Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 49: “El verdadero culpable”:

 

Itachi se abrazó a sí mismo cuando una fría brisa empezó a soplar. Se acomodó la chaqueta y abrochó el cierre de ésta buscando más calor. Estaba siendo un noviembre bastante frío. Se dirigía a Akatsuki para hacerle una visita sorpresa a Konan y de paso tomaría un café que le calentara el cuerpo.

 

Parpadeó sorprendido cuando a unos pasos de entrar en el local, vio salir de allí a Naruto portando entre sus manos una caja que apostaba contenía dentro un gran pastel.

 

El tiempo pareció detenerse por un segundo cuando sus miradas se encontraron. De inmediato Naruto retrocedió un paso, como si por un momento hubiera pasado por su cabeza dar media vuelta y huir, pero después le vio inclinar el rostro y retomar sus pasos, con intención de pasarle de largo.

 

¿Acaso no iba a detenerse a saludarle?

 

Ah, cierto, él ahora no estaba con Sasuke.

 

En esos dos meses no se había acostumbrado al hecho de que su hermano ahora estaba en otra relación. Tampoco es como si ahora viera mucho a Sasuke. Podía jurar sin temor a equivocarse, que podía contar con los dedos de una mano las veces que le había visto en todo el año. Ya no pasaba por casa de sus padres cada domingo como era su costumbre, así que no se encontraban allí; tampoco pasaba por su apartamento para hacerle una visita, en lo que llevaban de año sólo había ido a visitarle una vez, el mes pasado.

 

—Naruto-kun, hola —saludó él finalmente.

 

El chico se detuvo con un respingo y le miró sorprendido, como si no hubiera esperado que él le hablara.

 

—Hola —respondió inseguro.

 

Después se creó un pesado silencio entre ellos. Naruto no habría esperado por nada del mundo que Itachi siquiera le dirigiera la palabra. Pensaba que le odiaba por la forma en que había dejado a Sasuke. A lo mejor él también iba a dedicarle palabras crueles como Fugaku y Sasuke y por eso le había detenido.

 

Ni hablar, no iba a aceptar más palabras crueles de parte de los Uchiha.

 

Decidido dio un paso dispuesto a marcharse, pero Itachi de nuevo le habló.

 

—Hace mucho tiempo que no nos vemos. ¿Cómo has estado?

 

Le llamó la atención el hecho de que Itachi le hablara con la amabilidad de siempre. Consternado giró para mirarle. En sus ojos sólo encontró una mirada serena, la habitual en él.

 

—Sí, un largo tiempo —atinó a decir, evitando responder aquella pregunta.

 

¿Cómo iba a decirle que se sentía muerto en vida desde el día que se vio empujado a dejar a Sasuke?, ¿que aunque sabía que hizo lo correcto y mejor para Sasuke, él era incapaz de continuar su vida con normalidad y seguir adelante?, ¿que le pesaba la culpa por haber mentido a Sasuke?

 

De nuevo se creó un largo silencio entre ellos que no sabía cómo romper.

 

—Naruto-kun… —La voz de Itachi se enserió ligeramente—. Hace poco me enteré de tu ruptura con mi hermano.

—Ah… —musitó, aferrando la caja en sus manos al tiempo que bajaba la mirada—. No quiero hablar de eso, Itachi. Será mejor que me marche.

—Espera. —Antes de que el otro se moviera siquiera un milímetro, posó una mano en su hombro derecho—. Lamento si mis palabras te han incomodado. Sólo quería saber cómo estabas. Sasuke me contó que lo tomaste muy bien cuando él te dejó, pero en el fondo me cuesta creerlo.

 

La sorpresa se vio reflejada en el adolescente. A sus diecinueve años, su rostro se veía ligeramente más maduro, y los centímetros que había ganado los últimos meses no pasaron desapercibidos para Itachi.

 

—¿Cuando él me dejó? —reiteró parpadeando repetidamente.

 

¿Así que Sasuke no le había dicho la verdad a Itachi? Ahora entendía por qué éste le estaba tratando con la cordialidad de siempre.

 

—¿Acaso no ocurrió así? —preguntó suspicaz, resultándole llamativa la sorpresa.

 

Naruto sacudió la cabeza en un movimiento errático, sin afirmar ni negar la pregunta. Estaba un poco confuso con aquella revelación.

 

—Sí… Claro, así fue —respondió finalmente.

 

Conociendo lo orgulloso que era Sasuke y la forma cruel en que le dejó, entendía que hubiera dicho que fue él quien terminó todo. No le molestaba demasiado mantener la mentira de Sasuke, sentía que se lo debía a modo de compensación. Por otro lado, afirmando aquella mentira, la conversación terminaría allí y podría marcharse de una vez. No es que Itachi le molestara, pero era incómodo tratar con él ahora que no era novio de Sasuke.

 

Parpadeó ligeramente sobresaltado cuando un brazo de Itachi le rodeó gentil los hombros y le invitó a caminar de regreso hacia Akatsuki. Afirmó los pies en el suelo para obligarle a detenerse, llamando la atención del mayor.

 

—Vamos dentro, Naruto-kun. Aquí hace frío.

—No puedo. —Más bien no quería—. Mis amigos me están esperando. —Alzó el pastel en sus manos. Era el cumpleaños de Lee, y le estaban esperando en Yakiniku Q.

—No te quitaré mucho tiempo —prometió.

 

Pero una vez más se negó a caminar cuando Itachi le incitó a hacerlo. Lo mejor era estar alejado de cualquier Uchiha.

 

—Naruto-kun, sólo serán cinco minutos. No te robaré más tiempo.

 

El rubio finalmente asintió y retomó el camino a Akatsuki. Ocuparon la primera mesa que encontraron vacía y una camarera no tardó en acercarse para atenderles. Naruto no pidió nada, mientras que Itachi pidió un café y preguntó a la camarera por Konan. La muchacha le contestó con un sonrojo que Konan había salido a comprar unas cosas pero que no tardaría mucho en regresar.

 

Cuando ella se fue, ambos quedaron en silencio. Naruto se vio obligado a clavar la mirada en la mesa al ver que Itachi no dejaba de observarle.

 

—¿Sabes, Naruto-kun? Como abogado, estoy acostumbrado a lidiar con gente mentirosa. No soy una máquina infalible capaz de detectar cualquier mentira, pero reconozco que me he vuelto hábil en esto.

 

El chico le miró alzando apenas la mirada, preguntándose interiormente a qué venía aquel comentario.

 

—Me alegro por ti —atinó a decir finalmente.

 

Con tranquilidad, Itachi recargó los brazos sobre la mesa y se inclinó un poco, preparado para ver la reacción que tendría el otro ante su siguiente pregunta.

 

—No fue Sasuke quien terminó la relación, ¿no es así? —El brinco que Naruto dio en la silla fue demasiado perceptible, haciéndole confirmar su sospecha—. ¿Qué pasó en realidad?

 

La sonriente camarera depositando el café de Itachi sobre la mesa evitó que le respondiera que no le importaba y que se metiera en sus asuntos. Pero entonces vio su oportunidad. En esa pequeña brecha de segundos en los que ella le decía que disfrutara de su café acompañado de unas galletas y que Itachi agradecía, raudo tomó el pastel sobre la mesa y se marchó corriendo.

 

No pensaba decirle la verdad a Itachi. No tenía sentido. Sasuke ahora estaba en una nueva relación y era feliz. Remover el pasado sólo reavivaría el dolor y no serviría para nada.

 

—¡Naruto-kun!

 

Itachi soltó un sonoro suspiro cuando el chico abandonó el local y con resignación volvió a tomar asiento. No imaginó que huiría. Pero aquella huida confirmaba doblemente sus sospechas: no era Sasuke quien había terminado la relación.

 

¿Cuando él me dejó?

 

La sorpresa de Naruto fue demasiado llamativa en ese momento como para dejarla pasar por alto. Y no sólo eso, la forma en que apartaba la mirada, su actitud nerviosa…

 

Meditando más profundamente, no es que fuera extraño que Sasuke hubiera mentido diciendo que fue él quien terminó con todo, su hermano era orgulloso. Pero había una pieza que no encajaba en su rompecabezas mental. Él había sido consciente de los sentimientos de Naruto hacia Sasuke, la forma en que el chico le buscó y sufrió con los continuos rechazos en un inicio. Siempre se había mostrado feliz en aquella relación. Era extraño que hubiera sido precisamente él quien hubiera terminado con todo. Habría tenido más sentido si hubiera sido Sasuke quien hubiera dado ese paso, ya que él en varias ocasiones se quejó de los problemas que le traía tener una relación con Naruto.

 

Eso sólo significaba que algo había ocurrido entre ellos. ¿Pero qué? ¿Discutieron? ¿Quizá Ino se había entrometido en su relación? Sasuke debía de haber hecho algo muy malo como para que Naruto quisiera terminar con él. ¿Quizá le fue infiel con Ino?

 

Sacudió la cabeza. No, no veía a Sasuke como ese tipo de hombre. Además, se estaba preocupando e inmiscuyendo en exceso debido al estima que sentía por Naruto. Eran cosas que ocurrían, relaciones que un día iban sobre ruedas y al siguiente terminaban.

 

Entendía que el chico hubiera salido corriendo, estaba intentando meterse en terrenos que no eran su asunto. A veces su papel de abogado se escapaba sin poder evitarlo.

 

Pero aunque se dijera aquello, todavía había una espinita pinchando en su interior que le empujaba a querer saber más sobre el tema.

 

****

 

Gaara miraba incrédulo el examen en las manos de Naruto, lleno de tachones y correcciones en rojo. Lo más desconcertante era la nota extremadamente baja, casi un cero. Bien, Naruto no era el chico más brillante de la clase, pero el año anterior había ido aprobando los exámenes con notas nada despreciables. Sin embargo, en este nuevo curso las notas de Naruto habían empezado flojas y cada vez iban más en picado.

 

La sorpresa aumentó cuando escuchó al profesor de inglés dar una buena reprimenda a Naruto, el cual parecía estar en su propio mundo en ese momento, y amenazar con que hablaría con sus padres si las notas continuaban de esta forma, haciéndole saber el descontento que varios profesores tenían con él.

 

Aunque Gaara esperó que Naruto dijera algo, vio que éste se limitó a asentir sin más. Parecía que le daba igual todo aquello. Cuando la clase terminó y todos abandonaron el aula, tomó a Naruto del brazo y casi a rastras le obligó a acercarse el profesor. Sobre la marcha se inventó una mentira arriesgada para excusar a su amigo. Le contó al profesor que un tío de Naruto había estado muy enfermo los últimos meses y que esa situación había mantenido a su amigo preocupado y poco centrado en los estudios, y prometió que desde ahora el chico sacaría buenas notas.

 

Suspiró aliviado cuando el profesor pareció creerle, le preguntó a Naruto si eso era cierto y el chico se limitó a asentir mientras también aseguraba que no volverían a repetirse unas notas tan bajas en los exámenes. Aquello apaciguó el enfado del hombre y aceptó no hablar con los Uzumaki por ahora.

 

Cuando abandonaron la universidad, siendo recibidos por una fría tarde de enero, Gaara sostuvo nuevamente del brazo al otro y le obligó a tomar un camino diferente al de siempre para no encontrarse con Shino. Seguramente el chico les estaba esperando y quería hablar a solas con Naruto.

 

—No sé si eres consciente de que acabo de salvarte el trasero —comenzó a decir con seriedad.

—Lo sé’ttebayo. Gracias, Gaara.

—No entiendo qué está pasando contigo. —Le miró con preocupación—. ¿Dónde está el Naruto que cada día se mostraba entusiasta en clase y soñaba con ser maestro de escuela? Ahora te miro y parece que todo eso ya no te importa.

—…sí me importa —aseguró sin ánimo.

—Pues no se nota —reprendió—. He visto tu examen y tenías errores que ni un niño de primaria cometería, no me extraña que el profesor estuviera tan enfadado.

 

Esperó que el otro dijera algo para excusarse, cualquier cosa, pero sólo hubo silencio. Exasperado, le encaró.

 

—Dime de una buena vez qué es lo que te está pasando, Naruto.

—Nada. Sólo estoy un poco agobiado por la universidad.

 

Un nuevo agarre de parte de Gaara les hizo detenerse. Por la seria mirada que el pelirrojo le dedicaba, supo que no le había creído ni un poco.

 

—Sólo quiero ayudarte —aseguró—. Así que no te dejaré ir hasta que me cuentes la verdad.

 

Repentinamente frustrado, Naruto rompió el contacto con un movimiento airado.

 

—¡No puedes ayudarme!

—¿Pero cuál es el problema?

—¡El problema es que soy un idiota! —Se exasperó—. Y ahora déjame en paz.

 

Estuvo por retomar el camino, pero una vez más Gaara le sostuvo del brazo, en esta ocasión con demasiada firmeza.

 

—Creo que no has entendido la parte de “no te dejaré ir hasta que me cuentes la verdad”.

—¡No es asunto tuyo!

—Eres mi amigo, claro que es mi asunto.

 

El rubio sólo pudo gruñir ante la insistencia de Gaara. Nunca le había visto comportarse tan terco. Apartó la mirada, soltando un largo resoplido.

 

—Lo mío con Sasuke se terminó. Eso es lo que me pasa. ¿Satisfecho? Ahora suéltame.

 

Fue inevitable para Gaara pensar que sí, se sentía satisfecho de escuchar eso, pero no de ver el estado en que se encontraba el otro.

 

—¿Eso es todo?

—¿Qué?

—Estás tirando tu futuro a la basura simplemente porque tu relación con Sasuke no funcionó. Naruto, reacciona, te estás equivocando. Tu relación no es la primera que no funciona, pero hay… más chicos ahí afuera a los que les gustaría estar contigo —dijo lo último un poco más bajo, sintiéndose algo incómodo por la vergüenza—. Simplemente continúa tu vida sin más.

—¡Eso trato de hacer, pero no puedo’ttebayo! Yo no quería terminar con él. —Se llevó una mano a la cabeza, empuñando algunos rubios mechones con frustración—. Soy un idiota. Un idiota que no sabe manejar los problemas.

 

La desesperación fue palpable para Gaara, y entonces se sintió incómodo al ver que todavía no tenía oportunidad con Naruto. Sacudió la cabeza. No, ¿qué cosas estaba pensando? Él se prometió que se mantendría como su amigo, nada más.

 

Y lo que un buen amigo haría, sería dar un buen consejo en vez de pensar en cómo conquistarle.

 

—Si no querías terminar con él… —Tomó aire, preparándose para lo que iba a decir—. ¿Por qué no le buscas y habláis?

—Porque no puedo. Sasuke ahora tiene novia —Sus labios se curvaron en un fugaz puchero, sintiéndose afligido—. Sólo salió conmigo porque se sentía confundido.

—No entiendo lo que dices.

 

La expresión de confusión de Gaara se iba transformando en una de sorpresa conforme Naruto le relataba todo lo ocurrido con Sasuke tiempo atrás y el motivo por el que terminó la relación con él.

 

—¿En serio el padre de Sasuke hizo eso? —Recibió un asentimiento como respuesta—. Estoy sin palabras.

—Lo importante en este asunto es que al final Fugaku tenía razón: Sasuke estaba confundido. ¿Sabes cómo me dolió confirmar eso?

 

Pero Gaara negó con la cabeza, no compartía del todo aquel punto de vista.

 

—Me cuesta creer que Sasuke estuviera confundido.

—¿Por qué?

 

Después quedó un pequeño silencio incómodo en el que el pelirrojo dudaba si responder.

 

—Porque… habéis estado mucho tiempo juntos, y no es un niño que no sabe lo que quiere, ya es un hombre.

—Sí, no es un niño. —Señaló lo obvio—. ¿Pero si no estaba confundido porque ahora está saliendo con una mujer?

 

El otro se encogió de hombros.

 

—Tal vez es bisexual. —Apartó la mirada—. Mira, yo que tú dejaría de darle vueltas a este problema e iría a hablar con Sasuke.

—¿En serio?

 

Gaara apartó un poco más la mirada y giró hasta casi darle la espalda. En el fondo se recriminaba por lo que estaba haciendo. En vez de tomar la oportunidad para intentar conquistar a Naruto, le estaba acercando a los brazos de su rival.

 

Pero por otro lado, realmente quería ver feliz a Naruto, y si era Sasuke esa felicidad, intentaría que su amigo la alcanzara de nuevo.

 

—Pero…

—¿Mn?

—Si Sasuke te rechaza, si te dice que está confundido o que prefiere continuar con esa mujer… no dejaré escapar la oportunidad. —Apretó ligeramente los puños, dándose valor—. Yo no estoy confundido. Mis sentimientos hacia ti son los mismos.

 

Al no recibir respuesta, se animó a encararle con cautela. A pesar de que las mejillas de Naruto tenían un pequeño sonrojo, era perceptible una expresión de ligera incomodidad en su rostro.

 

—Gaara, yo…

—Lo sé —interrumpió. No quería escuchar un segundo rechazo—. Todo está bien. Sólo hazme caso y habla con Sasuke, cuéntale la verdad.

—Pero entonces él y su padre… —dudó—. Sasuke me ha dejado ver lo importante que es para él el lazo con su familia. No quiero romperlo.

—Merece saberlo. Si yo estuviera en el lugar de Sasuke, me gustaría saberlo. —Se acercó un paso, atreviéndose a posar una mano en el hombro del otro por un momento—. Si tú estuvieras en el lugar de Sasuke, ¿no te gustaría saber la verdad?

—Lo cierto es que sí —confesó con un hondo suspiro tras pensarlo unos segundos.

 

En más de una ocasión había deseado contarle la verdad a Sasuke, la mentira pesaba sobre sus hombros. Él, que siempre le había reprochado a Sasuke por sus mentiras, ahora actuaba igual.

 

Era despreciable.

 

Gaara tenía razón, Sasuke merecía saber la verdad, pero le daba un poco de miedo romper la relación con su padre y también escuchar la respuesta que recibiría. Quizá le diría que ya no importaba y que prefería continuar con Ino a pesar de todo.

 

Bien, aceptaría cualquier respuesta.

 

Solamente iría allí, confesaría la verdad y despejaría el peso en su conciencia. No iba a entrometerse en su nueva y feliz relación. Ya no era el niño que buscaba insistente la atención de Sasuke, llegando incluso a sabotear alguno de sus intentos de cita con Karin. No. Ahora tenía diecinueve años, no podía tener ese tipo de comportamiento infantil.

 

Sonrió esperanzado. Quizá después de contar la verdad, sería capaz de continuar con su vida sin sentirse atormentado.

 

—Gracias, Gaara.

 

El otro le miró con seriedad, intentando contener las ganas de reprenderle.

 

—Si de verdad quieres agradecérmelo me vas a invitar a comer en Ichiraku y después iremos a la biblioteca a estudiar. Estudiaremos hasta que te salga humo por las orejas. Como vuelvas a suspender otro examen conocerás la ira de Sabaku no Gaara.

 

Naruto tragó saliva al ver el rictus sumamente serio, incluso amenazante, de su amigo. Nunca le había visto así, parecía un asesino en serie. Asintió con una sonrisilla nerviosa.

 

—Claro’ttebayo. Como digas.

 

****

 

Un suspiro cansado abandonó los labios de Sasuke al llegar a su hogar después de un tedioso día de trabajo. No fue sorpresa encontrar a Ino allí. Se saludaron con un casto beso y sin querer perder más tiempo se encaminó al baño para tomar un baño caliente. Se tomó su tiempo, intentando dejar la mente en blanco y relajarse.

 

Si logró siquiera relajarse un poco, eso quedó atrás cuando al abandonar el baño portando ropa cómoda para estar por casa y una toalla sobre los hombros, se topó de frente con Ino que le miraba sonriente.

 

—Sasuke, mira lo que he comprado —habló con una sonrisa coqueta, alzando en su mano una caja de preservativos. Se acercó mimosa, paseando un dedo por el torso del pelinegro—. ¿Qué tal si hoy usamos alguno? Hace semanas que no tenemos diversión.

—Después —respondió rápidamente—. Primero quiero comer algo.

 

Sin más rompió el contacto, caminando a la cocina.

 

—Por supuesto —dijo ella—. Mejor después, durante la noche. Iré a guardarlo en tu habitación.

 

Él asintió sin estar muy interesado. Lo cierto es que no estaba de humor para acostarse con Ino. La cabeza le dolía cada vez que recordaba que hace escasos días se cumplió un año de aquel día en que Naruto le dejó. Y pensar que de haber seguido juntos, ahora estarían por cumplir dos años de relación…

 

—Ah, Sasuke, ¿desde cuándo eres desordenado? —Escuchó decir a Ino en la distancia—. Tus cajones son un desastre.

 

No respondió nada, sólo rodó la mirada mientras buscaba algo en la nevera para saciar su apetito hasta la hora de la cena. Pero entonces se tensó y cerró la nevera con un portazo al recordar algo importante que guardaba en los cajones: las fotografías y el dibujo de Naruto.

 

Raudo se dirigió hacia allí, viendo a Ino sacar el sobre donde guardaba todo.

—¿Um?, ¿y esto?

 

Se lo arrebató de la mano, y antes de poder decir algo, se escucharon unos golpes en la puerta.

—¿Quién será? —preguntó ella, yendo curiosa a abrir. Sonrió al ver de quién se trataba—. ¡Sasuke, tienes visita, es tu hermano!

 

Extrañado con aquella visita, Sasuke guardó el sobre en un lugar diferente y abandonó la habitación.

 

—Itachi, hola —saludó, interiormente confuso—. ¿Ocurre algo? —El mayor se mantuvo en silencio y dedicó una mirada a la chica—. Ino, déjame a solas con mi hermano.

 

Resignada, ella se encogió de hombros y tras despedirse con un beso se marchó. Al instante los hermanos tomaron asiento y se observaron un momento antes de que Itachi tomara la palabra.

 

—Hay algo importante que quiero contarte. Verás, Konan y yo estamos pensando en casarnos.

—Eso es una buena noticia. ¡Enhorabuena! Iré por unas cervezas… —El suave agarre de Itachi en su hombro le detuvo—. ¿Qué?

—¿Vas a llevar a Ino a la boda? —Al ver la expresión de desconcierto de su hermano, continuó—. Sasuke, he notado tu cara de tedio al estar junto a ella las pocas veces que nos hemos encontrado en casa de nuestros padres. Hasta papá ha comentado algo sobre eso en alguna ocasión.

 

Sasuke envió una seca mirada a su hermano.

 

—Esa cara de tedio es mi cara de siempre —se excusó.

—Claro que no. Cuando estabas con Naruto-kun… —Un gruñido de fastidio le hizo callar.

—No menciones a ese idiota —ordenó.

 

Después quedó un pequeño silencio en el que Itachi inspiró hondo. Aprovecharía la oportunidad de que estaban a solas para preguntarle algo a Sasuke, normalmente Ino siempre estaba a su lado.

 

—Hermano, ¿qué pasó en realidad entre Naruto-kun y tú?

—¿En serio vamos a hablar de esto? —replicó con molestia—. Lo que ocurrió es asunto mío, no te entrometas.

—Pero…

—Ya te lo dije, ¿no es así? La relación ya no me llenaba lo suficiente. Es todo.

—Hablé con Naruto-kun hace un tiempo, y me quedé con la sensación de que no habías sido tú quien terminó la relación. ¿Hubo algún problema?, ¿una pelea?

 

Crispado, Sasuke se puso de pie con agilidad, tensando la mandíbula. ¿Qué sería lo que había hablado Itachi con Naruto? Siempre le sacaban de quicio los interrogatorios de abogado de su hermano.

 

—De acuerdo —concedió relajando la tensión en su cuerpo—. Itachi, ¿recuerdas cuando al principio me negaba a aceptar lo que sentía por Naruto porque decía que sólo es un mocoso que no sabe lo que quiere?

—Sí.

—Eso fue lo que pasó. —Al ver la ligera confusión en el otro, se obligó a ser más preciso. Era una patada en su orgullo, pero así Itachi dejaría de molestar—. Naruto se cansó de mí. Al parecer ahora prefiere tener un novio de su edad —explicó, tratando de aparentar que no le importaba.

 

Los ojos de Itachi se abrieron de par en par debido a la sorpresa. No imaginaba a Naruto haciendo algo como eso, él había sido testigo de los intensos sentimientos de chico. ¿Cómo se había esfumado eso de un momento a otro?

 

—Me cuesta creerlo —confesó—. ¿Todo ocurrió sin más?, ¿no hubo una pelea previa a eso?

—No. Todo estaba bien, o al menos eso pensaba, y de un momento a otro… me dejó —finalizó casi apretando los dientes. Era duro admitirlo una segunda vez en voz alta. Pero si había una persona con la que era capaz de abrirse de vez en cuando, ese era Itachi.

 

Pero el mayor volvió a negar. ¿Cómo era posible que los sentimientos de Naruto hubieran dado semejante giro? Algo no encajaba. ¿De un día a otro se había aburrido de Sasuke, sin más?

 

Pensativo se puso de pie, caminando alrededor del sofá.

 

—¿Naruto-kun sólo te dio esa razón para terminar? —insistió.

—Sí —respondió exasperado—, y deja de insistir. Sólo te lo he contado para que me dejes en paz y poder enterrar definitivamente este asunto. ¿Podemos regresar al tema de tu boda?

 

Entonces a la memoria de Itachi llegó un recuerdo de un año atrás:

 

¿Podemos hablar sobre Sasuke?

—¿Has discutido con él?

—No. No es eso. ¿T-te puedo hacer una pregunta? Como abogado.”

 

El año pasado, en Año Nuevo, tuvo una extraña conversación con Naruto a la que no le había dado importancia hasta ahora.

 

No quiero entrar en detalles, Itachi, eso es asunto mío. Solamente te diré que mi relación con Naruto ya no me llenaba lo suficiente, así que decidí terminar con él.

—¿Y en qué momento se supone que ocurrió eso?

—A primeros de año.

 

Uniendo ambos recuerdos, parecía ser que desde aquella conversación que tuvo con Naruto hasta el momento que éste dejó a Sasuke había transcurrido poco tiempo, probablemente unos días.

 

Quiso asegurarse.

 

—Lo tuyo con Naruto-kun terminó a primeros de año, ¿cierto?

 

Sasuke rodó la mirada con hastío.

 

—El uno de enero —respondió, mirando a su hermano caminar de un lado a otro con tranquilidad, como lo haría un abogado en medio de un juicio. Chasqueó la lengua—. Me estás sacando de quicio, Itachi. ¡Siéntate! —ordenó severo.

—El uno de enero del año pasado —comenzó a decir como si no hubiera escuchado aquello—, Naruto-kun fue a verme a mi apartamento. Tuvimos una conversación un poco extraña. Aunque en aquel momento no le di importancia, ahora pienso que sí la tiene. Más de lo que parece.

 

Aunque Sasuke quiso obligarse a no mostrar interés, su expresión de curiosidad lo decía todo.

 

—¿Una conversación extraña?

 

¿Es cierto que Sasuke podría tener problemas al mantener una relación conmigo por ser menor de edad? —preguntó un poco acelerado, casi en voz baja—. Problemas legales. A-algo así como la cárcel dattebayo.

 

En su momento no le dio importancia porque el chico dijo haber visto algo relacionado con ese tema en televisión y por eso estaba inquieto, pero…

 

Suponiendo que alguien denunciara a mi hermano, ¿cómo podrías demostrar eso en un juicio? Muchos menores mienten coaccionados por el adulto. Como dije, la ley siempre se va a poner de parte del menor.

—¿Suponiendo que alguien denunciara a Sasuke?

—Podría darse el escenario, y ahí es cuando mi hermano estaría en problemas. Podría ser denunciado por tus padres, por ejemplo, o por alguien que sepa de vuestra relación y piensa que te está salvando alejándote de Sasuke.

—Y no sólo eso —habló con cierta amargura.

—¿Um?

—La reputación de Sasuke como médico quedaría manchada por mi culpa.

 

¿Podría haber sido que su conversación, en vez de tranquilizar a Naruto, lo puso más nervioso hasta el punto de hacerle sentir la necesidad de dejar a Sasuke? ¿Lo hizo para no manchar la reputación de Sasuke como médico?

 

Tragó duro al pensar en esa posibilidad.

 

¿Nunca habías reparado en todo eso?”

—No. Incluso una vez me enfadé con él porque me dijo que podía causarle problemas. Pensé que exageraba.

—No te preocupes. Está bien. Ahora comprendes mejor a Sasuke. Sólo tenéis que seguir como hasta ahora: tranquilos, discretos…

—Claro…”

 

Entonces se detuvo en seco y despacio encaró a su hermano, quien a la expectativa de una respuesta había tomado asiento en el sofá.

 

—Sasuke… creo que yo soy el culpable de que Naruto-kun terminara contigo.

—¿Qué? —Se puso de pie casi de un salto, sin dar crédito a lo que escuchaba.

 

Entonces Itachi se acercó y comenzó a relatar la conversación que tuvo con Naruto un año atrás.

 

—Tenemos que hablar con él —sentenció Itachi, finalizando aquel relato.

 

Sasuke permaneció en silencio un momento, tratando de asimilar todo lo escuchado. Ciertamente, sí era extraño que a Naruto de repente lo hubiera surgido una duda como aquella y que de un momento a otro se hubiera mostrado preocupado por manchar su reputación como médico. Naruto siempre había sido despreocupado. Bastante despreocupado. Y ahora, sólo por ver una noticia en televisión y tener una charla con Itachi había tomado la drástica decisión de dejarle.

 

Según lo escuchado, ahora descubría que primero Naruto habló con Itachi y después le dejó. Ambas cosas ocurrieron el mismo día.

 

Ese Naruto… no era más idiota porque no entrenaba.

 

Se acercó a su hermano, brindándole una ligera palmada en un hombro.

 

—No te preocupes, Itachi. No te culpo por lo que pasó, dices que él ya estaba bastante nervioso cuando fue a verte. ¿Qué clase de noticia vio en televisión como para ponerlo en ese estado?

 

En silencio, Itachi tomó la mano que descansaba en su hombro y tiró de su hermano.

 

—Vamos —ordenó.

—¿Qué? ¿A dónde? —A duras penas logró cerrar la puerta.

—A hablar con Naruto-kun, no pienso dejar este asunto así. —Miró a su hermano—. Y no aceptaré una negativa por respuesta.

 

Con un suspiro, Sasuke se liberó del agarre para caminar cómodamente junto al otro.

 

—No iba a negarme.

 

Itachi sonrió ligeramente.

 

—Me alegro. —Ingresaron en el ascensor cuando éste abrió sus puertas—. Una de las razones por las que inicialmente había venido a hablar contigo era para decirte que tenemos pensado invitar a los Uzumaki a la boda, después de todo son amigos de la familia.

—Lo entiendo. —Era la boda de Itachi, él no iba a oponerse a eso.

—Y la otra razón era para hacerte meditar sobre si querías que Ino apareciera en las fotos familiares.

 

En un acto automático el menor agitó la cabeza, negando ligeramente. Ahora que lo pensaba, no, no quería que Ino apareciera en las fotos familiares de la boda de su hermano. Si algún día la relación entre ellos terminaba, sería molesto ver a Ino en las fotografías.

 

No quería ese recuerdo en su vida.

 

****

 

—En serio, Gaara, no habría podido estudiar ni cinco minutos más. ¡Me habría explotado la cabeza’ttebayo! —exclamó con falso dramatismo, masajeándose las sienes.

—Pues mañana te espera más de lo mismo: sesión intensiva de estudio en la biblioteca —respondió sin más—. Tienes que recuperar todo el tiempo que has perdido en lamentos.

 

El sol brindaba sus últimos rayos cuando Naruto caminaba a casa, siendo acompañado por Gaara. Su pelirrojo amigo se había autoimpuesto la misión de hacerle aprobar el curso sí o sí. Aunque era un poco intenso con los estudios, lo agradecía, con su ayuda saldría adelante. Además, la charla que tuvo con él horas atrás, le había dejado algo más tranquilo.

 

—Mañana me gustaría buscar a Sasuke para hablar con él. Esta noche meditaré cómo se lo voy a contar todo.

—Está bien, irás mañana, pero después de estudiar al menos un par de horas en la biblioteca.

 

El otro sonrió ligeramente y resopló, pero no protestó, de todas formas a la hora que él abandonaba la universidad Sasuke todavía estaba trabajando, así que sí tenía tiempo de estudiar un par de horas antes de ir a buscarle.

 

—Naruto-kun.

 

El nombrado se tensó ligeramente al reconocer tras él la voz de Itachi. Lo que le faltaba… topárselo de nuevo. Fingiendo una sonrisa giró, pero ésta se esfumó al ver que Itachi no estaba solo, Sasuke le acompañaba.

 

—Ah… —balbuceó desconcertado.

 

De repente temía lo peor. A lo mejor Sasuke le había contado a Itachi la forma en que le dejó y los dos iban a decirle comentarios hirientes. Contuvo el aliento por un segundo al ver que Itachi le daba una suave palmada a su hermano en la espalda, como animándole, y automáticamente éste comenzaba a acercarse.

 

Cuando Sasuke se detuvo frente a Naruto, fue inevitable para él clavar una seca mirada en Gaara, aunque sabía que ahora no tenía el derecho de hacerlo porque no tenía una relación con el rubio.

 

Gaara le devolvió una seria y desafiante mirada. Le daban ganas de rodear los hombros de Naruto para hacerle ver a Uchiha que él estaba ahí para apoyar al chico, pero desistió. Se limitó a enviar una significativa mirada a los ojos azules.

 

—Nos vemos mañana en la universidad —le despidió—. Adiós —les dijo a ambos, pero sólo Naruto le respondió.

 

Al avanzar unos pasos, se encontró de frente con el otro pelinegro que había llegado acompañando a Sasuke. Lo miró fijamente unos segundos.

 

—¿Eres amigo de Uchiha?

—Su hermano mayor —respondió.

 

Gaara asintió, el parecido entre ambos era razonable. Se acercó un poco más para hablarle en un tono confidente.

 

—Dile a tu hermano que si rechaza a Naruto, yo me quedaré con él —susurró amenazante, y sin más se marchó.

 

La sorpresa se reflejó en el rostro del mayor ante la declaración del pelirrojo, pero no quiso responder nada y lo dejó marchar. Observó la espalda de su hermano. Primero les dejaría hablar a solas un momento antes de acercarse.

 

—Sasuke —comenzó a hablar Naruto un poco nervioso, aunque disimulándolo—. Qué coincidencia’ttebayo. Tenía pensado buscarte mañana para hablar contigo.

—Yo también te buscaba para hablar contigo.

 

Naruto no esperó aquella respuesta y parpadeó un par de veces por la impresión.

 

—¿En serio? ¿Hablar sobre qué? —preguntó, aunque un segundo después se arrepintió.

 

No estaba seguro de querer escucharlo, probablemente de nuevo era algo sobre lo realmente feliz que era al lado de Ino.

 

—Sobre ti… sobre mí… Sobre lo que pasó el día que decidiste terminar con todo. —No dejó al otro tiempo de decir o hacer algo más que mostrar nuevamente su sorpresa—. Itachi me ha contado que hablaste con él sobre mí, el año pasado.

—¿El año pasado?

—Dice que fuiste a verle y le preguntaste si podría tener problemas legales por tener una relación contigo.

—Oh, eso… —casi murmuró, incómodo.

—Sí, eso. ¿Me vas a explicar qué ocurrió realmente? —Más que una petición, sonaba como una demanda—. Itachi está convencido de que lo que te dijo aquella vez te empujó a… terminar conmigo.

—No, no es así —negó con rapidez. Inspiró profundamente, no había tenido tiempo de pensar cómo le iba a contar todo a Sasuke—. Cuando fui a verle, yo ya tenía esa decisión prácticamente tomada. Lo que Itachi me respondió, sólo fue la guinda del pastel, me confirmaba que mi decisión era la correcta.

 

El mayor guardó silencio un momento, sin entender muy bien aquellas palabras.

 

—Itachi me contó que te preocupaba manchar mi reputación como médico. —Aquello le había resultado extraño dado el carácter excesivamente despreocupado que siempre había mostrado Naruto—. ¿Es cierto?, ¿o era sólo una excusa para terminar?

—¡Claro que es cierto! —Inclinando el rostro liberó un profundo suspiro con cierto pesar—. Sasuke… hay algo que hace tiempo he querido contarte, pero me preocupaba que tu relación con tu padre se rompiera.

 

Una de las cejas de Sasuke se alzó ligeramente, expresando su desconcierto. Cada vez estaba entendiendo menos.

 

—¿Qué tiene que ver mi padre en esta conversación?

 

Entonces Naruto empezó a relatar todo lo que había estado callando durante tanto tiempo. Conforme hablaba, el peso en sus hombros se sentía más liviano. En un inicio la cara de Sasuke era todo un poema, evidentemente no daba crédito a lo que estaba escuchando, pero conforme avanzaba, aquella expresión se iba transformando en un rictus sumamente serio.

 

—¿Por qué has esperado hasta ahora para contármelo? —atinó a decir.

—Porque Gaara me animó a hacerlo. Dice que mereces saberlo.

 

El otro apartó la mirada, confundido con aquella confesión. Una parte de él se negaba a creer que su padre hubiera sido capaz de tal cosa, y la otra parte no quería pensar siquiera en la posibilidad de que Naruto le estuviera mintiendo. Esa era una grave acusación.

 

—Sé lo importante que es tu familia para ti —continuó Naruto—. Por eso no te dije nada’ttebayo.

 

Sasuke agitó ligeramente la cabeza, todavía desconcertado. A su mente llegaron aquellos días en los que Naruto se comportaba repentinamente extraño, cuando cambió de parecer respecto al plan de formalizar su relación después de Año Nuevo, y lo nervioso que se puso la vez que Fugaku les descubrió abrazados en el ascensor.

 

Analizando todo eso, lo que Naruto le acababa de contar cobraba sentido, pero… era doloroso aceptar que su padre había hecho semejante vileza.

 

—Lo siento —volvió a hablar el rubio ante el pesado silencio, viéndose afligido. Sasuke parecía debatir internamente si creerle o no, y lo entendía—. No supe solucionar el problema de una mejor manera. P-pero si lo piensas bien, no fue tan malo. Tu padre tenía razón, tú no eres como yo. Gracias a lo que Fugaku hizo, ahora estás con Ino… eres feliz con ella… —finalizó casi en un susurro.

 

No fue hasta segundos después que Sasuke reaccionó tras tomar una decisión.

 

—Necesito terminar de aclarar todo este asunto —dijo más bien para sí mismo, pero fue escuchado por el otro.

—¿Qué vas a hacer?

—Hablar con mi padre. —Miró a su espalda—. Itachi, vamos.

 

Sin entender muy bien qué había ocurrido, Itachi eliminó la distancia, llamándole la atención el rostro serio de su hermano y el afligido de Naruto. ¿Qué había pasado?

 

—Naruto-kun, siento si mis palabras de aquella vez te empujaron a dejar a Sa…

—Deja eso —interrumpió su hermano con cierto apremio—. Nada de esto es tu culpa. Vamos a hablar con el presunto verdadero culpable.

 

Itachi quiso preguntar de qué estaba hablando, pero no tuvo oportunidad porque Sasuke comenzó a alejarse sin despedirse. Miró al rubio.

 

—¿Habéis discutido?

—No. Sólo le he contado algo que merecía saber —respondió—, aunque creo que he empeorado la situación. —De repente se arrepentía de haberlo contado—. Será mejor que vayas con él, Itachi.

 

****

 

Mikoto sonrió contenta al ver llegar a sus hijos, al no ser domingo no los esperaba, además era raro que llegaran sin sus parejas.

 

—¡Qué alegría! —Abrazó a ambos como pudo.

—¿Papá está en casa? —preguntó Sasuke de inmediato, antes de que ella dijera algo más.

—Sí. Hace como una hora que llegó, había salido a beber con Minato.

 

Sólo hizo falta que Sasuke le dedicara una significativa mirada a Itachi para que éste comprendiera lo que trataba de decirle.

 

—Lo cierto es que nuestra visita aquí será un poco breve —comenzó a hablar Itachi—. Le comentaba a Sasuke que hay un libro que no encuentro y él pensó que probablemente está aquí, en mi habitación. ¿Me ayudas a buscarlo?

—Claro —respondió sonriendo afectuosa—. ¿Qué libro es?

—Es… Se llama “Derecho penal”… La portada es de un color verde oliva —inventó sobre la marcha, hablando con la mayor naturalidad posible.

—Vamos.

 

En cuanto ellos comenzaron a subir las escaleras y se perdieron de vista, Sasuke ingresó en la sala, donde su padre veía la televisión sentado plácidamente en el sofá. Antes de decir algo, éste notó su presencia.

 

—Hijo, ¡hola! ¿Cómo tú por aquí en un día entre semana? —Miró tras Sasuke un segundo—. ¿Ino no ha venido contigo?

—No. —Le fue imposible evitar responderle con un tono seco.

 

Aún con algunas copas de más encima, Fugaku era capaz de percibir la expresión sumamente seria de su hijo.

 

—¿Todo está bien? —Le miró con interés—. No me lo digas, has discutido con Ino. —Suspiró—. Sabía que iba a ocurrir tarde o temprano.

—¿Lo sabías? —reiteró, apenas acercándose unos pasos para poder hablar en un tono más confidente.

—Era evidente que ocurriría. Deberías ver tu cara cuando estás con Ino, parece que estás en un funeral —rumió—. ¿Es que no eres feliz con ella?

 

Una pequeña frustración se palpó en su voz. Le incomodaba terriblemente ver que su plan no había funcionado como lo esperó. Se suponía que después de haber apartado al hijo de los Uzumaki del camino de Sasuke, éste volvería a ser un hombre sano, encontraría a una mujer y sería feliz. Pero la última parte de su plan había fracasado. Le costó mucho trabajo admitirse a sí mismo que desde el momento que alejó a Naruto, sentía que también había alejado a Sasuke de su vida. La relación con él ya no era igual, se había vuelto distante con Mikoto y con él. Eso no le gustaba.

 

—Ya que lo preguntas, no, no soy feliz con Ino.

 

Confirmar sus sospechas fue como un puñetazo directo al hígado. Su deseo era ver felices a sus hijos. Trató de componer una sonrisa que no mostrara su preocupación.

 

—Bueno, si Ino no te hace feliz puedes intentarlo con otra chica.

—No voy a intentarlo con otra chica —sentenció impasible—. Naruto era quien me hacía feliz…

—¡Pero él te dejó! —interrumpió, alterándose ligeramente con la sola mención del chico. Era una sorpresa comprobar que Sasuke todavía parecía pensar en el hijo de los Uzumaki a pesar del tiempo transcurrido, a pesar de que ahora tenía novia—. Sólo fuiste un capricho adolescente para él, ¿recuerdas?

 

El entrecejo de Sasuke se arrugó y se vio obligado a morderse la lengua por un instante para no soltar un improperio. No quería alterarse para no llamar la atención de su madre. Además, no valía la pena hacerlo hasta confirmar si lo que Naruto le dijo era cierto.

 

—Recuerdo que me dejó —concordó, cruzándose de brazos al sentirse tenso—. Pero al parecer había algo más grande tras todo eso que lo que él me dijo.

—¿Qué quieres decir?

 

Sasuke contó mentalmente hasta tres para continuar hablando con la calma que necesitaba.

 

—¿Es cierto que estuviste molestando a Naruto, que le instigaste a dejarme? —preguntó directo.

 

La cuestión fue tan inesperada que Fugaku no pudo disimular la sorpresa. ¿Acaso Naruto se había ido de la lengua? No podía tratarse de otra cosa, todo lo ocurrido estaba entre el chico y él.

 

—¿De dónde sacas eso, hijo? —Se puso de pie, esbozando una sonrisa conciliadora.

 

Pero Sasuke retrocedió un paso, marcando más la distancia.

 

—Responde. Quiero la verdad —demandó—. ¿Lo hiciste?

—No… ¡Por supuesto que no! —aseguró—. ¿Por qué haría algo así?

—Eso deberías responderlo tú, no yo.

—No puedo responderlo porque no hice nada.

 

Un silencio incómodo flotó en el ambiente. Una parte de Sasuke no terminaba de confiar en su padre, aunque el simple hecho de dudar de su progenitor era doloroso.

 

—Recuerdo lo mal que reaccionaste el día que confesé sentir algo por Naruto.

—Sí. —Casi interrumpió—. Pero después recapacité. No te dejes engañar por ese mocoso, sólo son acusaciones para no cargar con la culpa. Él te lo dijo: sólo fuiste un capricho.

—A pesar de eso, hay algo que no encaja. Todo estaba bien entre Naruto y yo, y de un día para otro…

 

Se acercó un par de pasos a su hijo al verle inclinar el rostro ligeramente confundido.

 

—Deja de perder tu tiempo pensando en eso, todo está en el pasado —aconsejó.

 

Pero Sasuke no podía y tampoco quería. Insistía en que había algo que se le escapaba en aquel asunto:

 

Es que… desde hace un tiempo tengo la sensación de que le caigo mal a tu padre.

 

La voz de Naruto resonó en sus memorias:

 

Un día… el mes pasado, me lo encontré cuando volvía de la universidad. Lo noté frío conmigo, él siempre me pregunta cómo estoy, sobre mis estudios… la mayoría de las veces revuelve mi pelo y me sonríe; pero ese día sólo me saludó, y me miraba de forma rara’ttebayo.

—¿De forma rara?

—Sí. Como si le cayera mal o estuviera enojado conmigo, pero no recuerdo haberle hecho algo.

—A lo mejor tenía un mal día, no le des importancia.

—Pensé lo mismo —se apresuró a decir—. Pero después me lo he encontrado más veces, y su actitud es siempre la misma.

 

Y después recordó aquella noche en la que confesó a sus padres su orientación sexual:

 

Últimamente el hijo de los Uzumaki está tomando inclinaciones extrañas que no me agradan en absoluto. Prefiero mantener la distancia. Se ha convertido en uno de esos hombres amanerados. ¿Podéis creerlo?

 

Recordaba las hirientes palabras de Fugaku como si todo hubiera ocurrido ayer:

 

El propio Minato me lo contó. Todavía me cuesta aceptarlo. Naruto parecía tan normal…

—Naruto es normal —le rebatió.

—Un hombre que gusta de otro hombre en absoluto es normal, Sasuke. Siempre he dicho que Minato ha consentido demasiado a su hijo, muy probablemente es su culpa que Naruto haya caído preso de esa extraña moda de la homosexualidad. ¿Y sabéis lo que más me preocupa? El pensar que en un futuro un hombre con ese tipo de inclinaciones va a estar rodeado de niños. Podría influenciarlos.

 

Si pensaba en lo que Naruto acababa de contarle, tenía sentido. Naruto le dijo que Fugaku le acusaba de haberle influenciado con su moda homosexual, que no era como él, que arruinaría su futuro como médico… entre otras cosas.

 

¡Porque no lo eres! ¡No eres un maricón! Además, ¿qué hay con todas esas novias que has tenido? Eres un hombre, lo sé. ¡Un hombre al que le gustan las mujeres!

 

Analizando sus recuerdos, podía empezar a crear una teoría que le ayudara a entender qué había ocurrido realmente.

 

—Una vez dijiste que Minato te contó que Naruto es homosexual —comenzó a hablar, pensativo.

 

El hombre no entendía a qué venía aquello, pero igualmente respondió.

 

—Sí. Un día que salimos a beber. Minato estaba deprimido por ello, decía que Naruto nunca le daría nietos.

 

En silencio, Sasuke asintió y continuó meditando un instante más.

 

—Y también dijiste que preferías mantener la distancia con Naruto porque se había convertido en uno de esos hombres amanerados. —Sintiendo un mal presentimiento, Fugaku no respondió esta vez—. Claro, ahora lo entiendo —dijo en voz alta, aunque era más bien para sí mismo.

—¿…qué entiendes? —preguntó, sin estar seguro de querer saber la respuesta.

 

Las piezas por fin parecían estar encajando.

 

—Gracias a Minato te enteraste de la orientación sexual de Naruto, eso te creó incomodidad, empezaste a guardar la distancia con él y a mostrarle un frío rechazo. —Sin querer ser interrumpido, continuó tras una breve pausa—. Más tarde, yo confesé tener la misma orientación sexual y tener sentimientos por Naruto; y para rematar, está aquel día en que abrazaba a Naruto en el ascensor.

—¿Pero qué estás…?

 

Pero fue ignorado. Sasuke estaba más centrado en armar el rompecabezas en su mente.

 

—Aquella vez Naruto estuvo muy nervioso, probablemente tú ya habías hablado con él alguna vez, ¿cierto? Eso tiene sentido. —Alzó la mirada, encarando a su sorprendido progenitor—. Te confieso que me resultó extraña tu repentina comprensión conmigo después de la forma en que reaccionaste aquella noche, pero era conveniente para mí y bueno para nuestra relación padre e hijo, así que acepté sin problema tu cambio de actitud. Pero ese cambio sólo era una máscara —acusó—. Y en vez de enfrentarme a mí, tu hijo, preferiste molestar a un adolescente. —Gradualmente, su ceño se fruncía y su expresión se tornaba seria—. Todo ocurrió de esa forma, ¿no es así? —Envió una gélida mirada a su progenitor—. Preferiste actuar a mis espaldas como un cobarde.

—¡Un respeto a tu padre! —replicó al instante.

 

Sin embargo, lo que menos le importaba a Sasuke era respetar a su padre. Sólo quería confirmar de una maldita vez si su suposición era acertada. Todas las piezas parecían encajar ahora.

 

Probablemente fue después de todo eso que Naruto fue a ver a Itachi, y finalmente, fue a verle a él para terminar.

 

—Si tienes algún problema conmigo, dímelo ahora, a la cara —demandó.

 

Sintiéndose ligeramente desesperado, Fugaku agitó la cabeza con rapidez, mareándose por un segundo fugaz por culpa del alcohol en su sistema.

 

—No tengo ningún problema contigo —aseguró—. ¡El problema es el hijo de los Uzumaki! ¿No lo ves? En cuanto él te dejó has vuelto a ser un hombre normal.

 

Los ojos de Sasuke se abrieron de par en par por la estupefacción y durante unos segundos fue incapaz de decir algo.

 

—Así que es cierto —murmuró, visiblemente decepcionado.

—Sasuke, escúchame —habló acelerado—. Todo lo hice por ti, para salvarte, para protegerte, para que volvieras a ser normal. —Ni siquiera pudo posar una mano en el hombro de su hijo, ya que éste alejó cualquier posible contacto con un manotazo airado, todavía con aquella expresión de incredulidad—. Todo salió bien. Ahora eres normal.

—Ahora soy infeliz —rumió con un creciente rencor.

 

Era la primera vez que Fugaku recibía una mirada tan cargada de veneno de parte de su hijo. Estaba visiblemente enfadado, respiraba de forma ruidosa, con la mandíbula tensa y los puños firmemente apretados. Parecía estar conteniéndose de darle un golpe, como aquella noche en la que habló mal de Naruto tiempo atrás.

 

—Sasuke, tranquilízate. Hablemos.

—No quiero desperdiciar mi tiempo con un tipo mentiroso y egoísta como tú. —Le señaló despectivo con un movimiento de cabeza—. Incluso tú has notado que no soy feliz con Ino, ¿no te remordía la conciencia?

 

El hombre permaneció en silencio un momento, admitiendo para sí mismo que sí. Más de una vez la conciencia le molestaba cuando veía el aura deprimente alrededor de su hijo.

 

Aquello le creaba cierta frustración. Sasuke lo tenía todo: un buen empleo, un salario digno, una familia que le quería, una mujer hermosa y cariñosa a su lado… ¿por qué demonios siempre tenía esa cara de funeral cuando iba a casa a visitarles? Pero para sacarse ese malestar de encima se decía a sí mismo que aquello sólo se debía a que Ino no era la chica indicaba para Sasuke, que algún día llegaría una mujer que sí haría feliz a su hijo.

 

Incluso un par de veces pasó por su cabeza la idea de aconsejarle dejar a Ino y buscar a otra mujer, pero al final nunca lo hizo.

 

—O-oye… yo no te obligué a hacerte novio de Ino. —Trató de excusarse.

—Pero sí empujaste a Naruto a dejarme y diste pie a toda esta situación. —Bufó exasperado al ver que Fugaku se negaba a mostrarse siquiera un poco arrepentido. Era el colmo—. Me voy —farfulló—. No quiero volver a verte.

—¿Qué…? —balbuceó estupefacto, caminando tras Sasuke cuando éste se dirigía a la salida—. Espera, hijo, ¡no puedes marcharte así!

 

Cuando estaba por abrir la puerta, Sasuke dio media vuelta, sorprendiendo a su progenitor.

 

—Cuando seas consciente de todo el daño que has hecho, quizá, y sólo quizá, te perdone.

 

El portazo que dio Sasuke al salir resonó en la cabeza de Fugaku, que permaneció congelado en su lugar. Segundos después, la voz de Mikoto que bajaba las escaleras acompañada de Itachi le llamó la atención.

 

—¿Qué ha sido eso? Hemos escuchado un ruido. —Al no recibir respuesta miró a su alrededor—. ¿Dónde está Sasuke?

—S-se ha marchado… Ha recibido una llamada y dijo que tenía que irse.

—Oh, vaya… —Suspiró ella—. Se ha ido sin despedirse de mí.

 

Los ojos de Itachi se entrecerraron en señal de sospecha. Se le hacía raro que su hermano se hubiera marchado sin decirle nada. Envió una sonrisa amable a su progenitora.

 

—Dejaremos la búsqueda del libro para otro día, mamá —le dijo caminando a la puerta.

—¿También te vas?, ¿tan pronto?

—Lo lamento, no puedo quedarme más —se excusó—. Vendré otro día.

 

Sin querer esperar una respuesta que posiblemente serían protestas o lamentos de su madre, cerró la puerta y caminó con paso ágil, tratando de darle alcance a su hermano. Por suerte no estaba muy lejos, recargado en el muro que rodeaba la casa de sus padres.

 

—Sasuke, ¿qué ha pasado?, ¿por qué te has marchado sin decirme nada?

 

El nombrado suspiró profundamente antes de decir algo.

 

—No puedo creerlo, Itachi. Papá… papá lo estropeó todo —balbuceó, sintiendo que empezaba a dolerle la cabeza—. Estuvo empujando a Naruto a dejarme, y no se muestra ni un poco arrepentido. Dice que lo hizo por mi bien, ¿puedes creerlo?

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).