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Llevados por el deseo por Iori Yagami CCH

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Prologo

Aquella mañana había iniciado como normalmente lo hacía, el desayuno estaba en la mesa cuando Sousuke había salido de la ducha, cuando escuchó la voz de su pareja “Sousuke, ya está listo el desayuno”, su pareja era su mejor amigo de infancia, Rin Matsuoka, un pelirrojo romántico que, junto a él había ingresado a la academia de policías, y no solo eso, ahora ambos se las habían arreglado para permanecer juntos como miembros de la policía estatal.
Habían estado viviendo juntos desde hace más o menos 5 o 6 años, pero su relación se remontaba a su adolescencia; Rin era la clase de persona que estaba destinada para Sousuke y él, él más que nadie lo sabía, había acabado de colocarse la chaqueta de la policía y se sentaba en la mesa cuando una llamada a su teléfono celular interrumpió la armonía y tranquilidad del desayuno de la pareja.
-Es el jefe…- susurró Sousuke y de inmediato se llevó el teléfono a la oreja levantándose de la mesa, Rin le siguió con la mirada, y después volvió a dirigir su atención a su desayuno.
Al cabo de unos instantes, Sousuke volvió con una cara de pocos amigos, Rin lo notó en seguida despegando el vaso de vidrio de sus labios, miró a su pareja atento, sin perder ningún detalle de su rostro.
-¿Qué sucede?-Preguntó.
-Sucede que en la zona norte no hay refuerzos, el policía a cargo del patrullaje de allá hace poco dio la renuncia, el jefe me pidió que fuera para allá temporalmente- respondió Sousuke con el entrecejo fruncido.
Rin soltó una suave risita y después dijo:
-Solo serás refuerzo por unos días, en cuanto él jefe decida quién tome tu lugar volverás a estar en nuestra zona, puede que sea mañana incluso, no te enojes-.
Y con esas simples palabras, Rin lograba calmar la cólera de Sousuke el cual solo afirmó con la cabeza antes de seguir con el tranquilo desayuno.
Cuando llegó el momento de irse, Sousuke lamentó el tener que irse algunas zonas más lejos que el pelirrojo, porque en verdad lo echaría de menos, “no podré estar sin él por todo el turno”, las seis de la tarde era una eternidad, en eso pensaba cuando su pareja de patrulla le dijo “Vayamos por un café, hay un restaurante que sirve un buen café americano por aquí cerca”, Sousuke solo accedió pues la verdad no tenía muchas ganas de nada, y menos ahora que no tenía a Rin a su lado.
Finalmente llegaron al restaurante, un lugar con mesas al aire; ambos bajaron de la patrulla y se acercaron a una mesa al aire libre, así estarían al tanto de lo que ocurriese.
-Ya quita esa cara, Yamazaki. No es tan malo patrullar esta zona- advirtió su compañero con cierto tono de molestia.
No, patrullar la zona norte no era lo malo, lo malo era tener que estar sin Rin durante varias horas. Soltó un suave suspiro sin responderle algo a su compañero que, al parecer ya estaba harto de su terrible actitud.
-Buenos días, ¿Qué les sirvo?- la voz carente de emoción de a un lado hizo girar a ambos.
-Dos americanos, por favor- habló el compañero de Sousuke con una sonrisa.
Pero Sousuke solo se quedó ahí, mirado perplejo al joven de cabellos ébano y ojos azules como el zafiro anotar el pedido en su lista, sin embargo el joven notó la mirada penetrante del hombre que no conocía, y de inmediato desvió su mirada y murmuró un “en seguida” dándoles la espalda y caminando hacia el restaurante, el compañero de Sousuke notando que aquel seguía completamente ido, golpeó su espalda ligeramente para sacarlo de su trance. Sousuke volvió a la realidad mirando a su compañero que le miraba con una ceja ligeramente levantada. Sousuke frunció el entrecejo y cruzó los brazos, su mente ahora pensaba en aquel muchacho que había ido a tomar su orden, su cabello era negro completamente, y sus ojos eran azul como el océano y brillantes como el zafiro, y esa piel blanca como el yogurt, jamás había visto tanta belleza acumulada, debía preguntarle su nombre a como diera lugar.
Al atardecer, cuando ya casi el Sol se ponía, Haruka salía del restaurante como si nada, tranquilo con un bolso negro cruzado y un ligero suéter color azul, caminaba tranquilo cuando de pronto alguien lo interceptó tomándole del brazo.
Haruka pegó un salto e iba a soltar un golpe pensando que se trataba de un asaltante, pero no lo hizo al ver la cara de aquel hombre, era el mismo que había atendido en la mañana.
-Lamento si te asuste, solo quería saber tu nombre-habló Sousuke antes de que Haruka le tirase un golpe.
-¿Por qué debería decírtelo, desconocido?- Habló Haruka inmutable y zafándose del agarre de aquel.
-Porque me gustaste. Y me gustaría volver a verte-respondió Sousuke con una pícara sonrisa.
Haruka frunció ligeramente el entrecejo y un suave rubor, un poco notorio por la palidez de su piel. “Nanase Haruka” susurró en voz apenas audible, obteniendo la sonrisa vencedora de Sousuke.
-Yo soy Sou, puedes decirme así-.
Haruka frunció el entrecejo y asintió volviendo a caminar, “Espero verte mañana otra vez, Nanase” le gritó con una sonrisa mientras mordía su labio inferior, esperaba con ansias mañana, o en eso pensaba hasta que una llamada telefónica lo sacó de sus pensamientos llenos de éxtasis, en la pantalla se podía leer “Rin”…
¡Rin! ¿Cómo es que durante todo el día ni siquiera había pensado en él? Contestó algo nervioso, pero trató de disimularlo muy bien.
“Sousuke, estas algo atrasado, ¿está todo bien?”, Sousuke miró a Haruka alejarse posando su mirada en sus caderas, se veían tan frágiles, pensó.
-Sí, lo sé, ya voy para allá, me quedé un momento con un compañero, pero ya voy para allá-, sí que le traía ganas a aquel muchacho, bueno una “aventurilla” de unos días de aquí a que lo cambiaban no estaba mal. O eso es lo que pensaba…
“Está bien, me adelanto. No bebas o dormirás en el sofá” advirtió Rin antes de cortar la llamada.

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