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Happy Bite! por Zeny

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Notas del capitulo:

Finalmente, después de más de un año de marabarismos y flojera, AQUÍ LA CONTINUACIÓN Y FINAL DE HAPPY BITE!

Espero que les guste! x3

Dedicado a: FlordeDesierto! Sin su maravillosa idea este fic no existiría. FELICIDADES!!

Happy Bite!

 

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Parte 2:

Si las mordidas mataran…

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Semanas antes del tiempo presente

 

Suigetsu trotó hacia el grupo de tres con una sonrisa de oreja a oreja. Una sonrisa puntiaguda, para ser exactos.

_ Creo que este te va a gustar.

Sasuke hizo una mueca, Karin se ajustó las gafas y Juugo no dijo nada.

Era lo mismo que el condenado primo de los tiburones decía siempre, y nunca desde que el vampiro los había tomado como sus sirvientes – como los seres inferiores que eran – esas palabras habían sido ciertas. La pelirroja cerró los ojos en concentración.

_ Hmm. – asintió con aprobación – Es bastante sano, no tiene un gramo de grasa innecesaria en el cuerpo y parece que solo se alimenta de cosas sanas.

Se dijo a si mismo que  sería LA ÚLTIMA VEZ que trataría. Si no funcionaba, volvería a su vida de vampiro renegado cazando conejos para sobrevivir.

Qué patético.

_ Tráelo.

Juugo y Suigetsu se dispusieron al cubierto de las sombras del callejón al tiempo que Karin expiaba a la víctima desde la calle opuesta con ojos inquisitivos y vigilantes. Sasuke esperó recostado en la pared, el perfil de su rostro un pálido espectro en la noche.

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_ ¡¡¡Yosh!!!! ¡Hoy ha sido un día estupendo! ¡Correré diez manzanas…!

Nunca sabremos lo que pasaría después de que aquel chico corriera las diez manzanas, porque en ese preciso momento su mirada entró en contacto con un par de ojos rojos, como rubíes que literalmente lo dejaron petrificado.

No porque fueran muy hermosos (Aunque si le preguntaran a Naruto la respuesta sería diferente, el adicto a las mordidas ese) sino por el poder que el vampiro usaba para mantenerlo de esa forma. Juugo dio unos pasos hacia la entrada del callejón a la vez que el chico atrapado en el encanto del vampiro se movía como arrastrado por un hilo invisible hacia el depredador nocturno.

(Encanto con E mayúscula; en el Diccionario de Todas las Cosas Fantásticas que son Reales escrito por Jiraiya, el Encanto es un tipo de poder que usan los vampiros para guiar a sus víctimas y poder alimentarse de ellos de manera más fácil.)

Cuando el chico estuvo a un metro de él, el vampiro sostuvo la respiración, y sus ojos se agrandaron un poco. Karin apretó los puños y repitió para sus adentros una y otra vez Sí, sí, tiene que ser este, ¡tiene que ser este! Juugo observó expectante y Suigetsu se frotó las manos ambiciosamente; obtendría una recompensa al final de todo el trabajo duro.

El pálido ser entreabrió sus labios resecos, tras los cuales podían verse sus blancos dientes y afilados colmillos.

Pasaron dos largos segundos.

Todos podían escuchar los latidos del chico hipnotizado como si tuvieran la oreja presionada a su pecho.

Bump Bump

Bump Bump

Bump

Sasuke hizo una mueca de asco y noqueó al humano como quien pisotea una cucaracha, y retrocedió tres pasos hacia la oscuridad.

Ni siquiera había podido olerlo sin sentir el impulso de alejarse-

Repugnante. Era como si hubiera inhalado un terrón de azúcar.

Aparentemente tampoco podía alimentarse de persona excesivamente sanas, menos aún de un deportista loco con cejas del tamaño de una carretera.

Sus tres sirvientes se sintieron derrotados y Sasuke se volvió un murciélago, voló hacia el bosque, lejos de la ciudad y todo aquel tumulto de desagradables humanos.

Ellos habían querido ayudar, lo sabía, pero al final no había resultado.

Había terminado más hambriento al tener que usar sus poderes, y enojado consigo mismo por no poder hacer algo que debería ser natural para él.

Voló como si tratara de escapar de sus propios pensamientos, sin mirar atrás, resignado y buscar algún par de animalillos en el bosque y regresar luego a su ataúd, donde no tendría que lidiar con la persistencia de sus sirvientes ni con la cara de su hermano.

Casualmente, esa fue la primera noche que se encontró con Naruto.

 

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Presente: Falta un día para el cumpleaños de Sasuke

Como era de esperarse, Naruto se llevó la capa a su casa cual si fuera contrabandista de droga, o Gollum (Mi precioso-tebayo…) Durmió con la prenda envuelta en su almohada y al abrazarla quedaba presionada contra su nariz. Oh, el olor de ese vampiro…Olía a muerto y a algo más que no podía identificar.

Al menos ya tenía la excusa perfecta para volverlo a ver.

 

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Del otro lado del bosque, Sasuke pensaba lo mismo.

 

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La mujer lobo más aterradora de toda la tribu, cuando quería serlo – y cuando no quería también; es que lo llevaba en la sangre, y en cabello rojo sangriento que flotaba a su alrededor cuando su temperamento se alzaba a niveles estratosféricos – era, para su fortuna y desgracia, su madre.

Kushina Uzumaki se tomaba la libertad de despertar a su hijo con un sartenazo en las pompis porque sabía que no le hacía daño.

_ ¡¡AYYYYYYYYYY!! HIJA DE LA CONCHINCHINA QUÉ RAYOS-Mamá!?!

Un profundo ceño fruncido se había asentado en el rostro de su progenitora.

Ahora que Naruto lo pensaba, probablemente el sartenazo iba a ser la menor de sus preocupaciones. Se sobó una nalga al tiempo que caminaba hacia atrás, lejos de la cama y en busca de refugio de aquel temperamental enojo.

La pelirroja le estaba lanzando miradas de fuego a la capa que reposaba inocentemente en la cama.

_ Eh, M-mamá, p-p-puedo explicarlo…

Minato asomó la cabeza con dos vasos de té en la mano.

_ ¿Qué tal si charlamos primero y dejamos la violencia para después? – Ofreció con una sonrisa conciliadora. Todos sabían que el té era su mejor escudo en esta situación.

Inservible, pero no hacía daño intentar.

_ ¡Minato! ¿No ves lo que está haciendo tu hijo!? ¡Fue  a encontrarse con ese chupasangre otra vez-tebane! ¡Van a hacer que lo maten!

_ ¡Eso no es cierto-tebayo! ¡Sasuke no es así-!

_ ¡No interrumpas jovencito! – El sartén describió un amenazador gesto en el aire. Naruto tragó saliva cuando su espalda tocó algo sólido.

Genial. Ahora estaba entre la sartén y la pared.

Oh papá sálvame de mamá por favor te lo suplico, eso decía su desesperada mirada.

_ ¿Te refieres a Uchiha Sasuke? – preguntó el rubio mayor al tiempo que se adentraba en la habitación. Su voz tenía genuina curiosidad.

_ Eh… ¿Sí? – Tal vez. ¿Podía ser? Naruto no se atrevió a mirar a su padre de nuevo no fuera a ser que tuviera que esquivar el siguiente sartenazo.

Se hizo un silencio alarmante cuando el apellido en cuestión por fin cobró sentido en la cabeza de los tres.

A Kushina se le calló el sartén de la mano del shock. Minato tranquila y furtivamente lo alejó de su alcance con un pie.

_ ¿El Conde Uchiha?

_ Su hijo, más bien. – corrigió el otro adulto en tono conversacional.

Naruto estaba seguro de que la casa hubiera explotado de la nada si no fuera porque su padre le dio el Beso Mágico de la Salvación a su madre en la mejilla al tiempo que le daba los buenos días y el té. Este beso había sacado a Naruto de tantos apuros que lo había convencido de que el verdadero amor existía y estaba justo al lado de su habitación; si un beso en la mejilla podía calmar a su madre, todo era posible.

_ Creo, –  empezó a decir Minato con calma y seriedad, la voz que podía comandar incluso a un grupo de hombres lobos salvajes – que Naruto debería contarnos todo desde el principio. Otra vez.

El vaso se agrietó en el puño de Kushina, pero no se rompió completamente.

_ Empieza a contar-tebane.

Naruto tomó la capa de la cama y la escondió bajo el colchón. Ojos que no ven sartenazo que no duele.

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Se dio el caso de que Naruto tuvo que contarles a sus padres de su altruista ofrecimiento hacia Sasuke. Después de explicarles de la condición especial que el vampiro sufría fueron un poquito más comprensivos, pero su madre no estaba conforme con la idea de que su hijo anduviera por ahí regalando sangre como si fuera un hospital. Ella sugirió otra visita a Jiraiya pero Naruto apuntó con mucha inteligencia (o sea estupidez) que:

_ Bah, si no funcionó antes no va a funcionar ahora-tebayo. Con bañarme con salsa de tomate se resolvió el asunto.

Después de un considerable zape en la cabeza y una mirada seria de su padre, Naruto procedió a cumplir con su rutina matutina.

_ ¡No olvides lavarte los dientes-tebane! – Recordó con amenaza la pelirroja. Naruto cerró la puerta del baño. Tres segundos. – ¡Usa la pasta dental casera!

_ Hmm, siempre me lo estás recordando-tebayo. No soy tan olvidadizo. – gruñó por lo bajo.

_ ¿Qué dijiste?!

Las puertas de esa casa no servían ni de adorno.

_ ¡Nada, nada!

_ ¡Si no fuera por mí estarías muerto-tebane!

 

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En el pueblo cerca del bosque donde los chicos suelen encontrarse para retozar (lo que hacen no tiene otro nombre) hay un pueblo relativamente popular. Entre sus tantos negocios está la pequeña tienda perteneciente a la  Bruja y la Vidente. Eran dos amigas que…

_ ¡Ino cerda, ESE es mi labial!

_ ¿De qué estás hablando, frentona?! ¡Ese labial lo compré yo hace tres días!

_ ¡Para ser adivinadora tienes muy mala vista! ¡El tuyo es otro!

_ Soy una vidente, bruja de tercera. No es lo mismo.

_ Qué-

_ Ehem.

Alguien carraspeó la garganta e interrumpió por consiguiente la amena charla entre las dos chicas. Envuelta en un kimono rojo, la bruja pelirrosa se volteó a ver quién se había atrevido a entrar en la tienda con el cartel de “CERRADO” puesto.

Sus ojos esmeraldas brillaron de alegría.

_ ¡Sasuke-kun! – Inmediatamente el asunto con el labial quedó olvidado, y ambas chicas se acercaron al muchacho de oscura presencia. – ¡Hace tanto que no te veíamos!

_ ¿Quieres pasar a tomar té?

_ ¿Quieres sentarte a conversar? Compramos un sofá nuevo la semana pasada.

_ ¿Quieres que te enseñemos nuestras últimas adquisiciones? Hay incluso un cráneo de serpiente excelente para hechizos control mental.

_ Quieres-

_ Solo vine a entregar algo. – Dijo secamente, pero a falta de entusiasmo no hizo que el júbilo de Ino y Sakura disminuyera en lo más mínimo. Al contrario, les gustaba el desafío que era tratar de captar la atención de Sasuke.

_ Oohhh. – Los pucheros de decepción de ambas hicieron que Sasuke tuviera que suprimir una mueca. No era que las odiara, sino que su vida sería más llevadera si no tuviera a esas dos mirándolo con corazones en los ojos todo el tiempo.

Era muy molesto.

Lo mejor era terminar con aquello lo antes posible.

_Estas son las invitaciones para mañana. – Habló con rapidez y monotonía al tiempo que les entregaba tres sobres a Sakura; – La tercera es para Tsunade. Mi padre ha dicho que debían hacérsela llegar lo antes posible. Adiós.

El pelinegro salió volando en forma de un murciélago con toda la velocidad que sus pequeñas alas le permitían. Ni con tal esfuerzo pudo evitar los gritos alegres de las chicas, que empezaron a preparase para la fiesta del día siguiente de inmediato.

_ Hm… - Ino, cuando se le pasó la emoción, miró por la ventana con una sonrisa misteriosa – Creo que Sasuke-kun tiene sus ojos puestos en alguien.

_ A Sakura se le cayó el costoso jarrón de cerámica de las manos. Se hubiera roto en miles de pedazos si no fuera porque la alfombra mágica Shizune lo agarró a centímetros del suelo.

_ ¿Cómo es eso posible!?

Ino esbozó una sonrisa divertida.

_ ¿Lo sabes, no es así? A ver, ¡cuéntame!

_ Ah, ah. – Abrió una mano y la movió en un gesto por demás conocido al tiempo que le guiñaba – Vas a tener que pagar primero, Sakura-chan.

¿Un hombrelobo, hm?

Esa fiesta sería interesante.

 

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Se encontraron de nuevo a la noche siguiente. Sasuke no había olvidado lo que el rubio hombrelobo le había dicho sobre darle su sangre cada semana. De hecho (y esto es un secreto que nadie, absolutamente nadie tiene derecho de compartir con Naruto) estuvo fantaseando con la idea de encajar sus colmillos en aquel cuello canela, en uno de esos fuertes bíceps, en uno de sus pectorales, en---

Ehhhhh.

Pausa.

En su mente, Sasuke metió todos aquellos pensamientos dentro de una cajita, luego esa cajita la metió dentro de otra cajita, le pasó precinta, se la envió mentalmente a su alterego y este la aplastó con un martillo gigante.

Fin de la historia.

Como siempre, el rubio estaba desnudo. Parecía que lo hiciera a propósito. ¿Acaso no se daba cuenta de los sanguinarios pensamientos que hacían que el corazón de Sasuke palpitara de una manera que era naturalmente imposible? El ansia de saciarse con la sangre del hombrelobo casi le había robado el sueño en el día.

_ Ohh, Sasuke! – El hombrelobo fue hacia él con una sonrisa, y el vampiro se forzó a sí mismo a actuar casual, como si su presencia no le afectara.

_ Hmm. Veo que sigues sin saber lo que son un par de pantalones.

_ Oh, sí sé lo que son-tebayo. – Dijo con voz sugerente al tiempo que movía las cejas de manera insinuante - ¿Quieres que te quite los tuyos?

El pelinegro frunció el ceño; le lanzó un veloz puñetazo.

_ ¡Auu!!

_ ¿Oh? – Se cruzó de brazos de manera cool. Ha, eso le pasaba por chistosito. -  ¿El perro se lastima con un mero empujón?

_ ¡Eso un fue un empujón, esquelético blancucho!!

El vampiro sonrió de lado, la barbilla alzada en gesto arrogante.

_ Ladras demasiado alto para ser un simple chihuahua chillón.

Naruto entrecerró los ojos. ¿Qué diablos? Pensó que habían llegado a algún tipo de acuerdo la noche anterior, pero al parecer era Sasuke quien ahora le buscaba pelea… ¡Pues mejor para él!! Sonrió de oreja a oreja.

_ Ya verás.

Y así comenzó. Otra vez.

Era como ver perros y gatos pelear.

.

.

.

Dos horas después.

No era que Sasuke fuera buscapleitos ni nada parecido. Más bien, el problema radicaba en que una pelea le daba la oportunidad perfecta de golpear al hombrelobo por las estupideces que salían de su boca, le permitía limpiar su orgullo, salvaguardar su ego y, como bonus, le ofrecía la forma perfecta para---

_ ¡Ahh!

--Clavarle los colmillos a Naruto.

Habían acabado con el hombrelobo encima de él a punto de estamparle el puño en la frente, y Sasuke había aprovechado para agarrarle la nuca y morderlo donde su pulso palpitaba de la manera más exquisita producto de la agitación de la batalla.

El rubio olvidó completamente que supuestamente le iba a partir la cara, y cerró los ojos sobrecogido por la sensación. Se quedó largos segundos sostenido sobre sus manos y rodillas, encorvado sobre el vampiro que chupaba su cuello ávidamente.

Sus respiraciones y los sonidos de la noche era lo único que escuchaban. Sasuke era consciente de la sangre que inundaba su boca, del latido caliente y acelerado del cual bebía; la vida que tomaba de ese cuerpo se vertía hacia el interior de su cuerpo como si fuera la primera vez que se alimentaba.

Se mantuvo de esa manera por casi un minuto, hasta que el rubio hizo ademán de enderezarse al tiempo que agarraba el cabello de Sasuke en un puño y lo alejaba de su cuello.

Mareado, con las pupilas dilatadas y cierto temblor en su cuerpo, Naruto le sonrió, sin soltarlo. Se acercó hasta que sus rostros estuvieron a pocos centímetros, y el vampiro olvidó que debía lamer la sangre en sus comisuras para no desperdiciarla.

_ ¿Sabes? Solo tenías que pedirlo-tebayo. – La sonrisa lobuna que le dedico hizo que las pálidas mejillas se sonrojaran de forma inexplicable.

Sasuke no sabía qué decir.

_ Hn.

Ni que se lo fuera a pedir. Por la sonrisa que le dedicaba el rubio, era como si supiera que el orgullo de Sasuke nunca se lo permitiría.

Naruto se dejó caer a su lado con un suspiro algo cansado. El pelinegro lo miró de reojo después de limpiarse los labios con la manga de su camisa negra. Una parte de sí quería hacerlo de nuevo.

No.

Tampoco podía matar a la fuente de la cosa más increíble que había pasado en su vida. Sería contraproducente.

_ Me regalaron una rana hoy.

_ …

_ No es que sea mi cumpleaños, todavía falta para eso, pero un amigo la vio en un estanque de la ciudad y como era de un color muy raro dijo que le dio pena matarla, y que por eso la trajo a mi casa. Mi mamá por poco la mata con la escoba, ¡hahaha!

_ …

_ Pero mi papá razonó con ella y me dejaron ponerla en el estanque del patio. Creo que le caí bien, porque antes de salir hace un rato todavía estaba ahí.

_ …

_ Es realmente linda-tebayo.  Como de este tamaño. – Gesticuló con sus dedos para hacerle ver que la rana era aproximadamente del largo de su dedo índice.

El rubio le miró con aquellos intensos ojos azules. Una sonrisa pícara se apoderó de su boca por más que trató de aparentar una mirada inocente.

_ Le puse Sasu-chan.

Antes de que le cortara un brazo, Naruto salió corriendo con una sonora carcajada.

_ ¡Hahaha, tu cara-tebayo!!

_ Te voy a asesinar, desgraciado. – El aura asesina alrededor de Sasuke era muy intimidante, pero Naruto no parecía darse cuenta.

_ Nah, no lo harás. Me quieres demasiado y no podrías vivir sin mí. – Entonó con voz falsamente melosa y cursi, y como el descarado que era, a casi cinco metros de él, el rubio quitó con su pulgar un rastro de sangre en su cuello y---Ohhhhh

Lo limpió con su lengua.

Sasuke vio rojo, y no era solo la rabia.

_ ¿Verdad, Sasu-chan? – Canturreó con una sonrisilla provocadora.

El vampiro cerró sus manos en puños y se lanzó hacia él a toda velocidad.

Itachi observaba desde un arbusto con gesto pensativo.

_ Creo que tendré que conseguirle otro regalo. Pronto.

El primogénito Uchiha tomó la sabia decisión de alejarse silenciosamente cuando su hermano y el hombrelobo retomaron su rutina de rodar por el suelo fingiendo que querían arrancarse la garganta.

Naruto le agarró ambas muñecas y exhaló un grito de triunfo al tener nuevamente a Sasuke debajo de él y sin posibilidad de moverse. Había logrado rajarle con sus garras la parte del hombro de su traje negro, dejando así asomar varios centímetros de pálida piel.

_ Suéltame, chucho.

_ Hm, creo que no-tebayo. – Una curva maliciosa se apoderó de su boca.

Sasuke se dio cuenta de dos cosas en ese momento: Naruto continuaba tan desnudo como siempre, y que probablemente esa cosa dura que sentía pegada a su muslo era…

Eso que había evitado mirar siempre.

Se puso rígido y sus mejillas se colorearon. Un calor parecido al que sentía cuando bebía la sangre del rubio e esparció por su cuerpo hasta asentarse en su pelvis. Los ojos de Naruto, dilatados, le observaban con fijeza, y a Sasuke se le olvidó por completo que tenía que zafarse de su agarra y darle una paliza.

La mirada azulina trazó sus labios, y sus sentidos de vampiro podían percibirlo todo: el acelerado pulso del rubio, el cómo la sangre se precipitaba hacia una parte más baja de su cuerpo, y-

Oh.

_ Hueles…Extraño-tebayo.

_ Hn. – No podía emitir otra cosa cuando la nariz del rubio trazaba como un pincel su mejilla.

_ Es…Como algo…Secreto.

Tragó saliva. Sus colmillos ansiosos se alargaron un poco más de lo normal.

_ Naruto. – Lo llamó, y su voz no salió como hubiera querido. Le faltaba un aire que nunca necesitó, y el aliento ahora acariciaba su mandíbula le hacía percibir su propia frialdad.

_ ¿Hm? – El rubio estaba aparentemente muy distraído contemplándolo.

Tal vez necesitaba de esto…De este calor.

Naruto descendió su boca hasta la curva del blanquecino cuello. El tacto de esos labios le hizo entreabrir los suyos y sus ojos se entornaron. Se abandonó a la sensación tan extraña y nueva: era como la calidez del sol que nunca llegaría a sentir, y el torrente de excitación que cursaba su interior le hizo arquearse  un poco. Un sonido gutural escapó de la garganta del rubio. Su boca viajó de su cuello a la piel descubierta de su hombro, donde le mordió con suavidad-

Él…

Naruto…

 -le mordió-

_ ¡Agh!

-no fue una mordida tan suave-

_ ¿Qué pasa? – El rubio se echó hacia atrás, alarmado. Sasuke no pudo ver su rostro ni entender lo que decía, porque de repente las copas de los árboles, las estrellas y la cabeza rubia empezaron a dar vueltas en su visión.

El latigazo de la debilidad rasgó su columna con la suavidad de un bisturí. Con las pocas fuerzas que le quedaban empujó a Naruto de encima suyo y lo hizo a un lado.

_ ¿Sasuke…? ¡Sasuke!

_ ¡Déjame!

De alguna manera pudo transformarse; pero fue el vuelo más difícil de su existencia.

Al llegar a su habitación en el castillo sus rodillas chocaron con el suelo de piedra.

 

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Naruto no supo qué hacer. Con el corazón algo roto, su cabeza inflada de confusión y un cansancio del demonio regresó a su casa. Pronto amanecería y no podría verlo hasta la noche siguiente.

Aun dormido no fue capaz de olvidar ni el olor, ni el sabor, ni el tacto de su piel.

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No, no, no, no.

No podía ser cierto.

Se suponía que era una leyenda. ¡Eso le había dicho Itachi! ¡¿Cómo era posible que su hermano, el genio, el prodigio, pudiera equivocarse en algo tan importante como eso!?

Una mordida de hombrelobo era fatal para un vampiro. ¿Cómo pudo haberlo olvidado? ¡Si esa era la razón por la que sus razas eran enemigas a muerte! Cómo pudo…

La sangre. Aquella condenada y deliciosa sangre le había nublado el juicio.

Por Drácula: Iba a morir. Iba a morir el día de su propio cumpleaños. Morir de verdad.

Se escabulló al castillo con una mano en su hombro. Sentía su piel húmeda y caliente, como si tuviera fiebre. Pero los de su especie nunca se enfermaban, era imposible. Sus cuerpos estaban muertos desde siempre y no funcionaban como los de un humano normal, mas de alguna manera la mordida de un hombrelobo podía acabar con su inmortal existencia de un solo mordisco.

Chasqueó la lengua y siseó dientes. Le costó mover la tapa de su ataúd y acostarse. Era como si no hubiera bebido en semanas cuando recién no hacía ni dos horas que—

No podía pensar en él.

Tan desconocido como todo lo que había empezado a sentir últimamente, el dolor se clavó en su pecho como una estaca invisible. Se sentí traicionado. No. Se sentía idiota, descuidado; había confiado más de lo que debería en aquel hombrelobo. Se había dejado llevar por el palpitar fantasma que despertaba Naruto en su corazón, por su mirada brillante y pícara, por aquel cuerpo que destilaba toda la vida que le faltaba al suyo.

Y aun cuando sentía que su existencia se desvanecía a cada segundo…

“A partir de ahora te puedes alimentar de mí”

 “Es…Como algo…Secreto.”

No podía despreciarlo como debiera.

Cerró los ojos con fuerza. El sol ya se asomaba en el horizonte.

_ Diablos…

¿Cómo haría para decirle a Itachi y a su padre?

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Estas son las tétricas madrugadas

que cantaba el Conde Drácula

Y a los vampiros eternos

Se las cantamos as---

_ ¡Cállate, Shisui!

_ Feliz cumpleaños, Sasuke-kun! – exclamó con una sonrisa el otro pelinegro – ¡La noche acaba de empezar, han decorado el gran salón y los invitados llegaran en tres horas!

_ Iré en tres horas entonces.

_ ¡Oh, vamos! ¡Ni siquiera tú puedes estar en tu ataúd el día de tu cumpleaños! Itachi se pondrá triste.

_… - Sasuke no respondió. Shisui sabía cuáles eran sus puntos débiles.

Maldito.

_ Si es mi cumpleaños puedo hacer lo que yo quiera, y lo que quiero es dormir un rato más.

El otro largó un suspiro.

_ Está bieeeen. Les diré a los demás. – Con dos leves toques a la tapa de su ataúd, Shisui desapareció.

Tras un rato deliberando planes de acción en su cabeza, Sasuke optó por llamar telepáticamente a sus sirvientes. La puerta de su recamara se abrió de nuevo y tres tipos diferentes de pasos llegaron a sus oídos.

Juugo, Karin y Suigetsu se extrañaron que no levantara la tapa del ataúd para hablarles.

_ Ni una palabra de esto a nadie.

_ Sasuke, ¿qué pasa? – preguntó Karin con tono preocupado.

_… Necesito que me saquen de aquí.

 

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_ Bueno, ¿pero qué tiene de malo!?

_ ¿Cómo que qué tiene de malo!? ¡Los vampiros y los hombres  lobo no se juntan y punto!

_ ¡Pero si Ero-sennin se enredó con un vampiro en su juventud!

_ ¡Silencio-tebane! – El sartén salió volando y Naruto lo esquivó de suerte – ¿Por qué no podías enamorarte de una linda mujer lobo? Como esa chica de ojos blancos… ¿Cómo era que se llamaba?

_ ¿Hinata? – El rubio hizo una mueca. – Es buena persona, pero…No sé-tebayo…

_ Sí, lo sé. Es media rarita. Siempre tartamudeando.

Minato miraba de un lado a otro de la habitación, cada extremo ocupado por uno de sus seres queridos. No era que no quisiera involucrarse en las discusiones, sino que prefería mantenerse neutral y así poder intervenir cuando fuera necesario.

Como en ese momento.

_ Ni siquiera nos habías dicho que te gustaban los chicos, Naruto.

_ Adiós a mis nietos. – rezongó Kushina.

Su hijo se volvió tan rojo como el cabello de su madre.

_ ¡No me gustan los chicos-tebayo! ¡No soy gay! – Hizo un puchero y bajo la vista, farfullando por lo bajo. – Solo me gusta Sasuke y… - de golpe alzó la cabeza – ¡Soy casi un adulto! ¡Así que puedo tomar mis propias decisiones-tebayo! ¡Y si quiero estar con un vampiro, lo voy a hacer!

Dicho esto marchó fuera de la casa.

_ ESCUCHA JOVENCITO-

Minato tuvo que retenerla por los hombros.

_ Déjalo. Solo está enamorado. Además, si pasa algo, siempre tenemos el plan B. – Con delicadeza la guio hacia la sala – Ahora vamos, va a empezar la telenovela que me gusta.

 

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_ …

_ …

_ …

_ …

_ ¿Que te saquemos de ahí? ¿Te quieres escapar de tu fiesta? – Suigetsu no se lo podía creer. ¡Qué extremo! Y el que siempre pensó que Sasuke era muy correcto.

_ No, estúpido. – Espetó exasperado. El vampiro claramente no estaba de buenas ni siquiera el día de su cumpleaños. – Necesito que me saquen de aquí, literalmente. Del ataúd.

_ ¿Por qué no lo haces tú? – preguntó de nuevo el peliblanco y Karin le dio un zape. – ¡Ay! Bruja abusiva, ¡déjame en paz!

Juugo ya se había movido para asistir a Sasuke. Cuando por fin la tapa estuvo recostaba a la pared más cercana el vampiro se irguió con lentitud de su lecho.

Estaba más demacrado de lo que era legal.

_ ¡¿Pero qué demonios te pasó!?

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Fugaku era un vampiro muy organizado. En su mente tenía varias listas – encuadernadas en cuero, cabe destacar – en las que tomaba nota de todo lo importante: cosas a hacer, asuntos oficiales a tratar y demás etcéteras.

La lista de los invitados a la fiesta de cumpleaños de Sasuke había sido algo difícil de confeccionar y se había encontrado a sí mismo borrando nombres invisibles en el aire con un ademán de su mano. Debía combinar la cantidad de personas que asistirían de manera que fueran tanto socios importante como allegados de su hijo.

Aunque ahora se daba cuenta de que tal vez había errado en un pequeño detalle.

La bruja de cabello rosa, por ejemplo.

_ Esos…Dispositivos modernos están prohibidos, señorita Haruno.

_ ¡Oh! Oh, lo siento, Fugaku-sama.

Se refería al celular con el que la chica fotografiando cada cosa interesante y variopinta que veía. ¿Qué acaso no sabía que era de mala educación hacer eso alrededor de alguien que nunca sería capaz de ser capturado en una imagen? Esos jóvenes de ahora no tenían respeto por nadie.

_ ¿Cuándo cree que Sasuke aparezca? – preguntó Ino con educado interés, y esbozó una sonrisa llena de intriga – Tengo un regalo para él.

Sakura iba a decir que ella también tenía un regalo, pero cerró la boca inmediatamente. Aquel que se atreviera a interrumpir al Conde Uchiha podría sufrir un destino horrible, como morir en el pozo de los cocodrilos que estaba en el sótano del castillo.

Seeh, Ino lo había visto en una de sus visiones. No era algo bonito.

En el salón pululaban las conversaciones en voz baja y el tintineo de las copas. La luz de los candelabros dibujaba sombras en los rincones, y estas parecían serpentear por el suelo como serpientes.

_ Decidió descansar un poco más esta noche. Pronto-

Una sobrenatural ráfaga de viento abrió la puerta de doble hoja que daba al salón. Los murmullos se aquietaron y todos contemplaron a la persona que acaba de hacer aparición y se aproximaba al centro del salón con pasos seguros y dominantes.

_ ¡He llegado!

_…De eso nos dimos cuenta. – Comentó con estoicismo el Uchiha – Tsunade.

_ ¡Fugaku! Te ves tan viejo como siempre. – La susodicha sonrió de lado, la barbilla alzada y su mirada desafiante.

Fugaku no la había invitado en vano. La Bruja Suprema (Como la había bautizado Jiraiya en su libro) era una figura muy influyente en el mundo, y tan poderosa que harían falta más cincuenta vampiros como él mismo para matarla.

Y tenía la desvergüenza de llamar a Fugaku viejo cuando ella era la que dentro de tres años cumpliría el milenio.

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Situaciones extremas requerían medidas extremas.

Tomó aire y-

_ ¿Sí? Una Pizza Imperial Vampirezca con tres raciones extras de tomate, por favor. No, media ración de queso solamente. Sí, muchas gracias, lo estaré esperando.

Al concluir la llamada le devolvió el celular a su mejor amigo. Shisui era un primo lejano que paradójicamente había estado siempre cerca de la familia. Era su compañero de caza y su cómplice de toda la vida. Y ahora lo miraba con curiosidad.

Itachi alzó una ceja.

_ ¿Tienes algo que decir?

_ ¿Le vas a regalar una pizza a tu hermano por su cumpleaños?

_ No es cualquier pizza, es una Pizza Imperial Vampirezca. – afirmó el pelinegro con dignidad y monotonía. Sabía que no era un regalo muy costoso, pero al menos sería el más original de todos. El rostro de Sasuke al ver la pizza no tendría precio.

_ Ahá. – Shisui sacudió la cabeza – No puedo creerlo. Fugaku le va a dar otro traje de capa y sombrero, y tú le vas a dar comida. Le están diciendo a la cara que piensa con su estómago y que es un amargado aburrido. ¿Cuál fue tu primera opción?

Itachi meditó aquello dos segundos.

_…Creo que tienes razón.

Su primera opción había sido…

_ ¡Hey!

Un hombrelobo que, casualmente, estaba en ese preciso momento enganchado en la ventana de su habitación.

_ …

_ ...

_ No se queden ahí parados como estatuas, ¡déjenme entrar-tebayo! ¡Tengo que ver a Sasuke!

Shisui se inclinó levemente hacia Itachi.

_ ¿Por qué hay un hombrelobo ahí?

_ Es una larga historia.

_ ¿Me la contarás?

_ No creo que te lo merezcas. – Apuntó Itachi.

_ ¡PUEDO ESCUCHARLOS IDIOTAS! ¡TENGO MUY BUEN OÍDO-TEBAYO! ¡AHORA ABRAN LA CONDENADA VENTANA!!

El trasero de Naruto se sentía muy fresco a esa altura.

Shisui continuó comentando sus observaciones.

_ Y está desnudo…

_ Eso es normal.

En pocos segundos Naruto estuvo fuera del peligro que podría ocasionarla una monumental caída. Itachi concentró toda su atención en Shisui para no distraerse como la última vez.

_ Buenas noches, Naruto-kun. ¿A qué se debe tu visita?

_ ¿Desde cuándo los hombres lobo nos visitan?

El rubio frunció el ceño. No tenía buenos recuerdos de esa habitación. O mejor, dicho no tenía muchos recuerdos. La mitad del tiempo se la había pasado inconsciente.

_ Necesito ver a Sasuke.

 

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Mareos, escalofríos. Sudor.

Nunca pensó que llegaría a tener sudor en su perfecta piel. Era asqueroso. Casi tan asqueroso como la sangre humana.

Ugh.

Iba a morir.

_ Tu padre dice que debes bajar ya, Sasuke. – Anunció Juugo. – Está impaciente. Todos te esperan.

El solo pensar en moverse le revertía su eje de gravedad. Supuso que si fuera de los vampiros que comían comida humana el contenido de su estómago hace rato hubiera estado adornando el suelo.

El mundo a su alrededor se había difuminado y su visión se limitaba a lo que tenía al alcance de sus manos. Por eso lo mejor era cerrar los ojos y depender de su sentido del oído, el único que de alguna forma todavía funcionaba con relativa normalidad.

_ ¡No puedo encontrar nada! – Exclamó Karin, que hasta hace un rato había estado con los dedos en las sienes revisando su biblioteca mental. Más de trescientos millones de libros memorizados. Karin era algo así la hija perdida entre un humano y el Internet… si tal cosa fuera posible.

_ Déjalo, Karin. – Murmuró con la poca fuerza que tenía. Suigetsu, por otro lado, simplemente se estaba sobando la barbilla en una esquina.

_ No entiendo… Tengo claro que era solo una leyenda.

_ Pues no lo es, imbécil, no ves en el estado en que está Sasuke o qué!?

_ ¡Hey! Solo estaba expresando mi opinión, ¡desgraciada!

_ Nadie la pidió.

El pelinaranja se interpuso entre ellos con una mirada seria.

_ Discutiendo no van a ayudar a Sasuke.

Un silencio resignado se asentó entre los tres. El vampiro continuaba sentado en el lecho de su ataúd, con las piernas encogidas y la cabeza apoyada en las rodillas.

_ Tal vez deberíamos preguntarle a Itachi. – Sugirió Suigetsu en voz baja – Él sabe más de estas cosas.

Sasuke rechinó los dientes.

_ Itachi se equivocó esta vez.

_ Lo dudo mucho, pero ilumíname, hermanito ¿En qué me equivoqué?

El brusco movimiento que hizo para mirar a su hermano mayor le causó otro mareo y tuvo que sostenerse la cabeza con las manos.

_ Ughh. – apretó los labios con fuerza.

_… ¿Qué sucede?

_ Itachi, Sasuke-

_ ¿Sasuke? ¿Sasuke, estás bien?

Antes de que nadie se diera cuenta una ráfaga amarilla atravesó la habitación y al instante Naruto estuvo junto al pelinegro. Sus manos se aferraron al borde del ataúd, pues no se atrevía a tocarlo después de lo que había pasado.

Había venido con la idea de confesar sus sentimientos, preparado para recibir un rechazo y declarar que lo intentaría otra vez, pero el vampiro sexy y poderoso que había conocido hacía semanas ahora no era más que un chico en posición fetal, su elegante rostro contorsionado en una mueca de dolor.

_ ¿Qué…Qué haces aquí?

Sasuke odiaba lo débil que sonaba su voz.

_ ¡Oye, hombrelobo, aléjate de él!

Itachi levantó un brazo, y los sirvientes se detuvieron.

_ ¿Necesitas alimentarte? – Su voz había descendido a un volumen bajo, como si no quisiera incomodar los sentidos de Sasuke. Sin pensarlo demasiado cortó su muñeca con la uña alargada de su pulgar. Ni el ardor ni el que estuvieran en compañía le importó. Simplemente acercó su muñeca a los labios del pelinegro. – Ten…Bebe, Sasuke.

La lengua ávida lamió la sangre tentativamente. Como si hubieran encendido una luz, la lucidez regresó a su mente y Sasuke sostuvo el brazo de Naruto con sus delgados y temblorosos dedos. Su boca se cernió a la piel bronceada, y la otra mano del rubio acarició la nuca sudada del vampiro. Tragaba cada gota poseído por una necesidad que perturbó a los sirvientes del vampiro.

Nunca antes habían visto a Sasuke alimentarse de otra persona.

_ ¿Cómo puede ser…? – murmuró Karin para sí misma – Lo estuvimos intentando por tanto tiempo…

_ Al parecer Sasuke solo puede beber su sangre.

El cumpleañero abrió los ojos y finalmente pudo ver con claridad a todas las personas en su recámara. Relamió sus labios y dejó que sus manos aflojaran su agarre. Su mirada rojiza recayó en la azulina que lo contemplaba con consternación.

_ ¿Mejor? – La voz del rubio iba cargada de intimidad, y casi le hizo olvidar que no estaban solos.

El tacto de aquella mano era adictivo, y sin querer reconocérselo a sí mismo presionó su nuca contra los dedos que masajeaban su nuca.

_…Sí.

_ Heh… Me asustaste-tebayo.

Tras regalarle una sonrisa aliviada, Naruto se puso serio otra vez.

_¿Qué pasó?

_ Pasó que lo mordiste. – Apuntó Shisui con tono casual, que en algún momento se había escabullido y le había echado un vistazo a la herida que aún tenía Sasuke en el hombro. – Si fuera una mordida normal ya hubiera sanado. Por eso no querías salir de tu ataúd en la mañana, ¿eh?

Sasuke le envió una mirada asesina a Itachi.

_ Dijiste que las mordidas de los hombres lobo no hacían daño.

_ No lo hacen. – Contestó con certeza su hermano mayor.

El vampiro abrió la boca para responderle a su hermano que entonces explicara cómo era posible que la mordida de Naruto le hubiera hecho sentir como un pedazo de moco en el techo, pero las palabras murieron antes de salir de su boca cuando una presencia aplastante se hizo sentir en toda la habitación.

_ ¿Qué está sucediendo aquí?

Oh oh.

El aura del Conde Uchiha acaparaba cada rincón del lugar y de las almas de aquellos seres sobrenaturales. La fría furia Fugaku que emanaba hizo que las antorchas de la recámara se apagaran de la nada.

La capa oscura ondeaba como azotada por una tormenta. Sus ojos refulgieron como el fuego. No podía creer lo que estaba viendo. ¡Era…inaceptable! ¡Un hombrelobo en su castillo, en el centro de su dominio! Y… ¡Tan cerca de su hijo!

_ Cómo te atreves…

_ Padre espera. Esto tiene una explicación.

Fugaku ignoró a Itachi. Su instinto paterno de protección estaba a niveles máximos, y sentía como si la raza entera de los hombres lobo le hubiera hecho una ofensa personal.

Nadie podría detenerlo.

Sasuke no pudo hacer otra cosa que parpadear varias veces y tratar de pensar en algo que pudiera calamar a su padre. Curiosamente Naruto se le adelantó, sumó dos más dos y determinó que su suegro no lo iba a querer mucho en el futuro.

_ Creo que… ¡Será mejor que salgamos de aquí-tebayooo!

Con un mínimo de esfuerzo el rubio cargó a su amado vampiro estilo novia y salió de ahí a la velocidad de un rayo. Fugaku iba pisándole los talones.

_ ¡DETENTE AHÍ, BESTIA!

_ ¡No, gracias! ¡Tengo algo que hacer-tebayo! ¡Nos juntaremos para hablar del noviazgo otro día!

_ ¿QUÉÉ?!

A Sasuke le costó un poco darse cuenta de lo que estaba sucediendo. La herida en su hombro aun palpitaba dolorosamente por más que su condición hubiera mejorado.

Al menos ya podía gritar con decencia.

_ ¡¿Qué demonios, idiota!?

_ ¡Solo en mi tribu pueden decirnos si la mordida tiene cura-tebayo, no te quejes!

Con Sasuke encima Naruto atravesó el salón lo más rápido que pudo. Su aparición suscitó exclamaciones y copas rostas en el suelo. Por otro lado, Tsunade agitó una mano en señal de saludo y lanzó una carcajada.

_ ¡Cuando Ino me lo dijo no me lo pude creer! – La Bruja suprema se volteó hacia las dos muchachas, que aún estaban distraídas por el impacto de la repentina desnudez de un hombrelobo en medio de un salón de personas vestidas desde los pies hasta el cuello.

Sakura ladeó la cabeza. Aquel rubio tenía un buen t-

La vidente le golpeó el hombro.

_Eh, ¿qué? ¿Qué? – parpadeó, fuera de su transe.

Ino le lanzó una mirada divertida.

_ Ese que viste ahí es el alma gemela de Sasuke-kun.

Qué.

_ ¡¿QUÉ!?! ¡¿Su qué!?

La quijada le llegó al suelo. Tsunade, por otro lado, se la estaba pasando de lo lindo a medio camino de la borrachera.

_ Oh, esto va a ser tan divertido.

Su mano dibujó unos patrones en el aire en el mismo instante que Fugaku apareció en el salón. De inmediato el vampiro en cuestión quedó petrificado sin ser capaz de mover un músculo.

_ ¡Tsunade! – Bueno, excepto los de su boca.

_ Bah, cálmate, Fugaku. Deja que tu hijo sea feliz de una vez por todas. El pobre nunca ha podido beber sangre como se debe y ahora que ha encontrado su alma gemela podrá hacerlo.

_ ¡Es un hombrelobo!

_ ¡Es mi ahijado! ¡JAJAJAJAJAJAJA! – Y alzó su copa – Un brindis, ¡por el amor!

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A pesar de las protestas Sasuke no lo soltó hasta que estuvieron cerca de la casa de Naruto. Incluso entonces el rubio no le soltó el brazo en ningún momento. Tenía malas experiencias con Sasuke yéndose convertido en vampiro cuando le convenía.

_ Naruto, espera.

_ ¿Qué?

_…Tienes que invitarme.

_ Oooh, es verdad- tebayo! Hehe. Ok – Se aclaró la garganta y abrió la puerta. – Puedes pasar, Sasuke. No te preocupes, mis padres deben saber algo sobre cómo curar eso.

…¿Los padres de Naruto? De repente no le gustaba mucho la idea de entrar a esa casita escondida en el bosque de apariencia hogareña e inocente. ¿Y si lo odiaban? ¿Y si le prohibían a Naruto verse con él?

Se sorprendió cuando una calidez que se estaba empezando a volver familiar envolvió su mano.

_ Todo irá bien. Ya verás-tebayo.

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_...

_...

_... ¿Puedes repetirlo?

_Yo lo mordí. Es mi culpa… ¿Es cierto que se va a morir!? – Exclamó con pánico.

_ …

_ …

_ ...

_…Pff…  - Kushina se cubrió la boca con una mano. Sus hombros se empezaron a sacudir; se echó hacia adelante, pero luego no lo pudo resistirlo más.

_...

_ …

_ ¡PHAHAHAHAHAHAHAHAHHAHA!!

Naruto no entendía.

_ ¿Mamá!?

¿Se le habrían zafado los cables a la pobre finalmente?

_ N-no puedo-tebanne! E-es que mi mira su carita tan linda llena de pánico! HAHAHAHAHAHAHA – La pelirroja de estaba retorciendo de la risa  al tiempo que con un dedo apuntaba a Sasuke, que no sabía ni qué cara poner ante el giro inesperado que había dado aquella situación. Kushina tuvo hasta que sujetarse de la silla en la que estaba sentado Minato a su lado para no caerse. Este sonrió a modo de disculpa con una gotica en la sien.

_ Papá. ¡¿Qué pasa-tebayo!?

_ Eh…

Kushina continuó deshaciendo en risotadas. La estupefacción dio lugar al enojo en la mente de Sasuke. ¡¿Por qué se estaba burlando de él?! Su cara no era “linda”. 

Minato suspiró.

_ Se los explicaré, Naruto, Sasuke-kun… Kushina… - A ella la miró con algo de severidad, y la pelirroja trata de recomponerse.

_ Eh, sí-tebanne…Pfff. ¡Es que no puedo creer que haya funcionado! ¡Hahaha!

_ ¿Qué cosa-tebayo? – Aunque la cosa fuera tan absurda, se sentía más tranquilo. Si su padre no lucía preocupado era porque no había ninguna muerte inminente.

EL rubio mayor entrelazó sus dedos en su regazo y se dispuso a explicar.

_ Hace unos cuantos años Jiraiya-sama y los demás miembros de la manada nos encargamos de esparcir el rumor de que nuestras mordidas eran tóxicas y que podían matar a los vampiros. – Al decir esto miró directamente a Sasuke – Conseguimos un veneno especial que al aplicarlo en nuestros dientes causa los efectos que has sufrido las últimas horas. Pero “naturalmente”, una mordida de vampiro no te hace nada más allá de que es una herida que tarda unos cuantos días en desaparecer. El resto se cura con un antídoto.

Sasuke no tenía palabras.

Había dejado de dormir…Se había ausentado de su propio cumpleaños… ¡¿Había entrado en pánico por nada!?

_ Queríamos asustarlos con algo y que así dejaran de querer beber nuestra sangre…Somos la única especie que puede mantener los tuyos a la raya, y viceversa- tebane. – La pelirroja se encogió de hombros con una sonrisa divertida.

Naruto dejó salir un gran suspiro de alivio con el que casi se derrite.

_ Aaaah, pensé que había matado a Sasuke! – tras decir esto lo abrazó impulsivamente, y Sasuke se quedó tieso. Minato y Kushina los miraron con fijeza y sin parpadear.

Para tratar de disimular y recomponerse de la abrupta cercanía Sasuke lo empuja y se cruza de brazos. Lo insultaría, pero no le convenía hacerlo delante de sus padres.

_ Espera un momento-tebayo. – El rubio menor se colocó la mano en la barbilla - ¿Cómo fue que pusieron el veneno en mis dientes? ¿Fue cuando estaba dormido?  - No recordaba nada parecido, a menos que su padre hubiera sido muy silencioso y cuidadoso.

Su madre sonrió como toda una badass.

_ Está en la pasta dental.

_ ¡¿LA PASTA DENTAL!?

El vampiro tomó la sabia decisión de sentarse y esperar a que el hombrelobo más razonable de los tres trajera el suero que le curaría de su malestar. Mientras tanto se entretuvo en ver a madre e hijo discutir sobre el producto dentífrico que Sasuke sospechaba ser creación de Tsunade. Solo una bruja científica tan loca como ella haría algo así.

_ Bueno, bueno, creo que el problema se ha solucionado. – Dijo Minato después de haber desechado la jeringuilla. La herida en el hombro del pelinegro empezaba a sanar. - Naruto, acompaña a Sasuke-kun de regreso. Oh, y feliz cumpleaños.

_ ¿Es tu cumpleaños? – preguntó Naruto.

_ Sí. Tsunade nos dijo. – comentó Kushina- Cuantos cumples, hm? Creo que eres algo viejo para mi hijo.

Naruto se apresuró a salvarlo de la Inquisición de Habanero Sangriento.

_ ¡Bueno mamá! ¡Nos vemos más tarde!

 _ Mucho gusto en conocerte, Sasuke-kun! – Se despidió Minato.

_ ¡Que se sepa que está a prueba, eh! ¡Todavía falta para que te considere mi yerno-tebane!

Bien, aquello no había tan mal.

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En lugar de irse a la carrera de regreso prefirieron caminar con paso ameno. La noche estaba tranquila y no había nadie excepto ellos en el bosque. Sasuke sabía que debía regresar a la fiesta y darle una explicación a su padre, pero en ese momento solo quería estar cerca de Naruto, sentir su presencia viva y constante.

Eventualmente fue él quien rompió el silencio.

_ No se lo diré a nadie. – dijo sin dejar de caminar -  A algunos de mi especie les conviene estar un poco asustados.

_ Hehe, gracias-tebayo. – Luego de unos momentos, el rubio susurró con gravedad - Es la primera vez que escucho es historia, ¿sabes? No lo sabía.

En aquella frase había escondida una disculpa.

_ Me di cuenta.

Los hombros de Naruto se relajaron y una sonrisa se posó en su rostro.

_ Así que…Es tu cumpleaños.

El pelinegro arqueó una ceja. El hombrelobo se colocó delante de él con una expresión socarrona.

_ ¿Cuántos cumples?

_…Tengo 200 años.

_ Woah. ¡Mamá está equivocada, solo nos llevamos unos meses!

_ ¿Qué edad tienes tú?

_ 199 y voy a cumplir los 200 en octubre. – Afirmó con una sonrisa de oreja a oreja. – La raza de mis padres es una de las antiguas.

Qué curioso. Sasuke no sabía que había hombres lobo con una longevidad parecida a la de los vampiros. Tendría que preguntarle a Itachi al respecto. Aunque ahora…Ahora Naruto se le acercaba con intenciones nada cautas. Sintió el cálido aliento sobre su rostro y sus ojos se iluminaron del rojo rubí que delataba su excitación.

_ ¿Sabes qué se le puede regalar a un vampiro de doscientos años-tebayo? – Murmuró con voz ronca a un suspiro de sus labios.

_… ¿Qué?

Ambos tenía colmillos afilados en sus cavidades, y por eso el beso fue algo sangriento, delicioso y húmedo. Se dejaron caer y rodaron por el suelo buscando dominar al otro por la fuerza y con sus bocas. Era un juego salvaje que sacaba el lado animal de cada uno más que sus propias transformaciones.

El cuerpo de Sasuke palpitaba con cada toque torpe y ardiente. Su ropa terminó echa tiras y pronto estuvo tan desnudo como el rubio. El calor de Naruto y su frialdad se frutaban junto a sus cuerpos y les causaban placenteros escalofríos. Era como si se fusionaran el uno con el otro.

Sasuke no necesitaba respirar y Naruto podía olvidarse de ello por un rato. Besar y tocar de aquella forma al hombre lobo se iba a convertir en su actividad favorita seguido de beber su sangre. Enterró los dedos en los cabellos dorados y succionó el labio inferior, el cual sangraba levemente. La combinación de sabores lo hizo soltar un sonido gutural. Sintió un tiró en sus cabellos y su cabeza fue ladeada.

_ Ah-Ah.  – Jadeó el rubio en su oído - Ya tomaste hoy. Mañana.

Sasuke emitió un ruido de inconformidad, pero toda réplica fue olvidada cuando sintió esa lengua y esos labios sobre la piel de su cuello. ¿Cómo era posible que pudiera sentir tanto? Sentía como si fuera envuelto por fuego, como si él fuera un cubo de hielo y se estuviese derritiendo con cada toque.

Les dio la vuelta y quedó encima. La uña de su pulgar rozó ligeramente el cuello del rubio y dejó una línea de sangre que el vampiro succionó con rapidez. Naturo emitió una risita (“Tramposo”), pero no dejó de moverse contra él.

Piel canela y piel pálida. Caliente y frío. La fricción de sus cuerpos alineados fue suficiente para que ambos alcanzaran el clímax: se derramaron entre sus cuerpos con un grito de éxtasis. Cuando su respiración regresó a un ritmo normal Naruto lo envolvió en un abrazo.

_ Feliz cumpleaños, chupasangre.

Sasuke escondió la curva de su sonrisa en el hombro del rubio. No había duda de que este había sido el peor y el mejor cumpleaños de toda su existencia.

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Fin

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Notas finales:

MUCHAS GRACIAS a todos aquellos que les gustó dejaron reviews en la primera parte. Estoy muy feliz de por fin haber concluido este fic.

¿Qué les pareció? Díganme! :3 Se aprecian los reviews~


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