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La Teoría del Caos por Cinnamon

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Notas del fanfic:

Después de hundirme y bañarme en fics KakaIru (me enamoré de Iruka <3 que yo sea profesora no tiene nada que ver x3) pasé a los FemIru, de ahí a los FemNaru y pues... de ahí a universos alternos (?) y de algún modo esta idea surgió. Porque quién no quiere ver a un Naru de otro universo felizmente casado con Sasuke que llegue al canon y altere todo en el mundo que Mr.Kishi creó (incluyendo el epílogo).

Este fic está desarrollado años después de la 4taGN y años antes del epílogo.

Es Sasuke/Naru y Sasuke/Naruto en esencia. Si aparecen otras parejas son de segundo plano.

El título lo coloqué por el fic que me inspiró que se llama Chaos Theory de Tessa Crowley, que es un Drarry pero que no tiene casi nada que ver con este fic porque en ese fic no hay colisión de universos, pero la idea de que existan y que sea de un modo tan distinto al canon me ayudó a crear esta historia.

Tengo que dar alabanzas, besos, abrazos y gracias muchas a la adorable, tierna, dulce, torpe y nada normal (algo genial <3) Kiara Cobain quien aceptó ser mi linda beta, por lo que abusé de su amabilidad e hice que beteara este y tres capítulos más que subiré pronto :)

Terminaron mis vacaciones, pero aún no empieza mi trabajo así que mis mañanas aún las tengo libres, algo genial para todos nosotros ;)

Besos a todos. Los adoro.

Notas del capitulo:

Todos los personajes le pertenecen a un mangaka japones que me rompió el corazón

Besos a todos.

 

Capítulo 01: Naru Uzumaki Uchiha

 

Naru no pudo evitar sentir escalofríos ante la falta de luz en la cueva, ella estaba segura que hace minutos, antes de atreverse a entrar, era de día y los rayos del sol alumbraban todo a su paso, incluido los interiores de este tenebroso agujero en la montaña. Razón por la cual decidió que entraría y saldría por el otro lado tan rápido como lo puede hacer una mujer con cinco meses de embarazo.

Tres minutos después y la luz se esfumó, ¡y aún no había llegado al otro lado!

Ella solo pudo acelerar el paso intentando no tropezar con ninguna de las piedrecillas que cubrían el suelo del lugar, no podía darse el lujo de caerse. De por sí ya sabía lo que le esperaba cuando llegara a Konoha; Sakura le gritaría su vida, Kakashi y el resto de sus amigos y familia le darían el trato de hielo y Sasuke la amarraría a la cama; encerrada en su propia casa por su propio esposo.

Si se caía y llegaba si quiera con un rasguño, el caos se armaría y los ANBU de Konoha tendrían que controlar a toda la armada que formaría el Clan Uchiha, junto a sus amigos y sus maestros. Eso si Sai decidía ser buen amigo y no involucraba a toda la Raíz para también ir en busca de la malvada razón por la que Naru se había raspado.

La pobre cueva en la montaña no sabrá lo que le espera.

Naru suspiró.

Todos eran unos exagerados. Tan sobre protectores y tercos que quizá era culpa de ellos que ella hubiera optado por salir a escondidas de Konoha para ir a visitar el templo donde estaban enterrados sus padres. Y no es como si estuviera tan lejos, el lugar estaba a unos kilómetros de Konoha y podía llegar en un par de horas máximo y unas tres horas caminando con la barriga que llevaba. Era un simple viaje de ida y vuelta para una tarde.

Pero nadie la dejaba salir si no llevaba consigo medio escuadrón ANBU, a Kakashi, a Sakura y a Sasuke de guardaespaldas. ¡Ella no lo permitiría! El templo de sus padres es un lugar preciado para ella, y pese a que Sasuke lo sabe perfectamente, él cree que su seguridad y la de los cachorros (Sasuke le ha dicho muchas veces que no les diga así, pero ella no le hacía caso. Todo el berrinche sólo porque el muy aburrido aún no aceptaba que Kurama era parte del embarazo.) dentro de ella es más importante. Algo que es cierto, ¡pero aún así!

Naru entiende, ¡en serio! Pero llevar medio Konoha consigo no es la respuesta y el camino está prácticamente libre de enemigos o peligros, ni los insectos o animales peligrosos se atrevían a pasar por ahí (gracias a Shino y Kiba).

Así que después de un mes sin resultado alguno, Naru decidió hacer algo al respecto: Escaparse. Porque la única persona razonable había salido en una misión y aún no llegaba para rescatarla. Itachi era no solo su mejor amigo y como un hermano para ella, él era prácticamente el único que tenía la absoluta confianza de Sasuke como para dejar que él solo acompañara a Naru y sus aún no nacidos hijos a donde sea.

Naru sentía algo de celos al respecto, porque Sasuke parecía que ni siquiera confiaba en ella lo suficiente para el trabajo que el gran Uchiha Itachi podía hacer con los ojos cerrados.

Ella bufó en molestia ante la idea y siguió caminando.

Admitiría que fue su culpa el haberse quedado dormida junto a la tumba de sus padres, el claro bañado en flores era pacífico y cómodo, y los cálidos rayos del sol le brindaron una especie de reconfortante manta, así que los minutos que había planeado quedarse se convirtieron en dos horas y no podía tardar un minuto más, o sino Tsunade y Kakashi enviarían a escuadrones en su búsqueda y Sasuke saldría con todo el clan Uchiha.

(Sin tomar en cuenta que el resto de sus amigos eran los futuros líderes de sus respectivos clanes).

Es por eso que decidió tomar un atajo. Antes no lo había tomado porque nunca le gustó la oscuridad, y no es como si le temiera. Para nada. Solo que prefería el otro camino, iluminado y tranquilo, además de conocido, pero sabía que esta ruta era mucho más rápida y la llevaría cerca a las espaldas de la montaña de los kages. Solo tenía que atravesar esta montaña.

Tarea que ahora parecía más difícil de lo que pensó en un inicio.

No me van a dejar salir hasta que los cachorros cumplan dieciocho. Pensó nerviosa, quizá exageraba un poco, pero el hecho de que sería encarcelada en su casa era algo de lo que no se salvaría. Abrazó su vientre pensando en sus pequeños. No dejaría que nada les pasara, un simple camino oscuro no la vencería.

Así que con toda su voluntad y fuerza siguió caminando con mayor determinación. No le temía a la oscuridad. No le temía a la oscuridad. No le-

Parpadeó al ver los rayos de luna que la recibieron. Giró hacia dentro de la cueva. ¿Cuántas horas había estado ahí dentro? Se estremeció ante la idea de haber desaparecido todo un día sin haberle dicho nada a nadie y con solo una nota amarrada al collar de Akamaru.

Se abrigó más con la ligera chompa que llevaba puesta, no por frio sino por confort, y siguió su camino. Podía ver el inicio de la montaña de los kages a unos metros, solo la rodearía hasta llegar a la entrada más cercana. Su cabellera rubia y larga atada en dos coletas bajas se movió junto con el viento. Era refrescante y sus pequeños parecían contentos mientras se movían en su vientre.

Caminando con paso seguro y feliz de al fin estar en su hogar, Naru se acercó a las puertas que seguían abiertas de la entrada cinco. No debían ser más de las siete si aún no había guardias parados en la entrada y estos estaban dentro de su cubículo. Sonriente caminó hasta este para saludar a quienes les tocaba esta noche, quizá era uno de los compañeros de Kiba.

—¡Hola!—Saludó animada, el par de shinobis dentro del cubículo solo la vieron con extrañeza. Quizá eran nuevos. No dejando que eso le quitara su mal humor siguió—.Espero no haber causado conmoción alguna, me quedé dormida en el templo—explicó, suponiendo que Kakashi o Sasuke hubiesen hecho algo, pero lo único que obtuvo del par de shinobis fue una mirada confundida y cautelosa.

—¿Está bien, señora?—Naru no pudo evitar apretar los dientes con molestia. Nadie le decía señora, quizá estaba casada y embarazada, pero solo tenía veinticuatro años. Era solo Naru, todos sabían eso, por mucho que Sasuke haya hecho berrinche por no querer ser llamada señora Uchiha. Cuando tenga treinta y algo quizá lo aceptaría, pero por ahora solo Naru era lo único aceptable.

—Estoy bien—comenzó a decir entre dientes, quizá no debió dejar su traje de kunoichi en casa, así este par no la vería como una ama de casa demente, era raro que existieran shinobis que no la reconocieran, prácticamente todo Konoha sabía de ella—solo iré a casa.

Dio media vuelta y se alejó del cubículo; sí, era extraño que no fuera reconocida, pero era posible. Así que no hizo caso a la mala espina que esa interacción le causó y siguió su camino, no notando que uno de los shinobis había desaparecido.

Naru siguió su camino hacia el barrio Uchiha donde estaba segura le esperaría un furioso Sasuke, una preocupada Mikoto y un Fugaku con su ceño reprochador. Eso si el resto del Clan no decidía apoyar a su familia en el sermón que seguro recibiría. Cómo estaba ansiosa por el regreso de Itachi.

Estaba tranquila y profundamente entretenida en sus pensamientos que no se dio cuenta de la falta de los usuales saludos que solía recibir de su aldea, ni que estaba recibiendo miradas curiosas o que una serie de murmullos la seguían. Ella estaba en su mundo, tanto así que minutos después, cuando un cuerpo se puso frente a ella, ella siguió caminando hasta que colisionó con el pecho del sujeto.

—¡Ten más cuidado!—gritó mirando al shinobi que se había entrometido en su camino, sus manos reaccionaron de inmediato protegiendo su vientre. Este la sostenía de los hombros con delicadeza para que ella no se lastimara o su vientre en el choque. Ella parpadeó curiosa, ella conocía esa máscara ANBU.

—Lo siento—comenzó a decir el shinobi, tono para nada arrepentido—no debí aparecer sin avisar. Espero no haberla lastimado.

Naru frunció el ceño, la voz también la conocía. Pero si era quien ella creía que era, ¿por qué estaba actuando así?

—No… estoy bien—respondió.

—Me alegro—la voz no sonaba alegre, aunque tampoco peligrosa; aún así, Naru abrazó su vientre, algo no estaba bien. Miró a su alrededor y pudo notar que varios shinobis estaban rodeándolos, lejos pero en la mira.

—Sai, ¿qué está pasando?—preguntó mirando con cautela sus alrededores.

Las manos que la sostenían presionaron con fuerza haciendo que ella girara a ver a su amigo con desconfianza.

—Me estás lastimando—decidió decir. No era un dolor insoportable, pero era lo suficiente fuerte para dejar moretones. Sai no la trataría así, mucho menos cuando estaba en este estado.

La presión se relajó mínimamente, aún así no fue liberada.

—¿Cómo sabes quién soy?—preguntó. Naru pasó saliva, para Sai esto no sería raro, ella siempre había sido capaz de reconocerlo por su voz desde que fue su compañero de equipo.—¿Quién eres?

—¿Sai? ¿A qué estás jugando? ¡Soy yo!—exclamó con una risa nerviosa, el movimiento en su estómago desesperado.

—No sé quién eres—respondió monótono. Naru se relamió los labios, nerviosa.

¿Cómo que no sabes? ¿No me recuerdas?

—¡Deja de jugar!—gritó molesta, furia creciendo en su interior. Esto no era nada gracioso. Sus puños a sus lados presionando con fuerza, podía sentir el caos interno de su casi inexistente chakra.

Sai al parecer pudo sentir el remolino interno que luchaba por salir, ya que la miró de arriba abajo. Máscara aún puesta pero postura en alerta.

—Si eres una espía no estás haciendo un buen trabajo—dijo con un tono tan frío e indiferente que dolió. Naru no estaba acostumbrada a oír a un amigo hablarle así, no desde los doce cuando comenzó a formar lazos tan importantes y reales como la vida misma.

Que uno de esos lazos que tanto apreciaba, que esta amistad con su amigo fuera olvidada…

—Yo…—comenzó a sentirse desesperada, ¿por qué Sai no la reconocía?, ¿por qué le hacía esas preguntas? Su palpitar se aceleró, su respiración comenzó a aumentar, sus ojos se cerraron con fuerza. Sentía sus rodillas débiles y sus manos sudorosas. Podía sentir el movimiento inquieto de sus pequeños en su interior, esto no era bueno para ellos, esto no era bueno para ellos, debía calmarse, debía-

—Respira—escuchó la voz suave de alguien que conocía muy bien, ella decidió obedecer no teniendo otra opción. Respiró.—Bien, bien. Inhala—inhaló—exhala—obedeció.

Cuando abrió los ojos ella estaba sentada en el piso, recostada sobre el pecho de su amigo, que ahora ya no tenía la máscara puesta y frente a ella su gran amiga.

—¿Te sientes mejor?—preguntó ella, Naru solo asintió. Mirando fijamente esos ojos tan hermosos como la luna misma.

—Gracias—quería decir su nombre, pero Sai había reaccionado mal, así que no se atrevía a decir el de ella.

—Descuida, en tu estado deberías mantenerte calmada. —mientras decía eso miraba hacia la persona detrás de Naru. Seguro riñendo a Sai con la mirada, el bufido detrás de ella le hizo saber que tenía razón. La sensación de familiaridad le hizo sentir algo más tranquila.—¿Crees que puedes caminar?

—Sí—le respondió.

—Con cuidado—dijo ayudándola. Naru podía sentir que su cuerpo aún temblaba, asustada por la situación.

¿Qué estaba pasando? Ni Sai, ni Hinata la reconocían, y por lo que veía a su alrededor los aldeanos tampoco. Estaba asustada, esta no era su Konoha, esta no era real- Sí, tenía que ser una clase de genjutsu. Sasuke sabría si es así. Sasuke…

—Sasuke—murmuró. Sai y Hinata que la habían estado guiando hacia la torre Hokage se detuvieron. El resto de shinobis se había retirado dejando a estos dos como escoltas, al parecer con lo que pasó ya nadie creía que fuera peligrosa.—Uchiha Sasuke, quiero verlo—pidió, su voz aún temblorosa y nerviosa por la respuesta que tendría. Sasuke debía estar aquí, ¿cierto? Si era una ilusión creada por algún enemigo, Sasuke debía estar aquí.

—¿Cómo lo cono-

—Está bien—interrumpió Hinata—, llegando a la Torre lo llamaremos.

Asintió a sus palabras, queriendo sonreír pero no tenía las fuerzas.

Naru solo los siguió.

 

-

 

La Torre tenía algo diferente, no sabía exactamente qué, pero algo no estaba bien; aun así decidió no pensar en eso, no lo haría, no podía, necesitaba ver a Sasuke, necesitaba verlo y resolver esto de una buena vez. La compañía calmada de Hinata a su lado ya no resultaba confortante como siempre y la sensación de la mirada fija de Sai no ayudaba en nada. Estos no eran ni su amiga ni su querido amigo.

—¿Deseas algo para tomar?—escuchó de alguien frente a ella. Naru alzó la vista de donde estaba fija en sus manos entrelazadas para ver a quien le habló. Shizune. Naru quería llorar al ver a la que era la figura de su hermana mayor. Shizune la veía como si Naru se tratara de una desconocida y no pudo evitar morder su labio inferior ahogando un gemido de frustración y dolor. Así que solo negó con la cabeza.

—¿Estás segura?—preguntó Hinata que estaba a su lado, su cálida mano sobre su brazo intentando transmitirle una calma que no podía conseguir.—Algo caliente te relajará un poco. Sasuke está en una reunión y se demorará un poco.

—Sí… así estoy bien—respondió cohibida. Se sentía confundida y sus pequeños podían sentir la inquietud en su ser.

Volvió a bajar la cabeza tratando de buscar la calma. Sus brazos abrazaron su delicado vientre. Ignorando las miradas de preocupación de ambas mujeres.

Esto debía tener una explicación, quizá su chakra estaba hecho un caos por el embarazo y Kurama, pero aun así ella no habría caído en un genjutsu tan fácilmente. Ella era Naru Uzumaki-Uchiha, un embarazo no era un impedimento para su capacidad de defenderse… ¡al menos de un genjutsu! Era esposa de un Uchiha  y su cuñado era prácticamente un maestro, ¡un genio!, en este arte. Entonces… ¿qué?

—¿Quién?—escuchó una voz muy familiar y alzó rápidamente la cabeza saliendo por completo de sus pensamientos.

Sasuke.

—Se amable Sasuke, está embarazada. —Era la voz de Shizune que seguro había ido a buscarlo.

—¿Y dice que conoce a Sasuke?—Esa voz no la conocía, pero no importaba, lo que importaba era que Sasuke estaba acercándose.

Se levantó de golpe, una sensación de esperanza latente en la superficie de su piel. Aunque en el fondo sabía que algo estaba mal. Pudo sentir el cuerpo de Hinata a su lado, podía sentir la tensión en su cuerpo, como si ella supiera que algo fuera a pasar.

Segundos después la persona que tanto ansiaba ver apareció al girar una curva. Naru sintió alivio inmediato y no pudo evitar correr hasta él. El miedo, los nervios, la preocupación, la confusión, todo fue dejado por una sensación de alivio al poder hundir su rostro en el pecho de su esposo.

—Sasuke. Sasuke. Sasuke—repitió una y otra vez contra el pecho de su esposo, que no había notado que se había tensado bajo sus manos.—No sé lo que pasa, Sasuke. Nadie sabe quién soy. Y los cachorros están ansiosos y nerviosos. Solo había ido al templo. Y cuando regreso a Konoha todo está así. No entiendo—dijo en frustración, sus manos en puños sujetando los brazos de su esposo tan fuerte que sabía que dejaría la marca de sus uñas en ellos, su rostro contra su pecho y lágrimas mojando la tela.

—¿Shizune?—escuchó la voz tensa de su esposo, que ahora que se daba cuenta no había reaccionado a su tacto y que ni siquiera había intentado confortarla como solía hacerlo. Al contrario, él estaba tenso y su voz sonaba… Tampoco me reconoce.El pensamiento fue como un electroshock por todo su cuerpo haciendo que se separara de inmediato del cuerpo de quien no era su Sasuke.

Pero se parecía tanto. Se veía igual a su Sasuke, aunque este se veía mayor y con un aura más fría que su Sasuke, más lejana, más destrozada.

La idea de su Sasuke pasando por algo que lo pusiera así hizo que su corazón se contrajera en dolor por su amor.

—Hey—escuchó la voz de la persona de hace minutos atrás. Confundida giró a ver al hombre que la llamaba—respira, todo se solucionará. —Al parecer este hombre se había dado cuenta de su conflicto interno. — Dime, ¿cómo te llamas?

Naru parpadeó. No conocía a este hombre. Ni siquiera se había dado cuenta de su presencia, porque todo fue Sasuke desde que oyó su voz. Hasta ahora, que lo podía ver, un hombre un poco más alto que ella pero aún así más bajo que Sasuke. Cabellera rubia y ojos tan celestes… tan celestes como los suyos, y  unas marcas como las suyas en las mejillas de este desconocido y… Parpadeó. Y el hombre frente a ella hizo lo mismo porque al parecer ambos llegaron a la misma conclusión.

Naru inhaló profundamente y llevó una de sus manos a su boca en sorpresa. El rubio frente a ella solo abrió completamente los ojos.

—No puede ser…—susurraron ambos al unísono.

Ella, al igual que el hombre frente a ella, ignoró las preguntas de los que estaban a su alrededor y caminó hasta la versión masculina de ella. Porque sí, este hombre era una copia suya, podía reconocer a su ¨sexy no jutsu¨ donde fuera, Sakura e Ino ya no le pedían que se transformara hace tiempo pero eso no dejaba de lado que ella conocía muy bien cómo ella se veía como hombre, y este hombre era ella.

—¿Naru?—preguntó ella.

—Naruto—corrigió el hombre. Ella se relamió los labios, centímetros de distancia con su versión masculina.

—Por el naruto del Ramen—él asintió aún con los ojos bien abiertos. Naru podía entender ahora a Sasuke cuando él le decía que tenía unos ojos que asimilaban el cielo de verano. Ella sonrió. —Igual yo,—susurró, sintiendo que esta interacción con su contraparte era algo íntimo entre ambos— al parecer nuestro padrino no se quedaría sin nombrar a su ahijado sea hombre o mujer.

—Jiraiya…—susurró él en un suspiro melancólico.

—Y la historia de un Shinobi absolutamente audaz—ella no pudo evitar sonreír ante el recuerdo de su libro favorito. Al parecer Naruto (vaya, su contraparte se llamaba Naruto, papá lo amaría, después de todo su mamá fue quien puso un alto cuando supo que su hijo en realidad sería una hija y como ella dijo, ¨ninguna hija mía llevará el nombre de un condimento¨) también recordó el pequeño libro porque al fin perdió la sorpresa en su rostro y sonrió dulcemente, como seguro ella lo hacía.

Ambos, aún ignorando las miradas de los que estaban alrededor, se quedaron observándose mutuamente, buscando más diferencias entre ellos además del obvio cambio de sexo. Así que Naru no se sorprendió cuando Naruto exclamó de la nada.

—¡Estás embarazada!—en sorpresa y como si recién lo hubiera notado, algo que Naru creyó tan típico de ella que no pudo evitar reír hasta que le salieron lágrimas. Tampoco pudo evitar acortar la distancia y tirarse a los brazos de su contraparte, porque si bien estaba en un mundo que no era el suyo, este hombre era ella, este Naruto era ella, y necesitaba algo familiar y alguien que la conforte en un momento tan aterrador como lo era este.

Naruto, pese que al principio pareció sorprendido, se dejó abrazar y correspondió el abrazo con afecto y dulzura. Naru podía sentir el mismo aprecio que sentía cuando abrazaba a Itachi o a Gaara, o a cualquiera de sus amigos, esa seguridad y el cuerpo de un amigo brindándole apoyo y protección. Haciéndola sentir querida.

—¿Alguien me puede decir que demonios está pasando?—escuchó a alguien decir entre dientes. Y vaya que reconocería esa voz gruñona donde sea. Así que se separó un poco de Naruto y miró a Sasuke a los ojos.

—Igual de celoso y posesivo. Tranquilo, no te lo voy a quitar. —dijo sonriente.

Naru pudo sentir a su contraparte apretarla con un poco más de fuerza, así que confundida alzó el rostro a verlo.

—¿Naruto?—Naruto la soltó del abrazo y tosió nervioso. Miró a Sasuke y luego a Naruto, una y otra vez, ambos mirando hacia distintos lados y como si evitaran mirarse entre ellos o a ella. Confundida, giró a ver a Shizune que parecía incómoda y a Hinata que estaba en completo silencio. Sai, por otro lado, parecía estar disfrutando todo.

—Creo que debemos ir con Kakashi y Tsunade—dijo su contraparte—ellos sabrán qué hacer y te ayudaremos a regresar de donde vienes.

Naru estaba por decir que le explicaran lo que pasaba. Pero decidió que dejaría que Naruto la llevara donde Tsunade y Kakashi.

—Bien, vamos. —aceptó mientras se aferraba a su brazo. No dejaría a su única fuente de tranquilidad.

Al parecer el resto estaba aún curioso por la situación, ya que los siguieron. Aunque por lo visto algunos ya lo habían deducido. Sai parecía observarla con curiosidad y Hinata la veía con más cautela que antes.

Naru se relamió los labios esperando que en serio Tsunade o Kakashi de este mundo supieran qué hacer.

 

Notas finales:

Espero les interese :3


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