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Accidentally in love por lanekorubia

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Notas del capitulo:

Lamento la tardanza u.u pruebas, problemas familiares, etc....en verdad lo siento T.T

 

bueno el cap me quedo muy largo asi que lo dividi en dos xD

sin mas a leer!!!!!!!!! 

¿Romance secreto? ¡Unión de en la clase alta! El  dueño de uno de  los hoteles más poderos del país y gerente de un cadena hotelera (Teppei Takeshi) confirmo el casamiento de su único hijo: Kiyoshi Teppei, con la heredera de los importantes accionistas estadounidenses: Sora Grey.

Se cree que ambos jóvenes (a punto de terminar la preparatoria y con 18 años de edad) han tenido un romance desde los quince años, que fue cuando Kiyoshi viajo por primera vez a Estados Unidos con su padre…

¡CRASH!

El ruido del plato rompiéndose en la cocina hizo que la abuela de Makoto se diera media vuelta y viera a su nieto.

-¿Makoto-kun, que…?-pregunto su abuela confundida.

El pelinegro solo la ignoro y salió de su casa, aparentemente sin importarle el diluvio que había afuera y sin llevar ni siquiera un mísero paraguas.

Lo único que podía pensar era: “Que no sea verdad, por favor”

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-¿Aún no has hablado con él?-pregunto Sora mirando a su prometido con la ceja arqueada.

-No me contesta el teléfono-explico Teppei para luego mirar con odio la televisión- ¡Nunca pensé que esto saldría en las noticias!

-Somos herederos multimillonarios, ¿Qué esperabas?-suspiro Sora para luego intentar encontrar una solución al problema del castaño.

-Tal vez si hablo con él…

-¿Hablar con quién?-interrumpieron los padres de Sora entrando en la habitación de Kiyoshi.

-Con un amigo-mintió rápida y descaradamente la rubia- Kiyoshi me estaba contando que debido a toda la prisa de nuestro compromiso todavía no se lo pudo decir a su mejor amigo, y como él vio las noticias en la televisión se ofendió…

-Oh-dijeron los padres de ella y Teppei ante la información.

Sora le lazo una significativa mirada.

-¡Digo es verdad!-reacciono el castaño nervioso,  tirando su lámpara en el proceso…

Ante lo que sus futuros suegros lo miraron extrañados mientras Sora reía.

  -Eh, bien-sonrío la mujer decidiendo ignorar el extraño comportamiento de Kiyoshi- venimos a buscarlos para informarles que esta noche nos vamos a Estados Unidos, nosotros y tu padre-miro a Teppei- estamos de acuerdo en celebrar su matrimonio allá y además queremos que vivan allí…

-¿QUÉ?

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Makoto no sabía muy bien qué demonios estaba haciendo ahí.

O mejor dicho lo sabía muy bien. Solo que…

-Vamos, no es momento para ser un maldito cobarde-se dijo así mismo mirando por décima vez el timbre y su mano a pocos centímetros de él, que aún no se atrevía a tocar.

Había llegado decidido a la casa de Teppei. Decidido a derribar la puerta y buscar respuestas que si no lo convencían, estaba dispuesto a ahogar al castaño…

Pero la imponente mansión lo había sorprendido tanto que se había quedado paralizado en la entrada.

“Este no es momento de dudar” se reprimió mentalmente para luego casi tocar el timbre, cuando la puerta se abrió.

-¿Qué hace aquí?

Era una voz fría y Makoto pudo notar todo el desprecio del mundo dirigido hacia él con esa simple frase.

-Vengo a ver a Kiyoshi-contesto el pelinegro casi por inercia, sin fijarse que había utilizado el nombre del castaño, y tampoco se fijó en el parecido que aquel hombre tenía con su novio.

Por su parte, el padre de Teppei, había sido consiente de quién era el muchacho en el momento en que lo había visto. Una sonrisa cruel apareció en su rostro.

-Kiyoshi ahora está ocupado-informo- Está haciendo las maletas para viajar a Estados Unidos junto con su novia esta noche… 

El padre de Teppei sonrío al ver como el rostro de Makoto se iba transformando en una mueca de horror al escuchar eso.

-¿Entonces…es verdad?-pregunto con la voz temblorosa y completamente pálido.

-Sí. De hecho…-el señor Teppei se alejó un poco de la puerta al ver que su hijo y su futura nuera salían del cuarto del primero riendo.-Allí vienen.

Cuando Makoto vio al castaño reír con una mueca avergonzada junto a la hermosa rubia, sintió como si algo dentro de él se rompiera. Si bien nunca había sido romántico y mucho menos de palabras cursis, el sentía.

Sentía más de lo que demostraba. Más de lo que le gustaría sentir.

Por eso aunque jamás lo dijera, cuando estaba junto a Kiyoshi, se sentía la persona más feliz de todo el planeta. Y no. No exageraba.

Porque de verdad sentía una felicidad mayor a la que jamás había sentido. A pesar de que fingiera molestia o irritación, Makoto adoraba cuando el castaño lo besaba, le decía esos estúpidos apodos o lo abrazaba en demostraciones de afecto excesivos que  a él le encantaba aunque nunca lo admitiera…

Y ahora, viéndolo sonreír como idiota junto a aquella chica le había dolido. Más de lo que él quería y más de lo que nunca admitiría, pero dolía. Makoto se sintió decepcionado, engañado, triste y...usado.

Usado como seguramente los juguetes se sienten cuando el dueño encuentra uno que más le gusta.

“Soy un juguete…aunque, pensándolo bien, ¿Por qué me iba a querer a mí? Si no soy nada…”

Makoto negó con la cabeza. Si bien había noches en las que pensaba por qué Teppei se había fijado en él, no era una persona que viviera de la autocompasión. No señor.

 Por eso, la tristeza dio paso a la furia. Una furia que le costaría más de lo que pensaba.

-¿A dónde vas?-le pregunto el padre de Teppei al ver como el pelinegro daba media vuelta con intenciones de abandonar su casa lo más pronto posible. El hombre se aseguró de que su hijo desapareciera junto con la chica hacia su cocina para salir tras el pelinegro y cerrar la puerta.

-Al canal de noticias. Voy a decirle a todo el mundo que Kiyoshi Teppei engaña a su novia con un doncel desde hace años-gruño Makoto con los puños apretados.

El padre de Teppei suspiro.

-Lamento decirte que no puedo dejar que hagas eso…verás, hay intereses en riego, Makoto Hanamiya.

-¿Cómo sabe mi…? ¡Suéltenme!-grito al sentir como dos hombres que parecían haber aparecido de la nada y que lo tomaban de los brazos.

-No puedo dejar que cumplas tu amenaza.-explico con sencillez- Si lo hago Kiyoshi no se casaría con Sora y necesito que ese matrimonio se cumpla así que…lamento decirte que te tendré que eliminar del juego si quiero las acciones de la familia Grey.

-¿Qué se supone que hará?-pregunto Makoto con sorna dejando de luchar para mirarlo- ¿Matarme? ¿Darme una advertencia? ¡Si lo hace mi familia lo va a…!

-No te matare-el padre de Teppei sonrío con malicia- matarte sería dejártela fácil…y quiero que sufras. Así entenderás que no debes acercarte a Kiyoshi nunca más.

-¡¿QUÉ ES LO QUE…?!

-Llévenselo-le dijo a los hombres que aún sostenían a Makoto-ya saben lo que tienen que hacer.

-¡SUELTENME!-gritaba el pelinegro mientras era subido a la fuerza a una camioneta negra…los gritos cesaron cuando uno de ellos le inyecto un sedante.

El padre de Teppei sonrío al ver cómo la camioneta desaparecía. Ahora todos sus problemas estaban resueltos….

O eso creyó.

Desde la ventana, una joven de cabello rubio había observado todo.

-Señor…-murmuro Sora cuando el castaño entro.

-¿Sora?-el padre de Teppei se sorprendió al verla ahí.

-Vine a avisarle que todos estamos esperándolos para comer y discutir los detalles del viaje-explico ella mirándolo con el entrecejo fruncido- Me pareció ver una discusión ahí afuera…-dijo recordando el momento en el que esos hombres llevaban a Makoto dentro de la camioneta- ¿Está todo bien…?

-Sí, no te preocupes. Ese chico que llevaron solo era un vulgar ladrón. Lo están llevando a la comisaría en este instante.

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-Teppei… ¿Estas bien?-le pregunto Sora preocupada a su prometido al ver como este observaba su celular con evidente tristeza.

El castaño solo suspiro como respuesta. Ambos estaban sentados el aeropuerto, esperando el vuelo que los llevaría a América por órdenes de sus padres.

-Makoto no me ha contestado. Llame a su celular, a su casa, al teléfono de su hermana…y nadie parece querer contestar…

Sora lo miro con compasión. Entendía lo difícil que era dejar a la persona que amas. A ella le habría pasado lo mismo con Kise…pero el amor que le tenía a su hermana resulto ser más fuerte.

-Ve a buscarlo.

-¿Qué?-Teppei la miro confundido.

-Que vayas por él. Lo amas, ¿Verdad? No puedo obligarte a quedarte y sufrir a mi lado así. Nadie debe hacerlo. Así que yo los voy a distraer y tú…

Pero antes de que Sora terminara de idear un plan para ayudar en el escape de su prometido, el castaño se levantó y…la abrazo.

-No puedo dejarte-le susurro en el oído- No cuando estas dispuesta a sacrificar todo…no es justo que yo no haga lo mismo. Si no me caso contigo mi padre nos perseguirá a mí y a Makoto. Él no se quedara tranquilo. Y lo que menos quiero es que Makoto sufra más por mi culpa.

-¿Entonces…?-Sora aún no terminaba de entender lo que Teppei le estaba tratando de decir.

-Si Makoto vio las noticias y sabe  de nuestro compromiso lo más probable es que me odie y no quiera verme. Y tal vez es lo mejor. Que me odie y siga adelante. Es fuerte. Lo sé. Y lo suficientemente increíble para que alguien lo ame y lo cuide como es debido. La única manera que tengo yo para protegerlo es alejándome de él y sacarle las complicaciones de su vida.   

Sora iba a protestar. No era necesario ese sacrificio. Quería darle ideas para un escape perfecto, quería animarlo a ir por la persona que amaba…pero su mente quedo en blanco al sentir las lágrimas que caían en sus hombros.

-Tranquilo…-susurro ella mientras le acariciaba el cabello para calmarlo- él será feliz…

Y por el bien del castaño Sora esperaba que ese chico lo fuera.

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-¡Déjenme salir! ¡Yo no hice nada!-gritaba el pelinegro mientras era arrojado sin ninguna consideración adentro de la celda.

El policía simplemente lo miro con desprecio, para luego alejarse en dirección contraria después de encerrarlo.

 Makoto empezó a golpear las paredes y los barrotes de manera desesperada.

-Deja de hacer eso, chico-lo regaño un hombre mayor que se encontraba sentado en la litera de arriba. Su nuevo compañero de celda.-Hacer eso no te sacara de aquí…

-¿Por qué dormir todo el día sí?-pregunto irónicamente Makoto volteando para encontrarse con dos ojos grises que lo miraban burlonamente.

-Me caes bien-afirmo él hombre sin tener en cuenta la actitud hosca de Makoto- ¿Cómo terminaste aquí?

-Me acusan de robarle una importante joya al idiota más grande del país-contesto el pelinegro.- Pero soy inocente.

Al escucharlo el hombre río.

-Sí claro-dijo divertido- Todos aquí somos inocentes…

-¡Yo sí!-Makoto lo miro con desagrado- Pero apuesto que usted, viejo estúpido, no lo es… ¿Qué se supone que hizo para estar aquí?

-Incendie una guardería-explico sin una pizca de remordimiento y sin importarle la ofensa del pelinegro tampoco.-En el incendio murieron un par de niños…entre ellos dos de los cuales eran hijos de familias importantes…

-¡Es un asesino!-grito Makoto mirándolo con desdén.

El hombre volvió a reír.

-¿Qué crees que es este lugar, chico? Definitivamente no un hotel cinco estrellas…Bienvenido al mundo de los ladrones, asesinos y violadores…

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Tres años después…

-Kiyoshi….

-¿Hum?

-Cuándo te dije que debía ir al baño no era precisamente para que me acompañarás…

-¿Qué?-Teppei la miro sin entender- ¿Por qué?

-Bueno…tal vez tenga que ver con el hecho de que este es el baño de MUJERES.

Al ver la cara de sorpresa que el castaño puso, la joven no pudo evitar reír.

-Tienes suerte que el avión solo tenga un baño-comento mientras se lavaba las manos- hubiéramos tenido problemas si fuera un lavabo con varios baños, como en un restaurante…¿Recuerdas la ancianita que te golpeo y te llamo pervertido en California?

Kiyoshi sonrío al recordarlo.

-Sí, me acuerdo…pero, ¿Cómo quieres que te deje ir sola? ¡Podría pasarte algo! Sora estas en las dos últimas semanas de embarazo y ni siquiera sé si fue un buena idea que nos subiéramos en al avión…

Sora suspiro. Hace días que el castaño actuaba de forma aún más sobreprotectora…

-Kiyoshi…¿No será que estás así por volver a Japón? Por qué sabes que no corro ningún riesgo, ni yo ni el bebé…Si lo que te preocupa es volver a Tokio…

 -No es que me preocupe…yo…ahora estoy contigo…

“¿Conmigo? ¿A caso sabes lo que significa?” Sora lo miro con tristeza.

Si bien ambos habían decido hacer funcionar lo suyo luego de que ambos renunciarán a lo que querían por el bien y la felicidad de las personas que más amaban, la rubia tenía claro que solo uno de ellos dos se había enamorado.

-El pequeño debe nacer en el mismo país que sus padres…-dijo con seguridad Kiyoshi- pero si crees que soy muy sobreprotector, puedo dejar a mi segunda al mando a cargo.-Y antes de que Sora pudiera decir algo, Teppei grito- ¡Alex!

Entre los asientos, una bella rubia de 18 años e hipnóticos ojos verdes se levantó de su lugar como un resorte, sorprendiendo al resto de los pasajeros en el proceso…

-¿Qué pasa?-grito a modo de respuesta la chica de lentes- ¿Ya rompió bolsa? ¿Está por nacer mi sobrino? ¡QUE NADIE SE ASUSTE PERO AHORA PRECENCIARAN UN MILAGRO DE LA NATURALE…!

-Solo ignórenla-Dijo Teppei que había llegado junto a la joven y le había tapado la boca para que dejara de gritarle a los confundidos pasajeros- Solo quiero que me cambies el lugar y vayas con Sora el resto del viaje…-le explico el castaño a su cuñada, que lo miro entendiendo.

-¡De acuerdo!-acepto felizmente mientras corría junto a su hermana como una niña emocionada en navidad.

Teppei por su parte se sentó junto a la ventana, observando el paisaje y preguntándose como estaría cierto pelinegro ahora…

Que estaría haciendo…

Si había terminado los estudios. Si había comenzado a trabajar. Si…

¿Se habría vuelto a enamorar?…

Porque a pesar de que él lo intento…no había podido. Adoraba a Sora. La consideraba su mejor amiga. Pero no la amaba…

Y no sabía que era algo de lo que ella se había dado cuenta.

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-Tu casa sigue igual-sonrío Sora cuando entraron a lo que alguna vez había sido el cuarto donde Teppei había vivido su adolescencia.

-Así es…incluso la lámpara que rompí sigue ahí-comento con el entrecejo fruncido.-Mejor traigo algo para limpiarlo...

Sora asintió y se puso a acomodar su ropa en el armario. Se suponía que iba a ser su nuevo hogar por los próximos tres meses…el padre de Teppei lo había solicitado por un importante trabajo en la compañía y poco le había importado el estado de Sora a la hora de ordenarles que volvieran a Japón.

“Nunca cambiara” Pensó Sora.

Ni siquiera la noticia de que iba a ser abuelo le había ablandando el corazón…él seguía siendo tan manipulador, tacaño y avaricioso como siempre.

La rubia suspiro. “No hay nada que pueda hacer para cambiarlo” pensaba mientras abría la puerta del armario, al mismo tiempo que una viaja fotografía caía de él.

Sora levanto la foto del suelo y se quedó de piedra al ver que en ella se encontraba su esposo, abrazando a un pelinegro que tenía el entrecejo fruncido y miraba a la cámara con gesto de sorpresa mezclado con desagrado, como si esa foto se la hubieran tomado por sorpresa.

“Él debe ser Makoto” pensó Sora al ver la enorme sonrisa de Kiyoshi y como miraba al chico en la fotografía… una mirada que nunca le había dedicado a ella.

Una mirada de amor.

Sora suspiro. “Se nota que Kiyoshi lo ama…Pero, ¿Por qué me parece su rostro tan familiar? Si yo no lo había visto nunca en mi…” Pero antes de terminar la palabra, Sora recordó.

Lo había visto. ¡Claro que lo había visto! Hace tres años, en esa misma casa. Recordó la misma mirada de desagrado combinada con desprecio que ese chico le había dirigido a su suegro…recordó como se lo había llevado en esa camioneta…y recordó…

Que Seiya le había dicho que lo llevarían preso.

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Alex se encontraba en aquel momento jugando con su pequeña mascota: un pequeño gatito llamado Chispas.

-¡Hey! ¡Pequeño! ¡Vuelve! ¡Sal de donde quiera que estes…!-La ojiverde seguía sin entender cómo era posible que ese gato le ganara en las escondidas.

Fue entonces cuando vio la puerta de la oficina del padre de Kiyoshi abierta y supo que el travieso gatito se había escondido ahí.

Alex dudo en si entrar o no. Esa zona estaba realmente “prohibida”. Nadie podía pasar a esa oficina si no querías una muerte directa y asegurada…por supuesto, eso no fue impedimento para que ella, años anteriores hubiera entrado solo para romper esa regla…pero al ver los aburridos papeles y archivos que este tenía había decidido cumplir con esa norma solo porque lo que había ahí no valía la pena ver.

Sin embargo ahora era distinto. Su gatito Chispas estaba a punto de morir en las terribles garras de aburrimiento si seguía en ese lugar, así que entro.

-Aquí estas-murmuro Alex con una sonrisa al ver al minino recostado encima del escritorio.

Cuando la rubia lo levanto para llevárselo, vio que el gato había estado durmiendo encima de un sobre de apariencia sospechosa color amarillo y completamente sellado.

-¿Qué puede haber aquí que sea tan importante?-pregunto con curiosidad mientras abandonaba al pequeño en el piso y se disponía a abrir el sobre- “Querido Teppei, solo quería decirte que liberarán a Makoto Hanamiya esta tarde de la cárcel principal  de Tokio, ya que cumplió con los tres años de condena”-leyó Alex en voz alta. Volvió a mirar el sobre ya destruido en el momento en que ella lo abrió para ver si se le había olvidado leer alguna otra cosa- ¿Tanto secreto solo para esto?-se preguntó sorprendida- ¿Quién es Makoto? ¿Será un ladrón? ¿Un asesino peligroso? O…

-¡Alex!

El grito sobresalto a la rubia, que miro rápidamente hacia la entrada de la oficina, solo para encontrarse con su hermana mayor.

-¡Waaa…! ¡Sora! ¡Casi me matas del susto!-se quejó la chica de lentes.

-¿Qué haces aquí?

-Vine en busca de Chispas que esta…-Alex lo busco con la mirada- ¡Increíble! ¡Volvió a desaparecer! ¡En la tienda de mascotas me dieron el maldito gato de Casper!-mientras decía eso, Alex se agacho y empezó a buscarlo.

-¿Qué haces?-le pregunto Sora con desesperación mal disimulada- ¡Deberías irte! ¡Sí Seiya te encuentra nos regañara y…!

-Solo voy a buscar a Chispas, ya me voy.-Suspiro Alex para luego dirigir sus ojos a su hermana con preocupación. Pues había detectado, por el tono de su voz, que estaba alterada.- ¿Te encuentras bien Sora? ¿Por qué estás aquí?

-Yo…-Sora la miro completamente pálida. ¿Le debía contar? ¿Le debía contar la triste historia de la relación de ella y Kiyoshi? O ¿La locura que pensaba cometer?

Debía ser sincera. De hecho lo sería. Era su hermana después de todo…

-Voy a buscar a Kiyoshi-dijo Alex ante el silencio de su hermana. Era obvio que no estaba bien. Se notaba pálida y alterada. Y eso no era bueno para el bebé. Tal vez su cuñado (al que adoraba) logre calmarla…

-¡NO! ¡A Kiyoshi no!-el grito de Sora la asusto más.

-Yo…eh… ¿Sora?-tartamudeo sin saber bien que hacer. Sobre todo cuando ella comenzó a llorar.-¿Qué tienes? Tranquila no…

-Nos vamos a separar.

-¿QUÉ?

-Kiyoshi y yo. Pero él no lo sabe…aún…

Alex la miro sin entender. ¿De qué estaba hablando? ¿Se iban a separar y el castaño no lo sabía? ¿Es que su hermana iba a pedírselo…? No. Imposible. Su hermana amaba a Kiyoshi… ¿Entonces…?

-Él y yo hicimos un pacto en nuestro compromiso. Que ambos lo intentaríamos…pero a pesar de que hizo todo su esfuerzo él no me ama. Y nunca lo hará…porque está enamorado de él. –Sora saco la fotografía que encontró y se la mostro a su hermana menor- Su nombre es Makoto Hanamiya. Y antes de que nos fuéramos a Estados Unidos vi como su padre se lo llevaba de aquí para encerrarlo en la cárcel. Él no hizo nada, estoy segura. Es solo alguien inocente que fue víctima de una basura como lo es Seiya…Ni Teppei ni yo supimos que había ido a ahí…pensamos que había seguido con su vida y ahora sé que no fue así. Que lo hicieron sufrir sin razón durante estos tres años. Por eso quiero ayudarlo, Alex necesito saber dónde está. Que paso de él. Y si conseguimos salvarlo…podrá volver con Kiyoshi…y ambos serán felices. Porque se lo merecen.- a pesar de que las lágrimas de Sora no se detuvieron en ningún instante, la determinación de su voz tampoco.

Ella estaba dispuesta a renunciar a su felicidad por la del castaño. También estaba decida a hacer justicia y ayudar a alguien inocente.

-No entiendo mucho pero…-Alex la miro decidida- Iremos por él juntas. Y podrás explicarle todo.

-Primero debemos saber dónde está…

-Creo que eso no será un problema-replico Alex con una alegre sonrisa mientras le mostraba la carta que había leído segundos antes- Tienes suerte de que mamá y papá me hayan regalo un auto…y que haya conseguido mi licencia en el quinto intento…

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-Al parecer saldrás de aquí… ¿Estas emocionado? ¿Tienes lugar a dónde ir?-preguntaba interesado el hombre que había sido su compañero durante toda su estadía en aquel asqueroso lugar.

-…

Y él como siempre, lo ignoro.

No le interesaba hablar con alguien que siempre le había parecido una persona despreciable. No después de saber que el incendio que provoco, no tan solo no fue un accidente, sino que provocado a conciencia, el cual se llevó múltiples vidas inocentes…y él no parecía sentir ningún remordimiento.

Afortunadamente  no saldría nunca de ahí.

Había escuchado que los familiares de las victimas (en especial la de dos niños que por lo que había escuchado eran personas de dinero) habían hecho lo posible por conseguirle cadena perpetua a Tamaki.

Makoto no sentía lástima. Él se lo merecía.

Durante los tres años que convivió con Tamaki en esa celda, se podría decir que su rutina siempre fue la misma: Tamaki intentaba hablarle, y el pelinegro lo ignoraba. Así de simple.

De hecho, Makoto ignoraba a todos en aquella cárcel. Su vida esos últimos tres años era estar en su celda o en la biblioteca de la cárcel; ignoraba a todos.

Si bien hubo algunos presos que habían intentado propasarse con él, pero bastaron un par de certeros golpes de parte del pelinegro para que ya nadie quisiera acercársele.

Y el hecho de que su apellido sea Makoto, ayudaba a mantener a los demás alejados…

-¡Makoto! ¡Hora de irse!-le grito uno de los oficiales con una sonrisa cordial.

Se llamaba Shinsuke Kimura, y a pesar de que Makoto jamás lo admitiera, era su guardia favorito.

Kimura había terminado la carrera policial hacía poco. Había entrado como novato el mismo año que Makoto fue llevado a la fuerza.

Kimura había sido el único que parecía interesado en el pelinegro. Y él único en creer en su inocencia.

Ambos hablaban. No, mucho. Pero lo suficiente para  que Kimura lo diera la llave de la biblioteca para que fuera las veces que quiera sin ser molestado, para que le diera el último turno de baño para que los demás presos no intenten propasarse, que le llevara en muchas ocasiones comida hecha por él, y no la basura que recibían en la cárcel.

Kimura era el único amigo que Makoto tenía ahí.

El pelinegro asintió antes de tomar las pocas pertenencias que tenía y seguirlo hacia la salida para por fin largarse de aquel lugar…porque después de tanto tiempo…

Era libre.

-Te vendrá bien algo de sol…-comentaba Kimura mientras lo guiaba a fuera de la estación- pareces un vampiro…-bromeo para luego tirar levemente de uno de sus mechones de cabello- también debes cortarte el pelo.

Makoto lo aparto con el entrecejo fruncido.

-Sí mamá, ¿Algo más?-pregunto Makoto con voz dura, pero mirada burlona.

Iba a extrañar a Kimura. Le debía mucho.

Le debía la poca tranquilidad que había conseguido en ese infierno.

-Sí…no me dijiste que tu familia había vuelto…pero vinieron a buscarte.

¿QUÉ?

Makoto lo miro sin comprender.

En su estadía en prisión había tenido una sola visita: su padre había venido a verlo con claras intenciones de sacarlo de aquel basural…solo si Makoto accedía a volver con él a casa y hacerse cargo de los negocios de familia…

“Negocios…claro…si a negocios te refieres a ser uno de los principales mafiosos del país”

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-¡MIRATE MAKOTO!-había explotado su padre al ver la firme negativa de su hijo de volver con él- Me dijiste que no querías hacerte cargo de tus responsabilidades y te fuiste a la casa de tu abuela con tu hermana solo para cumplir tu sueño de ser escritor… ¡te deje hacerlo solo porque pensé que así aprenderías cuando te dieras cuenta de que no sirves para eso y me encuentro con qué estás en prisión!

-¡Ya te dije que yo no fui!-grito también Makoto, harto de esa discusión.

Su padre trato de recuperar algo de aire para tranquilizarse. Con un suspiro miro a su único hijo varón. El heredero de su imperio.

-Está bien. Como tú quieras. Dejare que te pudras aquí… me llevare a tu hermana y a tu abuela conmigo. Tal vez Aimi pueda casarse con él hijo de alguno de mis socios y así servir de algo…

-¡Solo tiene quince años!

-Estará en un internado en Inglaterra hasta que cumpla la mayoría-replico su padre mientras se levantaba, dispuesto a irse- No dejare que ella se pudra igual que tú. Que tenga falsas esperanzas en un futuro que no le corresponde…

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Su padre había cumplido la promesa.

Aimi y su abuela abandonaron la casa en la que habían compartido y vivido feliz. La casa que, aunque precaria, había servido para que soñaran con una oportunidad mejor… lejos de la maldad que el “imperio” de su padre ofrecía…

Después de esa única discusión con su progenitor, y una rápida llamada a Aimi (gracias a que Kimura le había “prestado” su celular) pudo saber que lo que su padre había amenazado, había cumplido.

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-Aimi…diablos niña contesta…-murmuraba con voz cargada de preocupación el pelinegro mientras se recostaba contra los azulejos del baño. Internamente agradecía ser el último en tomar la ducha.

-¿Hola?

-¡Aimi!

-¿Mako-chan? ¡Eres tú!-la voz de Aimi se iba haciendo cada vez más temblorosa debido a las lágrimas- ¿Estas bien? Papá nos contó todo lo que sucedió… ¿De verdad estas en prisión? ¿No robaste nada, verdad? Yo sé que jamás harías algo así…

-No lo hice-explico a lo que su hermana suspiro aliviada- Estoy…supongo que podría ser peor… ¿Qué hay de ti? ¿Y la abuela?

-La abuela esta…preocupada por ti. Tu noticia la hizo entrar en un estado algo delicado pero ahora que llamaste le diré que estas bien y se pondrá mejor…

-Sería mejor que me pases con ella…la tranquilizare y…-se calló al percibir los sollozos que su hermana trataba de retener.-¿Aimi?

-La abuela no está conmigo…ella…está trabajando como ama de llaves en la casa de papá…yo… Estoy yendo a Inglaterra en este momento…

Al escucharla, Makoto golpeo uno de los espejos con tanta fuerza como enojo, que no le importó que este se rompiera y lo lastimara hasta que sus manos sangrarán.

-Aimi escúchame, saldré de aquí, ¿Bien? Antes de que te vayas del internado yo estaré libre…iré por ti y buscaremos a la abuela juntos ¿De acuerdo?  Ahora no puedo irme porque solo me metería en más problemas y te los traería a ti…lo más seguro es que estes ahí, al menos así también estarás lejos de papá… Aimi lo siento tanto…

-No te preocupes onii-chan-susurro ella tratando de controlar sus lágrimas- tú debes ser fuerte…yo esperare por ti y…le avisare a Teppei…él también debe estar preocupado y…

-¡NO! Aimi, no quiero que hables con él ¿Entendiste? Es su culpa que nos haya pasado esto…¿Me escuchas? ¿Aimi?-Makoto miro el celular desesperado e intento volver a llamar.

“el número con el que intenta comunicarse no está en el área de cobertura”

-¡Maldición!-gruño para luego arrojar el celular contra la pared.

-Hey, hey, cálmate. O no dejare que vuelvas a “robar” mi celular otra vez… 

Makoto levanto la vista del piso y se encontró con la mirada amable de Kimura. El nuevo guardia de su celda.

-¿Acaso sabías que yo…?

-Sí. Eres un pésimo ladrón, aun no entiendo como terminaste en una cárcel de máxima seguridad.

-Sencillo: soy inocente-contesto con fastidio antes de mirarlo directamente- ¿Me vas a delatar?

-Acabo de decir que deje que me lo quitarás… ¿Crees que te delataría después de eso?

-No porque quedarías como un idiota si se enteran que te robe el celular con facilidad…-comento Makoto- ¿Por qué lo hiciste?

-Me dabas curiosidad y…luego de que te escuche hablar…

-¿Eres un acosador? ¿Me tienes ganas o…?

-No, no-nego él  divertido- Solo que…creo que eres inocente.

-¿De verdad?-le pregunto incrédulo

-De verdad-repitió seguro para luego ayudarlo a levantarse y mirar sus heridas en las manos.- Vamos a curarte…más tarde podrás intentar comunicarte con tu hermana...

-¿Cómo sabes que ella…?

-Tu conversación telefónica no es la única que escuche Makoto Hanamiya.

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En realidad Kimura sabía tanto de él porque había investigado y había escuchado la conversación que Makoto había mantenido con su padre cuando este vino de visita.

Eso lo supo después.

Lo que nunca supo después fue lo que sucedió con Aimi. A pesar de que la había intentado llamar en incontables ocasiones, nunca pudo comunicarse.

Por eso, ahora que salía de ese infierno, iría por ella.


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