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Destinos cruzados. por Felicia27

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Notas del fanfic:

Los personajes son del sr. Masashi Kishimoto. 

Notas del capitulo:

Inspirado en mi punto de vista del mundo. Esperando que sea de su agrad.  

Muchas personas buscamos una respuesta a las tragedias a las que desgraciadamente estamos expuestos. La traición del ser amado, la enfermedad de un ser querido, la muerte. Son tantas preguntas que no tienen respuesta. Sin embargo culpamos al destino, nos quejamos de que se ensaña con nosotros, buscamos mil y un culpable ante las tragedias del día a día, y la mayoría somos incapaces de admitir que los únicos y verdaderos culpables somos nosotros mismos. 

 

Una mala decisión, ser diferente a los demás. Cualquier cosa, las decisiones que tomamos en la vida siempre traerán consecuencias, sean buenas o malas. Porque toda acción tiene su reacción. 

 

El ser humano es egoísta por naturaleza, muy pocas veces piensa en el bien ajeno, antes que el propio. Sin embargo juzgamos a los demás sin considerar que en la vida nadie es perfecto. Pero somos incapaces de mirar nuestros propios defectos, es más fácil juzgar que ser juzgados. Pero la vida es muy corta, tarde o temprano todo cae por su propio peso. Porque lo que está vida se hace, en está vida se paga. 

 

—¡¡Yo no crié un marica!!— alzó la voz, dando un fuerte golpe en el rostro del más joven —Yo crié un hombre— lanzó un golpe en el estómago sacando el aire, el joven de ojos tan negros como la noche más oscura, cayó arrodillado abrazando su cuerpo, respirando con dificultad —Prefiero verte muerto antes de verte convertido en un maricon...— escupió el piso con tanto asco, sentía su sangre hervir de la rabia, agarro los cabellos negros-azulados con saña, golpeando sin piedad el rostro blanco, sangre salia de la nariz y boca manchado su camisa azul claro, algunas gotas llegaron al piso —Eres un Uchiha y respetaras tu apellido...— dejo caer el cuerpo más que maltratado del menor, era muy poco el castigo según su retorcida forma de pensar, soltó su cinturón y como en la antigüedad castigo a su hijo, golpe tras golpe hasta el cansancio, mirándolo como si nada. Al contrario sentía una tranquilidad. En su mente cerrada creía que hacía lo correcto, al decidir por la vida su hijo. Con paso tranquilo se retiro del cuarto dejando al menor tirado en el piso. Unos minutos después una mujer de largos cabellos negros y mirada triste entro en la habitación. 

 

Como pudo saco fuerza para recostar el cuerpo de su pequeño hijo sobre la cama, manchando de sangre las blancas sábanas, busco en la cocina el botiquín de primeros auxilios, algodón un frasco con alcohol, la figura imponente de su esposo la miro con tanta frialdad causándole un miedo tan profundo que le paralizó su cuerpo. 

 

—Todo esto es tu culpa— abofeteo la mejilla derecha de la mujer, la cual dejo caer las cosas al piso —Tú eres la culpable de todas mis desgracias. Me diste un par de maricas por hijos— escupió el rostro de la mujer y sin mas salio de la casa. 

 

Lágrimas de frustración escaparon de sus ojos, lágrimas que limpio con rapidez. No era el momento de llorar, recogio las cosas que se le cayeron y corrió hasta el cuarto, sentándose a su lado, limpiando con amor de madre cada gota de sangre, sintiéndose impotente al no ser capas de defender a su propio hijo, de soportar tanto maltrato de ver como su familia se había desmoronado hasta solo ser polvo. 

 

Los seres humanos tenemos la capacidad de aparentar una felicidad que en realidad no sentimos, fingiendo y presumiendo que vivimos en el cielo, cuando en realidad estamos en el maldito infierno. Es cierto cuando dicen que las apariencias engañan. Detrás de un prestigioso apellido, de tanta elegancia y tradicionalismo, se esconde un peligroso demonio, imperceptible al ojo humano. 

 

Un hogar de fantasia, imaginario como un castillo de naipes, que a la mas ligera corriente de aire se derrumbaba carta por carta. 

 

Sin embargo hay otro tipo de seres humanos a los que no les importa lo que piensen los demás, que viven su vida como se les da la gana, sin importar si lastiman a otros, que solo se preocupan por su propio bienestar. 

 

~~

 

—Ah...— gimió aferrándose con fuerza a los fuertes brazos del aquel maravilloso rubio, cegado por la pasión de ese hermoso hombre que se tomó la molestia de regalarle solo unos miserables minutos llenos de lujuria y pasión. Disfrutando de sexo duro, salvaje, pasional. Saciando el instinto carnal, pues el no creía en el amor. 

 

Para Uzumaki Naruto el amor no existía solo era una mentira que muchos utilizaban para conseguir, sexo y poder. Una palabra vacía carente de sentimientos, la vida se había encargado de mostrarle lo falsa que podía ser la gente. Trabajar de día y disfrutar de noche. Su meta en la vida solo consistía en sobrevivir y disfrutar sin importar lo que los demás opinarán. El era feliz a su manera. 

 

 

—Naruto...— llamo al borde de la locura, sentía su cuerpo estallar de placer —¡¡¡Ya no aguanto mas!!! — grito, dejando salir su semen sobre el abdomen del rubio, respirando con dificultad mientras seguía sintiendo las penetraciones del moreno que unos minutos después también se descargaba, sin decir palabras salio del cuerpo del joven que aún no se recuperaba del agitado momento. Sin duda había sido una gran experiencia. 

 

Un suspiro escapo de los carnosos labios color canela, se puso en pie y con tranquilidad quito el condon haciendo un nudo tirandolo en la cesta de la basura, con una sonrisa de satisfacción camino al cuarto del baño, abriendo la llave dejando que el transparente líquido recorriera su piel llevándose con sigo el rastro de placer de su momentáneo amante. 

 

Dos seres humanos tan diferentes como el día y la noche, como el agua y el aceite, como el frio y el calor. 

 

Dos hombres tan distintos en personalidad y forma de pensar, pero a la vez tan iguales que guardan y comparten una profunda soledad. Dos hombres que solo el destino se encargaría de juntar. 

 

Salio del baño con solo una toalla atada en su cintura, el joven que aún se encontraba recostado en la cama, miraba con tanto deseo aquel perfecto hombre, ganas no le faltaban de abalanzarse sobre aquel cuerpo para chupar cada gota de agua. 

 

El sonido de su teléfono le alertó con paso tranquilo busco en su pantalon el aparato reconociendo el número, un suspiro escapó de sus labios. 

 

—¿Qué quieres?— preguntó con seriedad, detestaba a ese hombre que desgraciadamente era su jefe —Esta bien hay estaré puntual...— corto la llamada, bueno ya tenía trabajo, al menos era una buena noticia.

 

~~

 

Presumía de ser un caballero de la alta sociedad, un buen padre y amoroso esposo, pero detrás de esa fachada, se escondía un ser miserable, al que le gustaba divertirse con mujeres de dudosa reputación, que gozaba de ellas cual objeto, quien lo diría el presidente de las empresas Uchiha metido en un miserable burdel del bajo mundo. 

 

~~

 

Abrió lentamente sus ojos negros, dándose de cuenta que había anochecido, al intentar moverse un agudo dolor en sus costillas se lo impidió. Sentía su mejilla inichada, miro a su lado viendo a su madre dormir en una silla. Sus ojos negros la miraron con desprecio, pues ella era la responsable de todas las bajezas que su padre el gran Fugaku Uchiha cometía. Aún así no la odiaba del todo, después de todo ella le dio la vida. Cerró sus ojos tratando de dormir, deseando no volverse a despertar. Dejar de vivir en ese maldito infierno que era... su hogar. 

 

Quejarnos de nuestra desgracia es muy común, ya que no tenemos el valor de enfrentar los problemas. 

 

Los segundos comenzaron a pasar convirtiéndose en minutos y luego en horas, dando la llegada a un nuevo día. Los primeros rayos del sol se colaron por la enorme ventana, despertando a las dos personas que dormían. 

 

—Sasuke... ¿cómo te sientes?— preguntó la mujer acercándose a la cama de su hijo, viendo los moretones en su mejilla y ojo derecho. El joven no le respondió simplemente voltio su rostro. 

 

—Déjame solo— hablo tajante. 

 

—Esta bien iré a preparar el desayuno— con la mirada fija en el piso, la hermosa pelinegra salio del cuarto. 

 

Con cuidado logro sentarse en la cama, su cuerpo le dolía, aun así se obligó a levantarse, necesitaba una ducha. Se quitó cada prenda de ropa dejándola regada por el cuarto. Otro maldito día se le presentaba, otro maldito día para sobrevivir. 

Notas finales:

Gracias por leer nos vemos el lunes.  Por cierto me pueden decir felicia o Eva. 


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