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First Love por Kunay_dlz

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Notas del fanfic:

Los personajes de Harry Potter pertenecen a J. K. Rowling.


Los personajes de Twillight pertenecen a Stephenie Meyer.

 

 

Notas del capitulo:

Capítulo Único

 

No Horocrox

 


 


First Love


Capítulo Único


 


 


 


Siempre supe que mi familia era única, era especial y que a pesar de lo que la distinguía de todas las demás tenía la certeza que no iba dejar de amarla. No iba a dejar de querer a mis hermanas y hermanos ni mucho menos a mis padres. Las risas al jugar con Emmett, el cuidado delicado de Rosalie, el confort de estar con Jasper, la manera  en que Alice me consiente cada que puede, el amor de mamá Esme y la protección de papá Carlisle… y, sobre todo, eso cálido y la sensación de seguridad que me invade al estar cerca de Edward.


Por hilos del destino esta familia, Cullen, me adoptó cuando era un bebé. Dicen que mis padres murieron y que al quedar sin nadie capaz de cuidarme, me llevaron a un orfanato, sé que mi familia no quiere que me entere de que quienes me llevaron al orfanato fueron otras personas que me encontraron abandonado en un callejón, me encontraron apenas vivo, húmedo, sucio y medio muerto de hambre, ¿Cómo lo sé? Bueno, un día que estaba aburrido entré al despacho de papá y entre los papales que tenía bien guardados encontré el reporte de mi adopción así como las condiciones en las que llegué al orfanato. No he contado nada al respecto, creo que hacerlo sólo daña a mi familia, yo ni lo recuerdo y prefiero concentrarme en mi familia actual. Una familia singular.


Ellos son perfectos. Su piel es muy blanca y fría, sus voces son melodiosas, sus ojos son hermosamente dorados, todos parecen ángeles, si los ves, no puedes más que pensar que son ángeles, rubios, castaños, y morenos. Yo solo sé que son mis hermanos y mis padres. Y no son ángeles… son vampiros. Son mi familia.


De tanto ver que los años pasaban y cómo yo era el único que cambiaba, mi estatura, el largo de mis cabellos, las cosas que aprendía, también algunas mudanzas, todas a lugares donde había poca gente y el clima destacaba por haber pocos días soleados. Vi que ellos no comían ni bebían con lo que me alimentaban, noté que ellos no dormían ni parecían cansados… y entonces pregunté. Tenía once cuando al fin me animé a preguntar. Papá Carlisle me explicó todo que debía saber, sobre su condición, la fuente de su alimento, el sistema de mudanza para que no los descubran, me explicó la relación de mis hermanas y hermanos a excepción de Edward; me explicó las leyes de los vampiros y, me dijo que también yo, al cumplir la mayoría de edad me convertirían en uno de ellos… sólo si estaba de acuerdo.


Por supuesto que acepté, no me alejaría de mi familia por nada además no me veía en el futuro son ellos. Continuamos nuestras vidas con normalidad… casi, esta vez, al estar al tanto de su condición ya no fingían a mi alrededor y también me mostraban sus habilidades, me hablaban de sus anteriores vidas y de lo más les gustaba de su época, los cuentos para dormir se convirtieron en anécdotas de los lugares que ya habían conocido… y, en los juegos había más diversión. Carreras conmigo a cuestas, exploraciones a lugares a los nunca nadie se atreve a ir, y lo más me encantaba: Edward me mostraba bellos pasajes desde las copas de los árboles, desde altos riscos, desde grandes torres, esas vistas siempre me dejaban sin aliento.


Y luego, las cosas volvieron a cambiar. En mi décimo cuarto cumpleaños nos mudamos a un lugar llamado Forks, casa nueva, colegio nuevo, coartada modificada… extraños sentimientos y más ‘accidentes’ cuando mis emociones eran intensas. Sólo con Jasper me sentía cómodo y comprendido… Edward era el causante de mis desequilibrios emocionales y pero aún, después de un año, él conoció a una chica de la que no podía dejar de pensar, hablaba de ella conmigo, después de todo pasábamos mucho tiempo juntos pero, el que hablara de ‘ella’ empezó a enfadarme.


Su tiempo se lo dedicaba a ‘ella’, sus pensamientos y preocupaciones eran sólo para ‘ella’. Me sentí desplazado. Mi familia restante se esforzaban por compensarme, Alice y Rosalie me llevaba de compras, me consentían como cuando era un niño, ropa, juguetes… más bien aparatos electrónicos: un celular reciente, videojuegos nuevos, una laptop moderna, una cámara profesional… Alice dijo que me encantaría tomar fotografías casi igual que tocar el piano. Incuso, excedieron los límites al darme mi propio auto, claro que incluían lecciones de manejo y un permiso especial para una licencia.


Un día, un hombre mayor de larga barba blanca hasta su más debajo de su cintura, lentes de media luna y ojos azules llenos de misterio apareció en nuestra puerta, venía acompañado de otro hombre con pelo hasta y ojos negros, expresión dura y un aura atemorizante, ambos con vestiduras extrañas me recordaban a las películas de fantasía que llegué a ver. Pidieron hablar con mis padres y no dejaban de mirarme, analizándome, comparándome… me sentí nervioso ante su escrutinio y llamaba en mi mente a quien pensé me mantendría a salvo sin importar qué. Pero no llegó. Claro que mis padres y mis hermanos llegaron en seguida, todos menos a quien llamaba.


El hombre mayor, Albus Dumbledore, dijo algo impactante, dijo que existía un mundo regido por la magia y que estaba oculta del resto del mundo al que denominan Muggles, no poseedores de magia, y yo era un mago. Nos contó la historia de un mago obscuro, uno que pretendía regir el mundo mágico para luego dominar el mundo no mágico… dijo que en base a una profecía, sólo un mago era capaz de detener al señor tenebroso. Un niño que nació a finales del séptimo mes, hijo de quienes lo han desafiado y salido ilesos anteriormente, uno que, por la traición de quien sabía la ubicación del lugar donde se escondía la familia elegida, el niño perdió a sus padres y fue marcado por el malvado mago terminando así con la ola de terror que se estaba apoderando del mundo mágico… puesto que con el último ataque, el hechizo rebotó haciendo desaparecer al mago más temido.


El niño, Harry Potter, había quedado huérfano la misma noche que acabó con el señor obscuro. Por protección, en bebé fue enviado a la casa de la única familia de sangre, la hermana de su madre, Petunia, informaron que a cierta edad el bebé iniciaría con su educación mágica. Sin embargo, en un descuido de quien vigilaba a la familia de Petunia, el bebé Harry Potter desapareció. Estuvieron buscándolo durante todo ese tiempo, incluso después de haber pasado los años en que debió haber iniciado con sus estudios de la magia… estuvieron buscando, hasta ahora. Lo encontraron viviendo entre un clan de vampiros vegetarianos.


El director Abus Dumbledore de Hogwarts la escuela de Magia y Hechicería, poseedor de un sin número de títulos que seguro eran importantes, dijo que yo, Evan Cullen, era en realidad Harry Potter… la esperanza de Mundo Mágico y que la cicatriz en mi frente era prueba irrefutable.


Fue en ese momento que mi familia empezó a hacer cuestiones a los recién llegados, casi gritaron exigiendo una explicación, negando lo que nos acababan de revelar. Decían el estado en que me encontraron, exigían saber el nombre y la ubicación de Petunia para hacerle una ‘visita’, decían que si el mago obscuro ya no existía porqué razón me llamaban ‘esperanza del Mundo Mágico’, que si mi falta de tres años de aprendizaje de magia cambiaba algo… y muchas más cosas. En realidad, yo no sabía qué decir… ni qué pensar… ni cómo reaccionar.


El director dijo que la amenaza de un posible ‘regreso’ del mago obscuro estaba latente, dijo que yo necesitaba entrenamiento especial para alcanzar un aceptable nivel en el conocimiento de la magia y sobre todo, saber utilizarla… debía conseguir mi varita, debía ponerme al corriente en mis estudios… debía prepararme para una posible guerra.


Otra lluvia de voces llenas de preocupación, desconcierto, molestia e ira no tardó en aparecer. El director decidió darme tiempo de pensar las cosas, vendría al siguiente día para saber mi respuesta. Desapareció junto con el otro hombre, literalmente, sólo desapareció. Se fue dejando un caos en mi casa… en mi familia… en mí.


Jasper en verdad estaba tratando de mantener todas las emociones en control, me acerqué a él y lo abracé… ambos necesitábamos consuelo. Rosalie estaba furiosa, quería ir en busca de Petunia y descargar si ira, Emmett trataba de calmarla pero más bien parecía que la acompañaría, Alice estaba demasiado tranquila para su comportamiento usual, papá sostenía a mamá que parecía llorar, emanaba angustia y otras tantas emociones y papá estaba igual pero al ser el líder del clan debía mantener calma y serenidad. Estoy seguro que lo que más me dolía, era causar todo esto a mi amada familia… y la usencia de Edward en un momento tan crucial.


Después que las cosas regresaron a una relativa normalidad, hablamos, mis padres querían saber lo que pensaba de la situación, me preguntaron qué es lo que deseaba hacer, aseguraron que me apoyarían en todo. Si deseaba ir a aprender magia, me apoyarían, si deseaba seguir con mi vida como hasta ahora, se encargarían de protegerme de aquellos que querían inmiscuirme en una guerra… y, en caso de involucrarme, ellos irían conmigo. Mis hermanas y hermanos asentían ante lo dicho por mis padres, volví a sentirme afortunado de tener esta familia, sólo les dije que necesitaba pensarlo más, que más tarde les daría una respuesta.


Antes de irme a mi cuarto, mamá me llevó a la cocina donde me preparó la cena y tras asegurarse que hubiera comido lo suficiente me permitió retirarme a mi habitación. Aun seguía esperando a Edward, y él seguía sin aparecer, se supone que después de la cena tocábamos el piano y luego me acompaña a mi cuarto y espera hasta que me duermo… una pequeña rutina que me evita pesadillas sobre luces verdes, gritos y una terrible sensación de miedo… una rutina que se había vuelto menos agradable debido a los pensamientos de Edward en ‘ella’. Y hoy, ni siquiera su presencia tenía para mí.


Con tantos pensamientos en mi cabeza no supe en qué momento me quedé dormido, fue el ruido de voces en la planta baja lo que me despertó de un sueño sin descanso, parece que Edward había llegado y estaba hablando con los demás, sin poder evitarlo me dirigí a la sala donde estaban todos. Quería asegurar a Edward que estaba bien y trataría de distraerlo de los pensamientos caóticos de mi familia. Entré a la sala cuando él decía la razón de su ausencia, dio la noticia que él y ‘ella’ habían hablado… ‘ella’ descubrió el secreto familiar… y, que ‘ella’ y él… eran pareja.


Saber eso… en realidad me dolió más de lo que me habían revelado horas antes… después de todo, Edward era mi hermano favorito… ¿Cierto?... como él aún no encontraba a su alma gemela su tiempo y atención era sólo para mí, pero ahora, ya tenía alguien con quien compartir su vida… ¿No es así?... simple y sencillamente, yo salía sobrando de momento. Quizá… si me iba a Londres o Escocia o donde sea que Hogwarts se encontraba y si me enfocaba en la magia, por un tiempo, tal vez, dejaría de sentirme traicionado, herido y, si me envolvía en la guerra… tal vez moriría… digo, mi mente ya estaría lista para otra cosa, tal vez estaría listo para ser convertido por papá… si no moría… si regresaba… si otros asuntos en mi cabeza me hicieran olvidar esto que siento.


Dirigí mi vista a la sala, Jasper me vio, me miraba intensamente mientras Edward se enfrentaba a Rosalie, mientras papá y mamá trataban de apaciguar las cosas y hacerlos entrar en razón para hablar como es debido, Alice también me veía con su rostro asustado… antes que alguno de quienes me veían hicieran o dijeran algo que revelara mi presencia a los demás, tan solo negué con mi cabeza, imploraba con mis ojos que no dijeran nada y antes de esperar una respuesta, me di la vuelta y regresé a mi cuarto lo más silenciosamente que pude. Ya había tomado mi decisión.


Al día siguiente, tras haber dormido tan solo un par de horas, bajé a la cocina. Comí mi desayuno y dije que había decidido. Debido a su sensible oído y su súper velocidad, al decir eso, tanto mis padres como mis hermanos ya estaban conmigo… menos Edward, Rosalie dijo que se había ido temprano para llevar a ‘ella’ a la escuela. Suspiré en un intento que el dolor en mi corazón menguara un poco para empezar a hablar. En ese instante, los hombres de ayer aparecieron también, casi como si hubieran escuchado mi frase anterior.


Mirándolos, con lo que intenté fuera una mirada determinada, les dije que mi decisión era ir con el director, tras recordarles un par de ‘accidentes’ les convencí que la magia era parte de mí después de todo, intenté evitar las miradas de preocupación de mis padres y de mis dos hermanos puesto que los otros dos ya los sabían. Me concentré en el director, deseaba poder hablarle en privado y sin demora me vi en un lugar extraño, donde sólo el director y yo estábamos. Después de controlar mi desconcierto, le hice un par de preguntas referente al señor tenebroso y de su posible regreso para una guerra, al contestarme con la verdad le dije que iría con él con dos condiciones, la primera; que inventara una excusa para que tan solo yo fuera con él, quería a mi familia lejos de todo peligro y que no hubiera manera en pudieran enterarse de lo que ocurriría en mi estancia lejos de ellos; la segunda, que me entrenaran ‘especialmente’ para la guerra, durante las mañanas estudiaría lo que se supone debía ya de saber y que durante las tardes y los fines de semana me entrenaran para no fallar en batallas; el director parecía sorprendido, pero luego de ver que no titubé durante su escrutinio, aceptó.


Regresamos al ‘presente’ e hizo lo primero que le pedí, después de una par de horas de debates, al fin consiguió que mis padres aceptaran puesto que yo demostré estar bien con lo que el director había dicho, también se vieron satisfechos al asegurarles que durante las vacaciones podría visitarlos pero primero debía ponerme al corriente. Les dije que no se preocuparan, después de todo, tiempo es lo que les sobra.


Me despedí de ellos, los abracé sin que se dieran cuenta que tal vez este sería la última vez que podría abrazarlos, no quería que notaran la silenciosa despedida que les estaba dando… sólo Alice y Jasper entendieron el segundo significado de ese abrazo, Jasper me sujetó entre sus brazos durante más tiempo, sin duda lo extrañaría y su abrazo me indicaba que él a mí, en un susurro me deseo suerte. Al separarnos me acerqué a Dumbledore, le pedí con la mirada que no fuéramos lo antes posible, él entendió y pidió que sujetara su brazo derecho, lo hice dando una última mirada y una sonrisa a mi familia, sin saber por qué, miré a la entrada, ahí apareció de repente Edward, y luego no lo vi más.


Todo se volvió negro, manchas se veían a la velocidad de la luz, una sensación extraña se instaló en mi estómago. Con la no tan usual sensación de mareo, caí al suelo, tras recuperarme un poco después de haber devuelto mi desayuno, vi ante mí un enorme castillo. Mi asombro eclipsó mis anteriores sentimientos, me dije que ahora comenzaba una nueva vida para mí, una vida lejos de mi familia… una vida sin Edward. Una vida en la que lucharía por evitar que el mal llegara hasta mi amada familia.


Fue por mi familia que di lo mejor de mí. Leí muchos libros con la intención de aprender lo que se supone ya debería saber, tuve clases con varios profesores que aceptaron regularizarme, supongo que la fama que no sabía que tenía me ayudó, durante varios meses estuve con profesores regulares en las mañanas y por las tardes, tal como pedía al director, tuve clases especiales con Aurores, Medimagos, y un especialista en combate cuerpo a cuerpo. Viví, estudié y aprendí en Hogwarts, sin embargo, ninguno de los alumnos y otros profesores que no me impartían clases sabían de mi estadía en el castillo, tan solo me dediqué lo que me hizo llegar a este mundo.


Al llegar las vacaciones, inventaba excusas para no ir a casa, sentí que debía enfocarme en lo que estaba haciendo, para lo que me estaba preparando.


Pasaron dos años.


Fueron dos años para que Voldemort al fin regresara, casi luego de su regreso nos enfrentamos, hechizos por ahí, hechizos por allá… me desarmó pero debido a mi entrenamiento físico pude defenderme, le di una buena paliza antes de alcanzar mi varita y destruirlo por completo. Varios de sus seguidores fueron derrotados en la batalla y al fin, el Mundo Mágico esteba en paz.


Miré a Dumbledore, le dije que era hora de irme, le dije que no me mencionara y que no me volviera a buscar, pues ya era hora de regresar con mi familia. Y sin esperar respuesta, desaparecí del Mundo Mágico. Cumplí mi deber, era hora de regresar a casa, ¿Cierto?


Aparecí en la sala de mi antigua casa en Forks, me dejé caer en el sillón y al fin noté las heridas que tenía iba a revisarlas cuando de pronto me vi envuelto en un par de brazos delicados, Alice, era Aice… sin duda me vio llegar. Luego llegó Jasper y también me abrazó, reí diciéndole que estaba cubierto de sangre y que no quería incomodarlo, él río y dijo que mi sangre jamás le molestó.


Luego mamá llegó a nosotros, y me abrazó como cuando era niño y tenía miedo de algún monstruo debajo de mi cama como los que Emmett veía en sus videojuegos, luego Rosalie y Emmett también estaban ahí, esperaron su turno de abrazarme y en el caso de Rosalie, de regañarme.


Sinceramente no me importó, es decir, estaba tan feliz de estar ahí de nuevo, rodeado de mi familia… aunque faltaban dos personas. Y hablando de ellas, una apareció, papá traía su maletín y revisó mis heridas antes de abrazarme y darme la bienvenida. Eso sí que llegó muy profundo en mi interior. En realidad no esperé volver, todo esto parecía un paraíso comparado al par de años anteriores… así que lloré, lloré del miedo que tuve por lo que destino requería de mí, lloré de tanto que los extrañé en el lugar tan lejano en el que estaba, lloré de felicidad de estar de vuelta, lloré de alivio al tener la certeza que el mal no podrá dañar a mi familia, lloré tan solo de ver los rostros de mis seres amados. La tierna expresión de mamá, la piadosa mirara de papá, la bella expresión de Rosalie, la traviesa mirada de Alice, la divertida mirada de Emmet y la orgullosa mirada de Jasper. Estar con ellos me hacía sentir vivo de nuevo, alejaba el temor y la incertidumbre del mañana.


Seguía sollozando cuando escuché a un auto estacionarse en el frente de la casa, al fin podría ver a Edward y comprobar que el dolor de no ser el único para él se había esfumado, si había encontrado a su alma gemela debería estar feliz por él… ¿Cierto?... él entró a la casa, pero no venía solo, ‘ella’ lo acompañaba. Nos miramos un momento, quise hablar pero no pude, sabía que él intentaría leer mi mente pero eso no era posible, no con las clases de oclumencia. Me permití sonreír, iba a decirle que dejara de intentarlo cunado ‘ella’ habló.


--¡Oh! Pero ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? Edward, ¿Por qué hay un chico mal herido en la sala de tu casa?


--Fue un accidente. –contenté.


--No sabía que Carlisle trataba pacientes en su casa.


--Él no es un paciente. –dijo Rosalie con recelo –Y no tienes que saberlo todo acerca de nosotros.


--Él es nuestro hermano. –dijo Alice.


--Pero, él es… tan solo un humano. –susurró para que solo mi familia la escuchara creo yo.


--¿Cómo te atreves? Él es… -se interrumpió Rosalie mirándome, recordó las restricciones del Mundo Mágico.


--Soy Evan Cullen, estaba estudiando en una escuela en el extranjero. Ahora si me disculpan, quisiera tomar una ducha y dormir una semana. –dije tratando de levantarme.


--No tan rápido jovencito, aún tenemos que hablar. Primero ve con tu padre a que trate mejor tus heridas, te duchas luego bienes a la cocina para que comas algo y después te vuelves a duchar para que después te vayas a la cama, ¿Entendido? –dijo-ordenó mamá.


--Claro madre.


Sin duda la extrañaba, luché contra mis nuevas ganas de llorar pero no quería hacerlo frente a ‘ella’, Jasper notando lo que sentí, me ayudó a levantarme y me llevó al despacho de papá. Ya estando en el despacho, apliqué un hechizo silenciador, no quería que Edward escuchara mi llanto. Papá revisó mis heridas nuevamente, mientras lo hacía me dejó llorar sin decir nada, supongo que entendió el porqué de mi llanto y creo que Jasper le comentó algo sobre cuánto los extrañé.


Entre el llanto para desahogarme, los delicados cuidados de papá y el cansancio de la batalla y el ‘aparecerme’ al otro lado del planeta, me quedé dormido. Dormí tan a gusto, dormí sin sueños… sentí que mi cuerpo y mente estaban demasiado cansados como para soñar.


No sé durante cuánto tiempo dormí, luego desperté por varias voces que se alzaron de pronto. Venían de la sala y me dirigí para allá. En mi camino a la sala, noté que estaba limpio y usaba un pijama azul cielo, supongo que mamá y Rosalie se encargaron de asearme un poco y Alice consiguió el pijama, sonreí, en verdad que las había extrañado demasiado. En la sala estaban discutiendo mi familia y ‘ella’, parece que ‘ella’ reprochaba algo a mi familia, sus exigencias y su irritante voz perturbaban la paz que tanto añoraba… y, lo peor, molestaba a mi familia.


--Basta. –dije con tal autoridad, como la que usé para dar órdenes en la batalla final, todos callaron –¿Qué se supone que haces al hablar de esa manera a mi familia? –exigí con una calculada calma.


--Esto no tiene que ver contigo, yo sólo quiero… -decíapara ir alzando la voz.


--No me importa lo que tú quieras, calla y no molestes a mi familia, no estoy de humor para escuchar berrinches de una niña caprichosa como tú. –dije con un tono similar al de Severus, sus tácticas para lidiar con ‘problemas’ siempre me parecieron geniales.


--¡Yo no soy…! –iniciaba ella.


--Caprichosa, molesta, insolente, alguien que no sabe su lugar. Compórtate niñita, en esta casa nadie hace lo que dicte tu voluntad. –volví a advertir.


--¡Cómo te atreves! Soy la pareja de Edward, yo pertenezco a esta familia, ¿Dónde estabas tú, he? En el tiempo que llevo aquí ni había escuchado hablar de ti, yo pertenezco aquí más que tú. Apuesto a que ni siquiera sabes su secreto. –dijo como si fuera la verdad absoluta.


Toda mi familia reaccionó ante las palabras de ‘ella’, incluso me atrevería a decir que también Edward.


--No te atrevas a compararte conmigo, no me llegas ni a los talones; mi ausencia es algo que no es de tu incumbencia y mi familia es algo que nunca llegarás a entender. Deja de molestar y vete a tu casa, créeme que no te gustará verme enojado. –volví a advertir.


--¡Tú no vas a…!


--Suficiente. –dije para aplicarle un hechizo silenciador y luego aturdirla.


Nadie paró su caída y yo solo masajeé mi frente, creo que aún me hace falta dormir. Con tanto silencio miré a mi familia y noté que todos miraban a ‘ella’… y luego recordé que ‘ella’ era el alma gemela de Edward.


--Lo siento Edward, no me pude contener. Estaba durmiendo tan bien que me irritó el despertarme con sus gritos, y la manera en que estaba exigiendo… creo que… lo siento.


Terminé de decir mientras revolvía mi desaliñado cabello con nerviosismo, después se escuchó la risa de Emmett, un bufido de satisfacción de Rosalie, más risitas de Alice y Jasper se unió a las expresiones de los demás, al igual que mis padres, me pregunté si tal vez estaba soñando. Tras un “es bueno tenerte d vuelta hermanito” por parte de Emmett, mamá me guió a la cocina, papá miró una vez más a ‘ella’ y luego fue tras nosotros al igual que mis demás hermanos y hermanas. Creo que Edward llevó a su novia a su casa. Esa extraña sensación no se iba ¿qué debía hacer para que se esfumara por completo?


En la comida, me explicaron que estuve inconsciente cuatro días y que algunas personas llegaron preguntando por mí. Por las descripciones que me dieron, se trataban de Remus y Sirius, Severus y el chico rubio, seguro era Draco, seguro Severus fue quien fue quien los trajo. Les hablé de ellos a mi familia, les dije cómo los conocí y lo buenos que fueron conmigo, también les dije que iría a visitarlos.


Al notar sus expresiones supe que algo andaba mal, algo les preocupaba y dudaban en decírmelo. Hasta que los convencí, me hablaron de los inconvenientes que tuvieron con un tal James, y una tal Victoria, me contaron la lucha que tuvo lugar cerca de Forks, me contaron sobre los lobos y también del peligro que corríamos ante los Vulturi. Valla que la pareja de Edward trajo problemas con ella.


Ante la sorpresa de mi familia, les aseguré que no temieran por los Vulturi, conjuré pergamino, tinta y una pluma y me puse a escribir, enrollé el pergamino, lo sellé con un anillo de la familia Potter y después con un leve ‘pop’ el pergamino desapareció de nuestra vista. Antes que pudieran volver a hablar, Edward apareció casi al mismo tiempo que otro pergamino apareciera frente a mí. Lo abrí y leí su contenido.


--Edward, ¿Cuándo piensas convertir a tu alma gemela? ¿Cuándo piensas… ‘reclamarla’? –le pregunté sin quitar mi vista del pergamino, y conjuraba otra vez lo necesario para dar una respuesta.


--… no pienso convertirla, Bella no es mi alma gemela, es por ello que estaba aquí esta mañana, terminé con ella hace dos días. –explicó.


--En ese caso, ¿Darías tu consentimiento para borrarle la memoria? Bueno, ¿Lo referente a nuestra familia? –pregunté mientras iniciaba con la carta.


Al obtener su consentimiento terminé la carta y la envié, esperé un poco mientras que me servía mi cuarta ración de estofado y me entretenía con las expresiones de mi familia, recordé la cámara que una vez me regalaron y tras un movimiento de mi mano atraje la cámara hacia mí, les tomé una fotografía. La réplica llegó, la leí y volví a sonreír.


--Ya está, tan solo debo borrarle de su memoria los pensamientos acerca del secreto familiar y no habrá problemas con los Vulturi. Por cierto, envían sus saludos a la familia Cullen.


Seguían tratando de asimilar lo que acaba de ocurrir, incluso les pasé los pergaminos para que los leyeran y comprobaran ellos mismos, usé el tiempo que estaban procesando todo cuando les informé que saldría. Debía ir a modificar algunos recuerdos  y qué mejor ayuda que Severus, aunque primero tendrá que encontrarlo. Me dirigí a mi antiguo cuarto, esperaba que aun existiera, me puse presentable y salí en búsqueda de Severus, Draco, Sirius y Remus.


Ya al anochecer después de cumplir con mi ‘encargo’ por parte de los Vulturis, en mi casa y con mi familia, y los magos que aceptaron cenar en casa, platicábamos sobre algunas cosas más que nada tratábamos de ponernos al corriente con los sucesos del par de años que estuvimos separados. Claro que no faltó una nueva reprimenda por no tener mucho contacto, por no venir a visitarlos y por la falta de contenido en mis esporádicas cartas. Por más que preguntaban sobre mi estancia en el Mudo Mágico, les hablé de cosas buenas y las increíbles creaturas que llegué a conocer, dejé de lado mi preparación de la guerra y las peligrosas batallas en las que estuve… por suerte, los demás magos captaron mi muda petición, cuando ellos hablaban tampoco comentaban lo peligroso y difícil de la guerra.


Así pasaron los días, visitas de los mi padrino, mis ‘tíos’ y de Draco, pláticas interminables con mi familia y cada noche, llamaba a alguien para que me hiciera compañía hasta que me quedase dormido. La primera noche me quedé con mamá y papá, sé que soy demasiado mayor pero no me importó, y ellos estuvieron contentos de apaciguar mis sueños. La siguiente noche pedí a Alice que me prestara a Jasper, a la siguiente noche le pedí a Alice me acompañara; luego le pedí a Rosalie por dos noches consecutivas se quedara conmigo, luego Emmett, luego mamá por una semana seguida, luego papá por tres días y, luego Jasper otra vez.


Claro que evitaba a Edward, supuse que si me volvía a acostumbrar a él, cuando encontrara a su alma gemela me sentiría desplazado nuevamente. Durante los días seguía tocando el piano con él por un par de horas hasta que llegaba mi padrino o Draco invitándome a volar. Volar era mi nueva terapia, más que la música, sentirme libre en el aire no se comparaba con sentirme libre solo en mi mente.


Fue un día en particular, uno en que tras una pesadilla me levanté en medio de la noche, mi familia no estaba… se habían ido de ’cacería’, que tras la angustia y el temor latente del mal sueño me obligaron a levantarme, y llamé a mi padrino, a mis tíos y a Draco, llegaron enseguida, nos fuimos a la sala a ver una película pese a la hora tan tarde. Al terminar la película, Severus fue al baño en la segunda planta, Remus y Sirius fueron a la cocina por bocadillos, refrescos  y palomitas, Draco y yo elegíamos la siguiente película. En la selección del dvd, el brazo de Draco rodeo mi espalda y el espacio de nuestras cabezas se estaba terminando, me volví a mirarlo para hacerle una pregunta… y de pronto inició un caos.


Sentí que me halaron muy fuerte de un brazo y fui a dar con el sillón cerca de la pared, al aclarar mi vista, observé que Draco estaba siendo estrangulado por Edward, Severus apareció por las escaleras y lanzó un hechizo a mi hermano para que soltara a Draco. Edward fue a dar hasta el patio debido al impulso del hechizo, me levanté y me uní a Severus que trataba de hacer reaccionar a Draco, Edward volvió a aparecer en la sala y se abalanzó hacia nosotros, un escudo le impidió el paso, Remus y Sirius estaban protegiéndonos.


El resto de mi familia llegó, mis hermanos y mi padre trataba de hacer reaccionar a Edward, mis hermanas parecían molestas al igual que mamá… por la actitud de Edward, por el desastre o porque notaron que Edward estaba herido debido al ataque de Severus y el escudo de Sirius y Remus, no sabría decirlo con certeza. Estaba confundido, ¿Por qué Edward reaccionaría así? ¿A caso no se alimentó?


Vi cómo él seguía sin reaccionar, tenía su obscura vista en Draco, y recordé que necesitaba tratamiento pronto. Le dije a mamá que iría con Severus y los demás a otro lugar para tratar las heridas de Draco, le dije que volvería en cuando estuviera fuera de peligro. Aunque a quien me dirigí fue a mamá estoy seguros que todos me escucharon, Sirius tocó mi hombro derecho, Remus tocó mi hombro izquierdo, y Severus tomó mi brazo izquierdo mientas yo traté de elevar un poco a Draco y desaparecimos de la casa Cullen.


Tras dos días en la casa Black localizada en las fueras de Forks, al fin Draco despertó, me disculpé por el haber sido atacado en mi casa y por mi hermano, aún seguía sin entender. Él le restó importancia diciendo que Edward tuvo suerte de que el tan afamado príncipe de las serpientes no llevara su varita o no hubiera quedado más que una pila de cenizas de mi hermano. Sin duda ya estaba mejor.


Esa noche regresé a casa, decidí caminar por un rato… mientras, reflexionaba, anoche me sentí como un extraño en la casa de mis padres. Con el ataque, recordé las batallas en las que siempre debía en guardia, ‘constante vigilancia’ como decía uno de los Aurores que me entrenó, quizá… quizá me apresuré a venir a casa… dos años nos hacen cambiar… demasiado.


Aunque me sienta como cuando tenía catorce, como cuando necesitaba de mi familia para estar contento y sentirme protegido y amado… lo cierto es, que mi magia podría reaccionar en su contra.


Aunque crea que necesito de su protección… lo cierto es que soy… un arma andando. Estoy bien entrenado, puedo pelear y derrotar a cualquier criatura mágica… incluso vampiros.


Aunque necesite de su amor y cariño… lo cierto es que he aprendido a ser frío y analítico… lo necesario para matar. Soy un soldado… no necesito… una familia… ¿Cierto?... además elegí ser un soldado para proteger a mi familia, debería estar agradecido que lo logré… debería quedarme con esa satisfacción… ¿Cierto?... ya no soy bebé que apenas y sobrevivió, el bebé que necesitaba de cuidados especiales, de tíos y tías consentidoras, de padres orgullosos y rebosantes de amor… ahora soy un peligro para mi familia… mi amada familia… ¿Cierto?... lo más sabio, sería alejarme de ellos… ¿Cierto?... si en el Mundo Mágico se llega a filtrar la información que yo existo, los Mortífagos no pararán hasta encontrarme y, mi familia correrá más peligro… ¿Cierto?


 


¿Cierto?


 


Lo mejor para mi familia era que yo me alejara de ellos.


Quedé en medio del bosque, la decisión que había tomado cambiaría toda mi vida… la vida de mi familia. Estaba pensando en comentárselo a Severus, Sirius, Remus y Draco cuando sentí una corriente de aire darme de frente en la cara. Levanté mi vista y frente a mí estaba Edward.


--No lo hagas… no te vayas… –pedía con sus ojos suplicantes.


--Es lo mejor para todos. –dije sin intentar negar lo que posiblemente Alice vio.


--No, no te vayas… no me dejes otra vez, Evan, no te vayas. –seguía pidiendo Edward, se acercaba a mí con pasos lentos, como temiendo que me asustara y huyera de él.


--No estarás solo, ten en cuenta que encontrarás a tu alma gemela… y así, la eternidad ya no será tan solitaria. –intenté convencerlo.


--Evan…


--Soy un peligro constante, no me gustaría exponerlos a tanto peligro, no me perdonaría si algo les sucediese por mi causa. –confesé, él estaba tan cerca, sólo estiró sus brazos y me atrajo a ellos.


Había olvidado lo bien que me sentía al estar así con Edward, tan a salvo del mundo, tan protegido contra todo. Lo escuché suspirar.


--Eso que sientes, es lo mismo que cada uno de nosotros sentimos cuando llegaste a la familia, Evan. Pese a disfrutar cada día y cada etapa contigo, también nos preocupaba que algún día perdiéramos el control y te pudiéramos hacer daño.


--Nunca lo hubieran hecho. Son mi familia después de todo.


--He ahí la respuesta a tus pensamientos, ante lo que te hizo creer que alejarte sería la mejor opción. ­–dijo afianzando el abrazo en el que me tenía.


Me sentía tan bien. Noté que en este tiempo crecí un poco, ahora mi cabeza llega a sus hombros y la suya queda justo sobre la mía… no pude evitar pensar que nos complementábamos, nuestros cuerpos ensamblaban extrañamente bien. Y luego pensé en lo afortunada que sería su alma gemela al poder estar así con Edward… en lo profundo de mi subconsciente, rogué que su alma gemela no apareciera pronto, y que si lo hacía, que no me negara estar de esta manera con Edward, que no me desplazara y que me cediera un poco del cariño que Edward siempre le entregaría.


--No tienes de qué preocuparte de nada, no serás desplazado, yo sólo te quiero a ti. Evan, mi alma gemela… eres tú.


Eso sí que no me lo esperaba. De pronto, todo tuvo sentido, no supe si reír o llorar, no supe cómo reaccionar. Tan solo sentí cómo Edward se separaba un poco, hizo que mis ojos lo miraran y me besó la frente.


--Tranquilo, tenemos todo el tiempo del mundo para complementarnos.


Y me volvió a abrazar, me sujetaba tan delicadamente, con cuidado y ternura, siendo el arma más peligrosa del mundo y ser abrazado de esta manera, era mi deleite… ya no podía esperar para que papá me convirtiera.  No podía esperar a pasar la eternidad al lado de Edward, acompañado de mi familia. Ya no importaba nada, protegería a mi familia de cualquiera, del Mundo Mágico y del mundo Muggle.


Me falta un año para cumplir dieciocho… me pregunto si podré convencer a papá de convertirme ahora.


 


 


 


Fin.


 

Notas finales:

Gracias por leer,


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