Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Version Alternativa por Yokai

[Reviews - 27]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo: *Zarandear: Sacudir algo.
*Escudriñar: Observar con mucha atención.
*Blondo: Rubio
*Oji-san: Abuelo en Japones

Capitulo Primero

Convivencia

-Maldición. Este niño es muy desordenado- Dijo Sáitam en voz alta mientras terminaba de limpiar los trastes en la cocina, hace más de hora y media que había comenzado la limpieza de la casa y aun no acababa.

Repentinamente un golpe seco se escuchó, proveniente de la única habitación en la casa, acompañado de un pequeño sollozo. A sabiendas de que el niño por fin había despertado y se encontraba sufriendo por las heridas que tenía, decidió primero terminar la limpieza.

Tras varios minutos que fueron silenciosos, la casa se encontraba completamente ordenada. El emperador limpio sus manos en la fregadera y se dirigió a la habitación, al llegar la obscuridad era lo único que adornaba el lugar. Busco un poco en la pequeña habitación, el niño no estaba sobre la cama, no estaba debajo de ella, no estaba en el balcón, no estaba en el baño; el único lugar que no había revisado era el armario.

Lentamente se acercó a las puertas de rendijas y tomo el pequeño pomo de esta, leves sollozos se escuchaban dentro del mueble. Al abrir la puerta se podía ver al pequeño niño rubio llorando en posición fetal en una esquina. Estiro la mano para acercarse al rubio, este sollozo con más fuerza y abrazo violentamente sus piernas. Detuvo sus acciones ante este gesto, con detenimiento observo al niño; sus orejas y dedo estaban una vez más a la vista, al igual que los parpados que cerraba fuertemente para no mirarlo. Una vez más estiro la mano, queriendo alcanzar al rubio que se encogió en su lugar con miedo.

-Por favor… no me lastimes…- Sollozo Naruto rompiendo el duro corazón del dictador, quien volvió a estirar su mano tratando de alcanzarlo.

-No te preocupes, no te voy a hacer na…- Pero no fue capaz de acabar la frase cuando el niño tomo su mano con fuerza bestial y lo arrojo contra la pared más lejana de la habitación.

Al observarlo de nuevo pude notar que sus ojos cielo habían mutado en unos ojos de pupila rasgada color sangre, las marcas que simulaban bigotes se habían acrecentado dándole un aspecto más animal, sus uñas se habían transformado en largas garras, sus caninos también habían crecido sobresaliendo por los labios. El rostro del niño se había vuelto extrañamente inhumano, era la visión de una bestia sin temores ni resentimientos.

-¡Te dijo que lo dejes!- Fue lo que salió de la boca del ahora monstruo, su voz era gruesa y gutural; un dato que llamo su atención es que para hablar solo había abierto la boca, no había movido los labios.

-¿Quién…?

-¡Muere!- Grito al momento que se lanzó sobre el mayor. Sáitam saco su revólver y disparo abriendo un vistoso agujero en la pierna del niño; al parecer era verdad lo que decían, era un demonio, un monstruo, pero… no había peor monstruo que él.

-¿Qué te sucede? ¡Yo te ayude!- Grito molesto mirando como el niño se levantaba, observándolo con una mirada aterradora que podría haber asustado a todo un ejército. Sáitam giro la vista al agujero en la pierna de niño y noto como este sanaba rápidamente hasta que cerro por completo sin dejar marca, como si nunca hubiera estado allí.

-¿Entonces porque lo hieres?- Cuestiono el chico con aquella voz tan impropia para un niño.

-Me atacaste diciendo que me matarías, fue lo único que pude hacer para no herirte gravemente- Se defendió el dictador

-¿Quién eres?- Pregunto el de ojos carmesí

-Mi nombre es Sáitam No Yokai, soy un emperador de otro mundo

-¿Eres un alienígena? O… ¿Vienes de otra dimensión?

-No sabría contestar… Estaba viajando en mi nave espacial cuando fuimos atacados, nos metimos en un agujero de gusano para escapar pero por un error de sistemas fui lanzado a mitad del viaje y termine en este planeta.

-Eres un alíen- Afirmo

-Puede ser… también podría ser un viajero del tiempo- Respondí frustrado –Por cierto… ¿Cuál es tu nombre? ¿Qué eres?

-Soy el demonio zorro de nueve colas, el Kyubi no Kitsune. Mi nombre es Kurama. El niño que ves se llama Naruto.

-Valla… ¿una charla de tiranos?

-Así parece… ¿Cuáles son tus intenciones?

-No entiendo a qué te refieres

-¿Qué pretendes hacer? ¿Qué quieres de Naruto?

-A decir verdad no quiero nada. Resulta que no se si podré volver con los míos, ayude a Naruto porque lo vi en problemas y respondí casi sin pensar… La verdad es que el niño me recuerda a mi cuando joven…

-Actuaste sin pensar…

-Así es… Fue un reflejo…

-Cuida de Naruto por favor, esta aldea es muy cruel con él debido a mí.

-Lo cuidare, no te preocupes… Los cuidare a ambos.

-…Gracias…- El demonio cerro los ojos durante algunos segundos, todos los rasgos animales en el niño desaparecieron. Lentamente el albino abrió los ojos notando lo cerca que estaba el mayor, asustándose de inmediato.

-Por favor…- Suplico llorando –No me haga daño… Yo no hice nada… Soy bueno… Por favor no me lastime

-Calma Naruto. No quiero lastimarte. Es más, deseo protegerte, de verdad.

-¿Deberás?

-Deberás. Quiero ser como un padre, o un hermano mayor; aunque sinceramente te veo más como el hijo que nunca tuve.

-Quieres… ¿Quieres ser mi padre?- Pregunto el blondo* con emoción

-Sería un honor Naruto. Mi nombre es Sáitam- Se presentó el mayor sonriente.

-Me gusta esa idea, Sáitam- Dijo el Hokage haciendo presencia en la sala, cosa que extraño al emperador que no había reparado en su presencia –Pero primero tenemos que hablar.

-Oji-chan*- Dijo Naruto saltando a los brazos del mayor con una sonrisa

-¡Sáitam me quiere adoptar abuelo! ¿No es genial?- Grito de alegría el rubio

-Lo es Naruto, pero primero déjame hablar con él- El rubio asintió feliz dejando que los mayores salieran del departamento.

-Entonces Hokage… ¿Viene a arrestarme?

-Vengo a saber porque mataste a tres ninjas tan solo unos minutos después de que saliste de mi oficina

-Que rápido perdió el respeto hacia mí- Bromeo el dictador, pero recupero su seriedad al ver la mirada severa del anciano –Los tres ninjas junto a un grupo de aldeanos estaban torturando a Naruto. Cuando llegue lo habían dejado mal herido y seguían golpeándolo, le habían cortado los parpados y las orejas, además de un dedo, tenía varios cortes en las piernas y brazos junto a moretones, pero lo más importante es que lo habían apuñalado en el estómago.

-Por dios…

-Gracias a los poderes de regeneración del demonio dentro de Naruto, este se salvó.

-¿Qué sabes del demonio en su interior?

-Digamos que tuve un encuentro del primer tipo. El Kyubi se presentó en persona defendiendo a Naruto, aunque después de una pequeña charla se fue habiéndome pedido que cuide de su contenedor.

-¿El demonio te hablo directamente?

-Si… Tal vez se deba a que soy un tirano, jejeje- Volvió a bromear sin recibir una respuesta satisfactoria.

-¿Solo hablaron de eso?

-En general sí. Le prometí que los cuidaría a ambos y eso voy a hacer. Hokage, permítame quedarme como tutor de Naruto.

-Dame las llaves que te di- Dijo el mayor con autoridad, el emperador obedeció con cierta decepción, hasta que noto como las llaves eran reemplazadas por otras –Necesitaran una casa más grande- Dijo el anciano sonriendo con calidez. Sáitam abrazo al mayor con sinceridad y se despidió de él con un cordial saludo.

-¿Naruto?

-Te podes quedar… ¿Verdad?- Pregunto lastimero el niño enterneciendo otro poco el alma del tirano.

-Sip, y mañana nos mudaremos a nuestro nuevo hogar- El rubio parecía inusualmente feliz, lo que estaba sucediendo no era cosa de todos los días, no era algo que sucediese a menudo.

-No puedo esperar- Dijo sincero el rubito

-Es hora de dormir Naruto, es tarde y mañana tenemos que mudarnos, así que descansa mientras yo busco algunas cosas. El rubio asintió y se colocó su pijama para dormir mientras Sáitam se dirigía a la cocina, miro el tragaluz que dejaba pasar la luz lunar. Los minutos pasaron veloces y los ronquidos del niño se escuchaban desde la habitación. El dictador cerró los ojos unos segundos, memorizando la imagen de su Neko y todo se volvió obscuridad.

~°~

Al día siguiente…

-¡Maldito Mocoso! ¡Ven a juntar esto!- Grito Sáitam. Iba vestido con un short color negro con manchas blancas, una camisa bordo con tres líneas blancas que atravesaban diagonalmente el pecho, y un par de ojotas negras; en su mano derecha llevaba una sartén que zarandeaba* mientras perseguía a Naruto por la casa.

Naruto Uzumaki, un niño de seis años, cabellos rubios cortos en punta, hermosos ojos azules cual cielo de verano, piel de un leve canela, sus mejillas redondas eran cruzadas por tres marcas en cada mejilla; el niño parecía un hermoso zorrito.

-¡Jamás! ¡Yo quiero ramen, viejo!- Grito el pequeño alvino cruzando sus pequeños brazos sobre su pecho y adornando su rostro con un tierno puchero. El azabache pare sus acciones, observando enternecido la cara del rubio. Rápidamente se recompuso mirando con enfado al niño.

-¡Tenes que comer tus huevos, enano! ¡Si no comes adecuadamente no vas a crecer!- Expuso exasperado el adulto mirando severo al menor que le devolvía el gesto con enfado

-¡No, Sáitam! ¡Dame ramen!- Grito nuevamente el pequeño haciendo que el nombrado se palmease la cara frustrado. Suspiro con resignación al saber que no podía discutir con ese mocoso quien, con pocos gestos, lograba convencerlo con facilidad.

-Si te doy ramen… ¿Me prometes que mañana vas a comer tus huevos?- Pregunto el dictador mirando al pequeño quien asentía frenético, emocionado por la positiva de su tutor.

-¡Sí! ¡Mañana prometo comer mis huevos! ¡Pero hoy quiero ramen!- Grito emocionado el pequeño mientras saltaba de un lado a otro mostrando su gran entusiasmo.

-Está bien… No puedo con vos, Naruto- Dijo Sáitam rendido mirando al chico con detenimiento. Esa tarde en especial estaba caluroso por lo que el rubio se encontraba vestido solo con un pantalón corto color azul marino.

El mayor busco algunas cosas en la alacena y comenzó a preparar un ramen instantáneo. Mientras la comida del rubio se cocinaba, el dictador continuo preparando sus huevos. Desde la mesa el blondo observaba con detenimiento cada acción, escudriñándolo* con la mirada cada vez que tomaba algo que resultaba innecesario para preparar su precioso ramen. Luego de algunos minutos de cocinando ambas comidas estuvieron terminadas, sin mucho tiempo de espera deposito las comidas sobre la mesa, sentándose frente al rubio.

-Sai… ¿No vas a comer ramen?- Pregunto Naruto con dulce voz mirando al nombrado que negro mientras le entregaba los cubiertos.

-No me gusta el ramen, es una comida de poco valor nutricional y exceso de grasas. Prefiero comer huevos- Contesto el nombrado observando divertido la graciosa mueca de molestia dibujada en el rostro del menor. Sin nada más que decir, el blondo comenzó a devorar su alimento preciado.

-Dime Naruto ¿Deseas ir a la academia?-Pregunto el mayor apacible mientras comía lentamente. El rubio negro rápidamente.

-Si voy a la academia… los padres me van a golpear…- Dijo el nombrado mirando tristemente el plato de ramen.

-Yo no sé mucho de ninjas, pero… podría entrenarte- Dijo el emperador mirando estoico al muchacho, cuya cara había formado una mueca de notable felicidad.

-¿De verdad?- Cuestiono el rubio

-Claro- Contesto tranquilo –Pero te advierto que soy mucho más estricto que cualquier ninja que conozcas cuando se trata de entrenar- Advirtió sonriente

-¿Cuándo empezamos?- Grito de emoción dando un salto y tirando la mesa junto con todo lo que estaba sobre ella.

-¡Naruto!- Grito el mayor mientras el albino corría por su vida, pues presentía que peligraría si el mayor lo alcanzaba. Tras largos minutos de estar correteando, se encontraba limpiando la cocina mientras el mayor ordenaba la sala

-Naruto- Llamo la atención del nombrado el dictador quien le sonrió cariñoso –Vamos a tomar un helado y después nos mudamos, eso ya está lo suficientemente limpio- El rubio salto de alegría mientras salía junto al mayor para comer un helado

-¿Después podemos ir a Ichiraku ramen?- Pregunto el pequeño emocionado

-Está bien, pero cuando lleguemos a nuestra nueva casa te toca ayudarme a limpiar- El niño asintió feliz, consciente de que el mayor terminaría haciéndolo todo solo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).