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Café Sakura por Miraku

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Notas del capitulo:

¡hola! Y como cada martes, ¡un nuevo capítulo!

Sin más a leer:

Pero, por su lado Kotaru volvió más que feliz de regreso a su departamento, aquella tarde había sido una gran experiencia, se sintió más que cómodo junto a Yuuki, cada vez estaba más seguro de que Yuuki era la persona indicada, su forma de ser lo encantó por completo, si ya estaba enamorado de él, ahora mucho más.

Llegué al piso donde se encuentra mi departamento, caminaba sereno, no había prisa, pero aún hay algo que me inquieta, ¿el tema? El padre de Yuuki. Ese hombre verdaderamente no me da una buena espina, ¿Yuuki, cuál es toda tu verdadera historia?, ¿Qué tanto está involucrado tu padre?
            Al pasar me encontré con Shin, el chico de ayer, parecía que igual estaba recién llegando, no es por ser chismoso, ¿pero a dónde habrá ido?
            —Buenas noches Shin. —le saludé.
            —¡Ah! H-hola Kotaru-san, b-buenas noches. —me contestó sonrojado.— ¿Va llegando?
            —Sí, ¿y tú?
            —Igual, por pura curiosidad ¿a dónde fue?
            —Salí a pasear con una persona muy importante para mí, ¿y tú, Shin?
            —N-nada más a pasar el r-rato, el vivir solo m-me resulta un poco aburrido.
            —Bueno, luego hablamos, te ves cansado. —le revolví sus cabellos, su estatura es muy baja.
            Shin igual se despidió y entró a su casa, mientras igual llegaba a la mía, abrí la puerta, encontrándome con Mizuki sentada en la sala viendo la tele o más aparentando verla.

Mizuki volteó a ver la llegada de su amigo y le sonrió, ¡tenía tanto que preguntarle! Así que al ver que el chico se acercaba a ella le hizo una seña con la mano para que se sentara junto a ella en el gran sillón. Kotaru le hizo caso, ya sabía lo que se le venía, estaba por así decirlo, preparado para el interrogatorio que se le venía con su platicadora amiga. Su amiga lo miró fijamente, sonrió ampliamente y abrazó al chico, Kotaru se sorprendió y sin más le devolvió el afecto, su amiga a veces era muy afectuosa pero era parte de su personalidad, ¿cómo se puede pelear ante ello?
            —Ahora dime, ¿¡lo abrazaste, le dijiste piropos, te declaraste, lo besaste?! —preguntó emocionada la chica mientras se separaba del abrazo.
            —C-calma Mizuki. —relajó Kotaru a su amiga.— No me declare, no le dije piropos, no lo besé, pero de alguna u otra forma sí, si lo abracé.
            Mizuki al escuchar aquello se emocionó y le pidió que le contara todo, absolutamente todo, lo que hicieron. Kotaru debido a que realmente confía en ella, le contó de principio a fin, la arcada, los juegos, ¡todo! Mizuki al escuchar sobre su despedida al llegar en frente del café, abrazó muy feliz a Kotaru, ella sabía que él estaba enamorado desde hace algún tiempo, pero desde que llegaron a Tokio, se le notaba mucho más, ahora sabía la razón ¡se trataba de Yuuki!:
            —Amigo, ¿cuándo piensas declararte? —preguntó emocionada Mizuki.
            —Creo, que todavía es muy pronto para eso, además quiero conocer por completo a Yuuki, realmente no quisiera pedirle que saliera conmigo, si tal vez él no siente lo mismo.
            —Cierto, cierto, ¿pero sabes? Cuentas con todo mi apoyo.
            Kotaru sonrió y abrazó a su amiga como si de una hermana se tratara, básicamente la quiere como a una, sabía que Mizuki lo apoyaría en todo y ahora que también en esto, solo una verdadera amiga lo haría.
            Pero igual había varias cosas que no dejaban en paz la mente del joven chico, quería que se fueran e intentaba ignorarlas, pero era imposible, pues tenían que ver con Yuuki y ese castañito jamás se sale de su mente, por lo que se fue a su cuarto, prendió el estéreo para escuchar música, se recostó en su cama, para perderse dentro de la melodía, pronto el chico quedó dormido por completo.
            ¿Qué tanto les tenía preparado para Kotaru y Yuuki? Solo se veía un muy difícil camino, con muchos obstáculos, pero igual habrá momentos con camino plano, solo el futuro que ellos creen decidirá cómo será aquel camino a recorrer que, justamente el de ambos se están juntando, para hacerse solo uno, uno que los dos chicos compartirán.

El lunes llegó, ¡es el primer día de clases! Kotaru parecía perdido en sus sueños y Mizuki intentaba despertarlo pero no encontraba alguna manera, iban un poco tarde, y el chico ni siquiera estaba despierto, a ese paso no lograrían llegar bien al primer día en la Universidad y para ellos es muy importante llegar temprano siempre y nunca faltar, hasta que una idea se le vino a la cabeza de la chica para sacar de sus sueños a Kotaru:
            —¡Kotaru, Yuuki te está esperando en la sala desde hace mucho! —gritó cerca del oído de Kotaru, que, al escuchar aquello se cayó de la cama gritando.
            —¿Hablas enserio? Debo apurarme. —un despeinado Kotaru corrió al baño para lavarse la cara.
            >>De ahora en adelante usar a Yuuki para despertar a ese flojo, anotado<< pensó Mizuki mientras salía del cuarto de Kotaru.
            Unos minutos después, Kotaru entró a la sala, mientras se arreglaba un poco el cuello de su camisa blanca en tres cuartos las mangas, con los dos primeros botones desabrochados, unos pantalones de mezclilla oscuros, unas muñequeras y donde tenía su perforación, estaba un arete negro de aro.
            —¿Sabes? Es lindo ver lo enamorado que estás, que hasta te creíste que Yuuki si vino a la casa. —habló Mizuki de forma un poco nerviosa, mientras que Kotaru le veía de forma seria.
            —Te mueres hoy. —Kotaru tomó un cojín de la sala y se lo lanzó a Mizuki, nadie tenía permiso de hacerle bromas de ese tipo al chico, solo Kotaru las hace a los demás.
            —Ya, ya, perdón, no debí bromear con tu amado Yuuki. —dijo Mizuki entre risas.— Pero ¿qué crees Romeo? Ya vamos un poco tarde a la Universidad, así que mueves tu trasero o lo moveré yo.
            Kotaru checó su móvil, y efectivamente, si no salían en ese instante, tendrán que correr a todo lo que podían, para llegar a tiempo. Kotaru guardó su teléfono y corrió (e igual Mizuki) a la entrada para ponerse sus zapatos, tomar sus llaves y salir corriendo a la Universidad, tanta era su prisa, que olvidaron el elevador y bajaron por las escaleras, a penas y saludaron al recepcionista, con el que acostumbran hablar cuando bajaban del edificio y salieron del lugar, corrieron unas cuantas calles y poco a poco fueron frenando, Mizuki dijo que si seguían caminando a partir de dónde iban llegarían con tiempo y sin oler a sudor. Kotaru frenó y comenzó a caminar a la par que su amiga, ambos traían la emoción que se siente cuando se entra al colegio y eres nuevo, ¿conocerán a nueva gente? Era más que obvio, ¿se llevarían bien con ellos? Probablemente, ¿alguien los odiará? También, probablemente.
            —Nee, ¿y cómo vas con Yuuki? —habló Mizuki mientras caminaba con Kotaru.
            —¿Bien? Mizuki, hace tan solo tres días que salí a pasear con él. —contestó el chico sonriendo.
            —Pero le diste tu número, ¿ya te ha hablado o mensajeado con el correo?
            —Sí, y ya los guardé, solo hablamos de vez en cuando, el chico tiene que trabajar y estudiar.
            —Cierto, ¿en dónde estudia Yuuki?
            —Es educado en casa, hay varias cosas que enserio me gustaría saber bien sobre Yuuki, pero… espera un momento, deja de andar de chismosa sobre sus cosas.
            —Perdón, pero enserio ¿cuándo lo podré ver? —preguntó ansiosa Mizuki.
            —Si sale bien este día y no hay deberes, vamos los dos juntos hoy. —respondió Kotaru sereno.
            —Trato hecho.
            Después de aquello comenzaron a hablar de puras trivialidades y llegaron en frente de la Universidad, lo que le había dicho Kikyo era cierto, el plantel les quedaba cerca de su casa, solo si salían a tiempo era cómodo ir caminando. Entraron, y en la puerta  un señor les pregunta si son de nuevo ingreso o no, a lo que respondieron por un sí, el señor les pidió su nombre para luego decirles dónde eran sus salones y entregarles sus libros junto con los horarios; a sabiendas de que ambos chicos estudiaban diferentes temas pero de la misma rama del arte, irían en salones distintos, por lo que Kotaru acompañó a Mizuki hasta su salón que quedaba primero y luego él se dirigió al suyo que estaba en el segundo piso. Al llegar simplemente entra y se sienta en un lugar vacío que estaba en medio del salón hasta el fondo, las personas del lugar se le quedaron viendo por un momento y luego volvieron a lo suyo, aparentemente varios ya se conocían entre sí.
            —Hola.
            —¿Es a mí? —preguntó Kotaru mientras se señalaba a sí mismo.
            El chico que tenían en frente asintió y se sentó junto a Kotaru. El joven se veía de la estatura de Kotaru o hasta más alta, de piel blanca, cabello negro y lo curioso es que sobresalían mechones de color rojo y aguamarina de él, probablemente se decoloró, su cabellera le llega hasta la clavícula, cortado en capas y muy liso, su flequillo alborotado que se dividía en dos secciones partiendo de la derecha, de varios mechones delgados y fluidos, tenía varias perforaciones en ambas orejas, cerca de cuatro aretes en una y en otra hasta seis aretes, uno de sus ojos es de color rojo cayendo al café y el otro de color aguamarina muy profundo.
            —Hola, soy Kotaru Kogara, un gusto. —dijo sereno el chico.
            —Bueno yo soy Wataru Nagano, ¿eres nuevo, no? Porque no te vi en las clases de preparación para aquí.
            —Así es…
            —Bueno, creo que se me da el honor de ser yo quién te dé la bienvenida. —dijo Wataru sonriendo.
            Kotaru sonrió al parecer aquel primer día, no sería tan malo después de todo, en especial porque existía la posibilidad de volver a ver a Yuuki, cada vez que pensaba en aquel castañito sentía su corazón acelerado y se sentía más seguro sobre sus sentimientos, pero al igual que cualquier enamorado tenía sus dudas, y la principal era la más común, ¿qué sentía Yuuki por él? Para saberlo tenía que averiguarlo y si era necesario conquistarlo a como dé lugar.
            El profesor entró y pidió a todos los estudiantes que se sentaran para tomar lista, el maestro después de haberla pasado, se sentó sobre el escritorio que tenía el salón y explicó que él era su profesor titular y el que impartiría la mayoría de sus clases, algunas serían con otros docentes, pero que él era donde más importaba sus notas. Después de aquello, dio las reglas, ya que, como sabrán, Kotaru es aspirante a artista, tenía una gran afición por esculpir y dibujar, pues bueno las reglas eran sobre los materiales de arte, hasta que hora era permitido usarlos, cómo podían pedir permiso para llevarlas a casa y hasta cuando tenerlas ahí, dónde usarlas y lo clásico, rompes alguna, la pagas. Y para acabar con su “monólogo” el profesor dio su primer trabajo, hacer una pequeña escultura de forma individual y una pintura en duetos, el tema podía ser cualquiera pero tendrían que quedarse con él durante el semestre pues en base de ese tópico harían todos los demás trabajos durante esos seis meses, y las parejas que se hagan igualmente serán las mismas en el semestre.
            —Bien, hagan sus duetos para que los anote en la lista —comenzó el profesor.—, y así puedan hablar sobre el tema de la pintura que elaborarán, de una vez les digo antes de que se paren de sus asientos, el trabajo de la pintura debe ser en un bastidor grande.
            Después de decir aquello el profesor dio una seña con la cabeza para que los estudiantes se pararan de sus asientos y fueran con quienes serían sus amigos y se juntaran, Kotaru por su parte realmente estaba distraído desde que empezó a hablar de las reglas el profesor así que al escuchar tanto alboroto lo sacó de su trance, miró a varios lados confundido:
            —Kotaru, parece que te quedaste medio dormido —habló Wataru.—, el profesor pidió que hagamos parejas para el primer trabajo, ¿hacemos la pintura juntos?
            —V-vale… —contestó algo confundido Kotaru.
            —Te explico luego el porqué de una pintura, primero debemos ver qué tema haremos, puede ser cualquiera.
            —¿Qué te parece las cuatro estaciones? Suena fácil, sí, pero recuerda la gran gama de colores que se aplica en cada una, tanto los colores cálidos como los fríos.
            —Me convenciste, es un buen tema. —dijo Wataru sereno.
            Después de aquella pequeña “reunión” lo que restaba del tiempo para ponerse de acuerdo, Wataru le explicó a Kotaru lo que tenía que hacer y que el tema debía usarse durante un semestre, así como él sería su compañero de trabajo por ese mismo lapso de tiempo, después de aquello decidieron conocerse mejor, para que no sea tan extraño al trabajar uno con el otro. El profesor mandó todos a sentar los que se encontraban de pie y luego fue por lista para preguntar con quién trabajaría y cuál era su tema a tratar, al acabar de anotar comenzó a dar una pequeña explicación para dejar una tarea sobre la siguiente pregunta: “¿El arte se debería estudiar? ¿Por qué?”. Esto se debía entregar para el día siguiente, luego de ello dejó lo que restaba de esa mañana libre debido a que tenía una reunión con la dirección de arte para algunos ajustes, de todas formas faltaba poco para el primer descanso. Cuando el profesor salió del salón, lo normal que pasa cuando eso sucede, lo estudiantes se paran de sus lugares para hacerla de fiesta, jugando, platicando, aventando bolitas de papel, Kotaru simplemente se la pasó lo que restaba de la clase hablando con Wataru, parecía que se harían muy buenos amigos.

Sonó la campana del descanso, Kotaru salió con Wataru  bajaron para ir a la cafetería, en el camino se encontraron con Mizuki y se unió a la conversación, la chica se presentó con Wataru y siguieron su camino hasta la cafetería, al llegar compraron algo ligero, Wataru insistió en ir al jardín pues decía que era de lo más relajado que podías encontrar en la universidad, ya que la mayoría de los estudiantes estaban siempre adentro.
            Caminaban distraídos y Kotaru sin darse cuanta chocó con una persona tirándola al piso, rápidamente fue a su ayuda, le extendió la mano y grande fue su sorpresa al ver de quién se trataba, era Shin, su vecino; el chico tembloroso y sonrojado aceptó la ayuda de Kotaru y se puso de pie y sonrió ligeramente:
            —K-kotaru-san, que s-sorpresa encontrarlo aquí. —dijo cabizbajo el chico.
            —Lo mismo digo Shin aparte de vecinos, estudiamos en la misma Universidad, ¿qué estudias?
            —G-gastronomía.
            —Pues muy bien, ¿sabes? Un día deberías cocinarme ¡ah! Por cierto, ella es Mizuki, mi compañera de apartamento…
            —Mucho gusto Shin. —dijo la castaña de forma serena.
            —Y él es-
            —W-wataru-san… —interrumpió Shin de forma nerviosa, al notar la presencia de aquel chico que lo veía de forma seria.
            —¿Ya se conocen? —preguntó Kotaru a ambos jóvenes.
            —Sí. —respondió serio Wataru
            —S-si me d-disculpan, m-me tengo que ir, hasta luego Kotaru-san. —dijo Shin y antes de irse dio una reverencia y se fue a paso apresurado.
            —Se nota que le gustas a Shin, Kotaru… —dijo Mizuki feliz.
            —No empieces, no le puedo gustar a toda persona que conozca. —dijo de forma irónica Kotaru.
            —Cierto, a mí no me gustaste. —respondieron al mismo tiempo Wataru y su amiga.
            Kotaru negó con la cabeza y siguió caminando dejando a sus dos amigos atrás, que al darse cuenta de que su amigo se fue, corrieron tras él y al alcanzarlo, Wataru le dio un golpe en la cabeza a Kotaru y los tres rieron para seguir caminando y sentarse en un lugar plano, un área verde con un árbol bastante grande que les dio buena sombra para sentarse y pasar ahí el rato, que, durante él, hablaron sobre sus gustos y aficiones para poder conocerse mejor entre Kotaru y Mizuki con Wataru y viceversa. Al acabar el descanso se fueron de vuelta a su salón y lo que restó del día pasó relativamente aburrido, si acaso lo divertido fue cuando un profesor se cayó al entrar al salón, pero de ahí no había nada interesante, y Kotaru se la pasaba pensando en Yuuki. Por fin sonó el toque de salida, y solo había un simple deber para el día siguiente y era aquella pregunta que les dejó su profesor titular, ¿no habría problema si iba a ver a Yuuki rápidamente, cierto? Por lo que Kotaru guardó un libro para tener una referencia y sus demás cosas en el morral que él siempre acostumbra usar y salió del salón junto con Wataru, bajaron las escaleras y Mizuki se les unió, la chica parecía esperarlos desde hace unos minutos afuera de su salón buscando con la mirada, Kotaru aprovechó y le hizo una broma a su amiga, argumentando que esperaba a Wataru por enamorada, ¿su premio debido a ello? Un golpe en la cabeza por parte de una sonrojada castaña. Por su parte, Wataru negó con la cabeza y jaló a ambos chicos fuera de la Universidad y seguir caminando.
            —Por cierto, Wataru —comenzó Mizuki feliz.—, ¿quieres acompañarnos a un café?
            —Realmente sí, estaría aburrido en casa sin nada que hacer. —respondió el nombrado.
            —Bueno Kotaru sabe el camino, así que a él lo seguimos.
            —¿Cuál café es? —preguntó Wataru a Kotaru que caminaba a la par que él.
            —Uno que se llama “Café Sakura”. —respondió de forma serena el chico.
            —Ese igual yo lo conozco, es bastante conocido —comenzó a hablar su amigo.—, he ido millones de veces ahí es delicioso, además el meserito Yuuki si no mal recuerdo era su nombre, es muy lindo y atento, debo admitir que un tiempo él me llamó la atención y quería invitarlo a salir pero el gran problema es su padre, así que solo quedamos como amigos aunque lo irónico es que jamás le dije que él me interesaba, pero es que de verdad que los padres de ese chico, asustan.
            Kotaru al escuchar que Wataru le llegó a interesar Yuuki no evitó que se sintiera un poco molesto pero igualmente le llamó la atención algo, los padres de Yuuki, ¿tan estrictos son con él? ¿Por qué? Durante lo que restaba de camino Kotaru estuvo pensando mil y un respuestas a aquellas preguntas que agobiaban su cabeza, quería a Yuuki como un loco enamorado, era inevitable querer saber sobre todo lo que lo rodea. Sin darse cuenta ya estaba caminando por el sendero de Sakuras y se acordó de algo muy especial, los cerezos estaban próximos a florecer, eso quería decir que el Hanami, estaba cerca, el Hanami era la tradición donde todas las personas de Japón -ya sean nativas o turistas- iban a los parques a ver como florecían aquellos bellos árboles, Kotaru no pudo evitar imaginarse el venir aquí junto a Yuuki, aquel pensamiento le provocó una leve y hermosa sonrisa en su rostro, ¿sería buena idea invitarlo?.

Llegaron en frente del café y sin más entraron, había bastante gente, pero no para exagerar, y el personal era increíble, demasiados cajeros y meseros, ¿cómo estaría la cocina? Kotaru recordaba que Yuuki le dijo que este lugar había estado desde hace mucho años y que se ha vuelto muy importante para su familia, además de que no era un simple café, no, era también una pastelería dónde se preparaban ambiciosos pedidos, desde pasteles de cumpleaños bastante complejos hasta pasteles de Bodas de 10 pisos desafiando la gravedad o sea boca abajo; eso quiere decir que los ingresos de ahí eran realmente buenos y honestos.
            Se sentaron en una mesa para cuatro que estaba junto a las ventanas traseras del lugar y pronto los iban a atender, de lejos, cerca de la cocina estaba Carlo y al ver que Wataru y Kotaru entraron al establecimiento no evitó sentir molestia, eran las dos personas que por ahora menos deseaba ver y lo peor Yuuki se había dado cuenta y se estaba arreglando un poco para ir a atender a Kotaru, eso era lo que no quería:
            —Yuuki, n-necesito que me ayudes con un pastel, ven. —de alguna forma mintió Carlo a su hijo, en sí, sí tenía que hacer un pastel y el que iba a hacer, a su hijo le quedaba de maravilla, pero no era necesario en eso momentos hacerlo.
            —Pero, hay nuevos clientes y… —trató de excusarse Yuuki, quería ir con su querido Kotaru-san.
            —Que Nagisa vaya, ahora sígueme. —se llevó a Yuuki a la cocina.— ¡Nagisa!
            Nagisa suspiró cansada y fue a atender a los nuevos clientes recién llegados; y toda aquella escena la presenció la tía Mary y decidió buscar una forma para que su sobrino fuera a hablar con el chico del que se enamoró; porque cada día que pasaba -desde que salió con Kotaru-, Yuuki le contaba a su tía sobre cuando hablaba por teléfono con él y ella veía en sus dorados ojos, como sus pupilas se agrandaban y brillaban con intensidad, clara señal de enamoramiento y eso la tenía feliz pero a la vez preocupada, no quería que se repitiera lo que pasó hace tiempo con Yuuki, cuando creyó haber encontrado a la persona que más amaba en el mundo y esta la terminó traicionando, pero bueno aquello es para otra ocasión.

Nagisa al llegar a la mesa donde estaba Kotaru y al verlo, no lo pensó dos veces y se arregló bien su coleta de caballo, quitar alguna arruga de su uniforme y poner un porte mucho más femenino y coqueto. Al llegar con el chico pudo ver a Mizuki y se preocupó, ¿qué relación tenía con el apuesto chico? Más le cabía que nada sentimental.
            —Buenas Kotaru, que sorpresa verte. —habló Nagisa de forma coqueta hacía el chico.
            —Nagisa, hola. —respondió sonriendo Kotaru. >>Realmente esperaba que Yuuki nos atendiera<<
            —¿Y nosotros? —preguntó de forma burlona Wataru, pues él ya conocía a la hermana de Yuuki.
            —¿Qué desean? —no hizo caso a Wataru la castaña y sacó una libreta donde anotar los pedidos.
            Después de que los clientes habían pedido, Nagisa sonrió, hizo un reverencia y se fue a la cocina a indicar que empezaran a preparar la comida de los chicos y ella agregó un dulce solo y exclusivamente para Kotaru, una tarta de cereza que ella misma preparaba cada día, era uno de los postres más vendidos, pensando que le sería de mucho agrado a Kotaru fue a ver si aún habían ya hechas o tendría que hacer una y rápido. Todo eso era parte de un plan para invitar a salir a Kotaru. Al ver que no había de aquellos postres, rápidamente fue a la cocina donde se hacían los postres y pasteles, para hacer una tarta para el chico, al llegar vio a Yuuki y su padre haciendo un tiramisú de capuchino, sabía que ese pastel de café era uno de los fuertes de su hermano ¿pero por qué estaban haciendo, si aún quedaba en los estantes? Decidió no darle importancia y comenzar a hacer la tarta, tomó la masa que estaba ya previamente preparada y la puso en un molde pequeño ya con mantequilla, para una persona, lo rellenó con mermelada y trocitos de cereza para luego poner la tapa de la tarta con masa en patrón de líneas verticales y sobre ellas horizontales, la tomó y la puso en un pequeño horno que estaba a la temperatura para cocer el postre, justo cuando la puso ya estaban listos los pedidos de los chicos, por lo que fue por ellos ponerlos en una bandeja redonda e ir a la mesa donde se encontraba los tres jóvenes riendo y platicando de tonterías. Nagisa carraspeó para llamar la atención, al lograrla dejó en frente de cada uno lo que habían pedido, dio un clásico “Cualquier cosa estoy a sus órdenes.” Y se fue de ahí, ya un poco alejada de la mesa, corrió hasta la cocina, pero al querer pasar su tía, Mary la detuvo:
            —¿Qué traes planeado con el chico Kotaru? —preguntó de forma seria la señora.
            —Eso no te importa, tía. —contestó Nagisa con gesto de molestia.
            —¿Tú sabes la situación y te haces ciega, verdad? Dime, ¿qué planeas con el chico?
            —Lo invitaré al festival del Hanami, eso es lo que haré, si me disculpas tengo cosas que hacer.
            Después de decir aquello, Nagisa hizo de un lado a su tía y se fue directo a la cocina para ver cómo iba el horneado del postre que le preparaba a Kotaru. Por su parte, Mary suspiró, sabía que su sobrina estaba al tanto de los sentimientos de Yuuki y la situación con Carlo, le pesaba saber que Nagisa al conocer aquello, aprovechaba la negación de su padre hacia Yuuki para tener de su lado a Kotaru; tenía que hacer algo para que pudiera hablar su sobrino con el chico, ¿pero qué puede hacer? Entró a la cocina de repostería y vio como Yuuki andaba algo distraído mientras decoraba el pastel y suspiraba bastante, ¡necesita al menos saludar a Kotaru! Pero Carlo tenía a su hijo en la mira, y por su lado estaba Nagisa sacando una pequeña tarta, de cerezas pudo ver perfectamente debido al relleno que sobresalía entre el patrón de la tapa, Mary sabía que era uno de los fuertes de la chica, suspiró y rezó porque el chico negara la invitación que está a punto de hacer Nagisa a Kotaru.
            —Mary, necesito tu ayuda, ven rápido. —dijo de forma serie una mujer, Augustina, la esposa de Carlo.
            Nagisa era una fiel copia a su madre, la mujer era de cabello ondulado de color castaño claro casi rubio, pero con fleco liso que eran dos mechones, uno de cada lado de su rostro partiendo de en medio de él, esbelta y alta y Yuuki había sacado los ojos de su madre, un ámbar cayendo al dorado, vestía un traje de cocinera y se veía molesta, Mary suspiró vencida, no podría ayudar ahora a Yuuki por lo que solo le “mandó” suerte y siguió a su hermana.

Por su lado Kotaru y sus amigos, había pasado un buen rato y ya habían acabado de comer, reían y platicaban, se estaban haciendo muy buenos amigos. Nagisa se arregló mejor su cabello que estaba realmente hecho un desastre, tomó la tarta que había estado en un refrigerador para enfriarla, la tomó en una pequeña bandeja, tomó valor y se dirigió a la mesa donde se encontraba el chico, era ahora o nunca, el festival estaba cerca y quién sabe si Kotaru vendría de nuevo antes de la festividad:
            —K-kotaru —habló la chica sonrojada, llamando la atención del nombrado.—, tome, l-le hice una tarta, e-es un regalo de mi parte.
            —Wow, gracias Nagisa, que lindo detalle. —dijo el chico, sorprendido del regalo de la chica.
            La chica se quedó ahí, esperando a que Kotaru comiera del postre y la felicitara por ella. Kotaru como si hubiera leído la mente de la chica, partió con un tenedor que estaba al lado del dulce y la partió primero a la mitad, vio el relleno y concluyó que se trataba de fresas o frambuesas, de una mitad partió un pequeño bocado y se lo llevó a la boca para disfrutar de aquel postre, Nagisa lo veía expectante por cualquier reacción del chico, ¡era deliciosa la tarta! Pero había un gran problema:
            >>Demonios, es de cerezas.<< Pensó Kotaru preocupado.— ¡Estas deliciosa Nagisa, gracias!
            —¿Enserio te gustó? Me alegra —dijo ya más relajada la chica.—, ¿por cierto puedo hablar contigo a solas?
            —C-claro, no hay problema. —respondió sereno el chico mientras se levantaba de la mesa y seguía a Nagisa a un lugar más apartado.

Mizuki desde que vio a Nagisa, no le cayó del todo bien, ¿pero qué podía hacer? Su amigo Kotaru era muy distraído, pero ella no, esa chica iba detrás del chico:
            —¿Pensaste lo mismo que yo? —dijo seria Mizuki a Wataru.
            —¿Sobre Nagisa? Sí, creo que sí, Kotaru es muy distraído.
            —Pobre de Yuuki…
            —¿Por qué Yuuki? —preguntó Wataru confundido y sorprendido porque nombraron al castañito.
            —A Kotaru le gusta Yuuki y parece que es correspondido, bueno tengo esa corazonada.
            —A Kotaru, le tocará demasiados obstáculos para estar con ese chico.
            —Cierto, dijiste que te atraía el chico, ¿por qué ya no?
            —Fue hace mucho eso, y me di cuenta que solo eran de esas atracciones temporales, no quería nada sentimental realmente con él, pero por lo que veo, ¿no te molesta qué me gusten los hombres, verdad?
            —Para nada. —sonrió Mizuki.

Por su lado Nagisa y Kotaru fueron atrás del café, ahí había una mesas, por lo que se sentaron en un para dos personas. Nagisa suspiró, se sentía muy nerviosa junto al chico, ¡y no podía dejar de verlo! Kotaru volteó y miró directamente a los ojos de Nagisa y sonrió, pero había una molestia, le irritaba la nariz por culpa de las cerezas, así es Kotaru es alérgico a esas frutas y con solo una pequeña probadita de ella, le daba una fuerte irritación en la nariz y ojos llorosos, y ya comenzaba a sentir esos síntomas:
            —Nee, Kotaru, se acerca el festival del Hanami —comenzó Nagisa.—, ¿te gustaría acompañarme? Sucede que es la primera vez que estoy en uno de ellos, porque siempre nos íbamos cada año a Italia en esta temporada y ahora no lo haremos, ¿qué te parece?
            —No hay problema. —contestó Kotaru.— Vengo por ti el primer día para verlo, ¿vale?
            —Más que perfecto Kotaru, aquí nos vemos. —le dio una invitación del Hanami la chica a Kotaru y dio una reverencia para irse.
            Cuando la chica se fue, Kotaru comenzó a rascarse como loco su nariz, la cereza en esa tarta era demasiada, le ardía demasiado, probablemente tendría una nariz como Rodolfo el reno en estos mismos momentos, se le iba a quitar con el rato pero igual era muy incómoda la sensación, no traía su remedio para casos como aquellos, Yuuki lo vio, logró escaparse de su padre y por fin encontró a Kotaru gracias a sus amigos que le habían dicho dónde estaba, sonrió y habló:
            —¿Kotaru-san?
            —¿¡Yuuki?! —dijo sorprendido Kotaru y sonrió, comenzaba a creer que no lo vería.
            —¿Comió cereza? —preguntó el chico una vez que se sentó junto a Kotaru.
            —¿Se ve muy mal?
            —Usted me dijo que se vería un poco rojo, pero esto es una exageración.
            —Entonces, sí se ve mal… perdón porque me hayas encontrado así.
            —No se preocupe, venga, sé cómo quitar las irritaciones.
            Al decir aquello, Yuuki tomó de la mano a Kotaru para llevarlo dentro del café y sentarse en la mesa donde se volvieron a ver después de cuatro años, el chico fue por un botiquín para de ahí sacar una pomada para irritaciones debido a alergias, puso un poco en su dedo índice, se acercó con un sonrojo en su cara, al rostro del Kotaru y la fue esparciendo por toda la zona enrojecida con cuidado. Después de haber acabado, le sonrió al mayor y apretó su nariz y como respuesta Kotaru hizo lo mismo a Yuuki y movió la nariz rápidamente de un lado a otro, provocando risas entre ambos.

—Te dije, las cerezas le provocan irritación. —dijo Mizuki a Wataru mientras se comían lo que restaba de tarta que era de Kotaru.
            —Pero al menos ayudó para que los dos se vieran, ¿no? —respondió feliz el chico mientras igualmente comía.
            El Hanami se acerca y Kotaru ha quedado ir con Nagisa a él, ¿cambiarán los planes? Parece que sí, porque Yuuki igualmente le entregó una invitación al chico algo sonrojado, el cual la recibió más que feliz y desacomodó los cabellos del chico.

A lo lejos por un lado Nagisa vio la escena con el claro sentimiento de celos, apretando sus puños hasta el punto de hacer sus nudillos blancos, estaba dispuesta a hacer algo, ¿quién diría qué ahora su familia era una buena herramienta? Pues Carlo estaba enojado y asqueado con aquella escena al igual que su esposa que al ver aquello quedó sorprendida, pensaba que esos problemas no iban a volver, porque sí, consideraban un gran problema el que Yuuki se enamore ¿por qué? Simple, debido a su orientación, pero es algo inevitable, ¡nadie puede mandarle a la mente y al corazón! Y su tía al igual que los amigos de Kotaru, veían felices aquello y muy en el fondo preocupados, aquella relación para que sea feliz tendrían que pasar por mucho antes dé.

CONTINUARA.
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Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

Buenop, sucede una pequeña cosita: volví a clases! Y como el fic se sube entre semana, se estarán subiendo tarde, pero eso sí trataré de estar subiendo cada semana, mi poropósito es NO fallarles!

Gracias! Ya llegamos a 200 leídas *-* la verdad creí que llegaría a menos de 100 pero veo que esta historia va para más! 

También gracias para las chicas que siempre comentan! Un gran saludo para ustedes, y enserio, enserio gracias por comentar, me alegran mucho y me inspiran a seguir! 

Cualquiere comentario me inspira, espero sus rews.! *¬*

Bueno, un saludo a todos y nos vemos!!!! x3

Los Quere Musho Miraku SAYO~


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