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Happy Bite! por Zeny

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Extra: Happy Ending!

(Final feliz)

Y sobre cómo Jiraiya conoció a Orochimaru

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Jiraiya le contó a Tsunade una vez, cuando estaba borrachos, que Orochimaru había nacido de la tórrida aventura amorosa entre un vampiro con una venilla liberal y una serpiente con buena voluntad. Este evento tan extraño había sido amparado año por un eclipse solar y para cuando el pequeño vampiro-serpiente salió del cascarón Ofiuco se había alineado en el cielo como una señal.

_ Nunca he escuchado algo así. – Comentó Sasuke con todo el escepticismo  que podía con su cara de palo – Ni en la biblioteca de Karin ni en la de mi padre se ha encontrado referencia a un caso como ese.

_ Oh, pero no te he dicho lo más importante. – La expresión de intriga en Tsunade era algo espeluznante.  – De su padre no tenemos ningún dato, pero es posible que fuera uno de esos que podría transformarse en más de un animal.

_ Esto se ha puesto muy asqueroso de repente.

Entre sus demás confesiones, les siguió contando la bruja, Jiraiya también había comentado sobre la primera vez que él y Orochimaru se habían encontrado. No fue en un bosque, ni en un castillo ni ningún lugar romántico  en el que la luz de la luna y los sonidos crearan el ambiente perfecto para una historia de amor sobrenatural.

_ Bueno, pero dónde fue entonces- tebayo!?

Fue en la cola para comprar el pan.

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_ Disculpa, es mi turno. – Una voz seseante a su espalda le había dicho. El peliblanco no le había prestado mucha atención pues la señorita que vendía el pan tenía ojos encantadores.

_ Eh, ¿qué? ¿Decías algo? – Preguntó aun con la sonrisa de bobo enamoradizo que había contemplado mucho más que un par de ojos.

_ Decía que es mi turno para comprar. – El tipo que le hablaba tenía un cabello muuuuy largo e irises del color del ámbar líquido. Tenían ese alguillo enfermizo que te hacía preguntarte si el dueño de los ojos estaba planeando matarte, más aun cuando las pupilas eran rasgadas como las de un reptil.

Y el tipo hablaba como un reptil.

Tenía algunas escamillas en el cuello, como un reptil.

Y apestaba a cementerio, como un vampiro.

Qué cosa más rara.

Pero todas aquellas profundas reflexiones se esfumaron cuando el vampiro serpentudo le dio un empujón que lo mandó a cinco metro de lejos y se dispuso como si nada a comprar su pan.

_ ¡Oye! ¿Cómo te atreves a empujarme? ¿No sabes quién soy? – Reclamó lleno de indignación agitando un puño. La señorita del pan siguió en lo suyo.

_ Muchas gracias por su compra.

Bien cabreado, Jiraiya se le puso delante impidiéndole el paso con toda la actitud arrogante y fastidiosa de la que ostentaba en su juventud.

_ ¡Hey!

_ No sé quién eres ni me interesa. – Tras decir esto entrecerró los ojos y sonrió de lado – Aunque apuesto a que no eres más que un sabueso de los que abundan cerca de aquí.

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_ Eso me suena tan familiar. – murmuró Sasuke por lo bajo.

_ Sí, bueno. Realmente no quiero escuchar la historia de cómo ese chamán loco se enamoró de su vampiro cara de serpiente- tebayo. ¿Podría decirme de una vez si nos vas a casar o no, oba-chan?

La Bruja Suprema estampó el puño en el escritorio.

_ ¡No me interrumpas mocoso! – Sí, estaba un poco pasadita de copas. Ni aunque fueran horas de trabajo esa señora dejaba la bebida – ¡Es lo menos que me debes después de que te salvara de morir a manos de tu suegro!

_ ¡Ya me mandó a comprarle esas patas de jabalí para sus hechizos, qué más quiere!?

_ ¡El respeto a tus mayores!

Sasuke rodó los ojos. Aquella conversación su padre no había sido sencilla, si bien las cosas habían ido con más facilidad de la esperada cuando el pequeño detalle de que Naruto y él eran almas gemelas salió a la luz.

Eso no se lo había esperado.

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_ Aunque el universo haya determinado que esa cosa va a ser tu compañero de por vida, – Ni siquiera le había dirigido la mirada al pobre rubio, que trataba de no mostrar el miedito que le tenía a su suegro – No se lo voy a poner tan fácil. Un Uchiha nunca se ha casado antes sin la aprobación del clan.

Sasuke había evitado por todos los medios evitar mostrar los nervios que se agitaban en su estómago como una bandada de murciélagos con sobredosis.

_ Tendrá que hacer Los Diez Trabajos del pretendiente.

Nadie se acordaba de esa tradición tan loca. De hecho, la última vez que alguien la había hecho había habido más de una muerte…Y una viuda.

_ Padre, esa tradición no se ha realizado desde hace.

_ Itachi, no me interrumpas. Es cierto que algunos de los nuestros le han dado la espalda a nuestras costumbres, pero yo no soy uno de ellos. – De su chaqueta sacó mágicamente un pergamino de aspecto antiquísimo. – Si los vence, podrá casarse con Sasuke.

Kushina se puso de pie como un huracán.

_ Escucha, Conde de pacotilla-

_ ¡Kushina!

_ -Mi hijo es el mejor partido que pudieran conseguir-tebane! ¡No tiene que realizar ninguna prueba para complacerlos a ustedes, estatuas parlantes!

_ Mamá, ¡yo puedo hacerlo-tebayo!

_ ¡Silencio-tebane! ¡Están hablando los adultos!

_ ¡YO ya soy un adulto!

_ Ehem. – La llamada de atención de Minato aquietó a los otros dos, que lo miraron con las cejas alzadas. Este solo se dirigió a Fugaku. – Además de lo que ya se ha mencionado, el tratado de paz que firmaremos después de la boda será garantía suficiente, ¿no es así? – preguntó Minato con una sonrisa. El tipo de sonrisa tranquila y amable que escondía a un astuto estratega de guerra.

_ …

_ …

Sasuke se puse de pie, y su voz irrumpió la disputa instantáneamente.

_ Yo los haré con él.

Todos los ojos se abrieron de par en par. Por otro lado, el pelinegro en cuestión tomó el pergamino que aún estaba en la mano de su padre.

_ Quiero demostrar mi valía también. – Afirmó con determinación. Fugaku le devolvió la mirada por un largo rato, sin decir nada.

Los azules de Naruto brillaban con sorpresa, emoción, y una sonrisa pequeña delataba el orgullo que sentía por él.

_  Sí-tebayo. –  Y con todo el descaro del mundo fue y le tomó la mano a su prometido – Venceremos los trabajos esos los dos juntos.

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Tsunade ojeó su libro calendario al mismo tiempo que le daba un sorbo a su vino.

_ Supongo que podría casarlos el año que viene.

_ ¿Qué!? – Naruto abrió los ojos como platos.

_ Bueno… - La rubia marcó algo en su calendario, y bebió de su vino – Está bien. En nueve meses.

_ ¡Oba-chan!!

_ ¿Tampoco? ¿Qué tal en cinco?

_ ¡Eso es demasiado-tebayo!

_ ¿Dos meses?

_ ¡No!

_… - Sasuke solo le mandó una mirada asesina.

_ ¿Por qué tanta prisa? – La bruja les lanzó una mirada especulativa, cargada de malicia – No es como si tuvieran que esperar después de la boda para-

_ ¡¡Oba-chan!! – Ahora los dos estaban rojos como tomates. Bueno, Naruto estaba rojo como un tomate y Sasuke trataba de mantener sus ojos en cualquier cosa menos él.

Los vampiros no se sonrojaban, qué cosas.

_ ¡No grites, mocoso! – Tachó algo en su calendario y escribió otra cosa. Ya empezaba a palpitarle una venita en la frente. – ¿Te conviene en cinco semanas?

Sasuke quiso estamparse la mano en la cara.

_ Escucha, vieja. – El hombrelobo había dejado sus ganas de vivir en el suelo, al parecer, por lo impertinente que se puso - Hemos pasado tres, TRES PUTOS AÑOS cazando monstruos, sirenas asesinas, huyéndole a brujos pervertidos y escalando el monte Everest. ¡Nos vamos a casar mañana O NO RESPONDO-TEBAYO!

_ …

_ …

Y no respondió, porque Tsunade terminó botándolos de su oficina con una patada mágica.

_ Odio la brujería-tebayo.

_ Hn.

Mientras ambos se sacudían el polvo de los hombros y el trasero la bruja les gritó desde la ventana de la oficina.

_ ¡VENGAN EN TRES SEMANAS, Y ESA ES MI ÚLTIMA OFERTA!

Plaff!, la cerró bruscamente.

El vampiro y el hombrelobo se miraron en silencio.

Finalmente, Naruto esbozó una amplia sonrisa zorruna y se hincó en una rodilla.

_ Sasuke, ¿te quieres casar conmigo?

El pelinegro no tuvo que pensarlo mucho. De todos modos, estaban destinados a pasar la eternidad juntos.

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La boda fue algo así:

_ Yo, Naruto, del clan Uzumaki, me uno a ti, Sasuke, del clan Uchiha, para toda la eternidad, en las buenas y en las malas, en la enfermedad y en la salud… Bueno, tú no te enfermas a menos que te envenenen, así que sería “en el envenenamiento o en tu estado natural de muerto viviente que solo me quiere por mi sangre”… Hehe, bastardo, ¡no me mires así! ¡Auu! – Sasuke lo pisó -  ¡Es una broma, una broma!

_ ¡Termina de una vez! – Gritó Tsunade, que estaba a punto de estamparle el libro sagrado en la cabeza.

_ Ehem. Ok. – El rubio se recompuso. – Bien.-tebayo. ¿Dónde estaba? En la pobreza y en la… ¡Agh, al diablo! ¡Me quiero casar con él porque sí, joder! ¡Que lo amo y punto!

_ ¡Naruto! Ten más decencia – Gritó Kushina desde la primera fila. – ¡Es tu boda-tebane!

En una esquina Ino y Sakura lloraban. De angustia o de felicidad, eso no se sabe. Fugaku trataba de no armar una masacre, Minato contenía la furia de su esposa, Kiba y el resto de la manada se estaban revolcando de la risa como los animales que eran e Itachi comía pizza.

El vampiro, que aún tenía que decir sus propios votos, reviró los ojos y contuvo una pequeña sonrisa.

Aquí empezaba la felicidad.

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Notas finales:

Este pequeño extra fue inspirado en un comentario que me dejaron en Wattpad. Gracias a la persona que me dio la idea!! X3


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