A la mañana siguiente, Shishido llega temprano al entrenamiento y se va directo a las duchas para cambiarse. Ahí, se encuentra con una adorable imagen de Atobe con Jirou:
- Kei-chan, ¿me das un poco más?
- Ore-sama jamás te negará nada –dicho eso, le plantó un beso apasionado a Jirou.
- Mmmm… Emmsperammm Atobmmmee –trataba de decir mientras podía.
- ¿Qué sucede? –respondió Atobe un poco molesto.
Akutagawa vio a Shishido y dijo: creo que tenemos compañía, Kei-chan. Para la mala suerte de Atobe, Shishido aún seguía con los pensamientos que había tenido el día anterior, por lo que simplemente cruzó hacia su casillero, haciendo caso omiso de la pareja.
- ¿Esos son tus modales, Ryou? –dijo con voz diferente a como había tratado a Jirou, pues la dulzura desapareció por completo.
- No quería interrumpir su escenita, pero veo que tu castaño me vio y pues…
- Ya, vete. Por cierto, ¿dónde está Ootori? –preguntó Atobe, pues se le hacía extraño no verlo siempre pegado al de gorra.
- No lo sé. ¿Lo sabes tú? –le espetó Shishido un poco molesto.
- ¿Y a ti qué mosca te picó para hablarme así? –se levantó y tomó de la mano a Jirou que ya se había quedado dormido-. Despierta, vámonos.
- Pero Atobe, yo…
- Vámonos dije –dijo Atobe tajantemente. Cuando se ponía así, mejor hacerle caso.
Atobe se puso furioso y se fue de ahí, pensando en que ya se las pagaría con unas 50 vueltas; por otro lado, Shishido ya se había terminado de cambiar y se quedó pensando en lo molesto que se había puesto Atobe, ya que le había mostrado sutilmente su enojo por lo de Choutarou, de lo cual Atobe no tenía ni la más remota idea. “Es claro que Atobe sólo quiere a Jirou… Y yo quiero a Choutarou… ¿Verdad?”. Decírselo a Choutarou era jugárselo todo, desde el corazón hasta las canchas de tenis, pues como una de las parejas más fuertes de Japón, todo quedaría en nada.
- Choutarou… -resopló inconscientemente Shishido.
- ¿S-Shishido-san?
- ¡Ootori! ¿Qué haces aquí? –dijo Shishido un poco nervioso.
- Pues hay entrenamiento –dijo sonriendo ante la pregunta de su compañero-. Veo que ya te cambiaste, ¿me esperas un momento?
- S-sí, claro –respondió Shishido, quien con tantas cosas en la cabeza y sus hormonas por fin al despertar, no pudo evitar mirar a Ootori cuando se cambiaba. “Vaya que sí tiene un buen cuerpo”, dijo para sí, deseando poder sentir un poco más de aquello…
- ¿Shishido-san?
- Dime, Choutarou, ¿qué sucede? –preguntó, aunque se advirtió haber sido pillado in fraganti.
- ¿Por qué me miras así? –inocentemente preguntó Ootori.
- N-no, n-nada. Es sólo que estoy un poco cansado y se me van los ojos por cualquier lado –dijo Shishido tratando de desviar el tema.
- No te sientes mal, ¿verdad? Es que de veras tengo muchas ganas de jugar un partido con Gakuto y Oshitari. Además… quién más sino tú podría ayudarme a vencerlos –dijo el peliplata, sonrojándose hasta más no poder.
Eso lo pilló desprevenido a Shishido, quien aún tenido lo de Atobe en mente, le dijo sin pensar: bueno, creo que Atobe podría ayudarte, después de todo es talentoso, especial y lo tiene todo, un poco arrogante tal vez pero…
No pudo terminar lo que iba a decir, pues a Ootori se le estaban saliendo las lágrimas sin poder contenerlas, por lo que se fue corriendo de los vestidores sin rumbo alguno, y justo cuando salía el peliplata, entraba la otra pareja de dobles (aunque sospechosamente ya estaban ambos cambiados).
- ¿Qué rayos le hiciste, Ryou? –preguntó muy molesto Gakuto
- Sólo le dije que Atobe podría ayudarlo a jugar dobles mejor que yo y se fue corriendo llorando…
- Por Kami, si serás estúpido –decía Yuushi, acomodándose los lentes-. ¿No sabes acaso que lo que le has dicho lo ha herido?
- ¿Y tú qué sabes de esto, genio? –preguntó enojado Shishido.
- Hiyoshi me comentó que Choutarou estaba preparándose para decirte lo que sentía. Pero como el genio aquí soy yo y no tú, tenías que arruinarlo –respondió el tensai.
- ¡YUUSHI! ¡Y NO ME DIJISTE NADA! –gritaba Gakuto, quien detestaba no estar al tanto de los chismes.
- Lo siento, cerecita. Se suponía que todo tendría que ser sorpresa y Hiyoshi me pidió que CIERTA PERSONA no cometiera alguna estupidez… Muy tarde –dijo supuestamente lamentándose.
Shishido se sentía muy mal. Peor que el día anterior. Había malinterpretado todo. TODO. Gakuto había tenido razón y Choutarou lo quería a él. Pero, ¿él podría tenerlo todo? ¿Darle a Choutarou lo que necesitara? Lo había hecho llorar y se sentía un miserable.
- ¿Qué haces aquí? ¡Ve y búscalo, nosotros te cubrimos con Atobe! –le dijo Gakuto emocionado por tanta confusión de amor.
No necesitó que se lo dijeran dos veces, su propio corazón hizo que sus piernas se movieran lo más rápido posible para alcanzar a aquel a quien, si todo salía bien, podría entregar su corazón. “Choutarou, ¿dónde te has metido?”, se preguntaba Shishido mientras corría por las calles que daban ya para las afueras de Hyotei. El peliplata, al parecer había corrido demasiado lejos de él…