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Accidentally in love por lanekorubia

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Notas del capitulo:

Hola!!! bueno, normalmente respondo los comentarios aquí pero lamentablemente en mi ultima respues salio cortada al final u.u Asi que ahora vayan a reviews donde ya les respondi todos sus comentarios con algunos spoilers por si les interesa n.n

Un saludo a mis hermosas lectoras, alas que vienene desde el primer cap y alas que se unieron ahora <3 

“Muchos te conocen,  pero pocos saben quién eres”

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-¡SUELTAME!-gritaba un pelinegro totalmente fuera de sí.

-¡YA TE DIJE QUE NO LO HARÉ!-grito Midorima lanzando al chico que había estado cargando sobre su hombro adentro de su auto.

Takao aterrizo en el asiento de copiloto y antes de poder volver a intentar escapar, Midorima cerró la puerta y lo encerró con llave. Luego se subió él.

Takao resoplo.

-Sí eres consciente de que estás haciendo un secuestro, ¿verdad?-pregunto el pelinegro cuando Midorima encendió el auto.

El peliverde lo ignoro.

-Y es ilegal…¿Sabías, no?-añadió desesperado.  

Las cosas no estaban saliendo como el pelinegro lo había planeado.

La verdad era que le había resultado fácil ignorar al peliverde y seguir de largo en el aeropuerto-había supuesto que era un simple chofer contratado-. Y luego de mandarle un mensaje a Alex para decirle que ya había llegado, se propuso hacer una guía turística por el lugar mientras esperaba a la rubia.

Fue entonces cuando escucho los gritos de la mujer de recepción y se dio cuenta de que le estaba gritando, justamente al hombre que lo había estado esperando para llevárselo.  Takao había pensado que sería divertido ver si el hombre se rendía o seguía buscando.

Así que se dedicó a seguirlo.

Se sorprendió al ver que el hombre lo había buscado desesperadamente por todo el aeropuerto, así que cuando lo vio sentarse en una cafetería con su celular y los nervios de punta, no pudo evitar acercarse.

Se había dado cuenta de que no era precisamente un chofer.

Y que además no parecía hacerle gracia la idea de llevarlo al hospital. Lo sabía por las maldiciones que iban adquiriendo más volumen a medida de que él no aparecía.

Debido a la lástima que le dio aquel peliverde, no pudo seguir ignorándolo y decidió acabar con el sufrimiento de ambos. Para que sepa que no le había pasado nada y que se iría a México de nuevo, por lo que no tendría que preocuparse.

Pero, sí pensaba que lo dejaría en paz y se marcharía…Takao estaba equivocado.

Y ahora lamentaba profundamente lo que estaba sucediendo.

-¿A dónde me llevas?-se atrevió a preguntar luego de un rato en el que el peliverde no había parado de conducir.

-Al Hospital-contesto Midorima luego de debatir interna y externamente si contestarle o no- ¿Dónde crees qué…?

-¡NO!-grito Takao, sobresaltando a Midorima, quién freno de golpe. Luego volteo a ver a su acompañante con el entrecejo fruncido.

-¿Qué diablos te…?

Pero se quedó callado al ver el rostro del pelinegro.

Decir que estaba asustado era poco.

Takao tenía los ojos muy abiertos por el miedo y parecía estar temblando. Además tenía una mueca de completo horror formada en su rostro.

-¡Por favor! ¡No quiero verlo!-le suplico Takao.

-¿Takao?-susurro Midorima confundido- ¿Se puede saber qué te pasa?

Takao sentía que se encogía cada vez más en el asiento y se le dificultaba respirar. Parecía que todo estaba dándole vueltas.

Cuando Midorima noto su falta de aire, además de las pequeñas convulsiones que le agarraban cada segundo y las manos temblantes y sudorosas supo que le pasaba:

Ataques de pánico.

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-¿Himuro-san?-repitió Kouki, sorprendida.

-Sí-asintió Kagami- ¿Acaso tú lo conoces…?

-¡Kouki!-escucharon que una voz muy familiar para ambos la llamaba.

-¡Himuro-san por aquí!-contesto Kouki abriendo las puertas del camión y saltando fuera de ahí, con Ryo aun aferrado a ella.

Kuroko, desde su lugar, podía ver a un atractivo pelinegro, de rasgos finos y ojos cautivadores acercándose a Kouki.

Sintió una punzada de dolor, que nada tenía que ver con los sucesos anteriores.

La sensación se había formado al ver la cara de Kagami al escuchar la voz de aquel joven. El pelirrojo tenía una hermosa sonrisa en la cara, estaba feliz, incluso entusiasmado por verlo.

Pero su expresión cambio al ver a cierto pelilila sosteniéndolo de la mano.

Ahora había una mueca de furia en su perfecto rostro.

Kuroko decidió voltearse. No quería ver como los celos consumían a Kagami. Seguramente, el pelirrojo estaba enamorado de “Himuro” y por eso se había puesto así. Por eso, en primer lugar, había preguntado por él…seguramente eran novios.

Kuroko maldecía el ser tan ingenuo. Porque…¿Cómo era posible que aquel atractivo bombero fuera soltero? ¿Cómo se había ilusionado tanto?

¿Y por qué estaba tan molesto?

-¡HEY!-gruño el pelirrojo, también saltando fuera del camión de bomberos y alejándose de Kuroko, quién ahora sentía que su corazón se encogía. Si hubiera podido se hubiera tapado los oídos. Daría todo para no tener que presenciar aquello- ¡Aléjate de MI HERMANO!

¿Qué?

El peliceleste se incorporó rápidamente de la camilla. ¿Hermano? ¿Había dicho hermano?

-¡¿Ah?!-respondió el hombre que sostenía la mano de Himuro. Era considerablemente mucho más alto que Kagami. Pero este no se acobardo- ¿Acaso te interesa Muro-chin? ¡Te aplastare!

-¿”Muro-chin”? ¡Así que este acosador es tu jefe!-dijo Kagami mirando fijamente a Himuro.

El pelinegro -que hasta ese momento se había mantenido al margen, ocupado en abrazar a su compañera de trabajo y al hermanito de esta- se  volteo.

-Él es mi hermano, Taiga Kagami-le dijo al pelilila mientras señalaba al pelirrojo- y él es Atsushi Murasakibara, mi jefe-añadió mirando a Kagami mientras señalaba al gigante.

-¿Tú hermano?-susurro Murasakibara con tono pensativo y perdiendo toda el aura amenazante que lo había estado rodeando. Luego se acercó más al pelirrojo  y lo tomo del brazo, tirando de él-estas muy delgado Kaga-chin…déjame que te de algunos de mis dulces-le dijo para luego llenarle  ambas manos con caramelos que sacaba de los bolsillos de su gran delantal.

-Oye, oye tranquilo…-murmuraba Kagami incapaz de abarcar tantos dulces.

Himuro suspiro.

-No sabía que tenías otro hermano Himuro-san…-murmuro Kouki contemplando la escena, sin saber muy bien que hacer.

 -¿Ah, no? ¿Es qué no te lo contó…?

-¡¿Hay algún herido?!-otra voz surgió de la nada. Era una voz masculina, a la que inmediatamente le siguió una femenina.

-¡¿Tetsu-kun?!-hablo esta vez una mujer, preocupada.

-¿Momoi-san?-dijo Kuroko cuando la pelirrosa apareció en su campo de visión.

Momoi se volteo y al ver a Kuroko sentado en la camilla dentro del camión, se abalanzo al peliceleste, entrando en el camión de bomberos también.

-¡TETSU-KUN!-gimoteo ella-¡Estaba tan preocupada!-murmuraba abrazando a Kuroko con más fuerza, casi asfixiándolo en el proceso.

-Momoi-san…no puedo respirar-susurro Kuroko.

-¡Hey! ¡Suéltalo!-la voz de Kagami sobresalto a todos los presentes-Digo…-empezó a balbucear el pelirrojo al ver que todos lo miraban sorprendidos por el grito que acababa de dar- no lo está dejando respirar…-murmuro sonrojado.

Himuro arqueo una ceja, mirando interrogante a su hermano. ¿Esa fue una esa de celos?

Momoi se alejó un poco de Kuroko. Seguía a su lado, pero al menos ya no lo abrazaba.   

-Disculpa, Tetsu-kun-dijo sin hacer ningún comentario respecto a las acciones de Kagami, aunque la pelirrosa le había dirigido una mirada interrogante al pelirrojo, no quería opinar nada.

Porque Momoi sabía lo que el peliceleste había sufrido con Aomine. Ella estaba segura de que él merecía a alguien mejor. Alguien que lo hiciera olvidar…

-¿Por qué estás aquí, Momoi-san?-le pregunto Kuroko interesado.

Él también había ignorado a Kagami. Más por vergüenza que otra cosa.

-Bueno, me entere de lo que pasaba por Himuro-san. Me llamo desde la pastelería y me aviso por si había algún herido…entonces recordé que tú trabajabas aquí y realmente estaba muy preocupada…si te hubiera pasado algo…-Momoi volvió a sollozar y, Kuroko, en vez de alejarla, estiro su brazo y tomo su mano sonriendo.

-Estoy bien-afirmo. Tratando de tranquilizarla.

Kuroko conocía a Momoi desde que era pequeña.

Ella, junto con Aomine se habían vuelto sus mejores amigos. Sin embargo, cuando comenzaron la preparatoria, Momoi fue llevada a estudiar a Inglaterra con sus padres.

Había regresado hace tres años. Para la boda de Kuroko, y ahora trabaja en la estación de policías, junto con Daiki.

Durante la separación Momoi se mantuvo al margen. Pero Kuroko sabía que aún no perdonaba al moreno por todo lo que le había hecho.

-Hum, bueno, tal vez sea mejor que nos vallamos-dijo  Kagami, quién había estado observando la escena y no parecía nada contento.

-¡Espera!-lo detuvo Momoi- ¡Tenemos que hablar  con todos!

-¿Qué? ¿Por qué?-pregunto Kagami extrañado.

-Soy agente policial-explico la pelirrosa- y tenemos que interrogar a todos para saber con exactitud que paso, si fue intencional o accidental o si hubo algún herido de gravedad…

-Fue un accidente, Momoi-san-replico Kuroko.

-Sí pero igual. Esas son las normas-hablo esta vez Imayoshi-quien se había estado manteniendo al margen, pero creía que ya era tiempo de que se dieran cuenta de que estaba ahí-

-¡Bien!-sonrío alegremente Momoi- ¿Por quién empezamos primero?

-Yo entrevistare al personal de la guardería. Empezando con el dueño-dijo Imayoshi.- tú puedes interrogar a los bomberos mientras tanto…

-¡Esta bien!-acepto de buen humor- ¿Por qué no empiezo contigo?-le hablo a Kagami.

-¿Conmigo?-Kagami hizo una mueca de horror y empezó a mirar para ambos lados, desesperado- Deberías empezar con la entrenadora, ella está a cargo de todo-dijo. Ya que no encontraba a sus compañeros por ningún lado-seguramente estaban terminando de apagar los últimos rastros de incendió- y había recordado que su entrenadora estaba también en el camión…

Aunque era extraño. No había hablado nada desde que aquellos dos oficiales habían llegado.

 -¿Tu entrenadora?-la pelirrosa recorrió el lugar con la mirada y se dio cuenta que, en el asiento del conductor había alguien.

Alguien que, aparentemente, no quería ser descubierto.

Estaba encogido en el asiento, como si quisiera fundirse con el…además había cambiado su casco por el de Kagami, para que estela tapara hasta los ojos, cubriendo su cabello.

-Hola-saludo Momoi acercándose, la joven se sobresaltó al escucharla- No seas tímida-replico la pelirrosa con suavidad-solo quiero hacerte unas preguntas…

Pero, la joven abrió rápidamente la puerta al costado de ella y salto fuera del camión. Alejándose todo lo posible, prácticamente corriendo.

-¡Hey!-grito a su vez Momoi y usando la misma salida que la chica, salto ella también fuera del camión…

Ante la mirada boquiabierta de los demás.

-Tu entrenadora es muy enérgica-comento Kuroko con una gotita colgando de su cabeza.

-Tu novia también-replico Kagami, pero lo cierto es que lo había sorprendido la actitud de la única mujer del equipo de bomberos.

-Ella no es mi novia-murmuro el peliceleste con las mejillas encendidas, mientras se abrazaba a sus rodillas.

-¿Ah, no?-Kagami dejo de mirar el lugar donde habían desaparecido ambas muchachas para observar a Kuroko.

El peliceleste sentía que el calor de su rostro se acentuaba más con esos ojos rojos mirándolo fijamente, pero afirmo:

-No. Es solo una amiga.

La mirada fija de ambos jóvenes hizo crear una atmosfera que aparentemente, confundió a Murasakibara.

-Muro-chin, ¿nuestro hermanito tiene novio?-le pregunto.

El pelinegro tuvo que contener una carcajada al ver la mueca de vergüenza y las mejillas sonrojadas de Taiga.

-Eso parece-asintió Himuro.

-¿Qué? ¡No!-negaron tanto Kagami como Kuroko, totalmente rojos.

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-¡Hey! ¡Detente!-grito Momoi mientras se abalanzaba hacia la joven.

-¡No! ¡Dejame!-mascullo la chica cuando cayó al suelo, con Momoi encima de ella.

Ambas empezaron a forcejear en el suelo.

-Solo quiero…hacerte…unas…¡Preguntas!-replico Momoi a la vez en que la tomaba de ambos brazos y los colaba a ambos lados de la cabeza de la entrenadora mientras se sentaba ahorcajadas encima de ella.

No era más que una técnica de inmovilización que había aprendido cuando hacía el curso de policías.

Pero Riko no parecía verlo así.

La castaña estaba totalmente sonrojada…por suerte, el casco le quedaba enorme. Lo que no dejaba que la pelirrosa pudiera ver su rostro.

-¿Por qué no quieres que te pregunte? ¿Le paso algo a tu rostro?-pregunto Momoi con suavidad. Se había dado cuenta que la otra mujer estaba haciendo lo posible para que ella no viera su cara.

-No es eso…-susurro la castaña.

-Vamos, no puede ser malo…-intento animarla Momoi mientras le sacaba el casco.

-¡NO! ¿Qué estás haciendo…?-chillo la entrenadora intentando cubrirse su rostro, pero ya era tarde.

La pelirrosa la había visto.

-¿Aida?-susurro con la voz quebrada.

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-¡Kise!-gritaba un moreno totalmente fuera de sí, intentando seguir a los enfermeros que se llevaban al rubio en la camilla.

-Ya le dije, señor, que no puede avanzar más. Nos llevaremos al joven a la sala de operaciones, por favor espere aquí-le hablo la enfermera antes de cerrar el acensor, impidiendo que el moreno entre con ellos.

-¿Qué espere? ¡Con un cuerno, a mí me dejen entrar!-Aomine estaba por subir las escaleras, cuando Teppei lo agarro por el hombro.

-¿Qué haces Aomine? ¡Estas en un hospital!

-¿Y? ¡Soy oficial, maldita sea!

-Vas a conseguir que nos echen si sigues armando escandalo…

-¡Qué lo intenten!-replico Aomine desafiante.- ¡Ya sueltamente Teppei!

-¿A dónde piensas ir?-gruño Teppei. Su voz sonaba dura.-Van a operar al chico para extraerle la bala. Lo mejor que puedes hacer es traer un médico de confianza que autorice tu pase para que puedas ver al chico cuando lo lleven a una sala de reposo, luego de la operación.

-¿Qué me autorice?

-Aomine, somos desconocidos. Si quieres ver a Kise antes que algún familiar lo mejor sería que un médico te autorice. Sabes cómo funciona, si no eres familiar directo no te dejarán pasar…

Aomine  maldijo. Maldijo las malditas reglas del hospital. Maldijo que Teppei tenía razón. Maldijo que no tuviera nada que le pueda dar una pista de los familiares de Ryouta, porque cuando llamo a la estación, para pedirle a Satsuki información del rubio, le informaron que ella había tenido que salir con urgencia. Pero sobretodo, maldijo a Haizaki.

-¡Voy a matarlo!-gruño Aomine.

Habían logrado llevarse a todos los ladrones a la estación. Pero tanto Aomine como Teppei  se habían encargado de llevar al rubio al hospital.

Si no fuera porque Teppei intervino, Aomine hubiera matado al castaño de rastras.

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-Kise…-había susurrado Haizaki, acercándose con una expresión de terror y desesperación- ¡Lo siento tanto! ¡Te llevare a un hospital, lo juro…!

-¡Tú NO LO VAS A LLEVAR A NINGÚN LADO!-grito el moreno dejando a Kise recostado en el suelo, con su chaqueta como almohada, para luego darse vuelta y encarar al chico de rastras, pegándole una puñalada en las costillas que lo dejo sin aire, para luego empezar a repartir golpes por todo el cuerpo de Haizaki, quién apenas podía defenderse.

-Aomine, para…-susurro Teppei intentando alejar al moreno del otro chico- vas a matarlo…

Al final, consiguió separarlos…pero Haizaki no había quedado en un buen estado.

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-Lo mejor es que llames a un médico de confianza, Aomine-repitió Teppei, intentando tranquilizarlo.

El moreno asintió.

Necesitaba a alguien que lo ayudara a ver a Kise, ni bien salga de la sala de urgencias.

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-¿Qué es este lugar?-pregunto el pelinegro, mirando asombrado a donde Midorima lo había llevado.

-Un parque. ¿Nunca viste alguno?-ironizo el peliverde  mientras bajaba del auto.

Takao arrugo el entrecejo.

-Sí estuve en parques…lo que quise decir era ¿Por qué me trajiste aquí?-pregunto mientras bajaba del auto y se acercaba a él.

Midorima le daba la espalda.

-Yo también sufrí ataques de pánico-dijo sorprendiendo a Takao- Y siempre que los sufría venía hasta este lugar. Es…relajante. Me preguntaba si te podía ayudar a ti también.  

El pelinegro cerró los ojos. Respiro un poco el aire de ese lugar y los abrió con lentitud.

Ese parque era hermoso.

Era frondoso, con un lago en el medio, y los caminos estaban hechos con piedras pequeñas. Además, estaba perfectamente limpio…y los árboles que más abundadas eras lo de sakura. Su árbol favorito.

-La mejor forma de tranquilizarme es yéndome de este lugar-murmuro mientras se acercaba al peliverde, hasta llegar a su lado.

Midorima lo observaba atentamente.

Takao busco los ojos verdes de su secuestrador y embozo una mueca triste.

-Pero gracias, igual, por traerme.

-¿Por qué no quieres ver a tu tío?-le pregunto Midorima, rompiendo el contacto de ambos ojos.

No quería admitirlo. Pero se estaba empezando a preocupar por ese mocoso.

Para empezar, porque al verlo tan asustado…se había acordado de sí mismo.

Midorima sabía lo que era sufrir esos ataques de pánico. Tener miedo de todos. Creer que cualquiera puede lastimarte.

Habían sido consecuencias de un suceso que lo había marcado, tal vez, para siempre.

Así que comprendía lo que el pelinegro sentía en esos momentos.

Aunque no supiera cual había sido el detonante. Quería averiguarlo.

-Ese es mi problema-replico el chico, cambiando su tono suave, por uno de fastidio.

-Escucha-Midorima intento ser paciente- Es mi problema ¿Sabes por qué? ¡Por qué fue precisamente tu tío el que me pidió que te recoja! ¡Y no puedo llevarte contra tu voluntad! Bueno, podría. Pero no lo hare ¿Sabes por qué? ¡Por qué se reconocer el miedo cuando lo veo! Y déjame decirte que pareces aterrado con tan solo nombrar ese sujeto…

Takao apretó los puños.

-¡Entonces no lo hagas! ¡Déjame marcharme y listo!

-¡No puedo!-grito Midorima, haciendo que Takao abriera mucho los ojos- No puedo hacerlo, porque, me guste o no, tu tío es mi jefe…y me pidió (ordeno) que  te llevara.

-¿Qué? ¿Acaso te da miedo que te despidan si no cumples su orden? ¿Acaso eres tú el que tiene miedo de mi “tío”?-Takao no podía creerlo.

Por unos segundos había pensado que ese hombre se preocupaba por él.

Pero se había equivocado. Lo único que le preocupaba era no perder su maldito empleo.

Midorima iba a contestarle, cuando su celular empezó a sonar.

Maldiciendo en su mente al culpable de la llamada, Midorima atendió.

-¿Hola?

-Hola. Soy Aomine.  Midorima, necesito que vengas al hospital Shutoku ahora mismo.

¿Eh?

-¿Aomine?

-Sí. Date prisa, Midorima.

Esto era el colmo.

 No solo su jefe le ordena ir a buscar a Takao -ganándose así varios dolores de cabeza- sino que ahora Aomine le ordena ir al hospital, un lugar donde  había intentado llevar a Takao las últimas dos horas.

-¿Y eso por qué? ¿Acaso te paso algo?

-No, no a mí. Más bien…-el moreno resoplo del otro lado de la línea- es una historia larga. Te la contare cuando llegues.

-Aomine no pienso ir.

-¡¿Qué?!

-Si no te paso nada significa que estas bien. Lo siento, pero ahora tengo mis propios problemas…

-¡Pero es urgente! ¡Un chico se interpuso entre mí y una bala! ¡Y necesito que alguien me deje ir a verlo!

¿Una bala?

-¿Por qué se interpondría el chico? ¿Acaso Kuroko…?

-¡No! Él está bien. Es otro chico, Se llama Kise Ryouta. Y necesito verlo…Midorima, por favor.

El peliverde no sabía si estaba practicando para recibirse de santo o cura. Pero estaba extrañamente más benévolo que de costumbre.  

La prueba viviente era Takao, a quién no ahogo en la laguna del parque después de todo lo que paso.

Midorima suspiro.

-Está bien. Llego dentro de media hora.

-¡Gracias! Te espero en la sala de operaciones…

Midorima cortó.

-¿Te vas a ir?-le pregunto Takao, que había estado escuchando las respuestas que el peliverde daba en la conversación.

-Así es.-volteo para ver al pelinegro y agrego- Pero no te ilusiones. No pienso dejar que te vayas al aeropuerto antes de que me expliques porque actúas como un demente…

-¿Yo? ¿Cómo un demente?-Takao lo miro indignado- ¡Tú me secuestraste!

Midorima lo ignoro.

-Te quedarás en mi casa. Hasta que me cuentes todo lo que pasa…yo tengo que ir al hospital, aparentemente un idiota llamado Kise Ryouta se interpuso entre otro idiota y una bala. Ahora lo están operando.-decía él mientras abría la puerta para subirse al auto. Pero se detuvo al ver que Takao estaba inmóvil.

-¿Qué haces? No voy a dejarte escapar, así que no hagas una escena y sube de una vez al auto o…

-¿Dijiste Kise Ryouta?-Takao levanto la vista y lo miro horrorizado- ¡Rápido! ¡Tenemos que ir a ver como esta!

Y sin decir nada más el pelinegro corrió y se subió al auto. Se giró al ver que el peliverde no hacía lo mismo.

-¿Qué haces? ¡Rápido! ¡No pierdas el tiempo y llévame al hospital con él!

Midorima no entendía que estaba pasando. Pero obedeció.

 Y empezó a conducir lo más rápido posible.

Takao, por su parte, saco su celular dispuesto a mandarle un mensaje a Alex.

Kise está en el hospital. Le dispararon y ahora lo están operando. Está en el hospital Shutoku. Ven rápido, yo estoy yendo para allá. 

Notas finales:

Espero que les haya gustado!!!!! Al fin se estan conociendo todos xD espero sus comentarios para seguirla, apoyandome o criticando cualquier cosa es bien recibida <3

mi facebook es Tami Neko  y como dije antes vayan a reviews donde contestare todos sus comentarios a partir de ahora n.n

los adoro!!!! nos leemos!!!


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