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Capítulo Tercero

Entrenamiento – Parte 2

Lunes 6 Am, Campo de entrenamiento numero 42; norte de Konoha, FZR.

-Sai… ¿Es necesario eso? Y ¿Qué significa FZR?- Pregunto Naruto mirando confuso al mayor que suspiro resignado guardando la libreta que tenía en manos

-Se llama diario de viaje, es un protocolo…- Miro la cara de desconcierto del niño y volvió a suspirar –Olvídalo… FZR significa: Fuera de la Zona Residencial.

-¿Me mando a llamar, Sáitam?

-Oh, Maito. Es un placer tenerlo aquí- Saludo cordial el monarca al recién llegado Jounin –Si lo mande a llamar. Necesito su ayuda con urgencia.

-Sera un placer, pero…

-¿Pero?

-Como… ¿Cómo es que me venció el otro día?

-Ah eso. Resulta que te di un golpe en una zona nerviosa, provocando tu inconciencia.

-Ah… Eso…- El hombre del traje ridículo parecía confuso –Bueno… ¿Qué necesita?

-¿Podrías entrenar a Naruto en Taijutsu?

-Sai ¿Qué es Taijutsu?- Pregunto el rubio

-Es el arte del combate cuerpo a cuerpo.

-Ah… ¿El cejotas será mi profesor?

-Su nombre es Maito Gai, y si será tu profesor. Yo estaré ocupado durante la semana, además de que lo mejor para un entrenamiento ninja es un profesor ninja. ¿Me ayudara Maito?

-¡SI! ¡LE MOSTRARE EL PODER DE LA JUVENTUD!

-La juventud es importante- Concordó el emperador

-¡HAGAMOSLO! ¡NARUTO!

-¡SI!- Coreo el niño. Sáitam se marchó sin decir nada más, cuando volviera el entrenamiento finalizaría.

~°~

Caminar por las calles de Konoha tan temprano le daba la pauta de lo movida que era la aldea, eran apenas las seis treinta y todas las calles se encontraban repletas de personas yendo de un lado al otro. Camino tranquilo ignorando y siendo ignorado, sin Naruto a su lado la mayor parte de las miradas se disipaban, cosa que en realidad le molestaba.

Durante su caminata por la aldea llego al cementerio, un lugar en el que jamás había estado. Guiado por la curiosidad, que nos hace humanos, se adentró en el lugar notando la inmensa cantidad de lapidas que allí estaban. Camino de un lado al otro hasta que en una lapida noto a alguien, usaba una túnica negra que lo cubría por completo. Se acercó a él lentamente, ocultando su presencia hasta estar a su lado, al poner la mano en su hombro esta lo atravesó como si fuera un espejismo.

Giro en si mirando de frente la figura inerte con mascara frente a él, no podía tocarlo pero podía verlo, dio una vuelta a su alrededor intentando alcanzarlo pero el resultado era el mismo. Volteo la vista detrás de si buscando si había alguien más, pero al regresar la vista la figura había desaparecido. Era sin dudas desconcertante.

-¿Una ilusión?- Pensó en voz alta saliendo del cementerio, camino por las calles de la ciudad tranquilamente.

La mañana había comenzado con relativa calma, pero algo que lo tenía desconcertado desde hacer rato era la inquietante sensación de que era observado, no era algo usual pero sentía que era seguido de cerca. Camino por las calles esquivo hasta que llego a un callejón sin salida en una zona poco concurrida, al estar al final se apoyó contra la pared que bloqueaba el paso y cerró los ojos relajándose.

-Salgan. Sé que están ahí- De las sombras salieron seis ninjas con el uniforme estándar de la aldea solo que en el hombro lucían orgullosos el emblema de la policía militar -¿Qué necesitan de mí?- Pregunto con aburrimiento poniendo sus manos en sus bolsillos.

-Sáitam No Yokai, llegado a la aldea hace no más de dos días. Está acusado del asesinato de tres ninjas, amenaza a diez civiles y de herir a miembros de la policía militar.

-Sí, yo hice todo eso ¿Cuál es el inconveniente?

-El problema es que el homicidio y las amenazas de muerte son ilegales en la aldea.

-Me temo que cuando llegue no estaba enterado de esa regla; verán, soy un emperador. Esto hace que mis costumbres difieran de las suyas. Por otra parte los tres muertos estaban golpeando a un niño indefenso junto con los diez civiles… Que me voy a encargar de matar pronto…

-No vemos el problema de que hostiguen al pequeño demonio, además de que acaba de amenazar de muerte a los civiles en frente de nosotros.

-No le veo el problema, de la boca para afuera se puede decir cualquier cosa. Con respecto a los homicidios, eh resuelto eso con el Hokage. Si no me crees manda a alguien a confirmarlo- El que parecía ser el líder de la cuadrilla asintió con la cabeza y uno de los policías desapareció de un salto.

-Por otra parte, aun si arreglo el problema de los ninjas queda la amenaza y el ataque a los miembros de la unidad.

-El tema de los civiles también fue discutido y resuelto con el Hokage, por otra parte el problema de la cuadrilla… Eso en realidad si fue un arrebato de ira, pero estaban por despertar a Naruto, el cual se encontraba muy herido.

-Me temo que no puede anteponer el sueño de un demonio ante la integridad física de un miembro de protección civil.

-¿Protección civil? Entonces dígame oficial… ¿Por qué no estaba protegiendo a Naruto?

-Lo diré una vez más, es un demonio.

-Dígame usted ¿Por qué es un demonio?

-No espero que lo sepa, pero…

-El Kyubi no Kitsune fue sellado en su interior, estoy consciente de eso oficial. Ahora exponga sus argumentos para decir que es un demonio.

-¿Qué otro argumento necesita? El demonio tiene el control de ese niño.

-Creo que en este mundo todos son ignorantes. Ya que es un ignorante deberé informarle oficial, que los demonios al manifestarse en un cuerpo mortal cambian su apariencia física de manera abrupta o leve.

-Eso quiere decir…

-El Kyubi es un zorro. Naruto no presenta síntomas zorrunos en su apariencia general, no tiene ojos rojos, no tiene el cabello erizado, sus colmillos no son largos, no tiene garras en lugar de uñas.

-Tiene bigotes en las mejillas.

-Son marcas de nacimiento, imbécil.

-¿Cómo me llamo?

-De varias maneras en realidad. Le dije ignorante e imbécil, y ahora le diré idiota.

-Esta arrestado por faltarle el respeto a un policía

-Era a eso a lo que quería llegar ¿No es así oficial? Quiere arrestarme para ejercer abuso de autoridad

-No se haga el santo Sáitam, si es un emperador entonces es un monarca, un gobierno de facto.

-Por supuesto. Pero dígame oficial… ¿Quiere ver lo que es un demonio en un cuerpo?

-De que habla…

-Míreme a los ojos oficial ¿Puede ver su inusual color? ¿Puede ver el iris desgarrado y roto? Mire mis largos colmillos, oficial. Mire las garras en mi mano. Mire los bellos de mi cuerpo erizados como un animal colérico ¿Puede verlo oficial? ¿Puede sentir la aterradora sensación en el aire? ¿Puede ver ahora lo que es un demonio real?

-M-Monstruo…

-Exacto oficial… Soy un monstruo, un demonio, soy una pesadilla viviente que existe para erradicar vida a donde va. Soy su pesadilla, oficial.

-¿Por qué haces esto?- Pregunto el Uchiha paralizado del miedo

-Lo hago porque dicen que Naruto es un demonio, cuando no saben lo que es un verdadero demonio. Mire oficial, difunda esta información a todos en la aldea, que sepan que un verdadero demonio está aquí, que un verdadero monstruo camina entre la gente pacífica, que un ser de obscuridad anhelante de sangre está en la aldea.

-Esta arrestado Sáitam No Yokai

-Me temo oficial, que usted no tiene esa autoridad- Una voz ajena a la conversación interrumpió la disputa, Hiruzen estaba presente.

-Hokage, este demonio me ha faltado el respeto y me ha amenazado.

-Y yo de verdad lo lamento, pero me temo que arrestar a un emperador podría traernos serios problemas. Por otra parte, yo eh escuchado parte de la conversación y puedo asegurar que no lo ha amenazado.

-Yo…

-Retírese oficial- El Uchiha se fue con su cuadrilla muy frustrado, mordiendo entre labios la promesa de regresar –Es usted muy problemático, Sáitam.

-Lamento las molestias Sarutobi, pero me molesta mucho el abuso a Naruto.

-Entiendo su sufrimiento, pero asesinar civiles y ninjas no cambiara eso.

-En parte si, Sarutobi, en parte sí. Pero dejando eso de lado, realmente no creo que me libre de ellos tan fácil mente.

-Yo me encargare de explicarles la situación a los Uchiha personalmente.

-Y yo se lo agradecería mucho Hiruzen. Gracias.

-No hay de qué. Ahora me retiro, tengo mucho papeleo.

El Hokage se fue tan rápido como llego, Sáitam respiro hondo y salió del callejón, le resultaba molesto lidiar con esos paracitos. Con pereza llego a su morada, apenas puso un paso dentro el timbre sonó; desconcertado fue a revisar y se encontró con Kakashi Hatake junto con un hombre alto de cabellera negra y mirada aburrida que llevaba un cigarrillo en la boca, y con una mujer de largo cabello negro en rizos, ojos rojos cual sangre y piel pálida como vampiro.

-¡Hola señor! Acá los traje.

-Ya veo, deben ser Asuma y Kurenai. Un gusto, mi nombre es Sáitam.

-Es un gusto emperador, Kakashi nos ha explicado el porque nos llamó.

-Eso me facilita las cosas. Por favor pasen y pónganse cómodos, charlaremos esto con paciencia.

Los cuatro adultos entraron a la casa del monarca, quien dejo a los maestros en la sala mientras iba a la cocina por un té. Tras algunos minutos de espera todos se encontraban en la sala bebiendo la infusión.

-Bien, seré conciso. Estoy entrenando a mi protegido, Naruto Uzumaki. Yo no poseo la habilidad de manipular el chakra por lo que no sé cómo realizar sus técnicas ninjas, por este motivo estoy buscando maestros especializados. Aunque soy capaz de entrenar físicamente a Naruto, preferí concebirle un maestro de Taijutsu que le enseñe tácticas ninjas. Del mismo modo ustedes serán su maestro en áreas específicas, si lo desean claro está.

-Por mi está bien- Dijo Kurenai

-No hay problema- Concordó Azuma.

-Perfecto. Entonces, Maito está entrenando a Naruto en este mismo momento; Kakashi lo entrenara la próxima semana; la semana siguiente será Kurenai; y la siguiente Azuma. Los fines de semana es mío, explótenlo lo más que puedan, sin piedad.

-Bien- Respondieron al unísono

-Por ultimo… Explotarlo no quiere decir herirlo. Naruto es una persona como ustedes y el que le haga daño… Le prometo que le are saber lo que terror significa- En silencio asintieron a la amenaza –Por ultimo antes que lo olvide, Naruto estará esperándolos cada día a las 6 Am sin excepción. No se retrasen –Los tres asintieron –Pueden irse

Una vez solo, Sáitam se recostó contra el sillón escuchando la puerta de entrada cerrarse, sus invitados se habían marchado. Cansado miro por la ventana la tarde de la aldea, era seguro que Naruto estaría agotado por esas horas. Con cierto entusiasmo se dirigió al campo de entrenamiento 42.

~°~

Lo que sus ojos presenciaban era extraño, Naruto estaba entrenando sin parar pero… Usaba un traje verde como el de Gai. Avanzo despacio hasta pararse de lado del jounin sin decir nada, solo observando. Maito lo miro y sonrió con sus blancos dientes levantando el pulgar en señal de positividad. Sin decir nada Sáitam se marchó como llego, en silencio.

Avanzo hasta la puerta de la aldea y salió siguiendo el camino principal, avanzo rememorando el momento del choque, recordando donde estaba la capsula de escape; idealmente tenía pensado recuperarla, pero su transporte era imposible. La esfera y su contenido pesaban fácilmente veintisiete toneladas, aunque en realidad era capaz de moverla prefería no esforzarse demás; aun cuando parecía perfectamente sano, su cuerpo se encontraba ligeramente dañado producto del choque, resultando heridas algunas de sus venas que de vez en cuando le impedían el libre movimiento.

Una vez descartada la idea de la recuperación volvió al objetivo principal, revisar el sistema de comunicaciones. El polímero del que estaba hecha la esfera era capaz de absorber los rayos lumínicos y transformarlos en otro tipo de energía, por ende disponía de electricidad para su objetivo.

Esas horas de la tarde resultaban calurosas en el país del fuego, el trayecto largo bajo el sol seria dificultoso si no contase con la confortante sombra que los arboles brindaban; en cierto momento del camino se encontró con las siluetas dibujadas de los cuerpos de los hombres que había asesinado al llegar, era una señal de cercanía. Continúo con el trayecto un poco más hasta que el camino se dividió en tres. Sáitam se encontraba dudoso de cual camino tomar, tras el choque se encontraba aturdido y confuso, por lo que no puso atención a ese detalle.

Mientras el dictador divagaba en pensamientos, tres jóvenes ensangrentados llegaba caminando por el camino de la izquierda; curioso se interpuso en el camino.

-Lamento molestarlos pero… ¿Qué les sucedió?- Pregunto dudoso por el estado precario en el que se encontraban.

-Unos hombres nos atacaron, queríamos ver el trono de oro en la esfera de cristal pero los golpearon diciendo que no compartirían el tesoro y que si queríamos verlo debíamos pagar. Nos negamos y nos dijeron que nos fuéramos o nos matarían si nos acercábamos más. Señor ¿Podría ayudarnos?- Explico y pidió el menos herido

-Desde luego, vamos a Konoha a curar sus heridas, no está lejos- Los jóvenes asintieron

-Tal vez en Konoha podamos pedir ayuda a los ninjas para ver el trono- Dijo el mismo joven de antes

-Seguramente también se lo querrán quedar- Dijo el más lastimado

-No se preocupen, yo los ayudare tan pronto estén curados- Los jóvenes asintieron sonrientes y siguieron su camino pero con algo de dudas

-¿Es Ninja?

-No, soy soldado.

-¿Soldado?

-No es como un ninja, pero si tengo entrenamiento militar, solo que está enfocado en las armas.

-¿Cómo un maestro en kenjutsu?

-Algo así.

-¿Cuál es su nombre?

-Sáitam. ¿Y el suyo?

-Kaito- Dijo el menos herido

-Jin- El más herido

-Kiyoshi- Respondió el joven que había permanecido callado hasta el momento.

-¿Se defendieron del agravio?- Inquirió el monarca

-Yo si- Dijo Kaito orgulloso

-Yo no- Respondió Jin con la cabeza gacha.

-Yo me mantuve al margen- Contesto Kiyoshi

-Sus nombres significan: Enorme, Compasivo y Callado ¿Verdad? Respectivamente de cómo se presentaron- los tres asintieron –Hacen honor a sus nombres- Rio el mayor guiándolos hasta la entrada de la aldea.

Para sorpresa del mayor al llegar fueron recibidos por un grupo de policías que no tardaron en atender a los jóvenes que se disculpaban penosamente. Mientras el dictador observaba pacíficamente, Fagaku llego a su encuentro.

-Es un placer volverlo a encontrar. Me eh enterado de algunas cosas respecto a usted… Emperador

-¿Qué cosas? Si se puede saber

-Que ha asesinado a ninjas, amenazado civiles y herido a miembros de una cuadrilla de vigilancia.

-Fueron circunstancias atenuantes.

-¿Me las podría explicar?

-¿Conoce a Naruto Uzumaki?

-¿El niño que lleva al Kyubi?

-El mismo

-¿Qué sucede con él?

-Diez civiles estaban golpeándolo ferozmente junto a tres ninjas, y lo hirieron de gravedad. Me encontraba furioso así que sin pensarlo asesine a los ninjas y asuste a los civiles. Luego lo lleve a su casa para tratar sus heridas, eran bastante graves. Mientras lo trataba llego la cuadrilla y comenzaron a hacer mucho ruido, como note que Naruto se despertaba decidí hacer algo y cuando note que estaban al borde de despertarlo… Reaccione con algo de violencia.

-Los hirió a todos en la pierna.

-Ah casi todos. Deje a uno sano.

-Y esta mañana amenazo a un oficial, le dijo que era un demonio que destruiría todo y mataría a todos.

-Eso no fue lo que dije exactamente. Dije “Mire oficial, difunda esta información a todos en la aldea, que sepan que un verdadero demonio está aquí, que un verdadero monstruo camina entre la gente pacífica, que un ser de obscuridad anhelante de sangre está en la aldea”

-No se escucha mucho mejor.

-Pues no dije que mataría a nadie, bueno, dije que mataría a los civiles pero en realidad el Hokage dijo que se encargaría de su castigo. Además de que no amenace a su compañero, solo lo asuste. Es exagerado.

-Puede ser, pero dígame Sáitam. Si un demonio apareciera frente a usted diciendo que anhela sangre ¿Qué pensaría?

-Lo que pensé cuando me sucedió fue “Que interesante” Solo eso

El silencio reino entre ambos durante algunos segundos, sus miradas no eran duras pero si serias, ninguno miraba al otro con malas intenciones solo querían medirse con ese duelo silencioso, como si quisieran recuperar algo que se había perdido.

-Entiendo- Finalmente fue Fugaku quien rompió el silencio

-Y yo se lo agradezco- Continuo Sáitam.

-Ahora dígame ¿Qué sucedió con los chicos que venían con usted?

-Ah eso. Resulta que cuando llegue al planeta me olvide de algo importante en el bosque, algo que solo yo puedo tomar. Y parece que ahora hay demasiada gente queriendo conseguirlo y lo convirtieron en una especie de atracción. Me temo que debo llegar a eso rápidamente para intentar localizar a los míos. Esos chicos iban a ver eso que deje.

-¿Y qué fue lo que dejo que causa tanto alboroto?

-Un trono de oro macizo.

-¿Un trono de oro? ¿Cómo es que aun nadie puedo llevárselo?

-Está seguro en una capsula de seguridad y es demasiado pesado para ser movido.

-Ya veo… Lo acompañare a buscarlo así lo ayudamos.

-Me temo que su traslado es imposible.

-Créame que lo podre ayudar. Si logramos ponerlo sobre un pergamino puedo sellarlo y luego su transporte será sencillo.

-Si eso es posible sería de gran ayuda.

-Bien, déjeme prepararme y saldremos de inmediato.

-Esperemos hasta mañana. Los jóvenes que llegaron recientemente querían verlo en persona y como prometí que los ayudaría, debo respetar mi palabra.

-Ya veo. Aunque dudo que sus clanes les permitan salir ahora.

-¿Pertenecen a clanes?

-Así es. Uno es del clan Abúrame, otro del clan Nara y el otro es del clan Inuzuka.

-Ya veo. ¿Podrías confirmar si vendrán por mí? Se hace tarde y debo ir a buscar a Naruto.

-Está bien. Estaré aquí mañana al medio día.

-Hasta entonces- Con esas últimas palabras Sáitam camino tranquilo hasta llegar al campo de entrenamiento 42. Gai se encontraba a mitad de una pequeña batalla contra Naruto, quien parecía muy cansado pero ansioso. Después de algunos minutos el rubio cayó al piso exhausto. La noche había caído y su llegada marcaba el final del entrenamiento.

Luego de despedirse de Gai, Sáitam y Naruto marcharon rumbo a su casa, por el camino cruzaron frente a Ichiraku Ramen, cosa que provoco que el estómago del menor gruñera; al escuchar el sonido de la tripa del blondo, el mayor guio a un feliz rubio dentro del restorán. Gran cantidad de platos fueron devorados por el albino, mientras que el azabache no había terminado el primero.

Una vez llenos finalizaron el recorrido a la casa, donde Naruto se alisto para dormir, Sáitam tenía pensado decirle que al día siguiente iría a buscar algo que olvido, pero al llegar a la habitación del rubio este ya se encontraba dormido. Con una sonrisa de diversión lo tapo con las sabanas dejándolo dormir.

~°~

A la mañana siguiente

El emperador Sáitam no Yokai era bien conocido por sus métodos de tortura a la hora de buscar información, así como su falta de piedad. Era de las personas para quien el fin justifica los medios, por esto no era de extrañarse que su comportamiento sádico no cambiase aun con las personas a las que le tenía cariño, y Naruto no era la excepción.

Como buen hombre precavido tenía todo preparado por las dudas de que el rubio no quisiese despertarse. La idea que rondaba por su macabra cabeza aria al rubio llorar y estaba preparado para usarla, es más, quería usarla. Listo para su maldad matutina, sacudió muy levemente al menor, como para tener la excusa de que intento despertarlo. Para su mala suerte, el blondo se levantó somnoliento apenas lo toco.

-Buenos días Naruto- dijo el mayor un poco frustrado

-Buenos días.

-¿Cómo dormiste?

-Bien. Me siento listo para entrenar, deberás.

-Qué bueno… Esta tarde iré por algo que olvide

-¿Te vas a ir?- pregunto con mirar triste -¿Puedo acompañarte?

-No. Tu entrenamiento debe continuar. No te preocupes, volveré para cuando acabes de entrenar con Maito- el blondo asintió feliz y se fue a prepararse. Antes que el mayor lo supiera el rubio lo estaba jalando hacia el campo.

-Perdón por sacarte pero… Si no vas conmigo me van a intentar lastimar.

-No te preocupes Naruto ¿No te dije que iba a ser como un padre? Siempre vas a poder contar conmigo.

-Gracias- dijo sonriendo con sinceridad. Sáitam solo asintió neutral.

Una vez Naruto comenzó a entrenar con Gai, el mayor se fue a vagar por la aldea. Las horas pasaron veloces mientras caminaba observando y conociendo, informándose de los clanes y algunas costumbres desconocidas para él. Finalmente la hora de partir llego y tal como prometió, Fagaku estaba en la puerta junto a los tres adolescentes de antes.

Con la investigación previamente hecha, había obtenido ciertos datos distintivos de los clanes de la aldea, por lo que pudo diferenciar a los chicos con facilidad. Kiyoshi era del clan Abúrame, su actitud retraída y semblante serio que evita los problemas lo delataba; Jin pertenecía al clan Nara, su semblante aburrido y desinterés para pelear eran evidentes, pero tenía un aire de intelectual retraído que caracterizaba a los suyos; finalmente Kaito era del clan Inuzuka, lo que principalmente lo delata son las marcas rojas como colmillos en sus mejillas, pero su carácter explosivo y luchador era otra clara muestra, este día iba acompañado de su inseparable compañero canino.

-Es hora de partir- dijo Sáitam a los presentes que asintieron felices. Una vez estuvo más cerca noto una quinta presencia que antes había pasado completamente por alto. Un niño azabache de ojos ónix y semblante serio que estaba parado de lado de Fugaku, increíblemente similar a este -¿Quién es el niño?

-Mi hijo, Itachi- respondió el policía –Nos acompañara para aprender

-Ya veo. Bueno, comencemos, tengo que llegar antes de que Naruto termine de entrenar- sin más que decir los seis emprendieron rumbo al lugar deseado.

El camino fue relativamente corto, una hora de caminata ya que el dictador argumento que los emperadores jamás corrían, por lo que se demoraron más de la cuenta. Una vez doblaron en el camino de la izquierda, solo a diez minutos de haberlo hecho se encontraron con un gigantesco claro, una gran carpa roja y blanca estaba en el centro de este y a su alrededor una especie de feria simple.

Se encaminaron por el lugar lleno de personas que no parecían ser de muy buena procedencia, todos parecían ser ninjas o matones. Sin problemas se acercaron a la carpa pero antes de entrar un corpulento hombre les detuvo el paso.

-No pueden pasar sin pagar- dijo deteniéndolos. Sáitam siguió su camino rodeándolo sin darle importancia, el hombre lo tomo del hombro en consecuencia –Dije que no pueden pasar sin pagar- volvió a decir esta vez enfurecido

-Si no me sueltas de inmediato te romperé la mano- respondió el emperador volteando levemente y dedicándole una mirada mortal, que hizo que él hombre retrocediera un paso.

Sáitam avanzo adentrándose en la carpa, encontrándose con mucha gente en gradas viendo como ninjas y hombres gigantescos intentaban abrir la esfera a la fuerza. El guardia anterior se abalanzo sobre el emperador que le aplico una llave aprovechando su propio peso y lo arrojo contra la esfera, donde reboto y cayo adolorido al piso.

-¿Quién eres?- pregunto un hombre de cabello azul acercándose a pasos agigantados

-Soy el dueño de eso- dijo simplemente, señalando la esfera, en específico el trono

-Compruébalo- reto el hombre mostrando una horrenda sonrisa de dientes putrefactos

Sáitam avanzo ante la expectante y silenciosa mirada de todos los presentes, todos los que intentaban abrir su propiedad se alejaron mientras se acercaba a la esfera, cuando estuvo lo suficientemente cerca esta se abrió dándole paso, ante la sorprendida mirada de todos. Una vez dentro esta se cerró herméticamente de nuevo, con cansancio se sentó en su trono y ante él un teclado holográfico se hizo presente.

Por fuera todos los matones, incluyendo al líder de estos, se acercaron golpeando la esfera; exigieron que salga y se las entregue, pero este los ignoro. Quería concentrarse en las comunicaciones pero el barullo externo se lo impedía.

-Fugaku, sabes que soy un emperador. Como tal no permito faltas de respeto hacia mi persona y los hombres a mí alrededor ya me han hecho enojar. Sé que probablemente no estés de acuerdo con mi forma de ser o pensar, pero no puedo pasar por alto su comportamiento- no obtuvo respuesta –Así que los matare.

-Está bien- Respondió simplemente

-Sistema de seguridad, código diez- El polímero del que está hecho la esfera tiene varias cualidades, dos de las más notables son que puede absorber la luz y la otra es que puede deformar su superficie de cualquier manera. Al ser una esfera perfecta la única forma de entrar o salir es que se cree una abertura. Con esta cualidad de la esfera salieron largas y punzantes espinas transparentes que perforaron de un lado al otro a los hombres a su alrededor, matándolos en el acto.

Una vez el silencio reino nuevamente, ya que todos los espectadores habían huido, se concentró silenciosamente en su objetivo. Largos minutos de intentos fallidos de restablecer las comunicaciones. Hermético no quiere decir inmune, los sistemas de comunicación y rastro se estropearon en la caída. Frustrado el dictador salió de la esfera ordenándole a esta que dejase una abertura.

-¿Quieren entrar?- pregunto en voz alto y los jóvenes dudosos pero emocionados se fueron a sentar en el trono de oro, mientras Sáitam revisaba un bolso que había sacado de dentro de la esfera.

-¿Qué es todo eso?- pregunto Fugaku curioso ante las extrañas cosas que veían sus ojos.

-Armas, ropa y otras cositas- dijo revisando lo que tenía.

Contaba con tres granadas de flash, dos de humo y cuatro de fragmentación; Una escopeta recortada con 29 cartuchos; 71 balas de revolver; una Desert Eagle con silenciador y un cargador; Dos MP5 con cuatro cargadores; Y finalmente tenía dos mudas de ropa militar, una de comandante y otra más informal con lentes de aviador y chapas con la leyenda “OSAC”

Luego de que los adolescentes se divirtieran en el trono, su vista viajo a la neutral mirada de Itachi, quien no cambiaba su expresión indiferente.

-¿No quieres ir al trono?

-No me interesa

-Fagaku ¿Me ayudas a sellarlo?

-Sí, deja que prepare todo.

-De acuerdo. Sistema de defensa, cierre total- la esfera se cerró, aislando el trono del exterior. Tras algunos minutos de espera, un gran pergamino se encontraba en el piso de lado de la esfera.

-Ahora solo hay que moverla, ayúdenme- dijo acercándose, pero antes de que pudiera hacer nada, Sáitam se paró a su lado y con una mano la hizo rodar hasta estar sobre el pergamino. Fugaku dudoso sello la esfera y luego de que estuviera listo, el pergamino se encogió

-¿No dijiste que era muy pesada?

-Lo es. Pesa veintisiete toneladas.

-Pero… La moviste con mucha facilidad.

-Fugaku soy un emperador, pero eso no quiere decir que sea débil. Yo soy quien sale de frente a pelear contra mis enemigos, para que mis tropas sufran la menor cantidad de bajas posibles.

Sin más que decir, en silencio regresaron a la aldea. La noche había caído, una vez en la entrada el emperador agradeció la ayuda y se marchó con rumbo al campo de entrenamiento 42. Al llegar Naruto se encontraba descansando de rodillas contra el piso mientras respiraba agitadamente.

-Se acabó por hoy- dijo al estar cerca, tanto Maito como el rubio se giraron al recién llegado. Una vez se despidieron Gai se marchó, dejando solo a la familia –Vamos a casa Naruto- El rubio asintió feliz y ambos se dirigieron a su morada.

~°~

Al día siguiente

Sáitam se encontraba sentado en la sala de su casa con Fugaku, eran horas del mediodía y el policía había llegado para hablar con el dueño de la propiedad. Lo primero que había hecho había sido darle el pergamino que había olvidado entregarle el día anterior y ahora estaba dispuesto a discutir sobre los homicidios de los hombres.

-No puede matar deliberadamente a todo el que lo haga rabiar, todo acto tiene consecuencias. Debe comprender que en este mundo nos preocupamos mucho por las bajas.

-No entiendo su molestia. Si ladrones y renegados mueren solo les facilito el trabajo. Tenga en cuenta Fugaku que el mundo es un lugar peligroso y si los peligros se ven reducidos la seguridad aumenta.

-No tiene sentido discutir esto ¿verdad? No dará el brazo a torcer.

-Me temo que no. Mi forma de ser, estatus y crianza garantizan que jamás me sienta obligado a pedir disculpas.

-Algún día lo bajaran de su trono por tener esa actitud.

-Y yo me compadezco del pobre diablo que lo intente- El silencio reino entre ambos –Con permiso Fugaku, tengo cosas que hacer. Así que con todo respeto le pediré que se retire.

-Nos vemos en otro momento… Sáitam.

-Hasta luego Fugaku Uchiha

Una vez el policía se había marchado, el emperador se acercó a una de las ventanas y quedo observando por ella. El hermoso cielo azul le recordaba a la singular mirada de su protegido, cosa que le causaba cierta calidez en el corazón, que a la vez resultaba en una dolorosa punzada. Su Neko aún permanecía perdido.

~°~

En otro lugar muy lejano

Una nave con la insignia de OSAC se había estrellado en un planeta muy parecido a la tierra; aguas cristalinas, fuerte vegetación, animales salvajes y cielos azules. Dentro de la nave insignia soldados se encontraban tirados por doquier, algunos con vida, otros muertos, otros tantos heridos. En la sala de control los operarios y generales se estaban recomponiendo tras el choque, dos cosas había ocurrido apenas unos minutos atrás; la nave se había estrellado y la otra era que el líder de la organización estaba desaparecido, puesto que había sido expulsado de la nave por un error en los sistemas.

-Reporte de daños- Grito un chico castaño de no más de dieciocho años mientras se levantaba con ayuda de una de las paredes de la sala de control.

-Los sistemas no responden. El Sistema de Ubicación y Rastreo Interestelar esta arruinado. Los motores están desconectados, también los sistemas de comunicaciones. ¡Los reactores están al borde del colapso! ¡Si no los desconectados entraran en Fusión!

-¡Desconecten todos los reactores! ¡La prioridad serán los heridos! ¡Quiero un reporte de bajas ahora! ¡Quiero saber qué pasa con cada tripulante de la nave!- Grito impartiendo ordenes el muchacho de ojos esmeralda

-¡Señor!- Grito un operario captando la atención del chico mitad gato

-¿Qué sucede?

-Vera… No sabemos dónde callo la capsula de Sáitam y tampoco podemos contactarla. Tardaremos casi un año en restaurar los sistemas básicos de la nave y es probable que no vuelva a volar.

-Maldición- Grito el chico mitad felino cerrando los ojos fuertemente –Está bien- Grito- ¡Yo, Neko! ¡Estaré a cargo hasta que encontremos a Sáitam! ¡La prioridad seguirán siendo los heridos! ¡Organicen grupos para la reparación de la nave! ¡Quiero que envíen exploradores a revisar el planeta! ¡No sabemos si la atmosfera es apta para la subsistencia!

-¡Si señor!- Gritaron todos a la vez y fueron a cumplir con sus tareas.

-Yo sé que estas bien mi demonio… Puedo sentirlo y… te voy a encontrar… lo prometo. Hasta entonces espérame, nos asentaremos aquí a construir tu imperio- Hablo al viento mientras apretaba fuertemente sus manos, rezando poder encontrar a su amado.

En las afueras de la nave un equipo de asalto, vestidos con trajes de protección y máscaras de gas salían por una de las grietas del casco de la nave. Portaban grandes fusiles de asalto, todos ellos tenían en la espalda las leyendas “OSAC” y “Por la justicia se derramara sangre”


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