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Una Historiia de amor por AngleBits

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Notas del fanfic:

Pasara de primera a tercera persona, si esta solo sera primera si esta acompañado sera tercera y asi sucesivamnte

Notas del capitulo:

Espero les guste

PROLOGO

 

Todos nacemos con la habilidad para matar y hacer los más abominables actos llegado el momento, eso eran un instinto básico que se activaba casi de forma inconsciente cuando se estaba en una situación donde la propia vida está en juego.

 

Mi vida era feliz y placentera, me iba bien en la universidad, el sueño de cualquiera con la única excepción de que jamás me había enamorado de nadie lo que realmente no me era importante, pero quién diría que después de aquella catástrofe, no solo el amor seria mi único consuelo, sino que también lo habría de encontrar en la persona que menos hubiese esperado y pasaría a convertirse en la única razón para seguir con vida en un mundo decadente, algo irónico en verdad.

 

Lo que logre aprender en aquel cambio abrupto que tuvo el mundo es que solo pocas personas nacen con la habilidad de anteponerse a este instinto e incluso llegar a dar sus propias vidas, de manera voluntaria cuando de verdad aman a alguien, lo único que yo me preguntaba  cada día era si yo tendría esa capacidad de poner a mi ser amado antes que a mí.

           

Capítulo 1

 

Mire por las ventas de mi habitación, las gotas lluvia golpeaban contra el cristal causando un sonido agradable. El cielo había permanecido oscuro y el ambiente frio por más de tres días, yo amaba los días lluviosos, aunque no suelo ser demasiado expresivo con eso o con muchas otras cosas.

 

El suelo y los muros crujían últimamente con más frecuencia debido a la humedad que hacía que la madera se hinchara. Un fuerte viento soplaba en el exterior, un día genial sin duda para salir a la escuela. Tome mi mochila de encima de la cama, salí de mi cuarto y baje las escaleras para pronto estar en camino al colegio. Abrí mi paraguas unos pasos fuera de casa. Era relajante caminar bajo la lluvia y sentir el frio viento deslizarse por mi cara, mucho mejor que pasar unos desesperantes minutos soportando las burlas, gritos y molestias de los otros alumnos en el autobús. Las personas corrían buscando refugio del agua, no parecía agradarles el clima como a mí.

 

Observe como las gotas provocaban ondas al impactar en los charcos, el viento cambiaba de dirección en instantes soplando con mayor agresividad cada vez, un agradable espectáculo, pasar mi tiempo pensando en este tipo de cosas me resultaba bastante relajante.

 

-!!!Maldición¡¡¡-

 

Escuche a alguien maldecir, seguramente otra persona quejándose del clima, seguí sin prestar atención.

 

-Hey, tú el del paraguas-

 

El joven del paraguas, llamado Sayay, se detuvo al instante, miro de un lado a otro buscando a la persona que lo llamaba, no distinguía demasiado por la espesa lluvia pero continúo inspeccionando con la mirada, luego de un par de minutos encontró a quien lo necesitaba. A la distancia un joven, que se escondía de la lluvia bajo un árbol, agitaba su brazo en el aire, Sayay camino sin apuro hasta estar frente al joven,  su cabello corto color negro estaba algo mojado, llevaba puesta una chaqueta negra que dejaba ver su figura bien torneada junto con un par de pantalones que le ajustaban perfectamente, sin mencionar que su estatura rebasaba la de Sayay por varios centímetros y sus ojos brillaban con un precioso color café claro.

 

-Hola- Dijo cortésmente el extraño sonriendo- Podrías ayudarme, veras soy nuevo en el vecindario y me transferí a la universidad del lugar, pero como podrás notarlo quede atrapado bajo esta tormenta y sin mencionar que no sé dónde está exactamente la escuela.

 

-Claro- Asintió con otra cortes sonrisa- Pero hay un pequeño inconveniente-

 

-¿Cuál es?-

 

-Mi paraguas solo puede cubrir a uno pero…- Sayay lo pensó un instante- Que más da, ten- entrego el paraguas al extraño junto con su mochila, el no parecía entenderlo.

 

-¿Qué haces?- pregunto confundido.

 

-Solo uno puede cubrirse de la lluvia- Respondió Sayay - ¿No querrás llegar mojado tu primer día cierto?-

 

El joven lo pensó, no se sentía cómodo abusando de la gentilidad de una persona que acababa de conocer, pero tampoco quería mojarse, no le gustaba demasiado la idea.

 

-Pero…-Dijo con un tono de voz bajo.

 

-Vamos ya- Insistió Sayay con suavidad- Además yo traigo un cambio de ropa en mi mochila por si ocurría algún incidente o para un caso como este-

 

Ambos se sostuvieron la mirada  y sin avisar Sayay comenzó a andar bajo la lluvia.

 

-¡Espera¡-  Dijo el joven desconcertado, pero Israel solo siguió haciendo caso omiso de su llamado.

 

<<En verdad que el agua esta fría, espero no pescar un resfriado>> Pensó Sayay <<Ese joven sí que es atractivo y bien parecido, seguramente los engreídos pretenciosos del colegio no dudaran en abordarlo y el olvidara que lo ayude o fingirá hacerlo, como sea el caso ayudarlo es lo correcto>>

 

En cuestión de instantes la ropa de Sayay se había empapado y el cabello se pegaba a su cara, pero no tenía ningún inconveniente solo lo disfrutaba.

 

-Mi nombre es Viggo- Dijo el extraño tomado lugar a su lado.

 

-“Concebido en el bosque”-  

 

-¿Qué fue lo que dijiste?- Viggo se sorprendió escuchando eso

 

-Eso es lo que significa tu nombre “concebido en el bosque”-

 

-Si lo sé[I1] , pero es la primera vez que escucho decirlo a alguien además de mis padres-

 

 

-¿Cuál es tu nombre?- Pregunto Viggo mirando al frente

 

- Sayay -

 

-Escucha Sayay algún día te pagare por esto-

-No hay por qué hacerlo- Respondió Sayay - Lo hago porque quiero hacerlo, no hay nada que pagar-

 

 

Después de presentarse ambos continuaron en silencio por un buen tramo del camino hasta llegar a un lugar abierto, casi desolado, la cinta negra de la carretera corría en line recta, al lado derecho se alzaban las estructuras de los colegios, el primero que aparecía era una escuela de nivel medio, seguido de una primaria y al final donde la carretera giraba se encontraba un inmenso complejo escolar que abarcaba un gran espacio del terreno, como una pequeña mini ciudad, frente a los instituto solo había grandes campos verdes que se perdían de vista en el horizonte. La lluvia no parecía cesar.

 

Viggo miraba a Sayay por el rabillo del ojo, le extrañaba la amabilidad que un completo desconocido le ofrecía << Esto no es normal>> pensó <<Tal vez esté tratando de buscar alguna clase de ventaja de esto, de igual forma yo no podré hacer nada necesitaba de su ayuda, ahora tendré que pagarle este favor de alguna forma, espero que no me obligue a hacer nada extraño>>

 

Continúo mirando pero Sayay permanecía callado. Por fin llegaron a la entrada de el gran instituto, caminaron hasta un edificio donde ambos entraron abriendo las grandes puertas de cristal resguardándose dé la lluvia.

 

-Aquí tienes- Dijo Viggo entregando el paraguas y la mochila-Buscare mi salón de clases-

 

-¿No quieres que te ayude a encontrarlo?-pregunto Sayay tomando sus pertenencias.

 

-No será necesario- negó con la cabeza –Yo me las arreglare solo, gracias por tu ayuda-

 

Dicho esto Viggo camino por el corredor y siguió adelante donde giro en un pasillo saliendo de la vista de Sayay.

 

Seguro pensó que después trataría de cobrarle alguna especie de favor, quizá imagino lo peor de mí, pero no me importaba en lo absoluto, seguramente en unos días tan solo me ignorara.

 

Me di prisa para entrar al baño más cercano, tenía que deshacerme de la ropa húmeda o podría enfermar, al cerrar la puerta tras de mi coloque el seguro para que nadie más pudiera entrar. Me pose frente al espejo, mi cuerpo estaba muy frio y mi piel pálida, casi azul, un escalofrió me recorrió la espalda, no tenía demasiada sensación en mis manos, esto sí que era molesto, no lograba recordar la última vez que había caminado por a lluvia, me despoje de la ropa mojada,  hasta estar completamente desnudo. Abrí mi mochila y saque unos bóxer, un par de calcetines, tenis y una camisa, solo cargaba un cuaderno con migo para tener espacio suficiente, en las noches siempre  me aseguraba de pasar los apuntes del día en otras libretas. Sin perder tiempo me coloque mi atuendo guarde el otro en una bolsa de plástico y Salí del baño. Saque el celular de mi bolsillo para checar la hora, faltaba aun media hora para que comenzara de la clase en el aula N1, así que decidí deambular para matar el tiempo. La escuela lucia más tenebrosa de lo normal  por lo que me sonreí, por los corredores no había signos de otra persona, quizás todos estaban en otro edificio. Subí al segundo piso y me pare frente a un ventanal para mirar el exterior recargándome en la barandilla, todo permanecía lóbrego y frio, era como estar en un cementerio.

 

 La intensa lluvia no parecía detenerse y en la carretera pocos autos transitaban, un escenario perfecto para un lunes.

 

El cielo rugía con ferocidad, lo relámpagos rompían la quietud, era tan revitalizante escuchar eso sonidos, mis ánimos parecían elevarse por los cielos, cualquier tipo de clima era de mi agrado, lo que disfrutaba realmente solo era la quietud de estar solo y poder atender mis pensamientos sin ningún tipo de interrupciones, últimamente lo conseguía sin esfuerzo ya que mi familia pasaba tiempo con mi hermana en otra ciudad que estaba por lo menos a veintiséis horas en avión por lo que tenía la casa para mí solo, hacia lo que me place sin que nadie más me dijese algo. El pretexto que utilice para poder quedarme había sido precisamente la escuela, faltaban una semana para que el ciclo escolar concluyera y mi madre me habían ofrecido marcharme con ellos yo le mentí diciendo que estaría saturado con los exámenes finales los cuales habían terminado semanas atrás.

 

El pasar mi tiempo en la escuela no era tan malo, podía estar con algunos de mis  amigos. Ansiaba que las vacaciones dieran inicio y el único motivo era la llegada mis mejores amigos quienes prácticamente se habían convertido en mis hermanos, los recuerdo de la preparatoria me sacaron una sonrisa, en aquellos tiempos la pasábamos increíble y sin duda alguna fue el punto clave donde los lazo de nuestra amistad se estrecharon con fuerza. Ellos habían partido a vivir a distintos lugares para poder continuar con sus estudio, ahora esperaba 6 mese parar verles de nuevo, pero bien valía la pena.

 

- Sayay- Grito una chica de tez morena que corría a gran velocidad a través del pasillo alzando su mano en señal de saludo- Hola- dijo estando cerca de su amigo- El día esta genial- Una gran sonrisa de oreja a oreja resplandecía en su cara

 

<<Es muy enérgica para ser tan pequeña>> Pensó Sayay mientras alzaba su mano respondiendo el saludo -¿Cómo ha estado tu día?-

 

-Bien, gracias- Respondió sin dejar de moverse, sus cabellos ensortijados que caían por detrás de su espalda se mecían al compás de su excéntrico meneo- Ayer salí con Daniel, fuimos a caminar y después nos compramos un helado-

 

-¿Salieron con este clima?-

 

-Sí, pero salimos antes de que comenzara a llover y todo el día nos la pasamos en el centro comercial

 

 

-¿Qué hora es?- Pregunto Sayay mirándola.

 

Angélica miro su reloj de que llevaba atado en la muñeca de la mano derecha.

 

-Son las 7:00 p:m-

 

-Creo que es hora de ir a clases-

 

Ambos entraron al salón y tomaron asiento en una esquina de la parte del fondo, nadie había llegado aún. Sayay tomo lugar junto a la ventana y Angélica delante de él. La mirada de Sayay se perdió entre las sombras y las gotas de lluvia, él se imaginaba caminado por los campos verdes en medio de la tormenta. La clase comenzó y el aula estaba repleta, Sayay seguía perdido en la mar de pensamientos, mientras Angélica solo estaba al pendiente de la clase y las indicaciones del profesor encargado.

 

Todo parecía transcurrir como en cualquier otra ocasión, el profesor explicaba su clase y de manera usual los demás lo ignoraban dado que no era una asignatura de mucha relevancia.

 

-Disculpe- Dijo un joven que abrió la puerta del salón, todo miraron atentos al mismo tiempo que guardaba silencio, todos excepto Sayay quien no se molestó en mirar por que el había reconocido aquella voz y sabía de antemano de quien se trataba- ¿Esta es la clase de desarrollo sustentable?-

 

- A si es, joven- Respondió el profesor de manera soberbia- supongo que usted es el nuevo estudiante, no es así, pase, tome asiento y guarde silencio-

 

Viggo busco con la mirada un asiento, pero solo encontró uno disponible cerca de Sayay por lo que resoplo << Este no debe ser mi día>> pensó << Mañana buscare un nuevo lugar>> Camino sin mirar más que hacia el suelo tratando de no cruzar miradas con Sayay. Los murmullos de las chicas no se hicieron esperar.

 

-Sí que es guapo-

-Ni que lo digas-

-¿Tendrá novia?-

-Dios mío que guapo-

 

Viggo ignoro los halagos y solo tomo su lugar, Sayay no se molestó en mirarlo en ninguna ocasión.

 

Las clases fluyeron sin más contratiempos. Sayay escudriñaba el instituto con la mirada, desde el segundo piso tenía una buena visión de todo, paso y repaso la mirada más de dos veces por los mismos lugares sin nada interesante que fuera capaz de mantener su atención,  tan solo un joven, el cual no lograba distinguir por las sombras que lo envolvían, que desde el inicio de las clases solo permaneció allí como una estatua en la lluvia. La clase casi concluía y la lluvia había cesado pero las nubes negras continuaban en los cielos, Sayay solo permaneció al pendiente de aquel joven, quien no se movió en ningún momento, como si esperase algo, una inquietante sensación recorrió la espalda de Sayay como un hormigueo.

 

- Sayay, Sayay - Angélica lo estrujo por el hombro- despierta, es hora de irnos la clase ya termino-

 

Miro de a su alrededor, todos se habían ido.

 

-¿Te sucede algo?-

 

-No- Negó con la cabeza- Hay que irnos- Dijo con un tono distante.

 

Al levantarse y salir no miro por la ventana.

 

Ambos caminaron por los pasillos, los casilleros verdes corrían junto a los muros, sobre ellos se hallaban carteles de avisos de la escuela y una que otra fiesta. El ambiente se electrifico una sensación de ansiedad corría en el aire. Sayay parecía inquieto, algo sin duda estaba ocurriendo.

 

-Date prisa, llegaremos tarde a la siguiente clase- Dijo Angélica

 

 Sayay se detuvo de manera abrupta, Angélica lo observo confundida.

 

-Esto no está bien-  Se repitió Sayay, la imagen del sujeto bajo la lluvia lo asechaba.

 

-¿Qué sucede?-  Pregunto Angélica con un ligero tono de alarma, un largo rugido de un trueno rompió la quietud.

 

-Tenemos que salir de aquí- Dijo Sayay tomando de la mano a Angélica y echándose a caminar con paso veloz llevándola arrastras consigo, muy en el fondo de su ser algo le gritaba que tenían que marchase de inmediato.

 

-¡Sayay, ¿qué ocurre?¡- Angélica fue atrapada por la sensación de peligro sin entender porque- Sayay que ocur…-

 

Una ola de gritos inundo el instituto, Angélica e Sayay se quedaron inmóviles, la sangre se les helo, por varios minutos lo gritos solo crecían en número, la mano de Angélica se apretó con fuerza alrededor de la de Sayay lo que lo obligo a reaccionar. Con calma se acercó a la ventana que daba a la explanada principal, no conseguía ver mucho a pesar de que la lluvia por fin había cesado, parecía no pasar nada, de pronto una alumna apareció de entre la oscuridad, corría de una manera irregular  como si estuviese lastimada de la pierna, una segunda figura se acercó a gran velocidad tras ella, en el momento exacto esta nueva figura salto sobre ella derribándola.

 

-¡Alludaaaaa¡- Grito la joven, el atacante tomo impulso y se abalanzo contra su cuello propinándole una fuerte mordida, agito su cabeza de un lado a otro como un perro hasta desprender un pedazo de su cuello, la chica soltó un fuerte grito y después cayó fulminada por el dolor, aquella criatura repugnante continuo arrancando partes de su cuerpo y devorándola, Sayay y Angélica solo contemplaba el macabro espectáculo sin palabra alguna. Los gritos continuaban.

 

-¿Qué demonios está pasando?- Dijo Angélica tratando de mantener la calma.

 

-No lo sé- Respondió Sayay - pero tenemos que salir de la escuela lo más pronto posible-

 

-Pero que haremos si no encontramos con… una de esas cosas-

 

-No le sé- Por un momento solo pensó en que debería hacer, lo que estaba ocurriendo no era algo que te enseñaran combatir en la escuela ni mucho menos a en casa, tenía que ser preciso y pensar rápido o el costo de un error se pagaría con sus vidas- Quedarnos sería tan peligroso como salir, pero tenesmos más oportunidad si escapamos, en este lugar podrían acorralarnos con facilidad-

 

Sayay miro Angélica, en sus ojos se reflejaba su temor y no solo eso también ella pudo percibir que tal vez no lograrían salir con vida. Angélica asintió, todo era mejor que no hacer nada y esperar la muerte.

 

-Está bien, salgamos de aquí- Acepto la chica.

 

Caminaron tratando de encontrar la salida de emergencia que los llevaría lo más cerca de la salida de la escuela.

 

-Al menos  nadie dirá que no lo intentamos- Dijo Sayay con una débil sonrisa.

 

-Es cierto-

 

Ambos pudieron tranquilizarse un poco, pero aun seguían asustado, no habían soltado la mano del otro en ningún momento. Los gritos continuaban, ambos solo trataban de ignorarlos pero era difícil, poco apoco el pensamiento de que sus amigos podrían estar muertos se hacía más presente. El pasillo parecía interminable, la sombra de los edificios que se proyectaba a través de las ventanas se dibujaba en el corredor.

 

Llegaron a la salida de emergencia, Sayay la abrió un poco y miro fuera esperando que no hubiese nada, todo parecía normal, nada fuera de su lugar, si no fuese por los alarmantes gritos de terror que llenaban la atmosfera cualquiera diría que era un lunes normal por la noche.

 

Deslizo la puerta con suavidad intentando no hacer ruido, Sayay salió primero para inspeccionar, sin soltar de la mano a Angélica, todo estaba en calma la explanada se abría frente a ellos, los enormes poste de alumbrado iluminaba el camino hasta la salida.

 

El silencio se apodero del lugar.

 

Caminaron con lentitud fuera del edificio.

 

-Quizá ya termino- murmuro Angélica

 

<< Si pensaras que ya termino no estarías murmurando >> Pensó Sayay

 

-Sí,  quizás- Respondió en voz baja.

 

Se arrastraron con la espalda pegada a los muros, llegando al final Sayay asomo la cabeza no había nada, lo que solo lo preocupaba. El murmullo del viento le provocaba escalofríos, una gran sensación de vacío, como un agujero, crecía en su pecho.

 

-Dime algo Angélica- Dijo Sayay sin dejar de vigilar-¿Qué pasar cuando lleguemos a la salida? ¿Entonces qué haremos?-

 

-No lo sé- Respondió ella honestamente, mirando hacia el lado contrario cuidando sus espaldas-Sinceramente no esperaba salir de aquí con vida-

 

Sayay sonrió con una comisura de sus labios.

 

-Yo también pensé lo mismo- Dijo Sayay, Angélica dejo escapar una pequeña carcajada- Siendo ese el caso- Continuo Sayay - Tratemos llegar a la salida e intentemos llegar lo más lejos posible, te parece bien-

 

-Si-

 

-¿Estas lista?- Pregunto Sayay, ella asintió con la cabeza.

 

Se echaron a correr lo más rápido que pudieron, sus respiraciones eran agitadas y sus corazones se aceleraron, nada parecía interponerse en su camino, los edificios quedaban atrás uno tras otro, solo siguieron siempre evitando salir del rango de la luz de los postes, la entrada aun le quedaba lejos. La presión que los agobiaba era insoportable, aquel silencio sepulcral no hacía más que desesperarlos. Un ruido alarmo a Sayay, se detuvo instantánea mente y jalo a Angélica obligándola a regresar unos pasos. Desde el cielo un cuerpo callo azotando contra el asfalto, un sonido seco acompañado de un crujir de huesos quebrándose los hizo estremecer, la sangres salto hasta sus pies, sus miradas, atónitas de lo que sucedía, no podían ocultar el horror reflejado en sus pupilas, el cuerpo se encontraba en un charco de sangre que no dejaba de fluir. Varios dientes se encontraban dispersos alrededor del cuerpo inerte, se habían quedado congelados con la terrible escena, nunca antes habían presenciado nada parecido a una muerte y mucho menos algo de esa naturaleza, las circunstancias en que ocurrió solo agravaban más las cosas. Unas lágrimas escaparan de los ojos de ambos, era demasiado lo que ocurría como para permanecer indiferente.

 

- Sayay por favor - Dijo Angélica con voz quebrada

 

-Si- asintió Sayay algo aturdido.

 

Se movieron con calma para rodear el cadáver, no despegaban la vista del cuerpo.  Al pasar a su lado se convulsiono de forma violenta y entre la agitación estiro su mano intentando alcanzar el pie de Sayay, ambos saltaron atrás de forma inconsciente.

 

-¿Qué demonios sucede?- Se preguntó Sayay.

 

El cadáver apoyo sus temblorosas manos en el piso intentando ponerse de pie, un sonido áspero de hueso chocando uno con otro provenía de él, hilos de sangres se escurrían de boca y ojos. En el pecho de la criatura se asomaban por la ropa las costillas que habían perforado la piel. Los jóvenes estudiantes contemplaban con horror, era imposible que alguien sobreviviera a una caída de ese tipo y aun si lo lograba no debería ser capaz de moverse con heridas tan serias, el dolor seria insoportable cualquiera quedaría paralizado. La cosa, que una vez fue un estudiante, se arrastraba frente a ellos emitiendo sonidos guturales propios de una bestia hambrienta. No fueron capases de reaccionar,  lo que frente a ellos sucedía era demasiado insólito, imposible. El cadáver ambulante se aproximaba con lentitud dejando un rastro de sangre tras él, Angélica e Sayay clavaron la mirada en lo que quedaba de su rostro desfigurado, y su boca, en la que aún quedaban unos pocos dientes, que abría y cerraba como si masticara algo. La hambrienta criatura se aproximaba torpemente, ni uno rencionaba presos del miedo. Un rugido de motocicleta se acercaba, de las sombras emergió un joven que llevaba un casco negro, al divisar bien la situación acelero y se dirigió directo a la criatura golpeándola con fuerza, esta salió proyectada a una gran distancia y se arrastró por vario metros en el suelo, un único sonido consiguieron escuchar y fue el sonido del cuello de su atacante que se rompió quedando con la cabeza mirando a su espalda.

 

-¿Se encuentran bien?- Pregunto el motociclista quitándose el casco.

 

-¡Daniel¡- Grito Angélica corriendo hasta él y envolviéndolo en un fuerte abrazo, Daniel lo correspondió. Era un alivio para ella saber que no le ocurrió nada

 

-¿Sabes que es lo que está ocurriendo?- Pregunto Sayay respirando de forma agitada.

 

-No, yo estaba en clases cuando una chica cayó desmayada, el profesor de inmediato intervino deteniendo la clase- hiso una pausa recordándolo, luego tomo una bocanada de aire y prosiguió- El intento reanimarla con respiración boca a boca, pero no ocurrió nada, después de unos instante se convulsiono de forma rara y ataco al profesor arrancándole gran parte de la yugular, el grupo entero entro en pánico y salió del salón-

 

-¿qué ocurrió luego?- Inquirió Angélica.

 

-Salí al estacionamiento en busca de mi moto, un mar de gritos se escuchaba por doquier, autos en llamas estaban estrellados unos con otros donde los estudiantes intentaban huir. Estudiantes atacaban a otros estudiantes y en un par de minutos los estudiantes mordidos se levantaban y atacaban a otros, un caos-

 

El olor a humo y carne quemada saturo el ambiente, un nuevo y único sonido rompió la quietud, eran sonidos parecidos a lamentos como los que ya habían escuchado de aquella criatura.

 

-Hay que marcharnos- advirtió Daniel, Angélica trepo a la parte trasera de la moto, Sayay solo contemplaba el lugar de donde provenía la humareda.

 

-No puedo- murmuro Sayay - Algunos de mis amigos siguen en este lugar-

 

-Lo más probable es que ya estén muertos o quizás se hallan vuelto parte de los atacantes- Dijo Daniel colocando el casco

 

-Lo sé- admitió Sayay cabizbajo- Pero no podría vivir sabiendo que no intente ayudarlos-

 

Las nubes se despejaron dejando ver el cielo estrellado y la luna llena que ilumino todo con su tenue luz azul. Los edificios aparecieron, las sombras se atenuaban con la poca luz, un aire desolador le silbaba en los oídos, tal vez, no la más seguro es que sus vidas jamás regresarían a ser las de antes.

 

-Estas seguro de esto Sayay - Dijo Angélica. Tanto Sayay como ella no eran muy expresivos con sus emociones, pero aun así consiguió percibir la nota de preocupación que no se reflejaba en su rostro.

 

-No, no lo estoy- Respondió- Pero no quisiera hacerlo de otra manera-

 

Sonrió al decir eso.

 

-Muy bien, está decidido- Dicho esto Daniel encendió la motocicleta- Por cierto, ten esto podría ayudarte un poco-

 

Daniel le entrego un palo de golf que llevaba colgado en la espalda.

 

-¿Dónde lo obtuviste?- Pregunto Sayay

 

-Un maestro lo estaba repartiendo cuando el caos se desato-

 

-¿Qué fue de él?-

 

Daniel solo movió al cabeza.

 

-Entiendo- Dijo Sayay mirando el palo de golf- Supongo que este es un asta pronto-

 

-Aun conservas las esperanzas, no es así- Musito Angélica- Eso te ayudara a sobrevivir-

 

-Es hora de partir- Dijo Daniel ajustándose el casco.

 

-Espero poder volverlos a ver en un futuro- Dijo Sayay.

 

Angélica y Daniel sonrieron y luego partieron a toda velocidad, Sayay lo miro hasta que salieron de su vista en la salida del instituto, sostuvo el palo con fuerza y se dio la media vuelta y solo camino al lado contrario.

 

Armado con un palo de golf y una mochila llena de cosas que no tenían ninguna clase de utilidad bajo la situación tan extraña, mire el desierto desolado y repleto de muerte en el que se había transformado la escuela. Me escabullí de auto en auto con la cabeza gacha tratando de acercarme lo más posibles a los edificios del lado sur. Recuerdo que Jaime menciono esta mañana que estaría en esta parte, espero que siga aún con vida, resople con fuerza. El ambiente estaba cargado de humo en ese lugar, detrás de mí, a varios metros de distancia, me las tuve que arreglar para cruzar un cementerio de autos en llamas, era sorprendente como el panorama se había transformado en cuestión de minutos.

 

Tomar decisiones no era mi fuerte, era bastante inseguro al respecto y con toda seguridad sabía que mi mundo se acababa de complicar solo con decisiones de las que dependería mi vida, mis probabilidades de supervivencia    quizá eran bajas, no bajas era demasiado, nulas era más apropiado, mi cabeza era un lio, no conseguía concentrarme, la idea de mis amigos muertos, el cómo cuidaría de mí, como escaparía de aquel lugar, que aria si escapara, como sobreviviría, tan difíciles decisiones que normalmente tomaría un adulto experimentado, se me abalanzaban sin piedad, no estaba seguro de nada ni de cómo lo enfrentaría solo rogaba por el momento que mis amigos continuaran con vida. Esto era tan difícil de asimilar, simplemente no podía creerlo, los muertos caminaban, de ahora en adelante las cosas serían de esta manera algo muy dentro de mí me lo decía a gritos.

 

Mire por encima del auto volcado detrás del cual me escondía, hay estaban esas criaturas, caminaban sin un rumbo especifico emitiendo esos perturbadores lamentos, otros más comían los restos de los estudiantes que descansaban en varias partes del lugar, me estremecí, pensar que tal vez no volvería a  disfrutar de los cálidos días con tranquilidad y peor aún que jamás vería de nuevo a muchas de las personas que había conocido en esta institución, a pesar de solo haber tenido un contacto tan superficial con cada una. Un frio recorría mi cuerpo, y de pronto una revelación vino a mí, esas pobres personas que tal vez los esperaban y que jamás los  volverán a ver, no quería siquiera imaginarlo, si ya no pudiese ver más a cualquiera de mis amigos yo… agite la cabeza tratando de alejar esa clase de pensamientos no era el momento para sentirme mal, no debía distraerme si quería sobrevivir.

 

Corrí hacía el siguiente auto, delante de mí el edificó  se alzaba con un aire distinto al de costumbre, mire el cielo oscuro esmaltado de estrellas, al menos la luna me iluminaba un poco, sonreí sin mucho entusiasmo.

 

Algo parecía moverse en el edificio, trate de enfocar mi mirada lo mejor que pude en el umbral pero me era difícil con tan poca iluminación, al otro lado de las puertas de cristal,  barias sombras se agitaban con brusquedad como si estuviesen riñendo, ¿Qué sucedía hay dentro?, tan rápido me lo pregunte un joven salió disparado a gran velocidad desde el portal, por el rabillo del ojo logre divisar lo que me pareció un leve movimiento en la ventana del tercer piso, mire tratando de encontrarlo pero no parecía haber sido nada. Un grito desgarrador llego a mis oídos, mis manos se apretaron al rededor del palo de golf y me oculte de un brinco tras el auto, tembloroso.

 

-¡Aléjense de mi¡- Grito el joven, me arrastre rápidamente, la grava del piso me raspaba pero no le di importancia, mire por un lado del coche, una horda de muertos corrían a gran velocidad, como los mejores maratonistas, tras el joven, no era alentador, no en lo absoluto, esas cosas eran  muy agiles, tal vez más que yo, mi corazón se aceleró, si causaba algún ruido o un descuido no tendría oportunidad de huir, yo no era muy veloz. La manada se acercó y desde la lejanías un nuevo frente de muertos aparecieron de entre los edificios, el joven giro con un pie cambiando la dirección en un parpadeo, no esto no estaba bien, el venía a en mi dirección y  una gran cantidad de monstruos lo acompañaban, mi respiración se volvió agitada y mi corazón estaba a punto de estallar, las manos me hormigueaban de forma dolorosa, tenía que pensar rápido o seria mi fin, una única idea surgió en mi mente, rodé bajo el auto estaba muy estrecho casi no podía moverme, rogué porque esas cosas no pudiesen verme o fuesen ciegas lo que no era certero, la poca luz me cubría de sombras. Mire cruzar los pies del chico por debajo en un instante fugaz antes de perderse en las sombras, llevaba un par de tenis blancos con una carita sonriente que haba sido dibujada con plumón, sin duda no se traba de Jaime el llevaba unos converse color rojos. Cada latido me dolía ya no soportaba más la presión, los oídos me zumbaban, seguro me iba desmayar, el sitio me daba vueltas mis visión se tornaba borrosa. Era muy difícil llamar realidad a lo que sucedía, simplemente imposible aun así estaba ocurriendo aquí y ahora. Un chispazo de lógica me arrebato las pocas esperanzas que guardaba, seguro este caos no solo se suscitaba en esta escuela quizá sucedía en toda la ciudad o peor.

 

Segundos después la estampida se coló por encima del auto y ambos lados, me vi rodeado por cientos de pies, el auto bajaba con cada salto que alguien daba encima golpeando con fuerza mi abdomen, me esforcé en no emitir ningún  sonido, contuve la respiración y tense mi cuerpo, la marcha no parecía tener fin, el tiempo pasaba demasiado lento y el auto me golpeaba sin piedad. Los gruñidos me aturdían, ¿Cómo podían ser tantos? Quizá la mayor parte de alumnado ahora perseguía a aquel pobre chico, la masa de muertos se perdió en la oscuridad así que me arrastre con esfuerzo para salir, cada parte me dolía. Apoye las manos en el piso intentando sentarme, bufe al no alcanzar el suficiente aire y me recline contra la puerta del coche, deje el palo de golf a un lado, no contaba con mucha fuerza, y me lleve la mano al vientre, tome una gran bocanada de aire aliviado, ni una sola de mis experiencia podría haberse comparado con lo que hoy me había ocurrido, esto no era un juego, algo que sabía de sobra. Tenía que incorporarme lo antes posible o esas cosas podrían regresar, pero estaba demasiado cansado.

 

De la nada un cadáver ambulante apareció, no podía ser, intente tomar el palo pero fue inútil los calambres eran demasiado, se acercó babeante con una velocidad sobrehumana, sus pantalones estaban hechos jirones y solo podía concentrar mi mirada en sus ennegrecidas encías, sin importar el dolor me estire tratando de conseguir el palo de golf sin mucho éxito, mire a mi agresor era imposible que yo pudiese escapar, sin duda mi camino llegaba hasta aquí, me aguardaba el mismo trágico final que aquel chico. No me arrepentía  no debía mucho realmente, cerré mis ojos y destense mi cuerpo ya no tenía sentido resistirme, hubiese querido ver el mar antes de esto, pero supongo que ya no tenía caso lamentarme. El toldo del auto sonó con fuerza, podría ser que otra de esas cosas estuviese encima de mí, desvié la vista hacia arriba, una sombra salto desde el techo y bolo hasta la criatura después de eso un sonido resonó en mis oídos, la sangre mancho mis pantalones después de eso enfoque la mirada al frente, el cadáver yacía en el suelo, inmóvil como suponía debía ser, la sangre oscura y viscosa le escurría de la cabeza formando un charco que manchaba los zapatos de aquel que lo había asesinado y que respiraba con agitación, continúe mi camino con la vista, en la mano derecha cargaba un bate de baseball cubierto del mismo liquido negro, de manera que le rompió la cabeza con el bate pensé. El extraño se giró quedando de frente a mí, la poca luz me daba en los ojos envolviéndolo en una leve sombra y detrás de él un hermoso resplandor azul, de no haber sabido que se trataba de una persona o haber estado un poco más desorientado sin duda hubiese pensado que era un ángel o algo por el estilo. Me extendió la mano con firmeza, vacile por un momento, pero al final accedí extendiendo la mía, no tenía motivos para rechazarlo y no sentía ningún peligro con su presencia.

 

- Viggo- dijo Sayay con dificultad sosteniéndose el estómago– Gracias por ayudarme, pero creí  que no era de tu agrado-

 

Viggo miro hacia el lado contrario dando la espalda a Sayay. Aspiro con fuerza y luego emitió un largo suspiro, bajando la vista hasta el suelo.

 

-Así es- se encogió de hombros – pero no soy un monstruo como para abandonar a otra persona. Miro al cielo algo distante, con un vacío en sus ojos en los que el cielo nocturno se reflejaba

 

-tenemos que ayudar a todo el que haya quedado atrapado- interrumpió Sayay

 

-En el edificio del cual salí aún quedan algunos estudiantes- Indico Viggo con la mirada hacia el edifico al que se dirigía.

 

-¿Cuántos quedan dentro?- Pregunto Sayay algo distante sin mirarlo.

 

-Tres-

 

-Tres- balbuceo Sayay en voz baja.

 

-¿Pasa algo?-

 

-No, no es nada. Sigamos-

 

Caminaron juntos por escasos momentos, Sayay se quedaba a tras sosteniendo su estómago y con una mueca de dolor que sentía con cada pisada, Viggo mantenía el paso sin notarlo hasta que hubo una corta brecha entre ambos y miro hacia atrás confundido.

 

-¿Te encuentras bien?- Pregunto Viggo deteniéndose y volviendo sobre sus pasos.

 

-Solo es la conmoción, me tiene algo aturdido-

 

Viggo lo miro y se colocó a su lado derecho luego lo tomo el brazo y lo paso por detrás de su espalda, por la diferencias de estaturas Viggo tuvo que encorvarse un poco para no dejar a Sayay en una posición incómoda o que le causara más daño.

 

-¿Qué es lo que haces!- Pregunto alarmado al mismo tiempo que el rostro le enrojecía.

 

-Solo intento ayudarte-

 

-Pero...si esas cosas nos atacan, también te atraparan a ti-

 

-No importa- Replico mirando al frente dando el primer paso obligando a Sayay a caminar- No pienso dejar a nadie más a tras-

 

Las palabras lo habían hecho estremecer, pero Sayay no quiso pensar en ello solo se aferró con fuerza a su hombro y sintió su fuerte espalda a lo largo del brazo. Con un movimientos lentos pero firmes se aproximaron al edifico, Sayay contemplaba la cara de Viggo y sus rasgos fuertes y definidos, una extraña luz lo iluminaba ahora Sayay  se prestaba confundido por los extraños sentimientos que lo pinchaban en toda la piel, pero si Sayay no hubiese estado tan distraído habría notado que Viggo sonreía.

 

 Ambos abrieron las puertas de cristal de par en par, el sonido de unas bancas arrastrándose son fugazmente y se detuvo.

 

-Somos estudiantes por favor salgan- Dijo Viggo elevando la voz apenas un poco más arriba del volumen que comúnmente utiliza para hablar, siempre cuidando no gritar. Pasaron unos segundo antes de que los jóvenes se decidieran a salir, luego aparecieron entre las sombras un joven tal alto como Viggo pero más delgado y al frente de su cuerpo sostenía con firmeza un palo de golf, detrás suyo dos chicas se escondían una era algo regordeta y la otra más delgada.

 

-Jaime, Perla, Carla- dijo Sayay con felicidad.

 

A trompicones camino hasta sus amigos envolviéndolos en un fuerte abrazo que fue bien correspondido, por pocos segundo la noche no parecía haber sido tan mala aun así la realidad era otra. Viggo contemplo la escena y recordó a su hermano quien tenía años de haber fallecido en un accidente automovilístico de los más común, un accidente causa de un descuido por parte de un irresponsable conductor. Viggo al recibir la turbia noticia quedo devastado, en aquel entonces el solo era un niño de 13 años, en ese instante no solo había perdido a su único hermano mayor a quien quería tanto si no también lo que muchos llamaban infancia. Los ojos de Viggo brillaban por las lágrimas que se amontonaban pero no caían, lagrimas que no notaba.

 

Sayay giro su cabeza en medio de su rencuentro para mirarlo, su vista estaba clavada en el aun que realmente no le miraba, sumergido en un mar de recuerdos Viggo se dejó llevar por el momento hasta que una mano en su hombro lo saco de las ilusiones que se había formado.

 

-¿Sucede algo?-

 

-No, no realmente-  negó Viggo con la cabeza


 
Notas finales:

:v si les guta comenten y si no tambien XD 


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