Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Accidentally in love por lanekorubia

[Reviews - 118]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola!!!!! tanto tiempo...¿como estan? yo mejor ya casi recuperada del todo ajaja contagie a la mitad de mi familia pero estoy bien(?) 

xD

bueno como siempre sus rw fueron debidamente contestados y archivados(?)  xD lo siento la varicela me pego la idiotez xD 

bueno sin mas a leer!!!!! 

pd: el proximo cap ya sera un cap normal asi que no falta mucho para la confrontacion kagami aomine xD 

hagan sus apuestas quien ganara(?) xD

ahora si las dejo leer...<3

-….Y eso es lo que paso-termino de contar el pelinegro mientras limpiaba una de las vitrinas de exposición.

A su lado, Kise asentía.

-Bueno, eso significa que no deberás ser una molestia para tu jefe, Himurocchi. Pero no te preocupes que no lo eres…

-Eso ya lo… ¡ESPERA! ¡NO TE DESVÍES DEL TEMA Y BAJATE DE LA MESA!

El rubio se encontraba sentado en forma de indiecito encima de una de las mesas destinadas a los clientes que querían beber sus cafés o comer sus postres en el negocio.

-Pero, Himurocchi…-suplico Kise poniendo ojos de cachorrito.

-¡No! Esos ojos podrán funcionar con Alex o con Taiga pero no conmigo así que bájate antes de que te golpee con esta escoba. –el pelinegro era terminante.

-¡Eres tan cruel!-se quejó el chico de ojos dorados mientras bajaba de la mesa haciendo pucheros.

-No lo soy.-Himuro rodo los ojos ante la infantilidad de su hermano, luego se acordó de algo importante- Además, ¿Por qué estás aquí?

-¿Acaso no puedo venir a visitar a mi hermano en su primer día?-pregunto Kise ofendido.

-… ¿Volviste a faltar a una sesión y te estas escondiendo de Yukio, verdad?

-…Sí…

Himuro suspiro.

Hoy iba a ser un día muy largo…

 

Atsushi entro a su pastelería con el cansancio sobre sus hombros. Pensando en cómo soportar la partida de Rei y cuánto tiempo le llevaría olvidar a aquella chica que fue su mejor amiga y su primer amor…

“No hay nada que hacer” pensaba el pelilila “ella no está y no volver, y es feliz haya, y si es feliz yo…”

-¡Sal de ahí Kise! ¡TIENES QUE SALIR EN ALGUN MOMENTO!-gritaba un chico pelinegro de ojos azules frente a la puerta de SU oficina.

¿Qué?

-¡No quiero! ¡Himurocchi, dile algo! –se escuchaba a Kise gritar desde dentro de la oficina.

-Yukio, no grites tanto o asustarás a los clientes…

-¡No ese tipo de cosas Himurocchi!

-¡SAL YA O TE JURO QUE…!

-¡BASTA!-Himuro, ya cansado de aquella escena, decidió intervenir-¡Dejen de hacer tonterías! ¿No se dan cuenta de que este es mi lugar de trabajo? ¡Lleven sus malditos traseros afuera de esta pastelería o…!

-¿Qué está pasando aquí?-pregunto Murasakibara, quién había estado acercándose lentamente y se encontraba en ese instante detrás del chico del lunar.

-¡Nada! ¡Simplemente que hay dos idiotas que no dejan de hacer estupideces y el titán de mi jefe llegara en cualquier momento dispuesto a aplastarme ni bien vea lo que…!-contesto Himuro dándose vuelta con rapidez y diciendo eso de golpe, sin poder evitarlo. Pero su voz fue disminuyendo al ver quién le había hablado.

-Yo…eh…-Himuro empezó a temblar al notar el aura negra que crecía alrededor del pelilila.

-¿Hum? ¿Qué pasa con esta atmosfera tan tétrica…?

-¡Kise! ¡Maldito ven aquí!-grito Kasamatsu, aprovechando el instante en el que el rubio asomo su cabeza fuera de la oficina.

-¡Ay, ay, ay, sempai!-lloriqueo, ya que este le estaba retorciendo la oreja para obligarlo a salir de su escondite.

-¡Calla!-gruño.- y ahora vamos, debemos disculparnos con la agencia y decirles que estás dispuesto a hacer las fotos de todas formas…

-Pero…

-¡Nada de peros! ¿Sabes lo irresponsable que fue de tu parte no ir?

Kise suspiro y agacho la cabeza como un perrito regañado, e ignorando la situación que llevaría a su hermano a un post-ataque cardíaco, el rubio pasó junto a él y abrió la puerta para salir del lugar.

-¡Nos veremos luego Himurocchi!

-¡Camina!-lo regaño Kasamatsu caminando detrás de él y dándole una patada para que saliera del lugar.

-¡Sempai!-lloriqueo.

-¡Adiós Himuro!-se despidió Yukio mientras cerraba la puerta.

“Bastardos” pensó Himuro al ser dejado solo y a su suerte con un tipo que a pesar de encajar perfectamente en el adjetivo “titán” no parecía muy feliz por ese calificativo.

Y Himuro no podía culparlo.

Durante los primeros minutos, ninguno dijo nada. Contemplándose fijamente; uno asustado, y el otro intentando desintegrarlo con la mirada.

Finalmente, Murasakibara desvío la mirada y lanzó un suspiro agotado. Toda aquella situación, si bien le había molestado que lo llame titán, lo cierto es que con el paso de los segundos termino restándole importancia.

Más por falta de interés que otra cosa.

-Vuelve a tu trabajo-gruño el pelilila antes de desaparecer rumbo a su oficina, dónde esperaría la llamada de Rei.

Himuro sintió que nunca volvería hacer el mismo. Técnicamente había viso su vida pasar frente a sus ojos mientras Murasakibara lo miraba de aquella forma.

00000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000

-¡Mierda!-se quejó Murasakibara al ver como su intento de pastel quedaba despedido en la basura.

No podía entenderlo. Era imposible entenderlo.

 ¿Cómo era posible que él, siendo uno de los reposteros más importantes de Tokio no pudiera hacer una simple torta de chocolate?

“Es un simple juego de niños” Se había dicho él cuando Himuro le había comunicado que un joven había ordenado una torta para el cumpleaños de uno de los niños de la guardería.

Ya que Murasakibara, al ser uno de los reposteros más importantes, había hecho ese tipo de postre innumerables veces por lo que no debía ser para nada complicado.

El problema era que sí lo era.

Ya llevaba tres intentos y algo siempre pasaba: o la torta salía excesivamente empalagosa e imposible de comer o quemada. Algo que jamás le había sucedido.

-¿Desde cuándo mis tortas saben tan mal?-murmuraba el pelilila mirando los ingredientes desparramados alrededor de la cocina con una furia incontenible al no obtener respuesta.

-Eh…¿Disculpe?-Himuro estaba parado en la puerta con evidente confusión. Había ido para decirle que su turno había terminado, por lo que se iría, pero quedo petrificado al ver como su jefe hablaba con los ingredientes.

Murasakibara suspiro.

-¿Qué quieres?

Durante los dos días que llevaba trabajando, Himuro se había esforzado. Pero por más que llegara a tiempo, echara a Ryouta al encontrarlo tratando de esconderse nuevamente, llamar a Yukio al no poder sacarlo de los baños-acciones que seguramente lo nominarían al empleado del mes-, mantener el lugar ordenado y atender amablemente a todos los clientes, su jefe seguía tratándolo como si de una molestia se tratase.

Y el pelinegro no sabía cómo cambiar eso.

-Solo venía a avisarle-empezó a decir, conteniendo la rabia que crecía en ese momento- que mi turno ha terminado.

Atsushi abrió los ojos como platos y miro el reloj que tenía colgado en la pared de la cocina: eran las ocho de la noche.

¿Tanto tiempo había pasado intentando hacer esa maldita torta?

-Himuro…-murmuro el pelilila- ¿Para cuándo era la orden de Kuro-chin?

-¿Kuro-chin?-Himuro arqueo la ceja extrañado…-Oh, te refieres a Kuroko-sensei…hum-medito el pelinegro- para mañana…

-¡¿Mañana?! –pregunto sobresaltándose.

-Sí-asintió Himuro sin entender la reacción de su jefe- Hizo el pedido la semana pasada.

“Mierda” pensó Murasakibara recordando que había sido realmente así. Kuroko había aparecido hace una semana para ordenar una torta de chocolate de cumpleaños para uno de sus alumnos.

Y él, suponiendo lo fácil que era hacerlo, lo había dejado para última hora. Total, era un pedido demasiado fácil para él…

…o eso creyó.

-Eh… ¿Sucede algo?-pregunto al ver que Murasakibara parecía estar a punto de desmayarse.

-¿Qué?-pregunto algo ido.

-Qué si le ocurre algo-repitió Himuro preguntándose si hacía bien en demostrar interés en su jefe o debería alejarse lentamente hacia la calle hasta poder empezar a correr a un lugar seguro.

Estaba claro de que a su jefe le pasaba algo. Pero estaba más que claro que no se lo diría.

-La verdad…-murmuro el pelilila sintiéndose cada vez peor-es que tendrás que llamar a Kuro-chin y decirle que cerramos y nos fuimos a Brasil…

-¡¿Qué?!

Murasakibara suspiro.

-No tengo el pedido-explico.

-Pero…-Himuro no podía creer lo que escuchaba- ¡Eres pastelero! ¡Se supone que tienes que tener los pedidos!

-Se supone-repitió Murasakibara con tono cansino- se supone…pero no lo tengo.

-¿Acaso se te  hace muy difícil hacer un pastel?-pregunto el pelinegro incrédulo y contemplando el desastre de la cocina, que le daba un indicio de que había intentado hacerlo.

Murasakibara lo fulmino con la mirada. Pero Himuro, que había convivido dos semanas bajo esa amenazante mirada, simplemente lo ignoro.

-Vamos, no puede ser tan difícil…-dijo acercándose y empezando a llevar los utensilios sucios al lavaplatos, para luego sacar unos nuevos.

-¿Qué estas…?

-Yo haré el pedido-no era una pregunta- así que puedes irte a descansar o a lo que sea que hagas a esta hora. Yo terminare el pastel de cumpleaños y luego cerrare el lugar.

Murasakibara lo observo. Preguntándose cómo era posible que ese mocoso haya sido capaz de entrar a SU cocina a decirle que hacer.

Ni siquiera Rei había tenido ese privilegio.

Himuro por su parte se debatía internamente en seguir en aquel extraño lapsus de valentía, o correr en sentido contrario al pelilila.

-Deja eso-gruño Murasakibara dándole un manotazo para que suelte el bol que había agarrado para empezar la mezcla.

Pero, para sorpresa del pelilila, Himuro había logrado esquivarlo.

-No, déjalo tú. Mira no quiero meterme en tu vida privada pero no dejas de ser un zombie. Y créeme que eso no me importaría si no fuera porque está afectando en tu trabajo. Vienes y te encierras en tu oficina durante horas y luego sales a hacer los pedidos de mala gana y muchas veces casi sin cumplirlos. Tuve que rehacer un par de galletas porque los clientes se quejaban de las tuyas, diciendo que eran asquerosas. No sé qué te paso para que actúes de este modo pero deberías solucionarlo, porque si sigues así no serás capaz de sobrellevar ningún pedido y este lugar se vendrá abajo, y es una lástima porque tus postres solían ser deliciosos, de verdad.

Luego de aquel inesperado discurso ambos se quedaron en silencio.

Murasakibara sin poder creer lo que le acababan de decir, y Himuro incapaz de creer lo que dijo.

Pero, para sorpresa de Murasakibara, se dio cuenta de que Himuro tenía toda la razón.

Era cierto que durante esas dos semanas luego de partida de Rei, había actuado como un maldito zombie.

Solía llegar a la cafetería, para luego encerrarse en su oficina y esperar el llamado habitual de Rei, que consistían en simples  ¿Cómo estás? ¿Cómo va el trabajo?  A lo que el respondía con un simple Bien

Que no podía estar más alejado de la realidad.

Porque Himuro también tenía razón: últimamente sus postres no eran los mismos que antes, de hecho, el sabor no era el mismo.

Cada vez sus postres eran más insípidos. Y él no entendía el motivo.

Pero entendía que si bajaba la calidad de sus postres las personas dejarían de venir. Aunque en sus solitarias tardes encerrado en su oficina de mal humor con el resto del mundo, eso apenas le importaba.

Suspiro. Himuro tenía razón en todo: si esto seguía así, el lugar terminaría en la quiebra. Y él perdería algo más…

Miro al pelinegro, quién estaba callado junto a la puerta y mirando sus manos. Aparentemente indeciso entre irse y dejarlo solo, o seguir ahí e incitarlo a que trabaje.

Decidió facilitarle las cosas.

-Hey-protesto Himuro al no ver nada momentáneamente debido al delantal con el que había sido arrojado a su rostro.

-Póntelo, la regla número dos de cualquier pastelero es siempre cocinar con un delantal-explico Murasakibara girando la cara para evitar que vea la pequeña sonrisa que había aparecido en su rostro.

Himuro empezó lentamente a ponérselo para luego voltear hacia el pelilila.

-¿Y la regla número uno?

Murasakibara comenzó a limpiar el desastre que había hecho anteriormente para poder volver a cocinar, pero aun así contesto:

-Esa es secreto.

Himuro arqueo las cejas.

00000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000

¡Lo habían logrado!

Luego de tres horas, varias discusiones con respecto a la decoración, y problemas para conseguir ingredientes que él había agotado en sus anteriores intentos fallidos, el pastel estaba terminado…

Murasakibara suspiro con alivio.

El pastel estaba terminado. Aquel niño tendría su regalo de cumpleaños y él lograría no perder un cliente.

Felices para siempre. Y todo gracias a…

El pelilila volteo hacia donde estaba el pelinegro: Himuro se encontraba sentado con los brazos extendidos en la mesa y los ojos cerrados.  Estaba completamente dormido.

Murasakibara contuvo una risita. Sin duda ese chico había estado extralimitándose. El pelilila era consciente de que se esforzaba en su trabajo y lo hacía de la mejor manera posible.  Además sabía que si no fuera por él, la pastelería se hubiera venido abajo en sus semanas de depresión.

Inconscientemente, Murasakibara había estado acercándose al pelinegro.

“Parece un ángel” pensó observándolo fijamente. Con el cabello negro y reluciente,  sus facciones delicadas, su pequeño y coqueto lunar que lejos de ser un defecto lo hacía más atractivo aún y los labios…

¿En qué momento se había acercado tanto? Y lo más importante… ¿Por qué todavía no se alejaba?

Mientras dudaba acerca de su cordura mental, noto que había un poco de crema de repostería en su labio inferior…

Inclinándose levemente, Murasakibara deslizo su lengua por dónde la crema se encontraba, disfrutando intensamente aquel sabor dulce combinado con la piel del pelinegro; y sin poder evitarlo, mordiendo el labio con una lentitud que hizo que Himuro abriera los ojos.

Ocasión que aprovecho el pelilila para atrapar sus labios y besarlo con una necesidad que nunca había experimentado  antes.

-¡¿Qué se supone que estás haciendo?!-exclamo Himuro sobresaltado y shockeado, mientras se alejaba de Murasakibara.

Atsushi simplemente se relamió los labios, pensando en que nunca un dulce le gustó tanto aquel que había probado en la piel del pelinegro.

Era un sabor exquisito, único…

Y pensaba probarlo de nuevo.

-Simplemente estaba comiendo.

-¿Comiendo?-repitió Himuro incrédulo-  ¡Yo no soy comida!

 -Lo siento, Muro-chin, pero a partir de ahora, tendré que devorarte

-¿Devorar…hmf!

Himuro sintió sus mejillas sonrojadas cuando Murasakibara volvió a presionar sus labios, esta vez, introduciendo su lengua que parecía recorrer ansiosa la cavidad del pelinegro.

00000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000000

-Muchas gracias por el pastel-agradeció educadamente el peliceleste- Los niños estarán muy felices. Sobre todo el cumpleañero…

-Eso espero-sonrío Himuro viendo cómo  Kuroko-sensei se marchaba del negocio-¡Salude al cumpleañero de nuestra parte!

 -¡Muro-chin!

Himuro suspiro. Ahí iba de nuevo.

Durante todo el día su jefe se había comportado de una forma totalmente extraña: para empezar había llegado temprano.

Algo sorprendente si tenemos en cuenta que solía llegar dos horas después del horario de entrada de Himuro.

Luego, no se había encerrado en su oficina, de hecho, ni siquiera había ido a su oficina en lo que iba de la tarde.

Y por último y no menos importante…no había desperdiciado ninguna oportunidad para tocar o besar a Himuro.

Y a pesar de que el pelinegro lo regañaba, esas “muestra de afecto” de parte de Murasakibara solían venir de improviso, por lo qué Himuro, sin importar si estaban frente a un cliente o en medio de la cocina…terminaba siendo acorralado por el pelilila.

Pero eso no era lo único. Su jefe estaba demostrado una nueva personalidad que él jamás había visto: era cariñoso, alegre y…infantil.

Muy, muy infantil.

Y no es que él se quejara, de hecho, - por alguna razón- a Himuro eso le parecía…tierno.

“No debes pensar eso Tatsuya”  se regañó mentalmente mientras acudía al llamado de su jefe.

-¿Qué pasa?-pregunto cuando entro a la cocina.

Antes de poder hacer algo, Murasakibara coloco un poco de dulce de leche en la mejilla de Himuro, para después empezar a eliminar el rastro de aquel dulce con su propia boca.

Logrando que el pelinegro se sonrojara de nuevo.

-¿Podrías dejar de hacer esto?-pregunto Himuro cuándo recupero la voz que lo había abandonado momentáneamente a causa de la vergüenza.

-Moo-se quejó el pelilila- Muro-chin, tienes la culpa por ser más delicioso que mis dulces…

-No digas esas cosas…-murmuro con las mejillas rojas (lo que a Atsushi le pareció muy adorable)- y… ¿Qué es eso de Muro-chin?

 -Oh, bueno, solo le agrego el “chi” a las personas que quiero…y a Muro-chin lo quiero muchísimo.

-Apenas nos conocemos-balbuceo Himuro.

-Cuándo uno ama de verdad, no importa el tiempo en que llevan juntos…

Pero al ver que su Muro-chin lo miraba con escepticismo, decidió darle una respuesta más completa.

-Muro-chin… ¿Recuerdas que a pesar de que lo intentaba mis postres no me salían bien?

Himuro asintió.

-¿Y recuerdas que me preguntaste cual era la regla número uno de un pastelero?

El pelinegro volvió asentir.

-Pero no me respondiste…-mascullo.

-No porque nunca creí en esa regla-dijo para luego abrazar al pelinegro con una sonrisa y susurrarle al oído- la primera regla es cocinar con amor. Uno debe pensar en algo lindo para que tu comida salga bien…yo anoche pensé en ti. Era la primera vez que cocinaba con alguien y lejos de molestarme eso me puso muy feliz. De hecho, el pastel de ese niño es el más rico que alguna vez me salió…entonces me di cuenta de que todo es gracias a Muro-chin. Así que Muro-chin…por favor, no te separes de mí nunca. Porque además de ser mi nuevo dulce favorito eres el ingrediente que hace que todo sea delicioso. 

Notas finales:

Y aquí el como Mura encontro algo que le gustan mas que los dulces y como Himuro encontro a alguien que le gusta acosarlo las 24 horas del día (pero bien que no se queja e.e) xD

agradecimientos a las personas que se toman el trabajo de comentar!!!! <3<3 las quiero a todas n.n

como siempre mi facebook es: Tami Neko

y espero sus dulces comentarios para ver si sigo con esta locura que intenta ser una historia para ustedes xD 

besos y nos leemos pronto <3 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).