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Notas del capitulo: Proximamente Aclaraciones ;)

Capitulo Cuarto

Entrenamiento – Parte 3

La semana se encontraba en su final, los resultados del entrenamiento ya eran evidentes. Naruto pasó de ser un débil niño incapaz de defenderse, a ser un débil niño capaz de mandar a volar a un adulto de ochenta kilogramos varios metros por el aire. Sáitam no podía estar más orgulloso, bien sabía que su rápido progreso era debido a la combinación del chakra del Kyubi y su propia determinación.

Con la semana llegando a su fin, el emperador decidió que era momento de la prueba de oro, con ella sabría qué tan eficiente había resultado el entrenamiento físico que había recibido el rubio.

La prueba fue relativamente sencilla, algo ya previsto y avisado, un enfrentamiento uno a uno entre Gai y Naruto donde Saitám era el juez; quien dictaminaba la certeza de los movimientos y la capacidad de cada golpe. Tres horas continuas fueron lo que demoro el enfrentamiento hasta que Naruto quedo rendido; a pesar de que el Jounin no estaba peleando a su máximo, había sido un duro enfrentamiento. Una vez todos se encontraban descansando, Sáitam decidió que era el momento de hablar con el dúo ante él.

-Maito. Agradezco sinceramente su colaboración y espero que en un futuro pueda contar con usted una vez más.

-Claro que si su excelencia. Y antes de que nos despidamos, quiero darle un regalo a Naruto- el hombre de cejas pronunciadas saco de su bolso ninja un par de pesas que se veían bastante curiosas –Estas pesas están hechas de un material extra pesado, servirán para mantener el ritmo de los entrenamientos.

-¡Gracias Gai!- dijo feliz el niño recibiendo el regalo.

-Naruto, te felicito, has sabido sobrellevar el entrenamiento, aunque su exigencia fue mínima.

-¿Mínima?- cuestiono el menor.

-Así es, la exigencia fue mínima. Y para compensarlo, entrenaremos el doble de duro a partir de ahora.

-Esta… Bien…- dudo el pequeño.

-Maito. A partir de ahora en adelante puede descansar. Le entrego esto- sacando de su ropa una pulsera con las siglas “OSAC” se la entregó al jounin –este brazalete es un comunicador. Sí alguna vez lo necesito o usted a mí, solo debe tocar con sus dedos las cuatro letras y podrá hablar conmigo.

-Bien, lo guardare- con una sonrisa y una rápida despedida se marchó del campo de entrenamiento.

-Ha acabado tu entrenamiento con Maito. El lunes comenzaras un entrenamiento con Kakashi Hatake. Mañana entrenaremos nosotros por nuestra cuenta. Hoy descansaremos, Naruto.

-¿Podemos ir a comer ramen?

-Vallamos entonces.

El dúo dinámico fue en dirección de Ichiraku Ramen. El camino se volvía ameno para ambos, quienes disfrutaban de la compañía contraria contando chistes o haciéndose pequeñas eh inofensivas burlas.

Al llegar, el viejo hombre y su joven hija los recibieron con gran felicidad. El dúo comió mientras charlaba con los dueños del local sobre el progreso del rubio, quien parecía especialmente emocionado cuando el emperador hablaba orgulloso de sus logros.

Una vez habían terminado de comer un total de veintisiete tazones de ramen, de los cuales Sáitam solo había comido uno, se dirigieron a su casa. El infierno de Naruto estaba por comenzar.

~°~

El sábado a las 8 Am, en el campo de entrenamiento numero 42 al norte de Konoha, fuera de la zona residencial.

Naruto se encontraba dando saltos de un lado a otro esquivando la multitud de rocas que le eran lanzadas desde puntos ciegos. Ese día el rubio se encontraba usando sus nuevas pesas de entrenamiento que dificultaban mucho la movilidad, puesto que pesaban cerca de media tonelada. Tan pronto como el calentamiento había concluido, unos jóvenes habían llegado a ayudarlo en su entrenamiento.

Kaito, Jin, y Kiyoshi habían sido llamados por Sáitam, ellos estaban dispuestos a ayudar al joven discípulo del emperador con su entrenamiento. Media hora atrás, cuando el monarca los vio llegar, decidió que ese día harían un entrenamiento diferente. El dictador, cauteloso, quería evitar que los jóvenes viesen las habilidades de combate de Naruto. Durante el entrenamiento con Maito descubrió que el albino era desastroso cuando se trataba de esquivar ataques o contraatacar, por lo que decidió que su siguiente entrenamiento se centraría en eso.

Durante los siguientes dos días los jóvenes fueron a ayudar con el entrenamiento, ganándose un agradecimiento del monarca y una invitación a comer por parte de este. Los jóvenes ofrecieron ayudarlos cada día, pero el emperador pidió que solo sea los fines de semanas.

Con la promesa de volver el próximo fin de semana y arreglar un día para que todos cenaran en la casa del emperador, los jóvenes se marcharon a horas de la noche del domingo. Tal como se había planeado, el agotado rubio estaba dando mil patadas a un poste. Sáitam sonreía cada vez que el albino parecía que iba a rendirse, pero este al ver las burlas del mayor reforzaba su esfuerzo.

El entrenamiento termino con Naruto desmayado del cansancio, dejando al monarca con la necesidad de cargarlo hasta la casa. Tomando al menor en brazos, Sáitam lo llevo por todo el camino hasta su casa. En variedad de ocasiones cruzo miradas con transcúrretes que observaban molesto al blondo.

Una vez en casa el emperador dejo recostado a Naruto en su cama y se marchó de la habitación. Guiado por un curioso sentimiento de malestar que parecía no desaparecer nunca, salió de la casa, camino por las calles, salió de la aldea, camino por los bosques cercanos y siguió avanzando hasta un claro.

Sáitam paro en medio del claro y cerró los ojos, dejando que el suave viento de la noche meciese sus cabellos levemente brindándole una sensación de paz que había olvidado; El malestar continuaba y por mero instinto agudizo sus sentidos logrando así detectar siete presencias a su alrededor, por su forma de esconderse todos eran ninjas y parecían listos para atacar.

Con movimientos elegantes pero rápidos, desenfundo su revólver. Un rápido disparo certero acabo con uno de los shinobis que lo acosaban, inmediatamente los otros seis saltaron rodeándolo.

-Veo que quieren bailar- dijo burlón –Espero que puedan seguirme el ritmo- con una barrida al piso tumbo a uno de los ninjas, los otros se alejaron del inminente peligro que representaba ese hombre mortífero.

-Guillotina Terrestre*- fue el nombre que le dio al movimiento realizado, luego del barrido levanto la pierna en lo alto y la bajo ferozmente, asestando un fuerte golpe en la tráquea del ninja separando su cabeza de su cuerpo, como una guillotina.

Los atacantes sacaron espadas y kunais, listos para el enfrentamiento donde podría morir en manos del azabache. Sáitam tomo la cabeza del ninja mirándola cuidadosamente, la luz lunar del claro permitía ver la máscara de gas que portaba.

Pero ¿Cómo era posible que un ninja usase una máscara de gas militar? Se suponía que en ese mundo ese tipo de máscara de gas adosada al traje anti radiación que portaba el cuerpo, no existía; miro mejor a sus atacantes, sin duda eran todos shinobis, pero los trajes que portaban eran de su mundo, no había dudas.

El emperador levanto su revolver apuntando al frente, logrando que todos retrocedieran un paso, miro atentos a los hombres ante él; todos ellos portaban el mismo traje, lo que sin duda indicaba que era de la misma escuadra; todos llevaban una letra seguida de un numero en el brazo derecho del uniforme. La curiosidad era evidente y necesitaba respuestas rápido.

-Si responden mis preguntas, los dejare ir con vida- dijo mirando atento como sus contrincantes tragaban duro, pero nadie decía nada. Uno dio un paso al frente, y el revolver apunto en su dirección, otro dio un paso, ahora era a él a quien apuntaba el revólver, otro dio un paso y el resultado fue el mismo. Leves risas comenzaron a escucharse, hasta que todos comenzaron a correr en su dirección.

El ninja más próximo salto contra el emperador quien le disparo sin dudar. Otro ninja llego por la derecha lanzando un corte horizontal con su katana, la cual se quebró ante la bala disparada por Sáitam, quien giro cerrando su mano derecha en puño.

-¡Derechazo Extremo!- El tórax del ninja fue perforado, expulsando fuertemente órganos y sangre. Si los rostros de los ninjas fueran visibles, sin duda mostrarían el terror más puro.

Los ninjas se reagruparon frente al monarca, leves susurros eran audibles por el dictador quien se mantenía estoico; las voces bajas y temblorosas mostraban el claro terror que sentían. Una sonrisa traviesa se posó en los labios del asesino imperial, estaban aterrados.

-Van cuatro… Quedan tres- Dijo en voz alta llamando la atención de los ninjas, quienes parecían ciertamente asustados ante lo dicho –Aun tengo un par de técnicas para mostrarles… ¿Debería seguir con el barrido horizontal? ¿El golpe de presión horizontal? ¿La patada extrema? ¡Oh! ¡Ya sé! ¡El Heel Hook*! ¿O debería usar un Hammerlock*?

Uno de los ninjas lanzo una bola de humo roja, haciendo que Sáitam perdiese por completo la visión del enemigo. Cerrando los ojos se concentró sintiendo todo a su alrededor, el susurrar del viento, el susurrar de las hojas, el chirriar* de los grillos, el trinar* de los pájaros nocturnos… el jadear de los hombres.

-¡Barrido Horizontal Extremo!- Grito al momento que lanzo una patada baja, que derribo al ninja que quiso atacarlo por la espalda, quebrándole ambas piernas.

El aire siendo cortado fue la señal que lo hizo retroceder un paso, evitando así ser atravesado por un kunai. Dando un giro quedo frente a su atacante, dos disparos significaron, no solo su muerte sino la del shinobi que antes había herido.

-Solo faltas tú- grito burlón. La nube de humo comenzaba a disiparse, dejando que el dictador viese un par de ramas partidas en un sendero. El ultimo ninja había escapado –Solo empeoras tu suerte- grito fuertemente.

Negando con la cabeza comenzó a caminar por el sendero principal, ese ninja iba camino a Konoha. Tal vez debería preocuparse por los cadáveres que dejo atrás, pero realmente no era algo preocupante.

En pocos minutos llego a la aldea, pudo sentir claramente como ese ninja se había colado en el interior y como avanzaba con rumbo a la torre Hokage ¿Acaso el pobre diablo había pensado que podía pedir ayuda en la aldea? Seguramente la policía militar iba en camino a interceptarlo, pero debía evitar que Fugaku lo encontrara primero.

Con un rápido vistazo encontró un punto lo suficientemente alto en la aldea como para vislumbrar al ninja. Trepando con tranquilidad llego a lo más alto, busco con la mirada al infortunado que había osado atacarlo y creía que podría escapar de él. A la distancia logro verlo, el ninja estaba ya cerca de la torre Hokage. Abriendo un estuche escondido en su tobillo tomo un senbon.

-¿De verdad crees que puedes escapar de mí?- tomándose su tiempo para apuntar, lanzo el arma, enterrándola en el cuello del pobre idiota que hozo atacarlo, quien cayó muerto.

De un salto bajo hasta la calle y emprendió camino a la torre Hokage. Caminar por las calles desiertas era algo sumamente tranquilizador, no había ruidos molestos ni miradas de desprecio sin sentido. La noche era hermosa sin dudas.

Camino algunos minutos con tranquilidad, hasta que se encontró con una patrulla de la policía militar dirigida por Fugaku, este lo noto de inmediato y se dirigió a él.

-Sáitam ¿Qué está haciendo fuera a estas horas? ¡Un intruso entro a la aldea!

-Oh… Lo lamento Fugaku, pero me dirigía a la torre Hokage para discutir algo con Hiruzen. Allí estaré seguro, así que continúen con su búsqueda.

-¿Esta loco? ¡Yo mismo lo escoltare!

-¿Qué clase de falta de respeto es esa?

-Eh… Yo…

-Olvídalo Fugaku. No te preocupes, puedo llegar solo a la torre. Desde este lugar es visible, estamos a pocas cuadras.

-Patrulla. Sigan con la búsqueda, yo escoltare personalmente al emperador.

-No es necesario, Fugaku.

-Vallan- con esa orden la patrulla se marchó en busca del intruso.

-Insisto en que no es necesario, solo estoy entorpeciendo la búsqueda

-¿Qué sabe, Sáitam?

-¿De qué hablas? Si estas preocupado por mi seguridad, soy perfectamente capaz de defenderme solo.

-Eso lo sé perfectamente, eh visto su pelea con Maito.

-¿Cuándo?... No te sentí…

-Eso no importa ahora. Sabe dónde está el intruso ¿Verdad?

-Que persistente… Sígueme Fugaku. Pero te advierto que quiero sacarle la sopa.

-¿Le robo sopa?

-No… Es una expresión… Quiero que me diga lo que sabe.

-Ah… Que expresión más extraña

-Sígueme

-De acuerdo

-Dime Fugaku… ¿Cómo supiste que se dónde está?

-En circunstancias comunes no le importaría que le acompañe

-Ya veo… Fui previsible…- en ese instante llegaron frente al cuerpo inerte del ninja, el Uchiha se mostró levemente sorprendido al verlo inerte en el suelo.

-¿Lo mataste?

-No en realidad, solo lo envenene. Este veneno es especial, puede parar momentáneamente el corazón. Por diez minutos para ser preciso

-¿Cómo es posible que después de tanto tiempo vuelva a latir el corazón?

-Porque este veneno reanima las células. Claro que estar muerto diez minutos deja daño irreparable en varias zonas del cuerpo

-Está despertando

-¿Sabes hacer genjutsus? Sería bueno llevarlo inconsciente a un lugar donde se lo pueda interrogar

-Los Uchihas somos expertos en genjutsus

-Eso es fascinante. No conocía ese detalle. Eh… Creo que lo ideal es aplicar ese genjutsu Fugaku.

-¡Sharingan!- grito el Uchiha llamando la atención del emperador, no conocía esa palabra –Ya está. Llevémoslo al departamento de Interrogación y Tortura de la aldea

-¿Interrogación y tortura? ¿Existe ese departamento?

-Por supuesto. No podríamos obtener información de los prisioneros de guerra de otra manera

-Deja que lo revise primero- con estas palabras se acercó al ninja y comenzó a revisar, primero le quito la máscara de gas revisando que no tuviera un comunicador o alguna cámara oculta. Ninguna de las dos, pero tenía otra cosa peor, un rastreador. Siguiendo con la búsqueda dio vuelta el cadáver.

-Mierda

-¿Qué sucede, Sáitam?

-Esta leyenda…- en la espalda se encontraba escrito “PAZ”

-¿Sabe quiénes son los atacantes?

-Me temo que si- de un movimiento rápido, el ninja se levantó alejándose de ambos, tomando posición de combate.

-Escuche Sáitam, yo lo distraeré y usted lo noqueara ¿De acuerdo?

-Tengo un mejor plan- tomando el revolver disparo al corazón del ninja, que cayó muerto en un instante.

-¡Porque lo mato! ¡Lo necesitábamos con vida!

-Tengo toda la información necesaria. PAZ está en el planeta, lo que significa problemas, muchos problemas.

-¿Quién es PAZ? ¿Por qué demonios lo mato si podríamos haber averiguado más?

-PAZ es una organización, en la cual los miembros nuevos no tienen mucha información, por lo que no tiene sentido gastar tiempo en uno. Lo que sí es verdad, es posible que PAZ se movilice pronto hasta esta aldea… Fugaku, sé que es repentino pero, dentro de tres semanas, el domingo, está invitado a comer a mi casa a las ocho de la noche, no falte.

-¿A qué se debe esa invitación? No entiendo nada…

-Solo venga, puede traer a su familia si lo desea- sin más que decir se dirigió a la torre Hokage. Sin muchos problemas, los guardias lo escoltaron hasta la oficina donde Hiruzen lo recibió de inmediato. Se veía cansado.

-Buenas noches, Sáitam. ¿Qué necesita?

-Buenas noches, Sarutobi. Primero que todo vengo a invitarlo a comer.

-Es inesperado, ¿No es un poco tarde para comer?

-¡Oh! Me temo que no hoy. Dentro de tres semanas, el domingo a las ocho de la noche invite a algunas personas a comer. Desde luego, ya que usted me ha ayudado mucho, también está invitado.

-No hay problema, estaré libre a esa hora.

-Perfecto, por segundo tengo una pregunta. ¿Podría decirme el nombre de un jounin instructor que sea miembro del cuerpo de Interrogación y Tortura?

-¿Un jounin instructor de I&T? ¿Para qué lo necesita?

-Quiero que Naruto sepa lo mínimo eh indispensable sobre esa área

-Ya veo. Ibiki Morino E Inoichi Yamanaka son los líderes y únicos jounin en la Fuerza de I&T

-Yamanaka y Morino… ¿Quién me recomendaría?

-Inoichi es experto en interrogación, Ibiki es un experto en tortura. Realmente depende de lo que quiera

-Entonces, creo que prefiero a Ibiki, al menos por el momento

-Bien, yo hablare con Ibiki y le explicare la situación

-Gracias Hiruzen. Todos los días estoy por la tarde en casa

-Por cierto Sáitam, recientemente ha habido una intrusión. ¿Tiene algo que ver con usted?

-Me temo que sí, un enemigo mío fue el responsable. Pero no se preocupe, la amenaza fue neutralizada.

-De acuerdo. ¿Necesita algo más?

-Me podría recomendar una armería

-Hay una nueva armería de una joven pareja en la avenida principal

-¡Oh! Entonces iré a verla de inmediato, necesito algunas armas. Me temo que no puedo seguir malgastando las mías

-Si no quiere caminar sin sentido, debería esperar a mañana. Me temo que ninguna tienda está abierta a estas horas de la noche

-Ahora que lo menciona… Es un poco tarde ¿Verdad?

-Lo es

-Jeje. Buenas noches, Sarutobi. Gracias por todo

Sáitam salió de la torre Hokage caminando por el camino principal, dando un rápido vistazo observo a la policía militar llevándose el cadáver del soldado de PAZ que había asesinado con anterioridad.

Tal vez debería eliminar los cadáveres que dejo en el bosque cercano. Con un suspiro de resignación se dirigió al lugar donde los cuerpos se encontraban. Caminar por la noche era una de las cosas que prefería, los leves ruidos emitidos por los animales nocturnos y el soplar del viento no eran opacados por ningún otro ruido. Era algo que pocas veces podía disfrutar. Divagando en su disfrute, rápidamente llego al claro.

-Que paisaje tan hermoso- dijo para sí, maravillado ante la obra de arte presente. Los cuerpos agujereados, cortados, partidos, quebrados, de varias formas y maneras, se encontraban regados por todo el claro. La sangre manchaba de rojo el pastizal, dando una hermosa y tétrica vista. Era digna de un cuadro –No todos los días uno puede ver semejante obra de arte

Le daba lastima tener que deshacerse de aquello que maravillaba sus ojos, pero era peligroso dejar los cadáveres a merced de otros ninjas o las mismas tropas de PAZ. Rebuscando entre los cuerpos encontró una pala plegable, sin dudas perfecta. Todo lo que faltaba era cavar un pozo lo suficientemente profundo para enterrar los seis cuerpos.

Zum letzten Mal
Wird zum appell geblasen!
Zum Kampfe steh’n
Wir alle schon bereit!

Schon (Bald) flattern Sáitamfahnen über allen Straßen
Die Knechtschaft dauert
Nur noch kurze Zeit!

Die Fahne hoch!
Die Reihen fest geschlossen!
SA marschiert
Mit ruhig und festem Schritt

Kam’raden, die Rotfront und Reaktion erschossen
Marschier’n im Geist
In unser’n Reihen mit

Comenzar una canción por la mitad no es usual, pero resultaba ciertamente inspiradora para el dictador, que realizo la tarea de cavar con gran rapidez. En su mundo, aquel hombre para quien fue compuesta la obra de arte que representaba esa canción, no era otro que el mejor conquistador del mundo, aquel que puso al mundo de cabeza y aun con todo en contra parecía querer triunfar; pero al igual que lo que ocurrió con Sáitam, el mundo unido es poderoso y no se lo debe subestimar.

Observo el poso, era aburrida la idea de enterrar a los cadáveres. Uno por uno los cargo y arrojo. Con un poco de aburrimiento miro los cuerpos amontonados, era demasiado aburrido, una fosa común. Con un resoplido de molestia se volteó dispuesto a echar la tierra, cuando noto algo que antes había pasado por alto, un cinturón de granadas.

Con curiosidad tomo el objeto notando su contenido, una granada flash, una granada de fragmentación, una granada de humo y una granada incendiaria. Con una sonrisa que aria temblar al diablo, tomo la última nombrada. ¿Qué mejor idea para una fosa común, que volver cenizas los cadáveres?

Sacarle el seguro a una granada es casi tan placentero como ver volar el gatillo de ignición. En el momento que el monarca la arrojo al pozo, pudo ver como esta estallaba en una explosión ígnea, consumiendo los cuerpos en la tierra. El leve calor y el olor a carne quemada podrían hacer vomitar a más de uno, pero no a Sáitam.

Una vez los cadáveres habían sido consumidos por completo, dejando menos que cenizas, abandono el lugar a paso lento. La noche había avanzado veloz y el amanecer estaba demasiado cerca, tenía que llegar a la casa antes que Naruto despertara.

Una vez entro a la aldea, los primeros rayos de sol lo golpearon brindándole una cálida sensación. Rápidamente llego a su morada y, confirmando que el rubio aún seguía durmiendo, se dispuso a preparar el desayuno. La verdad es que no tenía sueño, estaba acostumbrado a pasar semanas enteras despierto por trabajo, un día no era la gran cosa.

Emocionado por la idea de comer algo saludable y no solo ramen, comenzó a preparar el desayuno, probablemente el delicioso aroma de la comida al estilo americano había despertado al rubio que ahora se encontraba tallándose los ojos en la puerta de la cocina.

-Buenos días- saludo mientras se sentaba en la mesa

-Bueno días, Naruto. ¿Cómo dormiste?

-Bien, soñé con ramen

-¿Ramen es en todo lo que piensas?

-Es el motivo de mi vida

-Que chico tan conforme

-Jejeje. El ramen es delicioso

-Pues, mi cocina también lo es. Deberías probar este desayuno

-Solo por esta vez- dijo el rubito en el momento en que probo un huevo frito. Sus ojos se iluminaron como estrellas en el momento en que su paladar experimento la mescla de sabores y condimentos únicos, era asombroso como podía ser tan delicioso algo tan simple

-¿Y? ¿Cómo está?

-Exquisito… Es lo…- mientras hablaba, Naruto comenzó a derramar lágrimas –Es lo más… delicioso que he probado jamás…

-N-Naruto… ¿Por qué lloras?

-Es que… jamás, nadie, hizo nada por mí y ahora… tú haces todo esto… yo soy… yo soy tan feliz… me cocinas… vives conmigo… me entrenas… me adulas… me ayudas… eres… ¿mi familia?

-Sí, Naruto. Soy tu familia- al escuchar eso, el rubio se arrojó sobre el mayor llorando, dándole un abrazo que fue correspondido sin dudas.

Después del emotivo momento, el dúo se dirigió al campo de entrenamiento número 42 como cada día. Tres horas, fue el tiempo que esperaron a que llegara Kakashi Hatake; el hombre se excusó diciendo que tuvo que ayudar a una viejita a cruzar la calle. Luego de que Sáitam le diera un golpe que le dejo un chichón en la cabeza, aviso que no volvería a pelear con los sensei’s a Naruto. Con la promesa de volver por la noche, se marchó del lugar.

Durante todo el camino se la paso pensando en PAZ, era una organización que juraba proteger al inocente, aunque harían cualquier cosa con tal de matarlo, incluso arrasar un pueblo completo matando mujeres y niños. Sin dudas los humanos son seres de cuidado; son seres que pueden ignorar su palabra, a diferencia de ángeles y demonios.

Antes de darse cuenta, había llegado a la armería que Hiruzen le había recomendado. Con un poco de emoción ante la idea de obtener nuevas armas se adentró en la tienda, había muchos tipos de armas.

Cuchillos, kunais, shurikens, senbons, Oz’s, katanas, espadas, katanas de doble hoja, lanzas, sables, bombas de humo, etiquetas explosivas, hilo ninja y montones de otros tipos de herramientas. Podría haberse pasado toda la tarde, horas y horas completas, mirando las armas e imaginando como usarlas, pero para su buena o mala suerte, una joven pareja llamo su atención.

-Buenos días señor. ¿Qué se le ofrece?

-Buenos días. Estoy un poco indeciso con respecto a lo que quiero. Creo… Si ya se. Quiero cinco estuches de senbons, dos de sus mejores katanas, una espada, un wakisashi*, y una guadaña de mango largo.

-Oh. Que interesante su última elección. ¿No quiere shurikens, kunais, o etiquetas explosivas?

-No, con esas cosas está bien

-De inmediato se las traeremos

-Gracias- La pareja fue veloz, las armas estuvieron listas rápidamente y se las entregaron en estuches, a excepción de la oz que colgó en su espalda. Con un saludo y una despedida, se marchó del lugar encaminándose a casa, aun había cosas que debía hacer.

Una vez en su hogar, decidió que era momento de guardar su fiel revolver. Con bastante esfuerzo y algo de indecisión, luego de cuarenta y cinco minutos, fue capaz de guardar el arma en su bolso de viaje; también dejo las granadas de reciente adquisición.

Dejando el bolso en su tétrica habitación, se dispuso a descansar en el living, cuando una caja algo antigua llamo su atención. Al verla bien recordó de inmediato lo que era y se sintió algo torpe al haberlo olvidado. ¡Las máscaras de oveja y lobo! Sin dudas algo hermoso y misterioso.

Guiado por la curiosidad que le provocaba tan maravillosa reliquia, tomo la máscara de oveja y la puso sobre su rostro, un poder extraño lo embriago, la conocida esencia de la muerte ajena fue algo que sin dudas llamo su atención ¿Por qué percibía la muerte de todos los seres?

¿Estás ahí, querido Lobo?

Realmente no sabía que había sido aquello, pero resulto ligeramente aterrados y extraordinariamente curioso ¿Acaso la esencia de la muerte rápida, la oveja, le había hablado? Solo había una forma de saberlo.

-Aquí estoy ovejita

Su voz había sonado impresionantemente diferente, más gruesa de lo que ya era de por sí, y más áspera, como la voz de un animal.

¿Estás Triste?

-Lo Estoy

¿Y qué se siente?

-Como Una Larga cacería sin una presa…

-Oveja, cuéntame una historia

Había una vez un hombre de piel alba y pelo negro que vivía muy solo

-¿Por qué vivía solo?

Todas las cosas debían enfrentar a este hombre, y por eso lo evitaban

-¿Y el los cazaba?

El tomo un hacha y se partió a sí mismo en dos, justo a la mitad

-Para así siempre tener un amigo…

Para así siempre tener un amigo…

Con velocidad decidió quitarse la máscara, aunque el charlar con oveja era entretenido también era peligroso. Al observar la máscara más detenidamente pudo notar la leve estela de humo negro que lo rodeaba. Suspirando con cierta frustración, el dictador se decidió por guardar una vez más la máscara de oveja. No había que olvidar que oveja portaba las mascara de lobo y viceversa.

Una buena idea, era darle esa mascara a Naruto y el mismo conservar una. Los destinos de oveja y lobo estaban entrelazados, pero también eran eternos. Si las leyendas eran reales y compartían destino, podría ligar la vida de Naruto con la suya propia, asegurándose que jamás muera.

-Después de todo, nadie puede matarme

Con una sonrisa de superioridad se hecho en el sillón, era momento de descansar. Cerró los ojos con la intención de dejar a Morfeo hacer de las suyas, cuando el timbre de la casa se negó a colaborar con su sueño. Ciertamente molesto, Sáitam se dirigió a la puerta. Al otro lado del marco se encontraba un hombre alto, casi tanto como el mismo dictador quien lo miraba confuso, tendría unos cuarenta años y su cara tenía varias cicatrices.

-¿Es usted Sáitam?

-Así es. Mi nombre es Sáitam No Yokai

-Hokage-Sama me ha explicado la situación ¿Quiere que entrene a Naruto Uzumaki? ¿Pero qué sucede si me niego?

-Si se niega, no lo entrara, nada más. Por supuesto que quiero que entrene a Naruto, él es mi protegido

-Entonces prefiero negarme, no pienso entrenar a un demonio

-Los humanos son tan tontos, no saben diferenciar a su especie de verdaderos demonios

-Lo dice como si no fuera humano

-Jamás dije que lo fuera

-¿Un demonio para otro demonio?

-Hijo… Los demonios no tienen buenas intenciones ni esperanzas, debería verlo en mi mirada, ya que su especialidad es leer a las personas

-Si le haces algo a la aldea, yo…

-¿Qué me aras? ¿Me mataras? Lamento decírtelo, pero los demonios son inmortales

-No existe nada inmortal

-Solo lo que no es mortal

-No sabía que los demonios tenían sentido del humor

-Solo cuando se trata de hacer rabiar, mortales

-Debería…

-Fue un placer conocerlo, ahora vallase de mi casa- Sin más que decir cerró la puerta en la cara del molesto jounin. Era de esperarse que alguien no quisiese entrenar a Naruto, pero era molesto que le siguieran diciendo demonio, tal vez… debería enseñarles que era un demonio.

Con un cansado suspiro se recostó en el sillón cerrando los ojos cansado, una pequeña siesta no aria daño

~°~

El resto de la semana paso relativamente rápido, Naruto aprendió a caminar sobre el agua y trepar árboles. En síntesis, fue todo lo que hizo en la semana. Con Sáitam el entrenamiento se centró en aprender a esquivar ataques, primeramente utilizo piedras pequeñas, luego medianas, después grandes, luego kunais y shurikens, hasta que finalmente aprendió a esquivar incluso los silenciosos senbons.

En la semana siguiente fue Azuma quien entreno a Naruto. Su entrenamiento se basó en el control elemental, descubriendo que los chakras elementales de Naruto eran: el aire; por el mismo, y el fuego; por el Kyubi. Hablando de la bola de pelos, desde su aparición ante Sáitam, jamás había vuelto a hacer letra, dejando intrigado al dictador del porqué. Azuma, como buen shinobi, procure enseñarle control avanzado de chakra, enseñándole a darle forma y utilizarlo sobre objetos para maximizar su alcance.

Ese mismo fin de semana el monarca procuro enseñarle Kenjutsu a Naruto. Utilizando las nuevas espadas del dictador, se pasaron el fin de semana completo entrenando el arte de la espada y la puntería, dejando una gran mejoría en poco tiempo.

Finalmente la cuarta y última semana llego la hora de que Kurenai enseñase genjutsu al blondo, a diferencia del resto de entrenamientos este costo mucho más y lo único productivo que aprendió fue a contrarrestarlo con rapidez. A pesar de que Kurenai le enseño algunos genjutsus sencillos, a Naruto le demora mucho tiempo aplicarlos y su eficacia es baja.

Pero finalmente llego el sábado, el último día de entrenamiento ya que el domingo había una cena programada. Esta vez no habría entrenamiento, no habría explicaciones, ni consejos, solo una pelea. Una pelea que definiría el rumbo del entrenamiento de Naruto.

La condición era sencilla, si Naruto ganaba podría pedirle un deseo a Sáitam y este se lo cumpliría, palabra de demonio. Sí Sáitam ganaba podrían ocurrir dos cosas: Si lograba darle menos de cinco golpes, no lo volvería a entrenar porque no valía la pena, y dejaría su entrenamiento en manos de los shinobis; si lograba darle cinco golpes o más, comenzarían un viaje donde entrenarían juntos para que Naruto se volviese un poderoso shinobi, y a diferencia del entrenamiento actual, solo Sáitam sería su maestro.

En el campo de entrenamiento habitual se encontraban padre e hijo. Sáitam vestía un pantalón camuflado y una remera negra al cuerpo de manga corta, junto con sus borcegos. Naruto vestía un pantalón corto azul, una remera blanca con el símbolo del fuego en el pecho y sandalias azules.

Ambos se encontraban en posición de combate, uno frente al otro. El dictador tenía un brazo tras su espalda, el izquierdo, mientras que el derecho lo sostenía erguido de frente con los dedos extendidos cruzando el pulgar sobre la palma. Naruto había adoptado la posición del tigre.

El primero en saltar al combate fue el rubio, Sáitam lo esquivo girando de costado y le propino un fuerte golpe en la cabeza sin cambiar su posición. Naruto rodo por el piso y se levantó sobándose la cabeza. Sacando un kunai el rubio se lanzó de nuevo al combate, un corte lateral dirigido al pecho fue fácilmente esquivado por el dictador, quien saco un senbon de entre su ropa y lo utilizo para contrarrestar los cortes del rubio.

Naruto dio un salto en el aire y lanzo algunos shurikens en dirección del dictador, quien los atrapo en vuelo y los regreso con el doble de fuerza. El blondo dio un giro en el aire, esquivando las mortíferas armas, para luego caer parado a algunos metros del emperador, quien lanzo un senbon que se clavó en la pierna derecha del rubio.

-Parece que no aprendiste nada en estos días- Dijo algo decepcionado el mayor, ganándose una mirada de asombro del menor –Si en diez minutos no logras golpearme, me temo que no podrás entrenar conmigo- Como si de un conjuro de poder se tratase, el rubio comenzó a gritar en su lugar. El ambiente comenzó a tornarse pesado, mientras que de Naruto brotaba un chakra rojizo; el Kyubi hacia acto de presencia.

-Te mostrare lo que aprendí, padre- dijo el blondo sonriendo de manera aterradora. Con un salto desapareció de vista, reapareciendo por detrás del mayor, quien salió disparado contra el bosque derribando algunos árboles por la patada propinada en su espalda.

-Perfecto, ahora nos estamos entendiendo- dijo el emperador al salir de los escombros de árboles. Esto si será una pelea, desenvainando una katana salto al ataque contra el rubio; un corte frontal fue detenido por el rubio con sus garras. Múltiples cortes fueron lanzados por el dictador y todos detenidos por las garras del de ojos carmín.

El rubio fue pateado en el estómago y se estrelló contra una roca de prominente tamaño, lleno de furia aprovecho el chakra demoniaco combinado con la adrenalina de la batalla para levantar la roca y lanzarla contra el monarca. Con un elegante ademan, Sáitam partió en dos la roca eh inmediatamente después esquivo un puño frontal del rubio que impacto contra el piso agrietándolo en gran medida.

El emperador lanzo un corte a la espalda del rubio quien volteo y, abriendo grande la boca, partió la espada en pedazos con una mordida. Sáitam extendió la mano apoyándola sobre la cabeza del blondo, para después enterrarla en el suelo; tomando un pedazo de la rota hoja de espada, la apunto contra el cuello del menor deteniendo todos sus movimientos.

-Yo gano- dijo el monarca sonriendo en gran medida mientras el chakra rojizo desaparecía del rubio y las lágrimas inundaban su cara –Naruto… ¿Qué sucede?

-Es que… yo… perdí… ahora no… ahora no vas a entrenarme- respondió entre lágrimas y gimoteos, haciendo reír levemente al mayor

-Yo dije, “Si en diez minutos no logras golpearme, me temo que no podrás entrenar conmigo” Y quiero hacerte acordar, que un momento me mandaste a volar contra el bosque

-Eso quiere decir… ¿Qué me vas a entrenar?

-Sí, Naruto. Te voy a entrenar

-¡QUE BIEN!

-Ahora volvamos a casa, tengo que preparar todo para la cena de esta noche

-¡Sí!

Y sin más que decir, el dúo tomo camino hacia su morada. Ambos ignorantes de la obscuridad que los acechaba y que pronto destruiría todo lo que anhelaban.


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