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Diez años por Takaita Hiwatari

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Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 43: “¿Amigos?”:

 

El pie de Sasuke golpeaba incesante el suelo, mirando algo impaciente a través de la ventana de la sala de su apartamento. Aunque no era muy tarde, al ser invierno el sol se ponía antes, por lo que ya había anochecido. Llevaba más de media hora esperando a Naruto. No hacía mucho rato que le había llamado por teléfono preguntándole si iba a ir o no, porque de no ser así, se iría directamente a casa de sus padres.

 

Su madre le había llamado aquella mañana, comentándole bastante animada que había hecho entrar en razón a Fugaku y que quería verle para limar las asperezas de la noche anterior. Aquello le dejó sorprendido, no esperó que su padre comenzara a asimilarlo tan rápido; es más, ni siquiera imaginó que alguna vez llegaría a aceptarlo. Suponía que para Fugaku tener un hijo gay debía ser algo así como una deshonra. Ya se había planteado los peores escenarios posibles, pensó que su padre no volvería a hablarle después de lo de anoche.

 

Aquella repentina aceptación por su parte se le hizo extraña, pero no iba a desaprovechar la oportunidad.

 

Giró en cuanto escuchó la llave encajando en la cerradura y después la puerta se abrió, mostrando a Naruto. Por fin, pensó. Ese día tenían pensado salir a correr, por lo que iban vestidos de chándal. No iban especialmente abrigados puesto que con el ejercicio entrarían en calor rápidamente.

 

—Hola.

—¿Qué te ha retrasado tanto, dobe? —preguntó acercándose.

 

Pensó que Naruto le plantaría uno de sus besos a modo de saludo, pero éste sólo le dedicó una sonrisilla nerviosa y le pasó de largo, tecleando algo en su teléfono mientras tomaba asiento en el sofá.

 

—Ya sabes… esto, aquello… —respondió vagamente.

 

Intrigado, se llevó las manos a la cintura, observando la rara actitud de Naruto. Normalmente, en cuanto su novio llegaba casi le arrastraba a la calle para empezar a correr cuanto antes.

 

—¿Por qué te sientas? ¿Olvidas que íbamos a correr?

 

No fue hasta segundos después que Naruto dejó de prestar atención a su teléfono y se dignó a mirarle. Juraría que todavía le rodeaba aquel aire de incomodidad y nerviosismo, igual que la noche anterior cuando fue a llevarle las galletas.

 

—Oh, eso… ¿Podemos dejarlo para mañana? No me siento con ganas hoy’ttebayo.

 

Extraño, pensó Sasuke. Pero resignándose caminó al sofá y se sentó junto a su novio. Le llamó la atención que al instante éste se tensó y desvió la pantalla del teléfono del alcance de su vista, sin poder disimular que había algo que quería ocultarle.

 

No entendía qué mantenía a Naruto en ese estado de tensión. Y lo más raro de todo, si Naruto no se le colgaba cual koala y le robaba algunos besos… eso sí que era preocupante.

 

—Naruto, ¿ocurre algo? —preguntó directo.

 

El otro respingó al escucharle, y después volvió a sobresaltarse cuando su teléfono pitó, indicándole que había recibido un mensaje.

 

—No, nada… ¿Qué debería ocurrir?

—Creo saber qué te preocupa. —Le miró con interés, y desde su punto de vista, Naruto parecía que empezaría a sudar frío de un segundo a otro.

—A-ah… ¿sí? —Le dedicó una tensa sonrisa.

—Es mi padre, ¿cierto? ¿Ha vuelto a mostrarse distante contigo?, ¿te dijo algo… hiriente?

 

El teléfono de Naruto volvió a pitar tras recibir un nuevo mensaje.

 

—¿Tu padre? —reiteró confundido.

 

Fugaku era la última de sus preocupaciones en ese momento, ahora sólo podía pensar en Gaara. Se debatía entre confesarle a Sasuke lo ocurrido con él, por un lado le parecía correcto y justo ser sincero. Siempre odió que Sasuke le mintiera en el pasado, y él no quería actuar igual. Pero ¿y si Sasuke no le creía?, ¿y si no quería saber nada de él después? Otra parte de él se sentía tentado a ocultarlo para siempre para no tener problemas con su pareja, después de todo no es como si él hubiera pedido ese beso. Aún no olvidaba la pelea que tuvieron en la que Sasuke le acusaba de tener sentimientos por Gaara. No quería revivir una situación como esa de nuevo.

 

—Sí, mi padre. —Asintió—. Anoche hablé con él.

—Oh, bien… —Se limitó a responder, dejando a su acompañante confundido. De reojo miraba el teléfono en su mano, estaba hablando con Gaara y quería ver qué le había contestado, pero con Sasuke sentado a su lado no se atrevía.

 

Sasuke había esperado que Naruto preguntara algo, pero sólo hubo silencio después. Tuvo la sensación de que ni siquiera le había escuchado.

 

—Hablé con él sobre ti —aclaró.

 

Justo entonces la melodía del móvil de Naruto empezó a sonar y éste respingó nervioso como si el aparato en su mano quemara.

 

—Ah, umn… volveré luego… —balbuceó antes de correr a encerrarse en el baño.

 

Antes siquiera de pensarlo, Sasuke también se había puesto de pie impulsado por la intriga que le causaba el raro comportamiento de su novio. Algo estaba pasando. Naruto siempre atendía las llamadas frente a él, con total confianza.

 

Todo aquello empezaba a darle mala espina.

 

Tenía pensado contarle a Naruto lo ocurrido la noche anterior con Fugaku, pero viendo el extraño comportamiento de su novio quizá sería mejor dejar la conversación para después. Es más, pensándolo seriamente, heriría a Naruto si le contaba que Fugaku le consideraba algo así como un monstruo simplemente por ser homosexual.

 

Expectante, se acercó al baño, y aunque sabía que estaba mal hacerlo, apoyó la oreja en la puerta para escuchar.

 

—¿Podemos vernos ahora? —Escuchó decir a Naruto—. Tenemos que hablar sobre lo que pasó ayer, Gaara. Yo… lamento haberme marchado así, ¡sé que fui un cobarde! Pero no esperaba que tú…

 

Después todo quedó en silencio, así que Sasuke se acomodó mejor contra la puerta como si así pudiera escuchar también lo que Gaara estaba diciendo.

 

Así que Naruto tenía problemas con Gaara. Aquello le causó cierta satisfacción. Pero por otro lado, se preguntó qué le había hecho el mocoso sin cejas a Naruto para tenerle tan extraño. Regresó al sofá y se acomodó como si nada hubiera pasado, segundos después, su novio salió del baño. Cuando giró a verle, le llamó la atención la expresión en su cara, lucía nervioso, juraría que incluso algo asustado.

 

—S-Sa-Sasuke… —Le llamó en un tartamudeo acelerado, recordándose a sí mismo por un segundo a su amiga Hinata. Inspiró hondo, tratando de darse valor—. ¿Podemos hablar?

—Claro. —De inmediato se puso de pie y se acercó. ¿Sería que Naruto iba a contarle por fin lo que le atormentaba?—. ¿Qué ocurre?

 

Naruto liberó el aliento en un sonoro suspiro, con el cuerpo en tensión por los nervios. Había decidido tras su breve conversación con Gaara que debía y quería ser sincero, tanto con su amigo como con su novio. A Gaara trataría de explicarle de la forma menos hiriente posible que no sentía algo más que amistad por él, sólo esperaba que su amistad continuara en pie, pero dejaría esa decisión en manos de Gaara. Y a Sasuke… intentaría lograr que su novio creyera en él y no volviera a acusarle de tener sentimientos por Gaara.

 

Reaccionó cuando recibió un suave beso en los labios, una efímera caricia.

 

—Despierta, dobe.

 

El nerviosismo aumentó y trató de mirar a Sasuke a los ojos sin sentirse culpable. ¡Al diablo con todo! Uzumaki Naruto no era un cobarde, si caía volvería a levantarse como siempre había hecho. Al menos no le remordería la conciencia por haber ocultado una verdad.

 

—Yo… Sasuke… ¡Lo siento!

—¿Qué es lo que sientes? —preguntó mirándole fijamente, sin tomar muy en serio la disculpa.

 

A lo mejor ese tonto estaba tan preocupado por una nimiedad. Que recordara, Naruto no le había hecho nada como para tener que disculparse.

 

—Yo no quería… —Empuñó las manos al sentirlas temblar por un segundo—. No sabía que… Gaara… Él…

 

Pero aquel nombre sí captó la total atención de Sasuke. Que Naruto estuviera disculpándose con él y el nombre de Gaara estuviera envuelto en aquella disculpa… le creó un mal presentimiento.

 

—No estoy entendiendo nada, Naruto. —Le detuvo—. Respira hondo y habla claro.

—No te enojes’ttebayo… no al menos hasta que termine de contarte todo.

—¿Por qué debería enojarme? —preguntó, repentinamente serio.

 

Obedeciendo, respiró hondo y apartó la mirada. Cuanto antes contara todo, antes terminaría su tormenta interior.

 

—Gaara me besó —confesó casi en un susurro—. No lo vi venir y…

—¿Qué?

 

Aún sin mirarle a la cara, con sólo escuchar su voz Naruto supo que Sasuke estaba molesto.

 

—¡Pero sólo fue un segundo! —Después quedó un pesado silencio que parecía estar ahogándole. Inseguro, alzó lentamente la mirada, encontrando el rictus serio de su novio—. Ese beso no significó nada. Pe-pero… Gaara no tuvo la culpa —habló algo rápido por los nervios—. Él me contó que no estaba seguro de sentir algo por una persona y… yo le aconsejé que besara a esa persona. ¡Pero nunca le habría aconsejado eso de saber que esa persona era yo! —aseguró.

 

La preocupación aumentó cuando no recibió respuesta y vio que su novio sólo se limitó a darle la espalda y alejarse tres pasos. La tensión en sus hombros era casi palpable.

 

—¿Sasuke…?

—Cómo se atreve —masculló—. Ese hijo de…

—¡Sasuke! —replicó—. No fue culpa de Gaara, él sólo hizo lo que yo le aconsejé, pero no sabía que hablaba de mí.

 

Entonces el adulto giró, dedicándole una dura mirada.

 

—¿Me estás tomando el pelo? Hasta yo noté la forma en que ese idiota te miraba la última vez que lo vi. ¿Pretendes que me crea que tú no te habías dado cuenta? ¿Tan idiota eres?

 

Naruto apartó la mirada por un instante, entre ofendido y avergonzado, frunciendo el entrecejo en una expresión casi infantil.

 

—Si no quieres creerme, allá tú —se limitó a decir.

 

Al instante Sasuke bufó y se llevó una mano a la frente, masajeando la zona del entrecejo. Estaba tan celoso que sólo podía pensar en ir y plantarle un par de puñetazos a ese mocoso de Gaara. Y a la misma vez, la preocupación de que Naruto pudiera tener sentimientos por Gaara despertó.

 

Siempre, incluso antes de tener el valor de admitirse a sí mismo que tenía sentimientos por Naruto, había temido que éste terminara fijándose en alguien de su misma edad.

 

—¿Te gustó el beso?

—¿Qué? —preguntó atónito y nuevamente ofendido el rubio.

—¡No me hagas repetirlo!

—¡Claro que no me gustó, teme! Hubiera querido evitarlo…

—¿Entonces por qué no lo evitaste? —reprochó.

—¡Porque fue inesperado!

 

Después los dos guardaron silencio. Naruto estudiaba con una mirada inquieta a Sasuke, pero éste sólo miraba el suelo como si fuese lo único importante en ese momento.

 

—¿De verdad no sospechabas que a Gaara le interesas?

—¿Qué estás insinuando? —respondió con otra pregunta, empleando un tono prudente.

 

Ni siquiera el propio Sasuke terminaba de comprender qué estaba insinuando. Sólo sabía que un repentino y conocido temor de perder a Naruto atenazaba su corazón, y por un segundo odió la sensación de sentirse débil.

 

—Me mentiste, me aseguraste que Gaara no es gay.

—¡No te mentí, pensaba que no lo era! —aseguró.

—¿Le dijiste a Gaara que tienes novio? No lo hiciste, ¿cierto? —Le miró acusador—. ¿Acaso no lo hiciste porque él está empezando a gustarte? —Al instante vio a Naruto formar un gesto serio y empuñar las manos, por un segundo juró que iba a recibir un puñetazo, pero no se inmutó ante ello.

—¿Decirle que tengo novio? —habló con forzada calma, su cuerpo todavía estaba en tensión—. ¡No podía hacerlo!

—Claro. Qué conveniente para ti hacerle creer que estás soltero.

 

Y la poca paciencia de Naruto explotó.

 

—¿Tengo que recordarte quién se ponía histérico ante la idea de que alguien siquiera sospechara que soy tu novio? ¿Quién es el que hizo un drama en Suna cuando le dije a una desconocida que eres mi novio? ¿Quién es el que me esconde de todos? —Tensó la mandíbula, sin poder contener del todo el enojo—. ¿¡Cuándo demonios vas a confiar en mí!?

 

Entonces Sasuke enmudeció ante aquellas acusaciones y la seria mirada que los ojos azules le dedicaban.

 

‹‹Detente››, se riñó en su mente. No podía tener un comportamiento como aquel con su novio.

 

Los celos junto con la inseguridad, la preocupación y el enojo desaparecieron de un plumazo.

 

—Naruto… —atinó a balbucear.

—Empiezo a detestar realmente esa actitud tuya. —Sus ojos se estrecharon en una mirada de irritación—. ¿Cuántas veces vamos a volver a este punto? ¡Ya no sé cómo hacerte entender que si soy tu novio es porque te quiero a ti, grandísimo teme! —El temor a la reacción que podría tener Sasuke por lo ocurrido con Gaara había desaparecido. ¿Cómo se atrevía a reprocharle que no le hubiera dicho nada a Gaara cuando quien le obligaba a guardar silencio era él?—. ¿Quieres que le cuente a Gaara que eres mi novio? ¿Realmente es lo que quieres? —Antes de que el otro pudiera decir algo, continuó—. Por mí no hay problema. También podríamos ir ahora mismo y contárselo a nuestros padres, después de todo ¿cuánto falta para Año Nuevo? —finalizó con una sutil ironía—. ¿Y si lo contamos también a tus compañeros de trabajo? Así dejarás de fingir que tienes una novia. ¡Y así, quizá, dejarás de ser tan idiota! —Respiró con pesadez debido al enojo.

 

Tras un pequeño silencio, Sasuke sólo emitió un pequeño suspiro, inclinando el rostro. Naruto tenía razón, de nuevo estaba siendo un idiota.

 

—Lo siento.

—¿Lo sientes? —reiteró sin querer aceptar la disculpa, no está vez—. ¿Por cuánto tiempo?, ¿cuánto tiempo pasará antes de que vuelvas a sentirte inseguro y volvamos a discutir? ¡Si dejaras de esconderme de todo el mundo, terminarían de una vez estas absurdas peleas entre nosotros!

—Mis padres lo saben —soltó de pronto, casi interrumpiéndole.

—¿Que saben qué? —preguntó todavía de mal humor.

—Que soy homosexual, que me gustas.

 

A pesar de su ceño fruncido, Naruto no pudo evitar que un sutil rubor calentara sus mejillas al escuchar a Sasuke decir abiertamente que él le gusta. Aquello suavizó su mal humor. Pero no fue hasta segundos después que procesó realmente lo que había escuchado.

 

—¿¡Qué!?

—Lo que oyes.

—P-pero ¿cómo?, ¿cuándo?

—Anoche. Te noté extraño cuando fui a llevarte las galletas, pensé que era porque mi padre te había dicho o hecho algo hiriente. —Se encogió de hombros, sin querer entrar en detalles sobre las cosas despectivas que dijo Fugaku—. Al final se los conté. No era la forma que tenía planeada, lo admito, pero también debo confesar que siento como si me hubiera quitado un peso de encima.

 

Y como si la discusión de hace un instante jamás hubiera existido, Naruto se abalanzó sobre Sasuke con un efusivo abrazo, apretándole contra su cuerpo con emoción. Le alegraba inmensamente que por fin Sasuke diera un paso al frente, que enfrentara una situación que siempre había intentado evitar.

 

—¿Cómo reaccionaron? —preguntó intrigado, sin soltarle.

 

Sasuke no tardó un instante el rodear aquel cuerpo entre sus brazos y mantener la cercanía. Pensó que lo correcto sería no contarle a Naruto las cosas despectivas que dijo Fugaku sobre él, no quería herirle.

 

—Como era de esperar, se sorprendieron mucho. Al principio mi padre pensaba que estaba bromeando.

 

Cuando Naruto alzó la cabeza para mirarle a los ojos, deslizó una mano por una de sus mejillas, obteniendo al instante una sonrisa.

 

—¿Y después? ¿Qué pasó?, ¿qué dijeron?

—Ah… —balbuceó pensativo, pensando las palabras correctas—. Al igual que ocurrió con tu padre, el mío no lo tomó muy bien.

—¿Te rechazó? —Se preocupó, recordando que a él le ocurrió eso con su padre cuando confesó su orientación sexual.

—Algo así —respondió sin querer dar más detalles—. Pero ya todo está bien. Mi madre llamó para decirme que mi padre quiere hablar conmigo para limar las asperezas de ayer.

—¡Me alegra escuchar eso’ttebayo! —Volvió a sonreír, contento con la noticia.

 

Las manos de Naruto fueron a parar a las mejillas de su novio, atrayéndole para capturar sus labios en un beso corto pero apasionado. Cuando Sasuke estaba por enredar una de sus manos en los rubios cabellos de la nuca para prolongar el momento, Naruto se alejó, observándole de pronto un poco más serio.

 

—Sasuke, volviendo al tema de Gaara… Debo irme, he quedado con él para hablar sobre lo de ayer.

 

Escuchar aquello rompió la cálida burbuja de Sasuke. Abrió la boca dispuesto a decir algo, pero presentía que de nuevo metería la pata con comentarios poco atinados.

 

—¿Puedo acompañarte? —preguntó cauto segundos después.

 

Pero Naruto negó con la cabeza, provocándole un retorcijón de inquietud en el estómago que trató de disimular a toda costa.

 

—Prefiero hablar a solas con Gaara, no se sentirá cómodo en tu presencia.

‹‹Esa era la idea››, pensó, sintiéndose tentado a rodar la mirada. Quería que el mocoso sin cejas se sintiera tan incómodo que no volviera a acercarse a Naruto jamás—. Entiendo —aceptó a regañadientes.

—Pero —añadió—, si quieres puedes acompañarme hasta el parque. Voy a verme allí con él. —De inmediato Sasuke asintió. No pensaba perder la oportunidad de matar a Gaara con una mirada de advertencia—. Y… —titubeó.

—¿Y? —Le animó a continuar.

—¿En serio quieres que le diga que tengo novio, o sólo fue por el enojo del momento?

 

Aunque Sasuke solía meditar seriamente antes de dar algún paso, esta vez no lo pensó demasiado. De nuevo asintió.

 

—Hazlo.

—¿Y si me pregunta acerca de mi novio? ¿Puedo decirle que eres tú? —insistió, no dando crédito a que Sasuke aceptara tan fácilmente.

—Díselo.

—¿En serio?

—Sí.

 

Sin estar seguro, Naruto le soltó y le miró detenidamente, preguntándose si aquella aceptación era debida a que Sasuke todavía se sentía molesto o si de verdad le parecía bien.

 

Alzó una ceja, dedicándole una mirada suspicaz.

 

—¿No te vas a arrepentir después y ponerte paranoico?

—¿Prefieres que se lo diga yo en persona?

 

Con gusto lo haría. Memorizaría el momento exacto en que el corazón de Gaara se hacía pedazos y se deleitaría rememorando ese instante una y otra vez.

 

—¡No! No es necesario. —Sacudió las manos, negando—. Esa conversación debe ser entre Gaara y yo.

—Entiendo —dijo sin más remedio.

 

Sabía que Naruto tenía razón, pero le punzaba en el estómago el saber que ese mocoso iba a estar a solas con él, hablando sobre sentimientos. ¿Y si le decía algo que pudiera hacerle cambiar de opinión? Sacudió la cabeza. No, no debía pensar eso. Su novio ya le había demostrado con creces que sus sentimientos no eran volátiles. Después de diez meses juntos, sabía que debería tener una confianza más firme en él.

 

Pero esa maldita inseguridad… ojalá pudiera arrancarla de su interior. Temía que un día Naruto cambiara de parecer y decidiera que estaría mejor tener una pareja de su edad, o una edad más cercana a la suya.

 

No, ¡basta!, se riñó de nuevo. Debía dejar de caer en ese tipo de pensamientos ante la mínima amenaza de que Naruto pudiera alejarse de él.

 

Sofocó una queja cuando sin esperarlo sintió un firme tirón en los mechones a ambos lados de su rostro que le obligó a inclinarse un poco, topándose de frente con los ojos azules que le encantaba contemplar.

 

—Confía en mí, Sasuke. —Presionó sus labios y después los rozó en una suave caricia—. Los únicos labios que quiero besar son los tuyos, teme.

 

Le liberó del agarre y en cambio rodeó su cuello entre sus brazos, manteniendo la cercanía. Se miraron a los ojos, hasta que de un momento a otro a Sasuke le llamó la atención ver que Naruto desviaba la mirada, como si luciera repentinamente avergonzado por algo. Deslizó una mano por los rubios mechones para captar su atención una vez más.

 

—¿Ocurre algo?

 

Durante unos segundos vio a Naruto con clara intención de decirle algo, pero inseguro de hacerlo. Confundido, permitió que el otro buscara refugio en la curvatura de su cuello. Sin darle mayor importancia, continuó acariciándole los cabellos de la nuca mientras con su otro brazo le rodeaba la cintura.

 

Entonces la apacible tranquilidad del momento se rompió cuando escuchó a Naruto susurrarle algo al oído:

 

—Te amo, Sasuke.

 

Sus ojos se abrieron por la sorpresa a la par que su corazón golpeó fuerte contra su pecho. Incluso estaba convencido de que se había sonrojado, porque sentía sus mejillas repentinamente calientes.

 

Como queriendo asegurarse de que había escuchado bien, alejó a Naruto lo suficiente como para poder mirarle a la cara. Éste le sonrió claramente avergonzado, pero esta vez no desvió la mirada.

 

—Seguro estás pensando que soy un cursi’ttebayo —farfulló con falso tono indignado—. Pero realmente quiero que entiendas que…

 

Su explicación murió en el instante que Sasuke atrapó sus labios en un beso que le tomó desprevenido. Pensó que se reiría de él, que le llamaría cursi; no que le besaría como si no se hubieran visto en años. No dudó en permitirle profundizar el beso y poner todo su empeño en colaborar. Se le escapó un jadeo de sorpresa cuando sintió una mano de Sasuke colarse bajo la chaqueta del chándal y acariciarle uno de los costados, deslizándose después a la parte baja de la espalda; mientras, la otra mano había empuñado los cabellos de su nuca y le atrajo hacia él, tornando el beso más apasionado, casi salvaje.

 

Sasuke nunca le había besado así.

 

Se dejó guiar cuando su novio le incitó a caminar unos pocos pasos, hasta que terminó recargado contra la pared, con sus cuerpos muy cerca. Y una nueva sorpresa sobrevino cuando las manos de Sasuke se afirmaron a sus glúteos y le alzó. Azorado por la vergüenza rompió el húmedo contacto entre sus bocas y le encaró, los ojos de Sasuke estaban oscurecidos por el deseo, conocía esa mirada, la había visto antes.

 

—¿Por qué tan fogoso de repente? —susurró con una risita, abrazándose mejor al otro con brazos y piernas para estar más cómodo—. Aunque quieras negarlo, también eres una hormona con patas, Sasuke nii-chan —pronunció lo último con cierto retintín, ampliando su sonrisa.

 

En respuesta Sasuke bufó. Naruto no conocía ni lo mitad de lo “hormona con patas” que podía ser. Juraba que si no fuera menor de edad, le arrastraría a la cama en ese momento y le haría el amor hasta desfallecer. Recuperaría el tiempo perdido, todas las veces que se había visto obligado a decirle no. Aunque sonara patético, no podía evitar sentirse eufórico. Era cierto que nunca había necesitado escuchar a Naruto profesarle sus sentimientos, pero eso no significaba que escucharlo le hubiese desagradado. Todo lo contrario. Un suave calorcito inundaba su pecho, de una extraña forma se sentía poderoso y a la vez afortunado de ser correspondido. Porque sin lugar a dudas, él sentía lo mismo.

 

Era odioso admitirlo, pero el cursi era él, no Naruto. Una pequeña parte de él no podía evitar sentirse cursi y débil por reaccionar así ante aquellas palabras. Pero ¿qué más daba? A pesar de la maraña de sensaciones que se arremolinaba en su interior, percibía que sobre todas ellas predominaba la felicidad.

 

¿Por qué tan fogoso de repente?, repitió en su mente. Era su forma de demostrar que sentía lo mismo.

 

—¿Prefieres que me detenga? —respondió con otra interrogante, sin atreverse a exteriorizarle cómo se sentía.

 

Naruto soltó una pequeña carcajada y después fingió un tono de voz casi dramático.

 

—Tu pregunta me ofende, Sasuke teme.

 

Una pequeña risa escapó de los labios del adulto. Ese dobe… Sin querer perder más tiempo, volvió a acercarse. El cuello de Naruto era su nuevo objetivo. Al entenderlo, éste no tardó en alzar la cabeza, dejando expuesto su cuello. A Sasuke le complacía ver la forma en que su novio aceptaba gustoso cualquier acercamiento que quisiera iniciar. Recorrió la suave piel con sus labios, besando y lamiendo, dirigiéndose con lentitud hacia la oreja. Podía sentir la forma inquieta en que las manos de Naruto se aferraban a él, una a su ropa y la otra en sus cabellos, delatando que quería más. Con gusto se lo daría. Cuando alcanzó la oreja, mordisqueó el lóbulo con suavidad al tiempo que comenzó un pequeño vaivén de caderas, restregándose con descaro contra él. Naruto respondió con un pequeño jadeo y un estremecimiento que agitó todo su cuerpo.

 

—Sasuke… preferiría hacer esto sin ropa —farfulló un poco acelerado por el calor del momento.

‹‹Yo también››, pensó sin poder evitarlo, con frustración.

 

Ambos se detuvieron un instante cuando el teléfono de Naruto sonó, sobresaltándoles. Sasuke frunció el ceño al sospechar de quién se trataba, y sin duda no se equivocó.

 

—Espera… —habló Naruto un poco nervioso, viendo el nombre en la pantalla—. Es Gaara —le dijo antes de responder la llamada.

 

Sasuke se preguntó si Naruto se enfadaría mucho si en ese instante le arrebataba el teléfono y lo lanzaba por la ventana, o si se lo quitaba para cruzar unas palabras con Gaara y pedirle “amablemente” que dejara de joder el momento de calidad que intentaba pasar con su novio.

 

Claro que se enfadaría, se respondió suspirando mentalmente.

 

—Lo siento’ttebayo, Gaara. —Le escuchó decir—. Tardaré un poco más en llegar, no estaba en mi casa cuando me llamaste.

 

Tras cruzar unas palabras más, Naruto se despidió. En cuanto Sasuke recibió una mirada, entendió que quería que le soltara. Conteniendo un suspiro de resignación, le dejó en el suelo no sin antes propinarle un contundente apretón en los glúteos. Escuchó a Naruto reír.

 

—¡Oh! —exclamó con falso tono dramático—. ¡Eres un descarado y un pervertido!

—Tonto —le respondió, rodando la mirada en un intento de verse serio, aunque en el fondo ciertas payasadas de Naruto le resultaban graciosas.

 

Ambos se acomodaron la ropa, y al instante Naruto hizo saber que debía marcharse ya. Sasuke no dudó en ir tras él, recordándole que le acompañaba porque de todas formas tenía que ir a casa de sus padres.

 

Cuando atravesaban el parque, Naruto detuvo su parloteo sobre un tema trivial cuando su acompañante de pronto se detuvo en seco.

 

—¿Sasuke?

 

Le observó. Curioso siguió la mirada de su novio, descubriendo que lo que había captado su atención era Gaara que estaba sentado en las gradas que solía frecuentar con sus amigos, pero éste no les había visto.

 

En silencio posó una mano en un hombro de Sasuke, indicándole con la mirada que se adelantara. A regañadientes aceptó y se despidió de Naruto como lo haría de un amigo, después de todo el parque estaba algo frecuentado en ese momento.

 

Cuando estaba por pasar junto a Gaara, éste alzó la cabeza y le notó.

 

—Uchiha Sasuke —susurró sorprendido de verle. Sin poder evitarlo sintió un pinchazo de disgusto al saber que ese hombre era el anhelo de Naruto, seguramente la razón por la que le había rechazado era ese tipo—. Hola —saludó por pura cortesía.

—Hola —contestó también por mera educación.

 

Pero no pudo evitar clavar una afilada mirada envenenada en el pelirrojo. Si las miradas mataran, el adolescente habría caído fulminado sobre las gradas en ese instante. Gaara le miró confundido, y habría dicho algo de no ser porque escuchó a Naruto llamarle a lo lejos.

 

—¡Oe! ¡Gaara!

 

Al llevar la mirada a su derecha, Naruto agitaba un brazo a modo de saludo y después le indicaba con efusivos movimientos que se acercara a él. No dudó en obedecer, olvidando la presencia del adulto.

 

Inevitablemente incómodo con la situación, Sasuke chasqueó la lengua mientras veía a Gaara ir al encuentro de Naruto. Se obligó a dar media vuelta y marcharse. Debía y quería confiar en Naruto, lo merecía.

 

Cuando Gaara estaba a su lado, sin atreverse a mirarle a la cara por la vergüenza Naruto volvió a indicarle con un movimiento de mano que le siguiera.

 

—Ven, iremos a un sitio donde poder hablar tranquilos.

 

En silencio Gaara le siguió, viendo a Naruto introducirse entre unos árboles y unos bajos arbustos, entrando en un claro que ciertamente les daba privacidad. Sabía que en ese lugar fue donde Kiba y Naruto se llevaron la paliza de su vida cuando esos tipos intentaron secuestrar a Hinata.

 

Nada más detenerse ambos, tomó la palabra. Quería arreglarlo todo cuanto antes. No le gustaba ese ambiente de incomodidad que se respiraba entre ambos.

 

—Naruto, siento lo que pasó.

—¡No! —exclamó un poco avergonzado—. Yo lo siento.

—¿Tú? —repitió sin entender—. ¿Por qué?

 

Sin saber bien cómo explicarse y un tanto agobiado por ello, Naruto se pasó una mano por los cabellos de la nuca, alborotándolos más de lo que ya estaban.

 

—N-no debí darte ese consejo anoche. Tampoco debí salir corriendo como lo hice. Yo no… quería herirte —habló casi en voz baja, acelerado por los nervios.

 

Gaara no podía negarse a sí mismo que en un primer momento le dolió horriblemente ver a Naruto salir corriendo como si huyera de una pesadilla. Apenas pegó ojo durante la noche, reprochándose haber tenido el valor de besarle, por haber perdido a un amigo. Pensó que Naruto no querría hablarle jamás, pero cuál fue su sorpresa cuando esa tarde recibió un mensaje de Naruto, era un simple saludo. Al parecer Naruto estaba tanteándole para descubrir si él continuaría hablándole o si había decidido dejar de hacerlo. Finalmente contestó el mensaje con otro saludo, y después, Naruto le mandó otro preguntándole si podían verse. Se mandaron unos cuantos mensajes, hasta que finalmente se atrevió a llamarle para poder concretar de una vez el lugar y la hora.

 

Después quedó un silencio incómodo entre ellos que Gaara odió. Estar cerca de Naruto nunca se había sentido así, al contrario, siempre le transmitía felicidad, como si le inyectara con nuevos ánimos.

 

Con la mirada clavada en el suelo, Naruto suspiró, volviendo a tomar la palabra. Nunca se le había dado muy bien rechazar a alguien cuando recibía una declaración, aunque rechazar a una de tantas chicas que le envió cartas en el instituto no era lo mismo que rechazar a Gaara, a él no quería perderle.

 

—No puedo corresponderte, Gaara. También lo siento por eso.

 

Gaara asintió con un movimiento de cabeza, tratando de mostrarse inmutable y no expresar que una grieta atravesaba su corazón.

—Es por Uchiha Sasuke —afirmó.

—Sí —confesó sin rodeos—. Pero… hay algo que no te he contado sobre él, Gaara.

 

El pelirrojo se riñó una vez más a sí mismo por haber besado a Naruto la noche anterior. Se preguntó qué podría ser aquello que éste iba a contarle ahora.

 

—¿El qué?

—Sasuke es mi novio.

 

Los ojos de Gaara se abrieron de par en par, preguntándose durante los primeros segundos si Naruto estaba bromeando, pero al ver la expresión preocupada en su rostro finalmente entendió que no era así. Aquello iba bien en serio.

 

Estuvo tentado a llevarse una mano al pecho cuando sintió una punzada dolorosa. ¿Naruto novio de ese tipo? Pero ¿cómo?, ¿cuándo? Se sintió devastado al comprender que había llegado tarde al corazón de Naruto. Sasuke se le había adelantado, ¿pero por cuánto tiempo? Quizá unos días o semanas. Tal vez, si él se hubiera declarado antes de que Sasuke lo hiciera, Naruto le habría aceptado. Al menos eso quería creer.

 

—¿Desde cuándo? —atinó a susurrar.

—Llevamos juntos diez meses.

 

Y cuando Gaara pensó que la sorpresa no podía aumentar, Naruto le decía aquello. ¿Tanto tiempo? Pensó que sólo llevaban días saliendo, a lo sumo unas semanas. Diez meses era bastante tiempo. No pudo evitar sentirse celoso al imaginar a ese Uchiha besando y abrazando a Naruto, aunque rápido trató de desechar ese pensamiento que sólo le estaba creando desazón.

 

Ahora entendía por qué Uchiha le dedicó esa mirada matadora hace un momento. Seguro estaba al tanto del beso.

 

Pero entonces reparó en algo. Si llevaban saliendo tanto tiempo…

 

—¿Diez meses? Eso significa que cuando nos conocimos…

 

Naruto asintió.

 

—Cuando nos conocimos ya estaba saliendo con Sasuke —completó, sabiendo que era eso lo que quería decir.

 

Gaara no pudo evitar sentirse pequeño en comparación a Sasuke al entender que en realidad nunca había tenido oportunidad con Naruto. No mientras ese hombre estuviera en su vida. Con pesar inclinó el rostro, preocupando al otro sin saberlo.

 

—Lo siento —repitió el rubio.

—No te disculpes, Naruto. Está bien, son cosas que pasan.

—Gaara, me… me gustaría… —balbuceó, pero al sentirse inseguro se detuvo.

 

El otro alzó la mirada, sintiendo curiosidad.

 

—¿Qué? —Le animó a continuar.

—Me gustaría mucho que continuáramos siendo amigos dattebayo. De verdad te aprecio. —Bajó la mirada al suelo como si de repente hubiera encontrado algo interesante allí—. Pero dejaré que seas tú el que decida, ¡prometo que respetaré tu decisión! —exclamó, aunque en el fondo rogaba que no decidiera romper la amistad y alejarse.

 

Gaara se tomó su momento para meditar qué quería hacer y lo que sería mejor en aquella situación. Una parte de él se sentía dolida y lo único que quería era alejar a Naruto, aunque en el fondo comprendía que no podía culparle por no corresponderle. Otra parte de él quería mantenerle cerca, así fuera como amigo. Se preguntó qué opción escoger, cuál sería menos dolorosa.

 

Cuando Naruto estaba temiendo que lo que Gaara había decidido era apartarle de su lado, vio la mano de éste aparecer en su campo de visión, invitándole a ser estrechaba. Parpadeó consternado y alzó la mirada. ¿De verdad quería que siguieran siendo amigos?

 

—Gaara… —susurró conmovido.

—¿Amigos?

 

Aunque fuera doloroso, si Naruto quería estar con ese hombre, él no era quien para meterse en ese asunto. Al final, lo único importante para él era la felicidad de su amigo, y si ella venía de la mano de Uchiha Sasuke, lo aceptaría.

 

Vio a Naruto claramente conmovido por su gesto, pero a pesar de ello estaba un poco reticente a tomar su mano. Se notaba que estaba avergonzado y nervioso por la reciente conversación.

 

Alzó una comisura en una diminuta sonrisa que no llegó a sus ojos. Movió un poco la mano, insistiendo en el gesto.

 

—Todo está bien —aseguró. Aunque en su interior nada estaba bien en ese momento, todo era un caos.

 

Finalmente, el rubio le devolvió la pequeña sonrisa y estrechó su mano.

 

—Amigos —reiteró.

 

A pesar de todo, Gaara no pudo evitar adorar la calidez en la mano contraria y que su pulso se agitara ligeramente ante el contacto. Segundos después le soltó como si nada y se cruzó de brazos.

 

—Gaara, gracias.

 

El mencionado asintió con un movimiento solemne y a continuación dio media vuelta, dispuesto a marcharse.

 

—Me alegra que todo haya quedado arreglado, pero ahora tengo que irme.

 

A Naruto no le sorprendió escuchar eso, entendía que Gaara quisiera marcharse cuanto antes para digerir lo que habían hablado y lo ocurrido. Sonrió ligeramente, un poco afligido. Además, sospechaba que a ambos les iba a costar tratarse con normalidad, al menos durante un tiempo.

 

—Claro. Entiendo.

 

Abandonaron juntos el escondite entre los árboles y salieron al camino principal del parque. Allí, tras una corta despedida se marcharon en direcciones contrarias, aunque ambos con el mismo sentimiento de pesadumbre en el pecho; Naruto por haber herido a Gaara, y éste por no haber sido correspondido.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Pobre Gaara friendzoneado no jutsu :’(

 

Capítulo dedicado a Paola, quien se incorporó hace poco a la lectura de este fic, sin embargo, me ha estado dejando comentario en tooodos los capítulos :D ¡Gracias, Paola! ¡Lo aprecio mucho! -corazón- Normalmente todos se esperan a comentar en el último capítulo publicado (si es que comentan XDu)

 

Quería hacer el capítulo más largo, pero me era imposible, la próxima escena es bastante larga y no podía cortarla, así que el capítulo habría terminado con 30 páginas más o menos. No quería que la lectura fuera pesada.

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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