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Café Sakura por Miraku

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Notas del capitulo:

Hola!!!!

Y cómo cada Martes de cada semana, hay nuevo cap!!!!

Jejeje espero que les guste mucho!

Sin más a leer:

Ambos chicos entraron a la arcada, el lugar era muy amplio, lleno de varios juegos árcades, desde los rítmicos hasta los de carreras, de todo género había, había también una zona para comer con temática de la área 51, donde se estudian a los extraterrestres, habían juegos de la garra con grandes premios, simplemente un lugar muy agradable para pasar la tarde.
            —Venga Kotaru-san, hay muchos juegos. —dijo Yuuki feliz mientras tomaba el brazo del mayor para ir a una barra y pedir una tarjeta que te permitía jugar lo que quisieras.
            Ambos chicos pagaron su propia tarjeta, ya que Yuuki insistió en pagar la suya propia, pues Kotaru había invitado. Se dirigieron a la zona de juegos de carreras, Kotaru parecía tener habilidad en aquellos juegos, ya que en las tres rondas hasta ahora jugadas, le ganó fácilmente a Yuuki.
            —No es justo Kotaru-san, m-mi volante no servía. —se excusó Yuuki perdiendo por cuarta vez consecutiva.
            —Y eso que estamos jugando el de carreras en el mundo de caramelo1 —dijo sereno Kotaru.—, no me imagino si jugamos los más complicados.
            —Tramposo. —dijo con un adorable puchero Yuuki cruzándose de brazos.
            Kotaru solo empezó a reír, aquel tipo de expresiones le fascinaban de sobre manera al mayor. Negó con la cabeza y tomó de la manga de la playera a Yuuki para ir a otra zona:
            —¿Qué zona quieres ir? —preguntó Kotaru a Yuuki mientras caminaban por la arcada.
            —La zona rítmica. —Yuuki le tomó la delantera al mayor y se adelantó a la zona que quería.
            En aquella zona, sobresalía por las luces y la música a todo volumen, se escuchaba por todo el lugar pero en especial ahí. Yuuki emocionado no sabía que juego probaría primero, Kotaru lo veía con una sonrisa, la inocencia de Yuuki le encantaba verla.
            Yuuki decidió por fin jugar un clásico juego donde se debe bailar como te dice un video, pasó su tarjeta para dar comienzo al juego, escogió un personaje y la canción junto con la dificultad máxima:
            —¿Quiere jugar Kotaru-san? —preguntó Yuuki en lo que cargaba el nivel.
            —No, está bien, aquí te espero, no sé bailar. —insistió Kotaru mientras se recargaba en un barandal cerca del juego donde se encontraba Yuuki para ver mejor al chico al momento de jugar.
            Yuuki iba a insistir más al chico pero el juego pidió que estuviera listo, se hizo un conteo del 3 al 1 y dar comienzo al nivel. Yuuki empezó a seguir perfectamente la coreografía que se le pedía, ganando varios puntos, los pasos de la canción parecían ser fáciles cuando lo hacía Yuuki pero tenía su dificultad, pues lo principal es tener ritmo y si no seguías bien la secuencia perdías todo. Kotaru veía con una sonrisa al chico que estaba totalmente concentrado en la música, y los pasos -a imagen de Kotaru- lo hacían ver muy lindo y de alguna forma… sensual.
            >>Voy a admitirlo realmente se ve bien así bailando<< pensó Kotaru mientras veía a Yuuki bailar, inconscientemente tomó el ritmo de la canción con su pie. 
            Cuando acabó la canción, apareció como la puntación más alta en aquella plataforma, Yuuki celebró, al menos para aquellos juegos tenía habilidad.
            —Si hubiéramos apostado en este juego Kotaru-san, yo ganaba. —dijo feliz Yuuki mientras llegaba junto a su acompañante.
            —¿Qué me dices del juego de carreras? —contestó burlesco Kotaru.
            —Ese no cuenta. —agregó Yuuki.— Ven quiero jugar un juego contigo.
            Antes de que Kotaru respondiera Yuuki lo jaló de la mano para ir a otro juego, uno rítmico por supuesto, pero este era de tambores, no de bailes. Kotaru no se negó ahora para jugar aquel juego y acompañó a Yuuki, decidieron un nivel medio, ya que Kotaru no estaba acostumbrado a ese tipo de videojuegos. Comenzó el nivel, la canción iba un poco rápido, había varios colores, cada color significaba un tambor, en total eran seis, debían seguir la secuencia de colores que se veían en la enorme pantalla, pero había momentos -como por ejemplo el coro- donde aparecían demasiados luces, para Kotaru, era demasiado, causando perdida en puntaje.
            Cuando acabó la canción, Kotaru suspiró feliz, pero al ver los resultados y ver que Yuuki le ganó y por mucho hizo un gesto lastimero:
            —Trampa, mis tambores no sirven. —se excusó Kotaru al ver los resultados.
            —¿Quién es el tramposo ahora, Kotaru-san? —dijo burlón Yuuki.— Así sentí en el juego de carreras.
            —Vale, pero me toca escoger la zona a mí.
            —Está bien.
            Se pararon de sus asientos para ir a la siguiente zona de juegos, Kotaru iba a delante, Yuuki lo seguía feliz, ambos estaban conociendo diferentes fases de uno y el otro, conociendo sus verdaderas formas de ser, no fingían para impresionar al otro, no, era tal y como son, demostrando sus verdaderas personalidades.
            Llegaron a la zona de shooter’s,aquella zona donde la estrategia de vencer al enemigo es lo más importante. A Kotaru siempre le agradaron este tipo de juegos, se acercó a uno de “realidad virtual” en donde los jugadores se ponen un casco que tapa hasta media cara y con una pistola matabas a tus enemigos.
            —Este. —dijo Kotaru junto al juego.
            —V-vale… —respondió Yuuki mientras pasaba su tarjeta para jugar.
            Kotaru hizo lo mismo en el puesto sobrante, y esperaron a que el juego comenzara, Kotaru escogió el modo “VS.” En donde él y Yuuki compiten para ver quién era mejor, ambos chicos se pusieron el casco y esperaron a que el juego empezara. Comenzó el juego ambos iban bien, ganaban puntos, solo tenían una oportunidad para revivir, si la pierdes gana aquel que aún siga vivo, Kotaru conocía muy bien este juego pues en Osaka lo jugó varias veces, por lo que su experiencia estaba asegurada. Yuuki pronto perdió su primera vida y solo le quedaba una oportunidad para tratar de ganar, pero se veía complicado, Kotaru llevaba una gran ventaja en puntuación, y por distraerse en ver los puntajes pronto mataron al personaje de Yuuki perdiendo el juego.
            —¡Rayos, pero fue porque me distraje! —exclamó Yuuki mientras se quitaba el casco, su cabello se despeinó un poco.
            —Pues lo siento, yo gané esta, llevo dos y tú una. —respondió Kotaru mientras igualmente se quitaba su casco.
            —Bueno quiero en esta zona pero otro juego, yo escojo.
            —Es lo justo Yuuki.
            El chico se puso a ver a su alrededor para ver que juego escogía, había uno que le llamaba la atención pero no sabía cómo jugarlo, Kotaru se dio cuenta en donde tenía centrada la vista el chico y sonrió tomó a Yuuki de la mano y lo llevó a aquel juego, Yuuki se sonrojó por la acción de Kotaru, su mano se sentía cálida y suave.
            —¿No lo sabes jugar, cierto? —cuestionó Kotaru llegando al juego, Yuuki negó con la cabeza.
            Kotaru pasó su tarjeta en uno de los puestos para jugar, tomó a Yuuki de los hombros y lo puso en frente de la enorme pantalla donde avisaba que debías escoger tu arma.
            —Es muy fácil, tomas esta pistola y con ella debes ir apuntando a los de color negro, es como el de realidad virtual pero sin casco, no es tan difícil.
            —¿Enserio solo es eso? ¿Y para qué son los botones? —señalando un panel con botones de color.
            —El verde grande es para revivir, solo puede hacerlo tres veces, los dos rojos para escoger de izquierda o derecha y el azul para un ataque especial ¡ah! Y el botón negro es para comenzar o pausar el juego.
            —Si tan solo explicaran eso antes de jugar, no me hubiera complicado tanto la vida.
            Kotaru escogió el arma para comenzar aquel juego y se posicionó detrás de Yuuki para ayudarle a apuntar a los objetivos a matar, sus dos manos estaban sobre las de Yuuki tomando el gatillo de la pistola para ayudarle a tener precisión, su respiración chocaba con la orejita de Yuuki, de por sí, el pequeño ya estaba sonrojado, por la posición más aún al sentir la constante respiración de Kotaru tan cerca, de alguna forma se sentía muy bien y cálido pero de otra era raro, mucho más ¡estaban en público! Acabó el juego y ganaron una muy buena puntuación, Kotaru se separó de Yuuki y chocaron los cinco.
            —¿No fue divertido? —dijo sonriendo Kotaru a Yuuki.
            —V-vaya que sí, gracias por ayudarme K-kotaru-san. —respondió feliz Yuuki con un rubor sobre sus mejillas.
            —¿Por qué te sonrojas? —preguntó divertido el mayor.
            —¡N-no lo estoy!
            —Sí, si lo estás.
            Yuuki infló sus mejillas y se cruzó de brazos para comenzar a caminar fuera de ahí, Kotaru lo comenzó a seguir pidiendo disculpas por sus comentarios, el joven castaño sonreía para sus adentros…

¿Hace cuánto no me divertía de esta forma? Ni siquiera recuerdo haberme divertido así, a menos de que esté haciendo pasteles, pero está es una sensación diferente, junto con Kotaru-san no quiero que siga el tiempo.
            Decidí dejar esa pequeña “broma” de haberme enojado y volteé a ver a Kotaru-san para regalarle una sonrisa y decirle que todo estaba bien, que no se preocupara, él me sonrió y suspiro aliviado.

—¿Vamos a comer algo? —preguntó Kotaru a Yuuki.
            —¡C-claro! —respondió el chico.
            Ambos se dirigieron a la zona de comida y se sentaron en una mesa para dos personas, junto a un barandal de plástico con luces dentro del mismo, con vista a todas las zonas de juegos. Ambos pidieron una limonada y papas fritas grandes para compartir, la mesera que los atendió apuntó su pedido y se dirigió a la barra con estilo de un laboratorio de investigación de seres de otros planetas para traerles su orden. Ambos chicos comenzaron a hablar de cosas triviales y hacerse “entrevistas” para conocer mejor al otro, principalmente con lo básico, el preguntar algo más personal podría resultar algo incómodo en esos momentos. Después de unos minutos la mujer les trajo su pedido y se retiró de ahí para dejar a los chicos comer en paz.
            —¿Por qué no hay mucha gente? —se preguntó Kotaru en voz alta, al ver que había muy poca gente en la arcada.
            —Bueno, siempre cuando abren la “Roller Disco” llega demasiada gente, está de locura esas horas. —contestó Yuuki mientras tomaba de su limonada.
            —¿“Roller Disco”?
            —Sí, es una enorme pista de madera, donde se patina, hay música y luces. —dijo Yuuki con un tono como si no le importara.
            —Se oye divertido, ¿A qué hora lo abren?
            —En media hora. —contestó Yuuki tras ver un reloj en la pared frente suyo, donde marcaba las 5:00 pm.
            —Tenemos que entrar en ello, ¿sí Yuuki? —pidió Kotaru viendo al chico de forma insistente.
            —Está bien… —contestó el menor, pero había un pequeño problema, o bien pues, un enorme problema, Yuuki no sabe andar en patines.
            Kotaru sonrió, le encantaba andar en patines, hacía tiempo en que ya no lo hacía y esto era una buena oportunidad. Sin más los chicos, siguieron comiendo de las papas -aunque no era de muy buen sabor- entre risas, pequeñas bromas, sí, un ambiente muy cómodo.
            Unos minutos antes de que se abriera el “Roller Disco”, Kotaru se dirigió a comprar los boletos para entrar en ella, apartó dos pares de patines (antes de hacerlo le preguntó a Yuuki se medida), para que así no hubiera el clásico problema donde ya no había patines o boletos.
            En lo que se abría la “Roller Disco” los chicos veían toda la arcada y sus alrededores, Kotaru parecía realmente emocionado por el momento de andar en patines, por su lado Yuuki sentía que sus nervios no lo dejaban ni siquiera caminar con normalidad, en especial, cuándo escuchó la música proveniente de la pista y el anunció sobre ella, sentía que el alma se iba al suelo, lamentablemente Kotaru no se daba cuenta sobre ello. Se veía que llegaba bastante gente al lugar con el motiva de comprar sus boletos para la pista, algunos simplemente para jugar, pero eso sí, cabía destacar que los que pedían boletos para la “Roller Disco” eran parejas de novios, cuándo se percató de ello Yuuki, no pudo evitar sonrojarse, imaginándose a él y Kotaru patinando juntos:
            —¿Te encuentras bien, Yuuki? Pareces nervioso. —le habló Kotaru a su amigo.
            —N-no es nada Kotaru-san, enserio, no se preocupe. —contestó el chico con intenciones de hacer aquel momento más incómodo de lo que ya era para él.

Después de un rato por fin se abrió la pista, esta se encontraba hasta el otro lado de la arcada junto a los juegos de garra y algunos juegos de mesa. Kotaru al percatarse de ello, tomó de la mano a Yuuki para, prácticamente, arrastrarlo hasta el lugar de la pista. Al llegar el mayor dio los boletos y papel con el pedido de los patines, la chica  encargada de la caja y entregar los patines de esa zona, sonrió coquetamente al chico y dirigió a los dos chicos a unas bancas para que se sentaran en lo que ella iba por los patines encargados, por su lado a Yuuki no le daba buena espina esa chica, no sabía el por qué, pero se sentía enojado cuando estaba cerca de Kotaru y le hablaba de una forma muy coqueta. La chica llegó con Kotaru y le dio los dos pares de patines, sonriendo de forma dulce, el chico los recibió y dio las gracias, la chica se alejó y se tuvo que ir a atender a otros clientes. Kotaru le dio el para que le tocaba a Yuuki para que se los pusiera, mientras él lo hacía. Yuuki con los patines en manos, sin ni siquiera saber cómo se ponen, los tenía en sus piernas viéndolos fijamente como si gracias a ello, estos se pondrían mágicamente en sus piecitos. Kotaru al acabar de ponerse los suyos (son patines de cuatro ruedas), volteó a ver a Yuuki y se percató de que él aún no se los ponía:
            —¿Qué sucede Yuuki? —preguntó de forma dulce el chico.
            —¿De qué me sirve no decirle? Kotaru-san, no sé andar en patines. —dijo casi en un susurro el chico con un gran sonrojo en sus mejillas.
            —¿Por qué no me habías dicho antes? Es muy fácil —dijo Kotaru.—, no te preocupes yo estoy contigo, te ayudaré, aprenderás rápido, ¿vale?
            —¿Promete no hacer nada qué provoque que me caiga?
            —La palabra de un hombre no se debe romper.
            Sonrió Kotaru para después tomar los patines y ponerlos de su lado, le pidió a Yuuki que le pasara una pierna y la puso sobre las suyas y le ayudó a ponerse el patín indicándole como se amarraba para luego darle el otro patín para que Yuuki se lo pusiera él mismo, el chico lo hizo perfectamente como le había enseñado Kotaru. Mientras Kotaru, se paró y se posicionó en frente de Yuuki y le extendió ambas manos para ayudarlo a pararse, Yuuki sonrió y tomó fuertemente las manos de Kotaru para mantener un poco el equilibrio al momento de estar de pie, sentía que se le iban sus pies con esos patines.
            —Relájate Yuuki y mira mis ojos, no te soltaré. —dijo Kiyoteru para brindarle confianza al menor.
            —Confío en usted Kotaru-san.
            Kotaru patinando de espaldas, jaló al chico de forma lenta para entrar a la pista que estaba a tan solo unos metros de las bancas donde se encontraban, pasó por la puerta ayudando al menor y al estar dentro  se encontraron con una enorme área de madera con luces y música a un buen volumen:
            —Bien, igual tú me sigues, y mantén tus pies rígidos, no los sueltes para que los patines no se vayan por donde quieran y te hagan caer, recuerda no dejaré que te caigas.
            —Estás bien Kotaru-san. —Yuuki hizo más fuerte su agarre se puso derecho y hacía los movimientos que Kotaru le indicaba, para poder andar en los patines siempre mirando a los hermosos ojos de Kotaru que tenían un brillo de dulzura y que le emanaban confianza, Yuuki se relajó y sin darse cuenta ya nada más estaba sujeto a una mano de Kotaru, el chico patinaba a su lado solo un poco más delante de él para evitar un accidente.
            Entre los patinadores estaba la chica que les había atendido antes, estaba patinando para ver si había algún problema, y viendo aquella escena de Yuuki y Kotaru, decidida, pasó cerca de ellos (Yuuki se encontraba junto a el barandal por cualquier cosa), y patinó cerca del castañito, puso su pie para que el chico se tropezara, en un reflejo rápido Kotaru al sentir que el peso de Yuuki se iba al piso, con la mano que sostenía lo jaló hacía él provocando que el chico chocara con su pecho en vez del piso. Yuuki sorprendido tenía sus ojos abiertos como platos, apretaba fuertemente la mano de Kotaru y con su otra mano se sostenía de la manga de la playera del chico y un gran sonrojo lo invadió, aquella posición se veía extraña debido a que eran dos hombres y estaban en público, la gente se les quedaba viendo extraño, sin duda la vergüenza recaía sobre ambos:
            —¿E-estás bien Yuuki? —sin darle importancia a los demás presentes.
            —S-sí, gracias por salvarme Kotaru-san. —respondió Yuuki, una vez que se separó del mayor, viéndolo a los ojos.
            —Haremos como que nada pasó, ven. —jaló Kotaru a Yuuki tomándolo de las dos manos para patinar un poco más rápido, guiando al chico alrededor de toda la pista, a veces frenando y dándole una vuelta al chico para seguir patinado de vez en vez más rápido que otras. Una nueva canción empezó a sonar, era dulce y más calmada que todas las demás que habían sonado, aquella canción la conocía Yuuki y sonrió para sí, la adoraba. Kotaru parecía que también la conocía, era linda aquella melodía pero triste su letra, igual parecía que Yuuki adoraba aquella canción pues la estaba cantando, sin darse cuenta de que él era ahora quién guiaba a Kotaru por la pista de forma lenta y a veces un poco torpe, pero a pesar de que estaba aprendiendo a patinar era perfecto.
            Un momento que ambos no querrán olvidar, ambos -inconscientemente- tomados de la mano, patinando por toda la pista, las luce siendo tenues dando ambiente al momento, no existía nadie más que la persona que tenía en frente, se miraron a los ojos y sonrieron, sin duda era dulce aquel momento.
            Acabó la canción y comenzaron otras más movidas, decidieron andar un rato más patinando, Kotaru de vez en cuando ayudando a Yuuki para evitar que cayera entre bromas y risas, el tiempo se fue volando, por lo que decidieron salir de la pista debido a que los pies de Yuuki demandaban salir de los patines a causa del dolor que les provocó. Salieron y fueron para ponerse sus zapatos e irse de ahí.
            —¿Ves? No fue tan malo. —comentó Kotaru.
            —Realmente… no, no lo fue, gracias Kotaru-san. —sonrió Yuuki.
            Al pasar por los juegos de la garra a Yuuki le llamó la atención un peluche que había en uno de ellos, se acercó al juego y se quedó viendo a dicho juguete, era un pequeño panda bastante peludo y tenía un pequeño pastel entre su dos patitas.
            —¿Lo quieres? —preguntó Kotaru viendo como Yuuki estaba hipnotizado por aquel juguete.
            —Sí…
            —¿Hacemos un trato? Si te gano ese peluche, tú me invitas un helado que venden cerca del parque.
            —Trato hecho. —aceptó Yuuki feliz.
            Kotaru puso el monto indicado de monedas para jugar y con cuidado movió la garra con los controles para dirigirse al panda, cuando pensó que estaba justamente sobre él, bajó la garra y presionó en el botón para abrir la garra y tomar el juguete, grata fue su sorpresa que la garra tomó dos peluches, el panda y un conejo gris e igual de peludo que el panda, genial dos pájaros de un tiro.
            —Me debes un helado. —dijo como si nada Kotaru mientras sacaba los dos peluches y se los entregaba a Yuuki.
            —Rayos, creí que no lo ganaría…
            —Mala suerte para ti, así que mi helado. —extendió la mano Kotaru.
            —Vale, vamos pues…
            Ambos chicos salieron de la arcada para dirigirse de regreso al parque, y como dijo Kotaru cerca del camino de Sakuras había un pequeño puesto de helados, donde fueron y pidieron lo que querían, todo corrió por cuenta de Yuuki. Después de que el chico pagara decidieron caminar y mientras ello, platicar:
            —Nee, Kotaru-san, ¿qué es lo que estudia? —comenzó Yuuki mientras ambos caminaban por el parque.
            —Artes, escultura y pintura es en donde me estoy especializando, ¿y tú?
            —Bueno… realmente nunca fui a la escuela, fui totalmente educado en casa, esto es para seguir la tradición de mi familia, que es la pastelería…
            —¿Y eso es lo que quieres ser, Yuuki?
            —Sí, realmente desde pequeño me gustó mucho el hornear, quiero ver orgulloso a mi padre aunque sea en ese aspecto y convertirme en maestro pastelero.
            >>¿Aunque sea en ese aspecto?<< pensó confundido Kotaru.
            Kotaru desde que vio a Carlo, el padre de Yuuki, no le dio muy buena espina y sentía que ese sentimiento era devuelto, la mirada que aquel señor le dio era de ¿desagrado?
            —Por cierto Yuuki, ¿tu papá es italiano? Ya que tu apellido si lo es, ¿no? —preguntó Kotaru.
            —Sí, bueno en realidad es mitad japonés y mitad italiano —comenzó a narrar Yuuki.—, mi abuelo se mudó aquí a Japón para abrir su pastelería y conoció a mi abuela cuando la visitó el día de la inauguración, se casaron y nació mi papá, él de grande se fue a Italia por un tiempo y conoció ahí a mi mamá, es más en el mismo Italia se casaron y mi papá volvió con ella para seguir la tradición de la pastelería. Mi hermana nació en Italia y yo aquí en Japón.
            —¿Así que tienes raíces japonesas e italianas mezcladas en tu sangre? —dijo Kotaru.
            —Así es… —de pronto el celular de Yuuki sonó avisando la llegada de un nuevo mensaje de texto.
            El chico sacó su móvil de su pantalón y checó de quién se trataba, y hablando del rey de Roma, era su padre avisándole que ya era tarde y que debía volver en menos de veinte minutos a la cafetería-casa o si no, estaría en problemas. Yuuki sabía que su padre hablaba enserio así que suspiró pesadamente y volteó a ver a Kotaru.
            —Tengo suerte de que estamos cerca, ya debo volver a casa Kotaru-san, mi padre ya me aviso. —dijo con un tierno sonrojo en sus mejillas.
            —Bueno ya es un poco tarde, no te preocupes, vamos te acompaño. —respondió Kotaru.
            —¿No le molesta?
            —Para nada. —respondió Kotaru. >>Un rato más sin las molestias de Mizuki, me ayudan bastante.<<

Los chicos siguieron caminando y pronto llegaron al sendero de cerezos y una nostalgia los invadió, ambos sonrieron y siguieron caminando a través de él, todo estaba en silencio, solo escuchaba los grillos de la noche, era relajante y cómodo, hacía un poco de frío, Yuuki al ser friolento se estremeció ante el aire y se abrazó así mismo, Kotaru al verlo recordó su sudadera y se la dio para que Yuuki la usara, apenado el castaño la aceptó y se la puso, le quedaba algo grande, pero al menos le quito el frío.
            Llegaron en frente del “Café Sakura” las luces de arriba de la cabaña se encontraban encendidas, el castaño sabía que lo más seguro alguno de sus familiares lo esperaba en su habitación, Yuuki suspiró, le esperaba un gran sermón con su padre sobre sus horas de llegada y más aparte su tía que posiblemente lo estará molestando sobre su salida de hoy y ni se diga de su hermana, que cuando se dio cuenta de que ese día iba a salir con Kotaru la chica le dejó de hablar durante todo el día, él simplemente no entendía porque.
            —Bueno, nos vemos pronto Kotaru-san. —cuando dijo aquello Yuuki, pensó:
            ¿Volverá a ver a Kotaru? Pero, ¿cuándo?, ¿El chico tan siquiera querrá volver a verlo? Sentía algo de temor ante estas preguntas:
            —Toma. —le dio un papelito doblado Kotaru a Yuuki.— Ahí va mi número de teléfono y correo, para que nos podamos hablar.
            —¡Gracias Kotaru-san! —sonrió el chico y guardó el papelito.— Nos vemos…
            Kotaru, tomó de la mano a Yuuki antes de que se alejara más de él, lo atrajo un poco y le dio un beso, cerca de sus labios para después decir de forma serena un “Nos vemos Yuuki” e irse de ahí. Yuuki sonrojado, que a pesar de estar algo oscuro, se podía notar lo rojo de su cara entró feliz corriendo a su casa y subió rápidamente a su habitación. Al llegar vio a su padre sentado en un sillón junto a la ventana dando vista a la parte frontal del café, que había en el cuarto del chico.
            —¿Estabas con ese tal Kotaru, verdad? —dijo serio Carlo viendo a su hijo llegar.
            —S-sí… —respondió cabizbajo Yuuki,  sabía que el mentirle a su padre es lo peor que puede hacer.
            —Hijo —comenzó a hablar su padre de forma seria.—, ese chico no me agrada para nada, me gustaría al menos no verlo seguido contigo, puede que él no sea como tú y lo contagies y se convierta en un asqueroso homosexual como lo eres, sabes cómo me das asco en ese sentido y al ver ese chico, me dio esa misma sensación de repugnancia, por lo que-
            —Carlo, ya deja a Yuuki en paz, es tarde, deja que ya se vaya a dormir, mañana es su prueba. —llegó Mary, la tía con un porte serio.
            —Pero-
            —Pero nada, deja de estarte expresando de esa manera de Yuuki y mejor ve con tu esposa, que necesita tu ayuda para algunas cosas de mañana.  dijo seria Mary esperando que Carlo se fuera, y en menos de lo que esperaba el señor de fue de ahí dejando a un Yuuki que escondía sus bellos ojos dorados entre su flequillo.
            —¿Estás bien hijo? —dijo Mary mientras lo abrazaba y acariciaba un brazo de Yuuki en forma de confort.
            —S-sí tía, no te preocupes. —dijo sonriendo Yuuki.
            —Mejor cuéntame, ¿qué tal te fue? —decidió cambiar de tema Mary.        
            Yuuki sonrió y se sentó en la cama con su tía y le contó todo lo que hizo con Kotaru, la arcada, los juegos, el “Roller Disco”, cuando evitó que se cayera, los peluches hasta el papelito. Su tía lo escuchaba más que feliz, se estaba dando cuenta que aquel chico Kotaru, era una nueva oportunidad para que Yuuki superara tan atroz pasado que sufrió, todo lo que le contó demostró que entre ambos chicos se creó lo que le llaman “el hilo rojo del destino” ellos están unidos por él, pero que se pueda mantener así era una tarea difícil, pero parecía que para ellos después de cada pequeña tormenta vendrá una gran calma.
            —¿Y no se dieron un beso? —dijo la tía.
            —N-no, tía a penas lo estoy conociendo, además no creo que él tenga los mismo sentimientos que yo… —contestó sonrojado Yuuki.
            —¿Pero admites que te gusta Kotaru, verdad? El chico es apuesto. —siguió feliz Mary.
            —Tía… bueno contigo no te lo escondo, sí, sí me gusta Kotaru-san…
            —No te preocupes hijo, te apoyaré en todo, verás que con tu padre, no habrá problemas, por ahora descansa que mañana tienes prueba.
            —Sí… gracias tía, enserio gracias por aceptarme tal y como soy.
            Mary le dio un beso maternal en la frente a Yuuki y se fue de a habitación del chico cerrando la puerta, Yuuki se cambió a su pijama, una playera blanca con un short gris oscuro, vio la sudadera sobre su cama y recordó que no se la devolvió a Kotaru, por suerte suya, su padre y tía no se percataron de aquella prenda, sonrió y se la puso para inhalar el embriagante aroma de Kotaru, se metió entre las cobijas con ella puesta, una vez que apagó la luz, abrazó fuertemente al panda y conejo que Kotaru ganó para él, y lloró en silencio, odiaba llorar en frente de alguien más, pero aquellas palabras que su padre le dijo, realmente le llegaron a doler, aquella persona que se hace llamar su padre lo tomaba por un enfermo.
            >>¿Tanto asco te sigo provocando, padre?<< pensó entre sus sollozos Yuuki, y después de haber llorado por un rato más quedó dormido con un gesto sereno, en su mente estaba la imagen de Kotaru sonriendo diciendo que todo estaba bien.

CONTINUARA
¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!¡!
Perdón por las faltas de Ortografía.

Notas finales:

Jejeje bueno hemos llegado al fin de esa cita

Kotaru: No era cita!
Miraku: Bueno pues no ¬¬, como sea ^-^ espero que les haya gustado el capítulo!!!

Me ENCANTARÍA leer sus opiniones, enserio siempre las leo xD así por qué no un review?

Un slaudo y una abrazo muy grande!

Los Quere Musho Miraku SAYO~


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