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Kyūbi no kitsune por pri_sasukelove20

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Notas del capitulo:

 

Hola lectores! Continuamos con otra actualización! Creo que el siguiente capítulo ya será el último, así que espero les haya gustado esta hermosa historia de zorritos

(Personajes de Masashi)

 

—Oh, amigo-murmuró con pesar.

Naruto se arrodilló junto al pelirrojo, angustiado y sorprendido por la gravedad de la herida. Había llegado lo más rápido posible, Menma se puso del otro extremo tomando la mano de Gaara para darle todo su apoyo.

—Pensé que nunca volvería a verte…-susurró, respiraba entrecortadamente—Me alegra que despertaras, Sasuke estará tan feliz…-sus ojos comenzaban a pesar.

—¡Madre, por favor, haz algo rápido!-Menma estaba desesperado.

—No es tan simple-observó al pelirrojo—Solo hay una manera de salvarte, Gaara, debemos hacer el pacto de almas.

—Pero eso significaría… que Menma y yo seamos…-miró a Menma, él no entendía nada.

—¡Haré cualquier cosa para que mi tío se salve!-apretó su mano—Dímelo y lo haré.

—Te tomo la palabra, hijo-se levantó guardando distancia—Solo me queda convocar a unos conocidos, ellos deben aceptar esta unión, solo así podremos proseguir al siguiente punto.

¿Unión?

Menma guardó silencio y miró a su madre iluminado por la luz de luna. En un parpadeo sus ojos se volvieron escarlatas, tal como los suyos, lucía un poco más amenazador. Casi irreconocible. Se preguntaba como él y su padre habían llegado a tener una relación amorosa. Sus manos crearon una esfera perfecta de fuego rojo, era fuego espiritual característico de los kitsunes, pero este lucía muy diferente al que podía utilizar él. Tiró la esfera hacia el cielo con toda la fuerza posible en su brazo derecho, a lo lejos, explotó pintando el firmamento nocturno de varios colores. Era realmente hermoso.

—¡Convoco a los cuatro dioses guardianes! ¡Presenten sus respetos ante el Kyubi No Kitsune!

¿Su madre tenía tanto poder…?

Una ráfaga de luz cayó estrepitosamente frente al blondo, Menma abrazó a Gaara para protegerlo de la furiosa corriente de aire que mecía los arboles.

—¡Seiryuu, Dios del este, dragón azul del agua, reportándose ante el guardián del templo!

Otra ráfaga cayó junto al atractivo hombre de mediana edad.

—¡Suzaku, Diosa del sur, fénix de fuego, reportándose ante su divinidad en la tierra!

Menma estaba sin habla, literalmente. Otras dos ráfagas cayeron juntas.

—¡Byakko, Dios del oeste, tigre blanco de viento, reportándose ante el último descendiente de los kitsunes!

—¡Genbu, Dios del norte, tortuga negra de tierra, reportándose ante el Kyubi!

—Me alegra verlos otra vez, muchachos-sonrió. Sus ojos rojos volvieron a la normalidad inmediatamente—Sé que tengo mucho que explicarles, estuve ausente unos meses, y ahora necesito de su gran ayuda-miró a su amigo, aún soportando el dolor.

—Con lo que veo, es suficiente-habló, Byakko.

—Harás el pacto de almas, ¿cierto?-interrogó, Suzaku. El blondo asintió.

Suzaku, era una mujer muy hermosa, cabello largo hasta la mitad de su cintura, rosa como las flores de cerezo y vestía una yukata roja con el ave fénix en todo su esplendor. Su nombre asignado por Naruto, era Sakura.

Byakko, era un hombre imparcial casi sin emociones, cabello corto negro, piel pálida, vestía un kimono negro con un tigre blanco en su espalda. Su nombre asignado, era Sai.

Genbu, un hombre perezoso pero de corazón amable, llevaba recogido el cabello en una coleta, y tenía perforado una de sus orejas llevando una simple argolla, vestía un kimono verde estampado de hojas. Su nombre asignado, era Shikamaru.

Por último, pero no menos importante, Seiryuu, el más longevo del grupo, cabello gris, muy atractivo, él más sensato de los cuatro, vestía un kimono azul con un dragón blanco estampado en su pecho. Su nombre asignado, era Kakashi.

—¿Quiénes son ellos?-preguntó el azabache.

—Menma, son los guardianes de la ciudad Kyoto. Cada uno protege una zona diferente, yo hice un contrato con ellos hace mucho tiempo, cuando tomes mi lugar, ellos te servirán a ti.

—Impresionante…-murmuró.

—No es tan malo… ser guardián del templo, ¿no Menma?-le susurró con una débil sonrisa.

—No hables, tío-le acarició su rostro pálido. Las manos del kitsune no paraban de temblar.

—Necesito su decisión definitiva. ¿Están de acuerdo en que dos guardines contraigan matrimonio?

—¿Qué?-Menma estaba sorprendido, las palabras de su madre ¿eran ciertas? Miró al pelirrojo y él le devolvió la mirada silenciosamente—Madre, explícame, por favor.

—Si quieres salvar a Gaara, hijo, tú debes darle la mitad de tu vida a él. Los Kitsunes poseemos demasiado poder, si lo compartimos con otra persona, su vida cambiará para siempre. Gaara vivirá a cambio de este pacto, lo que significa que no podrán separarse nunca. No amarán a nadie más por los siglos de los siglos, su lazo será eterno.

—Pero-estaba contrariado. Por un lado, estar con Gaara para siempre sería lo más maravilloso de su larga vida, pero obligar a Gaara a estar a su lado aún cuando sus sentimientos no eran dirigidos hacia él, observó al tanuki respirando entrecortadamente, Menma lloró sintiéndose aprisionado en esta decisión.

—Tranquilo…-le sonrió. Miró a Naruto—¡Hazlo!-Gaara tomó su decisión solo, quitándole esa gran responsabilidad a su sobrino.

El blondo asintió, miró a los dioses.

—¡La decisión es unánime!-exclamó el líder, Kakashi—¡Procederemos a iniciar su unión!

—Menma-llamó afectuosamente a su pequeño—Obedece todo lo que digan, todo saldrá bien, ¿entiendes?-pasó el dorso de su mano con cariño secando el rastro de lágrimas de sus mejillas.

—Sí…-murmuró tembloroso.

—Acuéstate junto a Gaara, chico, y tómalo de la mano, así haremos el traspaso de tu vida.

Los dioses se ubicaron en una esquina dando un perfecto cuadrado a su alrededor. La pareja en el centro. Todos levantaron su mano derecha en el aire, el azabache estaba un poco asustado, pero miró a su lado a su tío agonizando, su valor era más grande que su miedo. Cerró sus ojos apretando firmemente la mano de la persona que quería como su pareja destinada.

—¡Empiecen con la extracción!-ordenó.

Naruto se mantenía alejado. Vigilando. Unas pequeñas y resplandecientes esferas color verde, comenzaron a salir del cuerpo del kitsune negro. Eran como un puñado de luciérnagas.  Menma comenzó a quejarse, era un dolor que punzaba fuertemente su pecho, como millones de ajugas clavándose en su piel, pero pese al horrible dolor, su mano no soltó a Gaara.

Las palmas de la mano de los dioses emitían una luz blanca, ellos guiaban el alma al cuerpo de Gaara, entraban directamente por la profunda herida. Menma dejó de removerse, sintió cansancio y peso en sus ojos. Su cuerpo dejó de responderle.

Los minutos pasaban. Naruto temía por la vida de su cachorro, creía que no soportaría el dolor. Era muy joven después de todo para someterlo a algo tan complicado. Solo rezo, apretó sus manos, y espero pacientemente que terminaran.

La herida del pelirrojo comenzó a cerrarse ante los ojos de todos. El enorme hoyo se fue haciendo más y más pequeño, en esos instantes finales, Menma ya había quedado inconsciente.

—Terminamos-todos bajaron su mano.

Gaara se levantó rápidamente tocando su pecho, su mano tocó la piel donde debería estar el hoyo, ya no sentía dolor alguno, pero su mirada fue al menor, y cayó de rodillas tomándolo de los hombros.

—¡MENMA! ¡MENMA!-puso dos dedos a un lado de su cuello, no respiraba—¡NARUTO!-gritó en pánico.

El rubio corrió hacia su hijo, y lo tomó en sus brazos palpando su pecho, una desesperación comenzó a invadirlo.

—Mi bebé…-rompió en llanto—No lo soportaste. Mi pequeño…-Naruto no podía respirar con normalidad.

Uno de los dioses se acercó, y se agachó junto a los kitsunes, Gaara y Naruto no dejaban de llorar.

—Tan melodramáticos-suspiró, Byakko puso su mano en el pecho del menor—Despierta, tienes a tu familia desesperada, enano.

A los otros tres dioses se les cayó la quijada al ver la forma tan altanera e irrespetuosa de hablar.

Naruto paró de llorar, Sai se apartó de ellos y Menma en sus brazos comenzó a moverse.

—Gaara, está vivo-susurró, su cuerpo no dejaba de temblar, pensó que lo perdería para siempre.

—¡Menma!-el tanuki besó su frente sintiendo el calor de su cuerpo.

—Está dormido. Solo puedo dar el “aliento de vida” dos veces a una misma persona, recuérdelo, Kyūbi no kitsune-miró a sus compañeros—¿Nos vamos?

—Muchas gracias a todos. ¡Sai, te estaré siempre agradecido! ¡Muchas gracias!

—Él tomará tu lugar un día, espero que sea digno de él.

—¡Lo será, te lo prometo!

—Adiós-se despidió el líder—¡Partamos!

Los cuatro guardianes enpredieron su salida hacia el cielo como estrellas fugases, todos tomando su dirección. Con solo la luz de luna iluminándolos juntos experimentaron un gran alivio al sentir como el pecho de Menma subía y bajaba.

—Gaara-rompió el silencio, seriamente.

—¿Sí…?

—Si llegas a amar a Menma, cuando él muera, tú también lo harás. Su alma vive en ti, se irá con la otra mitad al mundo espiritual. Te irás con Menma.

El pelirrojo abrió desmesuradamente los ojos al darse cuenta que había descubierto la verdad de su corazón. Naruto lo había sabido desde el principio, cuando Menma no respiraba, él también tendría que haber muerto. Lo que significaba solo una cosa.

—¡Naruto, yo-estaba destrozado.

—Está bien-levantó su mano para que parara de hablar—No puedo obligarte a que ames a Menma, Gaara.

—¡Yo lo quiero demasiado, daría mi vida por él, Naruto! Pero estoy… tan confundido ahora. Menma se ha fijado en mí recientemente, temía que sucediera, aunque intenté guardar distancia de él-

—¡Gaara!-grito—Es inevitable. El corazón decide a quién amar, Menma te ha elegido a ti, no puedes cambiar sus sentimientos. El siempre te va a amar, ¿Sabías que un kitsune solo se enamora una vez en toda su vida? Yo estuve siglos esperando a mi pareja, yo ansiaba el momento en que apareciera mi gran amor. Cuando vi a Sasuke, Gaara, cuando lo vi-habló con dulzura—Solo tenía diez años. Yo, supe, que Sasuke era mi pareja en ese momento. Era tan pequeño, tan inocente, esperas por él años, fue muy difícil. Temí que se enamorara de una humana, temí perderlo a medida que lo vi crecer, pero él me acepto, y gracias a él, tuve un hijo. Sasuke es mi vida.

—Naruto…

—Yo y Sasuke también tenemos un pacto. Pero él nunca lo supo.

—¿Qué…?

—El día que hicimos el amor, Gaara, Sasuke no lo noto. Pero yo le di mi vida a él.

—Eso quiere decir…- estaba estupefacto.

—Sasuke dejó de ser humano ese día, él no envejecerá, el día que yo parta de este mundo, Sasuke se irá conmigo. Por eso, Gaara, yo te acabo de entregar a mi hijo, ¿lo entiendes? Por favor, intenta amarlo… Solo se tienen uno al otro-lloró.

—Naruto-sollozó conmovido.

—No lo dejes solo… cuando yo y Sasuke nos vayamos, por favor…-lloraba sin parar.

—No llores, tonto-le acarició la cabeza.

El pelirrojo miraba a Menma acostado a su lado, se veía relajado. Aún en medio del bosque, cuando intentaba tranquilizarse con Naruto.

—Sasuke te ha extrañado mucho. Siempre iba a verte al santuario. Siempre soñó con este día, ve a verle.

—Yo lo ansié demasiado-le miró con los ojos hinchados, pero mostrando una gran sonrisa—Sabía que vendría, tengo mucho que decirle. Quiero abrazarlo y besarlo, pero…

—¿Pero? ¿No irás a verle?

—No ahora. Volveré en tres días, Gaara, hasta entonces, Sasuke no debe saber nada. Dile a Menma que guarde silencio.

—¡NARUTO!-gritó molesto—¡Sasuke ha sufrido mucho sin ti! ¡Menma estaba comenzando a odiarte porque su padre sufría! No puedes dejarles.

—Gaara-habló tranquilo—No voy a abandonarlos. Volveré en tres días. Es algo muy importante. Voy a ver a mis padres.

—Pero ellos…-pausó unos segundos—Ellos están muertos.

—Mi madre antes de morir me dijo como podía verlos. Cuando un kitsune da a luz y despierta, puede visitar el mundo espiritual por tres días. Gaara-se emocionó—¡Quiero ver a Sasuke! ¡Quiero estar con él! Pero también… ¡Quiero ver a mi mamá y a mi papá, es la única oportunidad que tengo! Luego, ya no podré verlos ni hablarles, por eso, necesito irme cuanto antes.

—Lo entiendo-sonrió conmovido—Yo también querría verles si tuviera la oportunidad. Ve. No diré nada aunque duela. Le diré a Menma que espere por ti. Pero cuando vuelvas, deberás disculparte con ellos.

—¡Lo haré! Cuida de mi hijo.

—Siempre lo hago.

El blondo salió corriendo en lo profundo del bosque, solo eran tres días, debían ser pacientes. La mañana comenzó, Sasuke observó a Menma sentado junto al poste del templo pensativo.

—Me voy al cuartel.

—Mm…-su única respuesta.

—Menma-se agachó a mirarlo preocupado—¿Qué tienes? ¿Pasó algo?

—No es nada… padre. Solo estoy cansado-le sonrió.

—Menma…-Sasuke comenzó a llorar de la nada, no pudo evitarlo, la sonrisa de su hijo le había oprimido el corazón.

—¡¿Por qué lloras?!-se escandalizó—¡Papá!

—Hace tanto que…-sollozó—No me sonreías… pensé que me odiabas.

—Papá…-lo abrazó de la cintura fuertemente, nunca pensó que su padre sufría tanto por él, quizás lo había ignorado por qué él también llevaba el mismo dolor en su corazón—Yo nunca te he odiado. Tú y mi madre que me han dado la vida, son lo que más amo. Yo te amo, papá. Fui un mal hijo, perdóname…-sus ojos se nublaron—Maldición, no puedo detener… mis lágrimas…

—Yo igual…-abrazando el pequeño cuerpo de su hijo.

Gaara los vio desde unos metros. Y estaba muy feliz, Naruto había despertado, y ahora Menma y Sasuke estaban reconciliados. Pronto Naruto vendría y finalmente serían una familia, pero…

Las palabras de Menma no se borraban de su mente.

—Cuando mamá regrese, podrás irte a tu templo, ver a tus hermanos.

—¿Qué…?-estaba atónito.

—Aunque seamos pareja tío… yo no voy a mantenerte a mi lado como un prisionero-le dirigió una mirada cargada de amargura y tristeza—Eres libre de hacer tu vida lejos mí. Yo…

—¿Menma…?

El kitsune azabache se paró firme delante de él, soltando extraordinariamente  en el proceso seis colas negras adornando su espalda, sus ojos rojos intimidaron al pelirrojo.

—Yo también buscaré mi camino en la vida…

 

¿Qué tenía pensado hacer, Menma?

(Continuará)

 


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