó la cabeza, dedicándole una sonrisa.

 

—¿Ya te has bañado’ttebane? —Apenas preguntó aquello, recibió la respuesta al ver una toalla sobre los hombros de Naruto con la que se afanaba en secar un poco sus rubios cabellos.

—Sí. —No veía el momento en que le retiraran ese fastidioso vendaje, bañarse parecía una misión imposible, incluso siguiendo las indicaciones que le dieron en el hospital.

—Perfecto. Tienes visita.

 

Naruto parpadeó sorprendido. ¿Tan pronto recibía una visita? La mañana apenas avanzaba. La curiosidad le embargó, ¿quién podría ser? Abrió la ventana para dejar entrar la brisa mañanera.

 

El instinto protector de Kushina se activó de inmediato al ver a su hijo cerca de la ventana.

 

—Aléjate y recuéstate, Naruto.

—Pero si sólo…

—Te quiero lejos de esa ventana, ¡ahora!

 

Todo lo rápido que pudo, Naruto cojeó hasta llegar a su cama para sentarse. La mirada de Kushina se había mostrado amenazadora y pronosticaba un terrible sufrimiento si no obedecía de inmediato. Sabía por experiencia que no era bueno contradecirla.

 

Ella suspiró más tranquila.

 

—Todavía no me explico cómo pudiste caer por la ventana’ttebane, ¿qué estabas haciendo en ese momento?

—Sólo me distraje un momento —respondió esquivo—, perdí el equilibrio y caí. Ya lo hemos hablado. —Vio a su madre negar con la cabeza, probablemente pensando que era demasiado patoso para su edad—. Y… ¿Y mi visita? —interrumpió un posible comentario de Kushina, sonriendo nervioso.

—Ah, ¡cierto! —exclamó, por un momento lo había olvidado—. Pasa, Sasuke. Lamentó haberte hecho esperar’ttebane.

—¿Sasuke? —reiteró Naruto con evidente sorpresa. Y se aseguró de que no había escuchado mal cuando vio al mencionado ingresar en su habitación—. ¿Qué haces aquí?

—¡Naruto! —le reprendió Kushina al instante al notar el tono que había empleado su hijo en aquella pregunta. Había sonado molesto, como si no quisiera a Sasuke allí—. No seas infantil, Sasuke se ha estado preocupando por tu estado desde que saliste del hospital.

 

Pasando saliva con esfuerzo, Naruto asintió tembloroso mientras se encogía en la cama un poco pálido. Se tragó las ganas de replicar que Sasuke siempre iba a revisarle porque el doctor Kabuto se lo pedía y nada más.

 

—Yo… Lo siento dattebayo —susurró temiendo por su vida.

 

La disculpa pareció apaciguar el mal humor de la mujer, quien sonrió como si nada hubiera ocurrido.

 

—Eso está mejor. —Le dedicó una mirada al pelinegro—. Si Naruto vuelve a ser grosero contigo —comenzó a decir, estrellando un puño en la palma de su otra mano—, ¡házmelo saber!

 

Sasuke asintió solamente para dejar complacida a la mujer, quien abandonó la habitación tras dedicarle una mirada amenazante a Naruto.

 

El rubio suspiró antes de tomar la palabra cuando estuvieron solos.

 

—Agradezco que el doctor Kabuto esté tan preocupado por mí’ttebayo, pero ya estoy bien. Guardo reposo todo lo que puedo y tomo las pastillas que indicó, no hay problema. ¿Podrías decirle eso cuando le veas?

 

Sasuke no negó ni asintió.

 

—Te molesta que esté aquí —afirmó.

 

Naruto le dedicó una obvia mirada, guardando silencio un instante.

 

—Me mentiste —fue todo lo que dijo.

 

Sasuke sabía que esa acusación llegaría tarde o temprano. Era por eso que una parte de él había querido ir allí, para aclarar cuanto antes lo ocurrido con Karin ayer.

 

Pero no sabía por dónde empezar, ni siquiera sabía si debía darle explicaciones a Naruto. ¡Ni siquiera eran amigos!

 

—Guardas silencio —volvió a hablar Naruto, apartando la mirada con disgusto—. No comprendo por qué me engañaste. Dijiste que Karin no es tu novia, dijiste que no tenías citas con ella, que sólo caminabais juntos al hospital y a la biblioteca para estudiar… ¡dijiste que no sentías lo mismo por ella! —le recordó con fastidio. Odiaba sentirse celoso—. Y ayer fuiste al cine con ella, vi cómo ella se comportaba contigo. ¿Por qué te burlas de mí?, ¿es porque me ves como un niño?, ¿te divierte que me gustes porque es…?

—Basta. —A pesar de casi haber musitado la palabra, logró su cometido.

 

Un pesado silencio quedó en la habitación después, silencio que le ayudó a Sasuke a meditar mejor su siguiente movimiento.

 

Había ido allí para excusarse y decirle la verdad a Naruto pero, ¿debía hacerlo?, ¿era buena idea?

 

Sí, le había mentido a Naruto. A pesar de no gustarle Karin, mantenía con ella una extraña relación que no podía ser etiquetada como noviazgo pero tampoco como amistad. En algún momento del pasado había pensado que la chica le gustaba y por eso permitía su cercanía, pero cuando meses atrás se sorprendió a sí mismo observando a Naruto en cuanto tenía oportunidad, empezó a cuestionarse sobre sus sentimientos.

 

¿Sintió algo por Karin alguna vez?, ¿empezaba a sentir algo por Naruto?

 

Cada vez más, se preguntaba aquello. Naruto no era una buena opción, era un chico diez años menor, ¡era un niño! Por otro lado Karin sería la opción ideal, era una chica de su misma edad, se conocían casi de toda la vida.

 

Pero estar con Karin le provocaba lo mismo que estar con Suigetsu, Juugo, o cualquier otro amigo. Sin embargo la compañía de Naruto empezaba a provocarle cosas que era mejor no detenerse a descifrar.

 

Naruto era la peor opción. Tenía que enterrar esos sentimientos. Todo eso estaba mal.

 

—Sasuke…

—Está bien —le interrumpió—. Te mentí —confesó lo obvio.

—¿Pero por qué? —La frustración volvió a él tras escuchar a Sasuke admitirlo—. ¿¡Por qué!? —insistió al no recibir respuesta—. ¿Cuánto de lo que me dijiste es mentira?

 

Meditando, Sasuke suspiró hondo. Tenía al alcance de su mano la oportunidad de alejar a Naruto y enterrar sus recientes sentimientos. Debía tomar esa oportunidad.

 

—Todo. Karin es mi novia —contestó, como si esa escueta frase lo explicara todo.

 

Naruto le miró profundamente decepcionado, y Sasuke pudo jurar en ese momento que la mirada de Naruto fue como un golpe en el estómago.

 

—Siempre dices que soy un niño, ¡pero el único que se ha comportado como un niño eres tú dattebayo!

 

Aquella admiración y la imagen brillante que tenía de Sasuke desde que era un niño de siete años, se rompió como un cristal estrellándose en el suelo. Sasuke sólo era un mentiroso, había jugado con sus sentimientos.

 

Ahora sí que se sentía patético, como nunca antes.

 

Y Sasuke todavía no decía nada, seguramente el muy imbécil se estaba aguantando las ganas de reírse en su cara.

 

Con ayuda de las muletas se puso de pie dispuesto a marcharse, pero primero echaría a ese bastardo de su hogar. No le quería ver por allí nunca más.

 

—Naruto, mira quién está aquí’ttebane. —Kushina irrumpió alegre en la habitación, siendo seguida por Mikoto que le dedicaba una cariñosa sonrisa.

—Mikoto… —susurró Naruto, sin poder deshacerse del nudo en la garganta. En otro momento le habría alegrado muchísimo verla, pero en ese instante quería estar solo. Trató de sonreír, pero sólo formó una mueca.

—Tienes mejor aspecto que la última vez que te vi. —Sonrió la mujer. Ocasionalmente visitaba a Naruto, alguna de esas veces lo hizo en compañía de Fugaku. Miró a su hijo con ligero reproche—. Sasuke, te dije que me esperaras porque yo también venía a visitar a Naruto.

—Sólo me adelanté para revisarle —se excusó sin ningún tono en especial. Aunque lo cierto es que ni le había dado tiempo a preguntarle detenidamente sobre su estado.

 

Kushina sonrió complacida, mirando con cierta admiración al hijo de su amiga. Sasuke se había estado preocupando mucho por el estado de Naruto a pesar de que su hijo ya estaba fuera de peligro, y lo agradecía.

 

—Sasuke es un gran chico. Será un médico brillante. Seguro que Fugaku y tú estáis muy orgullosos’ttebane.

 

Cuando Mikoto abrió la boca dispuesta a asentir con todo el orgullo que le cabía en el pecho, las muletas de Naruto hicieron un brusco ruido que captó la atención de todos.

 

—Voy al baño —masculló abandonando la habitación.

 

Kushina volvió la mirada a su amiga.

 

—¿Desayunamos juntas? Todavía no he comido nada’ttebane.

 

Con una sonrisa, Mikoto asintió. Siempre era grato pasar un momento con su amiga y el esposo de ésta.

 

—Vamos, Sasuke —le llamó Mikoto al ver que su hijo no le seguía cuando abandonaron la habitación.

—Voy.

 

Sasuke salió, pero no caminó tras ellas sino en dirección contraria, al baño. Apenas le había mentido a Naruto y ya le remordía la conciencia.

 

Quizá sería mejor decirle la verdad. Había sido algo infantil de su parte mentirle sólo para alejar al causante de sus sentimientos. Le contaría que había mantenido con Karin un tipo de relación que en ocasiones pasaba de la amistad, pero que había descubierto que estar con ella no le provocaba nada. Le contaría también que el día anterior era cierto que fue al cine con Karin, pero que habían quedado con Suigetsu también, aunque luego su amigo no se presentó y lo que al principio era una salida de amigos se convirtió en una tediosa cita que él no deseó.

 

Pero cuando Naruto le preguntara por qué le había mentido, ¿qué le respondería?

 

No podía confesarle que lo hizo para alejarle porque empezaba a tener sentimientos por él. Eso sí que sería ponerse la soga al cuello, y no era tan idiota.

 

Levantó la mano dispuesto a tocar la puerta, pero se detuvo al escuchar un apagado sollozo. Acercó la oreja a la madera para confirmar si había escuchado bien, y no tardó en percibir otro pequeño sollozo.

 

Parpadeó sorprendido y algo en su pecho se estrujó de forma incómoda. Naruto estaba llorando. Por su culpa.

 

—Sasuke. —El llamado de su madre le hizo girar, viéndola subir las escaleras—. ¿Todavía estás aquí? Te estamos esperando abajo para desayunar juntos.

 

Sasuke miró la puerta una vez más, y finalmente se alejó en silencio, caminando hacia su progenitora.

 

—No tengo hambre. Me voy a casa —le dijo al pasar por su lado.

—Oh, ¿en serio? Como quieras. —Asintió—. Dile a papá que venga, Minato y Kushina quieren que desayunemos juntos.

—Está bien.

 

****

 

Desde ese día Sasuke no volvió a ir por la casa de los Uzumaki. Naruto agradeció en silencio aquellos días sin su presencia. Pero a Kushina le resultó extraño que Sasuke hubiera dejado de ir de un día para otro.

 

—Estoy en casa —saludó Naruto, ayudándose de las muletas para caminar.

 

Kushina salió a recibirle y suspiró resignada. A sólo una semana de retirarle el vendaje, Naruto había insistido en volver a clase con la excusa de no quedarse atrasado en los estudios, pero lo cierto es que Naruto quería mantener la cabeza ocupada y dejar de pensar en Sasuke.

 

—¿Cómo está tu pie? Sabes que no me agrada la idea de que hayas vuelto a clase antes de que te quiten el vendaje’ttebane.

 

Esta vez fue el turno de Naruto de suspirar. Kushina le cuidaba demasiado. No era de cristal, no se iba a romper.

 

—Mamá, hace días que he dejado de tomar las pastillas porque no me duele. Es más, ya deberían de quitarme esta cosa molesta.

—Bueno, no desesperes, Naruto. Sólo faltan dos días.

—Dos días eternos —susurró dándole la mochila a su progenitora antes de adentrarse en su casa.

 

Como una sombra silenciosa, Kushina le siguió hasta la cocina donde se servía un vaso de agua. Una sensación de incomodidad le llegó a Naruto. Algo pasaba. ¿Había hecho algo y Kushina le regañaría?

 

—Naruto… aprovechando que papá no está en casa, me gustaría preguntarte algo.

 

Lo sabía, se dijo mentalmente, algo pasaba.

 

—¿Qué? —No estaba seguro de querer saberlo, sospechaba que sería algo que no le gustaría.

—Es sobre… bueno… —balbuceó—. ¿Recuerdas cuando hace semanas me dijiste que crees que Sasuke te gusta? —Antes de que Naruto dijera algo, se adelantó—. He notado que la última vez que te visitó fuiste hostil con él. En mi opinión es algo injusto de tu parte. Sasuke sólo se preocupaba por ti.

—Mamá, no…

—Sé que eres un chico amistoso, y por eso quiero saber el porqué de tu actitud. En el hospital ocurrió algo entre vosotros, y no me lo quisiste contar. Y ahora de repente Sasuke ha dejado de venir por aquí. ¿Qué está pasando’ttebane?

—¡Mamá! —la llamó más alto para que le dejara hablar—. Sí, recuerdo cuando te dije que creía que Sasuke me gustaba. Y no era más que eso, lo creía. Me he dado cuenta de que estaba confundido’ttebayo, en realidad sólo le admiraba demasiado.

—Oh… —musitó Kushina sorprendida—. ¿Entonces no…? —¿Su hijo no era gay? Había estado esas semanas acostumbrándose a la idea de que Naruto sentía algo por otro chico y que probablemente con el paso del tiempo les presentaría a un novio y no a una novia; y al final todo había sido una falsa alarma—. ¿Por eso te comportabas de esa forma desagradable con Sasuke cuando él te visitaba?

—No… Es porque él sólo me visitaba porque el doctor Kabuto se lo pedía —confesó a medias.

—Lo haces parecer como si no le importaras a Sasuke—. Naruto sólo le dedicó una obvia mirada a su progenitora, era justo eso lo que había querido decir—. ¿Acaso has olvidado cuando hace años Sasuke curó la herida que te hiciste en la rodilla por culpa de Kiba?

—No lo olvido, pero… —guardó silencio.

 

Sinceramente no comprendía por qué Sasuke se preocupó por él ese día. Pudo notar que fue una preocupación sincera, y no una forzada como la de ahora. ¿Qué era lo que había cambiado? En realidad sí sabía qué había cambiado. Todo había sido su culpa, por besar a Sasuke en el hospital, desde entonces todo había ido de mal en peor.

 

—Pero nada. Debes disculparte con Sasuke.

—Claro —susurró con ligero sarcasmo, pero Kushina lo percibió.

—¡Te disculparás como que me llamo Kushina’ttebane!

 

La voz de Minato salvó a Naruto de una muerte segura. Al instante se dirigió hacia la puerta, ayudándose de las muletas.

 

—¡Estoy en casa!

—Oh, ¡bienvenido, papá!

 

Kushina se cruzó de brazos y suspiró tranquilizándose antes de seguir a su hijo y recibir a Minato.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

(1): En Japón la mayoría de edad se alcanza a los veinte años.

 

¡Hola a todos! :)

 

Sé que vengo antes de lo previsto, y lo hago por dos motivos: el primero es en agradecimiento por la cantidad de reviews recibidos. ¡Muchas gracias! :D El segundo motivo es porque (como saben quienes me conocen desde hace tiempo) agosto es un mes mortal para mí en cuestión de tiempo (me falta por todos lados), así que hoy que tenía un poco de tiempo he decidido actualizar.

 

Bueno, ¿los pensamientos y sentimientos de Sasuke eran los que esperabais? Sasuke tiene un cacao mental y emocional que no se aclara ni él XD Para el próximo capítulo, amantes de Itachi… ¡Itachi vuelve a aparecer! :D

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).