Capítulo No. 8
Nada en Japón parecía haber cambiado.
En realidad él no habría querido volver, pero necesitaba arreglar ciertos asuntos. Y, ya de paso, uno de esos asuntos llevaba el nombre de “Kamenashi Kazuya”. Bueno, ¿a quién quería engañar? Su asunto era Kamenashi Kazuya.
Jin Akanishi siempre fue una persona demasiado egocéntrica, vanidoso y en extremo soberbio.
Pero entre sus virtudes, además de ser una persona inteligente y muy dedicada, estaba la educación que sus padres le habían dado.
Sus padres siempre le habían enseñado que, como hombre, debía hacer lo correcto. Y “lo correcto” era que un hombre se enamorara de una mujer, que se casara y tuvieran hijos.
Por esa razón se asustó tanto cuando se dio cuenta que sus sentimientos por Kamenashi iban más allá de sólo curiosidad.
Lástima que además de todo eso fuera un cobarde.
Pues a pesar de saberse correspondido, no tuvo el valor de enfrentarse al mundo para mantener lo que más quería en ese momento, a Kamenashi, tuvo miedo, y lo único que se le ocurrió en aquel entonces fue abandonarlo y huir a otro país.
Y no conforme con eso, se casó.
No sabía exactamente qué iba a hacer, pero quería verlo. Lo extrañaba demasiado.
-¿Ya no saludas a los amigos?- preguntó Akanishi con una sonrisa al entrar al estudio donde Kanjani8 ensayaría.
-¡JIN!- No pudo evitar sentirse sorprendido.
-¿Cómo estás Ryo-chan?, ¿Oye, será que puedes escaparte un rato?, me gustaría que platicáramos- preguntó en cuanto Nishikido se acercó.
-Claro. Sólo dame un segundo, ¿quieres?- regresó con sus compañeros, les dijo algo, luego se giró, lo señaló y dijo otra cosa. Un segundo después ya corría en su dirección. –Listo, vámonos.
No fueron muy lejos, al restaurante a un par de calles de la compañía, un restaurante que solían visitar los tres: Jin, Ryo y Tomohisa.
-¿Lo has visto?- preguntó Ryo. Llevaban ya un rato hablando pero todo, hasta el momento, había sido una plática trivial.
-No.- dijo al momento en que se llevaba la tasa de café a los labios. –Cuando me contaste que esos dos estaban juntos, en lo único que podía pensar era en volver. Pero ahora que estoy aquí…- suspiró.
-Oye, no vayas a hacer algo estúpido, ¿sí?- le dijo un tanto preocupado, conocía a su amigo. –Si te conté todo eso fue porque quería que supieras que Kamenashi ahora está bien.
-“Ahora”… dices- lo miró incrédulo.
-Jin… por favor…
-Supongo que aún te sientes culpable por lo que le hiciste a YamaPi, ¿no?
-Cuando lo vi en aquel festival, al lado de Kazuya, se veía tan bien, se notaba feliz. Volvía a ser él… entonces comprendí.- sonrió ligeramente. –Yo aún lo considero mi amigo, ¿sabes?
-Pues lo siento por él y por ti, Ryo-chan, porque yo estoy aquí para recuperar a Kazu...- sentenció. Nishikido simplemente bufó cansado, su amigo era un testarudo. Se resignó.
-Por cierto,- prosiguió -necesito que me consigas dónde puedo verlo.- Jin casi ordenó.
-Oye, yo no me llevo con Kamenashi, ni siquiera somos amigos. Y no pretenderás que le pregunte a Tomohisa, ¿cierto?- dijo casi ofendido.
-Vamos, te prometo que será lo último en lo que te pida que me ayudes, ¿sí? Por favor, Ryo-chan…- suplicó, pero al ver el mohín de disgusto en Nishikido, agregó. –Tú hiciste lo necesario para poder estar con Shigue-kun, ¿cierto? Porque lo amas… pues yo también haré lo necesario para estar con Kazuya, porque lo amo…
-De acuerdo.- cedió. –La próxima semana habrá una fiesta, ya sabes, la fiesta que organiza la compañía para los de nuevo ingreso.
-¿Será en la compañía?
-Como siempre.
-Entonces, te veré allí.- se levantó de su asiento y dejó unos cuantos billetes en la mesa. –Yo invito esta vez, Ryo-chan. Y gracias por todo.- Y se despidió con un gesto de mano.
Nishikido se quedó en su lugar, pensativo. No le agradaba lo que fuera que Jin intentaba hacer. Pues Yamashita sería el único perjudicado. Ya había sufrido mucho una vez por su culpa, no quería que volviera a sufrir. Yamashita no se lo merecía.