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Punto de quiebre por malugr

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Notas del capitulo:

Como algunas personas saben mi pc colapso hace unos dias y ahora me resulta mas dificil actualizar, espero que sepan que aunque voy despacio no me olvido de continuar. un fuerte abrazo para todos los que siguen la historia. de nuevo una disculpa, y espero que sigan disfrutando de esta perversa parejita tanto como yo.


Besos!

Botellas y cajas de cigarrillos alfombraban la habitación de aquel hotel. Un reloj de pared daba las 9:45 am, volví la mirada y una cabellera rubia dorada descansaba a mi lado. Mire por el ventanal.

- Bonita vista...

  Recapitulemos... 24 horas atrás.

Desperté y eran casi las diez de la mañana, los días estaban pasando rápidamente y ahora faltaba menos de una semana para que Sebastián se fuera. Cinco días, para ser más precisos.

Las horas se habían escapado entre sabanas, corretear desnudos por la casa, beber hasta que sólo nos quedaba voluntad para follar. Desayunabamos juntos, yo me sentaba en el mesón y le veía cocinarme, siempre hacia algo para complacerme, tan servicial que sacaba lo más egoísta de mi, entre más me daba yo más quería.

Teníamos gustos muy diferentes para las películas, pero siempre conciliabamos los criterios y escogiamos alguna en la mitad de ambos, por lo general era una pérdida de tiempo, con los cuerpos enredados en el sofa no era mucho lo que nos concentrabamos en la película.

Siempre almorzabamos fuera, un sitio diferente cada día. Luego dedicabamos tiempo en la tarde para clases de conducir, Sebastián trataba de enseñarme, pero casi al instante discutíamos y pronto buscábamos ir a casa, lo más rápido posible.

Salir un día, dormir al otro y gozar de lo impredecible que pueden ser dos bestias viviendo juntas.

En fin, una rutina peligrosamente excitante en la que me sentía peligrosamente a gusto, así que esa mañana me senté en la cama y me vi a lo lejos en un espejo, ¿que diablos hacía antes de esto? ¿ Que comía cuando Sebastián no cocinaba, que lugares había conocido antes de estas vacaciones, con quien despertaba antes de él? Estaba peligrosamente cerca de comprender que estaba acostumbrandome a el.

Esto tenía que parar.

abandone la habitación y ahí estaba, listo para comenzar nuestro día.

- después de anoche, pensé que despertarias más tarde. -Sonreía siempre galante. -

Permanecí en silencio. 

- Odio cuando amaneces de mal humor, me cagas el día desde temprano.

- No tengo ningún interés en cagarte el día. Solo venía a decirte que saldre.

Dejo con fuerza su taza en la mesa y no tenía que ver su rostro para saber que estaba comenzando a cabrearse.

- Si tienes algo que decir ciel, hazlo ahora y resolvamoslo.

- Quien mierda eres? Mi noviecita?

- El único que se comporta como una perra irritada eres tú.

-  Estoy fastidiado de ti, dije que saldre y no tengo por qué darte ninguna maldita explicación.

Sebastián trato de guardar su postura, se dio la vuelta y siguió con su taza.

- Bien, Largate y vuelve cuando te plazca.

Salí sin decir una palabra. 

Desayune en un sitio corriente, había pasado miles de veces frente a él pero jamás había entrado. Las mesas a mi alrededor estaban llenas, grupos de personas bromeando, parejas, familias. Agradecí el bullicio, a veces la voz en mi cabeza me desesperaba más que cualquier multitud.

Jugaba con el café en mi taza y pensaba en el siguiente paso. Claro, llamar a los colegas, como no se me había ocurrido. Pero mierda había dejado mi teléfono ¿que tan distraído he estado, desde hace cuanto no reviso mi celular? Ni modo tendría que regresar a casa.

El estaba en la sala y sostenía un libro en sus manos, jamás le había visto con lentes. Siempre tenía un aire tan elegante, tan formal, como si pudiera controlarlo todo y desprendía un aura imponente, quisieras o no tenías que mirarle.

Me veía calmado, como si hace unas horas nada hubiese sucedido.

- Eso fue pronto.

- Solo vine por mi teléfono, me veré con unos amigos.

Yo caminaba confiado a mi habítacion y le escuche tomar aire, como si tratará calmarse. Busque mi celular en la mesilla de noche y Sebastián alzó la voz para que le oyera.

- Reservé un lugar para el almuerzo.

- Imposible, tengo planes. - Dije al tiempo en que salía del cuarto, el seguía con los ojos fijos en su libro. -

- Entonces la cambiare para la cena, no creo que tengas cosas que hacer por la noche.

- Claro que tendré que hacer por la noche, me iré de copas con...

- ¿Con quien diablos ciel? ve y visita a tus mocosos amigos y luego alistate para que cenemos. Hay que estar listos a las 8:00 pm.

Como me jodia su tono de orden, era como si quisiera ponerme una cadena.

- Sigue un consejo Sebastián, cancela la reservacion o consigue una muñeca inflable para que te acompañe, porque definitivamente yo no iré.

Se levantó del sofa y estando frente a mi se quitó sus lentes, me observó con seriedad.

- No necesito un pedazo de plastico niño, hay gran cantidad de putas de carne y hueso mucho menos sensibles que tu.

La sangre me hervía, pero no era momento para discutir, sabía cómo terminaban las discusiones con Sebastián y lo único que yo quería era escapar de él. Pero claro que también quería molestarse. Le sonreí y con una la más sátira de mis miradas hale de su cuello para besarle.

- Suerte con tus remeras Sebastián. Me voy.

Su expresión me erizo, estaba entre furioso y atónito. Estaba abriendo la puerta para salir de casa y sentí como tomo mi brazo y con fuerza tiro de mi. Tomo mi rostro con rudeza.

- A las ocho ciel, si no estas aquí a esa hora te buscaré y te daré razones para odiarme a ti y al maldito con el que estés intentando revolcarte.

- Vete a la mierda.

Salí de casa de casa a toda prisa y sentí mi respiración agitada y la temperatura de mi piel subiendo, eso estuvo cerca.

Tome mi celular y marque el número de Finian.

- Increíble, el mismísimo ciel llamandome, a que se debe el gusto?

- Deja de joder, que planes para hoy.

- Dios se un poco más amable atento, llevas semanas sin reportarte.

- No seas sentimental joder, estaba ocupado, hay o no planes?

- Pues ya que lo mencionas hoy vamos a un club nuevo, bard lo descubrío en una de sus "expediciones"

- Perfecto, suena bien. Iré a tu casa ahora, estoy agobiado de la mía. Llevaré pizza y algunas cervezas y así haremos tiempo. Tienes cigarrillos en casa?

- Por supuesto ciel y montones de porno gay para que no te aburras.

- Jajajaa maldito infeliz, siempre será mejor que ver tu flaco culo.

- jajajajajajaja ya quisieras que fuese de ese equipo. Apura con la pizza, hace hambre.

- Vale, nos vemos en un rato.

Finian era un colega de hace años, me había visto salir con mujeres y luego con hombres y así saltar de un lado a otro, sabía muy bien de mi revoltosa vida sexual así que estoy seguro de que el local al que iremos me ofrecerá un menú interesante de acompañantes para una noche. Me demostraría a mi mismo de que Sebastián era solo el morbo por la edad y afinidad sanguínea, pero que el sexo seguía siendo sexo y que nada había cambiado.

La tarde paso entre juegos y cigarrillos a pesar de que disfrutaba su compañía algo me estaba inquietando, de pronto me descubrí mirando mi reloj cada cinco minutos, eran casi las siete de la noche. Finian me aviso que era la hora de irse y yo me sentí más que agradecido. Subimos al coche y el condujo hacía el nuevo lugar, la idea de que estuviese lejos me agradaba algo me decía que Sebastián me buscaría en la antigua calle de bares de donde una vez me rescató de unos desgraciados. Maldita sea ciel, deja de pensar en el, de ninguna manera saldrá a recorrer las calles buscandote, menuda idiotez.

Sin darme cuenta habíamos llegado y avanzamos entre la gente que se formaba para entrar, Finian se rió.

- Maldición, bard debe tener razón, si esto está tan lleno a las 8:00 pm debe ser un muy buen sitio.

Sentí un frío recorrerme, las ocho? Revise mi celular y vi la hora, 7:59 pm ¿Que diablos me pasaba? Ni en broma aparecerá por aquí no conoce este sitio y... La pantalla de mi celular se encendió para indicarme que un número desconocido estaba llamandome. Finian me hizo una señal desde el cordón para que entrara, le pedí un momento.  Conteste.

- ¿Aló?

¿Cual era está sensación? De pronto el ruido a mi al rededor enmudeció. Imposible como pudo conseguirlo...

- Acordamos a las ocho.

Mi voz sonó más decidida de lo que esperaba.

- ¿Acordamos?  No tengo tiempo para tus delirios.

- Te dije a las ocho ciel, dame la dirección de donde estés, iré por ti.

- Porque mejor no aprovechas de irte a la mierda con tus guapas rameras ¿ o no son tan divertidas como yo?

Me reí burlonamente esperando lo que seguro sería una odiosa respuesta cargada de insultos.

- No ciel, no son tan divertidas como tu. Dame la dirección, dejame complacerte está noche.

Mi pecho brinco ridículamente, no pensé que Sebastián, el rey de la elegancia irónica, sumisamente me diera la razón. ¿Que tan desesperado estaba por verme? ¿Tanto temía de lo que pudiese hacer de noche solo?

intente armar una respuesta tan rápido como fuese posible, pero Finian se me adelanto.

- Vamos ciel, cuelga esa mierda y apresurate.

  Voltee para asentir y me apresure a despedirme de Sebastián.

- Sebastián debo colgar están esperan...

- ¡Escondelo bien, porque te juro por dios ciel phantomhive, que cuando los encuentre voy a destruir a ese maldito desgraciado!

- ¿Joder cuanto más piensas hacerme esperar ciel? Apresura!!!

Finian seguía gritando pero esta vez mi cuerpo no se movió, las amenazas de Sebastián me habían petrificado.

- Ese malnacido se va a morir hoy y a ti te voy...

- ¿Que Sebastián... Que vas a hacerme?

- Si no puedo conseguir que tu alma me pertenezca, entonces voy hacer que tu cuerpo no me olvide, me voy a tatuar en tu maldita piel y tendrás que arrancartela para poder estar con alguien más. Vas a ser mio de por vida maldita sea, eso te lo juro ciel phantomhive ¡TE LO JURO!

  Escuche como el celular de Sebastián estallaba, como si lo hubiese estrellado contra algo, inmediatamente la línea se colgo y mis piernas casi temblaban ¿estaba asustado? No, eso no era.

La mano de Finian me tomo del brazo y me volvió hacia el.

- Ciel que mierda haces que no te apresu... Diablos estas hirviendo, pasó algo?

- No, nada, entremos.

Estaba hirviendo, claro, sus amenazas habían logrado excitarme incluso por teléfono la profunda Voz de Sebastián había calado en mis huesos, que bien pude sentir la ira ¿con cuanta fuerza pueden dos personas desearse y odiarse simultáneamente?

Apura Sebastián, te reto a que me atrapes...


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