Capítulo No. 5
Luego de la cena, Yamashita había intentado hablar con él, pero en algún momento habían comenzado a besarse, en la sala del departamento de Kamenashi, en el sofá, se besaban desesperadamente.
-Oye… tenemos que hablar…- le susurró Yamashita entre beso y beso.
-Claro… dime…- le respondió bajo, suave, como pudo, sin despegar sus labios de los de él. Atrayéndolo, ciñéndolo a su cuerpo.
Pero Yamashita no le dijo nada, en lugar de eso lo levantó ligeramente para sentarlo sobre sus piernas, atrayéndolo para besarlo más cómodamente. Creando un delicioso roce en la entrepierna.
En algún momento, en medio del beso, Yamashita comenzó a desnudar al menor. Kamenashi se dejaba hacer, dócil.
Cuando por fin le sacó la camisa, Yamashita comenzó a besarle el pecho, deleitándose con el sabor de su piel, “Kame sabe a leche…” Ese pensamiento fue interrumpido por las manos del menor, que habían comenzado a desabotonarle la camisa también, Yamashita sonrió. Se separó ligeramente para facilitarle el trabajo.
Al quedar en igualdad de situación, Kamenashi no pudo evitar el impulso de acariciarle el torso. El moreno tenía un cuerpo mucho más trabajado, más grueso; sus brazos más fuertes y su espalda mucho más ancha. Lo miraba embelesado, con una sonrisa traviesa mientras de mordía el labio inferior… en un gesto tan sensual…
-¿Te gusta lo que ves?- le susurró Tomohisa al oído. Esa voz grave, llena de excitación, lo estremeció. Kamenashi, completamente sonrojado, asintió. Tomohisa tomó sus manos y las guio a través de su pecho, paseándolas por cada rincón.
Lentamente Yamashita lo recostó en el sofá, y comenzó sacarle el pantalón, Kazuya cerró los ojos, pero el ruido del zipper del pantalón ajeno y la curiosidad le hicieron abrirlos de golpe. Sólo pudo notar cómo Tomohisa se recostaba sobre él.
No notó cuándo le quitó el bóxer o cuándo se los sacó él, hasta que sintió sus erecciones chocar. Gimió fuerte. Tomohisa sonrió complacido. El moreno comenzó a moverse ligeramente, creando fricción, haciéndolo gemir cada vez más, retorcerse de placer.
Mientras se movía, levantó las piernas de Kamenashi, colocándolas alrededor de su cadera, elevó la mano derecha y le ofreció un par de dedos al menor. Kamenashi los aceptó gustoso.
Yamashita comenzó a prepararlo. El castaño se perdía en las sensaciones. Las caricias eran lentas, suaves, tan delicadas. Cuando lo sintió listo, retiró los dedos y se acomodó un poco mejor para poder penetrarlo.
La invasión también fue suave, cuidadosa. Era obvio que no quería lastimarlo, además, mientras entraba en él, lo besaba, lo acariciaba, lo masturbaba, intentaba, de alguna manera, aminorar el dolor. Kamenashi lo agradeció internamente.
-Esta no es… mi primera vez… ¿Sabes?- le dijo, con la respiración agitada y la voz entre cortada, al sentirlo contenerse para que se acostumbrara a la intromisión. Yamashita le sonrió dulcemente, acariciándole la mejilla. Un gesto que hizo que algo se removiera en el pecho del menor.
-“ES” nuestra primera vez…- le susurró, antes de volver a besarlo. Comenzado a moverse, comenzando a perderse…
-¿Tomo….?- susurró, luego de un rato, con el rostro oculto entre su pecho. Saboreando aún el resiente orgasmo. Mientras Yamashita acariciaba su espalda, viajando desde los omóplatos hasta su espalda baja. -¿Qué haremos ahora?
Las caricias se detuvieron repentinamente. Lo pensó un momento. –Seguirnos viendo… intentar que esto funcione, si te parece bien…- Kamenashi elevó el rostro para poder mirarlo. Necesitaba saber si hablaba en serio. -¿No quieres?- preguntó Tomohisa al notar los rastros de duda en su faz.
-Yo…- bajó la mirada. –Tú sabes lo que siento por Jin…- Yamashita iba a decir algo pero Kamenashi se lo impidió. Posó un par de dedos en sus labios, entonces continuó. –Y yo sé lo que sientes por Nishikido…- sonrió ante el rostro de sorpresa del moreno para luego volver a esconder la mirada.
-Tal vez, pero…- Lo tomó del mentón y lo obligó a mirarlo -Cuando estoy contigo… yo… tú me haces feliz- suspiró -Kame,- lo llamó en un susurro –Tú, me gustas mucho…- le sonrió dulcemente. –Y es contigo con quien quiero estar, no con Ryo.
Kamenashi comenzó a reír ligeramente, luego se elevó un poco para poder besarlo. Seguían recostados en el sofá. Era muy pequeño para los dos, pero eso sólo servía de excusa para permanecer abrazados.
-¿Siempre eres tan cursi?- dijo con su clásico tono juguetón.
-No, sólo después de tener buen sexo…- sonrió con sorna. Ambos rieron para luego volver a besarse.
-Entonces, ¿eso significa que estamos juntos?- preguntó Kamenashi inocentemente. Yamashita asintió en respuesta, enternecido por la actitud tan melosa del castaño.
-Desde ahora somos…- lo pensó un rato –somos “novios” ¿te parece?- Kamenashi estalló en carcajadas.
-Sí que eres cursi…- lo miró con falsa molestia. -Odio esa palabra.- se abrazó fuertemente al moreno, escondiendo el rostro en su pecho. Avergonzado por lo que iba a decir. –Yo también me siento feliz cuando estoy contigo, ¿sabes?
-Entonces ahora eres mío, ¿de acuerdo?- le amenazó cariñosamente.
Volvieron a estallar en carcajadas, pero aun así, Kamenashi asintió.