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Diez años por Takaita Hiwatari

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Diez años:

Takaita Hiwatari

Capítulo 51: “Simples conocidos”:

 

—Mikoto, voy a salir.

 

Tras su aviso, vio a su esposa asomarse al pasillo para mirarle.

 

—¿A dónde? —preguntó extrañada.

 

No esperaba que fuera a beber con Minato, ya que desde que se destapó toda la verdad era consciente de que su esposo había estado evitando por vergüenza a los Uzumaki, especialmente a Minato.

 

Fugaku suspiró.

 

—Voy a buscar a Naruto… otra vez.

 

Hacía un par de días tuvo la suerte de toparse con el chico en plena calle, pero en cuanto le llamó por su nombre, Naruto le ignoró de forma descarada y se marchó corriendo. Evidentemente no quería saber nada de él y lo entendía, el chico ahora le veía como a su peor pesadilla. Sería difícil lograr una conversación con él. Si su propio hijo no confiaba en su redención, no esperaba que Naruto confiara en él sin más.

 

—Suerte esta vez —respondió ella antes de perderse de vista.

—De verdad la necesito —se dijo a sí mismo en un murmullo.

 

En un inicio no estuvo muy animado con la idea de tener que disculparse con Naruto, pero con el paso de los días entendía que hacer eso arreglaría todo el caos a su alrededor: Sasuke le perdonaría, su esposa dejaría de mirarle con ese brillo de decepción en sus ojos, su conciencia por fin dejaría de molestarle.

 

Al abrir la puerta palideció ligeramente cuando tras ella encontró a alguien que no deseaba ver. Minato estaba con la mano alzada, a punto de golpear la puerta.

 

—¡Fugaku!

—Minato… —balbuceó.

 

Por un segundo pasó por su mente la posibilidad de que Naruto le había contado todo a sus progenitores y ahora Minato venía a darle la paliza de su vida, pero después reparó en la sonrisa que el otro hombre le estaba dedicando y al instante descartó esa idea.

 

Suspiró hondo. Se había salvado… por ahora, porque era consciente de que algún día confesaría todo a los Uzumaki.

 

—¿Qué te trae por aquí? —preguntó sin hacerse a un lado para invitarle a entrar, a pesar de saber que estaba siendo descortés.

—Oh, pues… hace un tiempo que no te veo, y la última vez que te llamé por teléfono para salir a tomar algo rechazaste mi invitación —comenzó a explicar—. Sólo pasaba a hacer una visita, o si lo prefieres podemos ir a un bar —finalizó con una sonrisa.

—Imposible —descartó al instante, evitando mirarle demasiado a la cara—. Justo iba a salir, tengo un asunto importante que atender.

 

No esperaba que semejante vergüenza le asaltaría al estar frente a Minato. No paraba de preguntarse la reacción que tendría si supiera lo que le hizo a su consentido y adorado hijo. Aquella amistad entre ellos tenía los días contados.

 

—¿En serio? —musitó Minato, ligeramente decepcionado.

 

Fugaku caminó un par de pasos, obligando al rubio a retroceder.

 

—Sí, una lástima —respondió cerrando la puerta—. En otra ocasión será. Saluda a Kushina de mi parte.

—Lo haré —respondió, y acto seguido alzo una mano para despedir a su amigo que se alejaba con cierta prisa.

 

Cuando se supo bastante alejado, Fugaku masculló una maldición. Extrañaba las salidas con Minato, cuando hablaban de cualquier tontería mientras bebían hasta hartarse, era divertido provocarle para beber de más y ver cómo después, en más de una ocasión, Kushina reprendía a Minato y le prohibía salir por una temporada a algún bar. La expresión de su amigo en ese momento era la misma que podría adoptar un niño regañado.

 

Pero ahora no se sentía capaz de sentarse a beber con Minato sin más, además había que sumarle que le preocupaba que su lengua se soltara con el alcohol y terminara confesándole a su amigo lo que le estaba remordiendo en la conciencia.

 

No, todavía no se sentía preparado. Tenía que ir paso por paso: primero obtendría el perdón de Naruto, y con eso conseguiría el de su esposa y el de su hijo. Después vendrían los Uzumaki.

 

Se encaminó al parque, sabía que Naruto pasaba mucho tiempo allí. Esperó cerca de la entrada con toda la paciencia que pudo reunir durante más de media hora, viendo a los transeúntes ir de aquí para allá, pero entre ellos nunca vio a su objetivo. Con la paciencia bastante acabada, decidió entrar en el parque por si el chico estaba allí. Se maldijo por no haberlo hecho antes cuando descubrió a Naruto y a varios chicos más parlotear entre risas alrededor de la fuente. Se preguntaba cómo podría acercarse estando el chico tan acompañado.

 

—Ga-Gaara… —murmuró Naruto de forma atropellada, repentinamente tenso.

—¿Mn? —Le miró con interés, percibiendo el cambio en su actitud. Hace un momento Naruto había estado normal, y ahora tenía la misma expresión de quien ha visto un fantasma—. ¿Qué ocurre? —susurró.

—El padre de Sasuke está aquí.

 

El pelirrojo se irguió y estudió su alrededor con descaro, pero entonces reparó en que jamás había visto a ese hombre como para reconocerlo entre las pocas personas que en ese momento caminaban por el parque aquella fría tarde.

 

Sintió un firme tirón que le hizo detener su escaneo visual.

 

—Ssh… ¡Disimula! —continuó hablando en voz baja, como si pudiera ser escuchado por Fugaku a pesar de la considerable distancia que les separaba—. Es ese hombre que está a nuestra derecha, mirándonos fijamente.

 

Con más disimulo en esta ocasión, Gaara miró de soslayo en aquella dirección y localizó su objetivo.

 

—¿Crees que te está buscando?

—¿Qué más podría ser? Hace dos días me lo encontré y me llamó, pero huí —explicó avergonzado por su actitud cobarde, pero definitivamente no quería tener nada que ver con ese hombre.

—¿Tal vez pretende acosarte de nuevo con alguna de sus tonterías?

 

Naruto suspiró, apesadumbrado.

 

—Me temo que de eso se trata dattebayo, pero no sé qué puede querer ahora. Lo mío con Sasuke ya es historia desde hace tiempo, él ahora tiene novia, ¿qué más quiere de mí?

 

Asintiendo con determinación, Gaara le encaró.

 

—Ve y cuéntaselo a Sasuke.

—¿Qué? —respondió consternado.

—Piénsalo, es lo más sensato. Sea lo que sea lo que trama ese hombre, si pones a Sasuke sobre aviso, él podrá actuar al respecto.

 

Inseguro, Naruto se rascó la nuca. En parte su amigo tenía razón, pero…

 

—¿Crees que a Sasuke le importe el hecho de que su padre parece tener intenciones de acosarme de nuevo? Ya no somos nada.

—Inténtalo —aconsejó—. Al menos esta vez no podrás reprocharte a ti mismo el haber guardado silencio tanto tiempo.

 

Bien, debía darle la razón a Gaara en eso. Se lo contaría a Sasuke, y si no le daba importancia, buscaría otra forma de solucionarlo por su cuenta, pero al menos en esta ocasión no repetiría el mismo error de guardárselo todo para sí mismo.

 

—De acuerdo. Iré a buscar a Sasuke cuanto antes.

—Hagamos una prueba —propuso—. Camina hacia la salida y comprobemos si te sigue.

 

Un poco nervioso, Naruto asintió. Se despidió de sus amigos, alegando que ese día le prometió a su madre volver pronto a casa para ayudarla en unos asuntos. Caminó hacia la salida con toda la normalidad que pudo aparentar. Cuando estaba por alcanzar la salida, giró con disimulo, comprobando interiormente alarmado que Fugaku le seguía. Aceleró el paso, definitivamente ese hombre tramaba nuevamente algo contra él, y no sentía deseos de descubrir qué era; bastante tuvo con lo ocurrido el año anterior.

 

Desde la distancia, Gaara entrecerró la mirada con enojo al verificar que ciertamente ese Uchiha estaba siguiendo a Naruto. Abandonó el grupo de amigos y caminó con decisión, dispuesto a impedir que ese hombre alcanzara a su amigo. Sin embargo, se vio obligado a detenerse en seco cuando de manera inesperada Sakura se interpuso en su camino, mirándole ceñuda y con las manos en la cintura.

 

—Primero se va Naruto y ahora tú te marchas sin decir nada. —Le miró suspicaz—. ¿Qué estáis tramando vosotros dos?

 

Había visto a Naruto y Gaara cuchichear un momento antes. Siendo sincera, despertaba sus celos el comprobar que últimamente había dejado de ser la confidente de Naruto y ese papel ahora lo ocupaba Gaara. No es que Naruto ya no le contara sus cosas, pero ya no era la primera en enterarse de todo al momento.

 

—Sakura, no tengo tiempo que perder. Pregúntale a Naruto después.

 

Trató de rebasarla, pero ella volvió a interponerse. Chasqueó la lengua con fastidio.

 

—¿Qué estáis tramando? —insistió.

 

Sin intenciones de responder, Gaara alzó la mirada, comprobando que ya no había rastro de Naruto y ese Uchiha. Pero confiaba en que su amigo evitaría cualquier acercamiento con ese tipo.

 

—Naruto, espera —le llamó Fugaku cuando al salir del parque estaba por alcanzarle.

 

Pero como era de esperar, el chico apenas giró un segundo para responderle mientras aceleraba el paso.

 

—No quiero hablar contigo nunca más. ¡Déjame en paz! —ordenó.

—No es lo que crees, Naruto. —Aceleró también el paso, pero ni de lejos tenía la energía y agilidad del chico, empezaba a cansarse de caminar tan rápido—. ¡Vengo en son de paz! —aseguró, pero ni eso hizo detenerse al otro.

—Lo mío con Sasuke terminó hace mucho —respondió girando nuevamente por un instante—. No tenemos nada que hablar. ¡Hasta nunca! —exclamó antes de echar a correr.

 

Fugaku dio algunas zancadas, pensando ilusamente que podría alcanzar a Naruto, pero al ver que era misión imposible se detuvo, jadeando ligeramente.

 

Su nuevo intento de acercamiento acababa de fracasar. Mocoso testarudo… Ni siquiera le daba una oportunidad para hablar a pesar de haberle asegurado que iba en son de paz. Era evidente que Naruto no confiaba en él. Ya no.

 

Frustrado pateó una piedrecilla a su lado. A este paso le llevaría una eternidad obtener el perdón de Sasuke.

 

****

 

—Tengo un mensaje de Suigetsu —habló Karin mientras abandonaba el hospital junto a Sasuke—. Propone reunirnos para tomar algo, aunque dice que Juugo le ha dicho que no irá porque tiene asuntos que atender. —Miró a su acompañante, esperando una respuesta.

 

El otro se encogió de hombros sin demasiado ánimo.

 

—De acuerdo.

 

Mientras Karin tecleaba un mensaje de respuesta, una voz masculina llamó la atención del pelinegro.

 

—Hey, Sasuke, ¿un cigarrillo?

 

Karin envió una mirada matadora al neumólogo ante tal proposición. No le gustaba que Sasuke fumara, y ese tipo a la mínima oportunidad buscaba reunirse con Sasuke para fumar.

 

—Doctor Asuma —habló la chica entre dientes, fingiendo una tensa sonrisa—. ¿Debo recordarte que fumar es malo para la salud?

 

El hombre soltó una carcajada un tanto ronca debido a tantos años enganchado al tabaco.

 

—¿En serio? Gracias por la observación. —Sonrió complacido al ver a Sasuke acercarse con un cigarrillo en los labios, así que al instante sacó un mechero y lo encendió, sacando después otro para él.

—¡Ugh, Sasuke! —protestó la chica.

 

Desde una distancia prudente, Naruto observaba la escena, logrando pasar bastante desapercibido debido al ir y venir de la gente en los alrededores del hospital. Pacientes y personal sanitario. Se abrazó a sí mismo al sentir frío cuando una suave brisa heladora sopló. Por culpa del acoso de Fugaku no había tenido tiempo de pasar por casa para cambiarse de ropa, y ahí estaba, en pantalón corto y aquella típica camiseta de manga larga bastante fina. Por suerte el hombre dejó de seguirle rápidamente. Pero la cuestión ahora era, ¿cómo iba a acercarse a Sasuke? No se atrevía a hacerlo estando acompañado de Karin y ese otro hombre.

 

Aguardó impaciente en su lugar, hasta que minutos después vio a Karin y Sasuke despedirse del hombre y comenzar a caminar. Les siguió con cautela, sintiéndose tonto en realidad por tener que estar ocultándose como un acosador. Llegando a una calle menos transitada, les vio detenerse frente las puertas de un bar mientras Karin sacaba el teléfono y parecía escribir un mensaje mientras Sasuke fumaba tranquilamente su cigarrillo casi acabado. Chasqueó la lengua. En serio le gustaría ir, quitarle ese cigarrillo de la boca y pisarlo.

 

Como sintiendo su presencia, vio a Sasuke mostrarse repentinamente interesado en su entorno y empezar a mirar a su alrededor. Un escalofrío le trepó por la espalda, buscando con la mirada dónde ocultarse, pero fue tarde, Sasuke había tardado dos escasos segundos en localizarle. Con una tensa sonrisa, alzó perezoso una mano y le saludó; segundos después Sasuke contestó moviendo apenas la cabeza, viéndose igual de incómodo.

 

Frustrado, apartó la mirada y bufó. ¿Por qué tenía miedo de acercarse a Sasuke? Probablemente le inquietaba que le importara un comino saber que su padre de nuevo le estaba molestando o que quizá terminaran discutiendo.

 

Inspiró hondo, tratando de transmitirse valor. El mismo valor que tenía aquel Naruto de diecisiete años al que parecía misión imposible hacerle sentir amedrentado.

 

Decidido se acercó, logrando escuchar algo sobre que Suigetsu llegaría en cinco o diez minutos.

 

—Hola… —saludó dubitativo.

 

Ambos adultos le miraron fijamente, Karin especialmente sorprendida porque no había notado su presencia hasta ahora.

 

—¿Naruto? Hola. —Al ver que el chico no tenía intención de marcharse, preguntó—: ¿Quieres algo?

—Umn. —Asintió—. Quería hablar un momento con Sasuke, a solas’ttebayo.

 

La chica miró a su acompañante, esperando la contestación de éste, pero Sasuke se limitaba a fumar como si el asunto no fuera con él.

 

—Creo que eso es un no —contestó ella al ver que el otro no parecía tener intención de abrir la boca.

 

Parecía mentira cómo habían pasado esos dos de estar unidos a este distanciamiento. Incluso ella podía percibir el ambiente incómodo. No conocía los detalles de la separación, Sasuke jamás habló sobre ello y sabía que preguntarle sería inútil.

 

Recordaba el día que Ino se presentó como novia de Sasuke. Todos se sorprendieron, aunque Suigetsu fluctuaba entre la sorpresa y el enojo en ese momento. Pensó que de nuevo discutirían, pero Suigetsu pareció tragarse el enojo hacia Sasuke esta vez y asumirlo a regañadientes.

 

Aunque reconocía que la curiosidad les carcomía, tanto a Juugo como a Suigetsu y a ella.

 

—Es algo muy importante —insistió, logrando por fin captar el interés de Sasuke—. Sólo será un momento.

 

Karin volvió la mirada a su amigo, tratando de ser conciliadora.

 

—Ve con él. Yo mientras buscaré una mesa libre y esperaré a Suigetsu.

 

Sasuke asintió.

 

—Vuelvo en cinco minutos —aseguró antes de empezar a caminar, invitando con un movimiento de cabeza al otro a seguirle.

 

Naruto no tardó en obedecer, susurrando un agradecimiento cuando pasó junto a su prima.

 

—Espero que realmente sea importante —comenzó a decir cuando apenas habían avanzado unos pasos.

—¡Lo es! —aseguró, pero después su determinación vaciló por un momento—. Al menos para mí lo es.

 

Llegando a una esquina, Sasuke se detuvo sin mostrar mucho interés, aunque debía admitirse que interiormente sí sentía una pequeña intriga.

 

—Habla.

 

Pero en vez de eso, en un impulso Naruto le arrebató el cigarrillo cuando estaba por llevárselo a los labios y lo pisoteó con saña.

 

—No me gusta que fumes dattebayo, es malo para la salud.

 

La sorpresa apenas le duró a Sasuke un segundo, después le miró ceñudo y estuvo por ordenarle que no se metiera en sus asuntos.

 

—Ya han pasado los cinco minutos que le dije a Karin —dijo mientras miraba la hora en su Rolex, amenazando con marcharse si no hablaba pronto.

 

A Naruto le dolía el desinterés de Sasuke, pero trataba de digerirlo y aceptarlo rápidamente. Así era como iban a ser las cosas entre ellos de ahora en adelante. No eran nada, ni lo serían nunca más.

 

—Yo, ah… —titubeó por un segundo, pasándose una mano por la nuca—. Es tu padre —comenzó a decir—. Parece estar persiguiéndome como hizo hace tiempo. Creo que de nuevo planea algo, pero no sé qué es y tampoco quiero saberlo, me alejo de él cuando le he visto cerca.

—¿Mi padre? —reiteró, esta vez con interés, componiendo una seria expresión.

 

Naruto alzó las manos, casi interrumpiéndole.

 

—Sólo quería que lo supieras. No quiero volver a reprocharme el haberte ocultado cosas —habló con cierta rapidez, exponiendo sus motivos—. Adiós.

 

Caminó con pasos ágiles aunque sintiendo el cuerpo ligeramente entumecido por el frío. Volvió a abrazarse a sí mismo, tiritando por un instante. En cuanto llegara a casa, tomaría un baño bien caliente.

 

Se preguntaba qué opinaba Sasuke sobre lo que acababa de contarle. Quizá como ya no eran novios no le importaban en absoluto las intenciones que pudiera tener Fugaku con él.

 

Ahogó una exclamación de sorpresa cuando sintió un firme agarre en el brazo derecho que le hizo detenerse en seco. Estuvo por soltar un puñetazo al desconocido, pensando que quizá era un asaltante, pero confundido vio que se trataba de Sasuke.

 

—¿Desde cuándo está ocurriendo esto con mi padre? —preguntó sin más.

 

Parpadeó aturdido. ¿De verdad a Sasuke le importaba?

 

—Desde hace muy poco. Apenas ha intentado acercarse a mí dos veces. Esta tarde me dijo que venía en son de paz, pero… no le creo’ttebayo.

 

El entrecejo de Sasuke se arrugó profundamente. ¿Fugaku en son de paz? Y una mierda. Su padre ni siquiera sabía lo que significaba eso.

 

En un primer momento había pensado en desinteresarse de lo que Naruto le había contado, ellos ya no eran nada; pero aunque no fueran nada no podía evitar sentir un molesto picotazo de preocupación por Naruto. Después de todo, muy a su pesar, todavía sentía algo por él. Además, le molestaba el hecho de que Fugaku estuviera planeando un nuevo intento de controlar su vida a través de Naruto.

 

Manteniendo el agarre en el chico, tiró de él.

 

—Vamos.

—¿Ah? ¿A dónde? —Se dejó llevar.

—A hablar con mi padre. Zanjaremos este asunto ahora mismo, los tres.

 

Su mano libre iba firmemente cerrada en un puño, casi saboreando la idea de brindarle un hermoso puñetazo al idiota de su padre.

 

—Espera. ¿Yo? —Se liberó del agarre, aunque continuó caminando a su lado—. ¿No debería de ser una conversación privada entre padre e hijo? —preguntó alarmado.

—Tú también estás involucrado en este asunto. Estoy cansado, no quiero más mentiras ni manipulaciones, quiero despejar este tema cuanto antes.

 

Entonces Naruto asintió en silencio y continuó caminando a su lado. Por momentos se arrepentía de lo que había hecho, presentía que iba a provocar una guerra entre Sasuke y su padre, y aquello no le agradaba, aunque por otro lado tampoco le confortaba la idea de ocultar algo como eso a Sasuke nuevamente.

 

El camino transcurrió en un silencio bastante incómodo. El trayecto se le antojó una eternidad, y se preguntó si para Sasuke estaba siendo igual. Jugueteó nervioso con sus manos cuando le vio tocar la puerta con cierta brusquedad. Ésta no tardó mucho en abrirse, mostrándose al otro lado a una intrigada Mikoto que seguramente se preguntaba quién golpeaba la puerta con esa energía.

 

—Oh, ¡Sasuke! —Miró al otro—. ¿Naruto?

 

Pero Sasuke no respondió y se limitó a entrar, llevando a Naruto con él tras tomarle nuevamente del brazo por si se le ocurría arrepentirse y marcharse.

 

—¿Dónde está papá? —exigió saber.

 

A Mikoto le tomó unos segundos salir de su estupor al no comprender qué hacían su hijo y Naruto juntos, en su casa, y precisamente preguntando por Fugaku.

 

—E-está en… —Con torpeza señaló la sala. Cuando le vio encaminarse hacia allí llevando a Naruto, reaccionó—. Hijo, ¿ocurre algo? —se preocupó, yendo tras ellos. Pero no recibió respuesta.

 

La sorpresa de Fugaku fue notable al ver a su hijo allí, y aumentó aún más al ver quién era su acompañante. De pronto tuvo un mal presentimiento.

 

—¿Hijo…? —Se puso de pie.

—No me llames hijo —renegó, y acto seguido se acercó con el puño en alto—. Ya estoy cansado de tus…

 

Pero no pudo realizar su deseo porque Naruto literalmente se interpuso entre ellos y le abrazó, haciendo fuerza con su cuerpo para obligarle a retroceder un paso, desestabilizándole. Mikoto sólo atinó a soltar una exclamación de sorpresa.

 

—¡Usuratonkachi! —reprendió frustrado.

—Sasuke, no. ¡Es tu padre! Si me has traído aquí para que vea cómo le golpeas, no pienso quedarme.

 

Debía admitirse a sí mismo que una parte de él sentía que Fugaku se merecía algunos golpes, pero no quería ser la causa de una pelea entre Sasuke y su padre. Sólo quería pararle los pies a Fugaku y a un futuro problema antes de que de nuevo fuera demasiado tarde.

 

—Sasuke, por favor —intervino Mikoto.

 

Sólo cuando percibió que la tensión se suavizaba, fue que Naruto le soltó y se alejó un prudencial paso.

 

—Ya estoy calmado —masculló el pelinegro, enviando a pesar del comentario una mirada mortífera a su padre—. ¿Por qué de nuevo estás molestando a Naruto? Y más te vale decir la verdad o nada te va a salvar esta vez de un puñetazo —amenazó.

 

Mikoto no daba crédito a la forma en que Sasuke le hablaba a su progenitor, aunque en el fondo le comprendía, después de todo ella también estaba algo decepcionada de su esposo a pesar de mantener una convivencia conciliadora entre ellos. Ahora veía con sus propios ojos la rabia que Sasuke sentía hacia su padre, el rencor que guardaba.

 

—Yo sólo quería animar a Naruto para que hablara contigo y resolver las cosas entre vosotros. —Miró al rubio con cierto reproche—. Pero él no me dio oportunidad de explicarme.

—No me fio de ti —confesó Naruto, dejando ver también parte del rencor que sentía.

—¿Qué esperabas? ¿Que te recibiera con una sonrisa? —habló Sasuke con acidez—. ¿Y desde cuándo estás tú interesado en que Naruto y yo arreglemos nuestras diferencias? ¿Nos tomas por idiotas acaso?

 

Al ver que Fugaku lo tenía muy difícil para que confiaran en él, Mikoto intervino, abrazando maternal un brazo de su hijo.

 

—Sasuke, tu padre dice la verdad —aseguró—. Se ha dado cuenta de sus errores, del daño que te hizo a ti y a Naruto, y quiere reparar el daño causado.

 

Evitó decir que la idea la habían tenido Itachi y ella, ya que eso podría hacer que de nuevo Sasuke creyera que las intenciones de redención de su padre no eran sinceras.

 

Después quedó un pesado silencio en la sala. Sasuke dudaba si confiar o no, el hecho de que Mikoto lo estuviera apoyando le daba cierta credibilidad a Fugaku.

 

El hombre se acercó.

 

—Sasuke, estoy realmente arrepentido por lo que pasó —aseguró—. Sólo quiero que todo vuelva a ser como antes.

 

El mencionado negó, aturdido. ¿Su padre estaba siendo realmente sincero? Era un cambio muy repentino. Ya Fugaku mostró una actitud de arrepentimiento en una ocasión y después resultó ser mentira.

 

Está bien, pondría a prueba a Fugaku.

 

Sin meditarlo, rodeó a Naruto con un brazo y le atrajo hacia él, manteniendo sus cuerpos pegados. Ignorando el rubor que había aparecido en las mejillas del adolescente, se fijó en la mueca de incomodidad que se reflejó en el rostro de su padre.

 

—Mientes —sentenció, soltando a Naruto que se alejó un paso mientras se aclaraba la garganta en un claro gesto de incomodidad.

 

No entendía a qué había venido aquel abrazo y le había tomado totalmente desprevenido, aunque a la vez se mantenía tenso. Estaba en territorio enemigo. Fugaku le detestaba y respecto a Mikoto no sabía qué pensar, pero ella parecía estar al tanto de todo y eso aumentaba su nerviosismo.

 

—¡No miento! —protestó—. Realmente quiero reparar el daño que hice. Tú querías estar con Naruto ¿no es así? —Sin querer pensarlo demasiado se acercó, tomó una mano de su hijo y otra de Naruto y las unió—. Adelante. No me voy a interponer. —La desesperación era casi palpable en su voz, ansiando que creyeran sus palabras.

 

El rubor regresó a las mejillas de Naruto cuando apenas iba desapareciendo. Miró a los Uchiha, sintiéndose como un ratoncillo rodeado de felinos. Después clavó la mirada en Fugaku, preguntándose seriamente si aquello era una broma. Sasuke parecía igual de sorprendido que él, a pesar de ello, como si se hubieran puesto de acuerdo separaron sus manos a la misma vez, incómodos.

 

Mikoto miró intrigada la forma en que soltaron sus manos. ¿Tal vez lo de ellos ya no tenía arreglo? Fugaku también lo notó.

 

—¿Hablas en serio? —preguntó Sasuke finalmente.

—Te voy a ser sincero esta vez —comenzó a decir—. Me cuesta aceptar la homosexualidad y el hecho de que Naruto sea diez años menor, pero te prometo que estoy poniendo todo mi esfuerzo en comprenderte y apoyarte. Si él es tu felicidad, adelante. —Le costó pronunciar las últimas palabras—. Eres un adulto, estoy seguro de que eres consciente de los pros y contras de una relación así.

 

Naruto miró a su alrededor como si estuviera buscando dónde estaba la cámara oculta. Aquello parecía una broma extraña. Por otro lado, Sasuke parecía haberse quedado mudo, miraba a su progenitor casi sin parpadear. Jamás habría esperado un giro como aquel. Su propio padre, invitándole a recuperar lo que tuvo con Naruto.

 

Pero… no era tan sencillo. Habían pasado mucho tiempo separados, él había estado en otra relación, y por lo que había visto, era cuestión de tiempo que Naruto terminara en una relación con Gaara. Ambos se habían lastimado en el pasado, las pocas veces que habían hablado desde su separación, siempre había sido rodeados de una incómoda tensión.

 

—Querido… —comenzó a decir Mikoto en tono conciliador—, ¿qué te parece si les dejamos un momento a solas para que hablen?

—¿¡Qué!? —Se alarmó Naruto antes de que el hombre pudiera decir algo—. Es una broma, ¿cierto? —Sonrió tenso.

 

Pero nadie respondió la cuestión. Fugaku asintió en silencio y caminó junto a su mujer a la salida. Las cosas no se habían dado de la forma que esperó, pero al menos había logrado reunir a esos dos para que hablaran.

 

El suave sonido de la puerta al ser cerrada pareció un eco atronador a los oídos de Naruto. Ni en sus sueños más retorcidos hubiera imaginado que todo se iba a dar de esa forma.

 

Nervioso ante la idea de que de nuevo pudiera quedar un tenso silencio entre ellos, comenzó a hablar de inmediato.

 

—Bu-bueno… eso fue inesperado’ttebayo. —Rió con desgana.

—Totalmente.

—Sinceramente, no sé qué esperan tus padres que hablemos, Sasuke. Todo está aclarado entre nosotros, así que quizá lo mejor es que me marche.

—Claro —respondió. Aunque cuando Naruto avanzó unos pasos, le detuvo sin pensarlo—. Espera.

—¿Qué? —respondió sin poder evitar mostrar interés.

—Sólo quería saber una cosa… Simple curiosidad —aseguró de inmediato, restándole importancia—. ¿Correspondes a Gaara?

 

Necesitaba la verdad. Sabía gracias a Itachi que el pelirrojo continuaba con firmes intenciones, a pesar del tiempo transcurrido desde que besó a Naruto. Justo entonces no pudo evitar preguntarse si durante todo el tiempo que habían estado separados hubo un segundo beso.

 

Naruto no entendía a qué venía esa pregunta de forma tan repentina.

 

—Gaara es un gran amigo, el mejor que puedo tener. Sólo eso. —Apartó la mirada—. Sé que está fuera de lugar decir esto, pero prefiero ser sincero: mis sentimientos por ti son los mismos. —El pelinegro parpadeó sorprendido. No esperaba semejante franqueza—. Lo sé. Sé que soy un idiota por seguir teniendo sentimientos por un imposible. —No quiso mirar a Sasuke por si acaso se estaba riendo—. Me cuesta hacerme a la idea de que lo nuestro terminó, y por eso no puedo interesarme en alguien más. Ojala para mí fuera tan fácil rehacer mi vida como lo fue para ti.

 

Por un segundo Sasuke estuvo a punto de reírse. ¿Fácil? Su vida era una basura desde que Naruto le dejó, y él lo estropeó más al iniciar una relación por simple despecho.

 

—Tú no sabes nada.

—Probablemente tienes razón, sólo sé lo que tú mismo me dijiste una vez.

 

El pelinegro le miró con cierta intriga.

 

—¿Lo que yo te dije?

—Que Ino era la indicada para ti, lo feliz que eras con ella… No me hagas repetirlo. —Le miró—. Claro que fue fácil para ti rehacer tu vida —acusó con cierto reproche que no pudo disimular. Aquello le dolía aunque tratara de aparentar normalidad. Para Sasuke fue realmente sencillo hacer a un lado todo lo vivido juntos y empezar con otra persona—. Tú has encontrado a tu otra mitad, y yo sigo anclado al pasado como un idiota, pensando en ti, deseándote y queriendo besarte. —Ahora que lo decía en voz alta, sonaba más patético de lo que pensó—. Lo siento, no debería reprocharte nada’ttebayo. Es normal empezar una relación con otra persona, esas cosas pasan… —Sacudió la cabeza—. No quiero que mis palabras vuelvan a confundirte.

 

Era extraño como hace un momento había estado a punto de marcharse porque según él no tenía nada que hablar con Sasuke, y ahora estaba ahí, sacando todo lo que le oprimía el pecho y pesaba sobre sus hombros desde hace tiempo.

 

—¿Confundirme? —Fue lo único que atinó a decir.

 

En el fondo estaba muy sorprendido, no esperaba que Naruto le dijera todo aquello, que todavía guardara esos sentimientos, que se mostrara herido y hasta celoso por Ino.

 

—Olvídalo. Será mejor que me vaya.

 

Avanzó presuroso hacia el pasillo, y apenas tomó el pomo cuando una mano ajena se posó sobre la puerta, empujando para mantenerla cerrada. La tensión se apoderó de los hombros de Naruto a la par que lentamente giraba para encarar a Sasuke, pensando que probablemente iba a escuchar algo hiriente de su parte. Pero no, lo único que recibió de parte de Sasuke fue un inesperado beso. Debido a la sorpresa fue incapaz de dejarse llevar, manteniendo los ojos abiertos y los labios tensos hasta que escasos segundos después reaccionó y se alejó.

 

—¿Qué…? —balbuceó con las mejillas tiñéndose de carmín.

 

El beso apenas había sido un casto apretón, pero volver a sentir los labios de Sasuke después de tanto tiempo había encendido la llama en su interior que titilaba con tibieza, viéndose destinada a apagarse y morir finalmente.

 

La única respuesta que recibió a su balbuceo fue un segundo beso más animado que el anterior, con Sasuke tratando en esta ocasión de abrirse paso en su boca mientras sostenía su sonrojado rostro entre sus manos. Inseguro, buscó sostenerse en los brazos de Sasuke sin poder resistirse a corresponder. A pesar de ello, no podía disfrutar por completo aquel momento gracias a una vocecita en su mente que no paraba de susurrarle que estaba comportándose como un idiota sin dignidad al aceptar el beso.

 

Azorado, alejó a Sasuke de sí y antes de pensarlo su puño se había encontrado impactando en la mejilla del mayor. Vio a Sasuke retroceder un paso, mirándole desconcertado y adolorido mientras se acariciaba la zona lastimada.

 

—¿Qué crees que estás haciendo? —acusó Naruto antes de que el otro pudiera decir algo—. ¡Eres un idiota! ¿Acaso quieres burlarte de mí?, ¿te parece divertido?

 

Las cejas de Sasuke se fruncieron al instante, irritado por el golpe y los reproches absurdos. La quijada le palpitaba adolorida.

 

—El idiota eres tú. ¿Por qué querría burlarme de ti, usuratonkachi?

 

Naruto apretó los puños para contener la tentación de brindarle otro golpe, pero no se aguantó las ganas de enviarle una mirada venenosa.

 

—¿Cómo puedes ser tan cínico’ttebayo? ¿Ya te has olvidado de Ino? De la “persona indicada” para ti —finalizó con sorna, repitiendo las palabras que Sasuke le dijo una vez—. No te has podido aguantar las ganas de burlarte de mí después de saber lo que sigo sintiendo por ti, ¿cierto? —En ese momento sentía que se odiaba a sí mismo por haber confesado sus sentimientos. ¡Realmente era un usuratonkachi!

 

El otro dejó de acariciarse la mejilla, sorprendido al escuchar aquello. Acababa de caer en la cuenta de que Naruto no tenía idea de que su relación con Ino terminó. Era normal que pensara que se burlaba de él. Raudo reaccionó cuando le vio dar media vuelta dispuesto a abrir la puerta, así que al instante volvió a empujar para mantenerla cerrada, sacando un gruñido de irritación del rubio. Realmente se veía enfadado.

 

—Lo mío con Ino terminó —explicó con rapidez aunque a la vez empleando un tono bastante calmado.

 

El sorprendido ahora era Naruto y el enojo se suavizó un poco, pero se negó a encarar a Sasuke.

 

—Aun así, no tienes derecho a besarme —masculló manteniéndose firme.

—¿Por qué no? —preguntó con la mayor naturalidad que pudo aparentar, como si el comentario escuchado no le hubiera afectado.

 

Ambos estaban solteros, sentían lo mismo, ¿por qué no podía besarle?

 

Estuvo tentado a retroceder un paso cuando Naruto le encaró con seriedad y hasta cierto rencor, se le veían las ganas de soltar algo que llevaba tiempo guardando.

 

—¿Me preguntas por qué? —Se alteró por un instante—. Me agradeciste que decidiera salir de tu vida, dijiste que te hice un favor y que terminar fue lo mejor que te pudo pasar. —Se revolvió los rubios mechones con una mano, soltando un suave gruñido de rabia—. Sólo un idiota como yo seguiría teniendo sentimientos por una persona como tú. —Antes de que el otro pudiera decir algo, le interrumpió—. Ya. Ya lo sé: soy patético dattebayo. —Nuevamente giró para intentar abrir la puerta, y una vez más Sasuke lo impidió—. No quiero hablar más contigo. Déjame ir —masculló, sintiendo la vergüenza y el enfado vibrando en su interior, entremezclándose.

 

Decidido a alejarle de la puerta, Sasuke tomó al rubio de un brazo y le dio un firme tirón, arrinconándole en la pared, a escasos tres pasos de la salida.

 

—Te dije todo eso porque estaba resentido contigo —confesó con cierto esfuerzo—. No sentía nada de lo que te dije ese día.

 

Naruto formó una mueca parecida a una pequeña sonrisa socarrona.

 

—Sasuke, no niegues lo evidente. Yo mismo lo comprobé, que en realidad nuestra relación nació porque te hice sentir confundido con mis insistencias. Tu padre siempre tuvo razón, tú no eres como yo.

 

El propio Sasuke se lo dijo. Si no recordaba mal llevaba como un mes y medio saliendo con Ino cuando fue a presentársela a sus padres, iba en serio con ella. Sí, su relación con Ino había terminado, pero ¿y qué? Podría empezar con otra mujer.

 

Sasuke se llevó una mano a la frente, masajeándola mientras mascullaba una maldición. Las cosas estaban más enrevesadas de lo que pensó. Las palabras que él le dijo sumadas a lo que también le dijo Fugaku en el pasado, habían provocado que Naruto se convenciera de que en realidad era heterosexual y su relación nació porque se sentía confundido.

 

Ahora se arrepentía del momento en que le dijo a Naruto que lo mejor que le pasó fue terminar con él y lo feliz que era con Ino.

 

Maldito impulso de venganza…

 

—Olvida lo que te dijo mi padre. ¿No lo entiendes? Es obvio que te dijo todo eso porque quería alejarte de mí. Nadie, excepto yo, puede saber si me sentía confundido. —Pero no recibió respuesta, sólo vio a Naruto apartar la mirada de mal humor—. Lo que yo te dije tampoco era cierto, sólo me dejé llevar por el deseo de vengarme de ti por la forma en que me dejaste.

 

Los ojos azules se movieron apenas, observándole de soslayo, sin creerle del todo.

 

—Si no me has besado para burlarte de mí… —Sasuke asintió—, entonces significa que tu padre tiene razón y ahora te sientes influenciado por mi patética confesión de hace un momento.

 

El pelinegro inclinó el rostro con hastío, viendo que Naruto no parecía tener intención de confiar en él.

 

—No es así —insistió sin demasiado ánimo, alzando después el rostro para encararle—. ¿Recuerdas aquella vez que fingiste ser novio de Sakura para dejar de sentirte humillado por mi rechazo?

—Sí…

—Era así como yo me sentía cuando me dejaste —trató de explicar.

—Sólo que lo tuyo con Ino no era fingido. Es más, recuerdo que me dijiste que también fuiste su novio cuando tenías diecisiete años, ¿o eso también fue mentira?

 

Sasuke suspiró ligeramente.

 

—Eso sí es verdad. Conocí a Ino en una fiesta cuando teníamos diecisiete, estuvimos saliendo…

—¿También es cierto que tu primera vez fue con ella? —No pudo disimular su interés.

—Sí.

 

Ahora fue Naruto quien suspiró, no pudiendo contener el deseo de seguir indagando.

 

—¿Y ahora… te has acostado con ella? —preguntó casi en voz baja. La única respuesta que recibió fue un incómodo silencio que lo decía todo—. Entiendo. —Inclinó la mirada.

—Sólo intentaba rehacer mi vida. —Intentó excusarse.

—Está bien. No puedo reprocharte nada, no debería hacerlo, después de todo fui yo quien terminó todo. —Aquellas palabras iban más dirigidas a sí mismo que a Sasuke.

 

Un silencio incómodo les rodeó. Naruto realmente extrañaba aquellos días en los que podía estar junto a Sasuke sin decir nada, sólo disfrutando mutuamente su compañía. Hizo un nuevo intento de marcharse, pero una vez más fue detenido.

 

—Es suficiente, Sasuke. No tenemos nada más que hablar.

—Cuando me dejaste no entendía nada —comenzó a decir, ignorando a Naruto—, y con los días comencé a detestarte. Sólo pensaba en superarte y hacerte pagar el daño que me hiciste, en agradar a mi padre y continuar mi vida como si nada especial hubiera pasado. Ino siempre estaba ahí, pidiéndome una oportunidad constantemente. Me pareció la solución a mis problemas. Con ella podría superarte, complacería a mi padre y reharía mi vida… Pero no pude. —Suspiró y endureció la mirada—. No tienes idea de cómo me siento ni de cómo me he sentido durante todo este tiempo, el vacío y el rencor en mi interior, lo basura que era mi vida —reprochó sin contenerse, dejándose llevar—. Todo porque mi padre y tú decidisteis que mi vida sería mejor de esta forma, sin tener en cuenta mi opinión.

 

Naruto guardó silencio, sorprendido. Ya había entendido que fue egoísta de su parte ocultarle la verdad a Sasuke, terminar con él sin explicar la verdad; pero ahora acababa de darse cuenta de que su comportamiento había sido mucho más egoísta de lo que pensó.

 

Todo el tiempo había asumido que era él quien sufría mientras que Sasuke continuaba su vida alegremente con Ino, pero ahora acababa de escuchar de sus propios labios cuánto había sufrido por su culpa.

 

Él no era el único que lo había pasado mal, Sasuke también lo había hecho. Cada uno había tratado de salir adelante a su manera.

 

—Yo… no tenía idea —atinó a balbucear, apartando la mirada—. Lo siento.

—Eres un idiota, Naruto —continuó renegando—. Aún ahora, sigues creyendo las patrañas de mi padre y pensando que soy un tonto influenciable, que sólo porque hace un momento me dijiste que todavía sientes algo por mí, volví a “caer en tus redes”. —Rodó la mirada.

—Tú siempre has pensado que yo era un mocoso inseguro que no sabe lo que quiere. Ahora sabes lo que se siente cuando te juzgan mal, teme. —A pesar de su comentario, su expresión no mostraba enojo, más bien un ligero mohín infantil.

—Lo siento. Bien, supongo que estamos a mano. —concedió—. Y ahora…

—¿Mn? —Le miró curioso.

 

Un pequeño sonrojo regresó a sus mejillas cuando una mano de Sasuke le tomó del mentón con suavidad, clavando su oscura mirada en la suya. Estaba por besarle, pero entonces reparó en algo.

 

—Has crecido.

 

Justo ahora acababa de notarlo. Naruto era casi tan alto como él, probablemente un par de centímetros más bajo.

 

—Es cierto. —Sonrió.

 

Era consciente de que había dado un buen estirón, pero no esperaba haberlo hecho al punto de alcanzar a Sasuke. La diferencia entre ellos era mínima. Le complacía poder mirarle a la cara sin tener que levantar la cabeza.

 

Un poco inseguro al principio, alzó despacio una mano y tocó el rostro de Sasuke, mirándole con detenimiento como no había podido hacer desde que eran novios. El nuevo look no le quedaba mal. Movió a un lado el mechón del flequillo que le cubría casi por completo el ojo izquierdo.

 

—Los dos lo hemos pasado mal’ttebayo —habló con calma, aunque la culpabilidad se vio reflejada en su rostro—. Si hubiera hablado contigo desde el principio… —Suspiró arrepentido.

—Está bien, ya quedó en el pasado, deja de sentirte culpable. —No deseaba que continuaran con reproches—. Los dos hemos cometido errores. Lo mejor será mirar hacia delante.

 

Entonces Naruto se dejó ir y rodeó a Sasuke entre sus brazos con tal firmeza que parecía querer fundirse con él. Se sintió especialmente confortado cuando su abrazo fue correspondido con la misma intensidad, incluso podía percibir los dedos del mayor clavándose ligeramente en su espalda.

 

—Te extrañé, Sasuke nii-chan —murmuró en su oído.

 

Sasuke nunca imaginó que escuchar a Naruto llamándole de esa forma podría arrancarle una sonrisa, pero lo hizo. Una pequeña sonrisa de felicidad.

 

Era consciente de que probablemente en el pasado no fue un buen novio en ocasiones. Primero sus inseguridades y prejuicios, las mentiras y la forma en que ocultaba a Naruto de los demás para que no supieran de su relación. Después, cuando terminaron, la forma hiriente en que trató a Naruto aquel día que iba acompañado de Ino fue la guinda del pastel.

 

Como decía Naruto, ambos lo habían pasado mal. Era tranquilizador descubrir que su padre quería que arreglara sus diferencias con Naruto; sólo esperaba que esta vez sí fuera un arrepentimiento sincero y no una actuación. Si eso era cierto, significaba que contaba con el apoyo de su familia al completo.

 

Pero Minato y Kushina todavía eran un muy probable obstáculo.

 

Desechando cualquier pensamiento, se alejó lo suficiente para tomar al rubio del rostro y unir sus labios sin previo aviso en un beso calmado. Como no fue rechazado, se animó a prolongar el contacto, tratando inconscientemente de recuperar los besos perdidos. Sus manos descendieron y se ciñeron a la cintura del rubio, manteniéndoles unidos. Él también había extrañado a Naruto. Demasiado.

 

Con un pequeño jadeo, el rubio alejó sus labios, pero no la cercanía de sus cuerpos a pesar de sentirse interiormente nervioso.

 

—Teme… si me sigues besando así, harás que de nuevo te acose para que seas mi novio.

 

Una suave risa brotó de los labios de Sasuke.

 

—Hazlo.

 

A pesar de la sorpresa que le causó la respuesta, ahora fue Naruto quien rió, un poco más audible.

 

—¿Estás seguro?

 

No necesitaba pensar la respuesta.

 

—Sí.

—Me gustaría mucho, pero me siento inseguro ahora mismo —confesó, desapareciendo su sonrisa—. Tu padre logró separarnos. ¿Y si mis padres se interponen también? No sé… —finalizó en un balbuceó.

 

A Sasuke le tomó por sorpresa ver a Naruto tomando en cuenta lo que podría ocurrir en el futuro, parecía estar meditando seriamente los pros y contras de una nueva relación. Era curioso porque hace apenas un instante él había tenido la misma duda. Pensó que actuaría con aquella típica impulsividad que le conocía y aceptaría de inmediato sin meditar nada, que se lanzaría a sus brazos y le besaría sin más.

 

Naruto no sólo había cambiado por fuera, también por dentro. Quizá porque lo ocurrido con Fugaku le empujó a hacerlo, o quizá porque empezaba a madurar. Sea como sea, esos cambios no le disgustaban en absoluto. Es más, incluso le había complacido de cierta manera verle reflexionando posibles opciones.

 

—Te confieso que yo también he pensado en lo mismo.

 

Hasta hace un momento había mantenido la idea de que lo suyo con Naruto siempre estuvo destinado al fracaso, que si no hubiera sido Fugaku habría sido cualquier otra cosa la que los habría separado; pero escucharle decir que todavía tenía sentimientos por él, encendió la llama en su interior y se animó a atreverse, por eso le había besado.

 

Las manos de Naruto se posaron en sus hombros, acariciándolos suavemente mientras inclinaba el rostro, pensativo. Aquello le llamó la atención. Parecía estar meditando seriamente sobre ellos.

 

—¿Qué estás pensando? —preguntó finalmente, después de unos segundos.

 

Alzando el rostro, Naruto clavó sus ojos azules en los contrarios.

 

—Quiero volver contigo —soltó sin más—. ¿Tú quieres? —Quiso asegurarse. Sasuke se limitó a asentir con un suave movimiento de cabeza que no delatara la creciente emoción en su interior—. ¿Estás seguro?

—Seguro.

 

Una sonrisa apareció en el rostro de Naruto, emocionado. A una parte de él le parecía un sueño que Sasuke le estuviera aceptando después de la forma en que le dejó a pesar de que ya habían aclarado por qué actuó así.

 

—¿Puedes esperar unos meses?

 

El otro parpadeo desconcertado, sin entender aquella proposición.

 

—¿Esperar unos meses? —reiteró.

—En diez meses seré mayor de edad, y entonces mis padres no podrán oponerse a que yo esté contigo’ttebayo —explicó—. Incluso si en tu trabajo supieran de lo nuestro, no resultaría tan escandaloso si yo soy mayor de edad.

 

El desconcierto de Sasuke fue sustituido por una gran sorpresa. Ni en sueños imaginó que Naruto le propondría algo así. Aquello más bien sonaba como algo que él mismo diría.

 

—Pensé que este momento no llegaría nunca, pero finalmente un usuratonkachi como tú empieza a madurar y usar la cabeza —comentó con cierta burla, pellizcándole una mejilla.

 

Le gustaba que Naruto analizara las posibilidades y tomara la decisión que era más beneficiosa para ambos. En su comentario se notaba que no quería causarle problemas en su ámbito laboral, cosa a la que anteriormente Naruto no le había dado demasiada importancia alegando siempre que como era mayor de edad podía hacer lo que le diera la gana.

 

—¡No seas tonto! —exclamó rompiendo el contacto de un manotazo, sonrojado de vergüenza por aquella mofa—. Siempre he sido maduro —aseguró, aunque eso no se lo creía ni él.

—Claro.

—Como sea. —Cambió de tema rápidamente—. ¿Estás de acuerdo?

 

Sasuke sabía que iba a ser difícil mantener la distancia ahora que sabía que los sentimientos de Naruto no habían cambiado. Pero aquella decisión le parecía adecuada.

 

—Lo estoy.

 

Naruto logró controlar el gritillo de júbilo que quiso liberar, pero no evitó las ganas de rodear a Sasuke entre sus brazos y besarle. Un último beso antes de la espera que tenían por delante. Ambos lo sabían, así que por un breve momento dieron rienda suelta a sus ansias, besándose con vehemencia mientras sus manos tocaban suavemente sobre la ropa el cuerpo del contrario. No eran caricias provocativas, no era momento ni lugar para ello.

 

Cuando se sintieron ligeramente satisfechos, dieron por terminado el beso. Naruto unió su frente con la de Sasuke, queriendo mantener la cercanía.

 

—¿Cómo debemos comportarnos de ahora en adelante dattebayo?

 

Ambos sabían que si mantenían una relación muy cercana de amistad durante los próximos meses, terminarían sucumbiendo a sus sentimientos y cruzando la línea.

 

—Tal vez como simples conocidos —planteó—. Si nos frecuentamos demasiado, terminaremos estropeando nuestro plan, sobre todo por cierta hormona con patas que no sabe controlarse —finalizó con cierta sorna.

 

El rubor subió a las mejillas de Naruto por la vergüenza, aunque a la misma vez le llenó de cierto regocijo escuchar a Sasuke llamarle de esa forma. ¿Quién iba a decir que extrañaría ese apodito que siempre detestó?

 

En venganza mordió de forma muy sutil la punta de la nariz de Sasuke antes de alejarse, apenas rozándola con los dientes para no lastimar.

 

—Ya no soy esa hormona con patas que conociste —aseguró llevándose las manos a la cintura—. He cambiado.

—Entonces admites que antes sí lo eras. —Sonrió burlón.

 

Al darse cuenta de ello, Naruto chasqueó la lengua con fastidio y apartó la mirada.

 

—Comportarnos como conocidos me parece bien, como aquella relación que teníamos desde que tenía trece años hasta que cumplí dieciséis y empecé a acosarte —rememoró casual, como si todo aquello hubiera ocurrido apenas ayer y el hecho de acosarle hubiera sido de lo más normal.

—¿Contigo intentando sacarme conversación y yo burlándome de ti? Me parece bien.

—¡Ja!, ¡ja! Sabes a lo que me refiero.

 

Sasuke asintió con una sutil sonrisa curvando sus comisuras. Era sorprendente la forma en que recuperar a Naruto parecía haberle revitalizado, de repente era sencillo enfocarlo todo con bastante optimismo, la felicidad llenaba su ser, el presente y futuro ya no parecían turbios y grises, sino claros y brillantes.

 

Todo parecía estar en su sitio de nuevo. Las piezas encajaban otra vez.

 

Sacudió la cabeza, tratando de sacarse ese tipo de pensamientos cursis.

 

—Lo sé. Y estoy de acuerdo, nos trataremos como hace años, simples conocidos.

 

Entonces Naruto sonrió y volvió a rodear a Sasuke entre sus brazos, ansiando sentirle cerca un poco más. Apenas permanecieron abrazados unos segundos cuando escucharon a los progenitores de Sasuke cuchichear algo audible tras la puerta.

 

—Mikoto, no deberías escuchar.

—Es que están tardando demasiado —se excusó.

 

Sasuke chasqueó la lengua y con desgano soltó a Naruto para encaminarse a la puerta y abrirla. Tras ella estaba Mikoto, muy cerca, y alejado unos prudentes pasos estaba Fugaku.

 

—Estoy de acuerdo con papá, no deberías escuchar.

 

La mujer le respondió con una pequeña sonrisa avergonzada. De cualquier forma no había logrado escuchar nada, apenas se había detenido frente a la puerta cuando Fugaku la reprendió y su hijo abrió.

 

Curiosa se hizo a un lado para visualizar el interior, descubriendo a Naruto un poco alejado, después, volvió la mirada hacia Sasuke.

 

—¿Está todo bien? —exteriorizó la duda que estaba carcomiendo a Fugaku.

 

Antes de responder, Sasuke envió una breve mirada a Naruto.

 

—Lo está.

 

Mikoto sonrió y Fugaku no pudo contener un suspiro de alivio. Estaba más cerca de obtener el perdón de su hijo y que su familia volviera a ser unida y armoniosa.

 

Incómodo con la nueva situación, Naruto se aclaró la garganta de manera casi sutil y avanzó un par de pasos.

 

—Creo que mejor me voy… —comenzó a decir, pero no había terminado la frase cuando Fugaku se detuvo junto a su esposa, quedando los dos bajo el marco de la puerta, bloqueando la salida.

—Espera, Naruto —habló él—. Hay algo que quiero decirte.

 

En silencio Naruto asintió. De cualquier forma no estaba en disposición de negarse con ambos adultos bloqueando la única salida.

 

—Verás… Esto es un poco difícil para mí —balbuceó, y a continuación inspiró hondo—. Lamento la forma en que te traté. Te culpaba de toda la situación y te guardaba rencor por ello, pero ahora veo que fui injusto contigo.

 

Naruto apenas atinaba a parpadear, atónito. Jamás esperó escuchar una disculpa de Fugaku, ni en sus mejores sueños.

 

—Yo… —Pero no supo qué más decir.

—No te voy a mentir: todavía me cuesta aceptar todo este asunto de la homosexualidad, así que agradecería si por ahora os reserváis las muestras de afecto. Eh… no sé si me explico…

 

Sasuke se posicionó junto al sorprendido rubio, llamando la atención de su progenitor.

 

—No habrá muestras de afecto. Naruto y yo no estamos juntos.

 

Tanto Mikoto como Fugaku no pudieron controlar una exclamación de sorpresa. Ambos pensaban que el hecho de que estuvieran tardando tanto tiempo en abandonar la casa era porque estaban arreglando sus diferencias y reconciliándose.

 

—P-pero yo creí que querías estar con él —respondió el hombre, refiriéndose al hijo de los Uzumaki—. ¿Acaso has cambiado de idea?

—Y es lo que quiero —concordó—. Pero todo será a su debido tiempo.

—No entiendo —habló esta vez Mikoto.

—Vosotros no tenéis por qué entenderlo —respondió escueto. Rodeó los hombros de Naruto con un brazo y le guió a la salida, logrando que ambos adultos se hicieran a un lado—. Sobre tu disculpa, aprecio el gesto, pero prefiero que Naruto no te dé una respuesta hasta que comprobemos que tu arrepentimiento esta vez es sincero.

—¡Teme, no decidas por mí! —masculló Naruto arrugando el ceño.

—Lo siento, pero todavía no me fio. —Se encogió de hombros.

—Entiendo —respondió Fugaku con un suspiro desganado, sintiendo al instante una mano de su esposa sobre su hombro para confortarle—. Esperaré su respuesta.

—Yo tengo que irme —dijo Sasuke. Miró la hora en su Rolex, había transcurrido demasiado tiempo desde que dejó a Karin en el bar—. Mis amigos me están esperando.

 

Resignados, el matrimonio Uchiha despidió a los otros dos e ingresaron en su hogar expresando su confusión sobre la situación. Sasuke había dicho que todo estaba bien, pero que no estaba con Naruto a pesar de que era lo que quería. No lo entendían, y estaban seguros de que no obtendrían muchas respuestas de su reservado hijo.

 

—Sasuke —habló Naruto antes de que el otro diera media vuelta una vez que estuvieron solos—. ¿Puedo pedirte algo?

—Claro. —Asintió.

 

La expresión de Naruto se tornó en una de ligero disgusto infantil mientras se cruzaba de brazos.

 

—Deja de fumar. Apestas, y tus besos sabían a tabaco.

 

Por el contrario Sasuke dejó escapar una suave risa. Por supuesto estaba dispuesto a abandonar ese vicio y recuperar el viejo hábito de hacer ejercicio. Su cuerpo no estaba tan tonificado ahora por haber regresado a la vida sedentaria.

 

—Lo pensaré —dijo finalmente, esbozando una sonrisilla antes de dar media vuelta y finalmente irse—. Hasta pronto.

 

Aunque deseaba alargar el momento junto a Naruto, pasar toda la noche con él de ser posible, no le parecía correcto. Estaba interiormente ansioso por la reconciliación y era consciente de que a la menor oportunidad iba a tirar sus propias palabras a la basura para devorar a Naruto a besos y colmarle de caricias.

 

De hecho, estaba tan ansioso que apenas había avanzado un par de calles cuando se vio a sí mismo sacando un cigarrillo. Las primeras caladas le tranquilizaron, pero no tardó en rememorar la voz de Naruto pidiéndole que dejara de fumar y eso le hizo titubear. Se limitó a caminar la mayor parte del camino simplemente sosteniendo el cigarrillo entre sus dedos, dando alguna furtiva calada rápida.

 

Finalmente, lo dejó caer en el suelo y lo apagó con un ligero pisotón para después continuar su camino.

 

No tardó mucho en llegar al bar donde sus amigos le esperaban. Les visualizó en una mesa casi al fondo del local, pero no llegó junto a ellos al ver a Karin y Suigetsu envueltos en un ambiente jovial mientras bebían cerveza. Suigetsu contaba algo y ella no paraba de reír. Nunca había visto a esos dos llevarse tan bien, a excepción de aquella vez en el cumpleaños de Karin que se pasaron con el alcohol y se pusieron un poco melosos, y por eso le pareció fuera de lugar acercarse y estropear el ambiente. Ni siquiera parecían haber notado que él estaba tardando mucho en reunirse con ellos.

 

Finalmente caminó a la salida mientras tomaba el móvil y tecleaba un mensaje para Karin en el que se limitaba a decir que no podría ir con ellos.

Les dejaría solos por aquella ocasión.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Marzo y abril han sido estresantes. Imposible actualizar antes. No daré explicaciones detalladas que nadie quiere leer, simplemente diré que, entre otras cosas, han surgido problemas de salud, mi Word se puso de divo y tuve que buscar un buen tutorial para solucionarlo, durante varios días no tuve internet y la Semana Santa me engulló con sus compromisos.

 

Respecto al fic, Sasuke y Naruto tienen que hablar más profundamente. Todavía no se han dicho todo.

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


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