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Accidentally in love por lanekorubia

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Notas del capitulo:

Hola!!!! lamento la tardanza T.T tuve un par de pruebas, un par de peleas D: en fin una semana complicada u.u

como siempre respondo sus hermosos comentarios con sensuales(?) spoilers xD por si quieren avances xD

sin mas a leer!!!

No hay dialogo más sincero que el de las miradas

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-¡MOMOI! ¡SUELTAME!-grito Riko con la cara totalmente roja, por décima vez consecutiva.

-¡Pero no quiero!

-¡Quedamos en que solo vendrías conmigo si respetabas mi espacio personal!

-¿Espacio personal?-la pelirrosa la miro intrigada- ¿Qué es eso?-pregunto con una cara que decía ¿Se come?

-¡¿Nunca tuviste que firmar órdenes de alejamiento?!

- Ehh…no. De eso se encarga  Imayoshi-san-explico- pero no entiende que tiene que ver eso en estos momentos… ¿No debemos buscar a Tetsu-kun? ¿O me equivoque de misión?

Riko respiro profundamente.

Era claro de que no llegaría a ningún lado si seguía comportándose de esa forma. Debía bajar sus instintos asesinos si no quería terminar mal aquel día. Miro de reojo a Momoi, quién seguía aferrada a su brazo y con el rostro pegado en su hombro.

Un sonrojo se apodero de sus mejillas.

-Momoi, por última vez, quiero que…

-Satsuki.

-¿Qué?

-Mi nombre es Satsuki, Ai-chan. No quiero que me llames Momoi.

-¿Por qué?-pregunto la castaña sorprendida. Sin darse cuenta de que se habían detenido frente al ascensor.

-Porque me gusta escuchar mi nombre cuando lo dices tú-confeso sin una pizca de vergüenza, logrando que el sonrojo de Riko se acentuara más- vamos, Ai-chan. Antes decías mi nombre todo el tiempo…sobre todo en mi cuarto,  cuando nosotras…

-¡OK! ¡YA ENTENDÍ!

La risa cantarina de la pelirrosa inundo el lugar. 

Las maldiciones de la avergonzada castaña también.

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-¡KAGAMI TAIGA!-grito Alex irrumpiendo en la oficina del encargado…para encontrarse con el lugar completamente vacío- Mierda-murmuro por lo bajo- se fue antes que nosotros Ryo-le dijo al pequeño niño castaño que prácticamente había arrastrado hacia aquel lugar.

-Hum…Alex-san… ¿Y ahora a dónde iremos?

-A la habitación de Ryouta, por supuesto. Aquí no hay nada…solo un montón de papeles desordenados, la computadora prendida y en la pantalla solo “game end” y un hombre atado de pies y manos en la esquina…no, no hay nada que importe.-comento la rubia para luego girarse y salir de la puerta. Y se hubiera ido si no fuera porque Ryo tiro de su campera.

-¡Un hombre atado de pies y manos Alex-san!-grito el niño señalando al hombre.

-Sí, Ryo, es lo que dije. Que solo hay un hombre atado de pies y manos-asintió la rubia dándole la razón para luego tomarlo de la mano y guiarlo a fuera de la oficina.

-¿No deberíamos…ya sabes, desatarlo? –pregunto Ryo confundido mientras veía como la mujer volvía a cerrar la puerta.

-No podemos-negó Alex- si lo hacemos, es probable que les diga a todos que Taiga está metido en una habitación sin autorización de visitas.  

-Oh-comprendió Ryo- entonces, si nosotros desatamos al hombre, ¿el arrestaría a Kagami-san?

-No creo. Pero seguramente le haría algo horrible.

-Osea que nosotros evitaremos que algo malo le pase, ¿verdad?-pregunto Ryo, contento de poder entender.

-En realidad algo malo le va a pasar cuando yo lo encuentre…solo estamos evitando que alguien se nos adelante...-explico la rubia con un aura asesina y oscura desprendiéndose a su alrededor, y asustando al pequeño.

“A veces Alex-san…da mucho miedo”

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-¡Quiero un abogado que me defienda!

-Más bien, deberías llamar a la sociedad protectora de animales salvajes…

-¡Shin-chan! ¡Eso dolió!-lloriqueo Takao.

-¡Te dije que dejarás de llamarme así!-replico el peliverde sonrojado.

Llevaban más de cinco minutos en aquella absurda discusión carente de sentido.

-Haber, hay algo que sigo sin entender…¿Te llamas Shin-chan? –intervino Kagami antes de que el pelinegro pudiera responder, y volver a comenzar aquella “discusión” que tanto él como los demás habían estado observando como si se tratase de un partido de tenis jugado por un elefante rosa y una jirafa roja que usaban como raquetas paletas de golosinas que Murasakibara intenten taba sacarles, motivo por el cual el partido se había cancelado y ahora tanto la jirafa como el elefante corrían por sus vidas del hombre-titán…osea algo completamente ridículo y subreal.

Incluso la enfermera los observaba con una expresión de no-entiendo-nada total en su cara que hizo que Kuroko sintiera escalofríos y se replanteará seriamente seguir con su modo poker-face activado.

-¡Por supuesto que no! ¡Mi nombre es Midorima Shintaro!-aclaro ofendido.

-Oh…-dijeron a la vez Himuro y Murasakibara con sorpresa.

-¿Ustedes pensaron que de verdad podía llamarme Shin-chan? –les pregunto el peliverde indignado.

Ambos asintieron.

-¡¿Y qué clase de nombre sería ese?!-les cuestiono fuera de sí.

-¡Un nombre genial, créeme!

-No te lo pregunte a ti, Takao.

-¡Shin-chan! ¿Es qué no me quieres?

-¿Y cuándo lo hice?

-Aquí vamos otra vez…-murmuro Kuroko con cansancio.

Y ya harto de toda aquella situación-que parecía más algo sacado de alguna película de drama que de otra cosa- se acercó a la puerta de la habitación y sin ningún miramiento, la abrió.

De más está decir que pensó que se había equivocado de cuarto.

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Teppei se sentía algo culpable.

No. Realmente se sentía culpable. Era culpable.

Era culpable de dejar a Midorima a cargo de un par infantil e inmaduro con la tonta excusa de ir a comprar café.

Teppei suspiro.

Bueno, ya todo estaba hecho, ¿No? Lo mejor sería volver pronto y sacarle un poco la carga al pobre de Midorima…

…o eso pensó él.

Claro, hasta que vio a cierta persona que le resultaba muy, MUY, familiar…

-¿Imayoshi?-pregunto incrédulo.

¿Aquel pelinegro de gafas que estaba acorralando a cierto castaño de ojos asustados era uno de sus compañeros del departamento?

Solo había una forma de averiguarlo.

-Eh, oiga, disculpe…

Pero el pelinegro lo ignoro olímpicamente y siguió en lo suyo, que consistía en besar al castaño hasta dejarlo sin aire, básicamente.

O ese parecía su objetivo hasta que sintió cierto líquido caliente cayendo en su cabeza.

-¡Auch!-se quejó Imayoshi al sentir el café derramarse en su cabeza.- ¡¿POR QUÉ CARAJOS HICISTE ESO?!

-Ah, si eres tú, Imayoshi-comento Teppei.

-¡CLARO QUE SOY YO! ¿POR QUÉ DEMONIOS HICISTE…?

-Quería saber si eras tú realmente, pero como no me escuchabas y supuestamente el agua fría le saca la calentura a los animales…-explico Teppei con cara de jamás haber roto un plato en su vida y con la sombra de una sonrisa divertida en su rostro.

Nunca tuvo muchas oportunidades de burlarse del chico de gafas. No podía desaprovechar estas oportunidades tan inexistentes en su vida.

-¡YO NO SOY UN ANIMAL! ¡Y EL AGUA ESTABA HIRVIENDO!

-Pero funciono-replico Teppei restándole importancia y ladeando la cabeza para mirar a Sakurai y saludarlo con la mano.

El castaño apenas le devolvió el gesto totalmente apenado, escondiéndose detrás de Imayoshi.

-Por cierto…¿Qué haces aquí?-le pregunto Teppei con la ceja arqueada mirando de nuevo al hombre de gafas- pensé que Aomine te había dejado a cargo en la estación.

-Hubo un incendió en la guardería-explico Imayoshi- fuimos con Momoi para comprobar la situación, ya sabes por los niños y para saber qué fue lo que lo provoco… además estaba el amigo de Momoi, el ex-marido de Aomine: Kuroko Tetsuya.

-¡¿Le paso algo a Kuroko?!-pregunto Teppei visiblemente preocupado.

El castaño le tenía mucho aprecio a Kuroko. Lo conocía desde que conocía a Daiki.

Es decir, cuando ambos eran un  par de mocosos apenas salidos de la preparatoria, hace seis años atrás. Le tenía un cariño fraternal a Aomine-el muchacho le recordaba mucho a cierta persona querida para él: pasional e impulsivo- por lo que su instinto protector-que a menudo Aomine solía llamar “temperamento mamá/gallina modo on”- iba dirigido al peliazul.

Teppei consideraba a Aomine mucho más que un simple amigo o compañero de armas, para él, Aomine era como el hijo que siempre quiso.

Y que tal vez pudo tener…

Teppei suspiro. Eso no importaba ahora. Importaba que, debido a su amistad con Aomine, también había conocido a Kuroko, un doncel realmente inteligente, observador y agradable.

Y debido al cariño que sentía por ambos, había estado orgulloso de ser su padrino de bodas. 

 -¿Kuroko? No, estaba bien. De hecho estoy aquí para verlo.

-¿ESTA INTERNADO?-le pregunto Teppei incrédulo. ¿Esa era su definición de bien?

-¿Qué? ¡No! Escucha está bien, Kuroko vino aquí para ver a otra persona…es que el bombero que lo rescato se olvidó de bajarlo del camino de bomberos antes de conducir hasta este hospital gritando como un desquiciado “KISE RYOUTA”

-¿Kise Ryouta?

-Sí, ¿Por qué? ¿Lo conoces?-pregunto esta vez Sakurai, saliendo de su escondite y sobresaltando a ambos policías.

-Bueno, sí. O algo así…parece que todo este revuelo se relaciona con ese rubio-dijo Teppei- Yo y Aomine fuimos a una joyería que fue robada, y ahí le dispararon a Kise…Aomine y yo lo trajimos al hospital.

-¿Aomine también está aquí?-se sorprendió Imayoshi.

-¿Sabes cuál es la habitación de Kise? ¡Kuroko-sensei vino a verlo!-dijo Sakurai mirando a Teppei con urgencia.

El castaño asintió.

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“Si me encuentran, estoy muerta. Así de sencillo”  pensaba Kouki mientras las puertas del ascensor se abrían y la castaña salía corriendo a toda velocidad, esquivando gente y empujando a otros.

-¡Perdón!-grito cuando tiro a una persona por décima vez consecutiva mientras corría.

 No era su culpa.

Sinceramente no era su culpa que su padre haya tenido que pedirle dinero a la mafia para poder mantenerlos, a ella  y a sus hermanos.

Lo que ocurrió fue que se había quedado sin trabajo. Su padre había sido despedido y con su mujer muerta y que él solo tuviera que hacerse cargo de cuatro niños más una anciana había podido más…

“por suerte Ryo no estaba conmigo. No sé qué hubiera hecho si se enteran de que tengo un hermano”  Lo único bueno de todo esto, era que Makoto no tenía idea de que Kouki tenía hermanos. Él solo te prestaba el dinero, asegurando tu nombre y el de otra persona por si te pasaba algo y dejabas de pagarlo.

Y su padre había escrito su nombre como seguro.

Kouki agradecía que al líder de la mafia no le interesara tu familia o tus motivos para pedir plata. Él solo quería cobrarla. Punto final.

Al menos así Kouki tenía la seguridad de qué él no iría tras su familia para extorsionarla.

-¡Auch!-se quejó al sentir que chocaba contra algo sólido.

Kouki cayó al suelo.

-Oh, disculpe, ¿Se encuentra bien…¡Kouki!?

Aquella voz…

La castaña abrió los ojos y vio a una persona que conocía bastante bien.

-¡Tanaka-san!-dijo aliviada, y sin pensarlo dos veces, salto a sus brazos.

-¿Pequeña?-el anciano la miro preocupado- ¿Qué ocurre? ¿Por qué corrías…?

-¡Tanaka-san! ¡Ayúdame, por favor…!

El anciano la miro intrigado. Conocía a esa niña debido a la amistad que tenía con la abuela de la misma. De hecho, prácticamente la había visto crecer, incluso la consideraba como la nieta que jamás había tenido.

-Tranquila-le dijo acariciando su cabello en un ademán fraternal- Y dime…¿De quién huías?

-De Makoto Hanamiya-contesto Kouki  con una mirada suplicante.

Esa fue suficiente información para Tanaka, quién la tomo del brazo y la saco del hospital.

El anciano estaba al tanto del problema de deudas en el que Kouki se encontraba. La abuela de ella se lo había contado. Pero a pesar de que había ofrecido dinero para poder cancelarla, las dos mujeres lo habían rechazado. Lo menos que podía hacer era ayudarla cuando se encontraba en esos problemas.

-¿Tanaka-san?-Kouki lo miro intrigada- ¿A dónde vamos…?

-Voy a sacarte de aquí. Si quieres ir a un lugar seguro, lo mejor es llevarte a un lugar algo lejos de la ciudad, un lugar en dónde no se le ocurra buscarte.-explicaba el anciano llevándola directo al aparcamiento de vehículos.

-¿Lejos?-repitió la castaña y miro al anciano (que consideraba su abuelo) confundida.

-¿Te acuerdas de dónde conozco a tu abuela, Kouki?

-Del trabajo-respondió Kouki al instante. Conocía la historia- Ambos trabajaban en una casa para una familia muy importante. Mi abuela trabajaba como jardinera y tú como chofer-dijo la castaña a medida que se iban acercando más a un vehículo en particular- pero mi abuela renuncio cuando mi madre murió para poder cuidarnos, a mí y a mis hermanos…en cambio tú sigues trabajando…-pero se quedó callada cuando se detuvieron, al ver lo que tenía en frente- Oh no… -murmuro al ver aquella espectacular limosina.

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-¡Akashi!-la alegre voz de cierto pelinegro hizo que el emperador alejara su celular a una distancia prudente.

-Reo-murmuro Akashi tratando de ser paciente- ¿Cuántas veces te he dicho que dejes de intentar dejarme sordo?

-Eh… ¿Cinco? ¿Once? creo que perdí la cuenta…-contesto el doncel pensativo.

Akashi suspiro y decidió ir directo al punto.

-¿Ocurrió algo?

-¿Qué? ¿Acaso debe “ocurrir algo” para que te llame?-pregunto Reo indignado del otro lado de la línea…luego agrego- Aunque sí, ocurrió algo…¡Takeuchi nos invitó a mí y a mis padres a su fiesta!-grito emocionado- ¡Y sé que a ti también te invito! ¡Acabo de escucharlo decírselo a madre! Creo que quiere hablar acerca de la decoración..

-No sé si vaya a ir.

-¡¿Qué?!-Reo no daba crédito a lo que estaba escuchando- ¡Tienes que ir! ¡Estamos hablando de una fiesta con gente super importante que pertenece a nuestra clase social, por si no sabías!

Akashi lo sabía.

Desde que había aprendido a caminar, entendía el papel importante que desempeñaba en la sociedad.

Por qué nadie había parado de recordárselo.

Siempre supo que ser el hijo de alguien “importante”-demasiado para su gusto- llevaba una gran responsabilidad (entre ellas estaba el hecho de recibir una educación superior a la de los demás, que había logrado sacarle su infancia y no dejarlo disfrutar su adolescencia).

-Reo, si me llamaste solo para decirme esto…

-¿Qué? ¡Oh, espera! ¡También te llamaba para nuestros vestuarios! Pensé que al ser tu estilista podríamos ir a juego…¿Qué opinas del rojo ciruelo…?

-…

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-¡¿Akashi?! ¡¿Akashi?!-Reo se separó de su celular y miro la pantalla- ¡Me colgó!

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-¿Kuroko?-Kagami se sorprendió al ver la cara de vi-un-jodido-fantasma que el peliceleste tenía.- Oye, ¿Estás bien…?

-¿Lo que parece salir de su boca es su alma?-pregunto Himuro a su vez también mirando al peliceleste preocupado.

-¡Kuroko! ¡Hey, Kuroko!-Kagami empezaba a asustarse al ver que el peliceleste no respondía- ¿Qué demonios paso?-pregunto mirando directamente al  peliverde.

-A mi no me preguntes, yo no estaba con él.-dijo ajustándose los lentes.

-¡Pero es tú amigo! Y lo más importante…¡Se supone que eres médico!

-No hace falta ser médico para darse cuenta de que sufre un shock traumático-comento Murasakibara con una tono práctico que Kagami jamás lo había escuchado usar-¿Qué? ¿Por qué me miran así?

-¡Eso fue realmente inteligente!-se sorprendió Himuro.

-Gracias Muro-chin…¡Oye!

-¿Y cómo lo despertamos del trance?-pregunto Takao, luego sonrío- ¡Oh, ya sé! ¡Tengo una idea!-y sin decir nada más, el pelinegro corrió hacía la máquina de bebidas que estaba junto al lado del despacho de la enfermera.-¡Shin-chan! ¿Tienes dinero…?

Midorima suspiro y le tendió un par de billetes a Takao, quién lo introdujo en la máquina y saco una botella de agua que se dispuso a beber ante la mirada incrédula del resto de sus acompañantes, incluida, la enfermera.

-¿Tú idea es pedirle dinero a Midorima y  beber agua?-pregunto Himuro con una gotita colgando de su cabeza.

-¿Qué? ¡No! Es que cuando tengo sed no puedo pensar-Takao pareció meditar unos segundos-¡Listo! ¡Lo tengo!-festejo para luego acercarse al peliceleste y derramarle todo el contenido restante de la botella de agua.

Ni bien el líquido hizo contacto con la piel blanca y delicada de Kuroko, este se sobresaltó y sacudió su cabeza, reaccionando.

-¿Qué? ¿Por qué…?

-¡Kuroko!-el pelirrojo se abalanzo al maestro- ¡Estas vivo! ¿Qué paso para que quedarás así?-le pregunto todavía preocupado, y sin soltarlo.

-Yo bueno…hum…-Kuroko balbuceaba cosas incoherentes, totalmente sonrojado debido al abrazo protector y tranquilizador que el pelirrojo le estaba dando.

-¿Qué? Dime, estábamos preocupados porque no reaccionabas-volvió a decir Kagami sin separarse ni darse cuenta de que él era ahora el que evitaba que Kuroko pudiera expresarse por vergüenza.

-Hum…Kagami-kun…¿Podrías soltarme?

Recién ahí fue cuando Kagami se dio cuenta la situación en la que estaban: él abrazando posesivamente a un sonrojado Kuroko…

Taiga se separó con las mejillas del mismo color que su cabello. Los dos se miraron a los ojos, ruborizados.

-¿Qué paso?-pregunto esta vez Midorima, ya harto de toda esa atmosfera.

-¡Shin-chan! ¡Arruinas el momento!-se quejó Takao.

-Oh, lo que paso…-Kuroko pareció recordar y un sudor frío le recorrió la espalda, y sin poder dar ninguna explicación, señalo la puerta de la habitación del rubio.- Creo que esa no es la habitación de Kise-kun.

-¿Qué? ¿De qué hablas Kuroko?-Midorima arqueo la ceja- Aomine entro a esa habitación para ver a Kise antes de que ustedes llegaran.

-Oh-oh.

Tanto Kuroko como Midorima voltearon a ver a Himuro, que tenía una expresión de resignación en su rostro.

-Mala elección de palabras-añadió Takao, que le dirigía una mirada de lástima a la puerta de la habitación.- Recemos por el alma de Aomine-murmuro juntando las manos.

-¿Qué? ¿De qué están…?-Kuroko no entendía mucho. Lo único que recordaba era haber entrado en una habitación, ver a dos personas en una posición muy comprometedora que hicieron que cerrara la puerta medio segundo después de haberla abierto. Por eso no estaba muy seguro de que sea su exmarido uno de los que estaba ahí dentro.

-Si Taiga fue exagerado y sobreprotector conmigo, no se dan una idea de lo celoso y posesivo que puede ser de Ryouta…-explico Himuro señalando a su hermano,

Tanto Kuroko como Midorima voltearon para encontrarse a un Kagami con una expresión diabólica en el rostro y un aura negra y terrorífica flotando a su alrededor.

-Calma Taiga-murmuro Himuro asustado, tratando de hablar con tranquilidad- recuerda que…

-¡Podrías ir a la cárcel por asesinato!-dijo Takao, tratando también de convencerlo.

El pelirrojo solo se encogió de hombros.

-Eso no funcionara, ya lo intente muchas veces pero no parece preocuparle la prisión-comento Himuro ante la mirada incrédula de los demás- Taiga, recuerda que estás en un hospital, no importa cuánto daño le hagas, lo curarán aquí.

“¡¿Eso es el mejor argumento para convencerlo de no asesinar a nadie?!” pensaron todos con una gotita colgando de su cabeza.

-No si lo ahogo con la almohada.-replico Kagami avanzando hacia la habitación de su hermano menor y a abriéndola con un rugido digno de un tigre- ¡TÚ MALDITO SUELTA A MI….

El resto de los presentes fueron entrando a la habitación detrás del pelirrojo en este orden: Kuroko, Takao, Midorima, la enfermera…

-¡Esto es mejor que una telenovela!

-¿Oiga, no debería largarse?-pregunto Himuro, mirándola con molestia y sin dejarla pasar, tomándola del brazo- ¿Y de dónde saco esos pochoclos…? ¡Bueno eso no importa! Solo retírese, usted no pinta nada acá…

-¡Soy la enfermera a cargo!

-Atsushi.

-¿Sí Muro-chin?

-Quiero que aplastes a esta mujer.-pidio señalandola.

-¡¿QUÉ?!-la enfermera casi se le salen los ojos, aterrorizada.

-Si no quiere formar parte de este lugar como paciente durante el resto de su vida será mejor que se largue y no vuelva a molestarnos—dijo de forma terminante el chico del lunar.

La mujer trago seco y asintió.

-Mejor así-Himuro suspiro-vamos Atsushi-le dijo entrando a la habitación, para encontrarse un verdadero caos ahí dentro.

Notas finales:

solo tengo para decir...

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pobre recepcionista xD 

como siempre mi face es tami neko manden una solicitud si quieren charlar o tienen alguna duda acerca de este anormal novela xD

espero sus comentarios para ver si debo seguirla o dedicarme a juntar cartón(?) xD

besos!!!!!!!!!!! 


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