Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari 

Capítulo 48: “Colapso”:

 

El helador frío del invierno fue quedando atrás conforme los meses pasaban, dando la bienvenida a días cálidos llenos de un radiante sol que invitaba a salir a la calle. Con el mes de septiembre recién iniciado, la temperatura todavía era bastante alta.

 

Sin demasiado ánimo, Naruto caminaba hacia el parque ataviado con la típica ropa que usaba para jugar fútbol. El pantalón corto dejaba ver un raspón en una de las rodillas adornado con un llamativo hematoma color púrpura. Le dolía un poco al caminar, pero lo ignoraba. Después de todo tenía aquel raspón por su culpa. El día anterior peleó con un muchacho que ni siquiera conocía nada más abandonar la universidad. Ahora que lo recordaba, no podía evitar que una comisura se le alzara con desgano mientras se decía a sí mismo lo patético que era. La razón por la que le dio el puñetazo de su vida al desconocido fue porque el otro muchacho simplemente chocó con él, en el fondo era consciente de que fue un choque accidental, pero su interior estaba tan lleno de amargura, tan frustrado y deprimido por su fallida relación con Sasuke, que le pareció perfecto desahogarse de esa forma.

 

Tan patético… volvió a recriminarse.

 

Por suerte Gaara y Shino que caminaban con él, le detuvieron apenas dio el primer golpe. Gaara le abrazó por la espalda mientras que Shino le retuvo el brazo antes de efectuar un segundo movimiento, ambos gritándole que se detuviera a la par que le preguntaban por qué demonios estaba golpeando al pobre muchacho que yacía adolorido en el suelo. Ninguno contaba con que, de la misma forma que ellos habían intercedido por Naruto, un amigo del agredido se lanzaría sobre Naruto para devolverle el puñetazo. Debido a la sorpresa, Shino y Gaara retrocedieron un paso, logrando que ahora fuera Naruto quien se fuera de bruces al suelo, golpeándose duramente la rodilla y un brazo en un intento de sostenerse.

 

Y entonces Gaara no lo dudó, antes de que aquello se saliera de control y más jóvenes se unieran a aquella pelea sin sentido, o peor, antes de que algún profesor se diera cuenta, se interpuso entre Naruto y los otros dos muchachos, disculpándose en nombre de su rubio amigo. Shino también se unió a aquella disculpa antes de ayudar a Naruto a incorporarse.

 

En aquel momento estaba tan rabioso que por un segundo odió a sus amigos por haber detenido la pelea, pero ahora, pensándolo con la cabeza fría se daba cuenta de que ellos hicieron lo correcto. Por suerte las cosas no se salieron de control, actualmente no se habría perdonado haber metido a Shino y Gaara en una pelea por su culpa.

 

—¿Um?

 

Cuando estaba a pocos metros de entrar en el parque, algo le llamó la atención. A lo lejos vio a una persona conocida que se acercaba. Aminoró la velocidad al reconocerla: era Ino. Caminaba del brazo de un hombre, parloteando quién sabe qué. Por un segundo sintió su estómago encogerse cuando juró ver que ese hombre que la acompañaba era Sasuke, pero no podía ser él… ¿cierto?

 

Sacudió la cabeza, como tratando de convencerse de que lo que veía era una broma. Efectivamente, aquel hombre era Sasuke. Si no lo había reconocido en un primer momento era porque su cabello no se veía como siempre, en lugar de llevar el flequillo corto y tapándole la frente, ahora un largo mechón le cubría casi por completo el ojo izquierdo.

 

La expresión de su rostro delataba el malestar que le causaba ver aquella escena. No era que le sorprendiera verlos juntos, después de todo estaban en el mismo círculo de amigos, pero ver la forma en que Ino caminaba casi colgada del brazo de Sasuke y que él no hiciera nada para mantener la distancia, no le gustaba. Se aguantaba las ganas de ir y hacer cualquier cosa sobre la marcha que lograra alejarles, como hizo tiempo atrás cuando estropeaba las citas de Karin y Sasuke. Pero ese pensamiento le dejó helado al recapacitar en que quizá esa cercanía era debida a que esos dos estaban teniendo una cita.

 

—Oh, es Naruto. —Escuchó decir a Ino cuando estuvieron bastante cerca. La rubia irradiaba felicidad por cada poro de su piel—. ¡Hola! Tiempo sin vernos, ¿cierto?

 

Deseó que la tierra se lo tragara en el momento en que Sasuke clavó una fría mirada sobre él, como si su presencia fuera algo insignificante.

 

—Ho-hola’ttebayo… —balbuceó, sonriendo incómodo—. Sí, mucho tiempo.

 

Pero a la vez su corazón latía desbocado dentro de su pecho. ¿Cuánto tiempo hacía que no veía a Sasuke? Meses, muchos meses. Una eternidad. Para su frustración, a juzgar por el calor en su rostro, el retorcijón en el estómago y la velocidad a la que latía su corazón, lo que sentía por Sasuke no había disminuido lo más mínimo a pesar de la distancia. Pero ahora, esos sentimientos estaban mezclados con celos que disfrazaba con una falsa sonrisa.

 

Antes de que ella pudiera decir algo más, la interrumpió alzando una mano a modo de despedida.

 

—Bien, me marcho. Mis amigos me esperan y llegaré tarde —se excusó.

 

Apenas les rebasó en cuanto Ino le despidió y entonces ocurrió algo que le hizo detenerse en seco.

 

—Naruto.

 

Sasuke le había llamado, con una voz demasiado fría para su gusto, pero lo había hecho. Casi temblando de expectación, giró despacio, encarándole mientras se preguntaba si acaso Sasuke iba a decirle algo hiriente para vengarse por la forma en que le dejó.

 

Por un instante el tiempo se detuvo cuando su mirada se encontró con la de Sasuke. Daría cualquier cosa por poder cortar la distancia, abrazarle con fuerza, besarle hasta quedar saciados y con los labios enrojecidos.

 

—¿Sí? —Su voz fue casi un susurro ahogado por culpa de los nervios, haciéndole sentir patético.

 

Patético, pero feliz de poder estar cerca de él después de tanto tiempo.

 

Entonces vio que Sasuke clavó la mirada en la chica.

 

—Ino, déjanos solos. Adelántate.

—¿Ah? —Le liberó del agarre en el brazo, encarándole curiosa—. Pero yo no sé dónde queda la casa de tus padres. ¿Cómo quieres que me adelante?

 

Sasuke contuvo el deseo de rodar la mirada. Ino tenía razón.

 

—Simplemente aléjate lo suficiente para que podamos hablar en privado.

 

La chica asintió con desgano. Le habría gustado saber qué era ese asunto tan importante que tenían que hablar como para tener que hacerlo en privado. Desde el primer momento le había llamado la atención que Naruto fuera amigo de Sasuke y el resto, era diez años menor si no mal recordaba.

 

Resignada, acercó su rostro al de Sasuke, depositándole un suave beso en la mejilla.

 

—Está bien. Pero no tardes mucho, me muero por conocer a tus padres —habló emocionada. Finalmente se echó la coleta hacia atrás en un gesto coqueto y comenzó a alejarse—. Adiós, Naruto —le despidió con una sonrisa.

 

Pero Naruto no fue capaz de responder. De repente su rostro había palidecido ligeramente con la escena presenciada. El escuchar a Ino expresando su deseo de conocer a los padres de Sasuke, la confianza para besarle en la mejilla y caminar agarrada de su brazo… no hacía falta ser muy listo para atar los cabos correctamente.

 

No dando crédito, como hipnotizado observó a Ino alejarse. No supo cuánto tiempo estuvo así, hasta que la voz de Sasuke de nuevo le devolvió a la realidad.

 

—Tiempo sin vernos.

—Sí —Atinó a responder casi en un balbuceo.

 

Como si fuera inevitable, una pequeña sonrisa maliciosa curvó una de las comisuras de Sasuke al notar que Naruto parecía afectado. Al parecer ese crío tonto pensó que él estaría sufriendo como un idiota y lamentándose en la soledad de su apartamento desde el día que rompió con él. No podía sentirse más que satisfecho por la oportunidad que le estaba brindando el destino para restregarle por la cara a Naruto que él en absoluto estaba afectado, que había seguido con su vida como si nada extraordinario hubiera ocurrido y había salido adelante.

 

No quiso prestarle demasiada importancia al aspecto del chico frente a él, pero fue imposible no fijarse en que Naruto parecía haber crecido unos centímetros. Ahora que había estado tanto tiempo sin verle, podía notar el cambio. A pesar de decirse a sí mismo que ya había sometido al rubio a demasiado escaneo visual, no pudo evitar continuar estudiándole de pies a cabeza, prestando especial atención a los trozos de piel bronceada que la ropa mostraba.

 

—Tú y tu costumbre de herirte —comentó sin un tono en especial, señalando con un movimiento de cabeza el raspón junto con el hematoma en la rodilla del chico—. ¿Qué fue esta vez?

 

Por un segundo Naruto estuvo un poco inseguro sobre si contar la verdad.

 

—Tuve una pequeña pelea en la universidad’ttebayo —confesó a medias, sintiéndose avergonzado de su comportamiento de aquel día. El otro muchacho no tenía la culpa de nada.

 

Sabía que de haber continuado siendo novios, en ese momento Sasuke le estaría reprendiendo por pelear y por la herida en la rodilla, probablemente le estaría soltando una perorata sobre lo importante de tratar adecuadamente la herida y hasta insistiría en curársela; pero ahora parecía inmutable a lo que pasara en su vida.

 

Ante el pesado silencio y la fija mirada, Naruto retomó la palabra en un intento de suavizar el ambiente. No entendía si aquello era un acercamiento de parte de Sasuke para intentar ser amigos, así que no sabía exactamente qué esperar ni cómo actuar.

 

—Nuevo look —comentó lo obvio, esbozando una pequeña sonrisa. Ahora que le veía de más cerca, los mechones en la parte de atrás continuaban mirando hacia arriba—. Por un segundo no te había reconocido cuando te vi a lo lejos.

 

Sasuke se encogió de hombros sin darle importancia, y después, respondió algo que sorprendió a Naruto.

 

—Dilo.

—¿Qué?

—Ambos sabemos que hay algo que te estás muriendo por preguntar. —Para bien o para mal, conocía bastante a Naruto.

 

Viéndose descubierto, el rubio no pudo evitar mirar por un instante en la dirección por la que Ino se había marchado, pero no había rastro de ella.

 

—No sé de qué estás hablando —aseguró sonriendo entre dientes, encarándole.

—Tienes curiosidad por confirmar si entre Ino y yo hay algo. —Pero la única respuesta que recibió fue un silencio más significativo de lo que Naruto pensó. Ese silencio gritaba el “sí” que el chico se negaba a admitir—. Está bien, la razón por la que ahora quería hablar contigo era por algo relacionado con ese tema.

—¿Ah? —musitó confundido con aquella confesión—. No entiendo.

—Quería agradecerte personalmente el que decidieras salir de mi vida —soltó a bocajarro, sin un atisbo de sentimiento en su oscura mirada—. Al principio no entendía nada, pero ahora me doy cuenta de que me hiciste un favor aquel día. Terminar fue lo mejor que me pudo pasar. —Se deleitó con la expresión sorprendida y hasta dolida del chico. Durante mucho tiempo deseó devolverle a Naruto el dolor, pisotearle de la forma que el chico hizo con él. No podía evitarlo, en su interior siempre había latido una vena vengativa que a veces le costaba controlar—. Ahora estoy con Ino, otra vez. El destino a veces puede ser curioso.

—¿Otra vez?

 

Su voz delató parte del pánico que de pronto sintió. ¿Acaso mientras eran novios, Sasuke le fue infiel con Ino? No, no podía ser. ¿Cómo?, ¿cuándo?

 

—Cuando tenía diecisiete conocí a Ino en una fiesta, estuvimos saliendo un tiempo. Ahora hemos vuelto —explicó con brevedad.

—¿Qué? —cuestionó tan sorprendido como incrédulo—. ¿Por qué nunca me dijiste nada? —Su tono en absoluto era de reproche, sólo pura curiosidad.

—¿Qué sentido tenía hacerlo? Aquello estaba en el pasado, Ino estaba fuera de mi vida.

 

Naruto asintió en silencio, sabiendo que aquello tenía sentido. Cuando Sasuke tenía diecisiete, él apenas era un niño de siete años, en aquella época entre ellos no había más que un sentimiento de admiración y amistad unilateral por su parte. No es como si Sasuke le hubiera sido infiel o tuviera que andar dando explicaciones sobre relaciones pasadas.

 

A pesar de entender todo eso, comenzaba a sentirse inquieto. Siempre pensó que ambos eran el primero para el otro en aquella relación. Creía que él era la primera pareja de Sasuke, descartando sus idas y venidas con Karin y sus besos ocasionales, pensó que él sería el primer todo de Sasuke.

 

Y entonces no pudo evitar preguntarse, ¿qué tan lejos había llegado con Ino cuando eran adolescentes? A lo mejor fue una relación similar a la que tuvo con Karin, quizá no fue nada serio, algo que no fue más allá de un puñado de besos.

 

Justo entonces recordó aquel día en el karaoke, la confianza con la que Ino trataba a Sasuke. Cuando le preguntó, él le aseguró que conocía a la rubia desde hacía poco tiempo. Ahora descubría que era mentira.

 

Por otro lado, un sentimiento de amargura comenzaba a invadirle al recordar las frías palabras de Fugaku, tan hirientes y filosas como si apenas las hubiera escuchado ayer:

 

Sé que Sasuke no es así, sólo está confundido, por eso no quiero volver a verte cerca de él. Le estás influenciando.

 

Mi hijo no es como tú.

 

Con pesar acababa de descubrir que Fugaku tenía razón en lo que le dijo. Siempre tuvo razón. Encontrar a Sasuke en una nueva relación con una mujer, le confirmaba que ciertamente había estado influenciándole y confundiéndole, que Sasuke no era como él. Ahora era evidente que fue por culpa de sus insistencias que empezó a salir con él.

 

Te has propuesto arrastrarle contigo a tu “moda homosexual”, eso habla mucho de ti, de la clase de persona que eres. Más bien, de la clase de basura que eres.

 

Fugaku tenía razón: era una basura, un idiota que ahora por fin asimilaba que hizo lo correcto en terminar aquella relación.

 

Un extraño peso en su pecho acompañado de un sutil temblor le incomodó lo suficiente como para decidir que lo mejor era marcharse.

 

—Bien dattebayo. M-me alegro por ti. —Esbozó la sonrisa más hipócrita de toda su vida, fingiendo la felicidad que en absoluto sentía—. Si no quieres decirme nada más, me iré, mis amigos me están esperando —se excusó.

—Sé que no te alegras, pero fingiré que te creo.

 

De nuevo se encogió de hombros, resultándole evidente la falsa felicidad de Naruto. Seguro que al mocoso le fastidiaba ver lo rápido que había sabido olvidarle y empezar con otra persona.

 

—Está bien —admitió lo obvio. En ese momento era frustrante que el otro le conociera bastante bien—. No me alegro del todo. Pero a pesar de todo, realmente quiero que seas feliz.

 

En respuesta el otro esbozó una sonrisilla socarrona, disfrutando el malestar que Naruto sentía. Lo que no sabía, es que estaba confundiendo la razón de aquel malestar.

 

Con calma sacó del bolsillo del pantalón un mechero y una cajetilla de cigarros, tomó uno, y bajo la perpleja mirada azul lo encendió y dio una tranquila calada.

 

—Tú… ¿Fumas?

—¿Algún problema? —Sin miramientos, liberó el humo apuntando con saña el rostro del más joven, haciéndole arrugar la nariz y toser un par de veces—. Y respecto a tu comentario anterior, yo no te deseo lo mismo. Espero que no seas feliz —comentó a pesar de todo con una calma estudiada—. Aunque pensándolo mejor, probablemente estoy siendo injusto, ¿no es así? Gracias a ti ahora estoy con Ino —reiteró, como si realmente le estuviera agradecido por ello.

—¿Desde cuándo estás saliendo con ella?

 

La pregunta escapó de sus labios antes de pensarlo siquiera, tratando de ignorar el dolor que las palabras escuchadas le causaron. Era evidente que Sasuke no le iba a desear felicidad, no después de la forma en que le dejó. Aun así, dolía.

 

—Mes y medio.

 

Trató de sonar seguro, pero no estaba del todo convencido de haber dado una fecha exacta. Tampoco es como si contara el tiempo que pasaba con Ino. No le importaba demasiado.

 

—¿¡Y ya vas a presentársela a tus padres!? —No pudo ni quiso ocultar la sorpresa.

 

Estaba celoso. En menos de dos meses ella había logrado algo por lo que él estuvo luchando casi un año, aunque en la recta final de su rota relación cambió de opinión respecto a la idea de querer formalizar la relación frente a los padres de ambos.

 

Al ver el interés de Naruto, Sasuke no desaprovechó la oportunidad para brindar otro golpe al adolescente con sus palabras.

 

—No veo motivos para esperar más, Ino y yo ya nos conocemos íntimamente en todos los aspectos. Es un buen momento para formalizar lo nuestro.

 

Un nuevo temblor sacudió a Naruto, sintiendo por un momento la garganta cerrada como para poder decir algo. Empezó a imaginar a Sasuke con Ino en varias situaciones que no le gustaron. Pero no pudo continuar callado mucho tiempo, necesitaba saber más, salir de dudas.

 

—¿Íntimamente? —Trató de sonar casi desinteresado en aquella pregunta, pero no lo logró.

—Te aclararé algo: no soy virgen. —Fue aliviador dejar de verse como un mojigato frente al otro—. Ella fue la primera para mí cuando tenía diecisiete. —Tras escasos segundos de silencio en los que su expresión de pronto se tornó pensativa, agregó—. De cierta forma, aquella vez también fue gracias a ti que conocí a Ino y empecé a salir con ella.

—¿Gracias a mí? —reiteró ofendido. Aquello debía ser una broma de mal gusto—. Yo no hice nada.

—Claro que sí. —Dio una calada al cigarrillo—. Recuerdo que viniste a buscarme a casa, tan gritón, pegajoso y molesto como siempre. Itachi me estaba insistiendo que le acompañara al cumpleaños de un amigo, pero yo no quería ir, prefería quedarme en casa. Cuando te vi llegar, decidí ir con Itachi para no tener que estar contigo. —Sonrió ligeramente, con prepotencia—. Todo este tiempo, la persona indicada para mí siempre fue Ino; si me hubiera dado cuenta antes, no habría estado perdiendo mi tiempo contigo.

 

Un nuevo temblor más violento que los anteriores golpeó a Naruto, acompañado esta vez de unas aceleradas palpitaciones. Todas las palabras de Sasuke martilleaban en su cabeza de forma desagradable, y definitivamente no quería escuchar más.

 

Sin importarle si aquello le hacía ver como un cobarde, sin decir nada se marchó corriendo, ignorando las punzadas en la rodilla que no eran ni la mitad de dolorosas que las que sentía en el pecho.

 

En cuanto se supo solo, la estudiaba sonrisa altiva de Sasuke se esfumó, dejando en su lugar un rictus serio. Dejó caer el cigarrillo al suelo y lo pisó. Le habría gustado continuar restregándole por la cara a Naruto lo feliz que ahora era con Ino, hacerle ver una y otra vez que el tiempo que estuvo con él fue tiempo perdido, que en absoluto le afectaba ya aquella ruptura. ¿Infantil? Tal vez. Pero una parte de él sentía saciada esa sed de venganza que palpitaba en su interior; la otra parte, realmente idiota, quería ir tras Naruto.

 

Pero como que se llamaba Uchiha Sasuke que no iba a arrastrarse por alguien tan superficial como Naruto. Pensaba salvar el poco orgullo que le quedaba.

 

Al final de la calle alcanzó a Ino y caminaron a su destino. En su mente quedó grabada la expresión perpleja de su madre cuando al recibirle en la entrada vio que venía acompañado. Avisó previamente que iría a casa aquella tarde, y citó también a Itachi y Konan, pero no quiso explicar el motivo y mucho menos aclaró que llegaría acompañado. La misma expresión perpleja se apoderó de los rostros de Itachi y Konan cuando llegaron a la sala, contrastando totalmente con la de pura felicidad en el siempre serio rostro de su padre, quien parecía un niño a punto de abrir su regalo de cumpleaños.

 

Como buena anfitriona, Mikoto animó a la rubia a unirse a ellos en el té y galletas hechas por Konan que estaban degustando.

 

De inmediato, Sasuke dejó caer la bomba y sin expresión alguna que delatara lo dichoso que se sentía, presentó a Ino como su novia. La euforia de Fugaku, nunca antes vista, fue realmente llamativa. El hombre se había puesto de pie de un salto y había acudido presto a estrechar a su hijo entre sus brazos, felicitándole por su noviazgo y alabándole su buen gusto, haciendo sonrojar a Ino.

 

—Muchacha, siéntete como en casa —le dijo con una sonrisa—. Estamos muy contentos de tenerte aquí, ¿no es así, Mikoto?

 

Al no recibir respuesta dirigió la mirada a su esposa, quien les miraba sin parpadear, atónita. Mikoto no entendía nada. Un día Sasuke asegura ser homosexual y tener sentimientos por Naruto y meses después llega a casa presentando a esa chica como su novia. ¿De qué se había perdido?

 

Notando la sonrisa nerviosa de la chica, se obligó a reaccionar y se acercó, tomándola de las manos y tratando de mostrarse cálida con ella. Si Sasuke había decidido que quería a Ino en su vida, ella no iba a oponerse.

 

—Bienvenida a nuestra familia. Supongo que Sasuke ya te habrá hablado de nosotros, pero haré las presentaciones formalmente: mi esposo Fugaku —Después señaló al sofá, donde la joven pareja les miraba casi sin parpadear—, él es Itachi, mi hijo mayor; y ella Konan, su novia. Y yo soy Mikoto, con confianza puedes tutearme.

 

Ino miraba curiosa a la joven pareja en el sofá. Haciendo memoria, se dio cuenta de que a Itachi lo conocía, lo vio el día que conoció a Sasuke en aquella fiesta. El otro también pareció reconocerla a ella, pero ninguno dijo nada. A la novia de éste resultaba que también la conocía, esa mujer trabajaba en Akatsuki.

 

—Muchas gracias. —Le dedicó una sonrisa al matrimonio Uchiha.

 

En realidad Sasuke nunca hablaba de su familia. Podía apostar que su novio ya sabía todo de ella, mientras que ella no conocía ni la mitad de la vida de él. Cuando estaban solos en el apartamento de Sasuke, éste era muy parco y de pocas palabras, cuando llegaba del trabajo se limitaba a permanecer en el sofá viendo la televisión hasta que llegaba la hora de cenar. El día anterior, cuando le propuso a Sasuke formalizar su relación frente a sus padres, éste se limitó a dar una respuesta afirmativa mientras se encogía de hombros, como si no le importara demasiado el asunto.

 

—Estoy seguro de que harás muy feliz a mi hijo —habló Fugaku, sacándola de sus pensamientos.

 

Tras decir aquello, clavó una mirada emocionada en Sasuke. Le llamó la atención no ver aquel brillo peculiar que tiempo atrás habían mostrado los ojos de su hijo menor. Su actitud era más bien desinteresada y en absoluto lucía una sonrisa orgullosa como la que portó Itachi el día que presentó a Konan como su novia. Por su seria expresión y su aire desgarbado, más bien lucía como un pobre hombre amargado y fracasado.

 

Por apenas un instante muy fugaz, una punzada de dolor le molestó en su interior.

 

¿Acaso todavía estaba afectado porque el mocoso maricón le había dejado?, pensó con una repentina rabia. No, no podía ser aquello. Ya habían pasado… unos ocho meses.

 

Quizá tenía problemas en el trabajo. Sí, eso debía ser. Sabía que el trabajo en el hospital a veces era estresante.

 

Volviendo a sonreír, se acercó a él y posó las manos en sus hombros con energía, llamando su atención.

 

—Hijo, estoy muy orgulloso de ti.

—Lo sé. —Curvó las comisuras en una sonrisa, pero ésta no llegó a sus ojos.

 

****

 

Naruto permanecía de pie junto a las gradas del parque, a pesar de que hacía minutos que se había detenido, su corazón continuaba bombeando agitado. Eso, junto a las palabras que Sasuke le dijo, no dejaban de inquietarle.

 

Era doloroso, muy doloroso, darse cuenta de que Fugaku siempre tuvo razón, que Sasuke solamente estaba confundido por su culpa. Cada palabra de él se lo había dejado claro. La culpa pesaba sobre sus hombros por haber arrastrado a Sasuke a su “moda homosexual” como Fugaku lo llamaba, y a la misma vez, los celos retorcían su estómago hasta el punto de provocarle nauseas al saber que Sasuke ahora estaba en una relación, que le había superado con facilidad y que era realmente feliz junto a Ino.

 

Todo este tiempo, la persona indicada para mí siempre fue Ino; si me hubiera dado cuenta antes, no habría estado perdiendo mi tiempo contigo.

 

¿Pero qué pasaba con él? Ocho meses después sus sentimientos continuaban intactos, por supuesto amaba a Sasuke todavía.

 

Y de repente sintió miedo. Miedo a no ser capaz de rehacer su vida tal y como Sasuke había hecho. La idea de visualizarse con otra persona que no fuera Uchiha Sasuke, revolvía doblemente su estómago.

 

—¡Hey, Naruto! —La voz de Kiba se escuchó en la lejanía—. No te habíamos visto llegar. ¿Cuánto tiempo llevas ahí parado como un tonto?

 

Con movimientos automáticos, el rubio enderezó su postura y miró a un lado, descubriendo a Neji, Shino, Gaara, Kiba y Sakura hablando reunidos en la fuente. Los tres últimos se acercaron mientras los otros dos se quedaron para beber agua.

 

—Llegas tarde. —Escuchó que le dijo Sakura cuando estuvieron casi a su lado, ¿pero por qué por momentos escuchaba su voz tan lejana? Era casi como un eco.

—En realidad tampoco han llegado Lee, Hinata, Chouji, Shikamaru y mi hermana —explicó Gaara cuando terminaron de acortar la distancia.

 

Pero Naruto dejó de prestar atención a eso y se enfocó de nuevo en el acelerado latir de su corazón, empezaba a sentir la garganta cerrada y le costaba tragar saliva. Un pequeño temblor se apoderó de nuevo de él, sutil, y un peso se instaló en su pecho. Su respiración se agitó ligeramente, nervioso con las reacciones de su cuerpo. ¿Qué le estaba ocurriendo?, ¿acaso estaba enfermo?

 

—Bueno, Naruto, ¿estás listo para jugar?

 

Sintió pánico al escuchar la voz de Kiba realmente distorsionada, y el tacto del chico sobre su hombro se sentía irreal. ¿Quizá estaba soñando? Debía ser eso. Con un poco de suerte despertaría en su habitación y descubriría que los últimos ocho meses de su vida habían sido una horrible pesadilla, que Fugaku jamás le instigó a terminar su relación y que Sasuke no estaba en una nueva relación con Ino.

 

Sí, pensó respirando con agitada pesadez, aquello era un sueño. En cuanto despertara iría a buscar a Sasuke, le abrazaría fuerte para no dejarle ir jamás y le besaría hasta cansarse.

 

Pero si era un sueño, ¿por qué el dolor en su pecho se sentía tan real? Asustado alzó una mano, comprobando que temblaba de forma incontrolable y por un segundo la vio borrosa. Costándole respirar cada vez más, boqueó en busca de aliento y se llevó la mano al pecho, estrujando la camiseta con desesperación.

 

Tenía miedo, sentía que estaba muriendo. ¡No quería morir! Su respiración se aceleró más y una ligera capa de sudor empezó a bañar su piel.

 

Gaara fue el primero en ignorar la conversación con sus amigos cuando logró escuchar la respiración forzada de Naruto, sonaba como si estuviera ahogándose.

 

—¿Naruto? —preguntó preocupado, visualizando el perfil del rubio.

—Naruto, ¿pasa algo? —secundó Kiba al notar también algo extraño en su amigo.

 

Aunque Naruto quería pedir ayuda, le era imposible, apenas y podía respirar. Jadeaba desesperado. Sus piernas temblaron, y sin poder sostener más su peso cayó de rodillas.

 

—¡Naruto! —exclamó Sakura.

 

Antes de poder sostenerle, el rubio se había desplomado en el suelo, respirando jadeante y sudoroso mientras se estrujaba la camiseta con la poca fuerza que le quedaba.

 

—¡Tranquilízate, Naruto! —rogó Sakura con desesperación.

—¡Naruto! —llamó Kiba.

—¡Respira lentamente! —pidió Gaara.

—¡Está hiperventilando! —se alarmó la chica.

 

Después todo empezó a volverse negro, y las voces sólo eran ecos cada vez más lejanos.

 

—Naruto. Naruto, ¿puedes escucharme? —habló Gaara—. ¡Naruto!

 

Hasta que finalmente, se sumergió en el silencio y la oscuridad.

 

****

 

—Sasuke, ¿podemos hablar? Necesito consultar unos temas de medicina contigo.

 

La tarde transcurría tranquila, con Ino tratando de adaptarse a la que sería su nueva familia a partir de ahora. Había buscado especial cercanía con Konan. Agradecía que el hermano de Sasuke tuviera novia. Todos era amables con ella, especialmente Fugaku, quien parecía estará encantado con su presencia. Eso la relajó.

 

—Claro —respondió el mencionado a la petición de su hermano, poniéndose ambos de pie.

 

En el fondo sabía que aquello era una excusa de su hermano para hablar de Ino. Sabía que esa conversación llegaría tarde o temprano, la estaba esperando. Era natural, ya que Itachi no sabía que lo suyo con Naruto terminó hace mucho.

 

Envueltos en un tenso silencio subieron las escaleras, dirigiéndose a la habitación del hermano menor. Sasuke no había terminado de cerrar la puerta cuando la pregunta de Itachi, con un tono sumamente serio, se hizo oír.

 

—¿Me puedes explicar qué demonios significa lo que ha ocurrido ahí abajo? —Sin darle tiempo al otro de decir algo, continuó—. ¿Dónde está Naruto-kun?, ¿qué pasa con él?

 

Por un momento pensó que quizá Sasuke estaba haciendo una actuación y que ella era una novia falsa, pero eso no tenía sentido. No después de que el propio Sasuke tiempo atrás revelara a sus padres que era homosexual y que tenía sentimientos por el hijo de los Uzumaki, por lo que empezó a temer que esa relación con Ino era muy real.

 

—Lo mío con Naruto terminó —confesó al no quedarle otra opción.

 

Itachi no pudo disimular la sorpresa en absoluto.

 

—¿Qué? —No daba crédito a lo escuchado—. ¿Cuándo?, ¿cómo?

—No quiero entrar en detalles, Itachi, eso es asunto mío. Solamente te diré que mi relación con Naruto ya no me llenaba lo suficiente, así que decidí terminar con él.

 

Ni muerto iba a contar que Naruto se aburrió de él y le cortó. Sería demasiado humillante.

 

—¿Y en qué momento se supone que ocurrió eso?

 

La cabeza de Itachi estaba llena de preguntas. ¿Cuánto tiempo hacía que Sasuke no estaba con Naruto?, ¿mucho?, ¿poco? Es cierto que su hermano muchas veces se quejó de los problemas que le traía su relación con el chico, pero a pesar de ello nunca tiró la toalla, ¿por qué ahora sí?, ¿qué había cambiado? Y luego estaba Ino… ¿En qué momento volvió esa mujer a la vida de su hermano? Sólo esperaba que Sasuke hubiera terminado con Naruto antes de empezar a salir con ella.

 

—A primeros de año —respondió, nuevamente sin querer entrar en detalles.

—¿Y Naruto-kun tomó bien la ruptura? —Se preocupó.

—Muy bien —aseguró tranquilo—. En realidad ambos nos hemos hecho un favor al terminar esa absurda relación, todo era demasiado complicado.

 

El otro sólo atinó a parpadear consternado. ¿Absurda relación? Si Sasuke le decía que Naruto lo había tomado bien le creería, aunque se le hacía extraño. Realmente las cosas debían de haber cambiado mucho como para decidir terminar.

 

—¿Y por qué nunca me habías dicho nada? Varias veces te llamé para recordarte la cena pendiente que teníamos los cuatro, y tú siempre me ponías alguna excusa como que Naruto-kun estaba muy ocupado con asuntos de la universidad, o que a ti te venía mal por temas de trabajo.

—Sé que aprecias a Naruto, me preocupaba que la noticia pudiera afectarte —mintió con descaro.

—Claro que me afecta —admitió. Después de todo estimaba al chico de ojos azules—. Pero si has decidido que estás mejor sin él, no hay algo que yo pueda hacer. Es tu decisión y tu vida.

—Gracias por entenderlo, Itachi —habló aliviado.

 

Pensando que la conversación ya había finalizado, caminó hacia la puerta. Cuando sostuvo el pomo en su mano, la pregunta que escuchó le paralizó.

 

—¿Eres feliz? —Prefirió hacerse el desentendido. Cuando hizo amago de abrir la puerta, el otro insistió, hablando más alto—. ¿Eres feliz con Ino?

 

Sabiendo que no iba a poder evitar esa pregunta, conteniendo un suspiro giró mientras componía una expresión tranquila.

 

—Por supuesto.

—¿Entonces por qué…?

—¿Qué? —Le animó a continuar al ver que se quedó callado.

 

Itachi negó, sin estar seguro de continuar.

 

—Hay algo diferente en ti, y no, no estoy hablando de tu pelo. No sé decir qué es exactamente, pero te aseguro que no eres el mismo Sasuke que estuvo frente a mí el treinta y uno de diciembre.

 

Repentinamente incómodo, como sintiéndose desnudo frente al escrutinio de su hermano, Sasuke le dio la espalda y de nuevo hizo amago de abandonar la habitación.

 

—Tonterías. Sólo estoy algo estresado por mi trabajo.

 

El mayor asintió, dándole una vez más a Sasuke el beneficio de la duda… por ahora.

 

—Espero que seas feliz en tu nueva relación.

 

Una sonrisa desganada curvó una comisura de Sasuke cuando agradeció a su hermano mientras abandonaba la habitación.

 

—Yo también lo espero —se susurró con desánimo.

 

Sí, realmente esperaba poder ser feliz, aunque en ese momento no lo era. A veces era agotador fingir una felicidad que en absoluto sentía. Ino no era una mala chica, trataba de complacerle en todo, siempre tenía una sonrisa para él y mantenía en la cama aquella fogosidad que le conoció cuando tenían diecisiete.

 

Pero… nada de eso le hacía sentir completo.

 

El palpitar acelerado de su corazón que Naruto conseguía con sólo clavar sus ojos azules en él, Ino no era capaz de lograrlo con ninguna de sus miradas, sonrisas o palabras.

 

Desde un principio supo que ella no iba a hacerle ni la mitad de feliz que fue con Naruto. Entonces, ¿por qué empezó a salir con ella?

 

La primera vez que estuvieron juntos fue un desliz. Todo ocurrió el 20 de junio, era el cumpleaños de Karin y todos habían salido a beber para celebrarlo. Aunque no se sentía con ánimo, se obligó a salir estando seguro de que le haría bien. Para terminar fueron al karaoke, allí bebieron demasiado, todos terminaron tocados por el alcohol, unos más que otros.

 

Recordaba vagamente haber visto a Karin algo mimosa con Suigetsu por un momento. También podía recordar que en algún punto, mientras Ino parloteaba sobre lo maravilloso del amor, él reaccionó mostrando su resentimiento hacia el amor. Eso llamó la atención de la rubia que le preguntó descaradamente por su novia, y él, con la lengua suelta por el alcohol, respondió que aquello se terminó y que no quería hablar sobre ello.

 

Cuando en la madrugada volvían a sus casas, en ningún momento evitó que Ino le acompañara, tampoco hizo algo para rechazar el beso que ella le dio nada más entrar en su apartamento, y mucho menos evitó que terminaran enredados entre las sábanas. Por momentos se perdió mirando los ojos azules de Ino en la penumbra de la habitación, pensando inevitablemente en Naruto. En todo momento pensó en él.

 

A la mañana siguiente el remordimiento cayó sobre él como una pesada roca. Le indignó ver a Ino ocupando el espacio en la cama que siempre perteneció a Naruto, aunque sabía que no podía reprocharle nada porque él también dio pie a que aquello ocurriera. Simplemente le hizo ver a la chica que aquello era un error que no volvería a repetirse. Ella confesó sus sentimientos, nada nuevo para él, y su respuesta fue invitarla, todo lo amablemente que su frustración le permitió, a asearse, marcharse y actuar como si aquello no hubiera ocurrido.

 

Pero no contó con que días después de aquello, ella tomaría el valor para aparecerse en su apartamento, confesándole de nuevo sus sentimientos. Aquella escena se repitió varias noches durante un mes, causándole frustración. Le recordaba a aquellos días en los que Naruto no paraba de buscarle.

 

Finalmente, enojado consigo mismo por el hecho de no poder olvidar a Naruto a pesar del tiempo transcurrido, decidió darle una oportunidad a la chica. Quizá ella le ayudaría a olvidarle. En parte también la aceptó porque sabía que Fugaku se sentiría orgulloso si le veía llegar a casa de la mano de una mujer.

 

Y efectivamente, su padre no había tardado en hacerle saber que se sentía orgulloso de él.

 

Pensó que ser el orgullo de su padre y tener su aprobación le llenaría, pero no fue así. Era como si existiera una parte de él imposible de llenar de nuevo.

 

Pero prefería dejar de pensar en eso. Se limitaría a vivir el día a día con la mayor normalidad posible, tratando de sustituir en su mente los ojos azules de Naruto por los de Ino. No amaba a su novia, y tampoco sabía si en algún momento le nacerían las ganas de intentar amarla seriamente. En lo que a él respectaba, actualmente no creía en el amor y le parecía un sentimiento molesto. Por haber amado ahora estaba tan herido.

 

Así se lo hizo saber a Ino, el día que ella le pidió una oportunidad por última vez le confesó que no sabía si sería capaz de amarla. Pero la chica no se desanimó y le aseguró llena de determinación que lograría despertar sentimientos en él.

 

En ese momento pensó que no perdía nada por intentarlo y quizá podría ganar algo: olvidar a Naruto y ser feliz.

 

****

 

—Entonces, ¿ya te sientes mejor? —preguntó Sakura por tercera vez, tan preocupada como lo haría una madre—. Insisto en que debería verte un médico, Naruto.

 

El otro suspiró, recostado en las gradas y con la cabeza reposando en los muslos de su amiga. Ya no sabía cómo decirle que no quería ir al médico.

 

Despacio se incorporó hasta quedar correctamente sentado. Se sentía un poco débil. Alzó la cabeza, encontrándose con los rostros preocupados de Chouji, Hinata, Kiba, Neji, Lee y Gaara

 

—¡Casi nos matas del susto! —le reprochó Kiba con palpable nerviosismo—. ¡Tonto! Pensaba que te habías muerto.

—¿Estás bien, Na-Naruto-kun? —preguntó Hinata en un tono más amable.

 

El rubio sonrió un poco, agradecido con la preocupación de sus amigos.

 

—No es nada, chicos. Ya estoy bien dattebayo.

 

En silencio, Gaara caminó hasta sentarse al otro lado del rubio.

 

—Naruto, ¿hay algo que te esté preocupando?

—¿Uh? —Todavía desorientado, le miró—. En absoluto —mintió con descaro.

—¿Entonces a qué se debió ese ataque de ansiedad?

 

Por un segundo no pudo evitar rememorar el rostro de Sasuke, su seria expresión y la forma en que le miraba. Sus hirientes palabras. El miedo que sintió ante la idea de no ser capaz de rehacer su vida. Pero rápido trató de desechar todo eso y sacudió la cabeza. Sakura-chan le había explicado que había sufrido un ataque de ansiedad, y si volvía a recordar a detalle todo lo ocurrido aquella tarde, temía volver a desvanecerse. Le asustaba volver a sentirse igual, por un segundo pensó que se estaba muriendo.

 

—Ah, ya sabes… La universidad, algunos problemas en casa…

 

Chouji se atrevió a interrumpir, preocupado.

 

—¿Las cosas van mal en tu casa?

—N-no… —negó rápidamente.

—¿Entonces? —preguntó ahora Lee.

—Sólo las típicas tensiones que un hijo puede tener con sus padres, nada serio.

—Si tú lo dices… —respondió el pelinegro.

 

Al sentir una mano posándose en su hombro, Naruto reaccionó y miró al pelirrojo a su lado.

 

—Naruto… sabes que cualquier problema que tengas, estoy aquí para escucharte y ayudarte. —Le hizo saber en un susurro. Dudaba que se tratara de lo que el otro decía, pero no podían presionarle a hablar de algo que no quería—. No olvides que somos amigos.

—Lo sé. Gracias, Gaara —respondió con una pequeña sonrisa sincera.

 

En silencio Sakura se puso de pie, haciéndose notar ante el resto.

 

—Muy bien, fin de la conversación. —Miró a su amigo—. Naruto, deberías ir a casa y descansar.

—Pero… —Trató de protestar.

—Es eso, o que te vea un médico.

—Justo estaba pensando que tengo muchas ganas de ir a casa. —Sonrió con desgano, poniéndose de pie con ayuda de Gaara—. Lamento haberos preocupado, chicos.

—Yo le acompañaré a casa —sentenció la chica.

 

Tras despedirse brevemente de todos, los dos partieron a casa de los Uzumaki.

 

—Naruto, dime la verdad —habló cuando abandonaron completamente el parque—. ¿Sasuke tiene algo que ver en ese repentino ataque de ansiedad?

 

El otro respingó ante la directa y acertada pregunta.

 

—¿Qué cosas preguntas, Sakura-chan? —Sonrió nervioso—. ¿De dónde sacas eso?

 

Naruto y su manía de evadir respuestas cuando no quería hablar de algo, pensó.

 

—Entonces estoy en la cierto —asumió—. En los últimos meses se me ha hecho extraño no escucharte hablar ni una sola vez sobre Sasuke, como si él de repente hubiera dejado de existir. Antes siempre todo era Sasuke esto, Sasuke aquello… Todo giraba en torno a lo perfecto que era Sasuke. —Escuchó al otro emitir un gruñidito que delataba su incomodidad y vergüenza—. Y de repente, nada. También recuerdo que desde hace unos meses tu carácter se ha vuelto un poco agrio, aunque por suerte en las últimas semanas se ha suavizado un poco. Ya estaba pensando seriamente en golpearte…

—Sakura-chan —La interrumpió, repentinamente serio—. Tienes razón. Es por Sasuke —confesó.

 

Ella le miró sorprendida.

 

—¿Qué pasó?

 

Tratando de darse valor, apretó los puños y respiró hondo.

 

—Todo terminó —logró decir en un balbuceó. Pero al pensar en hablar de su situación con Sasuke, su corazón otra vez palpitaba ansioso y el conocido temblor de antes le asaltaba, creándole de nuevo temor—. Pero no me hagas hablar de ello. Por favor —pidió acelerado.

 

Viendo el estado de su amigo, Sakura rápidamente le frotó la espalda en un gesto cariñoso, tratando de transmitirle calma con una pequeña sonrisa.

 

—No tienes que preocuparte. Lo entiendo, no te sientes preparado. No te presionaré —prometió—. Lo más importante ahora es que te calmes, y cuando llegues a casa, descansa.

—Lo haré —aseguró, tratando de mantener la calma y respirar hondo antes de que las sensaciones se salieran de control como antes.

 

A pesar de no querer presionarle, a Sakura la corroía la curiosidad. Se preguntaba cómo y cuándo había terminado lo que existía entre su amigo y Sasuke. A juzgar por el estado de Naruto, parecía no haber acabado en buenos términos. Pero esperaría paciente hasta que él se sintiera con él ánimo y las fuerzas necesarias para contárselo.

 

Se alivió al ver que poco a poco Naruto recuperaba su buen semblante. Aunque no estaba de más pensar en una excusa por si Kushina notaba algo en su hijo, podrían inventar que a Naruto le dolía la cabeza. Sí, esa excusa sonaba creíble.

 

****

 

Mikoto despidió con un abrazo a Konan, y después con uno más afectuoso y prolongado a Itachi cuando se marcharon. Fueron los últimos en abandonar la casa. Ino y Sasuke se habían marchado casi una hora antes.

 

En cuanto estuvieron solos, al igual que ocurrió el día que conocieron a Konan, su esposo empezó a hablar, expresando la impresión que le había causado Ino. Todo eran alabanzas y palabras de aprobación.

 

—Es una mujer encantadora —seguía parloteando—. Me pregunto cuántos hijos nos darán Sasuke y ella. Espero que sean dos como mínimo.

—Fugaku. —Pero ella no podía estar tan tranquila y optimista—. ¿Lo de esta tarde no te ha parecido una situación… extraña? —titubeó.

—¿Extraña?, ¿por qué? —preguntó intrigado, tomando asiento en el sofá.

 

La mujer trató de poner orden a las dudas en su cabeza por un momento antes de responder.

 

—Sasuke nos dijo el año pasado que es homosexual, y que Naruto le gustaba. ¿Lo has olvidado? —Suspiró—. ¿Cómo alguien homosexual, con sentimientos por un hombre, termina emparejado de un momento a otro con una chica?

 

La felicidad menguó en Fugaku al recordar aquella fatídica noche en la que Sasuke soltó semejante bomba. Por suerte, gracias a Mikoto supo reaccionar a tiempo y controlar la situación. Ahora, Sasuke era un hombre hecho y derecho, un hombre sano. Él siempre lo supo: Sasuke no era como Naruto, sólo estaba influenciado por el mocoso amanerado.

 

—Probablemente sólo era una etapa y estaba confundido —le restó importancia, encogiéndose de hombros. De pronto, la miró suspicaz—. ¿Qué ocurre?, ¿acaso no te ha agradado Ino?

—No. No se trata de eso. —Negó rápidamente con sinceridad—. Sólo se me había hecho extraña esta situación.

—En vez de tener esa cara de preocupación, deberías estar contenta y orgullosa por Sasuke. Cuando nuestro hijo dijo tener sentimientos por Naruto te vi tomarlo con demasiada tranquilidad, Mikoto —le recordó con un ligero reproche.

—¿Estás insinuando que prefería a Naruto sobre Ino?

—No sé, dímelo tú. —La miró serio.

 

La mujer se cruzó de brazos, ofendida ante tal acusación.

 

—No se trata de a quién prefiero yo, si no Sasuke —rebatió—. En lo que a mí respecta, yo me limitaré a abrirle los brazos a la pareja de nuestro hijo, ya sea hombre o mujer. La persona que haga feliz a Sasuke, también me hará feliz a mí.

 

A Fugaku no le gustó la palabrería sensiblona de su esposa. No aprobaba que ella fuera tan tolerante respecto al tema de los homosexuales, pero ya no merecía la pena discutir por aquello, después de todo Naruto ya estaba fuera de la vida de su hijo.

 

—Ya hemos visto que Sasuke prefiere a Ino, es evidente.

—¿Entonces por qué no se veía feliz?

—¿Qué tontería estás diciendo? ¡Claro que se veía feliz! —Ahora era él quien lucía algo ofendido.

 

Aunque inconscientemente no pudo evitar recordar el momento en que él pensó algo parecido tras estudiar a su hijo con la mirada. Pero se obligó a pensar que no se trataba de eso, no podía ser que Sasuke estuviera siendo infeliz, no en ese momento cuando tenía a semejante mujer a su lado. Si él estaba con Ino era porque así lo quería, no es como si alguien le hubiera empujado a los brazos de esa mujer.

 

No, no… Sacudió ligeramente la cabeza. El hecho de que él hubiese alejado a Naruto no significaba nada. Lo único que había hecho era atacar el problema desde la raíz, gracias a ello Sasuke ahora era un hombre nuevo y sano.

 

—A mí no me pareció así —insistió.

—Quizá ha tenido un mal día en el trabajo. No lo tomes tan a la tremenda, Mikoto.

 

Entonces ella se tranquilizó por un momento. No había pensado en esa opción. Tal vez Fugaku tenía razón y aquella aura decaída en Sasuke sólo era debida a problemas en el trabajo y no tenía nada que ver con su vida amorosa.

 

—Viéndolo así, puede que sea eso —dijo más convencida.

—Por supuesto.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Feliz 2019 a todos! Espero que tengáis un año repleto de cosas maravillosas y que vuestros sueños se cumplan :D Aquí traigo la primera actualización del año como regalo de Reyes.

 

Como dato extra, os cuento otras tres cosas importantes:

 

1.- ¿Alguien captó en el capítulo la referencia al capítulo 209 de Naruto Shippuden (anime)? XD

 

2.- Que no os preocupe el hecho de Sasuke esté con Ino. No voy a estar contando a detalle cómo es la relación de ellos (sólo lo estrictamente necesario). Aclaro que esta situación no es un relleno, es necesario para la trama que esto ocurra, ya veréis por qué.

 

3.- Recuerdo de nuevo que el fic es SasuNaru.

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).