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En mi pueblecito pesquero por Makechuta

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Notas del fanfic:

Los personajes no son mios y los derechos pertenecen a Sinobu Othaka.

Notas del capitulo:

Bueno, aquí traigo mi tercer fanfic en esta página. Espero que lo disfruten :D.

Desde que tengo uso de razón siempre he admirado a tres cosas de sobremanera. El mar que baña el pequeño pueblo en el que vivo. Las numerosas estrellas que iluminan nuestro cielo al anochecer. Nos brindan luz, y nos deleitan con su belleza. Y, a Ren Kouen. Uno de los hombres con más poder en toda la comarca y uno de los más guapos. Tiene un pelirrojo natural intenso. En su barbilla lo adorna una barba de chivo muy sensual. Son amplios hombros solo denotan un poco más de su arraigada masculinidad. Sus ojos penetrantes y su fuerza e inteligencia me obligan a admirarlo con más intensidad. Yo solo soy un muchacho, sin nombrar que soy hombre. Pero siendo sinceros, no creo que me notara si no tuviera pene. Es un hombre muy selectivo y calculador. Y yo el hijo de una cocinera. Soy muy delgado y apenas poseo virtudes.


 


-Alibaba, baja a ayudar en el bar-gritó mi madre, al parecer, angustiada-esta muy demandado aquí abajo.


Me apee de la cama. Coloqué en mi cuerpo aquel delantal obscuro que tanto calor me pegaba. Bajé. La contemplé en la barra apurada. Acababan de bajar unos cuantos turistas de un autocar y por lo visto su intención era abordar aquel lugar. Me coloqué en la barra.


Aquel lugar, el chiringuito de playa. Él único del pueblo. Estaba pintado de azul y acompañado de dibujos que eran grandes intentos, muy bien conseguidos, de representar a una ola. En la pared , estaban agregadas estrellas de mar y pececitos. Era un lugar divertido y encantador para los más jóvenes. La barra se encontraba al final del todo, pero centrada. Justo detrás estaba la cocina, que escapaba un gratificante olor a pescado frito. Las mesas estaban colocadas a ambos lados de la barra y enfrente. Unos metros delante se hallaba la playa. Era un lugar hermoso. Los muchachos del pueblo solían venir cuando los días trasformaban su color a obscuro y disfrutar de la música que se solía poner. Bailaban, normalmente en la arena. Y sí, la mayoría de las noches debía quedarme a servir a mis propios compañeros de escuela.


 


-Me encargó yo de esta parte-chillé con la intención de que lo escuchara. Me dedicó un cara larga. No le gustaba que alzara la voz delante de los clientes. Comencé a recoger unos vasos sucios que se encontraban allí mientras que le tomaba nota a una persona.


 


-Un descafeinado-concluyó.


 


-Ahora mismo-levanté mi mirada.


Mis ojos se deleitaron ante lo que se postraba delante de mí. Ren Kouen. Con una sonrisa inescrutable. Sin embargo, su belleza me embriagaba. Le preparé el pedido y se lo ofrecí con una sonrisa.


 


-¿Qué es lo que le trae a alguien como tú al chiriguinto del pueblo?-pregunté con el intento de iniciar una conversación.


 


-Obviamente un objetivo muy loable.


 


-¿Ah si?-arquee mi ceja derecha-. Pues estaría muy interesado de saberlo.-sonreí estúpidamente.


 


-La belleza de tu madre.


 


-Asqueroso-articulé sumamente decepcionado.


 


-Es broma-comentó mirando su café. Mi semblante era serio.


 


-No ingentes arreglarlo. No comprendo el porqué todos los tíos la babean. Aunque yo este delante. Les da igual. No tienen respeto.


 


-Alibaba, solo estaba bromeando. -Pues yo estaba en serio, ¿cómo los viejos verdes se atrevían a ser así-. Además tengo pareja-sentí una desagradable punzada en el corazón.


 


-¿Tú, con pareja? Eso es algo inverosímil-ocultaba el dolor que me causó en cuestión de un solo segundo. Con una sola frase. ¿Cuán vulnerable podría llegar a ser?


 


-Pequeño-respiró, hay ciertas cosas que debes llegar a entender. La primera, es que la persona que menos esperas se eche pareja. Y la segunda, tu madre es un bombón y todos los hombres son unos absolutos cerdos. Tú, aún, estás en la inocencia. Ya verás cuando espabiles. Te darás asco a ti mismo de lo impúdico que llegarás a ser.


 


-Buah, Kouen. Verdaderamente eres un cerdo-limpiaba varios platos-. Lo más curioso, es que los mismos hombres que se comen a mi madre con la mirada, sus mujeres hablan de mi madre alegando que es una guarra.


 


-¿Y qué es lo que piensas del tema?


No le conteste. No quería hablar de ello. Principalmente, porque ni yo mismo tenía en orden mis pensamientos.


Mi madre mi parió a los 16 años. Mi supuesto “padre” se largó y nos abandonó. Es lo único que sé. Ella nunca me cuenta nada. Porque le causa angustia. Comprendo que es un tema delicado. Debía respetarlo.


 


-¿Cómo es tú novia?-evadí el tema(tal vez salté a un tema delicado también).


 


-Es mi prometida-se carcajeo un poco al ver mi cara de complejidad-. No pongas esa cara. Es un matrimonio concertado, por el bien de la empresa. Espero, como siempre, tú buena colaboración y lo mantengas en secreto-me guiñó el ojo.


Asentí sin poder evitar mi sonrisa.


Realmente desconocía la relación que entablábamos Kouen y yo. Me contaba sus secretos, confiaba en mí. Podíamos hablar de cualquier cosa sin tapujos. Cada vez que estaba a su lado mi corazón latía con la fuerza de las olas en alta mar. Admiraba a ese hombre con todo mi ser, con toda mi alma, con toda mi presencia. <<Ojalá el hubiera sido mi padre.>>O eso era la que creía que quería pensar. Porque en realidad mis sentimientos por ese tiburón andante andante iban más allá, y yo aún no me había percatado.


-¿Estás bien con ello?


 


-¿Con qué?-preguntó dubitativo.


 


-Con un matrimonio sin amor.


 


-Tal vez podamos llegar a amarnos-tomó un poco de la taza-, aunque lo dudo mucho.


 


-En las historias de amor eso sucede mucho.


 


-Tú lo has dicho, en las historias de amor-torció su sonrisa.


 


-Pues vive una gran historia de amor, cuéntamela, la escribo y me hago millonario.


 


-Si que tienes pájaros en la cabeza-se carcajeó.


 


-Voy a atender a los otros clientes-coloqué el último vaso que me faltaba por limpiar en su sitio y sonreí a otra persona que se acababa de sentar en la barra.


-.-


 


Estaba tirando la basura. Había sido un día largo de trabajo. Ya había anochecido. Alcé mi mirada buscando el cielo nocturno. La estrellas estaban radiantes. Las miraba deseando poder volar a su alrededor.


 


-Alibaba-musitó un sujeto en la penumbra. Era alguien alto. Apestaba a alcohol.


 


-¿Qué sucede?-pregunté sintiendo intranquilidad en mi interior.


 


-Soy yo, Kouen-su cuerpo vaciló en el aire, a punto de derrumbarse.


Lo sostuve como buenamente pude.


 


-Enserio, ¿qué sucede?


 


-No tengo tiempo para explicaciones. Llévame a tu dormitorio.


Hice que su brazo rodeara mi cuello para que pudiera apoyarse en mí. Abrí suavemente la puerta. Lo guié por las escaleras, procurando que no tuviera algún tropezón. Si mi madre oyera el ruido saldría de su cuarto, nos pillaría. Mi corazón latía con exacerbada rapidez. ¿ Estaba emocionado o asustado?


Lo introduje en mi cuarto y se acostó en mi cama.


 


-Alibaba, ven a la cama conmigo-ahora no parecía estar nada afectado por la bebida. Daba órdenes como si de respirar se tratara.


 


-Debes esperar-bufé-. Voy a desearle unos dulces sueños a mi madre Aguarda aquí. Si te pillan me matarán a mí. Tenlo presente.


Abandoné el habitáculo. Llegué hasta donde mi madre se preparaba para descansar. Le deseé unos felices sueños y me largué ansioso. Entré en mi habitación. Kouen yacía en mi vetusta cama. Gracias al cielo no la había ocupado al completo. Abrí la ventana. La brisa marina inundó por completo el lugar. Respiré profundo. Me deshice de mi camiseta arrojándola al frío suelo. Me acosté justo a su lado (era mi cama, tenía todo el derecho del mundo). Tomé su mano. Él dormía, no existía problema alguno. Pasaría una noche tranquila. Junto al hombre que amaba.


 


O eso era lo que pensaba.


 


Se movió bruscamente hasta colocarse encima mía. Un beso casto ejecutó en mis labios. Lo tomé por los hombros e intenté apartarlo de mí. Mi esfuerzos eran vanos. Casi sin respirar, por fin cumplió mi petición. Hiperventilaba a groso modo. Nuca había tenido un beso, y nunca pensaba que el primero tuviera lugar en esas condiciones.


 


-Kouen, ¿se puede saber que estás haciendo?-grité para intentar traerlo a la realidad.


 


-Si gritas tu madre se despertará.


 


-Se ha colocado los cascos-mejor, así no se enteraría de la sexualidad de su hijo en una casualidad tan infortuita.


 


-Pues entonces puedo hacerte gritar-incorporado comenzó a desabrochar su cinturón. Intenté escapar pero bajo mis pantalones.


 


-Sabes que esto lo deseas tanto como yo-guiñó su ojo.


Nunca había tenido un solo deseo sexual con Kouen.


Comenzó a acariciar mi miembro. En seguida, cuestión de segundos reaccionó al gusto del pelirrojo. Estaba totalmente ruborizado. Como podía ser tan débil. Además él estaba mirando mi rostro directamente.


Besó mis tetillas. Las lamió. Cada vez sentía más dolor en mi pequeña cabeza. Me arrebató por completo la ropa.


 


-No quiero hacer esto-confesé casi entre lágrimas. Realmente estaba muy asustado. Atemorizado. Mi cuerpo se estremecía. El placer que sentía no compensaba el rubor o horror que entre mis venas corría. Mis primeras lágrimas cayeron. Él pasó su lengua por ellas.


 


-Tranquilo-besó mis labios con dulzura-¿Es que no te atraigo?


 


-Es que no me apetece hacer esto-me tiré al suelo.


 


-Eres un cobarde-tomo mi brazo, produciéndome un daño grave.


 


-Tú estas borracho.


 


-Quiero estar borracho de ti-tomó mi cuerpo completamente y me colocó en la cama. Acarició mi rubia cabellera. Me relajé y cerré mis ojos. Estaba tan cansado que podía dormirme en aquel momento, a pesar de todo lo que había pasado. Seguía acariciándome. Como si la brisa acariciaba las flores, su piel era así. Comencé a soñar. Soñaba que mi cuerpo era llevado por el cielo, surcando las nueves. Mis brazos se alzaban. Me sentía libre. Pero, un pájaro impactó contra mi trasero desnudo. Abrí los ojos angustiado. Estaba bocabajo en mi propia cama. Mis manos estaban atadas en el cabezal de la cama. El cual era de madera de roble y colocado a modo de rejas. ¿Cómo había podido permitirme el error de dormirme con este individuo borracho en mi propia habitación? Era subnormal, definitivamente. Miré hacia los lados. Poseía escasísima movilidad.


 


-Estoy detrás tuya. Qué bien que hayas despertado. Empecemos.


Sentí su lengua en mi trasero. A decir verdad, era un poco excitante todo aquello. Claro, sino contaba que era en contra de mi voluntad, que estaba realmente cansado, y que no me sentía preparado para ello.


 


-Kouen-gemía-para. Haz el favor.


 


-¿Estás de broma? ¿Te has visto la cara?-mordió su labio inferior-. Eso me excita aún más-en mi virgen trasero sentí otra cachetada el doble de fuerte que la anterior. Grité. Frotó sus genitales por mi entrada anal.


 


-No lo hagas-le advertí entumeciéndome. Comenzaría a temblar si no paraba.


 


-¿Si no qué?-curvó su labios de manera tétrica. Aunque yo no podía verlo.


De una gran estocada, sentí como esa gran arma atravesaba mi cuerpo. ¿Sin preparación? ¿Sin ser gentil? ¿Sin ir despacio?, ya que era mi primera vez.


Grité.


Volvió a embestirme de forma tosca. Lo hizo unas cuantas veces más y seguido. Explotamos juntos. Aunque yo no me sentí para nada placentero. Brotaba la angustia en mí. Salió de mi interior y desató mis manos. Acaricié mis muñecas. Dolían, aunque no más que mi cuerpo. No me pude fijar en que me dolían por todo lo demás. Sentí como su labios besaron mi cuello. Había sido perdedor de todas mis fuerzas. No podía moverme. Y lo peor estaba por venir. Sentía como algo brotaba desde mi ano hacia el exterior. No era el código genético de mi compañero. Era sangre. Y no paraba de salir. Busqué, con la mirada, a Kouen. No se encontraba en la habitación. La puerta estaba entreabierta. Se había marchado al obtener lo que quería. Intenté levantarme porque realmente me dolía. Pero, pero culpa del propio dolor mi amplitud de movimiento era nula. ¡No podía ir ni a por una pastilla! Mientras tanto continuaba sangrando. ¡Debía detenerlo! Pero antes de que pudiera hacer nada perdí el conocimiento.

Notas finales:

Espero que les haya entretenido y lo disfrutaran. Por si no se percataron el título del capitulo es una frase dicha por un personaje, en este caso por Kouen. Planeo hacerlo así en todos los capitulos que escriba de este fanfic. ¿Qué les pareció el capitulo? Ponedlo en los comentarios. Nos leemos muy pronto.


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