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Café Sakura por Miraku

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Notas del capitulo:

Hola!!! Yei traje capítulo nuevo, bueno espero que les guste mucho por cierto, muchas gracias a las chicas que comentaron la historia, me inspiraron para seguir con la historia y subiral a tiempo :')

Si más los dejo para que lean:

Kotaru esperaba viendo los alrededores del lugar, sin duda era muy ameno el ambiente que despedía.
            >>La suerte que ahora tuve.<< pensó Kotaru feliz.
            Kotaru estaba feliz, bueno lo que le seguía, ¿quién diría que se iba a encontrar con Yuuki más rápido de lo que uno podría imaginar? Pues sí, así fue, pero eso no significa que todo pueda ir bien.
            —Aquí está su pedido, Kotaru-san. —llegó Yuuki poniendo frente al chico una taza de capuchino transparente con la bebida que aún humeaba un poco y una plato blanco que sobre él, había un pedazo de pastel de chocolate que se veía realmente delicioso, decorado con un pedazo de fresa en forma de corazón.
            —Gracias Yuuki. —sonrió Kotaru viendo a Yuuki, quien le devolvió el gesto con un tierno rubor en sus mejillas.
            —Kotaru-san, no le molesta si ya le hago compañía, ¿verdad? —habló Yuuki con un tono apenado.
            —C-claro, siéntate.
            Realmente aquella petición tomó por sorpresa a Kotaru, pero le alegró pues eso significaba más tiempo para hablar con el adorable chico que estaba en frente suyo. Yuuki miraba a sus piernas, no intercambiaban palabra alguna, Kotaru comía un poco del pastel y de vez en cuando viendo de reojo al castaño.
            —¿Y qué días trabajas aquí? —comenzó Kotaru, después de un largo e incómodo silencio.
            —Todos los días, de hecho vivo aquí, este lugar es de mis padres, y aparte de ser nuestro lugar de trabajo, también es nuestro hogar.
            —Vaya, eso no me lo hubiera imaginado.
            —¿Y usted Kotaru-san?, ¿Está de visita?
            —No, vine aquí para estudiar, y pienso quedarme permanentemente en Tokio.
            —¿D-de verdad? Me alegra mucho escuchar eso.
            Kotaru y Yuuki comenzaron a hablar sobre trivialidades y que había sido de ellos durante esos cuatro largos años desde que se vieron, aquel pequeño encuentro, marcó su camino, uno lleno de obstáculos.
            —¡Yuuki Abadinchi! —habló una chica que se acercaba a la mesa donde se encontraban los dos chicos hablando.
            Ella era una mujer alta y delgada, piel blanca, su cabello que era recogido por una coleta alta le caía a media espalda, era un poco esponjado y ondulado, su flequillo partía del lado derecho y es lacio, sus ojos eran de color miel casi cayendo al castaño y grandes, traía el mismo traje que Yuuki, de mesero y se veía algo enojada.
            —¿Qué sucede hermana? —contestó Yuuki algo nervioso, al parecer odia cuando su hermana estaba de ese humor.
            —¿Ya acabó tu turno? —habló la chica.
            —S-si… —contestó.— Por cierto, te presento a Kotaru, Kotaru, ella es Nagisa, mi hermana.
            Kotaru hizo un gesto con su cabeza en forma de saludo, la chica al verlo, no pudo evitar sonrojarse y devolver el saludo de la misma forma, aquel chico era atractivo, no lo podía negar. El chico le sonrió a Nagisa y le hizo una seña con su mano para que se sentara e hiciera compañía a Yuuki y él, en la tercera u única silla sobrante de esa mesa. Nagisa nerviosa lo hizo y se sentó.
            Yuuki le habló sobre su hermana a Kotaru, y la grata sorpresa era la edad de la chica, 21 años, mayor que Kotaru por un año pero su apariencia engañaba bastante bien, haciéndola parecer de unos 19 años.
            —¿Y tú Yuuki? No me dijiste tu edad. —habló Kotaru sonriente, viendo al chico.
            —Tengo una idea, si adivinas mi edad te regalo lo que quieras pero si no, me das de tu pastel, y solo tienes una oportunidad. —dijo el chico mientras veía el postre, aún quedaba un cuarto de él.
            —No me parece justo, pero haré él intento. —aceptó el reto Kotaru, mientras comía del pastel.— Yo digo que tienes… ¿18 años?
            Yuuki se empezó a reír y Nagisa simplemente veía el “espectáculo” seria.
            — No, tengo 19, ¿a poco me veo más joven? —sonreía Yuuki.
            —De hecho si hermano. —agregó Nagisa riendo levemente.
            —Pero eso sí, un trato es un trato Kotaru-san. —dijo victorioso el chico mientras abría levemente la boca para recibir su premio.
            Kotaru sonrió y tomó con su cuchara un pedazo del pastel y lo acercó a la boca de Yuuki, como si un niño pequeño fuera se lo dio en la boca, Yuuki sonrió y comenzó a disfrutar del delicioso postre. Nagisa estaba pasmada por lo que acababa de ver.
            >>¿E-eso cuenta como un b-beso i-indirecto?<< pensó nerviosa y algo ¿celosa? Nagisa mientras veía a Yuuki feliz.

Nagisa se levantó de su asiento de una forma un poco brusca, sorprendiendo a los chicos quienes voltearon a verla, ella se despidió dando como excusa que tenía que estudiar para un examen y se retiró de ahí, se sentía molesta, quería que su hermano estuviera lejos de Kotaru, ¿pero por qué? Si a penas ella conoció solo un poco del chico, pero… su hermano igualmente apenas conoció a Kotaru, o eso creía Nagisa, ella nunca supo que Yuuki lo conoció hace cuatro años, por lo que entrar en aquella confianza como en la que ellos ahora se encontraban le era en cierta forma molesta y quería evitar verla. Subió por unas escaleras al segundo piso de la cabaña y se encerró en su cuarto y se deslizó contra la puerta, quedando sentada en el piso, se sentía de una forma extraña, y simplemente ignoró aquel sentimiento, se paró del piso y se recostó en su amplia cama, en su mente solo se encontraba la imagen de Kotaru regalándole una hermosa sonrisa.           
            >>Unos bella sonrisa y unos bellos ojos.<< pensó Nagisa.

Mientras con Kotaru y Yuuki -en especial este último- se quedaron helados por la partida de la chica, ¿qué habrá hecho que cambiara su estado de ánimo tan pronto? Realmente causó confusión en los chicos, se intercambiaron una mirada y sonrieron.
            Pasaba el rato, el tiempo volaba, no querían que el tiempo avanzara, querían quedarse ahí por más tiempo, pero pronto el día se volvía oscuro, dando paso a la noche, las lámparas de afuera se encendían, al igual que las luces dentro del establecimiento.
            —Wow… se ve hermoso. —comentó Kotaru viendo afuera.
            —Cierto, en especial cuando los sakuras, hayan florecido, eso sí que es hermoso. —agregó Yuuki.
            Kotaru volteó a ver a Yuuki quien estaba distraído con la vista a través de la ventana, las luces hacían brillar de una forma muy especial a sus ojos, aquellos bellos ojos miel que volvían loco a Kotaru, queriendo verlos siempre, con aquel brillo de felicidad e inocencia.
            —¡Yuuki! Ya es tarde y debes estudiar. —llegó un señor hablando al chico de una forma autoritaria.
            El hombre era alto y delgado, traía una bata de chef, su cabello era como el de Nagisa, ondulado pero corto y del color como el de Yuuki, castaño oscuro, tenía bigote castaño cayendo a negro y sus ojos eran de color café claro, piel blanca como la de Nagisa, parecía tener cerca de 50 años.
            —¿Ya tengo qué papá? —habló el chico.
            —Sí, así que te despides de… tu amigo y subes. —contestó el señor mientras subía por la escaleras donde había subido antes Nagisa.
            Yuuki, suspiró, el tono con el que se refirió a Kotaru su padre, ya lo conocía, y en gran forma le desagradaba. Volteó a ver a Kotaru quien le sonreía de forma serena. Al parecer comprendía.
            —Bueno, espero volver a verte pronto, Yuuki. —habló Kotaru mientras se paraba de la mesa y dejaba sobre la cuenta el dinero a pagar sobre lo que pidió, él era el único que quedaba en el lugar como cliente.
            —K-kotaru-san… ¿cree que pueda venir mañana por la tarde? Claro si es que no le molesta. —habló cabizbajo Yuuki.
            —Claro, pero ¿qué tal si mañana salimos a pasear un rato? —respondió Kotaru viendo al chico frente suyo.
            —M-me encantaría, ¿a qué hora?
            —Por ello no te preocupes, yo vendré a buscarte por la tarde, tú solo espérame.
            Yuuki asintió, se despidieron y Kotaru se acercó al menor para regalarle un dulce y casto beso en su mejilla, y se fue de ahí. Yuuki sintió arder su cara en especial la zona donde besó Kotaru, se sentía inmensamente feliz, que hasta se puso a saltar levemente, tomó los trastes donde comió Kotaru y se fue a la cocina para limpiarlos personalmente.
            Desde las escaleras, el padre de Yuuki vio la escena con un gesto de desagrado, aquella escena le dio simplemente una gran repugnancia, solo ver como aquel “amigo” le daba un beso en la mejilla a su hijo y que este se pusiera feliz, simplemente le disgustaba. El padre de Yuuki, el cual su nombre es Carlo, sabía que su hijo tenía una orientación sexual diferente a la que él quería, Yuuki es homosexual, lo cual ha traído muchos problemas para su padre desde hace ya algún tiempo. Ha intentado todo para que se  “curara”, Carlo tomaba a Yuuki por enfermo por el simple hecho tener una orientación sexual diferente y ese chico, Kotaru era simplemente un obstáculo más.

Kotaru llegaba por fin a su departamento, caminaba por el pasillo para llegar a él, en el camino vio como a una persona se le caía una bolsa por lo que se acercó rápidamente a aquella persona y ayudarla a recoger sus cosas.
            Al acercarse, se encontró con chico de estatura baja, cabello muy alborotado que sobresalían dos mechones de la parte superior de su cabeza, su cabellera le llegaba a la mitad de su nuca y su flequillo partía de la derecha, su cabellera es color azul que cae al blanco, ojos grandes y azules como el mar, con un brillo de ternura e inocencia, piel blanca y usaba unos pequeños lentes circulares.
            —¿Todo está en orden? —preguntó Kotaru al chico.
            —S-sí, m-muchas g-gracias, mi no-nombre es Shin Takahashi, vivo en el 118. —dijo el chico una vez parado con sus cosas en la bolsa, cabizbajo, con un dulce sonrojo en su cara.
            —Pues mucho gusto, soy Kotaru Kogara, soy su nuevo vecino, vivo en el 120. —hizo una reverencia para saludar a Shin.
            —Ah, ¿usted es el nuevo inquilino? P-pues b-bienvenido, e-espero que nos po-podamos llevar bien.
            —Dalo por seguro Shin, nos vemos luego, buenas noches.
            Kotaru se despidió del chico y se dirigió a su departamento y tuvo que tocar a la puerta, con suerte salió con su móvil y cartera a la calle, Mizuki ni siquiera le dio tiempo de tomar llaves. Esperó y en menos de un minuto, la chica le abrió y le dejó pasar.
            —¿Por qué tardaste tanto? —dijo seria Mizuki mientras veía como Kotaru se sentaba en la sala.
            —Estuve por ahí, tranquila, ya llegué y ya podré desempacar tranquilo y sin distraerme. —contestó Kotaru relajado mientras se paraba para irse a su cuarto.
            —¿No quieres cenar? —habló Mizuki ya más relajada.
            —No, ya comí, buenas noches, mañana quien sabe a qué hora llegue Kikyo. —se fue Kotaru a su cuarto.
            Al llegar a su habitación, Kotaru se dejó caer sobre su cama sonriendo, cerró sus ojos y lo primero que llegó a su mente fue la imagen de Yuuki sonriendo, como extrañaba ver ese gesto, ¡no podía esperar para mañana! Parece ser que todo va para mejor, la vida de Kotaru tal vez no fue la mejor o la más normal en algunos momentos, pero sin duda ahora debía disfrutar de este presente que estaba viviendo, porque eso sí, no todo en la vida es una línea recta.
            Decidió no hacer enojar más a Mizuki así que tomó un cúter y comenzó a abrir algunas cajas para acomodar sus cosas, la gran mayoría era material para arte, pinturas, colores, millones de libretas de dibujo, herramientas para esculpir. El arte simplemente era su pasión. Sacó las cosas y abrió la puerta que conectaba su cuarto con el nuevo “estudio”, entró en él y dejó sus materiales, los caballetes ya se encontraban instalados gracias a su amiga, al igual que una mesita portable donde puso sus materiales. Suspiro feliz y volvió a su cuarto, ya habían menos cajas con cosas, tan solo unas cuatro, así que Kotaru las dejó junto al escritorio que había en el lugar y las cajas vacías las encimó una sobre otra, haciendo cerca de tres montañitas con cinco cajas cada una, la gran mayoría había contenido material de arte, lo demás era ropa, discos, cosas que le gustaban a Kotaru.
            Se cambió su ropa por un simple pantalón negro para dormir largo y una camiseta blanca de tirantes como pijama, soltó su coleta dejando caer su larga cabellera y se sentó en su cama, que estaba pegada a una pared, en frente de él estaba un closet, al lado de la cama estaba el escritorio, definitivamente, Kotaru comenzaba a sentirse como en su antiguo hogar así que apagó la luz y se recostó en su lecho, sus brazos tras la nuca para reposar su cabeza y cerró los ojos para entregarse a los brazos de Morfeo.

Al día siguiente, Kotaru seguía dormido pero fue despertado por Mizuki, quien entró en el cuarto sin su permiso gritando que se despertara y comenzó a molestarlo del cachete, dando piquetitos para despertarlo. Kotaru molesto le lanzó una almohada y se dio la vuelta para seguir durmiendo. Mizuki molesta lo tomó de la camiseta y lo jaló para tirarlo de la cama.
            —¿Qué rayos te pasa Mizuki? —preguntó molesto Kotaru.
            —Kikyo llegará en unos minutos y tú ni siquiera te has quitado las lagañas, apresúrate. —respondió de mala gana su amiga mientras se iba del cuarto.
            Kotaru suspiró rendido, tenía razón hoy tenían que ir a arreglar varias cosas en la universidad, pero algo le alegró por completó y logró que se activara en el acto, Yuuki, lo iba a ver en la tarde y saldrían, ¿sería una… cita? Ese pensamiento estremeció a Kotaru así que solo se paró del piso para darse una rápida ducha y cambiarse, un pantalón de mezclilla largo y oscuro, una camiseta de manga corta con cuello en V blanco, unos tenis tipo converse negros y un chaleco muy delgado negro. Secó su cabello para cepillarlo y agarrarlo en su coleta baja de siempre.
            Salió de su habitación y se dirigió a la cocina para tomar algo rápido de desayunar y esperar la llegada de Kikyo. Tomó una manzana y despeinó el cabello de Mizuki mientras salía de la cocina. Mizuki sonrió y le devolvió el “saludo” con un leve golpe en el brazo del chico. Pasó un rato, cerca de media hora y por fin la puerta sonó avisando que alguien llegó, Mizuki fue a abrir la puerta dando paso a Kikyo para que entrara con un semblante serio.
            Kikyo vio detenidamente a los chicos, como si los examinara con la vista, sonrió e hizo un gesto para que la siguieran a la salida del departamento y salir de aquel enorme edificio, los chicos obedecieron, el último en salir fue Kotaru, quien cerró la puerta asegurándose de que estuviera con seguro y siguió a las otras dos chicas que ya se habían adelantado. Caminó y las alcanzó, bajaron y entraron en el mismo auto negro que los recogió del aeropuerto.
            Entraron Kikyo como la conductora, Mizuki como copiloto y Kotaru atrás, arrancó el auto y se dirigió a la Universidad, el camino fue callado pero no incómodo, Kotaru estaba totalmente distraído viendo a la ventana, los carros pasando, gente apresurada, el cielo nublado, parecía que iba a llover.

Llegaron al estacionamiento del plantel y bajaron del vehículo, Kikyo comenzó a caminar y los chicos como siempre solo podían seguirla, nunca podían preguntar. Entraron por la puerta principal de la Universidad, y una gran sorpresa se llevaron los chicos que lo hermoso del lugar, una combinación de lo moderno con lo rustico. Caminaron a través del gran pasillo, a sus lados habían diferentes puertas con el nombre de los salones, habían casilleros junto algunas puertas, subieron por unas largas escaleras, el edificio era de cuatro pisos, hasta llegar al tercer piso en donde eran las oficinas. Había señoritas trabajando en escritorios en frente de cada puerta (que son cinco dos de cada lado y una en el fondo). Kikyo entró en la puerta del lado derecho junto a la del fondo, la puerta tenía un lindo letrero que decía: “Dirección en la rama de artes y literatura”, entraron en aquella oficina.
            —Seré breve y concisa. —comenzó a hablar de forma seria Kikyo mientras se sentaba.— Necesito que firmen unos papeles, para por fin dar por enterado sobre su beca del cien por ciento para cada uno, les voy a entregar un paquete con todos los libros de textos que necesitarán pues ya tengo enterado lo que estudiarán, espero que no se retracten sobre ello, los demás útiles se le darán el primer día de clase así como se les asignará un casillero, más les vale cuidarlo o se las verán feo conmigo. Espero que así como fueron unos estudiantes sobresalientes en la preparatoria, sean iguales o mejores aquí, no se les paga los estudios para tener estudiantes holgazanes, ¿entendido?
            —Sí. —contestaron de forma seria los chicos al mismo tiempo.
            —Muy bien, pues espero lo mejor de ustedes dos, este mismo lunes empiezan las clases, los quiero temprano y sin falta, ¿ya se saben los horarios de las clases, no?
            —Sí. —contestó serio Kotaru.
            —Bueno parece que no tengo nada más que decirles, más que, ¡les deseo lo mejor!
            Kikyo le entregó a cada chico una serie de papeles a firmar, donde explicaban las becas y sus requisitos para mantenerlas, tenían que leer bien a fondo aquellos papeles, no porque vayan a contener alguna trampa, sino porque si alguna de las reglas indicadas en ellas, la rompen pueden perder porcentaje de la beca o hasta la pérdida total de ella, y los costos de esta Universidad no eran nada baratos.
            Leyeron con su máxima atención para luego tomar un lapicero y poner su firma en los papeles que la requerían, así como la carta compromiso. Acomodaron las hojas y se las devolvieron a Kikyo, quien sonriente las guardó y volteó a ver a los chicos:
            —Bien admito no había mucho que hacer, me gusta molestar a los de nuevo ingreso, ya se pueden ir pero los quiero aquí el lunes.  Habló con un tono nerviosa Kikyo dejando ir a los chicos.

Kotaru y Mizuki salieron de la oficina y se despidieron de las señoritas que trabajaban afuera para poder retirase de plantel y disfrutar de lo que restaba del día, aún faltaba un fin de semana para que comenzaran las clases, así por ahora a disfrutar de la “libertad”.
            —Kotaru, tengo que ir a comprar comida para la casa, ¿me haces compañía? —habló Mizuki mientras caminaba por las calles con Kotaru.
            —Claro Mizuki, no hay problema aún es temprano. —contestó el chico mientras veía en su móvil la hora.
            —¿Tienes algo que hacer y no me has dicho? —exclamó Mizuki mientras le daba leves codazos al chico en forma picarona.
            —Sí, sí tengo cosas que hacer esta tarde.
            La curiosidad de Mizuki le ganó y comenzó a llenar a Kotaru de un sinfín de preguntas, el cual a penas el chico entendía, así que la calmó y mientras se dirigían a un centro comercial, Kotaru aceptó contarle sobre Yuuki a Mizuki desde que lo vio hace cuatro años y sobre su reencuentro de ayer -incluyendo su salida de la tarde-. Por su parte Mizuki se veía encantada con la historia, así que decidió apresurar el paso para poder acabar todo pronto y que Kotaru no tanga ningún contra tiempo para ir en la tarde por Yuuki.
            Llegaron a un centro comercial que resultaba quedar cerca de donde vivían como a unos diez minutos caminando, entraron y se dispusieron a hacer las compras de la despensa, ¿de dónde pudo pagar todo lo que compró Mizuki? Nadie nunca sabrá, pues al final de hacer las compras llevaban prácticamente cinco bolsas bastante pesadas en cada brazo ambos chicos, así que el camino de regreso a su hogar fue demasiado largo y pesado. Cuando por fin llegaron subieron por el ascensor y dejaron caer las bolsas en el piso en lo que llegaban a su departamento. Hablaban cómodamente ambos chicos de puras tonterías pero se veían felices, el cariño que se tenían entre sí era claramente enorme y como si de hermanos se tratara. Llegaron a su casa, dejaron las bolsas en la barra que conectaba a la cocina y se dispusieron a sacar la despensa de las bolsas y guardarlas en donde correspondían, después de un rato, Mizuki se puso a cocinar para ambos chicos algo rápido y sencillo, cuando acabó llamó a Kotaru que estaba viendo la tele en la sala, para irse a sentar en el comedor, donde ya estaba la mesa puesta y lista con la comida sobre ella. Ambos se sentaron y se dispusieron a comer.
            —Dime amigo Kotaru, ¿a dónde piensas llevar a Yuuki? —comenzó Mizuki.
            —¿Eh? Mizuki, ¿a qué te refieres? —se atragantó un poco el chico al oír la pregunta de su amiga.
            —Es obvio, llevarás a ese Yuuki a una cita, debe salir todo perfecto, ¿no? Kotaru tú eres un chico que no sale con nadie y mucho menos la invita, este chico es especial para ti, lo veo en tus ojos porque cuando hablas de él, brillan de una forma muy linda y eso que tus ojos ya son lindos, así que dime, ¿a dónde lo piensas llevar?, ¿Te piensas declarar?
            —M-mizuki calma, en primera no es una cita solo saldremos como amigos, y no, no me pienso declarar…
            —¿Pero el chico te gusta, no? —cuestionó Mizuki.
            —¡Gracias por la comida! —se excusó Kotaru y se paró de la mesa para ir a lavar los trastes que usó.
            Mizuki sonrió y negó con la cabeza; una mujer conoce muy bien a quienes más aprecia uno, Mizuki conoce de pies a cabeza a Kotaru y sabía que estaban creciendo bellos sentimientos hacía aquel misterioso, se podría decir que aunque el chico no se diera cuenta se enamoró a primera vista de Yuuki, quién le regaló la más dulce sonrisa en el momento que más la necesitaba.

Decidí acabar aquella conversación son Mizuki que se estaba haciendo cada vez más incómoda para mí, porque sí de alguna u otra forma, sé que tengo unos profundos sentimientos hacía Yuuki, me quiero engañar con que es gratitud y admiración lo que siento por él, por haberme ayudado a pesar de que él no me conocía, quiero mentirle a mi cabeza que esos son los sentimientos que tengo y que solo quiero ver a Yuuki como un amigo, pero de alguna forma me desmiento y cada vez me doy más cuenta que sí, me enamoré de Yuuki.
            Madre… en estos momentos quisiera que estuvieras conmigo y me dieras un buen consejo como siempre solías hacer, ¿aprobarías lo que siento hacía una persona de mí mismo sexo? Tengo el presentimiento de que sí y que me apoyarías en lo que sea, solo lo que me importaría sería tu aprobación y la del abuelo, que sé que me ven desde otra vida.

Ya eran cerca de las cuatro de la tarde, Kotaru decidió que sería buena idea ir con Yuuki a las cuatro en punto para tener toda la tarde libre y disfrutarla al máximo. Se levantó de su cama, apagó la música del estéreo, fue por una sudadera solo por si acaso del closet y se dirigía a la salida e irse:
            —¿Ya te vas Kotaru? —preguntó Mizuki mientras veía a su amigo tomar las llaves y su cartera del trinchero junto a la entrada y poniéndose los zapatos.
            —Sí. —contestó de manera neutral el chico.
            —Vale pues, que te vaya lindo, y no se te olvide conquistarlo. —lo último lo dijo de forma picarona la chica.
            —N-nos vemos luego, adiós. —Kotaru se fue rápidamente del departamento, tenía un muy leve sonrojo en su rostro, a veces simplemente su amiga decía cosas que incomodaban en demasía.
            Caminaba por las calles, a esta hora había menos gente que ayer, se le hizo raro a Kotaru, pues básicamente él salió cerca de esa misma hora ayer, no le dio  importancia y siguió caminando, cada vez que estaba más cerca del parque se sentía mucho más emocionado, caminaba de forma automática parece ser que aquel bello parque se quedó perfectamente grabado en su memoria. Al llegar al parque, caminó a través del bellísimo sendero, pronto los Sakuras florecerían, y tenía por seguro Kotaru que sería igual de hermoso a como lo recuerda, caminaba y por fin llegó en frente del café, había un poco más de gente que ayer pero no para exagerar.

Yuuki, por su parte, estaba desde muy temprano viendo que se pondría para cuando salga con Kotaru, decidió dar su mejor esfuerzo en su turno de la mañana para que así no tuviera que trabajar en la tarde, quería que aquella tarde fuera perfecta, sus padres ciegamente le dieron permiso de salir, le sorprendió aquello en especial de parte de su padre, sin saber que era Kotaru el mismo joven de ayer -por suerte su madre desconocía la existencia de Kotaru-.
            —Yuuki, ¿piensas conquistar a ese chico? Te ves muy guapo. —se escuchó una voz que entraba al cuarto de Yuuki donde él estaba arreglándose por si llegaba Kotaru.
            Era una mujer bastante guapa y delgada, su cabello es de color negro, agarrado en una coleta pero salía un mechón del lado izquierdo más aparte tiene un fleco con caída a la derecha totalmente liso, sus ojos son medianos de un buen tamaño para su edad (cerca de 45 años), color ámbar. Su nombre es Mary, hermana de la madre de Yuuki, pero a diferencia de ella, conoce bastante bien a Yuuki y acepta su orientación sexual, apoyándolo en todo lo que sea necesario, así sea salvarlo de sus padres cuando intentaba llevarlo a un psiquiatra para atender su “enfermedad”.
            —¡Qué cosas dices tía! —exclamó Yuuki sonrojado. El chico traía puesto una camiseta blanca con roques negros en las magas apegada a su cuerpo, pantalones de mezclilla un poco ajustados y unos tenis, aparte de haberse puesto un collar de correa café con un dije de una perla.
            —Pero si es la verdad hijo, te conozco y cuando te arreglas tan bien, es porque te es muy importante la ocasión, dime, ¿cómo es el chico que robó el corazón de mi pequeño Yuuki?
            —Mejor bajemos a la tienda, y cuando lo llegue, tú juzgas. —dijo Yuuki con su linda sonrisa de siempre mientras salía de su habitación seguido de su tía.
            Bajaron y se sentaron en una barra para esperar, Yuuki se sentía nervioso y sus manos sudaban en frío.

¿Me habré precipitado en invitarlo tan rápido? Tal vez sí, pero quería enserio volver a ver a Kotaru, quien sabe cuándo vuelva a verlo y ayer fue mi mejor oportunidad para hacerlo, quiero conocerlo mejor, saber quién es en realidad él, sus secretos, todo… quiero saber absolutamente todo sobre él y que Kotaru conozca todo de mí. Quiero terminar de enamorarme de él, no solo por su apariencia sino también por su forma de ser, ayer me mostró ser una gran persona, me atrajo más, quiero sentirme seguro y no hacer la misma estupidez que hice antes, pagué caro las consecuencias, por ello quiero sentirme seguro con Kotaru y curar esa herida que aún residen en mi corazón.

Se abrió la puerta del café dando paso a un nuevo cliente, Yuuki y su tía Mary se dieron vuelta para ver quién llegó, grata fue la sorpresa de Yuuki al ver a Kotaru sonriendo mientras se acercaba a él. A los ojos del menor se veía muy apuesto el chico, en especial por la forma en que brillaban sus exóticos ojos.
            —¿Nos vamos? —dijo Kotaru sereno cuando llegó junto a Yuuki.
            —S-sí. —contestó feliz Yuuki mientras bajaba de la silla donde estaba sentado.— Nos vemos tía Mary.
            —Cuídate Yuuki. —sonrió la mujer y vio como ambos chicos se iban del establecimiento.
            >>Espero que ese chico logre sanar el pasado de Yuuki<< pensó melancólicamente Mary mientras se iba a la cocina.

Ambos caminaban serenos a través del parque, platicaban de cómo había estado su día, sonreían, se sentían cómodos el uno con el otro, platicaba de cosas triviales y sobre sus gustos, con el propósito de conocerse mejor, comenzando con lo principal, para poder entrar en confianza. Ambos sentían lo que le dicen “mariposas en el estómago”, sentían emoción, sentían un sinfín de emociones. La tarde los acompañaba, con una suave brisa, el calor del sol se sentía delicioso por la piel, era cómodo, parecía que desapareció los rastros de la lluvia que jamás llegó ese día.
            Kotaru y Yuuki seguían hablando, riendo por las broma dicho por alguno de los dos, tal vez lo que se le dice “Amor a primera vista” si existe después de todo, pero eso sí, nunca es conveniente expresar esos básicos sentimientos hacía quién los sientes, debes primero ganarte aquella persona, demostrarle tu verdadero ser, demostrar que estás dispuesto a lo que sea por ese ser. Kotaru y Yuuki entendían aquello perfectamente, por lo que lo mejor es llevar las cosas lento y que el tiempo y sus mismas acciones demuestren que lo que sienten es verdadero y puro, que sus sentimientos no son ningún juego, ¿qué mejor que con una salida para conocerse? Descubrir más uno del otro, y enamorarse más de lo que ya estaban, ¿qué tanto se puede amar a una persona?
            —Mira Yuuki una arcada, ¿quieres entrar? —dijo Kotaru viendo el local que tenían en frente, no estaba muy lejos del parque.
            —M-me encantaría Kotaru-san. —contestó feliz Yuuki mientras entraban al lugar.

CONTINUARA
¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!
Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

Jejejeje bien, bien, bien! Espero poder actualizar el próximo martes, qué digo? Seguro que actualizo el martes, ya comencé el capi así que estará seguro!

Espero que les haya gustado mucho o bueno al menos un poco, espero sus reviews con muchas anisas y feliz.

No vemos!
Los Quere Musho Miraku SAYO~


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