Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Diez años por Takaita Hiwatari

[Reviews - 894]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Diez años: 

Takaita Hiwatari

Capítulo 6: “Distancia”:

 

 

La noche le pareció eterna a Naruto que esperaba ansioso el momento en que le retiraran finalmente el vendaje de la pierna. El día anterior debían de habérselo retirado, pero Kushina recibió una llamada del hospital diciendo que debían posponer la cita un día más porque al doctor Kabuto le había surgido un importante asunto familiar y ese día no pasaría consulta, tampoco estarían los estudiantes en prácticas a su cargo. Pero no fue eso lo único que le robó el sueño durante la noche. La imagen de Sasuke con Karin había rondado su mente constantemente, provocándole un remolino de enojo, celos y frustración.

 

Dos días atrás, mientras su amiga le acompañaba a casa una vez que el partido de fútbol finalizó, le pidió disculpas por decir que ellos eran novios. Pensó que Sakura le recriminaría con más calma al estar los dos solos, pero la chica sólo le dedicó una tenue sonrisa y le dijo que no había problema con eso. Incluso le había confesado que de haber estado en su lugar probablemente ella habría hecho lo mismo.

 

Sakura le había aconsejado que lo mejor era poner sus sentimientos en otra persona que sí supiera valorarlos. Le recordó sobre algunas chicas que sabía que se le habían declarado hace tiempo en el instituto y que él rechazó, proponiéndole que quizá podría intentarlo con una mujer esta vez. Hizo especial énfasis en una chica en concreto: Hyuuga Hinata, quien estaba en su misma clase y se le declaró el año pasado a través de una carta.

 

Naruto sólo pudo acariciarse la nuca un poco incómodo, recordando que rechazó a la chica de forma un poco patosa al ser la primera persona que le confesó sus sentimientos. Por suerte actualmente Hinata y él seguían siendo amigos y la chica no le guardaba rencor.

 

Finalmente negó con la cabeza, rechazando la propuesta de Sakura. No le parecía buena idea empezar a salir con alguien sólo para olvidar a Sasuke, no sólo se lastimaría a sí mismo, también a la otra persona. Eso sería cruel. Y no estaba seguro de poder poner sus sentimientos en otra persona tan rápido. Ni siquiera entendía cómo llegó a fijarse en Sasuke, fue algo que ocurrió sin esperarlo y cuando se dio cuenta de ello ya era tarde para remediarlo.

 

Decidió que lo mejor que podía hacer era mantener la distancia con Sasuke, no deseaba encontrárselo con Karin, tal vez besuqueándose. También se centraría en prepararse más concienzudamente para el examen de admisión a la universidad.

 

Sakura sólo se encogió de hombros, diciéndole que si esa era su decisión ella no podía hacer nada al respecto.

 

Naruto aseguró que a partir de mañana sería un nuevo Naruto. Sasuke dejaría de ser el centro de sus pensamientos, eliminaría el interés que tenía en él, como hizo cuando era un niño de ocho años.

 

Pero aquella determinación le duró bien poco, ya que en cuanto puso un pie en el hospital sus ojos empezaron a vagar por todos los rincones del lugar en un intento de ver a Sasuke.

 

Cualquier persona con bata blanca llamaba su atención, anhelando inconscientemente que fuera Sasuke. Su única esperanza era que él se encontrara en la consulta del doctor Kabuto. Pero tampoco tuvo suerte, en la habitación sólo se hallaban el doctor Kabuto, quien se disculpó por no poder atenderle el día anterior, y la enfermera Shizune. Suspiró fastidiado consigo mismo, enojado por tener tan poca voluntad. Para Sasuke él sólo era un cero a la izquierda, no debía tener interés en verle siquiera, ese teme no lo merecía. Cuando tenía ocho años fue fácil dejarle de lado, pero había que tener en cuenta que cuando tenía ocho años no estaba enamorado de Sasuke y ahora sí. Eran sentimientos diferentes los que tenía que enterrar.

 

—¿Naruto? —La voz del doctor Kabuto le sacó de su mente.

—¿Ah? —balbuceó, notando que los tres adultos le miraban curiosos.

—Te preguntaba cómo te sientes —explicó paciente, esbozando una tenue sonrisa de amabilidad.

—Me siento bien’ttebayo. Desde hace unos días he dejado de tomar las pastillas para el dolor.

 

El Doctor amplió de forma sutil su sonrisa y asintió, indicándole a la enfermera Shizune que retirara la férula. Los ojos de Naruto brillaron de alegría al ver su pie libre al fin minutos después. Deseaba salir de allí corriendo cuanto antes, pero el doctor Kabuto empezó a comprobar la movilidad del tobillo, girando el pie lentamente en movimientos circulares, a los lados, o arriba y abajo.

 

—¿Te duele con alguno de estos movimientos? —preguntó el hombre.

—Siento un suave calambre y el tobillo un poco entumecido —confesó inseguro, esperando que por decir aquello no volvieran a colocarle la férula.

—No te preocupes, es normal. —Miró a la enfermera un momento y le indicó que se acercara—. Shizune te explicará unos ejercicios para…

—¿Ejercicios? —interrumpió curioso.

 

El hombre asintió con un movimiento de cabeza, confirmando sus palabras.

 

—Tenemos que fortalecer el músculo que rodea el tobillo —explicó—. Si practicas deporte, olvídate de él un tiempo más, al menos hasta que tu tobillo esté nuevamente fortalecido y dejes de sentir ese calambre.

—Me encargaré de que haga caso, doctor Kabuto —aseguró Kushina, sacándole una sonrisa nerviosa a Naruto.

 

La enfermera Shizune le explicó unos sencillos ejercicios a Naruto y se los dio escritos en un papel para que no se le olvidaran. Después el doctor Kabuto le explicó cómo podría empezar a iniciarse en el deporte sin volver a lastimarse el tobillo.

 

—Gracias por todo —dijo Kushina, inclinándose ligeramente.

—No es nada —respondió el hombre—. Sólo espero no verte de nuevo por aquí, Naruto.

—Lo intentaré. —Rió ligeramente—. Gracias, doctor Kabuto. Sasuke me contó que estabas muy preocupado por mi estado.

 

La sonrisa del hombre desapareció, dando paso a un rostro que reflejaba confusión. Al notarlo, Naruto mostró la misma confusión. ¿Había dicho algo inadecuado?

 

—¿Sasuke-kun? —fue todo lo que dijo el hombre.

—Sí, estuvo yendo continuamente a mi casa para revisar mi estado, dijo que tú se lo habías pedido.

—¿Yo? —Sacudió la cabeza—. Creo que ha habido un error. Es decir, cuando llegaste aquí tu estado era preocupante, pero después todo estuvo bien. Si te dejé ir es por eso, no había necesidad de preocuparse en exceso.

 

Kushina y Naruto se observaron un momento, totalmente perplejos, después ella tomó la palabra.

 

—¿Qué quiere decir, doctor Kabuto?

—Quiero decir que si Sasuke-kun ha estado visitando a Naruto es porque él quiso hacerlo, jamás le pedí que le hiciera un seguimiento en casa, no era necesario. Naruto sólo necesitaba reposo y algo para combatir el dolor, nada más.

 

Sin esperarlo, aquellas palabras provocaron que el corazón de Naruto latiera un poco acelerado y sus mejillas enrojecieran en un tono sutil. ¿Aquello era cierto?, ¿Sasuke había estado yendo a su casa porque quiso, porque realmente estaba preocupado por él? Pero ¿por qué? ¿Y por qué le mintió diciendo que iba a verle porque el doctor Kabuto se lo pedía?, ¿por qué mintió una vez más?

 

La suave risa del Doctor le volvió a la realidad, aumentando su estado de confusión mezclado con euforia.

 

—Sin duda Sasuke-kun será un médico entregado a su trabajo. Quizá demasiado entregado.

 

La puerta se abrió, interrumpiéndole y revelando precisamente a la persona de la que hablaba.

 

—Kabuto, traigo el informe del paciente que ingresó hace una hora con fractura de clavícula… —Guardó silencio al ver que el hombre estaba reunido, especialmente cuando los ojos azules se clavaron en los suyos con renovada fascinación. La confusión le asaltó, sin entender por qué de nuevo recibía esa clase de miradas de parte de Naruto cuando recordaba que la última vez que hablaron seriamente el rubio había terminado profundamente decepcionado y llorando. Incluso dos días atrás, en el parque, pudo notar que le observaba con cierto rencor. Después un manojo de nervios se instaló en su estómago. ¿Por qué ese tonto no dejaba de mirarle? Juraría que ni siquiera estaba parpadeando.

 

Kushina rompió la atmosfera al ponerse de pie e invitar a su hijo a que lo hiciera. Había notado que el pelinegro tenía intención de abandonar la habitación.

 

—Hola, Sasuke —saludó con una sonrisa—. Ya nos íbamos, no es necesario que te vayas. Seguro que tienes que hablar de algo importante.

—Bien… —atinó a murmurar, incómodo con la mirada de Naruto. ¿Qué no podía mirar a otro lado?

—¿Has visto, Sasuke-kun? —comenzó a decir Kabuto, señalando la pierna de Naruto—. Tu paciente favorito ya es libre.

 

Por reflejo Sasuke miró la pierna de Naruto sin rastro de la férula y un segundo después reaccionó a lo que le dijo. ¿Paciente favorito?, ¿a qué venía eso? No sabía por qué le había dicho eso, pero sentía como si sus sentimientos por Naruto hubieran quedado al descubierto, y jamás en su vida se había sentido tan incómodo como en ese momento. ¿Era tan obvio que Naruto le provocaba algo? Juraría que disimulaba bien.

 

¡Kabuto bastardo…! Le retorcería el cuello con sus propias manos si pudiera. Se acercó al escritorio en un intento de disimular la vergüenza, y le entregó el informe a Kabuto mientras los Uzumaki abandonaban la consulta tras despedirse.

 

—Sin duda serás un gran médico, Sasuke-kun.

 

Si el idiota de Kabuto pensaba que le iba a agradecer el halago estaba frito, porque lo único que quería hacer era patearle por la ventana por bocazas. ¿Cómo se le ocurría decir eso frente a Naruto y su madre?

 

—Naruto no es mi paciente favorito, los Uzumaki son amigos de mi familia.

—Oh —musitó Kabuto, como si hubiera comprendido algo—. Entonces por eso le has estado revisando por tu cuenta todo este tiempo.

 

Sasuke abrió los ojos sorprendido. ¿Kabuto sabía que estuvo visitando a Naruto por su cuenta? Así que por eso había comentado lo de “paciente favorito”, no porque supiera sobre sus sentimientos hacia ese rubio simplón.

 

—Sólo por eso —sentenció, queriendo que a Kabuto le quedara bien clara aquella respuesta.

—¿Pero entonces…? —Kabuto no parecía darse por vencido—. ¿Por qué le dijiste a Naruto que le estabas revisando en casa porque yo te lo pedí?

 

Sasuke pasó saliva de forma sonora, pensando que no tenía una buena excusa para darle a Kabuto.

 

Entonces la puerta se abrió con un estruendo, mostrando a Karin que respiraba un poco agitada. Tras ella había dos enfermeras más igual de alteradas.

 

—¡Doctor Kabuto! El señor Ebisu se niega a que le ponga el vendaje, y dice que quiere marcharse porque tiene asuntos importantes que resolver. Entre las tres no podemos con él. —Su rostro preocupado quedó a un lado cuando vio al pelinegro—. Hola, Sasuke. —Sonrió coqueta, acomodándose las gafas.

 

Pero Sasuke la ignoró y miró el nombre que figuraba en el informe que acababa de entregarle al doctor Kabuto. Ese nombre le era familiar.

 

—Ebisu es el paciente que acaba de ingresar con fractura de clavícula.

—El mismo —confirmó Karin.

 

El hombre se puso de pie con informe en mano y raudo se encaminó a la salida, siendo seguido por Shizune y los demás.

 

—Vamos, tenemos trabajo —apremió Kabuto.

 

En su interior Sasuke suspiró aliviado. Se había librado de responder una pregunta comprometedora.

 

****

 

Atravesando el parque rumbo a su hogar, Kushina suprimió una risita por enésima vez cuando miró a su hijo. Desde que habían abandonado el hospital Naruto había permanecido en un silencio extraño en él, había esperado que estuviera mostrando su euforia por su pie liberado, pero sólo parecía caminar lentamente por inercia.

 

Le dio unos suaves golpecitos con el codo, sacando a su hijo de su ensoñación.

 

—Vaya, vaya, parece que alguien tenía una idea equivocada de Sasuke —comenzó a decir en un tono que delataba cierta diversión—. Sasuke todavía no ha terminado de formarse como médico y ya eres su paciente favorito. Creo que alguien tendrá ciertos privilegios cada vez que haga una visita al hospital’ttebane.

 

Las mejillas de Naruto enrojecieron ligeramente. La confesión de Kabuto todavía hacía eco en su cabeza. Sasuke realmente había estado interesado en su estado y preocupado por él. Pero su felicidad no podía ser completa al no comprender por qué en eso también le había mentido. No tenía sentido.

 

—No es mi culpa. Fue el propio Sasuke quien me dijo que el doctor Kabuto le pidió que me revisara en casa. Pero no entiendo por qué mintió.

—Bueno… —dijo pensativa—. Mikoto siempre dice que Sasuke es un poco reservado. Tal vez le daba vergüenza expresar su preocupación hacia ti abiertamente.

—¿Tú crees? —Sonó ligeramente esperanzado. Si Sasuke lo ocultó por vergüenza no podía reprocharle nada.

—Puedo preguntarle y así saldremos de dudas…

—¡No! —interrumpió. Quería ser él quien escuchara a Sasuke decirlo—. Me gustaría ser yo quien le preguntara dattebayo.

 

La mujer se encogió de hombros y sonrió pensando que quizá Sasuke y Naruto volverían a llevarse bien. Nada la complacería más.

 

—Como quieras.

 

Pero los días transcurrían y Naruto no se sentía capaz de caminar a la casa de los Uchiha para hablar con Sasuke. Le inquietaba el hecho de encontrarse quizá con Karin allí, y no le apetecía verla regodearse por ser la novia de Sasuke, mientras él sólo quería tomar a Sasuke y plantarle un beso frente a ella para hacerla montar en cólera.

 

Lamentablemente sabía que si se atreviese a besar a Sasuke una tercera vez, era muy probable que nada le librara esta vez de ganarse un puñetazo. No debía de ser muy agradable ser besado sin más por una persona que no te gusta. Así que prefirió continuar su vida como si nada ocurriera, centrándose en sus estudios para el examen de admisión a la universidad. Sus amigos le fueron de gran ayuda, especialmente Sakura, Shikamaru y Neji, ellos eran muy inteligentes y le ayudaban a comprender cosas que se le dificultaban.

 

Los días dieron paso a semanas. Semanas en las que evitó mirar por la ventana para no ver a Sasuke caminar del brazo con Karin. Hasta un mes después, aquella falsa actitud de indiferencia llegó a su límite. No lo soportaba más, quería ver a Sasuke, al menos un poco. No sabía nada de él desde hacía semanas, necesitaba escuchar su voz.

 

Con brusquedad cerró el libro de matemáticas al que sabía que sería imposible seguir prestándole atención. Reparó en que desde hacía días, semanas, no se había topado con Sasuke por el parque. Era común encontrarse por ese lugar, ya que ambos pasaban por allí para ir a sus casas. Tampoco se lo había encontrado saliendo o entrando de su casa. Sin poder contenerse más, abrió la ventana y se asomó con cuidado de no volver a precipitarse al vacío, viendo justamente a Fugaku que abandonaba su hogar. Mikoto estaba en la puerta, al parecer despidiéndole, y después la mujer volvió a entrar.

 

En ese momento le invadió tal necesidad por ver a Sasuke, que no lograba entender cómo pudo estar un mes alejado de él.

 

Abandonó la habitación y bajó las escaleras un poco precipitado, llamando la atención de Minato que se acercó al escuchar el estruendo.

 

—No bajes de ese modo. Por un momento pensé que te habías caído por las escaleras. —Suspiró aliviado—. ¿Ocurre algo? —Su hijo parecía acelerado por algún motivo.

—Nada importante dattebayo. Voy a ver a Sasuke.

—Está bien. —Asintió y sonrió ligeramente—. No te equivoques de puerta.

 

Naruto le miró un poco confuso, y después sólo atinó a devolverle la sonrisa al pensar que era una broma.

 

—Ya he ido algunas veces, dudo perderme. —Le siguió la broma.

—¿De verdad? —preguntó con interés—. Desde que te has tomado tan en serio tus estudios para el examen de admisión a la universidad apenas te he visto poner un pie fuera de tu habitación. Pero no me malinterpretes —añadió antes de que Naruto pudiera decir algo—, tu madre y yo estamos muy orgullosos de ver que te estás esforzando tanto. —Posó una mano en los rubios cabellos, revolviéndolos con cariño—. Sigue así.

 

Las mejillas de Naruto enrojecieron de forma sutil y ahogó una diminuta queja, tratando de acomodarse los cabellos de nuevo con una mano. No sabía qué decir.

 

—…gracias —casi murmuró.

 

La mano de Minato le empujó ligeramente hacia la puerta, y el no dudó en colocarse el calzado dispuesto a salir.

 

—No te quito más tiempo, hijo. Ve —le dijo antes de caminar de regreso a la sala, donde estaba junto a Kushina viendo la tele.

 

Caminó con determinación la escasa distancia que le separaba de la casa de los Uchiha, pero una vez que se vio frente a la puerta sus manos temblaron ligeramente, dudando por un instante. Finalmente tomó aire y se armó de valor para tocar, esperando que fuera Sasuke quien le abriera la puerta.

 

Pero no tuvo suerte, fue Mikoto quien le abrió la puerta. Nada más verle la mujer le invitó a pasar a la sala donde también estaba Itachi, y en menos de cinco minutos se vio sentado y con un humeante vaso de té frente a él. Sabía que Mikoto le tenía un gran cariño, ya que cuando era pequeño la mujer le cuidó muchísimas veces. Él también sentía un gran afecto por Mikoto, recordaba que era muy buena, jugaba con él, le contaba cuentos antes de dormir y le consentía de vez en cuando en su capricho de comer ramen a pesar de que Kushina tuviera la comida previamente preparada, entre otras cosas.

 

La mujer le expresó su sorpresa por verle en su casa después de tantos años. Le estuvo preguntando sobre sus estudios y sus planes de futuro, alegando que desde hacía años no se habían puesto a charlar detenidamente y lo que sabía de él era gracias al contacto que mantenía con Kushina y Minato. Itachi se limitaba a soltar breves comentarios, prefiriendo escuchar.

 

Aquella conversación iba bien hasta que Mikoto se atrevió a preguntar algo que Naruto no esperaba.

 

—Y cuéntame, Naruto, ¿tienes novia? Te has vuelto un chico muy apuesto, así que no me extrañaría en absoluto.

 

Naruto estuvo a punto de escupir el té de nuevo en el vaso, pero por suerte logró tragarlo de forma sonora, lastimándole un poco la garganta.

 

—Bu-bueno… yo…

—Mamá, estás incomodando a Naruto-kun —intervino Itachi con un tono calmado.

 

El rubio sólo pudo dedicarle una sonrisa agradecida. No se sentía cómodo tratando ese tema precisamente con Mikoto cuando quien le quitaba el sueño era su hijo menor.

 

—Lo siento —se disculpó la mujer, soltando una pequeña risa—. Te he cuidado tanto tiempo que no puedo evitar tratarte como a uno más de mis hijos —trató de excusarse.

 

Naruto le respondió con una ligera sonrisilla nerviosa, esperando que la mujer no intentara indagar más sobre su vida amorosa. Lo mejor era desviar el tema de conversación.

 

—Y… ¿está Sasuke? Me gustaría hablar con él’ttebayo.

 

No entendió por qué por un momento Mikoto se mostró un poco afligida.

 

—Hasta el domingo no vendrá por aquí. Es su día libre.

 

Ahora Naruto entendía menos todavía. ¿Hasta el domingo no estaría en casa? ¿Dónde estaba Sasuke?

 

—Oh, ¿está de viaje? —asumió en una pregunta—. ¿Asuntos del hospital?

 

La confusión se volvió preocupación al ver la mirada de desconcierto que le dedicaron simultáneamente Itachi y Mikoto. ¿Había dicho algo malo?

 

—No está de viaje. Está en su apartamento.

—¿Su apartamento? —reiteró en un balbuceo, estupefacto.

 

La mano de Itachi posándose en su hombro le llamó la atención.

 

—Naruto-kun, ¿acaso no sabías que Sasuke ya no vive aquí?

—Yo… no. —La sorpresa no desaparecía de su rostro.

 

¿Desde cuándo Sasuke no vivía allí?, ¿por qué nadie le había dicho nada?, ¿dónde vivía Sasuke ahora? Ahora comprendía por qué Minato le dijo que no se equivocara de puerta, Sasuke vivía en un edificio, ¿pero en cuál?

 

—Ese hijo mío… —susurró Mikoto chasqueando la lengua—. Sasuke dijo que te daría la dirección cuando estuviera instalado.

—No me dio nada. —Sacudió la cabeza, tratando de deshacerse de la sorpresa—. No le he visto desde el mes pasado.

 

La mujer se puso de pie para ir a buscar bolígrafo y papel donde anotar la dirección.

 

—Itachi, ¿cuánto hace que Sasuke no vive aquí? —preguntó Naruto aprovechando la ausencia de la mujer.

—Casi un mes. Dijo que quería vivir cerca del hospital porque era muy probable que terminara trabajando allí después de las prácticas. Yo mismo le ayudé a buscar un apartamento.

 

Mikoto regresó rauda, dejando un papelito en la mesa que deslizó para que estuviera al alcance de Naruto.

 

—Aquí está la dirección de Sasuke. —Le dedicó una suave sonrisa—. No se lo tengas en cuenta a Sasuke, las prácticas del hospital le roban mucho tiempo y creo que el amor le tiene un poco despistado.

—¿El… amor? —reiteró sin estar seguro de querer escuchar a Mikoto profundizar sobre el tema.

 

La mujer se llevó una mano a la mejilla al darse cuenta de que Naruto tampoco sabía nada sobre aquello.

 

—Sí. Sasuke está saliendo con tu prima Karin. Lo descubrí por casualidad porque hace bastante tiempo les vi un poco acaramelados cerca del parque. —Rió, recordando que tomó otro camino al ver a Karin abrazando a Sasuke y muy cómoda recargada en su pecho—. Mi hijo es tan reservado en sus asuntos que no… —Enmudeció de golpe, sorprendida, cuando Naruto se puso de pie tan precipitado que derribó el vaso de té a medio terminar—. ¿Naruto?

—¡Naruto-kun! —exclamó Itachi al ver al rubio marcharse corriendo sin decir nada, dejando olvidado el papel con la dirección de Sasuke que empezaba a empaparse con el té.

—¿Pero qué le pasa? —preguntó preocupada la mujer antes de marcharse en busca de unas servilletas para limpiar la mesa.

 

Itachi miró pensativo la puerta por donde había desaparecido Naruto. Había percibido la expresión de angustia que había ido apareciendo en el rostro de Naruto cuando Mikoto habló sobre la relación de Sasuke con Karin, como si aquella información le hubiese hecho daño.

 

¿Pero por qué reaccionó así?

 

—Creo que iré a casa de Kushina a preguntar qué le ocurre a Naruto —dijo Mikoto con preocupación, limpiando la mesa.

 

Apenas escuchó eso, Itachi se puso de pie al instante y negó con la cabeza.

 

—Seguramente Naruto-kun recordó algo importante y por eso se marchó de esa forma. Pero puedo ir a preguntar por ti si eso te hace sentir más tranquila —comentó casual. Quería ser él quien hablara con el chico.

—Está bien —concedió—. Pero no tardes mucho, estoy preocupada.

—De acuerdo. Pero primero me gustaría aclararte algo sobre Sasuke.

—¿Qué cosa?

—Sasuke no está saliendo con Karin Uzumaki.

 

Mikoto negó con la cabeza, sin terminar de creer aquella afirmación.

 

—No puede ser posible. Les he visto juntos, Itachi, y esa chica ha rondado mucho alrededor de nuestra casa aunque ella piense que no lo he notado.

 

Itachi suspiró. Si su tonto hermano menor no fuera excesivamente reservado, se solucionarían algunos malentendidos.

 

—Sasuke me confesó que hubo algo entre ellos. Pero nada serio. Actualmente no están juntos.

—Oh… —musitó sorprendida. Después frunció un poco el ceño. Le molestaba esa faceta de Sasuke de guardárselo todo para sí mismo—. ¿Cómo conseguiste que Sasuke te contara algo así?

 

El chico sonrió de lado, satisfecho.

 

—Tengo mis métodos.

 

 

****

 

Una vez en casa de los Uzumaki, Kushina guio a Itachi al jardín interior cuando preguntó por Naruto.

 

—Estás de suerte, Naruto acaba de llegar. Minato me dijo que había ido a visitar a Sasuke. Pero hace un momento llegó acelerado diciendo que había olvidado regar sus girasoles desde hacía días por culpa del estudio intensivo.

 

Itachi se detuvo, siendo imitado por la mujer que le miró curiosa.

 

—¿Naruto-kun sabía que Sasuke se había independizado?

—Sí. —aseguró, pero después dudó por un instante—. Bueno… creo que sí. Mikoto me contó que Sasuke le había dicho que le daría su nueva dirección a Naruto cuando estuviera instalado. En realidad no hemos hablado mucho últimamente, estas semanas Naruto se la ha pasado prácticamente encerrado en su habitación estudiando para el examen de acceso a la universidad’ttebane.

—Entiendo.

—¿Por qué la pregunta?

—Por nada en concreto. Curiosidad —se excusó restándole importancia al asunto.

—Si Naruto no ha visitado mucho a Sasuke ha sido por eso —comentó, pensando que Itachi quizá preguntaba por eso. Después retomó su camino al jardín—. Naruto, tienes visita.

 

El rubio no pudo reprimir un hondo y entrecortado suspiro al pensar que no podía haber un peor momento para recibir una visita. Quería estar solo. Continuó regando sus girasoles como si nada y cuando logró serenarse un poco le dedicó una mirada a su visita. El agarre en la regadera tembló al ver que se trataba de Itachi. En otro momento habría pensado que se trataba de una visita peculiar, ya que no mantenía una relación estrecha con él, pero ahora estaba inquieto sabiendo que la razón de su visita tenía que ver con la forma en que había abandonado su hogar minutos atrás.

 

—I-Itachi… —Sonrió nervioso, tratando de aparentar normalidad. Sintió cierta tranquilidad cuando su madre regresó dentro tras preguntarle a Itachi si deseaba algo de beber y que éste rechazara con amabilidad—. Lamento haberme ido así. Es que… um… recordé que tenía algo muy importante que hacer’ttebayo.

—¿Tan importante como regar los girasoles? —Su pregunta llevaba impregnada una sutil ironía.

—…tan importante como eso —respondió esquivo.

 

Itachi tomó entre sus dedos uno de tantos pétalos del girasol más cercano. Eran casi tan altos como el propio Naruto, y sin duda estaban bien cuidados. Por el aspecto de las flores ponía en duda que llevaran varios días sin ser regadas adecuadamente, probablemente Naruto le mintió a Kushina y a él sobre la importancia de atender los girasoles.

 

Después llevó la mano al bolsillo del pantalón, sacando un pequeño papel que le ofreció a Naruto.

 

—¿Um?, ¿qué es eso? —Dejó la regadera a un lado cuando se vació y tomó el papel.

—Es la dirección de Sasuke. Olvidaste el papel en casa de mis padres. —El papel que escribió Mikoto quedó inservible, así que tuvo que escribir otro.

—Ah… —musitó sin saber qué decir, guardando el papel en un bolsillo—. Gracias, supongo.

—¿Supones? —reiteró algo confuso. Creyó que al rubio le gustaría tener la dirección de Sasuke.

 

Naruto sacudió la cabeza, no había sido eso lo que quiso decir.

 

—Te lo agradezco. Pero si Sasuke no quiso decirme nada es porque no quiere que sepa dónde vive.

—¿Y por qué no querría Sasuke que supieras dónde vive? —preguntó con disimulado interés, metiendo las manos en los bolsillos del pantalón.

‹‹Porque le he dicho que me gusta, le he besado, le he molestado en sus citas con Karin… porque sólo soy un niño para él››, pensó con frustración. Pero no podía decirle eso al hermano de Sasuke, le daría un infarto como mínimo.

 

Ante el pesado silencio, Itachi comenzó a intuir que algo ocurría. No podía decir con seguridad qué era, pero apostaría que era algo que concernía a Naruto-kun y a su tonto hermano menor.

 

A su memoria llegaron aquellos tiempos en los que Naruto era un niño y Sasuke un adolescente. Rememoró la palpable admiración que el pequeño rubio siempre había sentido hacia el Sasuke adolescente. Por aquel entonces tuvo contacto con Naruto de forma casi constante, ya que a veces él y Mikoto entretenían a Naruto para que Sasuke pudiera estudiar o dedicarse a sus asuntos. Hasta que un día finalmente Naruto no volvió a aparecer por allí, un poco antes de que él decidiera independizarse.

 

Como empezó a tomar las riendas de su vida, en algún momento olvidó ese hecho tan llamativo. Si Naruto admiraba tanto a Sasuke, ¿por qué dejó de ir por allí? Según supo gracias a Mikoto, el rubio no había vuelto a aparecer por casa… hasta ese día que acababa de ir por allí, y preguntando por Sasuke.

 

—¿Sabes, Naruto-kun? Sasuke me contó hace años algo sobre ti.

 

Naruto no pudo ocultar el interés que despertó en él aquella sencilla frase. ¿Sasuke hablando sobre él?

 

—¿De verdad?, ¿qué te contó?

—Dijo que la primera vez que cuidó de ti se dio cuenta de que eras bastante responsable para tu corta edad. —Además de aquello, le insistió decenas de veces que Naruto era un niño muy molesto, pero eso no era necesario decírselo al rubio—. Me contó sobre el esmero con el que cuidabas de los girasoles. Y por lo que veo has mantenido ese esmero a lo largo de los años.

 

El rubio se rascó una mejilla, ligeramente sonrojado.

 

—Me gusta mucho la jardinería dattebayo —confesó.

—Ya que dices eso cualquiera pensaría que te gustaría dedicarte a algo relacionado con las plantas, pero hace un momento te escuché decir en casa de mis padres que ibas a estudiar…

—Magisterio de educación primaria —interrumpió con una sonrisa, una verdadera—. La jardinería es sólo un hobby.

—Ciertamente estos girasoles tienen un aspecto maravilloso, y el resto del jardín también —confesó admirando las flores a su alrededor.

 

Lleno de orgullo, Naruto se llevó las manos a la cintura y admiró junto a Itachi el jardín.

 

—No es por presumir, pero le dedico mucho tiempo al jardín dattebayo. Todos los días. Al principio cuidaba sólo mis girasoles, pero ahora lo cuido todo.

 

Itachi afiló la mirada. Ese era el momento para lanzar su daga mortal.

 

—Entonces, Naruto-kun, coincidirás conmigo en que el motivo tan importante que te hizo huir de la casa de mis padres no fue cuidar de tus vigorosos girasoles. —Clavó la mirada en el estupefacto rostro del rubio, sabiendo por su reacción que había dado en el blanco—. ¿Por qué te fuiste así, Naruto-kun?

—Yo… —balbuceó evidentemente nervioso. Sabía que Itachi era un prestigioso abogado, pero más que un abogado parecía un detective en un interrogatorio. Itachi le había estado acorralando con comentarios “inofensivos” como un depredador esperando a saltar sobre su presa en el momento indicado—. Por nada en especial, sólo…

—Sabes que si no lo dices lo acabaré descubriendo —advirtió.

 

El mayor sonó tan seguro en sus palabras que Naruto temía que en breve Itachi descubriría sus sentimientos no correspondidos por Sasuke. ¡No! Bastante incómodo era que lo supiera el propio Sasuke, no quería que lo supiera nadie más.

 

—¿Podrías dejar de actuar como si estuvieras en medio de un juicio? —preguntó temeroso, logrando que las comisuras de Itachi se alzaran de forma sutil.

—Llegaste a casa de mis padres preguntando por Sasuke. Sin embargo, hace un momento aseguraste que Sasuke no quiere que tú sepas dónde vive. Es un poco contradictorio. Suena como si Sasuke no quisiera saber de ti, pero tú le buscas.

—Eso no…

—Esta situación me hizo recordar cuando hace años dejaste de buscar a Sasuke. ¿Qué pasó en aquel entonces?

 

Un poco desesperado Naruto negó con la cabeza y retrocedió unos pasos, sintiéndose avasallado. Recordaría tener a Itachi como abogado si alguna vez tenía problemas legales, era muy persistente para obtener respuestas.

 

—Mi presencia era demasiado molesta para Sasuke, eso es todo.

—¿Eso es todo? —reiteró—. ¿Sasuke te dijo eso?

—…no me lo dijo directamente, pero escuché a mis padres hablando sobre eso y me di cuenta de que ellos tenían razón. A Sasuke le molestaba mi presencia.

 

Itachi suspiró hondo, pensando que quizá era típico de Sasuke. De hecho sí le escuchó varias veces en el pasado quejarse sobre Naruto.

 

—No es que pretenda excusar a mi hermano, pero… a él nunca le han agradado los niños, mucho menos en su etapa de adolescente.

—Lo sé. —Interiormente suspiró aliviado, pensando que la conversación se estaba desviando de su punto principal—. Ya no importa, han pasado muchos años de eso’ttebayo.

 

Un breve silencio quedó en el lugar. Naruto pensó que quizá Itachi se marcharía, pero cuando éste retomó sus preguntas supo que no tendría tanta suerte.

 

—¿Entonces?

—¿Entonces qué?

—¿Por qué huiste de la casa de mis padres?

—¡Yo no hui! —protestó avergonzado.

—De acuerdo. ¿Por qué…?

—¿Po-podrías dejar de hacer preguntas incómodas’tteba? No quiero hablar sobre eso.

 

Naruto suplicaba a todas las deidades que conocía que ocurriera un milagro que hiciera a Itachi marcharse de allí y dejarle en paz.

 

—Mi madre está muy preocupada por ti, Naruto-kun —continuó con un tono sereno—. Te fuiste cuando mi madre hablaba sobre Sasuke y Karin. Tu problema es con Sasuke o es con Karin —aseguró dando media vuelta—. Pero si te es incómodo hablar sobre eso, lo entiendo, no insistiré más.

 

Al final Itachi sabía que lo acabaría descubriendo sí o sí, sólo era cuestión de tiempo. Era normal que el rubio no quisiera contarle nada, no tenían una gran confianza después de todo.

 

—¿Te marchas, Itachi?

—Sí.

 

Escuchó el profundo suspiro de alivio que Naruto no pudo disimular con su respuesta. Levantó ligeramente las comisuras. Al parecer le había hecho pasar un momento de tensión al chico, y eso sólo significaba que sus sospechas no estaban desencaminadas.

 

Se despidió de los Uzumaki y regresó a casa, donde Mikoto ya estaba a punto de ir a alcanzarle a casa de sus amigos para ver qué había pasado con Naruto.

 

—Todo está bien —dijo para tranquilizarla—. Al parecer Naruto-kun recordó que llegaba tarde a una cita con un amigo —mintió calmado.

—¿En serio? —preguntó aliviada—. Pero podía haber avisado, se marchó de forma tan repentina…

—Son cosas de la juventud de hoy —fue todo lo que dijo para restarle importancia.

 

Sacó su teléfono móvil del bolsillo del pantalón y escribió con habilidad un mensaje de texto mientras escuchaba decir llena de alivio a Mikoto que se había estado preocupando por nada.

 

¿Podemos vernos esta noche en tu apartamento?

 

Sasuke leyó el mensaje que acababa de llegarle al móvil. Era de Itachi. Se preguntó si había ocurrido algo, normalmente Itachi no preguntaba, aparecía sin más. Había sido una casualidad poder ver el mensaje justo cuando fue enviado, ya que estaba en sus minutos de pausa, en la sala de descanso junto a otros médicos y algunas enfermeras, y ahí sí podía disponer de su teléfono móvil. Fuera de esa habitación estaba terminantemente prohibido.

 

Tecleó una respuesta para Itachi, diciéndole la hora a la que podían verse. Después guardó el teléfono en su taquilla junto a sus pertenencias, y entonces sintió un tedioso y familiar agarre en su brazo.

 

—Karin —mencionó sin siquiera girar a verla. No había necesidad de hacerlo.

—Qué coincidencia encontrarnos aquí, Sasuke. —Sonrió—. Hoy salgo más temprano, ¿te parece sin cenamos juntos?

—Hoy estoy ocupado. —Al notar que ella tenía intención de insistir, añadió—. He quedado con mi hermano.

 

Con disimulo se desprendió del molesto agarre y caminó al otro extremo de la habitación, tomando asiento en un cómodo sofá. En la sala había algunos sillones, un sofá, máquinas expendedoras de café, leche, agua y refrescos; y en el centro una mesa con unas sillas. En la mesa había un corro de médicos que relataban al parecer unas graciosas anécdotas ocurridas con algunos de sus pacientes. Sasuke no solía ser sociable, en sus momentos de descanso se limitaba a tomar asiento en algún lugar y a veces beber un café. Mantenía conversaciones cuando otros las iniciaban, pero él nunca lo hacía. Se sentía cómodo así.

 

Rodó la mirada cuando Karin tomó asiento a su lado.

 

—Entonces podemos salir mañana, o pasado mañana —insistió.

—No —respondió tajante, recargándose en el brazo del sofá.

 

Sabía que a pesar de su respuesta, la chica sería persistente. ¿Acaso la insistencia formaba parte de los genes Uzumaki? Parecía ser tan terca como el propio Naruto.

 

—Han abierto un nuevo restaurante cerca de aquí, podemos ir a cenar un día. —Sonrió al pensar en algo—. Pronto será navidad, ¡podemos ir a cenar allí el veinticinco!

—Karin…

—¿O prefieres el veinticuatro? ¡Quizá el día uno de enero! Deberíamos reservar una mesa con antelación.

—¡Karin, no! —exclamó, llamando la atención de otras personas que estaban cerca de ellos. Les dedicó una seria mirada que les incomodó, haciendo que volvieran a dedicarse a sus asuntos—. Karin, ya lo hemos hablado —le susurró—, no tenemos una relación.

 

La chica frunció el ceño, sintiéndose herida por el rotundo rechazo.

 

—No hablamos nada, aquello fue un monólogo. ¿Por qué me has dejado? Justo ahora que el pesado de Naruto se ha hecho a un lado.

—¡Naruto no tiene nada que ver en mi decisión! —masculló ligeramente tenso.

 

Karin le observó confundida por su reacción. Parecía incómodo de repente y por un momento lo vio estrujar el brazo del sofá en su mano.

 

—No he dicho que Naruto tenga algo que ver en tu decisión de dejarme, es obvio que él no tiene nada que ver. Sólo trato de decir que ahora que él ha dejado de entrometerse en nuestras citas podemos estar solos.

 

El agarre firme que Sasuke mantenía en el sofá se suavizó. ¿Por qué tenía que aparecer Naruto en la conversación? Ahora que vivía lejos de él quería olvidarle.

 

—Además… —continuó Karin en un susurró insinuante—… ahora vives solo.

 

Sasuke entendió de inmediato hacia dónde se dirigía Karin con ese simple comentario. Si ni siquiera deseaba besarla, ¿qué le hacía pensar a la chica que él quería algo más?

 

Ante el silencio, Karin supo que la respuesta era negativa, cosa que la frustró interiormente.

 

—Sasuke, ¿qué ocurre? Desde que terminamos el instituto hemos tenido una relación “especial”, ya sabes. —De no haber estado rodeados de tanta gente, se habría acercado a robarle un beso a esos labios que hacía tiempo no probaba. De nuevo Sasuke no decía nada, y eso la preocupó—. Hay otra —aseguró temerosa—. Es eso, te gusta otra.

 

Como respuesta Sasuke dejó escapar un sonoro suspiro que delataba la molestia que estaba empezando a invadirle. ¿Ahora iba a tener que soportar una escena de celos de una chica que no era su novia? Se puso de pie dispuesto a ahorrarse los reproches y volver a sus quehaceres, pero un agarre en el brazo por parte de la chica le detuvo.

 

Sin pretenderlo, ese agarre le hizo recordar la vez que Naruto le besó en el hospital. Ese tonto había tirado de su brazo y sin más le plantó un beso que a leguas se notaba era inexperto. Jamás esperó aquello. Ahora que pensaba en ese breve beso con más calma, percibía un suave calorcito instalarse en sus mejillas y su pecho. Podía recordar que los labios de Naruto eran tibios. ¿Su cuerpo también sería tibio?, ¿cómo se sentiría abrazarle?

 

—¿Quién es, Sasuke? —quiso saber Karin, sacando al otro de sus pensamientos.

‹‹¡Es Naruto!››, pensó con frustración, tentado a escupírselo en la cara para que dejara de agobiarle. Karin sólo le estaba haciendo recordar cosas que prefería mantener enterradas—. Si quieres que sigamos siendo amigos, no te metas en mis asuntos, Karin —ordenó liberándose del agarre y abandonando la sala.

 

Caminó un largo pasillo, manteniendo los hombros tensos por el enojo. Finalmente al girar en la esquina se detuvo y descargó la tensión dándole un golpe a la pared con el lateral del puño. Gracias a Karin volvía a sentirse ridículo, recordándole que tenía sentimientos por alguien que hace un mes le había cambiado por una chica. Lo que Naruto sintió por él, si es que llegó a sentir algo, no fue más que un mero interés pasajero típico de su edad.

 

Debía seguir manteniendo la distancia. Tenía que olvidar a Naruto.

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

¡Hola! :D Sí, sé que ha pasado un tiempo. He estado fuera, de vacaciones, y al regresar me costó volver a la rutina a pesar de que tenía el capítulo más que listo desde antes de irme. Pero estoy muy contenta porque en Fanfiction he pasado de los cien reviews –insertar corazones aquí- ¡Muchísimas gracias! Sin vosotros esto no sería lo mismo.

 

Otro dato para el capítulo de hoy (yo y mis datos): el hobby de Naruto realmente es la jardinería, según el databook de Naruto.

 

Me resultaron graciosos algunos comentarios, porque varias decían que Fugaku era un asaltacunas por ser cinco años mayor que Mikoto, y sin embargo, Sasuke que es diez años mayor que Naruto me dicen que la edad no importa y que se junten de una vez, jajajaja… XDDD

 

¡Se agradecerán reviews! Cualquier pregunta que tengáis, no dudéis en decírmelo. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).