“Érase una vez un ángel moribundo tendido en la bruma… y un diablo se arrodillo junto a él y le sonrió”
En un lugar lejano, en medio de un campo de batalla, yacía un ángel moribundo, envuelto por la bruma de aquella guerra sin fin, veía venir su final…
Hizo un recuento de su vida… aquella vida que fue manchada por la guerra, aquella vida que dedico a matar… aquella vida que fue una porquería, jamás conoció el amor, jamás tuvo tiempo de nada mas…
Y ahora… acaso… ¿acaso ya estaba muerto y se había ido a un lugar mucho mejor?
Aunque aquello era más que imposible para alguien como el que dedico su vida a matar….
Pero aun así, no podía explicar que eran aquellas preciosas esmeraldas que le miraban… preocupadas, recelosas, confundidas y angustiadas…
-Acaso… ¿Vie…nes a rematar…me… tu estu- estúpido monstruo?-
Sí, bueno, para ser un ángel era bastante mal hablado.
Aquel demonio de ojos verdes soltó un suspiro antes de sonreír - Para ser un serafín eres bastante grosero-.
-Solo lárgate y déjame aquí… o…mejor aun… remátame, para que acabes con mi sufrimiento… anda te doy el honor de alardear que… mataste a uno de los serafines… más fuertes…-
-No creo que sea lo más apropiado…-
-Solo… por favor, dame muerte…- cerro sus relucientes orbes grises- estoy preparado para ello.
-Creo que hare algo mucho mejor- Sonrió de forma divertida, y desapareció de la vista del azabache.
El joven de orbes grises de verdad esperaba que aquel demonio acabase con su sufrimiento… A cada respiración sentía como mil agujas le perforaban el pecho… La herida que iba desde su hombro izquierdo hasta debajo del pezón derecho le había dejado desangrándose… solo le esperaba la muerte segura, o al menos eso creía….
Sintió un dolor punzante… ¿acaso se había tomado literalmente sus palabras y de verdad le mataría? , como pudo volteo a ver a aquel personaje que tenía enfrente, le vio sin playera dejando ver su bien formado pecho… y descubrió con sorpresa que aquel dolor no era otra cosa, si no un torniquete para detener la sangre.
-¿Sabes? Te recomiendo que sigas vivo… dicen que la muerte es muy aburrida- Le sonrió ladeando la cabeza.
-Lo intentare - sorprendido se dio cuenta de que le había devuelto la sonrisa… una sonrisa débil, pero sonrisa al fin y al cabo.
Se encontró deseando alargar la mano y tocar la mejilla de aquel ser hermoso de cabellos castaños, de “aquel demonio” le corrigió su mente… Pero no podía hacerlo…en primera porque le faltaban fuerzas y en segunda porque no quería manchar con sangre el bello rostro del otro joven.
Pareció que le leyeron la mente, pues aquel castaño le acaricio suavemente la mejilla, el tiempo se detuvo, un ínfimo rose fue lo que compartieron en aquel lugar, antes de que la realidad les cayera como una cubetada de agua fría, en forma de grito con una voz femenina…
-¡¡EREN!! ¡¿DONDE ESTAS?!-
Y así…aquel chico llamado Eren corrió de ahí, impidiendo que sus colegas llegasen hasta donde se encontraba el ángel herido, no podían saber que le había ayudado a un enemigo con la esperanza de que sobreviviera…
“Érase una vez un ángel y un demonio que se enamoraron… pero su historia no tuvo un final feliz”