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Punto de quiebre por malugr

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El despertador en mi habítacion sonó a las 8:45 y mis ojos se abrieron de muy mala gana. "hazlo ciel, solo tres días y nunca más tendrás que ver a ese maldito"

Tome una ducha y luego me dirigí hasta el armario, dijo que podía usar lo que quisiera, menudo infeliz. Solo habían colgados tres trajes idénticos negros, típicos de un mayordomo, guantes blancos, y zapatos perfectamente pulidos. "un traje para cada día, entonces me habré ganado mi libertad o me quedaré en esta isla maldita para siempre"

decidí tomarlo con calma, Sebastián lo dijo, solo será llevar tragos y tener su ropa lista ni el ni ningúno de sus asquerosos amigos me pondría un dedo encima, no puede ser tan complicado. Tenía un plan de acción, hablar lo menos posible, no podía ser grosero si no habría la boca y así ahorraría el uso de la palabra "amo" que francamente es la parte que más me asqueaba de todo este asunto. No hay nada que Sebastián disfrute más que verme enfurecido, así que si mantengo la calma cumpliré el trato y de igual forma le habré ganado.

Luego de toda la meditación me eché un vistazo frente al espejo y sin ánimos de presumir, el traje me quedaba magnífico "un toque final" tome algo de gel para el cabello y me peine elegantemente, descubriendo mi rostro ¿así que esta isla está llena de mujeres hermosas y jovencitos apuestos? Te desafío a que consigas una sola puta mejor parecida que yo. Sonreí orgulloso ante el espejo, si iba a hacer esta mierda de trabajo lo haría con mi desgraciado buen estilo.

Abandone la habitación y pronto estuve bajando las escaleras, iba modulando, amo, amooo, aaaamo no, amo, ese es el tono. Cruce la sala principal y pronto estuve frente a la puerta de madera, saque de mi bolsillo un reloj que venía incluído en el uniforme 9:29 am. Mis ojos observaban atentos las manecillas moverse por fin, 9:30 es hora. Mis manos empujaron las puertas.

Sebastián estaba sentado con una pierna cruzada al borde de su majestuosa cama, tenía sus ojos fijos en el reloj de su muñeca. Con el sonido de la puerta clavo sus ojos en mi dirección. Yo Permanecí inmóvil y le miraba orgulloso. Sus ojos me inspeccionaron perplejos, de arriba a abajo me recorrieron y al final se detuvo en mi rostro, note que me veía con sorpresa. Esbozó un sonrisa complacida.

- Puntual y bien presentado.

Sebastián me hizo un gesto para que entrara a la habitación y yo avance varios pasos. El se levantó y camino a mi alrededor observando más detenidamente mi aspecto.

- Impresionante. Debo reconocer que estaba un poco escéptico con respecto a ti, pero estoy gratamente sorprendido.

Yo permanecí en silencio, no movía ni un centímetro de mi cuerpo y Permanecí con la mirada al frente. Solo le escuchaba, sino abría mi boca para maldecirlo, estaría Perfecto, solo hablar lo necesario y viviría.

- Muy bien ciel, te he hecho el favor de arreglar mi propia cama para que no dudes de mi buena voluntad, pero definitivamente quiero que me prepares un buen trago para hacer algo de estómago. A juzgar por las muchas botellas vacías que habían en la habitación donde te encontré puteando, seguro que sabes servir tragos para un hombre.

Claro que sí, ahí estaba, como lo predije, tocandome los cojones para que fuese mi propia lengua la que me condenará ¿Pues que crees Sebastián? ¡te vas a joder!

Le miré con total indiferencia, como si su comentario no hubiese ni rozado mis oídos. Vamos ciel, dilo, dilo y habrás ganado la primera batalla, no le dejes verte afectado. Aprete la lengua contra los dientes y por fin hablé.

- Si, amo.

De su rostro se borro su malditamente cínica sonrisa, ahora evidentemente irritado salió de la habitación.

- Iré por mi coche, date prisa con el trago.

Lo vi caminar con cierta frustración en el cuerpo, y casi sentí ganas de carcajearme. Sonreí sutilmente y avance pronto hacía la sala donde estaba el bar. Pero una vez ahí me detuve al notar que no me había dicho lo que quería ¿Que sería bueno servir?

La verdad es que yo maneja un poco los términos puesto que cuando cumplí 18 años había sentido la necesidad de trabajar y dado lo activa de mi vida nocturna trabaje casi un año como mesonero en un local de muy buena paga, solo lo visitaban  hombres mayores, viejos que se reunían a beber y fumar habanos. Las propinas eran muy muy buenas, por eso el local era exigente. Debías siempre estar presentable, saber atender con elegancia a los clientes y por su puesto tener cualidades de bartender, pues el alcohol era lo que más se movía. Este era un importante dato que Sebastián ignoraba y un muy importante punto a mi favor. Dispara lo que te venga en gana desgraciado.

De vuelta a mi dilema sobre que escoger estuve a punto de tomar una botella de Garioch Glen, que es whisky. Sin embargo, mi mente viajó bastante tiempo atrás hacía la primera vez que ví a Sebastián, el estaba en casa sentado bebiendo incansable, y tenía un botella ¿Que era? Recordé que sentados a la mesa deseé con desesperación un beso de aquellos labios humedecidos, pero de que licor estaban bañados... ¡Cognac, eso era lo que bebía! Hice mi elección y luego Salí a la entrada principal sosteniendo el trago elegantemente. Espere a que Sebastián detuviera el coche frente a la puerta.

- tenga señor, Courvoisier.

Sebastián me observó sorprendido, sujetó el trago y le dio un sorbo.

- Bien, sube atrás ciel.

Obedeci y subí triunfante al coche, sin decir ni una sola palabra. Sebastián conducía y probaba sorbos del licor en total silencio y yo no podía hacer más que celebrar internamente el haber cerrado su estúpida boca. Otro punto para mi. De pronto me sentía aliviado, lo estaba consiguiendo.

- Hoy, desayunaremos en el recinto de sr York, ya lo conociste ayer, es un cliente muy importante y muy poderoso así que no debes equivocarte ciel. Las adquisiciones sirven el desayuno a los amos y luego comen por separado. Sigue lo que hagan los demás y estarás bien ¿Lo entiendes?

- Si señor.

Cada vez que pronunciaba esa mierda sentía náuseas.

  Llegamos y aquel lugar no era para nada como la casa de Sebastián. Esto era monstruosamente gigante. En la entrada ya se habían detenido algunos coches que indicaban la llegada de invitados. Luego de dejar el nuestro a manos de una adquisición del tal York avanzamos por un pasillo humano, de unas 15 personas a cada lado todas con la banda " klaus York " este viejo tenía decenas de mujeres a su servicio. Dos de las jóvenes en la fila recibieron las pertenencias de Sebastián para guardarlas en un enorme armario, luego una de ella le tomó del brazo.

- Buenos días amo Sebastián. Mi amo, el señor York, le esperá en el gran comedor.

- Por supuesto.

Sebastián sonriente y tan casanova como siempre le dejo su brazo para que ella lo tomará, camino galante por aquellos enormes pasillos hasta llegar a unas enormes puertas abiertas de par en par. Avanzamos por la sala donde algunas de las mesas ya habían sido ocupadas por invitados. Permanecí tras Sebastián todo aquel tiempo y pronto estuvimos en una gran mesa principal en la punta del salón.

- El amo Sebastián está aquí, amo York.

El anciano estaba sentado en lo que parecía más un trono que una silla y se encontraba rodeado por cuatro mujeres que se sentaban sobre el o en el suelo con la cabeza apoyadas en su regazo. Jóvenes mujeres de unos 25 años adorando a ese repulsivo vejestorio. El tal York se levantó.

- Bienvenido muchacho, me alegro de que estes a tiempo.

- No había forma de que faltará.

Ahora el anciano me miraba.

- Así que lograste vestirlo. Mucho mejor, una gran adquisición muchacho, no hay duda.-felicitaba a Sebastián.-

- Está en entrenamiento aún sr York.

- Bueno no te preocupes, siempre podemos hacer un intercambio, te daré una buena adquisición a cambio de la tuya para que te diviertas y luego te devolvere al chico completamente adiestrado.

El muy cerdo cotinuaba mirándome mientras sonreía. Que asco sentía por ese hombre, pero me di cuenta de que yo no era el único. Sebastián tenía un puño ligeramente apretado y aunque simulaba una sonrisa sus ojos oscurecieron un par de tonos. Yo y sólo yo sabía, que esos ojos eran de enfado, a Sebastián no le había gustado la idea.

- Creo que por ahora prefiero educarlo yo sr York. Además con tantas mujeres hermosas este chiquillo no es demasiado apetecible.

Por extraño que parezca no me sentí insultado, más bien me sentí tranquilo, Sebastián no me dejaría en manos de ese asqueroso. No lo haría ni en un millón de años. Ahora simplemente trataba de mandarlo a la mierda con mucha sutileza, muy hábil, como se esperaría de Sebastián.

- No te creas Sebastián, se me ocurren varias formas de darle buen uso a tu encantador acompañante.

El hombre dejo de verme y miró a Sebastián fijamente, ninguno bajo la mirada y sonreían con diplomacia, pero aquello lejos de parecer una charla de amigos, parecía un espectáculo en el que dos leones estaban a punto de matarse por un pedazo de carne.

El resto de los invitados fueron llegando y poco a poco la tensión entre Sebastián y el anciano se fue diluyendo. Comenzó el desayuno y note que yo era uno de solo tres hombres sirviendo en todo el salón, el resto eran mujeres con atrevidos atuendos de asistentas. Fuimos llevando y trayendo los platos hasta que por fin terminaron y entonces se nos pidió abandonar el salón para que fuese nuestro turno de desayunar. Pasamos a la habitación continua y note que decenas de mujeres esperaban su turno para entrar al gran comedor, vestidas como bailarinas de danza árabe, a penas nosotros salimos ellas avanzaron, coqueteando con todos los invitados. Lo último que pude ver antes de que las puertas se cerrarán fue a una de las jóvenes bailando sobre el regazo de Sebastián mientras este la sujetaba por el trasero. El pecho me dio un vuelco.

  sentía un ardor por dentro de mi piel ¿Que sería aquella sensación? Me obligue a no pensar en ello y me serví algo de desayunar. Me senté solo, en una silla frente a una ventana, no tenía ningunas ganas de socializar.

- Hola ciel ¿que tal vas?

Voltee y era la joven que me atendió ayer desde que desperté.

- Hola, cathy no?

- Exacto, aún me recuerdas.

- Supongo.

- disfrutando la vista?

- Si, es mejor que intentar ponerme a hacer amigas

- Jajajaja ya veo.

- ¿Hoy si estas con tu amo?

- Así es, mi amo Grell es el pelirrojo. Esta en la misma mesa que el amo Sebastián. 

- Ya veo.

- ¿Listo para las salas de poker? pasaremos la tarde y buena parte de la noche ahí. 

- ¿nos van a tener muy esclavizados?

- No mucho, pero es algo diferente a lo demás

La mire pero no respondí, ya no tenía ganas de hablar más.

Las horas pasaron hasta que fueron casi las dos de la tarde. Las puertas que separaban nuestra sala del gran comedor se abrieron. Era un desastre, hombres ebrios aún perseguían a la mujeres que ahora estaban desnudas, al menos la mayoría, algunos se abrochaban los pantalones y yo asqueado me preguntaba ¿que clase de enfermos eran estos?

Las mujeres comenzaron a abandonar el comedor y por fin vi a Sebastián, tenía pintalabios en el rostro y la camisa desarreglada, se carcajeaba con un grupo de cuatro hombres de su misma edad, disfrutaban de bromas.

Poco a poco las adquisiciones comenzaron a entrar al salón dirigiéndose a sus amos para arreglarlos, supe que era mi tiempo de ir donde Sebastián. En su mesa, ya todos eran atendidos por alguna joven mujer.

- Se ha divertido mi amo.- pregunto sonriente una joven al hombre sentado junto a Sebastián.-

- No tanto como contigo.- El hombre la tomo y beso mientras ambos se reían, y jugaban a acariciarse intensamente.-

Los demás hacían cosas parecidas. voltee rápidamente hacia Sebastián y note que me miraba con su cínica sonrisa, ya yo estaba francamente incómodo y ahora tener que limpiar y arreglarlo empeoraba las cosas.

Tome mi pañuelo y lo humedeci en algo de agua. Y comencé a limpiar su cuello. El maquillaje era difícil de sacar solo con agua así que tuve que esforzarme. Las gotas resbalaban por el cuello de Sebastián, su manzana de adán era bastante sexy. Note que me miraba fijamente, sin sonreír, solo mirando. La embarazosa conversación de la pareja de al lado y las gotas bajando por el pecho de Sebastián fueron culpables de que algo de rubor se notara en mi rostro, el dejo escapar una sonrisa. Yo estaba de pie e inclinado algo molesto por mi estúpida reacción, pero aún así cautivado por Sebastián, el noto lo incómodo de mi posición y me tomo de mi otra mano acercándome más a el, como invitandome a sentar en su regazo. No tenía idea de porque, pero mi cuerpo se movió solo y pase una pierna al otro lado de su cuerpo y quede sentado frente a su rostro. De pronto ya no escuchaba las voces en el salón y ahora mi pañuelo se deslizaba por su cara, la frotaba suavemente para quitar las marcas en forma de besos. Suspire como incómodo algo de rabia me recorría al pensar en que esas mujeres había estado besuqueandolo, me di cuenta de lo infantil que era pesar así, pero me distraje inmediatamente al sentir las manos de Sebastián subiendo por mis muslos. Cerré los ojos inconscientemente al sentir su tacto y ahora limpiaba sus labios. Sus ojos me obligaron a seguir mirandole y me estremeci por lo erótico del momento. Sus manos ahora estaban en mi cintura, yo solté el pañuelo y ahora iba a abotonar su camisa, mis dedos se deslizaron desde su cuello a su pecho y luego a su abdomen que aún estándo sentado era marcado, Sebastián exhalo casi excitado por el roce de mis dedos y yo casi erizado comencé a abrochar los botones, entonces me di cuenta de que sus manos soltaban mi cintura, me tomaron por los brazos y comenzaban a deslizarse hasta mis muñecas. Me detuvo de mi tarea y yo subí mi mirada hacía el, entonces note que me jalaba hacía delante y que su rostro se movía hacía el mio. A penas unos centímetros separaban nuestras bocas y le sentia respirar agitado, tanto o más que yo entonces...

- Amo Sebastián, mi amo el sr York le invita a una copa antes de abandonar la sala.

Mi rostro se separó rápidamente de Sebastián y me levante de su cuerpo casi en un brinco. De pronto las luces y los escandalosos sonidos del gran comedor regresaron ¿ Que mierda había estado a punto de pasar? por dios ciel concentrate en lo que debes y para ya de cachondear con este malnacido. De pronto senti ganas de abofetearme por ese semejante momento de estupidez y debilidad.

- Oh, claro, dame un momento.

Sebastián arreglo rápidamente los botones restantes y se dio vuelta un momento para despedirse de los hombres que estaban en su mesa aún tonteando con sus respectivas acompañantes. En ese momento mi mente aún estaba aturdida pero sentí la pesadez de una intensa miraba y al voltear en esa dirección estaba el anciano York, luego de que nuestros ojos hicieron contacto el muy enfermo me sonrió con superioridad. Si hubiese comido más me habría vomitado en el sitio. Pronto voltee y note que Sebastián ya había terminado de despedirse y ahora el miraba en dirección del viejo ¿habria notado como me miró? Ahora se dirigió a la mujer que nos habló en nombre del tal York.

- hermosa hazme un favor y dile a tu amo que aún tengo cosas pendientes con estos caballeros, pero que estaré encantado de invitarle un trago en las salas de poker.

- De inmediato amo Sebastián.

¿Que le habría hecho cambiar de opinión?

A lo lejos note que el viejo escucho el recado de la joven. De nuevo esbozó una prepotente sonrisa pero esta vez era para Sebastián, acompañado con un gesto de despedida.

Aunque Sebastián le respondió con otro cortes gesto, pude notar que para nada le agradaba aquel anciano.

Notas finales:

 Voy a aprovechar este momento para comentar que originalmente mi objetivo era y por los momentos sigue siendo escribir una historia "Amor-Odio" En vista de que el inminente final del fanfic esta cada vez mas proximo me parece que ya es hora de orientar tantas discuciones hacia algo parecido al "cariño" Por lo que es necesario que tanto sebastian como ciel pierdan un poquitito de ese orgullo que solo los lleva o a pelar o a la cama. Pero caaalma, que para nada pienso hacer un novelon cursi y prometo no degradar a ninguno de los protagonista mas de lo estrictamente necesario jajajaja. Espero ser lo suficientemente habil como para lograr que la historia siga siendo de su agrado. Estoy muy agradecida con todos los que leen y apoyan mi historia y recuerden que siempre estoy esperando sus ideas y recomendaciones.

Besos!


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