Capítulo No. 3
Últimamente el tiempo pasaba tan lentamente… y al mismo tiempo, en el mundo en el que se desenvolvían, todo parecía ir tan rápido...
Akanishi se había marchado a Estados Unidos. Yamashita había dejado News y, sorprendentemente, Nishikido también. Esas habían sido las noticias más sobresalientes durante mucho tiempo.
Ahora, por fin la prensa parecía haberlo olvidado.
Después de todo lo que había pasado, la vida de Yamashita por fin parecía estar regresado a la normalidad. Y ahora estaba concentrado en su carrera como solista y en su carrera como actor.
Esta mañana, había asistido a una audición para el papel de una película. En los pasillos del estudio donde se llevaría a cabo dicha audición se topó con Kazuya.
Yamashita no pudo evitar notar lo delgado que se veía, las ojeras alrededor de sus ojos, ese caminar cansado… se veía tan diferente al Kamenashi que él conoció.
Cuando trabajaron juntos en aquel drama. Yamashita había quedado sorprendido por la personalidad tan arrolladora de Kamenashi. Brillaba con luz propia. Tenía la capacidad de contagiar de energía a todos los que le rodeaban. Y su sonrisa… era capaz de iluminar la ciudad entera, además era extremadamente contagiosa. Pero ahora…
-Hola, Kazuya.- intentó sonar casual. -¿Viniste a la audición?
-¿También tú?- Kamenashi suspiró audiblemente -¡Genial!- dijo desanimado, al momento que rodaba los ojos –Es obvio que perdí.
-Oye, tampoco lo digas así.- Yamashita sonrió un poco y se acercó otro tanto. -¿Ya comiste?- Kamenashi negó. –Vamos, te invito a comer.
-¿Por qué?- preguntó sorprendido.
-Porque tengo hambre. Y no se me antoja comer solo.- lo miro suplicante. Kamenashi sonrió ligeramente, una sonrisa un tanto forzada para el gusto de Yamashita, que hacía un gesto parecido al de un perro apaleado. –Anda…
-Bueno, pero tú pagas…- accedió con fingido fastidio. Yamashita sonrió complacido.
Habían comido en completo silencio. Kamenashi no parecía estar de ánimos para charlar, y Yamashita no pensaba obligarlo tampoco.
El tiempo siguió su curso. Ninguno consiguió el papel. Pero desde entonces, Kazuya y él se habían estado viendo cada vez más seguido. Ya no tenían que toparse por los pasillos para salir a comer. Cuando alguno tenía ganas de hablar, de desahogarse, o simplemente porque querían, llamaban al otro.
-Oye, todavía no entiendo por qué me odiabas tanto- preguntó Kazuya con la mirada entornada, enarcando una ceja, divertido, adoraba pelear con Yamashita.
Esa mañana había sido un desastre para Yamashita, había tenido mucho trabajo, todo le había salido mal. Y para colmo se había topado con Nishikido durante la sesión de fotos.
Esa mañana los había visto juntos, besándose en el salón de conferencias. Así que decidió llamar a Kamenashi para salir a comer y distraerse un poco.
Yamashita había estado enamorado de Nishikido por demasiado tiempo. Y su relación con él había durado tan poco… sólo lo suficiente para que Nishikido le diera celos a Shigueaki.
Sí, Nishikido lo había utilizado.
Era eso lo que le dolía tanto. Si tan sólo Ryo le hubiese dicho que no sentía nada por él, que a quien realmente quería era a su compañero y amigo Shigueaki, tal vez las cosas entre ellos no hubiesen terminado tan mal. Tal vez, News seguiría completo, tal vez…. Bueno, ya no importaba.
-Yo no te odiaba. Tú me odiabas a mi…- aseguró el moreno conteniendo la risa. Kazuya se había llevado las manos al pecho en señal de ofensa.
-Dudo que alguien pueda odiarte…- repentinamente Kazuya se sonrojó. Lo había dicho antes de poder pensarlo.
-Bueno, no todos me quieren, tampoco.- Dijo distraído. No había notado el sonrojo en Kamenashi.
-¿Cuándo comienzas tu tour por Japón?- preguntó Kamenashi para cambiar el rumbo de la conversación.
-El próximo mes.- respondió distraído mientras batallaba con su platillo. -¿Cuándo empieza KAT-TUN el suyo?
-Pues…- lo pensó un rato. –No estoy seguro…- respondió al fin, avergonzado, sacando la lengua y encogiéndose de hombros, en un gesto típico de un niño de cinco años, con una sonrisa a modo de disculpa. Se veía adorable.
-¿Cómo no vas a saber?- Yamashita no podía evitar reír. –Es tu grupo, deberías estar mejor enterado, Kame-chan…- era la primera vez que utilizaba ese mote cariñoso.
-No puedo evitarlo, así soy yo… - Y lo decía tan orgulloso.
Y así siguieron bromeando durante el resto de la comida. Cuando terminaron ya era de noche y decidieron dar un paseo antes de regresar a sus respectivos departamentos.
Yamashita caminaba con la mirada perdida en el cielo. Kamenashi intentaba seguirle el paso, pues el moreno caminaba muy aprisa. Sus piernas largas le ayudaban. “Eso es trampa” pensó Kamenashi de repente. Pues él casi iba corriendo, mientras que el otro iba tan campante, a su ritmo…
De pronto, Kamenashi se detuvo, Yamashita, al no sentirlo tras de sí, se giró y lo vio con la mirada perdida en el parque frente a ellos, notó su mirada triste. Se acercó.
-¿Todo bien?- preguntó, aunque sabía la respuesta.
-Odio este parque, desde aquí lo vi partir hacia Estados Unidos…- dijo aún con la mirada perdida ahora, talvez, en el recuerdo.
Yamashita lo miró un largo rato, se veía tan triste. No le gustaba ese semblante en él. Kamenashi había nacido para sonreír. Era un pensamiento que había tenido la primera vez que había visto una sonrisa sincera.
Entonces, lo tomó de la mano y lo llevó hasta el centro de ese parque, lo tomó del rostro, lo miró intensamente y se acercó muy despacio, dándole tiempo a evitar lo inevitable. Pero Kazuya no se separó, ni se movió, y entonces lo besó…
-Ya tienes otro recuerdo…- dijo aún muy cerca de sus labios. Kamenashi no respondió. Se paró de puntillas y ahora fue él quien inició el beso.
Cuando se separaron, Kamenashi bajó el rostro, completamente apenado por lo que había hecho. Intentó alejarse pero Yamashita se lo impidió, tomándolo del brazo.
-¿A dónde vas?- le preguntó sorprendido.
-Yo... perdóname, no sé por qué hice eso… yo…
Pero no pudo terminar la frase, Yamashita lo había vuelto a besar. Lo besaba lentamente, saboreándolo. Kamenashi se aferraba a su espalda, atrayéndolo. El beso fue largo. Incluso cuando se separaron, se separaron con besos cortos, como intentando que nunca terminaran.
Esta vez, Kamenashi levantó la vista para poder mirar a Yamashita a los ojos, estaba totalmente sonrojado, y ese sonrojo se intensificó al ver la sonrisa del moreno.
-¿Por qué sonríes así?- le reclamó cariñosamente.
-No sabía que besaras tan bien…- le respondió acentuando esa sonrisa de autosuficiencia.
-Idiota…- le respondió Kamenashi antes de atraerlo para seguir besándose.